INTRODUCCIÓN
El síndrome de burnout (SB) constituye una patología que se caracteriza por la manifestación de agotamiento emocional, despersonalización y sentimiento de pérdida de realización personal en el trabajo.(1) En el inicio, los estudios al respecto se enfocaban en los ambientes laborales, pero en la actualidad se considera su presencia en cuando existe sobrecarga psicológica en el individuo debido a sus funciones sociales y/o productivas que generan estrés.(2)
Investigaciones sobre el SB en estudiantes de enfermería arrojaron afecciones relacionadas con el agotamiento emocional fundamentalmente, situación influenciada por detectándose factores demográficos, académicos, sociales, intrapersonales, entre otros.(3)
Al respecto, un estudio en universitarios de España y Portugal mostró dificultades relativas a agotamiento emocional, cinismo o distanciamiento mental de la formación profesional y eficacia académica.(4)
La protección de la salud psicológica del futuro profesional de enfermería es primordial para un desempeño académico exitoso, garantizando adecuados comportamientos, acciones y actitudes cumpliendo con sus obligaciones en un ámbito libre de tensión.(5) En España, se emitió un decreto real que dispone a las instituciones de educación superior de ese país que deben disponer de los medios que garanticen la salud y seguridad durante el desarrollo del aprendizaje.(6)
Para 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha pronunciado por declarar el SB como una patología producida por el desgaste profesional.(7) Para el entorno estudiantil, se define como las sensaciones en el alumno de no poder dar más de sí mismo, manteniendo una actitud de distanciamiento y desinterés, además de pérdida del valor y sentido frente a las actividades académicas y dudas sobre sus capacidades para un buen desempeño.(8)
En Costa Rica, los investigadores determinaron que un 18,8% de los estudiantes de enfermería participantes tuvieron síndrome de burnout académico, en los que también hallaron cefalea, problemas osteomusculares y del sueño; así como, nerviosismo, irritabilidad, sentimientos de vacío, soledad, sensibilidad a la crítica y dificultad para concentrarse.(9) Por otra parte, en un contexto chileno, un 97% tuvo un alto estrés académico.(10)
El engagement se presenta como un constructo motivacional positivo para contrarrestar el SB, este logra un desempeño vigoroso, dedicado y absorto;(11) representando una oportunidad de asumir los compromisos académicos y laborales con más probabilidades de éxito.(12)
Un estrés académico de nivel medio fue establecido en el 97% de los estudiantes de Tecnología Superior en Finanzas de una universidad de la ciudad de Guayaquil.(13) Esa misma cifra se observó en estudiantes de la facultad de enfermería en otro entorno formativo ecuatoriano, donde se exploró el SB.(14)
Así, los autores de la presente investigación se trazaron el propósito de describir el SB en estudiantes de enfermería de la Filial Cañar de la Universidad Católica de Cuenca, durante los años 2019 y 2020.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se presenta un estudio cuantitativo, observacional, de tipo descriptivo transversal, en el que participaron 192 estudiantes de la Carrera de Enfermería, Filial Cañar, Universidad Católica de Cuenca. Este fue ejecutado en el período 2019-2020.
La Escala Unidimensional del Burnout Estudiantil resultó el instrumento aplicado para la recolección de los datos, validado previamente por dos procedimientos: análisis de consistencia interna (0,86) y análisis de grupos contrastados (0,90).(15) A la que se agregó una sección inicial dirigida a datos sociodemográficos.
El instrumento permite valorar el burnout estudiantil a partir de criterios emitidos en 15 ítems, empleando una escala de cuatro opciones: nunca (1 punto), algunas veces (2 puntos), casi siempre (3 puntos) y siempre (4 puntos).
El estado del SB en los participantes se estableció calculando la sumatoria de la puntuación por cada individuo y el porciento que esta representa con respecto al máximo puntaje posible (60). Luego se aplicó el siguiente baremo: 0% al 25% (no existe burnout), 26% al 50% (leve), 51% al 75% (moderado) y 76% al 100% (profundo).
Los datos fueron almacenados empleando el programa SPSS en su versión 19, lo que facilitó el procesamiento de estos a través de estadísticas descriptivas (análisis de frecuencia) para establecer regularidades e inferencial no paramétrica (chi cuadrado de independencia) para determinar el estado de la asociación entre las variables.
En relación con las cuestiones éticas, el proceso investigativo contó con la aprobación de la autoridad correspondiente en la Universidad católica de Cuenca; los alumnos involucrados emitieron su consentimiento informado a formar parte del estudio, respetando la autonomía de los individuos y los resultados del estudio no tuvieron un uso maleficente.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La aplicación de la Escala Unidimensional del Burnout Estudiantil posibilitó determinar el nivel de esta entidad en los participantes en el estudio.
Se pudo establecer que en el 97,4% de los involucrados existió algún nivel de SB, predominando los que se enmarcaron en la categoría leve (76,6%), seguido de un 20,3% como moderado (tabla 1). Esos resultados guardan mucha similitud con los obtenidos en otros contextos formativos profesionales en Lima, Chile y Guayaquil.(16,17,18)
El SB en su nivel leve tiene la capacidad de alterar el desempeño académico en los futuros profesionales de enfermería. Resulta importante el diagnóstico en esta etapa para tratarlo integralmente y evitar su evolución.(19)

Tabla 2 Niveles de burnout académico según variables sociodemográficas y posibles factores desencadenantes
Nota: * Valores estadísticamente significativos. ** Se aplicó la prueba de Mc Nemar ya que una de las casillas no cumple con lo establecido por Cochran, 1952.
Los estudiantes con edades comprendidas entre los 20 y 35 años prevalecieron en el estudio (84,4%), pero esta variable independiente con respecto al nivel de burnout académico (tabla 2). Ese mismo grupo etario resultó mayoritario en otros estudios con similar propósito.(17)
El género femenino predominó entre los participantes (74,5%); sin que se observara asociación de esta variable con el SB (tabla 2). En relación con esta variable, diversas investigaciones reportan una distribución de la población muy semejante, esto resulta característico en la carrera de enfermería, en la que se matriculan más mujeres que hombres.(20,21,22)
Un número importante de estudiantes declaró tener trabajo remunerado regular (30,7%), adicionalmente a su actividad académica (tabla 2). La prueba de chi cuadrado posibilitó determinar que no existía relación estadística de con el nivel de SB (p= 0,440). Otros autores(21) informaron un número superior de alumnos con dedicación a su formación profesional de manera exclusiva entre su población de estudio, aunque mencionan que esa condición podría provocar agotamiento físico y emocional.
Aunque la presencia de discapacidad en el entorno investigado fue minoritaria (9,4%), en casi la totalidad de estos estudiantes se estableció algún nivel de SB (tabla 2); hallándose una asociación estadísticamente significativa entre ambas variables. (χ²=4,234, p=0,040). La protección de la salud de individuos vulnerables en los ambientes universitarios debe constituir una prioridad política.(6)
El estado civil y el hecho de poseer hijos resultaron independientes con respecto al SB; el 72,9% de los participantes declararon ser solteros y el 66,7% no tenía hijos, cifra un poco menor a la reportada por otros autores.(23,24,25)
El análisis de la asociación de las variables ciclo de formación que cursan y presencia de inconvenientes con docentes o autoridades con respecto al nivel de SB arrojó resultados estadísticamente significativos (p<0,05). La distribución de los estudiantes acorde a estas características resultó muy similar a la de otros contextos formación de enfermería.(23)
La prueba de chi cuadrado aplicada a las características: la repitencia de asignaturas, problemas de puntualidad y la ansiedad provocada por las obligaciones académicas en relación con el nivel de SB arrojó valores no significativos. En un contexto chileno, se observó un número superior de estudiantes que se veían precisados a tomar por segunda o tercera vez algunas materias, además de manifestar otras dificultades de orden autodisciplinario.(17)
El resto de los factores que permitieron valorar el nivel de SB se asociaron significativamente con este, con p valores menores que 0,05. Al respecto, algunos investigadores señalan elementos tales como: inadecuada distribución de la carga académica, insuficiente tiempo de descanso, exceso de encargos de trabajos autónomos, sistemas de evaluación del aprendizaje con problemas de diseño, establecimiento de metas académicas poco realistas, primacía del egoísmo en la relación entre compañeros de curso, entre otras. Situaciones que solo pueden ser resueltas mediante políticas educativas acertadas que garanticen el bienestar psicológico de los estudiantes.(26,27,28,29,30)
CONCLUSIONES
La mayoría de los estudiantes involucrados en el estudio tuvieron algún nivel de SB, predominando aquellos con un nivel leve. Entre las variables sociodemográficas exploradas, solo la presencia de discapacidad se asoció significativamente con esta entidad.
Se estableció dependencia entre el burnout académico y los siguientes factores explorados: ciclo que cursa, inconvenientes con docente o autoridad de la institución, sobrecarga de actividades, horarios, exceso de tareas, relación con los compañeros, competitividad entre compañeros, existencia de espacios recreativos y capacidad de realizar tareas por sí solo.
Conflictos de interés: los autores declaran que no existen.
Declaración de contribución: todos los autores participaron en cada una de las etapas para la elaboración del presente artículo.