INTRODUCCIÓN
La obturación constituye el último procedimiento durante la endodoncia, resultando una parte fundamental en el tratamiento de conductos en la búsqueda de la eliminación de la fuente de nutrición de las bacterias. Al respecto, un campo quirúrgico aislado y desinfectado es un requisito para lograr obtener un ambiente libre de contaminación. (1)
Durante la endodoncia, el llenado tridimensional de todo el conducto radicular debe ser lo más similar posible a la unión cemento-dentaria para aislarlos por completo del organismo.(2,3)
El desarrollo de nuevos materiales de relleno radicular está dirigido a mejorar su capacidad y eficacia para eliminar los procesos infecciosos y prevenir la recontaminación.(4) Estos precisan una serie de propiedades biológicas y químico-físicas que garanticen un estado estéril y un sellado hermético.(5,6)
Sin embargo, algunos materiales para la obturación durante la endodoncia tienen características que dificultan el mantenimiento de la esterilidad durante el almacenamiento clínico.(7)
Entre los materiales de obturación de conductos, la gutapercha presenta ventajas al ser moldeable y compactable mecánicamente.(8) Los conos de esta se almacenan en paquetes sellados y estériles, pero una vez que se exponen al entorno clínico o durante su manipulación podrían contaminarse.(9)
Así, resulta importante la desinfección suplementaria de los conos de gutapercha en frío(9) o utilizar técnicas de obturación del conducto radicular tales como la técnica de termoplastificación mediante la aplicación de calor.(10)
Los investigadores del presente estudio se propusieron analizar la contaminación de las barras de gutapercha antes y después del proceso de termoplastificación, procedentes de contenedores sellados y manipulados.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se realizó una investigación analítica realizada in vitro en el laboratorio general del Hospital “Carlos Andrade Marín”. La población estuvo compuesta por 20 barras de gutapercha marca Meta®Biomed (Korea) distribuidas en cuatro grupos compuestos por 5 barras atendiendo a características preestablecidas (tabla 1).
Las gutaperchas manipuladas fueron obtenidas de cajas que estuvieron en uso, en un ambiente clínico por un período de 30 días, almacenadas en un cajón (gaveta) donde se guardaron el resto de esos materiales.
La termoplastificación se realizó con una pistola preparada a 200°C y las gutaperchas que fueron sometidas a ese proceso fueron depositadas en cajas de Petri esterilizadas.
Cada gutapercha analizada, se sembró en agar sangre (BioCharge®, Venezuela) siguiendo el siguiente procedimiento:
Con una pinza estéril se tomó cada barra de gutapercha y se frotó en un sector del agar, posteriormente, con un asa de inoculación calentada y esterilizada se procedió a hacer el frotis en el medio de cultivo de agar sangre (figura 1 A y B).

Figura 1 A Cultivo de muestra de gutapercha en agar sangre B Esterilización de asa de inoculación C Frotis de la muestra en el área de agar sangre con asa estéri
Las gutaperchas sembradas en el agar sangre fueron depositadas en 5mL de caldo de Tioglicolato BioCharge ®, a través de pinzas para algodón estériles (figura 1 C). Los tubos y los agares fueron incubados a 35°C por 48h.
Una vez concluido ese período, se realizó la observación macroscópica de los medios de cultivo para detectar la presencia de crecimiento bacteriano, mediante la verificación de la existencia de turbidez en los medios de tioglicolato. (10,11)
Los datos recolectados fueron organizados en una base de datos utilizando el programa informático SPSS V22 y posteriormente procesados estadísticamente a través de la prueba de T-students para determinar existencia de diferencias entre los grupos.
Los investigadores siguieron todas las medidas de bioseguridad establecidas en la institución, donde se desarrolló el estudio, previa obtención de las autorizaciones pertinentes.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
El análisis de los datos recopilados a partir de la observación macroscópica de los agares de sangre y tioglicolato, se realizó en busca de indicadores de la presencia del crecimiento de colonias bacterianas.
Entre la generalidad de la población, la mayoría de las muestras no dio indicios de crecimiento bacteriano (17, para un 85%). Sin embargo, dos de las tres muestras que manifestaron esa actividad microbiológica pertenecieron al grupo de las barras sólidas de gutapercha que fueron manipuladas, lo que representó el 40% de las muestras de ese grupo.
Los resultados de la prueba de T-students posibilitaron establecer la existencia de diferencias estadísticamente significativas entre el grupo de las barras sólidas de gutapercha que fueron manipuladas y el resto de los grupos analizados en cuanto a la presencia de crecimiento bacteriano en los cultivos (p≤0.01).
A diferencia de lo anterior, Danielle Mattos et al. (11) realizaron un análisis microbiológico de conos de gutapercha provenientes de cajas selladas y manipuladas, en el cual observaron que el 6,67% de las muestras estudiadas en ambos grupos estaban contaminadas, sin que existiera una diferencia significativamente estadística entre ellos.
Otro estudio acerca de la contaminación microbiana en conos de gutapercha, en el que se establecieron cuatro grupos con características relativas a manipulación y desinfección diferentes, los investigadores infirieron que el crecimiento bacteriano pudiera estar relacionado con la manipulación, por lo que sugirieron que la desinfección previa a la utilización resulta recomendable.(12)
Moorer et al.(13) cuestionaron la necesidad de una descontaminación de los conos de gutapercha antes de su uso clínico siempre. Luego de colocarlos en suspensiones bacterianas, esos autores observaron una reducción de la carga bacteriana, concluyendo que diversas especies de microorganismos podrían inhibirse con el uso de esos materiales durante la obturación. Coincidentemente con el presente estudio, no se apreció crecimiento bacteriano en la mayoría de las muestras analizadas.
Un proceso investigativo acerca de la contaminación microbiológica en un sistema dispensador de gutapercha termoplastificada de la marca Obtura Unitek, arrojó que los cultivos realizados durante 48-72 horas a 37°C no reflejaron crecimiento bacteriano.(14)
Ozalp et al.(15) tomaron 80 conos de gutapercha y los expusieron al ambiente de la clínica por treinta minutos al día durante un mes, determinando que la totalidad estuvieron contaminados por diferentes microorganismos al finalizar el período de exposición. En relación con estos resultados, Pang et al.(16) realizaron un estudio similar, hallando que el 19,4% de los conos de gutapercha expuestos al medio de la clínica estaban contaminados.
Esos últimos resultados guardan similitud con los observado en el presente estudio y permite sugerir que los conos de gutapercha que se exponen al ambiente clínico deberían ser desinfectados o termoplastificados para impedir la contaminación con microorganismos nocivos.
Los autores consideran que las limitaciones fundamentales del estudio estuvieron dadas por el número de muestras que integraron cada grupo; por lo que recomienda a investigadores que deseen incursionar en este objeto de estudio que procuren ampliar la cantidad de ejemplares a analizar.
CONCLUSIONES
Los resultados de la investigación permitieron apreciar que la mayoría de las muestras no presentaron indicios de crecimiento bacteriano. Sin embargo, dos de las tres muestras que manifestaron esa actividad microbiológica pertenecieron al grupo de las barras sólidas de gutapercha que fueron manipuladas. Además, se establecieron diferencias estadísticamente significativas entre ese grupo y el resto.