INTRODUCCIÓN
Las redes sociales son plataformas digitales generadoras de comunidades de personas interconectadas mediante canales de comunicación, que utilizan las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs). El empleo adecuado de este recurso en la Internet favorece el intercambio efectivo de información personal, académica y laboral.(1)
Sin embargo, el abuso en el empleo de este medio de socialización puede generar dependencia, adicción y falta de capacidad en los individuos para relacionarse fuera de los espacios virtuales.(2)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la adicción a las redes sociales como el desarrollo de una conducta repetitiva en su uso, debido al placer extraordinario que se siente desde un primer momento, convirtiéndose en un hábito con un cuadro de necesidad descontrolada asociada con elevados niveles de ansiedad, lo que conlleva dificultades en las relaciones interpersonales, laborales y académicas.(3)
En la actualidad, la masificación del acceso a la Internet eleva las probabilidades de adicción a redes sociales tales como: Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp, entre otras. Las estadísticas mundiales confirman el ascenso de este uso excesivo. Al respecto, las plataformas de monitoreo de esa actividad Hootsuite y We Are Social muestran un incremento sostenido de usuarios que ya se eleva a alrededor de 500 millones de personas u organizaciones (el 55% de la población mundial).(4)
En el caso de los estudiantes, se identifican cuatro efectos adversos de la adicción a las redes sociales que se definen en problemas con: emociones, relaciones, rendimiento académico y salud, evidenciándose una relación con la procrastinación y otras dimensiones.(5)
La Real Academia Española (RAE) define la palabra procrastinar como la acción de diferir y aplazar actividades que tenían carácter impostergable producto factores distractores que interfieren.(6) El Online Etymology Dictionary describe la etimología de la palabra por los términos provenientes del latín que la componen:(7)
· Pro, que significa “adelante” o “a favor de”.
· Crastinus, que se interpreta como “del mañana”.
En un estudio en jóvenes universitarios ecuatorianos se observó una tendencia la procrastinación académica en aquellos que utilizaban las redes sociales con más frecuencia, conllevando un menor rendimiento académico.(8) Situación similar a lo observado en entornos peruano de investigación.(9,10,11) Así, algunos autores señalan a este fenómeno como un problema para la salud pública.(12,13)
El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) reporta un incremento en el uso diario de Internet durante 2021 con respecto a 2020, lo que se atribuyó a la docencia virtual generalizada como medida para controlar el contagio por la Covid-19. Se estimó que un 88,7% de la población se conectó diariamente.(2)
Atendiendo a esa situación, se planteó una investigación con el objetivo de determinar la relación entre adicción a redes sociales y la procrastinación académica en estudiantes de una universidad privada de la selva peruana, durante el segundo período académico de 2021.
MATERIAL Y MÉTODOS
La investigación tuvo un diseño no experimental y alcance correlacional de corte transversal. La población comprendió a los estudiantes de una universidad privada de la ciudad de Tarapoto, departamento de San Martín, Perú, matriculados en el semestre académico 2021-II, seleccionando una muestra de 304 alumnos de tres facultades: Ciencias Empresariales, Ciencias de la Salud e Ingeniería y Arquitectura, empleando un procedimiento no probabilístico de tipo sujetos voluntarios.(14)
Instrumentos
Test de Procrastinación Académica creado por Busko y validado por Condori y Mamani está compuesto por 16 ítems medidos a través de una escala tipo Likert: siempre, casi siempre, a veces, pocas veces y nunca. 11 ítems permiten establecer el estado de la dimensión autorregulación académica, mientras que los cinco restantes establecen la postergación de actividades. Los valores de alfa de Cronbach de fiabilidad son 0,821 para la dimensión autorregulación y 0,752 para postergación de actividades.(11)
El Cuestionario de Adicción a Redes Sociales (ARS),(15) elaborado por Miguel Escurra Mayaute y Edwin Salas Blas en 2014, está compuesto por 24 ítems que se miden mediante una escala tipo Likert con las siguientes opciones: siempre, casi siempre, a veces, raras veces y nunca. Esto permite evaluar tres dimensiones: obsesión por las redes sociales (10 ítems), control personal en el uso de las redes sociales (5 ítems) y uso de las redes sociales (9 ítems). Los índices de alfa de Cronbach fueron: obsesión por las redes sociales (0,91), control personal en el uso de las redes sociales (0,88) y uso de las redes sociales falta (0,92). Así, el nivel de adicción a las redes sociales se evalúa como: bajo, medio y alto, atendiendo a los percentiles.
Procesamiento de los datos
Luego de la recolección mediante la aplicación de los instrumentos, los datos se organizaron y procesaron utilizando el programa SPSS de IBM en su versión 23. El análisis estadístico se hizo a través de pruebas descriptivas de análisis de frecuencias, además de la prueba inferencial paramétrica de correlación Rho de Spearman, luego de establecer la normalidad en la distribución la prueba de bondad de ajuste de Kolmogorov–Smirnov.
Consideraciones éticas
El presente estudio fue aprobado por el Comité de Ética de la Universidad Peruana Unión, asimismo cumplió con los principios éticos de investigación en humanos de la declaración de Helsinki.(16) Los involucrados en la muestra procedieron a la firma del consentimiento informado como muestra de su voluntariedad para la participación.
RESULTADOS
La descripción sociodemográfica de los participantes posibilitó establecer que el 78,6% de la muestra de estudio tenía edades entre 18 y 26 años y el 62,2% correspondió a representantes del sexo femenino (tabla 1).
La mayoría de los encuestados estaban matriculados en la Facultad de Ciencias de la Salud (50%) y el 27,6% pertenecían a cursos de cuarto año (tabla 1).
174 estudiantes, para un 57,2%, declararon que se conectan a redes sociales desde su casa con mayor frecuencia y el 32,9% dijo que durante todo el día. La mayoría utiliza sus datos personales reales en sus perfiles en redes sociales (85,2%) y también preponderan los que conocen personalmente a entre 51 y 70% de sus contactos sus redes (28,3%) (tabla 2).
Entre los estudiantes incluidos en el estudio predominaron los que tenían un nivel medio en todas las dimensiones analizadas: obsesión por las redes sociales (38,8%), descontrol en el uso de las redes sociales (40,8%) y uso excesivo de las redes sociales (39,5%); en consecuencia, la mayoría tuvo un nivel medio de adicción a las redes sociales (38,8%) (tabla 3).
Con respecto al estado de la variable procrastinación académica y sus dimensiones, también se observó un predominio del nivel medio, estando en esta categoría un 43,1% en su valoración global, 39,1% en la autorregulación académica y 37,8% en la postergación de actividades (tabla 4).
La distribución de los datos no resultó normal según la prueba de bondad de ajuste de Kolmogorov – Smirnov (p<0,05). Aunque los valores globales de adicción a redes sociales y procrastinación académica no se correlacionaron estadísticamente (p>0,05), ambas dimensiones de esta última tuvieron una relación significativa con la adicción a las redes sociales (tabla 5):
· Autorregulación académica (Rho=-0,188; p=0,001), siendo negativa y débil la correlación.
· Postergación de actividades (Rho=0,501; p=0,000), que es positiva y moderada la correlación.
DISCUSIÓN
Los resultados obtenidos evidenciaron que no existió relación entre la adicción a las redes sociales y la procrastinación académica (p= 0,436, según prueba de Spearman); aunque, sí se estableció con respecto a las dimensiones: autorregulación académica (Rho=-0,188; p=0,001) y postergación de actividades (Rho= 0,501; p=0,000).
Esta situación tiene coincidencias con varios estudios:
Pinto(17) halló que, en estudiantes universitarios del primer año de psicología de una universidad en Piura, la autorregulación académica se relacionó estadísticamente significativa de manera negativa con la adicción a redes sociales (Rho=-0,31; p= 0,000). Asimismo, en 230 estudiantes de distintas carreras de una institución de nivel superior, Del-Toro et al.(18) correlacionaron significativamente a la autorregulación académica y la adicción al internet.
En México, Ramírez Gil et al.(19) también relacionaron estadísticamente y de forma negativa a la variable autorregulación académica con el nivel de uso de las redes sociales (Rho=-0,258; p=0,05), siendo más evidente en el caso de los hombres.
Usando los mismos instrumentos que en este estudio, en una universidad privada de Trujillo, Perú, hubo una relación significativa y negativa entre autorregulación académica y adicción a redes sociales (Rho=-0,170; p=0,005).(20) Espinoza(21) también encontró ese mismo resultado.
Por su parte, Ramírez-Gil et al.(19) reportaron una relación significativa y positiva entre el uso de redes sociales y la postergación de actividades (Rho= 0,329; p=0,01). Hallazgos similares informan Torres et al.(20) (Rho=0,189; p=0,002) y Espinoza et al.(21) (Rho=0,43; p<0,05).
La limitación fundamental del presente estudio fue la población reducida y de un mismo entorno institucional de educación superior, además del desarrollo de un muestreo no probabilístico que dificulta la generalización de los resultados; aunque aporta información diagnóstica para el establecimiento de estrategias académicas en la solución de este problema en estudiantes universitarios de la selva peruana.
CONCLUSIONES
En la muestra de estudio predominaron aquellos con edades entre 18 y 26 años, las de sexo femenino, los matriculados en carreras de la salud y los que cursaban el cuarto año de su formación universitaria; además de los que declararon conectarse desde su casa principalmente, mantenerse conectados todo el tiempo posible día, quienes dijeron conocer a más del 50% de sus contactos y los que mostraban sus datos reales en su información de perfil.
En ambas variables (adicción a las redes sociales y procrastinación) y sus correspondientes dimensiones, la mayoría de los estudiantes involucrados se catalogaron en el nivel medio.
Entre las dos variables principales del estudio no existió correlación estadística; sin embargo, sí se observó en lo que respecta a la adicción a las redes sociales en relación con la autorregulación académica y la postergación de actividades.
Financiamiento: investigación financiada por la Universidad Peruana Unión.
Conflictos de intereses: el grupo de investigación no presenta.
Declaración de contribución:
Henry Jhonatan Arteaga Araujo participó en todo el proceso de investigación y la redacción del artículo.
Nely Quispe Román y Karla Melissa Sánchez Ríos contribuyeron con la búsqueda de información y la redacción del manuscrito.
Jessica Joselin Polin Andrade realizó redacción y revisión del artículo.
Jovita Coronado Fernández y Julio Cjuno asesoraron el estudio, además de participar en redacción del manuscrito y aprobación de la versión final.