Introducción
El emprendimiento ha generado gran interés en los investigadores, convirtiéndose en un campo de investigación científica en auge (Veciana, Aponte, & Urbano 2005) debido a su aporte al desarrollo económico de los países, la generación de empleo (Kim 2008; Bosma et al. 2009), mejoramiento de la calidad de vida (Aguirre et al. 2020) y el fomento de la innovación (Bosma & Levie 2010). En este sentido, existen varios estudios sobre emprendimiento que intentan comprender qué motiva a las personas a crear sus propias empresas, cuáles son las características y comportamiento del emprendedor, qué factores influyen en la actividad emprendedora, entre otros aspectos. Sin embargo, la tarea no resulta fácil, como menciona Liñan & Santos (2006), “una de las dificultades del análisis de la potencialidad empresarial es que para desentrañarla se hace preciso realizar investigaciones multidisciplinares, que combinen además de los conocimientos de economía, conocimientos de otras ciencias sociales”.
En el marco de estudio del fenómeno de emprendimiento, la intención es considerada como un elemento clave para comprender el proceso de creación de nuevas empresas y lo que motiva a emprender (Bird 1988). De acuerdo con Krueger et al. (2000), las intenciones no solo ayudan a entender el proceso de creación de empresas, sino que, son el primer paso para la creación de una nueva empresa. Una de las teorías más utilizadas para medir la intencionalidad es la teoría de comportamiento planeado de Ajzen (1991). En este sentido, el objetivo de este estudio es analizar la influencia de la educación en emprendimiento y la experiencia laboral en la formación de la intención emprendedora de estudiantes universitarios.
El desarrollo del estudio se lleva a cabo en Ecuador, el país que durante el 2019 registra el Índice de Actividad Emprendedora Temprana (TEA) más alto del grupo de denominado “economías de ingresos medios” (Lasio et al. 2020). Los resultados de la investigación contribuirán a tener una perspectiva del comportamiento de los potenciales empresarios en un país con alto nivel de emprendimiento, con condiciones sociales, culturales, económicas y nivel de desarrollo diferente a los países donde se han desarrollado estudios similares.
El estudio se ha estructurado en cuatro partes. En la primera parte se realiza la revisión de la literatura, se definen las hipótesis y el modelo de intención empresarial a desarrollar; en la segunda parte se definirán los materiales y métodos a utilizar; como tercera parte, se presentan y analizan los resultados obtenidos; y, finalmente, se detallan las conclusiones a las que se ha llegado a partir de los resultados.
Revisión de la literatura
Según Thornton (1998), el concepto del emprendedor fue introducido por primera vez por Cantillon (1755) en su obra Essai sur la nature du comerse, donde define emprendedor como el “agente que compra los medios de producción a ciertos precios y los combina en forma ordenada para obtener de allí un nuevo producto”. Sin embargo, fue Schumpeter (1912), quien utilizó por primera vez el término para referirse a la persona con ideas de negocios y que tiene la habilidad de ponerlas en práctica. La definición de emprendedor ha sido perfeccionada a través del tiempo, aunque no existe un consenso generalizado hasta la fecha. Como menciona Rodríguez & Jiménez (2005), algunos definieron al emprendedor como el hombre que toma el riesgo (Cantillon, Baudeau, Thunen, Bentham), otros como el trabajador superior (Say y Smith), unos más como el sumamente inteligente (Cantillon, Quesnay, Baudeau y Turgot) y otros lo asociaron con el innovador (Smith, Bentham y Mangoldt).
A lo largo del tiempo, también se han introducidos términos como espíritu emprendedor, para referirse al emprendimiento. Cole (1959) define el espíritu emprendedor como “la actividad llena de propósitos de un individuo o de un grupo de individuos asociados, comprometidos a iniciar, mantener o agrandar una unidad de negocios que se oriente hacia la obtención de ganancias para la producción y distribución de bienes económicos o de servicios”. Por su parte Kirzner I. (1978) lo define como el estado de alerta hacia las oportunidades. Estado de alerta necesario para monitorear el entorno definido, por él como mercado, y aprovechar los beneficios y oportunidades que se presenten. Definiciones más actuales, como la de Mora et al. (2019), define el emprendimiento como “una mezcla de oportunidad, creatividad, innovación y liderazgo para crear valor a partir de una idea”. Otros autores consideran que el emprendimiento es un proceso. Según Morris (1998), el emprendimiento es un proceso mediante el cual las personas y grupo de trabajo crean valor con la finalidad de aprovechar las oportunidades del entorno. De igual manera, Kuratko (2009), define el emprendimiento como un proceso dinámico de visión, cambio y creación; para lo cual, se requiere de energía y pasión para la creación e implementación de nuevas ideas; voluntad para correr riesgos calculados; habilidad para formular un equipo empresarial; habilidad creativa; habilidad para construir planes de negocios sólidos y; visión para reconocer la oportunidad donde otros ven caos, contradicción y confusión. Una definición más amplia es la citada por Alemany et al. (2011) donde defiene el espíritu emprendedor como “aquella forma de pensar, razonar y actuar vinculada y suscitada por la búsqueda y la persecución de una oportunidad”. Consideran que el resultado del espíritu emprendedor es la creación, mejora, realización y renovación de valor, entendiendo al valor en sentido más amplio, no solo económico, sino también social (Urbano & Toledano 2008).
Dada la importancia del desarrollo del espíritu emprendedor han surgido muchas teorías para tratar de explicar este fenómeno desde varios enfoques: económico, psicológico, socio-cultural; unas con mayor y menor éxito que las otras (Alonso & Galve 2008). Por tal motivo, Audretsch et al. (2015) considera que un “paradigma ecléctico del espíritu empresarial” puede ser el enfoque más valioso para el futuro de este campo, considerando que el emprendimiento es un campo dinámico con una gran cantidad de teorías.
Uno de los enfoques más utilizado en la literatura, para comprender el proceso de emprender a través de las intenciones y las percepciones, es el cognitivo. Según el enfoque cognitivo todo lo que decimos o hacemos está influenciado por procesos mentales como la motivación, las percepciones y/o las actitudes (Krueger 2003). A partir de estos procesos, las personas adquieren información, la almacenan, la transforman y la utilizan para realizar diferentes tareas, como tomar decisiones o resolver problemas; emprendedores potenciales y existentes capturan la influencia del entorno a través de sus motivaciones y percepciones, generando actitudes e intenciones que determinan comportamientos (Liñán, Urbano, & Guerrero 2011). Entonces, se podría decir que, el emprendimiento es un proceso intencionado y un comportamiento planificado (Krueger et al. 2000), siendo la intención un elemento clave para comprender el proceso de creación de nuevas empresas (Bird 1988).
Las intenciones son concebidas como antecedentes inmediatos de la conducta real (Ajzen 1991), se considera que entre mayor sea la intención mayor es la probabilidad que se lleve a cabo la acción (Liñan & Santos 2006). Por tal motivo, los modelos basados en la intención ofrecen la oportunidad para avanzar en el conocimiento y la capacidad de predicción de la iniciativa empresarial (Krueger, Reilly, & Carsrud 2000). Entre los principales modelos de intencionalidad se encuentran el Modelo de la Conducta Empresarial de Shapero y Sokol (1982), la Teoría de la Conducta Planificada de Ajzen (1991), y el modelo de Krueger y Brazeal (2000), integrador de los dos anteriores. Nuestro estudio se centrará en la Teoría de la Conducta Planificada de Ajzen, por ser ampliamente aceptada y utilizada en la investigación del espíritu emprendedor (Liñán, Urbano & Guerrero 2011).
Teoría de la Conducta Planificada
De acuerdo a la Teoría de la Conducta Planificada de Ajzen (1991), cuyo modelo se presenta en la Figura 1, la intención es la capacidad que tiene un individuo para poner en marcha sus ideas. Son factores motivacionales que influyen en el comportamiento, un indicador de qué tan fuerte es el deseo de las personas por realizar una acción y qué tanto esfuerzo ellos planean utilizar para alcanzar un desempeño determinado (Ajzen 1991). La intención es un factor motivacional que impulsa a la acción o a cierto comportamiento por parte del individuo, en este caso, al emprendimiento. A su vez, el comportamiento viene determinado por sus intenciones, las mismas que dependen de la actitud, normas subjetivas y control percibido. Ajzen (1991) define estos factores de la siguiente manera: La actitud se refiere al grado en que los individuos hacen una valoración personal positiva o negativa hacia la conducta de ser emprendedores. Las normas subjetivas miden la presión social percibida para llevar a cabo o no la conducta de emprendimiento, es decir se refieren a la percepción de la aprobación de la decisión de emprender de personas de referencia. El control percibido sobre el comportamiento se refiere a la percepción sobre la facilidad o dificultad para llevar a cabo la conducta. Según Rodríguez & Prieto (2009):
El acto de emprender se da cuando las creencias del emprendedor acerca de su comportamiento personal -actitudes-, del grado de aprobación o desaprobación de la iniciativa en su contexto particular -normal subjetiva o social- y de la facilidad o dificultad percibida en su entorno -control de la conducta- se configuran de tal manera que lo comprometen con su objetivo y lo llevan, de la mera intención, a asumir un comportamiento específico que le permita alcanzar sus metas.
Según Ajzen (1991) la actitud hacia la conducta, las normas subjetivas y el control percibido tienen un alto nivel precisión sobre la intención y el comportamiento. Sin embargo, este modelo (Figura 1) ha sido adaptado por varios investigadores, algunos no consideran el constructo del control percibido, justifican su exclusión al escazo aporte a su investigación aunque, otros investigadores sí lo consideran relevante. Liñan & Santos (2006) describen la norma subjetiva como una forma específica de capital social y sugieren un efecto causal sobre la actitud hacia la conducta y el control percibido. Lo que lleva a plantear las siguientes hipótesis:
Hipótesis 1a: La actitud hacia la conducta influye positivamente en la intención de emprender de los estudiantes universitarios.
Hipótesis 1b: La norma subjetiva influye positivamente en la intención de emprender de los estudiantes universitarios.
Hipótesis 1c: El control percibido influye positivamente en la intención de emprender de los estudiantes universitarios.
Hipótesis 2a: La norma subjetiva influye positivamente en la actitud hacia la conducta.
Hipótesis 2b: La norma subjetiva influye positivamente en el control percibido.
Educación en emprendimiento
La literatura resalta la importancia de la educación emprendedora para incrementar la intención de emprender, ya que mejora las capacidades percibidas, conocimientos y actitudes de los individuos (Asimakopoulos et al. 2019). Estudios previos sobre la influencia de la educacion empresarial en la intención de emprender son ambiguos, algunos investigadores encuentran una relación positiva y otros, una relación negativa. Así por ejemplo, Aboobaker & Renjini (2020) encontraron que la formación y la educación empresarial son eficaces para obtener un resultado importante de la intención empresarial a nivel estudiantil.
Los resultados obtenidos por Shahid & Ahsen (2021) revelan que el impacto de la educación empresarial con respecto a la intención empresarial es mayor para los estudiantes con una mayor necesidad de logro académico que para aquellos con una necesidad de logro académico más baja.
De igual manera, Ndofirepi (2020) encontró que la variable educación emprendedora tuvo una relación positiva y estadísticamente significativa con la necesidad de logro, la propensión a asumir riesgos, el locus de control interno y las intenciones de emprender. Un estudio desarrollado por Souitaris et al. (2007) comprueba el efecto de los programas de emprendimiento en las actitudes e intenciones emprendedoras de los estudiantes de ciencias e ingeniería.
Por su parte Hoang et al. (2020) encontró que la educación en emprendimiento afecta positivamente las intenciones emprendedoras y esta relación está mediada por la orientación al aprendizaje y la autoeficacia. En Ecuador se han encontrado dos estudios: el primero, realizado por Vélez et al. (2020) donde afirma que la educación emprendedora por sí sola no tiene incidencia significativa sobre la intención emprendedora, sin embargo, permite mejorar competencias emprendedoras y potenciar algunas habilidades prácticas administrativas, el entendimiento de las actitudes, y los valores asociados al espíritu emprendedor. El segundo estudio, elaborado por Astudillo et al. (2019) encontró que las percepciones de los estudiantes en su intención de emprender no varía significativamente después de recibir la cátedra de emprendimiento. Otros estudios encontraron una relación negativa (Issa & Tesfaye 2020; Oosterbeek et al. 2010). Sin embargo, de acuerdo a una investigación desarrollada por Lorz, Müller, & Volery (2011) sobre el impacto de la educación en el emprendimiento arrojó que, de 41 artículos analizados, 33 encontraron un impacto positivo, 6 con resultados mixtos y 2 con resultados negativos, lo que confirmaría la fuerte incidencia de la educación empresarial en el emprendimiento.
No obstante, a pesar de ser un tema de interés, son pocos los estudios que miden la influencia de educación emprendedora en la intención de emprender, lo que motiva esta investigación. Por lo antes expuesto, el presente estudio pretende medir la relación entre la educación emprendedora y la intención empresarial y, de manera indirecta, a través de la actitud hacia conducta, la norma subjetiva y el control percibido.
Se evaluarán las capacidades empresariales espíficas percibidas y los conocimientos sobre emprendimiento empresarial recibidos en la Universidad, basándose en la encuesta de Liñán, & Yi-Wen (2009), un cuestionario ampliamente utilizado en la literatura sobre intención empresarial. Las capacidades empresariales específicas que se identifican en el estudio son: la capacidad para la detección de oportunidades, creatividad, resolución de problemas, liderazgo y capacidad de comunicación, desarrollo de nuevos productos y servicios, y establecimiento de relaciones y contactos profesionales. Con relación a los conocimientos empresariales se identificará: la educación recibida para poner en marcha proyectos de emprendimiento, entender el papel de los emprendedores en la sociedad, iniciar un negocio en el futuro y asumir riesgos. Se plantean las siguientes hipótesis:
Hipótesis 3a: Las capacidades empresariales percibidas tienen un impacto positivo en la actitud hacia la conducta.
Hipótesis 3b: Las capacidades empresariales percibidas tienen un impacto positivo en la norma subjetiva.
Hipótesis 3c: Las capacidades empresariales percibidas tienen un impacto positivo en el control de la conducta.
Hipótesis 3d: Las capacidades empresariales percibidas tienen un impacto positivo en la intención de emprender.
Hipótesis 4a: La percepción de la educación empresarial recibida tiene un impacto positivo en la actitud hacia la conducta.
Hipótesis 4b: La percepción de la educación empresarial recibida tiene un impacto positivo en la norma subjetiva.
Hipótesis 4c: La percepción de la educación empresarial recibida tiene un impacto positivo en el control de la conducta.
Hipótesis 4d: La percepción de la educación empresarial recibida tiene un impacto positivo en la intención empresarial.
Variables sociodemográficas
Las variables sociodemográficas son muy utilizadas en algunos modelos para medir la intención empresarial o como variables de control. En este caso, se utilizará la variable “experiencia laboral”, debido a que, varios estudios han encontrado que muchos de los emprendedores inician sus empresas después de haber trabajado en alguna empresa (Hsieh 2016; Lazear 2005; Gompers et al. 2005; Lou P. et al. 2010).
Según Schlepphorst et al. (2020) las características ambientales específicas a las que están expuestos los empleados afectan positivamente el desarrollo de habilidades y la ampliación de sus redes de contacto, esto aumenta su probabilidad de emprender. En este estudio se plantea cómo la experiencia laboral influye indirectamente a la intención de emprender a través de las capacidades empresariales percibidas y en la educación empresarial, tal como se detalla en las siguientes hipótesis:
Hipótesis 5a: La experiencia laboral influye positivamente en las capacidades empresariales percibidas.
Hipótesis 5b: La experiencia laboral influye positivamente en la educación empresarial recibida en la universidad.
Tomándo como referencia el modelo de la teoría del comportamiento planificado e incluyendo las variables de educación emprendedora y sociodemográfica, se plantea el modelo que se detalla a continuación:
Materiales y Métodos
Este estudio forma parte de un grupo de investigaciones que analiza cómo el capital social cognitivo, la educación empresarial y ciertas variables socio - demográficos influyen en la intención empresarial.
Muestra
El estudio se enfocó en una muestra de estudiantes universitarios, este tipo de muestra es ampliamente utilizada para la investigación sobre emprendimiento (Liñán & Chen 2007; Fayolle & Gailly 2005; Veciana & Aponte 2005; Krueger 2000), ya que los jóvenes universitarios muestran la mayor propensión hacia la puesta en marcha de una empresa según Reynolds (2005). Para el análisis se ha seleccionado como muestra los estudiantes de la carrera de Ingeniería de Empresas de la Universidad Tecnológica Equinoccial, Sede Santo Domingo. No se estableció ningún tipo de muestreo, se decidió hacer las encuestas a toda la población estudiantil, compuesta por 256 estudiantes (37% hombres y 63% mujeres). De los cuales respondieron 245 alumnos, 19 encuestas fueron desechadas por incoherencias o estar parcialmente contestadas, por lo que finalmente, la muestra está compuesta por 226 estudiantes. Sin embargo, para efectos de este estudio en particular, la muestra se limitó a estudiantes de cuarto a octavo nivel, tal como se detalla en la Tabla 1.
La edad promedio de la muestra es de 23 años, el mayor porcentaje de estudiantes son mujeres, tal como se detalla en la Tabla 2.
Recopilación de la información
Como menciona Liñán et al. (2011) y Liñán & Yi-Wen (2009) uno de los problemas en investigación de la intención emprendedora es la falta de uniformidad en los instrumentos de medición. Por tal motivo, para la recolección de la información se utilizó la versión 3.0 del Cuestionario de Intenciones Emprendedoras propuesto por Liñán & Yi-Wen (2009). Como indica su autor, el cuestionario de intenciones empresariales ha sido desarrollado en base a la literatura y diseñado específicamente para permitir su validación estadística (Liñan & Santos 2006).
Para medir los cuatro constructos que conforman la teoría de la conducta planificada de Ajzen se han utilizado veinte indicadores o ítems, distribuidos de la siguiente manera: actitud hacia la conducta (A2 invertida, A10, A12 invertida, A15 y A18), norma subjetiva (A3, A8 y A11), control de la conducta (A1, A5 invertida, A7, A14, A16 invertida y A20), intención de emprender (A4, A6, A9 invertida, A13, A17 y A19 invertida).
Para el análisis del capital humano se han considerado dos constructos, el uno relacionado con las capacidades, medido por seis ítems (D1-D6) y el otro relacionado con la formación que incluye cuatro ítems (F1-F4).
De igual manera se incluyeron preguntas sobre información personal como sexo, edad, experiencia laboral, familiares empresarios, ocupación y nivel de estudios de los padres, lugar de nacimiento, entre otras que se detallan más ampliamente en los anexos.
La aplicación del cuestionario se realizó mientras los estudiantes estaban en clases con la autorización del docente y previa explicación sobre el objetivo y temática del estudio.
Resultados y Discusión
Para la obtención de los resultados se desarrolló el análisis factorial con la finalidad de: 1) determinar la correlación entre las variables y 2) eliminar aquellas que no carguen en el factor esperado y/o con una comunalidad inferior a 0.60. Se entiende por análisis factorial al método multivariante que pretende expresar p variables observables como una combinación lineal de m variables hipotéticas o latentes, denominadas factores (Cuadres 2014). Hay dos tipos de análisis factorial, exploratorio y confirmatorio. En este caso, es un tipo de análisis factorial confirmatorio (AFC). Una característica esencial del AFC es que el investigador debe concretar de antemano todos los aspectos relevantes del modelo, qué factores y qué indicadores (ítems) forman el modelo, si existe o no relación entre los factores (Arias 2008). Las ventajas de este tipo de modelos es que permiten proponer el tipo y dirección de las relaciones entre las variables que por lo general vienen fundamentadas por una teoría (Ruiz, Pardo, & San Martín 2010).
Para el desarrollo del estudio se ingresaron los 20 ítems de A (Actitud, Norma, Control e Intención), los seis ítems de D (Capacidades específicas percibidas) y los cuatro ítems de F (Educación empresarial). El método de extracción utilizado es el de componentes principales y el método de rotación el de Varimax. Una vez realizada la factorización del modelo se eliminaron los ítems: A4, A8, A12, A18, D1, D6 y F4. Todos los ítems cargan en el factor esperado a excepción del ítem A20, el cual carga en el factor 1 y 5, pero su mayor carga factorial está en el factor 1, sin embargo, su comportamiento será observado durante el procesamiento y correlación de los datos.
Para determinar si el análisis factorial es aplicable a los datos se suelen hacer dos tipos de pruebas estadísticas, la medida de adecuación muestral de Kaiser-Meyer-Olkin (KMO) y la prueba de esfericidad de Bartlett. La medida de adecuación muestral de Kaiser-Meyer-Olkin (KMO) presenta los valores normalizados (entre 0 y 1) y muestra la proporción común de la varianza entre las variables observadas o la proporción de factores comunes (Lengler, 2012). En este caso, el KMO es de 0,915 que indica que existe una excelente adecuación muestral del modelo. La prueba de esfericidad de Bartlett evalúa la aplicabilidad del análisis factorial de las variables estudiadas. Los valores superiores a 0,100 indican que su aplicabilidad no es adecuada y la hipótesis nula no puede ser rechazada (Hair et al. 2010). En el presente estudio, la prueba de esfericidad de Bartlett es inferior a 0,0001, lo que sugiere que el análisis factorial es adecuado para el tratamiento de los datos. La varianza total explicada es de 76,666%. Para el análisis de los modelos de ecuaciones estructurales se utiliza el paquete estadístico SPSS AMOS. Los constructos se definirán de acuerdo con los ítems y factores analizados anteriormente
A partir del análisis factorial se obtuvieron los siguientes resultados que se resumen en la Tabla 3.
En términos generales, se puede observar una carga factorial alta y un alfa de cronbach de los factores superior a 0.70. Los ítems se cargaron en los factores esperados a excepción del A20, pero su mayor carga factorial se encuentra en el factor 1. La composición de los factores quedaría de la siguiente manera: control de la conducta (Factor 1); intención empresarial (Factor 2); capacidades (Factor 3); actitud hacia la conducta (Factor 4); educación emprendedora (Factor 5) y norma subjetiva (Factor 6). Una vez definidos los factores que conformaran el modelo, se procedió a realizar el ingreso de los datos al paquete estadístico SPSS AMOS. En el diseño del modelo se establecieron algunas correlaciones entre las variables, las mismas que se justifican por la similitud y complementariedad entre los ítems; en el caso del control de la conducta - actitud hacia la conducta existen estudios previos y en el mismo modelo planteado por Ajzen (1991) consta la correlación entre estas variables.
En la Tabla 4 se resumen los resultados de los índices de bondad de ajuste del modelo que indican su viabilidad.
Fuente: La clasificación de los indicadores se tomaron de Del Barrio García & Luque Martínez (2000) y, además, se incluyó los índices CFI e IFI considerados por Lengler (2012)
Para la contrastación de las hipótesis se utilizó la información proporcionada por los estimadores de regresión, se considera que la relación entre variables es significativa si la razón crítica es superior a 1,96 y la P<0,05.
De acuerdo a los resultados se confirma la hipótesis H1a que establece una relación positiva entre la actitud hacia la conducta y la intención de emprender. Se rechaza la hipótesis H1b que indica que, la norma subjetiva influye positivamente en la intención de emprender de los estudiantes universitarios y se acepta la hipótesis H1c que señala la existencia de una relación positiva entre el control percibido y la intención de emprender. Se aceptan las hipótesis H2a y H2b que indican que la norma subjetiva influye positivamente en la actitud hacia la conducta y el control percibido respectivamente. Esto confirmaría lo planteado por Liñán et al. (2011), la norma subjetiva no se relaciona directamente con la intención de emprender, pero sí lo hace de manera indirecta a través de la actitud hacia la conducta y el control percibido.
Se confirman las hipótesis H3a, H3b, H3c que establecen un impacto positivo de las capacidades en la actitud hacia la conducta (H3a), hacia la norma subjetiva (H3b) y el control percibido hacia la conducta (H3c); se rechaza la hipótesis H3d, que considera que las capacidades empresariales percibidas tiene un impacto positivo en la intención empresarial. Es decir, las capacidades empresariales influyen en la percepción favorable o desfavorable de emprender, la percepción social de ser empresario y la facilidad o dificultad de iniciar un negocio. Con relación a los conocimientos generados a través de educación emprendedora, se confirma la hipótesis H4c donde se establece que, la percepción de la educación empresarial recibida en la universidad tiene un impacto positivo en el control de la conducta y se rechaza su relación con la actitud hacia la conducta (H4a), norma subjetiva (H4b) e intención empresarial (H4d). Los datos indican que la educación empresarial percibida tiene una relación con la percepción de viabilidad de la actividad empresarial (control de la conducta) y más no con la percepción de deseabilidad (actitud hacia la conducta, norma subjetiva).
Con respecto a la experiencia laboral, se confirma la hipótesis H5a y H5b que indica que la experiencia laboral influye positivamente en la percepción de las capacidades empresariales (H5a) y en la percepción sobre la formación empresarial recibida (H5b). Se corrobora la influencia de la experiencia laboral sobre la percepción que tienen los individuos en cuanto a sus capacidades y formación empresarial. Cabe indicar que, estudios previos indican que existe una relación entre la experiencia laboral y la intención empresarial (Moriano et al. 2006). En la Figura 3 se incluyen las relaciones positivas de este modelo y los valores de los coeficientes estandarizados.
Discusión
El emprendimiento está relacionado con la generación de empleo, desarrollo económico, innovación y mejoramiento de calidad de vida. En este sentido, la educación en emprendimiento se ha convertido en un instrumento clave para mejorar la orientación empresarial (Ndou, Mele, & Del Vecchio 2019).
El estudio revela el impacto positivo de las variables analizadas sobre la intención de emprender. Sin embargo, tal como se analizó en estudios previos, el impacto de la educación empresarial sobre la intención de emprender por sí sola no tiene un impacto significativo, sino que lo hace a través de otros factores (Vélez et al. 2020; Hoang et al. 2020; Ndofirepi 2020). Dada la relevancia de la educación empresarial en la intención emprendedora, las universidades deben prestar mayor atención a la formación en emprendimiento, para lo cual se requiere de una transformación educativa efectiva que permita el fomento de nuevas empresas. A nivel mundial, el término “universidad emprendedora” aparece como un nuevo enfoque para las instituciones de educación superior, sin embargo, el proceso no es fácil, ya que requiere de un cambio de filosofía y orientación institucional. La universidad emprendedora conlleva el trabajo conjunto del gobierno y el sector empresarial para poner en práctica varias estrategias que permitan el trabajo conjunto con el gobierno y la industria, a fin de alcanzar una meta común: la generación y la explotación de actividades emprendedoras (Guerrero & Urbano 2012). Según Gutiérrez (2011) para que la educación despierte el espíritu emprendedor del estudiante deben romperse antiguos paradigmas y viejos modelos pedagógicos. Para Lautenschläger & Haase (2011) el poco interés de emprender y las deficientes habilidades emprendedoras de los jóvenes son causados por sistemas educativos de orientación racional, que no promueven la creatividad, el reconocimiento de oportunidades y la capacidad de resolución de problemas. También se debe considerar que, no sólo es importante la cantidad de emprendimientos, sino, la calidad o valor agregado generado por estos. Según el informe del GEM de 2019, en Ecuador, 3% de los negocios en la TEA se dedican a actividades de intensidad media o alta en tecnología, teniendo los emprendedores con educación superior, una participación 4.6 veces mayor que los emprendedores de menor educación (Lasio et al. 2020). Como podemos analizar, el camino no es fácil, pero se requiere de esfuerzos conjuntos que permitan una educación que fortalezca el emprendimiento de “alto valor”.
Los resultados del estudio no pueden ser considerados como concluyentes, debido a que, el estudio se ha realizado con una muestra de estudiantes de una sola carrera y universidad. Se deben realizar estudios con una muestra mayor e incluir diversos factores motivacionales.
Los resultados de la investigación tienen implicaciones prácticas para los formuladores de políticas educativas que buscan fomentar el emprendimiento a través de una educación emprendedora eficaz, basada en un proceso de enseñanza aprendizaje que fortalezca el aprendizaje teórico-práctico, el desarrollo de habilidades y competencias para el emprendimiento.
Este estudio sirve como punto de partida para investigaciones futuras encaminadas a analizar y no sólo a investigar la influencia de la educación empresarial en la intención emprendedora, sino, su eficacia en la generación de nuevas empresas.
Conclusiones
Este trabajo se basa en modelos de intencionalidad a partir de la teoría del comportamiento planificado que han ayudado a definir su influencia sobre la formación de la intención emprendedora en estudiantes universitarios. A partir del estudio empírico se concluye lo siguiente:
Se confirma la relación positiva entre la actitud hacia la conducta, el control de la conducta y, de manera indirecta, la norma subjetiva sobre la intención emprendedora. Esto coincide con estudios similares, lo que apoya la validez de la teoría del comportamiento planificado para explicar la intención emprendedora.
Existe una fuerte influencia de las capacidades empresariales sobre la intención emprendedora a través de la actitud hacia la conducta, la norma subjetiva y el control de la conducta.
Se confirma parcialmente la influencia de la educación empresarial recibida y la intención de emprender. Se encontró una relación positiva con la intención de emprender a través del control de la conducta. Sin embargo, no se encontró que la educación empresarial influya en la deseabilidad de emprender (actitud hacia la conducta y norma subjetiva).
La experiencia laboral influye en la intención empresarial a través de las capacidades específicas y educación en emprendimiento.
En términos generales, los resultados indican una fuerte influencia (directa e indirecta) de las capacidades empresariales percibidas y la experiencia laboral y, parcialmente de la educación empresarial. Por tal motivo, es importante el fortalecimiento de la educación empresarial en diversos sentidos (formal, informal) y desde varios frentes (familias, universidades, organismos de apoyo al emprendimiento, medios de comunicación, Gobierno y la sociedad en general).