INTRODUCCIÓN
El confinamiento causado por la pandemia de COVID-19 originó notables cambios a nivel político, social y económico en todo el mundo que dejaron secuelas en la psiquis de las personas. El aislamiento prolongado generó cambios en la conducta para salvaguardar la salud individual y familiar. Esta situación afectó especialmente el estilo de vida de los adolescentes que provocó cuadros de ansiedad y depresión en muchos casos, reflejándose en el desarrollo emocional.(1)
Entre las dimensiones psicológicas individuales afectadas está el autoconcepto. Este se refiere a los descriptores o etiquetas atribuidos a una persona que se relacionan con atributos físicos, características del comportamiento y cualidades emocionales,(2) lo que permite crear una imagen de sí mismos de tipo descriptiva (autoimagen mediante una representación mental, escrita o verbal) y valorativa (criterio sobre su autoimagen o autoestima).(3)
El autoconcepto y las habilidades sociales son constructos esenciales estructurados progresivamente durante la adolescencia que favorecen el proceso de adaptación e interacción social.(3)
En su contexto de investigación, Caldera et al.(4) establecieron que la presencia de una correlación directa entre autoconcepto y habilidades sociales, concluyendo que la forma en que los individuos se perciben a sí mismos influye en sus capacidades de comunicación interpersonal y adaptación social.
Morales Rodríguez(5) menciona que buenas habilidades sociales y autoconcepto propician el desarrollo de adecuadas estrategias de afrontamiento ante el estrés, generando recursos productivos e improductivos mediante la identificación de relaciones positivas entre estos constructos, lo que resulta especialmente importante en la adolescencia por constituir una etapa de transiciones, retos y oportunidades. Durante esta, se estructuran los rasgos personales que marcarán la capacidad de adaptación al pasar a la adultez.(6,7)
A nivel mundial, la pandemia por COVID-19 impuso el paso de una educación presencial a virtual, trasformando radicalmente las rutinas sociales de los estudiantes. Esto alteró el desarrollo de las habilidades comportamentales, sociales y afectivas que se consolidan mediante el proceso de interacción interpersonal.(8)
Al respecto, los principales factores que afectaron a este grupo etario fueron: adicciones (al uso de Internet, redes sociales y pornografía), acentuación en los índices de estrés y ansiedad, problemas con el aprendizaje, conductas autolíticas, entre otras. Todos estos se relacionaron con la presencia de inadecuadas estrategias de afrontamiento ante situaciones emocionales negativas sin la interacción con sus pares para canalizarlas.(9)
El autoconcepto constituye un constructo psicológico marcado por los aspectos funcionales relativos a la interacción con el entorno que circunda al individuo.(10) Este se establece sobre la base de una estructura cognitiva que permite la autopercepción mediante ideas y creencias personales que están condicionadas por experiencias sociales, espirituales y físicas.(11,12)
En la adolescencia, la formación de un adecuado autoconcepto es un proceso complejo debido a la presencia de influencias internas y externas que motivan la formación de nuevas habilidades e interacciones sociales.(13) Así, la identificación temprana de factores de riesgo que amenacen su satisfactorio desarrollo en los ambientes: familiar, social y escolar posibilita la toma de medidas oportunas.(14)
Las habilidades sociales pueden ser modificadas durante el crecimiento del individuo según las consecuencias percibidas a partir los comportamientos durante la socialización, influenciadas por aspectos internos (sistemas cognitivo y afectivo) y externos del individuo (cultura, familia y entorno escolar).(15) Estas forman parte del proceso socioemocional, favoreciendo la generación de estrategias personales de adaptación al medio para establecer mecanismos de respuesta saludables ante situaciones ambientales adversas. En los adolescentes, algunos factores de riesgo que pueden afectarlas son: baja asertividad, agresividad, limitadas habilidades socioemocionales, adicción a drogas, entre otras.(16,17)
La presente investigación tuvo el propósito de determinar el estado de la correlación entre autoconcepto y habilidades sociales en adolescentes que estudiaban en la Unidad Educativa Camilo Ponce Enríquez, Quito, Ecuador, durante el segundo semestre de 2020.
MATERIAL Y MÉTODOS
El estudio fue de tipo no experimental, correlacional y de corte transversal, con enfoque cuantitativo, el que incluyó una población de 176 estudiantes de la Unidad Educativa Camilo Ponce Enríquez, Quito, Ecuador, con edades comprendidas entre 15 y 18 años y cuyos tutores legales emitieron el consentimiento informado; los que contaban con evaluación de las variables de estudio por el personal del Departamento de Consejería Estudiantil.
La Rectora de la unidad educativa en cuestión autorizó el acceso a la correspondiente base de datos de expedientes y registro socioeducativo de los participantes, con la condición de cumplimiento de principios de confidencialidad y anonimato de la información proporcionada. Los profesionales de psicología de ese departamento establecieron un protocolo para el diagnóstico del estado de la salud mental de los estudiantes al finalizar el período de aislamiento social. Entre las pruebas aplicadas se encontraron:
· El Test de Autoconcepto(18) para adolescentes forma-5 (AF5) puede ser aplicado en individuos con edades superiores a los 10 y está compuesto por 30 ítems que evalúan en cinco dimensiones: académica/laboral, social, familiar, física y emocional. Este instrumento cuenta con una consistencia interna de α=0,815. El baremo posee tres medidas de escala finales: bajo, medio y alto para enmarcar cada dimensión.
· El Test de Habilidades Sociales de Goldstein,(19) compuesto por 50 ítems que evalúan seis tipos diferentes: básicas, avanzadas, relacionadas con los sentimientos, alternativas a la agresión, frente al estrés y de planificación. Esta emplea una escala de cinco posibles valores: muy bajo (1), bajo (2), medio (3), alto (4) y muy alto (5). La confiabilidad interna reportada fue de α=0,92. Así, las habilidades sociales pueden establecerse en los siguientes niveles: deficiente, bajo, normal, bueno y excelente.
Los datos recolectados fueron organizados y procesados empleando el programa SPSS de IBM en su versión 25, para lo que se utilizaron pruebas descriptivas de frecuencia y tendencia central. La correlación se estableció empleando medidas de rho de Pearson.
RESULTADOS
El procesamiento de los datos sociodemográficos posibilitó determinar que 114 (64,77%) fueron de sexo femenino, el 85,22% residía en zona urbana de Quito, la media de la edad fue de 16,07 años. Según el grado escolar se dividieron de la siguiente forma: 31 (17,61%) de décimo de Educación General Básica, el resto estaban en bachillerato, siendo 50 (28,40%) de primero, 41 (23,29%) de segundo y 54 (30,68%) de tercero.
Con respecto a las dimensiones de autoconcepto, en la mayoría de estas predominó el nivel medio, excepto en la familiar, en la que fue el nivel alto (51,7%). La dimensión con más estudiantes catalogados en el nivel bajo fue la emocional (34%) (tabla 1).
El análisis de la variable de habilidades sociales permitió determinar que en la mayoría de las tipologías preponderaron las categorías normal o bajo; solamente, lo hizo la deficiente en el caso de la básica. El tipo relacionado con la planificación resultó el único en el que la mayoría de los estudiantes se calificaron desde normal hasta excelente (70,2%) (tabla 2).
Todas las dimensiones del autoconcepto tuvieron una relación estadísticamente significativa (p<0,05) y positiva con las habilidades sociales, observándose mayor intensidad en la social y la académica, por ser de débil a moderada (Rho entre 0,250 y 0,500) (tabla 3).
El 100% de los tipos de habilidades se correlacionaron significativa y positivamente (p<0,05) con el autoconcepto, teniendo mayor intensidad en el caso de las avanzadas (de débil a moderada) (tabla 4).
Consistente con lo descrito anteriormente, se estableció la presencia de una relación positiva y estadísticamente significativa (p<0,05) entre las variables: habilidades sociales y autoconcepto, la que tuvo una intensidad de débil a nula (Rho entre 0,000 y 0,249).
DISCUSIÓN
El proceso de construcción de la personalidad en los adolescentes genera estructuras psicológicas individuales que proveen estrategias y mecanismos para la interacción social, además de la capacidad de dar respuesta adecuada ante la diversidad de posibles situaciones que incluyen amenazas y contingencias como las vividas en el contexto de la pandemia por COVID 19.(20)
Los resultados observados mostraron afectaciones de las habilidades sociales y el autoconcepto en una parte importante de la población estudiada durante la situación de aislamiento social para disminuir las probabilidades de contagio por COVID-19.
En 2021, Zayas Fajardo et al. estudiaron el proceso de construcción de la identidad personal y social en una población, reportando que está influenciado por los cambios físicos que se manifiestan en la medida que avanza la edad y guarda relación con determinadas variables psicosociales. Estos autores concluye que el bienestar psicológico es un factor vital basado en la forma que el individuo asumen sus experiencias y que existió una asociación entre la satisfacción con la vida y la autoestima.(21)
Otro hallazgo en la presente investigación estuvo dado por la presencia de correlación entre habilidades sociales y autoconcepto; así como, entre estas y los diferentes tipos y dimensiones que las integraron. En adolescentes con edades entre los 14 y 16 años, Olmedilla et al.(22) encontraron una relación significativa de la autovaloración con varios indicadores de la condición física.
Huarcaya Victoria(23) manifiesta que las medidas de cuarentena y aislamiento social en la población pueden causar cuadros de ansiedad, depresión y estrés, afectando la salud mental y las relaciones interpersonales.
Las emergencias sanitarias en el mundo que precisan de confinamiento trastornan la apreciación del autoconcepto físico y el bienestar psicológico; lo que puede afectar especialmente a estudiantes universitarios por estar sometidos a exigencias académicas además.(24)
En sujetos bajo condiciones de confinamiento y aislamiento obligatorio por la COVID-19, Cadena Duarte et al. (25) reportan dificultades con la percepción del autoconcepto físico. Por otra parte, Betancourth et al.(15) informan que las habilidades sociales en el grupo de adolescentes estudiados presentaron altas puntuaciones; mientras que, Jaimes et al.(14) identificaron predominio de puntuaciones de nivel medio en las habilidades sociales de jóvenes incluidos en su investigación.
Los resultados obtenidos en el presente estudio referidos a las correlaciones coinciden con los hallazgos publicados por Tacca et al.,(16) quienes encontraron significación estadística, con una relación directa entre habilidades sociales y autoconcepto, similarmente a lo publicado a partir de otros estudios de las mismas variables.(17,18)
CONCLUSIONES
En la población de estudio predominaron las integrantes del sexo femenino y aquellos que residían en la zona urbana de Quito. La mayoría de los participantes tuvieron un nivel medio en casi todas las dimensiones del autoconcepto, con excepción de la relacionada con la familia, en la que el nivel alto estuvo más presente. Sin embargo, en las tipologías analizadas referidas a las habilidades sociales preponderaron las categorías normal o bajo.
La aplicación del coeficiente de correlación de Pearson permitió establecer la presencia de una relación estadísticamente significativa y positiva entre habilidades sociales y autoconcepto; así como, entre estas y las dimensiones o tipologías de la variable alterna, predominando una intensidad de nula a baja.
Conflicto de intereses: las autoras declaran que no existe.
Declaración de contribución:
Ambas autoras participaron equitativamente en el proceso investigativo, así como en la redacción del artículo científico.