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Revista Andina de Educación

versión On-line ISSN 2631-2816

Revista Andina de Educación vol.3 no.2 Quito may./oct. 2020

https://doi.org/10.32719/26312816.2020.2.3.6 

Investigaciones

Un retrato de Carmen: Orgullosamente kichwa de Saraguro

Luis Javier Pentón Herrera a   *  

a American College of Education. 101 West Ohio St., Suite 1200, Indianapolis, IN 46204, Estados Unidos de América del Norte.


RESUMEN

Las poblaciones indígenas provenientes de Latinoamérica residentes en los Estados Unidos han aumentado en número y en visibilidad en recientes años. Sin embargo, aún quedan muchas oportunidades por compartir las historias y realidades de esta población minoritaria dentro de la nación estadounidense. En este trabajo, el autor se apoya en el marco cualitativo de retrato (portraiture, en inglés) y en más de cuatro meses de comunicación para dibujar la realidad de Carmen, una mujer kichwa de Saraguro, Ecuador residente en Maryland, Estados Unidos. Los resultados de este estudio dibujan una realidad poco conocida sobre Carmen—y quizás otras mujeres indígenas latinas inmigrantes en los Estados Unidos— como mujer trilingüe inmigrante kichwa que, a su vez, es matriarca de su familia, estudiante universitaria, defensora y educadora de sus hijos en las escuelas y en su casa, al igual que puente de conocimiento cultural indígena para la nueva generación dentro de su hogar. El propósito fundamental de este trabajo es, entonces, el ayudar a la visualización de las poblaciones indígenas de Latinoamérica residentes en los Estados Unidos y a que, mediante Carmen, podamos aprender de sus realidades e historias.

Palabras clave: Mujer indígena latina; Kichwa de Saraguro; Metodología de retrato; Voces indígenas

PUNTOS DESTACADOS

  • Existen dos comunidades grandes de kichwas en Estados Unidos, una en Wisconsin y otra en Nueva York.

  • La teoría de la narración permite resaltar y compartir la historia de Carmen como mujer y madre inmigrante indígena latina en Estados Unidos.

  • Las historias y realidades de las personas indígenas de Latinoamérica residentes en los Estados Unidos necesitan ser visibles y reconocidas tanto para el conocimiento de aquellos encargados de la educación de estudiantes indígenas latinos en los Estados Unidos, como para la urbe general ajena a la rica diversidad de la población latina dentro de la nación.

1. Introducción

De acuerdo con la Oficina del Censo de los Estados Unidos (United States Census Bureau, en inglés), se proyecta que la población de habla hispana dentro de la nación alcanzará un número de más de 111 millones de personas para el año 2060 (United States Census Bureau, 2017). Teniendo en cuenta que este incremento fértil y constante de la población latina ha reorganizado el matiz social del país (Pentón Herrera & Toledo-López, 2017) y ha ayudado a la visibilidad de esta población hispanoparlante, es interesante contemplar los limitados espacios brindados a celebrar la diversidad presente dentro de la misma. La rica diversidad étnica y lingüística dentro de la cultura latinoamericana generalmente se diluye en rasgos homogéneos que, en ambientes escolares, por ejemplo, pueden influir negativamente al éxito académico de estudiantes pertenecientes a minorías (Pentón Herrera, 2018a). De igual forma, las familias indígenas latinas a menudo se pasan por alto, ya que se agrupan en categorías generales —verbigracia mexicano, guatemalteco, ecuatoriano, etc.—, perpetuando así la ideología colonial de invisibilidad y negación en esta población (Urrieta, Mesinas, & Martínez, 2019).

Inspirado por la necesidad de continuar descolonizando y diversificando la representación de la población latina dentro de los Estados Unidos, en especial la representación de la mujer latina (Pentón Herrera, 2020), este artículo nace gracias a la colaboración y comunicación con Carmen, una mujer indígena kichwa saragura residente en Maryland, Estados Unidos. Carmen forma parte del creciente número de mujeres latinas inmigrantes dentro de los Estados Unidos (Gándara, 2015). De acuerdo con un reporte de La Casa Blanca, se informa que una de cada cinco mujeres en la nación es latina y que, en su mayor parte, estas mujeres viven en la pobreza y tienen acceso limitado a la educación (Gándara, 2015). Con el propósito de arrojar luz sobre este tema, el presente trabajo explora las siguientes interrogantes:

  • ¿Cómo agencia Carmen el proceso de superación educativa dentro de los Estados Unidos?

  • ¿Por qué es importante que la historia de Carmen y otras mujeres indígenas latinas en Estados Unidos se comparta en la literatura académica contemporánea?

Estas dos preguntas se exploran desde una perspectiva multitemática teniendo en cuenta factores personales, culturales, lingüísticos, familiares, y socioculturales, entre otros, que contribuyen a la respuesta. Además, como punto aclaratorio, la definición de “superación educativa” en el contexto de esta investigación rebasa límites coloniales que estandarizan la educación como un proceso formal que solamente ocurre dentro de instituciones educativas. En este artículo, se entiende como “superación educativa” el complejo proceso de obtener conocimientos y habilidades en cualquier contexto a lo largo de la vida.

Al comienzo de esta investigación le compartí a Carmen con mucho interés que me habían comentado que ella era quechua, a lo que Carmen me corrigió firme, pero respetuosamente añadiendo “es kichwa, no quechua; somos un grupo indígena de Ecuador.” A lo largo de este proyecto he aprendido a apreciar —mediante Carmen— el poder que tienen nuestras historias y la importancia que tiene la representación diversa de nuestra cultura latina dentro de los Estados Unidos. De tal forma, en este artículo me propongo transcribir un retrato co-construido por Carmen y por mí sobre su realidad como mujer latina inmigrante, madre, indígena kichwa, y estudiante universitaria trilingüe —kichwa, español, e inglés— en los Estados Unidos. Para esto utilizo el enfoque cualitativo de retrato (portraiture, en inglés) propuesto por la Dra. Sara Lawrence-Lightfoot de la Universidad de Harvard (Lawrence-Lightfoot & Davis, 1997) y divido este manuscrito en cinco secciones principales: (1) revisión de la literatura: los kichwas, (2) marco teórico, (3) diseño metodológico, (4) resultados, y (5) reflexiones finales.

2. Un breve apunte sobre los kichwas en Sudamérica y los Estados Unidos

Debido a que este artículo se enfoca en compartir las experiencias de Carmen, una mujer kichwa, es importante dedicar esta sección para brevemente abonar al conocimiento general sobre los kichwas en Sudamérica y en los Estados Unidos. Los kichwas —preferido en la actualidad sobre el término quichuas (Limerick, 2018)— son un grupo indígena andino transnacional autóctono de Ecuador, Colombia, y Perú (Armijos Monar, Fuertes López, Delgado Altamirano, & Villa Villa, 2018). El idioma kichwa es una de las lenguas andinas pertenecientes a la rama lingüística del protoquechua (Heggarty, 2005) y, de acuerdo con González-Andrade y Sánchez (2004), es una variación lingüística antropológica derivada del proceso de mezcla ocurrido después del período inca. El kichwa, a su vez, es uno de los idiomas indígenas más hablados en Sudamérica (Limerick, 2018), con millones de kichwa-parlantes a lo largo de estos tres países sudamericanos.

Se piensa que la inmigración de familias kichwas a los Estados Unidos comenzó “a fines de la década de 1970 y principios de los años 80” (Pentón Herrera, 2018b, p. 19). En la actualidad no existen cifras fidedignas que confirmen el número exacto de la población kichwa y/o kichwa-hablante residente en los Estados Unidos. Sin embargo, durante mi comunicación con Carmen aprendí que existen dos comunidades grandes de kichwas, una en Wisconsin y otra en Nueva York. Además, Carmen me confirmó que “aquí en Maryland hay tres familias de kichwas de Saraguro.” Carmen compartió que la gran mayoría de kichwas presente en los Estados Unidos son kichwas de Saraguro, una población perteneciente a la provincia de Loja, en Ecuador. El aumento de kichwas provenientes de Saraguro en Wisconsin y Nueva York motivó a la creación de la organización SARUSA hace 4 años, la cual celebra en comunidad todos los años con bailes, comida, y tradiciones típicas y folklóricas1 de forma alternada en Nueva York o Wisconsin.

3. Marco teórico

Con la visión fundamental de dibujar un retrato auténtico de Carmen, utilizo la teoría de la narrativa como marco teórico en este estudio cualitativo. De acuerdo con Valles Calatrava (2008), el término de narrativa se puede definir como “el discurso marcado y caracterizado por el acto de relatar, de contar […] decir o escribir una historia o cómo ha ocurrido cierto suceso” (p. 11). Es en este espacio personal donde la voz de la participante —y, en ocasiones, del investigador como co-participante— toma vida para transmitir mensajes y conocimientos desde su realidad. De tal forma, la narración como marco teórico trasciende la representación del pasado y se convierte en un reflejo de la vida actual del participante. “Es la narración la que hace posible la comprensión de la realidad y por ello se constituye en una forma de pensamiento” (Santamaría, 2000, p. 144) que ayuda a interpretar nuestras acciones en la vida cotidiana. Además, más allá de reflejar, la narrativa también ayuda a la construcción de historias y significados influenciados por nuestras culturas y modos de vida.

En el contexto de este estudio, la teoría de la narrativa ayudó a que se reconocieran dos puntos importantes: (1) tanto el narrador —participante— como el oyente —autor e investigador— afectan la narración, y (2) se utiliza la narración para compartir y resaltar historias indígenas que permanecen invisibles o poco compartidas en estudios académicos (Kim, 2012). Expandiendo en el primer punto, dentro de la narrativa se reconoce que tanto la historia del narrador como la interpretación del oyente influyen en la construcción de la historia. Por consiguiente, con el propósito de mantener un equilibrio entre la narración y la interpretación de este retrato, el autor se apoyó en la práctica de la reflexión —otro componente de la narración (Gudmundsdottir, 1995)— en donde la participante y el autor de este estudio se sentaron a analizar el producto final de esta investigación, editando cualquier tergiversación o malentendido que pudiera aparecer en el texto.

Asimismo, en el segundo punto, la teoría de la narración se utilizó con la finalidad de resaltar y compartir la historia de Carmen como mujer y madre inmigrante indígena latina en Estados Unidos, una realidad poco compartida en estudios actuales. A su vez, el propósito es también solicitar, rescatar, y preservar las historias y realidades indígenas dentro de la literatura académica en donde se han reemplazado por historias de personas blancas y europeas mayormente (Kim, 2012). Es, entonces, desde este entendimiento que la teoría de la narrativa se utiliza en este estudio para descolonizar la literatura académica actual y honrar, de forma respetuosa, las historias indígenas emanando de sus narradores principales. Por último, también se utiliza la narración con el propósito de compartir historias indígenas utilizando la oralidad como componente cultural que ha estado íntimamente relacionado con los pueblos indígenas latinoamericanos (Frischmann, 2004).

4. Diseño metodológico

En este estudio me apoyo en el marco cualitativo de retrato, o portraiture en inglés (Lawrence-Lightfoot y Davis, 1997) con el objetivo de dibujar un retrato de Carmen y de sus vivencias como mujer, madre, y estudiante kichwa viviendo en los Estados Unidos. La metodología de retrato busca combinar la descripción empírica sistemática con la expresión estética, combinando, así, el arte y la ciencia (Lawrence-Lightfoot y Davis, 1997). Como punto importante, la metodología de retrato se caracteriza por la dialéctica entre el proceso y el producto. O sea, utilizando el marco cualitativo de retrato, el investigador se convierte en narrador y retratista que balancea el proceso de recolectar datos y de (co-)narrar la historia de la participante. Como dato importante, para mantener un equilibrio respetuoso y académicamente válido entre el proceso y el producto, la metodología de retrato considera que el estrechamiento de relaciones personales entre el investigador y la participante se debe utilizar como herramienta esencial (Barth, Rheineck, & Merino, 2019; Lawrence-Lightfoot & Davis, 1997).

El propósito de utilizar este innovador e interdisciplinario enfoque de investigación cualitativo surge de mi necesidad, como investigador interesado en compartir las realidades de las poblaciones indígenas de Latinoamérica en Estados Unidos, de utilizar una forma de investigación que me permita capturar la complejidad y estética de mi participante y de su experiencia. Asimismo, el marco cualitativo de retrato reconoce mi voz, como investigador y co-participante en este estudio (Davis, 2003). De tal forma, mediante el marco cualitativo de retrato me convierto en co-narrador de la historia de Carmen y de sus experiencias. A la misma vez, utilizando la metodología de retrato, tengo la oportunidad de entablar y estrechar relaciones personales con la participante de este estudio lo cual me da la posibilidad de dibujar su historia desde una perspectiva más humana y personal (Davis, 2003). Por consiguiente, las realidades impresas en este texto reflejan el detallado análisis de datos conducidos en forma colaborativa entre la participante, Carmen, y el autor apoyado por una relación mutua de confianza y respeto resultante de la continua comunicación a lo largo del estudio (Davis, 2003).

4.1 Instrumentos

Este estudio se condujo a lo largo de cuatro meses de comunicación en la que Carmen me permitió aprender de su cultura, idioma, costumbres, familia, y vida en Ecuador y los Estados Unidos. De tal forma, esta sección se apoya en toda la comunicación guardada y grabada que tuve con Carmen a lo largo de este estudio y que se dividen principalmente en tres instrumentos: (1) comunicación virtual mediante mensajes de textos, correos electrónicos y llamadas telefónicas, (2) dos entrevistas a profundidad, y (3) artefactos en la forma de videos y fotos. A lo largo de estos cuatro meses, intercambiamos mensajes de texto, correos electrónicos, y llamadas telefónicas donde Carmen compartía vivencias cotidianas y eventos familiares. Toda esta comunicación se utilizó para ayudar a la interpretación y dibujo de las experiencias de Carmen. A su vez, este trabajo también utilizó dos entrevistas a profundidad—una al principio y otra al final del estudio—las cuales duraron alrededor de una hora y media cada una. Por último, este estudio también utilizó artefactos en la forma de videos y fotos compartidas por Carmen para ayudar a la visualización y narración de sus vivencias. Todos los instrumentos utilizados en este estudio se consideran apropiados para estudios cualitativos (Merriam & Tisdell, 2016) al igual que para estudios cualitativos de retrato (Davis, 2003; Lawrence-Lightfoot & Davis, 1997).

Es importante reconocer que Carmen me ha permitido utilizar toda la información real que aparece en este texto y me compartió las tres fotos que aparecerán a lo largo del artículo. La visión de este trabajo es que las historias de Carmen y sus fotos ayuden a la visualización de una imagen estética, positiva, y real (Lawrence-Lightfoot & Davis, 1997) de la mujer indígena latina en los Estados Unidos, evitando así generalizaciones y despertando el interés de la literatura académica actual. Motivada por esta visión, Carmen compartió fotos personales que ayudan a dibujar, aún más en detalle, sus vivencias, historias, y realidades.

4.2. Análisis de los datos

Toda la información y datos fueron recogidos en español y en kichwa. Como dato aclaratorio, Carmen ayudó a traducir toda la información recogida en kichwa al español ya que el investigador de este trabajo no habla kichwa. El proceso de análisis de datos siguió una lógica inductiva para detectar patrones, regularidades y similitudes en los datos recogidos. A su vez, debido al flexible procedimiento de la lógica inductiva, también se permitió la incorporación de hallazgos no previstos por el investigador. Como punto importante, los datos fueron codificados e interpretados sin tratar de encajarlos en marcos de codificación preexistentes o a ideas preconcebidas por el autor o la literatura (Braun & Clarke, 2006). Por último, la participante, Carmen, revisó los resultados de este dibujo investigativo para corregir inexactitudes y esclarecer su retrato como una interpretación auténtica, válida, y precisa de sus experiencias como es recomendado en estudios de retrato (Davis, 2003; Lawrence-Lightfoot & Davis, 1997).

4. Resultados

Los resultados compartidos en esta sección responden la primera pregunta de la investigación: ¿Cómo agencia Carmen el proceso de superación educativa dentro de los Estados Unidos? La segunda pregunta de esta investigación se contesta en la sección de reflexiones finales y discusión.

4.1. Dibujando a Carmen

Carmen es una mujer joven de baja estatura con pelo largo y muy lacio que le cae detrás de los hombros. Ella tiene ojos pardos brillantes, una sonrisa delicada y gentil, y una dicción certera y cordial. Cuando habla de su cultura kichwa, sus palabras desprenden una sabiduría auténtica que solamente puede ser adquirida por las vivencias diarias y el conocimiento autóctono de su realidad. El candor de sus respuestas y la firmeza de sus mensajes hacen que cualquier oyente se cautive ante su historia y quiera conocer más sobre su cultura y tradiciones kichwa. Ante todo, Carmen es madre —madre kichwa saragura— y su mayor anhelo es culminar sus estudios universitarios para enseñarle a sus hijos que con esfuerzo y dedicación todo es posible. Además, para Carmen es importante que sus hijos vean que ella, matriarca de su familia, puede alcanzar sus metas académicas sin tener que renunciar a su cultura.

4.2. Conociendo a Carmen

Conocí a Carmen en su universidad mediante una colega profesora que enseña en esa institución. A lo largo de nuestra comunicación, Carmen me confesó que inmigró a los Estados Unidos hace alrededor de cinco años en busca de un mejor futuro para ella y para sus tres hijos, al igual que para reunirse con sus padres que residen aquí. “Al principio yo sufrí muchísimo porque no sabía el idioma — inglés—, y, encima, con mis niños, que tampoco sabían el idioma; yo no podía ayudarles con sus tareas ni podía ayudarles en nada,” declaró Carmen. “Desde allí nace la necesidad de prepararme un poquito más. La visión no es tener más dinero; es necesario, sí, pero no es la visión. Pero decidí estudiar en la universidad para ayudar a mis hijos. Fue una experiencia muy difícil y muy dura [al principio] pero ahí vamos.”

En la actualidad, Carmen está estudiando una licenciatura en contabilidad porque, según me cuenta, “en mi país estudié contabilidad y aquí cuando vine me di cuenta de que tenía que estudiar más. Una razón es porque quiero saber inglés, quiero hacer válido lo que estudié en mi país; y otra razón es porque es una manera de enseñarle a mis hijos de que se puede, que se puede salir [adelante].” Mientras estudia, Carmen tiene la oportunidad de trabajar como contadora en el negocio de sus padres, una compañía pequeña de construcción. Como dato aclaratorio, la institución donde Carmen estudia en la actualidad es una universidad bilingüe, español e inglés, donde asisten estudiantes latinos de diferentes países y las clases alternan instrucción una semana en inglés y otra en español.

4.3. Estudiante kichwa

“¿Por qué está interesado en mi cultura?, ¿cuál es el propósito de su proyecto?” Me preguntó Carmen al principio de nuestra primera entrevista en profundidad. En mi respuesta, le compartí mi experiencia como maestro de inglés como segundo idioma para hablantes de otras lenguas — ESOL, por sus siglas en inglés— enseñando a estudiantes adolescentes mayas (Pentón Herrera, 2019a). Le confesé que mi ignorancia y generalización de la población latina como población hispanoparlante me había impedido ayudar eficazmente a mis estudiantes guatemaltecos maya-parlantes —ixil, mam, q’eqchi’, entre otros— y que, con mi labor académica, me he propuesto hacer visibles las poblaciones indígenas latinoamericanas residentes en Estados Unidos. Además, le compartí que pienso que la visibilidad crea oportunidades, y la oportunidad sirve como trampolín en el camino hacia el éxito académico y social de las poblaciones indígenas latinoamericanas dentro de los Estados Unidos. “¡Ah bueno!,” me contestó Carmen a modo de aceptación, “creo que es importante lo que está haciendo; entonces le cuento.”

Para Carmen, la realidad que le compartí sobre mis estudiantes mayas es una historia que ella ha vivido en carne propia en su universidad y con sus hijos en las escuelas. “Eso que me dice de sus estudiantes y de que hay poco conocimiento de las personas indígenas de Latinoamérica pienso que es verdad. Incluso le digo, aquí en nuestra universidad, los mismos hispanos muchas veces no saben de nuestras culturas. Yo a veces vengo aquí a la universidad vestida con mi anako —falda típica kichwa de las mujeres— y mi traje y me doy cuenta que las personas se me quedan mirando y se cohíben para hablar conmigo, pero cuando me visto regular entonces las personas de la escuela si hablan conmigo y se me acercan.” Cuando le pregunté a Carmen cómo se sentía por esa diferencia de trato dentro de la universidad, me confesó “yo estoy orgullosa de mi cultura, eso no importa, yo sigo usando mi traje.” En la Fotografía 1 podemos ver a Carmen en su traje tradicional kichwa.

Fotografía 1 Carmen en su traje típico kichwa 

Mientras continuamos nuestro diálogo, Carmen me confesó que sus tres hijos —dos varones y una hembra— también habían pasado momentos difíciles en sus escuelas al principio de haber llegado a Estados Unidos. “Cuando nosotros vinimos, mis dos niños [varones], ellos no tenían en su mente de cortarse el cabello, ¡jamás!, pero cuando ya comenzaron a molestarles aquí que [se veían como] niñas, que tanta cosa, ellos querían contarse el cabello. Entonces yo le decía a mi niño, al más pequeño, ¡no!, yo voy a hablar [en la escuela] y vas a estar bien. Entonces ahora todos [sus compañeros de escuela] se llevan con él, ya saben cómo es, y cuando hay conciertos de música en las escuelas, que ellos tocan el violín, ellos participan con sus trajes.” En este breve relato aprendí que la acción de Carmen de acercarse a la escuela y educar a las maestras y administradores sobre su cultura y tradiciones kichwa fue instrumental para la aceptación y el empoderamiento de sus tres hijos. Carmen me enseñó varias fotos en donde sus hijos asisten a las actividades, celebraciones, y funciones de la escuela vestidos orgullosamente con sus trajes típicos y sus trenzas largas. “Ya ahora todo está bien [en la escuela],” me aseguró Carmen con una sonrisa, sus hijos se sienten felices y ya no han hablado más de cortarse su cabello.

4.4. Madre kichwa

Además de abogar en la escuela y cuidar de sus hijos, para Carmen el inculcar valores y tradiciones de su cultura kichwa saragura es una responsabilidad de los padres. Ella me compartió que para mantener y hacer que la cultural kichwa sea parte integral de la formación de sus hijos, ella trata de asistir a eventos culturales en Estados Unidos y Ecuador cada vez que es posible. “Todos los años nos vamos a las celebraciones en Nueva York o Wisconsin. Esta organización [SARUSA] tiene como cuatro años y eso me gusta porque ayuda a incentivar a las personas a utilizar nuestra ropa. Me acuerdo la primera vez que nos reunimos y los hombres se habían cortado el cabello, pocas personas tenían nuestras ropas. Pero el próximo año ya los hombres se dejaron el pelo largo y más personas se vestían con nuestra ropa.” Mientras me comentaba, Carmen buscó en su celular algunos videos de los bailes celebrados en estas asambleas exclamando, “mire, esta es nuestra ropa típica.”

Luego de que me enseñara algunos videos de los bailes, Carmen me enseñó otro video. “Mire aquí tengo otro video. Hicimos un documental en Ecuador con mis niños.” En el video se podía apreciar una abuela, un abuelo y seis niños, todos vestidos con ropa tradicional. En el video, mientras los abuelos hablaban en kichwa, los niños desgranaban el maíz. “Nosotros somos kichwas de Saraguro; sara quiere decir maíz y guro es el gusano del maíz. Para nosotros el maíz es muy importante, por eso están desgranando el maíz en el video.” Continuó Carmen, “en el documental ellos [la abuela y el abuelo] están hablando y el señor [el abuelo] le dice a ella [a la abuela] que los niños de este tiempo no quieren hacer nada, ya se están olvidando de todo. ¡Sí!, dice ella [la abuela], ahora los niños también ya están queriendo cortarse el cabello, ya quieren parecerse a los mestizos. Mestizos allá dicen mishucuna [en kichwa], es como mestizos.” Mientras me traducía el diálogo del video, le pregunté a Carmen si sus hijos hablaban kichwa también y, cuando me dijo que no, me confesó que “es contradictorio a lo que uno quiere; pero es lo mejor para mis hijos.”

Enseñarle kichwa a sus hijos ha sido difícil para Carmen debido a sus largas jornadas laborales. “El sistema de vida aquí [en Estados Unidos] es muy dificultoso para agarrar un hábito para hablarles en kichwa en casa. En la mañana hablan inglés en la escuela, cuando llegan a la casa en la tarde hablan español o inglés entre ellos, y cuando llego a la casa [en la tarde o noche] hablarles en kichwa ya es difícil.” ¿Y por qué les habla a sus niños en español?, le pregunté a Carmen. Ella me confesó que “el español es muy importante aquí en este país, es importante saber español e inglés justamente por la población que hay. Saber los dos idiomas es muy importante. Yo, personalmente, en el [tema del] idioma le he dicho a mi hijo que tiene que aprender español porque kichwa aquí no le va a servir, aquí le va a servir el español y el inglés. Me da mucha pena que no hablen kichwa, pero es mejor para ellos… si yo le digo a usted que tengo una visión de regresarme a mi país [Ecuador] eso es mentira, porque no lo voy a hacer. Entonces, si les digo a ellos [mis hijos] que tienen que practicar kichwa eso no les va a servir, aquí les va a servir el español, por eso hablan español. Esa es la realidad, justamente por estar en este país, porque si ellos estuvieran en Ecuador ellos supieran kichwa porque se da en las escuelas allá.”

Además de madre, Carmen también ha tenido que ser educadora de sus hijos, especialmente del más pequeño, ya que en su escuela no dan clase de español y todo el contenido se enseña en inglés. “Los dos primeros de mis niños hablan español, escriben, leen, todo correcto, pero el más pequeño tiene mucha dificultad porque él vino de cuatro años. Entonces él habla y habla en inglés, y entonces comenzó un día como que a no entender algunas palabras en español. Entonces yo empecé a darle clases en español, mandé a traer libros y empecé a hacerle practicar la lectura, las vocales, las sílabas, a formar palabras, y a formar frases. Entonces ahora él ya escribe en español, él ya lee, no perfecto, pero ya lee. Por eso también es que yo me he centrado en el español.” Sonriente Carmen culmina esta historia confesando, “yo le enseño el español a mis hijos y ellos me corrigen mi inglés.”

4.5. Orgullosamente kichwa

Para Carmen, su herencia e identidad kichwa no son negociables; ella es orgullosa de ser quién es, de sus raíces indígenas, y se asegura de inculcarle a sus hijos valores que estimulen la misma admiración y dignidad por su legado cultural kichwa. “Para mí es importante mantener mi cultura y tradiciones porque yo puedo ser lo que yo soy sin tener que cambiar. Cuando yo me visto [con mi traje] y salgo, yo me siento bien. Aunque a veces me miran como un bicho raro, yo me siento bien y en donde quiera me identifico. Porque si me miran en un lugar y la gente que conoce [de mi cultura] me mira y dice ‘ella es saragura’ o ‘ella es de Ecuador’. Para mí es muy importante que la gente me vea porque yo me identifico. Si yo me visto con otra ropa yo no me siento identificada. Y si yo siempre lo llevo, mis hijos siempre van a llevar ese legado que uno tiene que llevar para identificarse donde uno vaya.”

Para la familia de Carmen, perpetuar el orgullo del legado kichwa es una práctica generacional. Carmen me compartió que sus padres viven en Estados Unidos hace más de 25 años y que ellos continúan sus tradiciones y prácticas kichwas. “Mi papá tiene 25 años aquí pero nunca se ha cortado el cabello. Mi papá nunca ha cambiado, tiene su traje y él siempre nos ha dicho que nunca tenemos que dejar nuestras costumbres. Cada vez que vamos a un festival o a un museo, nos vestimos de forma tradicional.” Mientras me comentaba esto, Carmen buscó una foto en su celular y me mostró “mire, mis padres nunca se quitan el traje, fueron a la China y con sus trajes.” En esa foto vi a los padres de Carmen en frente de lo que parecía ser un enorme edificio en China vistiendo sus trajes típicos kichwa. “Incluso, le digo, mi papá está en una foto en El Museo Nacional de los Indios Americanos en Washington D.C. —The National Museum of the American Indian, en inglés— en su traje típico.” En la Fotografía 2 podemos apreciar a Carmen señalando a su padre en el museo.

Fotografía 2 Carmen señalando la foto de su padre en El Museo Nacional de los Indios Americanos 

Viendo que habíamos regresado inesperadamente al tema de las trenzas y el cabello, le pregunté con interés a Carmen ¿cuál es el significado o la importancia de tener el cabello largo en la cultural kichwa? “Sí, mire, tradicionalmente para los hombres, la trenza simboliza respeto y fuerza. Dentro de la cultura indígena, la trenza simboliza respeto, respeto a la cultura y a la persona. Si te cortas el cabello ya no le tienes el mismo respeto a la persona que se corta el cabello.” Según me explicó Carmen, en la cultura kichwa el cabello largo en los hombres es un signo de orgullo y ayuda a diferenciar los kichwas del pueblo mestizo. A su vez, el Dr. Ariruma Kowii, profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar e intelectual y poeta kichwa, cuenta otro simbolismo importante que tiene la trenza dentro de la cosmovisión indígena es su vínculo con la naturaleza. De acuerdo con el Dr. Ariruma Kowii, la trenza se vincula con tres espacios: el Hanan Pacha, que representa lo de arriba de la tierra, el Kay Pacha lo de la superficie, y el Uku Pacha que representa lo de abajo. Según el Dr. Kowii, “la conexión de los tres espacios es energía y vitalidad, ese sentido tiene la trenza porque es el enraizamiento de los tres espacios, es una articulación, es un símbolo de vitalidad” (citado en Carrizosa Moreira y Ortega Sierra, 2015, p. 39).

4.6. Manteniendo la cultura kichwa en unidad

Cautivado por todo el conocimiento que Carmen me había compartido durante nuestra entrevista en profundidad, decidí seguir buscando más información sobre la población kichwa en Estados Unidos. En particular, busqué más información en las redes sociales sobre las celebraciones anuales de SARUSA y encontré muchas fotos en Instagram e incluso en el periódico El Comercio (Castillo, 2017). Además, encontré la primera y única estación radial en kichwa dentro de los Estados Unidos, llamada Kichwa Hatari. De acuerdo con su página, Kichwa Hatari “es un colectivo de artistas, activistas, comunicadores y educadores kichwas que residen en EE.UU. [Su] misión es crear espacios para levantar el kichwa, como identidad, idioma y cultura. Esto se realiza a través de trabajos con comunidades de base, organizaciones e instituciones culturales, iniciativas audiovisuales, cursos de idiomas y servicios de interpretación/traducción.” Sin lugar a duda, la dinámica, joven, y robusta población kichwa dentro de los Estados Unidos está creando espacios para que su cultura e idioma sean celebrados y perdure.

Durante mi investigación independiente sobre la población kichwa dentro de los Estados Unidos también me percaté que el enfoque en el mantenimiento de sus tradiciones y cultura es esencial para esta población. Por ejemplo, durante nuestras conversaciones Carmen me compartió que le gustaría que las personas supieran la manera de convivencia en su cultura. “Nuestra manera de convivir es una manera solidaria, se podría decir que el trabajo es mancomunado, o sea, en unidad, en comunidad. Digamos que voy a hacer una casa y si necesito ayuda les digo a mis amigos y ellos les dicen a sus amigos y muchos llegan a ayudarte. Y tú solo tienes que dar comida y algo de beber para todos. Eso es común allá, eso se llaman mingas. Mingas es la acción de hacer trabajo en comunidad, ir a colaborar, a ayudar. También hay, por ejemplo, mingas comunales que es para ayudar a toda la comunidad. Por ejemplo, si hay que limpiar el sistema de riego de la comunidad, entonces decimos ‘¡vamos a hacer una minga para ayudar o limpiar el sistema de riego!’ y todos van y ayudan.”

“Una diferencia de las mingas comunales,” me clarifica Carmen, “es que ellos [las personas del pueblo] saben que el presidente del cantón [del pueblo] no va a brindar comidas para las 600 a 800 personas que hay en las mingas, es mucho. Entonces cada persona en la minga trae su comida, unos llevan más, otros llevan menos, pero a la hora del almuerzo se hace el pinchi mikuna — comida comunitaria, en kichwa—. Toda la comida se tiende en unos manteles grandes y largos en el piso y de ahí se riega la comida. Toda la comida se mezcla y de ahí todos comen de todos; eso es usual en las mingas comunitarias grandes. Y lo mismo aquí [en Estados Unidos] cuando hacemos las fiestas de la organización [SARUSA] cada quién lleva comida, llevamos de todo. Y entonces igual hacemos que en una mesa grande se riegue toda la comida en toda la mesa y todos comen, todo mezclado, todos comen de todo.” En la Fotografía 3 podemos observar el pinchi mikuna en una celebración.

Fotografía 3 Preparando el pinchi mikuna en una celebración 

Fascinado por esta interesante práctica comunitaria y cultural le pregunté a Carmen ¿cuál es el significado de esta práctica?, ¿cuál es la importancia de la práctica del pinchi mikuna? “Bueno, el significado es compartir, ser solidario, porque hay veces que hay personas que no tienen que comer, pero vienen y trabajan en la minga y ahí entre todos compartimos para que coman; solidaridad más que nada, y compartir. Esas cositas se miran tal vez pequeñas, pero son muy significativas y son muy útiles para la formación de cada persona, especialmente para cada niño porque ellos aprenden a compartir, de lo poco que tengan, ellos ven que se puede compartir.” Para Carmen y la comunidad kichwa saragura, las acciones del convivir diario es lo que ayuda a fomentar la formación moral y social de las nuevas generaciones. La práctica de las mingas, del pinchi mikuna, y de las celebraciones en comunidad — tanto en Ecuador como en Estados Unidos— es una oportunidad de celebrar su cultura kichwa mientras inculcan enseñanzas y valores que le servirá de compás moral a la nueva generación a lo largo de su vida. Para Carmen y la comunidad kichwa, ejercitar su cultura en unidad es necesario para arraigar sus enseñanzas ancestrales de solidaridad, respeto, y dignidad, al igual que para contribuir a la formación íntegra de la nueva generación kichwa.

5. Reflexiones finales y discusión

“Yo me siento orgullosa de ser lo que soy, saragura, de usar mi traje…y [quisiera] que todo el mundo sepa que existimos.” A lo largo de este estudio y durante nuestra comunicación, desarrollé una gran admiración por Carmen y su dedicada labor como matriarca de su familia, como trabajadora y estudiante incansable, como defensora y educadora de sus hijos en las escuelas y en su casa, al igual que como puente de conocimiento cultural indígena para la nueva generación dentro de su hogar. Para Carmen, como madre soltera inmigrante aprendiz de inglés, la sinergia madre-hogar-escuela ha, ciertamente, permitido que sus hijos “se desarrollen en un ambiente protegido y resguardado que les dé la estabilidad que necesitan para integrarse lingüística y académicamente al ambiente escolar dentro” (Pentón Herrera & Toledo-López, 2017, p. 77) de este nuevo contexto. Además, esta sinergia, acompañada de la compañía de sus padres y su comunidad kichwa saragura, ha permitido también que ella pueda ejercer su función como hacedora de conocimientos indígenas en la formación de sus tres hijos, preservando así la cultura y los valores kichwa dentro de su familia.

Es aquí, entonces, que arribamos a la segunda interrogante de este estudio, ¿por qué es importante que la historia de Carmen y otras mujeres indígenas latinas en Estados Unidos se comparta en la literatura académica contemporánea? Para contestar esta pregunta debemos primero entender que las poblaciones indígenas latinas dentro de los Estados Unidos son un grupo poco estudiado en la actualidad (Guerrero-Arias, 2019; Martínez & Mesinas, 2019; Pentón Herrera, 2018a, 2018b, 2019b; Urrieta, Mesinas, & Martínez, 2019). El poco conocimiento e invisibilidad de estas poblaciones ha contribuido a la falta de conocimiento sobre las mismas, la cual, a su vez, ha propiciado espacios de abandono (Pentón Herrera, 2019b), burlas (Pentón Herrera, 2018b), invisibilidad (Urrieta, Mesinas, & Martínez, 2019), e inhibición (Guerrero-Arias, 2019). Desgraciadamente, Carmen y sus hijos han experimentado personalmente el impacto que tiene la falta de conocimiento sobre las poblaciones indígenas de Latinoamérica en ámbitos sociales y académicos estadounidenses. En las palabras de Carmen, “cuando [las personas] dicen ‘indígena’ piensan en la última piedrita del zapato… en todos lados hay discriminación [contra los indígenas].”

Las historias y realidades de las personas indígenas de Latinoamérica residentes en los Estados Unidos necesitan, entonces, ser visibles y reconocidas tanto para el conocimiento de aquellos encargados de la educación de estudiantes indígenas latinos en los Estados Unidos, como para la urbe general ajena a la rica diversidad de la población latina dentro de la nación. De igual forma, la representación de estas poblaciones indígenas dentro de la literatura académica ayuda, a su vez, a revelar complejas dimensiones y matizadas ideologías relacionadas con sus vidas, como podemos apreciar en este texto. Aún más importante, la visibilidad de historias indígenas, como la de Carmen, ayudan a que la nueva generación de indígenas latinoamericanos residentes en Estados Unidos se sienta identificada y que vea que no necesitan sacrificar su legado cultural y lingüístico indígena ni necesitan asimilarse a la cultura dominante para lograr el éxito en esta nueva sociedad. Esto ciertamente lo han demostrado indígenas latinoamericanos exitosos en Estados Unidos como Sheba (Juanita) Velasco, tejedora, interprete, y educadora ixil maya galardonada en el 2016 por el Presidente de Guatemala como embajadora internacional de turismo; y como el Dr. Luis Urrieta Jr., p’urhépecha y catedrático de la Universidad de Texas en Austin, el cual ha sido honrado con varios premios a lo largo de su carrera, uno de ellos siendo el premio César E. Chávez Campeón del Cambio —César E. Chávez Champion of Change Award, en inglés— entregado por el Presidente estadounidense Barack Obama en 2014, por nombrar un par de ejemplos.

Me gustaría concluir este retrato de Carmen reconociendo que, mediante este aporte a la literatura académica, ella también se convierte en un punto de referencia que demuestra que no se necesita renunciar a la cultura indígena para ser exitoso en Estados Unidos; en este artículo, Carmen se convierte en otra historia exitosa de personas indígenas latinoamericanas residentes en los Estados Unidos. Las historias y voces indígenas dentro de la nación estadounidense han sido históricamente silenciadas y borradas (Barillas Chón, 2018; Quigley, 2016), a consecuencia, mi propósito es contrarrestar esta ideología colonial y ayudar a que las poblaciones indígenas de Latinoamérica residentes en los Estados Unidos sean visibles y que, mediante sus voces, puedan contar sus propias historias. Sobre todo, mi humilde visión con este aporte a la literatura es honrar la realidad de Carmen y cumplir con su anhelo de “que todo el mundo sepa que [los kichwas saraguros] existimos.”

Referencias

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1 En este artículo utilizo las mismas definiciones que Carmen utilizó a lo largo de nuestra comunicación. Para Carmen, la palabra típica se utiliza para denominar algo auténtico u original del pueblo kichwa y folklórico para representar otras culturas indígenas de Ecuador.

Recibido: 16 de Febrero de 2020; Aprobado: 12 de Octubre de 2020

* Autor principal: Luis Javier Pentón Herrera. American College of Education. 101 West Ohio St., Suite 1200, Indianapolis, IN 46204, Estados Unidos de América del Norte. Correo electrónico: luis.penton@gmail.com

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