INTRODUCCIÓN
El estudio de la empatía durante los últimos años ha consolidado nuevas perspectivas investigativas en el área de las neurociencias cognitivas. El primer antecedente del concepto de empatía se origina a finales del siglo XIX en Alemania, cuando el historiador del arte Robert Vischer en el año 1973 utiliza la palabra alemana Einfuhlung para discutir sobre la psicología de la estética y la percepción de la forma(1). Posteriormente, en el año 1909, Titchener traduce para la psicología experimental estadounidense la palabra al inglés “empathy”, y es a partir de esta fecha que diversos autores como Lipps, Diamon, Mehrabian, Kholer, Hoffman, entre otros empiezan a desarrollar estudios para explicar conceptualmente este proceso; así como realizar investigaciones con el objetivo de encontrar la relación con la conducta prosocial(2)(3)(4)(5), a explorar las características empáticas del personal médico con los pacientes(6)(7)(8) y a estudiar la empatía en pacientes que tienen rasgos psicopáticos(9)(10). Como resultado de estos antecedentes, el uso del término en las áreas de las neurociencias y en la psicología ha consolidado una trayectoria importante generando variedad en los conceptos y una discusión que se mantiene vigente(11)(12)(13). Por ello, el objetivo del presente artículo es proporcionar un análisis de la diversificación en el concepto y medición de la empatía, específicamente en población infantil, y presentar las medidas de evaluación de empatía con los métodos psicofisiológicos.
Los métodos utilizados para evaluar la empatía están determinados por una base conceptual consolidada, iniciando con investigaciones principalmente enfocadas a la población adulta. Aunque en la literatura se registran antecedentes a finales del siglo XIX, es a partir del año 1948 que Rosalind Dymond propuso una descripción conceptual de la empatía, entendida como la capacidad de tomar el rol del otro en las relaciones interpersonales(14). Más adelante en 1949, la autora añadió que la empatía era la transposición imaginativa de uno mismo en el pensamiento, sentimiento y actuación del otro; la anterior definición tuvo una tendencia a ser similar con los términos de conciencia social, simpatía o percepción del otro.
Las conclusiones procedentes de aquella época conllevaron a que Hogan considerara que el término hasta el momento era impreciso, debido a que existía una brecha entre la teoría y la medición, además que la empatía aludía al proceso de construcción propia del estado mental de otra persona(15). Con el objetivo de hallar una definición actualizada y precisa para la época, solicitó a cuatro psicólogos investigadores y a tres estudiantes de psicología de la Universidad de California que seleccionaran los ítems del California Q-Sort Test de Block(16), relacionados con una persona altamente empática. Como resultado, Hogan conceptualizó que una persona empática se caracterizaría por ser socialmente perceptiva de un amplio repertorio de claves interpersonales, sería consciente de la impresión que causa a los demás, poseería habilidades en técnicas sociales de juego imaginativo, fingimiento y humor, sería consciente de los motivos y el comportamiento propio, y evaluaría la motivación de otros en situaciones de interpretación.
Para el año 1969, surgen los aportes teóricos de Stotland que consideró que pese a que la empatía se podía comprender desde lo cognitivo, la forma en que el sujeto percibe y piensa en el otro está mediada por la relación social(17). Considerando lo anterior, Mehrabian y Episten en 1972 le otorgan a la empatía una definición que se relaciona con el componente emocional como una respuesta emocional vicaria a las experiencias emocionales percibidas de los demás(18). Además de la propuesta conceptual innovadora, los autores hallaron que cuando se experimenta un alto nivel de empatía emocional se reduce la probabilidad de tener un comportamiento agresivo, y que percibir de forma inmediata las señales de dolor de la víctima, aumenta la posibilidad de que un sujeto participe en el comportamiento de ayuda.
Posteriormente, Mark Davis en los años 80 desarrolló una medida de empatía multidimensional con el objetivo de incluir el componente cognitivo y emocional a través de cuatro aspectos o escalas(19). El componente cognitivo se conceptualizó con la escala de toma de perspectiva que permite medir la tendencia de adoptar espontáneamente el punto de vista psicológico de los demás, incorporado con la escala de fantasía, que mide la tendencia a transponerse imaginativamente en los sentimientos y acciones de personajes ficticios. Para el componente emocional, diseñó las escalas de preocupación empática o preocupación por los demás y la escala de angustia emocional, elaboradas para medir los sentimientos orientados a la ansiedad personal y malestar en situaciones interpersonales.
Continuando en el enfoque multidimensional, en el año 2004 Baron-Cohen y Wheelwright(20) argumentaron que no era posible hablar de empatía desde un solo enfoque dado que estos coexisten, de manera que la empatía se entiende como la capacidad de atribuir estados mentales a otra persona/animal que a su vez conlleva a que exista una respuesta afectiva apropiada en el observador al estado mental de otro individuo.
Por otro lado, Decety y Jackson(21) proponen un modelo de explicación donde la empatía está compuesta por tres componentes funcionales que interactúan dinámicamente para producir la experiencia empática en humanos. El primer componente es el intercambio afectivo entre el yo y el otro, basado en el acoplamiento percepción-acción que conduce a representaciones compartidas; el segundo componente es la conciencia del otro, y, por último, la capacidad de flexibilidad mental para adoptar la perspectiva subjetiva del otro que complementa los procesos regulatorios. Estos tres procesos están entrelazados entre sí para producir la experiencia subjetiva de la empatía.
De esta manera la discusión de los investigadores se dirigió en establecer si la empatía era cognitiva, afectiva o multidimensional. Sumado a lo anterior, se construyó, se validó y se aplicó pruebas para la evaluación de este constructo enfocadas en el componente cognitivo con aportes de autores como Dymond, Ker & Speroff, y Hogan(14)(15)(22); en el componente afectivo Mehrabian & Epstein, Bryant, Caruso & Mayer, Joliffe y Farrington(18)(23)(24)(25); finalmente con un enfoque multidimensional Davis, y Baron-Cohen & Wheelwright(19)(20)
Métodos de evaluación de autoinforme de empatía en población infantil
En la literatura, el Índice de Reactividad Interpersonal (IRI) de Davis(26) es el instrumento de autoinforme más utilizado y traducido por diversos autores para medir la empatía en población adulta(27)(28)(29)(30)(31)(32)(33)(34). Aunque la creación de los ítems en su versión original en inglés se realizó para población adulta, la prueba es utilizada para múltiples investigaciones en población infantil(35)(36)(37)(38)(39)(40)(41). La prueba original específicamente evaluó 475 estudiantes universitarios de psicología de Estados Unidos y contiene 28 ítems que se distribuyen en cuatro dimensiones que abarcan el dominio cognitivo y afectivo de la empatía. El test es ampliamente utilizado por sus propiedades psicométricas, toda vez que reporta una confiabilidad interna que varía entre 0,71 a 0,77 y la confiabilidad mediante test-re test de 0,62 a 0,71. Además está prueba ha sido adaptada para población adulta hispanohablante en una muestra de 692 personas y en una muestra de estudiantes universitarios conformada por 2512 individuos en España(42); a partir de estos estudios de validación en idioma español se han realizado análisis de validación en otras poblaciones, como la población infantil representada en una muestra de 1.285 niños de 9 a 12 años en Argentina(43); Este estudio concluyó que la versión argentina tuvo que incluir diferencias a la versión original y a la validación hispanohablante que probablemente se debían a las formas culturales de interpretación de los ítems. Pese a que existe una versión en castellano y dirigida a población infantil, no todos los reportes utilizan la versión argentina del IRI.
A su vez Mehrabian y Epstein proponen el Cuestionario de Medida de Tendencia Empática (QMME) (18) y exploraron la validez de la medida en experimentos que involucraban agresión y comportamientos de ayuda. Esta escala obtuvo un coeficiente de correlación Split-half de 0.84 en una población de 202 estudiantes de una clase de psicología de la Universidad de California. Con este test se realizaron estudios posteriores en población de estudiantes de secundaria con el objetivo de evaluar el comportamiento de ayuda y la conducta moral(44), así como evaluar la relación entre empatía y el desarrollo moral en adolescentes(45). Conjuntamente, esta escala ha sido utilizada en la evaluación de déficits en la empatía en niños con distintas condiciones relacionadas con la violencia(46).
También existen instrumentos que han diseñado sus ítems orientados a población infantil y adolescente. En el año 1982 Brenda Bryant basada en los planteamientos teóricos y metodológicos de Mehrabian y Epstein propone una escala de empatía de auto reporte denominado Índice de Empatía para Niños y Adolescentes (IECA) con un método útil para evaluar niños y adolescentes. La primera muestra de la prueba se trabajó con 258 participantes que cursaban primer, cuarto y séptimo grado; la segunda muestra fue de 72 integrantes de primer grado y 94 de séptimo grado de escuelas del área urbana de una ciudad de Estados Unidos. Bryant tomó 17 ítems de los 33 de la prueba de Mehrabian, y los redactó para ser apropiados para el uso con niños. Por ejemplo, el ítem “a menudo encuentro molestas las demostraciones públicas de afecto” se cambió por “las personas que se besan y abrazan en público son tontas". Así mismo el ítem “me entristece ver un extraño solitario en un grupo” se modificó por “me entristece ver a una niña (niño) que no puede encontrar a nadie con quien jugar”. La prueba de 22 ítems de lápiz y papel fue aplicada de manera individual para los niños de primer grado, y de forma grupal para los adolescentes de cuarto y séptimo grado. Los coeficientes de estabilidad mediante test- re-test, indicaron un grado adecuado para los estudiantes de primero de 0,74, cuarto grado 0,81 y de séptimo grado de 0,83. Según los valores anteriores la prueba cumple con los requisitos mínimos de validez de constructo y ha proporcionado la posibilidad de comprender los antecedentes y condiciones del desarrollo de la empatía desde el componente emocional, aunque se aparta componente cognitivo de la empatía. El IECA ha sido ampliamente utilizado en investigaciones con población infantil y adolescentes en trastornos de conducta(47), inteligencia emocional, (48) y comportamiento prosocial(49).
Continuando por esta línea de empatía emocional y de trabajo con adolescentes, en el año 1998, Caruso y Mayer crearon una escala que permitiera medir varios componentes de la empatía emocional basada en los postulados teóricos de Mehrabian y Epstein, sin adaptar los ítems del QMME, como si lo realizó Bryant para el IECA. Los autores estaban interesados en utilizar la escala para un programa de investigación sobre inteligencia emocional por lo que su objetivo no era fundamentar el test en el enfoque multidimensional. Se centraron en 6 escalas que hacen parte de la empatía emocional: la escala de sufrimiento, contagio emocional, respuesta al llanto, compartir positivo, sentir por los demás y atención emocional. El puntaje confiabilidad de consistencia mediante Alfa de Cronbach de los 33 ítems fue de 0.88 en una muestra de 290 adolescentes con edades comprendidas entre los 11 a 17 años. Los investigadores sugieren utilizar la escala si la finalidad es evaluar el componente emocional de la empatía, de lo contrario recomiendan utilizar una escala de empatía general.
Contrario a lo anterior, en Inglaterra el año 2006 Jollife y Farrigton proponen una escala para adolescentes que cuente con un enfoque multidimensional, que denominaron Escala de Empatía Básica (BES) inicialmente con 40 ítems aplicada en 363 adolescentes de 15 años. A través de un análisis factorial exploratorio de componentes principales y análisis de rotación varimax reducen la escala a 20 ítems, que un año después se administra de nuevo a 357 adolescentes. La propuesta conceptual del test utiliza la definición de empatía de Cohen y Strayer "como la comprensión y el intercambio en el estado o contexto emocional de otra persona" (p. 523) abarcando la congruencia afectiva y la comprensión de emociones. La prueba también realizó un análisis de validez divergente, que halló una validez en la dirección y magnitud esperada evidenciado en las relaciones observadas con otras pruebas existentes, como la prueba de simpatía, toma de perspectiva, alexitimia, amabilidad, conciencia, apertura, supervisión parental y estado socioeconómico y una validez divergente como lo demuestra la no relación con la respuesta socialmente deseable.
Luego, para investigar la empatía en niños en edad preescolar se creó el Test de Southampton de Empatía para Preescolares (por sus siglas en inglés, STEP). La prueba fue aplicada a 39 niños entre 40 y 53 meses de edad. Como metodología la prueba utilizó 8 viñetas de videos que incluían 4 emociones como enojo, felicidad, temor y tristeza que muestra niños en escenarios emocionales. Este método se orientó en evaluar la capacidad del niño para comprender y compartir la experiencia emocional del protagonista de la historia a través de la expresión facial, las situaciones, las señales verbales y el deseo del protagonista. La prueba STEP tuvo una validez concurrente moderada con una escala de empatía calificada por los padres, se realizó análisis de validez de constructo a través de una escala de comportamiento prosocial calificada por los maestros de los participantes y tuvo una buena fiabilidad interna(50). (Tabla 1)
Nombre del instrumento: | País: | Definición de empatía: | Dominio: | Población: | |
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1 | Rating test of insight and empathy Dymond (1949) | Estados Unidos | “Transposición imaginativa de uno mismo en el pensamiento, sentimiento y actuación del otro”. | Afectivo | Adultos |
2 | Empathy Test Kerr y Speroff (1954) | Estados Unidos | “Capacidad de ponerse en la posición de la otra persona, establecer una buena relación y anticipar sus reacciones, sentimientos y comportamientos”. | Cognitivo | Estudiantes universitarios |
3 | Empathy Scale Hogan (1969) | Estados Unidos | “La aprehensión intelectual o imaginativa de la condición o estado mental de otra persona sin experimentar realmente los sentimientos de esa persona”. | Afectivo | Adultos y estudiantes de secundaria |
4 | Measure of Emotional Empathy Mehrabian y Epstein (1972) | Estados Unidos | “Respuesta emocional vicaria a las experiencias emocionales percibidas de los demás”. | Afectivo | Estudiantes Universitarios |
5 | Interpersonal Reactivity Index Davis (1980) | Estados Unidos | “Se refiere a las reacciones de un individuo al observar experiencias de otro” | Cognitivo-Afectivo | Adultos |
6 | An Index of Empathy for Children and Adolescents Bryants (1982) | Estados Unidos | “Respuesta emocional vicaria a las experiencias emocionales percibidas de los demás”. | Afectivo | Niños y adolescentes |
7 | Measure of Emotional Empathy for Adolescent and Adults Caruso y Mayer (1998) | Estados Unidos | “Empatía como respuesta emocional”. | Cognitivo-Afectivo | Adolescentes y adultos |
8 | Escala de Empatía e Identificación con los personajes Igartua y Páez (1998) | España | “Empatía afectiva, capacidad de volverse el/la protagonista, desear ser como los/as protagonistas y tener percepción de similaridad”. | Cognitio-Afectivo | Estudiantes de psicología |
9 | Empathy Quotient Baron-Cohen y Wheelwright (2004) | Inglaterra | “La empatía es el impulso o la capacidad de atribuir estados mentales a otra persona / animal, y conlleva una respuesta afectiva apropiada en el observador al estado mental de la otra persona”. | Cognitivo-Afectivo | Adultos |
10 | Basic Empathy Scale Joliffe y Farrington (2006) | Inglaterra | “Mantener un enfoque en las emociones básicas, la experiencia de la empatía cognitiva y afectiva podría ser superior a la de las emociones no específicas, como estar nervioso, ansioso o molesto, comúnmente utilizado en otras escalas”. | Cognitivo-Afectivo | Adolescente |
11 | Test of Empathy Scale for Preeschoolers Howe, Pit-ten, Brown y Hadwin (2008) | Inglaterra | “La empatía representa una respuesta cognitiva y afectiva al estado emocional percibido de otro, por el cual se propone que un individuo experimente una reacción emocional similar a otra persona o a la situación de esa persona” (Hoffman, 2000; Preston & de Waal, 2002). | Cognitivo-Afectivo | Preescolares |
*Fuente: Elaboración propia.
Medidas psicofisiológicas de evaluación de empatía en población infantil
Los investigadores han explorado las bases fisiológicas de los procesos empáticos que se llevan a cabo en el cerebro utilizando diversas técnicas. Mediante imagen funcional, regiones cerebrales como la ínsula bilateral anterior, el giro anterior del cíngulo, el tronco encefálico, parte del tálamo y el cerebelo(51)(52)(53)(54)(55)(56)(57)(58)(59) han sido vinculadas a los criterios de respuesta de la empatía (Figura 1). Adicionalmente, los mecanismos neuronales de la acción de empatizar asociado a la imitación ligada al sistema de neuronas espejo (MNS en sus siglas en inglés)(60), se han ubicado en el giro frontal inferior, la corteza parietal inferior, amígdala, corteza frontal inferior y corteza temporal superior (Figura 2) (61)(62)(63).
No obstante, por su resolución temporal (milisegundos), el electroencefalograma (EEG) es la técnica utilizada con mayor frecuencia para evaluar el funcionamiento eléctrico cerebral(64) y su análisis se realiza en los componentes de los potenciales relacionados con eventos (PRE). Gracias a esta técnica, la revisión de la supresión de ondas alfa ha resultado útil en la evaluación de la toma de perspectiva(65). Por ejemplo, estudios de Perry, Ben-Ami, Lamm, Hoenen, Lubke y Pausse; & Decety; Héroux, Gray, Joubert, Be Konick, Blanchaette, Beaulieu y De Beaumont; Pelev-Avron, Goldstein, Yellinek, Weisman-Fogel y Shamay-Toory; y Nishimura, Ikeda y Higuchi(66)(65)(66) han logrado determinar que la supresión de la actividad mu dentro del EEG es un indicador de empatía cognitiva y puede generarse en respuesta a representaciones visuales de otros con dolor e injusticia social(69)(70)(71). Estas ondas mu (8-12 hz) son un subtipo de ondas alfa que se registran en las áreas motoras del cerebro. Otros estudios que han examinado los rasgos de insensibilidad en la primera infancia, han realizado el análisis del componente de negatividad de ajuste (MMN) el cual es un componente PRE utilizado como índice del grado en que se perciben y procesan las diferencias en la valencia emocional(72).
De igual modo, la actividad mu ha sido registrada en bebés bajo la hipótesis del desarrollo del funcionamiento del sistema de neuronas espejo vinculadas a esta actividad neuronal y procesos como la comprensión de la acción y la empatía. Ejemplo de ello es el trabajo de Nystrom(73) empleando EEG de alta densidad en 19 lactantes y 15 adultos usando estímulos de video con el agarre en la condición de objetivo dirigido, diseñados para la evitación del reconocimiento facial de emociones en un sujeto que se ubicaba en diferentes distancias de un objeto predeterminado. Oberman y colaboradores(74), por su parte, realizaron mediciones de la actividad mu y las disfunciones de las neuronas espejo con EEG en una muestra de niños con trastorno del espectro autista utilizando videos de manos y pelotas en movimiento para la imitación de la acción. Ambos procedimientos coinciden en la metodología empleada para el registro de EEG, y los resultados permitieron establecer que existe activación neuronal del mecanismo de neuronas espejo en el caso de los lactantes en la descronización en respuesta al movimiento visual y que el curso temporal de PRE es una herramienta que contribuye a trazar la maduración del sistema de neuronas espejo en los seres humanos desde edad temprana. Por otro lado, la falta de supresión de la onda mu en niños con trastorno del espectro autista sugiere posibles disfunciones en el sistema de neuronas espejo, que implica habilidades como la imitación y la empatía.
Además, las oscilaciones del ritmo mu han sido estudiadas en el procesamiento empático en respuesta a la victimización social, específicamente los prejuicios relacionados con la raza en escenarios de injusticias sociales hacia niños blancos y negros en Estados Unidos. Los resultados muestran que las injusticias sociales como ser objeto de burlas evocan la supresión mu en niños en un rango de edad 5,34 a 8,56 años. Curiosamente no hubo diferencias en la supresión de mu en respuesta a la victimización social en función del grupo racial de la víctima(69). Por otro lado, un estudio midió el nivel de moral y mostró que los niños con un índice de evaluación moral más alto demostraron una amplitud de ritmo alfa en general más alta, así como un patrón especifico de amplitud de ritmo theta. Los índices de evaluación moral se correlacionaron con la asimetría alfa en los electrodos F7 y F8 correspondientes prefrontal dorsolateral, lo que indica una mayor activación en las regiones prefrontales del hemisferio izquierdo en niños con una comprensión más desarrollada de la conducta moral(75).
Avanzando en esta línea, la investigación en bebés lactantes también ha evaluado los correlatos neuronales entre la activación cerebral asimétrica frontal-temporal y el comportamiento prosocial y de consuelo mediante EEG(76). Las correlaciones plantean una relación entre la activación frontal y las reacciones empáticas de los bebés, al igual que una activación temporal vinculada al comportamiento de ayuda. En contraste con los estudios citados anteriormente, la activación temporal observada no se liga a la desincronización de mu, los reflejos de las acciones del sistema motor o a la habilidad de las personas para comprender las acciones de su alrededor, teniendo en cuenta que este tipo de activación se centra en áreas centrales sensomotoras del cerebro. Por consiguiente, se resalta la necesidad de comprender la correlación negativa entre la empatía cognitiva y el comportamiento de ayuda, que en otras palabras indica que el comportamiento de ayuda se refleja la orientación a la tarea, mientras que la comprensión de la angustia está relacionada con la orientación social enlazada al análisis del problema del otro.
La técnica de EEG en toma de perspectiva, preocupación empática y comportamiento prosocial en niños preescolares ha demostrado que los análisis de ventanas de N2 producen efectos significativos en los estímulos dolorosos con más amplitudes negativas que neutrales(77). Además, los potenciales positivos tempranos y tardíos (LPP) que se han asociado positivamente a comportamiento prosocial de generosidad, evidenciaron efectos del dolor en la LPP temprana, donde las imágenes dolorosas fueron más negativas que neutrales. Los LPP tardíos, en cambio, presentaron interacción de dolor por lateralidad, pero no fueron suficientemente significativos en las pruebas de post-hoc.
La importancia de abordar los estudios de la empatía y sus correlatos con los PRE parte de los aspectos de la primera infancia que se consideran críticos para el desarrollo biológico, psicológico y social del individuo; además de los factores ambientales y familiares que poseen un rol determinantes en la formación y el funcionamiento de estructuras cerebrales. Por lo tanto, la ocurrencia de eventos estresantes y continuos podrían generar en el niño serias dificultades en su desarrollo biopsicosocial(78).
CONCLUSIÓN
La literatura revisada da cuenta de los avances en la medición y conceptualización de la empatía desde su origen hasta la fecha. La creación de instrumentos de forma simultánea con la delimitación del término ha acortado brechas teóricas y metodológicas para ofrecer claridad en el abordaje de este constructo. Los avances en los procesos de desarrollo teórico de la empatía, aunque graduales, han proporcionado un horizonte prometedor para seguir indagando aspectos concernientes a componentes propios de la interacción social en distintos grupos etarios.
Aunque el progreso investigativo de la empatía es notorio, se encontraron pros y contras referentes a las metodologías manejadas en la delimitación de este componente en la población infantil. Conforme a los instrumentos dirigidos a los grupos etarios, es visible la insuficiencia de medidas de empatía para población infantil. Si bien la búsqueda arrojó que se registran dos pruebas elaborados originalmente para niños en edad preescolar y escolar, este resultado involucra afectaciones en la práctica investigativa y clínica al limitar la evaluación de otros dominios relevantes en el transcurso del neurodesarrollo de la empatía en la infancia. A pesar de ello, esta situación propone una oportunidad para el avance de nuevos métodos y medidas de las propiedades de la empatía, particularmente en países de habla hispana que comprenden condiciones culturales y sociales que adquieren notable importancia en la cognición para su respectivo estudio.
En la misma línea, se encontró que las pruebas existentes en la recolección de información de la empatía en niños no disponen de contenidos que permitan monitorear el desarrollo de la empatía en el curso de la infancia. La fuerza de la evidencia apunta a que las medidas psicofisiológicas como el EEG tienen la capacidad y la eficacia para este vacío en el conocimiento. Construir herramientas para la vigilancia del progreso de las dimensiones de la empatía junto a instrumentos de recogida de información en la niñez integran un reto especial para el área de la neuropsicología y la evaluación neuropsicológica a nivel ecológico con el objetivo de precisar resultados psicométricos y neurofuncionales según las características individuales del sujeto. Adicionalmente, incorporar instrumentos de medición cognitiva de la empatía a la evaluación psicofisiológica implica evitar desaciertos en la identificación de alteraciones en dicho componente.
Finalmente, este artículo sugiere que el trabajo futuro en población infantil se decante en variables que envuelvan procesos conectados a factores sociales y demográficos como la vulnerabilidad y la inequidad, con el propósito de aportar a nuevos conocimientos que permitan comprender los cambios y dinamismos de la sociedad, debido a que probablemente estos aspectos moldeen las dinámicas de la interacción social y el desenvolvimiento del individuo en la sociedad.