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En el estudio de López-Hernández y colaboradores ⁽¹⁾, publicado recientemente en esta revista, se encontró una mejoría en el proceso del lenguaje y memoria en niños con dislalia luego de ser sometidos a varias sesiones de terapia musical, al compararse con la situación previa a la intervención.

La musicoterapia se ha empleado como apoyo a la terapia de los niños durante el desarrollo del habla normal o anormal ^(2)(3)(4)(5), produce en todos los casos múltiples beneficios (Tabla 1).

La música actúa sobre regiones de la corteza cerebral críticas para un análisis consciente, influenciando cambios de integración multisensorial y motora, apoyando el aprendizaje del habla, la comprensión musical y la memoria ^(2)(3)(4). Además, evoca sensaciones de placer al actuar sobre los lóbulos frontales, y estructuras límbicas y paralímbicas modulando la atención, la cognición, y la modulación comunicativa ⁽²⁾⁽³⁾. El entrenamiento musical se asocia con una mejor percepción acústica, lo que repercute directamente en procesos como la comprensión del lenguaje ⁽²⁾⁽⁴⁾. También se ha utilizado la musicoterapia como método de aproximación para facilitar el lenguaje expresivo en niños no verbales con autismo ⁽⁵⁾. La música y el habla comparten redes neuronales, por ello se ha encontrado que el tratamiento de alteraciones en el habla y el lenguaje se benefician con programas de musicoterapia. Otro tipo de utilidad se ha descrito en los niños en etapa preescolar durante el aprendizaje del lenguaje, utilizando programas musicales. Las personas con entrenamiento en canto presentan mejoras en la comprensión del tono o entonación, y se les facilita el aprendizaje de lenguas que tienen cambios melódicos como el mandarín. La conciencia fonológica apoyada mediante estas técnicas será trascendental para habilidades de adquisición posterior como la lectura y escritura ⁽⁴⁾.