INTRODUCCIÓN
Las fake news, entendidas como noticias falsas que fecundan principalmente en entornos digitales, constituyen un fenómeno que ha capturado la atención tanto de académicos como de la sociedad en general. Durán & Tusa (2019) señalan que las redes sociales, debido a su anonimato y falta de regulación, son terrenos fértiles para la expansión de estas informaciones incorrectas. Este aspecto se agrava por la velocidad con la que las fake news se difunden en comparación con las verídicas, lo que afecta significativamente la esfera social y política. Esta rápida difusión se atribuye a “plataformas en línea y otros servicios de Internet” (González, 2019, p. 29), las cuales favorecen la proliferación de contenidos que inducen a error de manera intencionada.
El impacto de las fake news no se limita a la desinformación, sino que incide en la calidad del discurso público y la confianza en los medios de comunicación tradicionales. Catalina-García et al. (2019) destacan que “
”, donde existe un fuerte deseo de confirmar prejuicios contra grupos o individuos considerados adversarios.en un mundo interconectado, aumenta la información, pero también la desinformación y la propagación de noticias falsas, sin documentar, con autoría anónima, interesada o incluso maliciosa
La cualidad de las redes sociales, que permite a los usuarios no solo consumir sino producir y distribuir contenido, resulta un factor determinante en la exacerbación de las fake news (Durán & Tusa, 2019). Samya et al. (2023) apuntan a la facilidad y rapidez con la que se puede compartir información en estas plataformas, lo que ha facilitado la invención y difusión de noticias falsas. Este entorno “
” (Raman et al., 2024, párr. 2).no tan regulado de las redes sociales ha intensificado la prevalencia de fake news, con importantes implicaciones tanto para los individuos como para las sociedades
El objetivo subyacente de las fake news trasciende la mera transmisión de información; pues se centra en captar la atención y lograr el consenso dentro de un grupo social específico, a menudo sin preocuparse por la veracidad de lo comunicado (De la Peña, 2022). Plataformas como WhatsApp y Facebook han sido particularmente señaladas por su papel en facilitar y amplificar la diseminación de estas noticias (Lan & Tung, 2024), hecho que contribuye a un paisaje mediático donde la verdad a menudo queda oscurecida por la manipulación y la desinformación.
La fake news, caracterizadas por su naturaleza engañosa y manipuladora, se han erigido como una problemática social contemporánea. Orhan (2023) las define como contenido inexacto o ficticio, publicado o difundido como información real, aun careciendo de veracidad. Esta definición subraya la intención detrás de las fake news de imitar la autenticidad del periodismo legítimo para engañar al público.
Por otro lado, Durán & Tusa (2019) expresan que “
”, y desempeñan un papel crucial en la influencia sobre las creencias personales por encima de los hechos objetivos. Catalina-García et al. (2019) profundizan en esta idea: “las noticias falsas o fake news han sido conceptualizadas como posverdad en el entorno periodístico digital
” (p. 99).noticias falsas (…) intencionadas, producidas con un propósito definido: el de engañar
La proliferación de las fake news se incrementa “
” (Jiménez-Escalante & Guerra-Moreno, 2022, p. 138), lo que facilita una difusión masiva y rápida que excede los límites tradicionales de la información. Internet no es solo una fuente de información, sino que se constituye como un espacio de interacción de consulta en el que todos los participantes pueden generar contenidos (CNDH México, 2019). En las últimas décadas se ha producido “un fuerte aumento en la cantidad de información errónea o fake news disponibles en línea” (Delaney et al., 2024, p. 34).con la aparición de internet y el enorme poder de difusión de la información a través de las plataformas digitales (como blogs, páginas web y redes sociales)
Chavero & Intriago (2021) y Esteban-Bravo et al. (2024) las describen como construcciones de información fabricada que imitan a los medios de comunicación legítimos, con el fin de engañar. Este engaño intencionado es una de sus características distintivas, diseñadas para manipular hechos y difundir desinformación (Hu et al., 2024; Raman et al., 2024).
Incluso, las emociones influyen en las respuestas de un sujeto a las noticias falsas; ciertos estados de ánimo asociados con la felicidad o mayor motivación generalmente correlacionan con la tendencia a creer información falsa (Kwek et al., 2023). Las fake news generan distorsiones de la memoria e influyen en el comportamiento de las personas. Según Leon et al. (2023) “
” (p. 24).en el marco de los grandes debates, la tendencia a generar falsos recuerdos a partir de fake news parece estar modulada por el alineamiento ideológico de cada individuo
La irrupción de las fake news en plataformas de acceso abierto y su rápida expansión plantean desafíos significativos para la integridad de la información pública y la formación de opiniones basadas en hechos verificados (Durán & Tusa, 2019; Nieves-Cuervo et al., 2021). Este panorama destaca la importancia de abordar críticamente las fuentes de información y promover la alfabetización mediática entre usuarios para combatir la influencia de las noticias falsas en la sociedad.
La creciente proliferación de noticias plantea serios desafíos para la educación mediática de los estudiantes universitarios. Sahu et al. (2023) señalan que los estudiantes dependen cada vez más de plataformas como WhatsApp, YouTube y Facebook para informarse, lo que aumenta su vulnerabilidad frente a la desinformación. A pesar de que emplean algunas estrategias para verificar la veracidad de las noticias, resultan insuficientes para detener su difusión. Kumar & Pandey (2023) concluyen que, aunque los estudiantes tienen un cierto nivel de conocimiento sobre la detección de noticias falsas, persisten deficiencias significativas en sus habilidades de pensamiento crítico.
Este estudio, enfocado en estudiantes universitarios de Ecuador, tiene como objetivo explorar sus percepciones y respuestas ante las fake news, un fenómeno poco investigado en el contexto latinoamericano. Investigaciones como la de El Rayess et al. (2018) subrayan la importancia de fortalecer la alfabetización mediática para contrarrestar la desinformación. Se examina cómo los estudiantes evalúan, identifican y responden a las noticias falsas en distintos contextos, considerando variables demográficas como edad, género, facultad y año académico. Asimismo, Orhan (2023) destaca que la enseñanza de competencias en alfabetización digital es fundamental para capacitar a los estudiantes en la identificación y mitigación de la propagación de noticias falsas. Este análisis pretende no solo comprender las actitudes de los jóvenes ecuatorianos, sino proponer estrategias efectivas para enfrentar los efectos de la desinformación.
METODOLOGÍA
Se asumió un enfoque cuantitativo y se exploraron aspectos descriptivos y correlacionales. Se utilizó una encuesta estructurada con ítems cerrados y escalas tipo Likert, que permitió la recolección y análisis sistemático de los datos (Hernández Sampieri & Mendoza Torres, 2018). La encuesta, administrada a través de Google Forms, se dividió en secciones sobre información personal y dimensiones de percepción, conocimiento, comportamiento y actitudes hacia las fake news.
El estudio descriptivo documentó percepciones, actitudes y comportamientos de estudiantes universitarios, mientras que el análisis correlacional evaluó cómo las características demográficas influían en las respuestas de la encuesta para identificar tendencias significativas (Hernández Sampieri & Mendoza Torres, 2018).
La población del estudio abarcó 6412 estudiantes de las facultades de Ciencias de la Salud y Desarrollo Humano, Derecho y Gobernabilidad, Ciencias Económicas y Empresariales, Ingenierías, Arquitectura y Ciencias de la Naturaleza, Marketing y Comunicación, y Estudios Globales y Hospitalidad de una universidad ecuatoriana, matriculados durante el primer periodo intensivo de 2024, que transcurrió entre enero y marzo.
La selección de la muestra se efectuó mediante un método de muestreo probabilístico, siguiendo criterios rigurosos para garantizar la igualdad de oportunidades en la selección de los participantes (Hernández Sampieri & Mendoza Torres, 2018). Utilizando el software “Decision Analyst STATS” y basado en un nivel de confianza del 95 % y un margen de error del 5 %, se determinó una muestra de 362 estudiantes.
Antes de la recolección de datos se aseguró el consentimiento informado de los participantes, quienes fueron debidamente informados de que los datos recabados serían utilizados exclusivamente con propósitos investigativos. El proceso de recolección de datos se llevó a cabo en febrero de 2024 mediante un formulario en línea, autoadministrado y anónimo, distribuido a través del correo electrónico institucional (Lione, 2023). Los temas abordados en la encuesta abarcaron familiaridad, identificación, experiencias personales, impacto y opiniones sobre estrategias de mitigación.
Para garantizar la validez de la encuesta, se realizó una prueba piloto que evaluó la consistencia interna de los ítems mediante el coeficiente alfa de Cronbach, asegurando así la fiabilidad de las mediciones relacionadas con la percepción de las fake news.
Tras una fase inicial de recolección de datos, se realizó una revisión preliminar y un proceso de depuración para eliminar registros duplicados y temporales, lo cual redujo el número de participantes efectivos a 582. El análisis de datos se efectuó utilizando el lenguaje de programación Python, aprovechando bibliotecas como Numpy, SciPy, Pandas y Matplotlib. Estas herramientas facilitaron el cálculo y la representación gráfica de los datos, así como un análisis exhaustivo que incluyó la evaluación de frecuencias, porcentajes y la implementación de pruebas específicas para estudiar las correlaciones entre las variables demográficas y las respuestas obtenidas (Rodríguez-Rivas & Rodríguez Castillo, 2022).
En la fase de análisis se evaluaron frecuencias y porcentajes mediante métodos estadísticos y se implementaron pruebas específicas del análisis de correlación para identificar diferencias y correlaciones entre variables demográficas y las respuestas obtenidas. Este enfoque permitió revelar patrones significativos y concluyentes en el estudio.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
EVALUACIÓN CONSISTENCIA INTERNA DE LA ENCUESTA
Se empleó el lenguaje de programación Python para calcular el coeficiente alfa de Cronbach de las preguntas seleccionadas P02, P03, P12 y P13, se obtuvo un valor de 0.568. Aunque este valor no es excepcionalmente alto, es moderadamente aceptable en el contexto de estudios exploratorios que investigan temas complejos y multifacéticos, como las percepciones sobre las noticias falsas. La interpretación de este coeficiente indicó una coherencia interna razonable entre los ítems seleccionados, demostrando que estas preguntas mantienen una consistencia relativa en la medición del constructo de interés.
CARACTERÍSTICAS DEMOGRÁFICAS DE LOS PARTICIPANTES
La encuesta realizada a los estudiantes proporcionó información demográfica detallada referente a edad, género, facultad y año académico. En términos de edad, la mayoría de los encuestados se encontró en el rango de 18 a 21 años, representando el 73.54 % del total, seguidos por aquellos entre 22 y 25 años con un 22.85 %. Estos datos sugieren que la población encuestada es mayoritariamente joven.
En cuanto al género, la distribución fue relativamente equilibrada, aunque con una ligera predominancia del género femenino, que constituye el 52.06 % de los participantes. El género masculino representó el 47.08 %, mientras que los participantes no binarios conformaron un 0.86 %, lo que refleja una diversidad de género limitada en la muestra.
La distribución de los encuestados por facultad reveló una mayor concentración en las áreas de Derecho y Gobernabilidad (23.88 %) y Ciencias Económicas y Empresariales (23.20 %), seguidas por Ingenierías, Arquitectura y Ciencias de la Naturaleza (19.76 %).
Respecto al año académico, hubo una distribución relativamente uniforme entre los años, con una ligera predominancia de estudiantes de segundo año (31.79 %), seguidos de cerca por tercer año (25.09 %), cuarto año o superior (21.99 %) y primer año (21.13 %).
ANÁLISIS DE CORRELACIÓN DE LAS PERCEPCIONES SOBRE FAKE NEWS
Se aplicó una matriz de correlación para examinar las relaciones entre las respuestas de los encuestados a las preguntas basadas en la escala Likert entre las variables P02, P03, P12 y P13 (Figura 1). Se destacó la existencia de correlaciones positivas entre las variables, con la relación más fuerte observada entre la pregunta P12 y P13 (r = 0.550294), lo que indica una asociación moderada entre las percepciones sobre el impacto de las fake news en la opinión pública y la confianza en los medios de comunicación.
DISTRIBUCIÓN DE RESPUESTAS Y PERCEPCIONES ESTUDIANTILES
Para la variable P02, un notable 69.24 % de los encuestados indicó estar totalmente de acuerdo con que las fake news representan un problema significativo, mientras que un 24.05 % adicional estuvo de acuerdo, sumando un consenso del 93.29 % sobre la importancia de este asunto (Figura 2). Este alto nivel de acuerdo subraya la conciencia generalizada sobre la amenaza que las fake news representan para la sociedad.

Figura 2: Distribución respuestas a ¿Cree que las fake news son un problema importante en la sociedad actual? (P02)
En la variable P03, la distribución de respuestas mostró que un 30.24 % de los participantes percibió el impacto de las fake news como muy negativamente, y un 44.33 % adicional como negativamente (Tabla 1). Este predominio de percepciones negativas (74.57 % combinado) destaca la preocupación general sobre las consecuencias adversas de las noticias falsas en el entorno social y político.
Tabla 1: Distribución respuestas a ¿Cómo cree que las fake news afectan a la sociedad en general? (P03)

Para la pregunta P04, la mayoría de los encuestados (61 %) calificó su capacidad para identificar fake news como moderada, lo que sugirió un nivel de confianza intermedio en sus habilidades para discernir la veracidad de la información, planteando cuestiones sobre la eficacia de la educación mediática actual (Figura 3).

Figura 3: Distribución respuestas a ¿Cómo evaluaría su capacidad para identificar una fake news? (P04)
La respuesta a la pregunta P06 reveló que el 39.69 % de los estudiantes se posicionó en un punto neutro respecto a su familiaridad con conceptos relacionados con fake news, hecho que indica una posible brecha en el conocimiento específico sobre el tema, a pesar de la alta conciencia general.
En la pregunta P07, una significativa proporción de encuestados (43.47 %) afirmó casi nunca haber compartido noticias falsas, y un 26.29 % adicional nunca, lo que sugiere una tendencia hacia la precaución en la difusión de información.
La pregunta P08 mostró que el 47.77 % de los participantes verificó la autenticidad de las noticias siempre o casi siempre antes de compartirlas, lo que refleja una práctica consciente y crítica en el manejo de información en redes sociales y otros medios (Tabla 2).
Tabla 2: Distribución respuestas a ¿Qué tan a menudo verifica la autenticidad de una noticia antes de compartirla? (P08)

Para la pregunta P09, un 74.4 % de los encuestados negó haber tomado decisiones importantes basadas en noticias falsas, lo que indica un nivel de escepticismo o una capacidad efectiva para identificar información engañosa en contextos críticos.
En la pregunta P10, el 37.63 % de los estudiantes indicó que a veces ha cambiado su opinión sobre un tema importante después de leer una noticia falsa, lo que resalta la influencia sutil pero presente de las fake news en la formación de opiniones.
La distribución de respuestas para la pregunta P11 mostró que casi la mitad de los encuestados (49.66 %) calificó como normal su capacidad para recordar el último titular de noticia que leyeron, sugiriendo un nivel medio de atención o retención de la información mediática.
Para la pregunta P12, se observó una tendencia a reconocer el impacto de las fake news en la opinión pública, con un 52.75 % de los encuestados indicando que esto sucede siempre o casi siempre, resaltando la percepción de su influencia en la conformación de discursos públicos.
En la pregunta P13, un 59.96 % de los participantes creyó que las fake news disminuyen la confianza en los medios de comunicación siempre o casi siempre, lo que subraya la preocupación por el deterioro de la credibilidad mediática debido a la desinformación (Figura 4).

Figura 4: Distribución respuestas a ¿Cree que las fake news pueden disminuir la confianza en los medios de comunicación? (P13)
La respuesta a la pregunta P16 reveló que en su mayoría (62.36 %) los encuestados han presenciado discusiones o conflictos a veces o casi siempre debido a las fake news, enfatizando el impacto contradictorio de la desinformación en las interacciones sociales.
Se intercalaron en la encuesta, las preguntas P01, P05, P14, P15 y P17, con preguntas de selección múltiple. A diferencia de las preguntas anteriores de escala Likert, que miden el grado de acuerdo o desacuerdo con afirmaciones específicas, estas capturan una respuesta específica dentro de opciones predefinidas.
Para la pregunta P01, un predominante 77.66 % asoció inmediatamente las fake news con noticias falsas, lo que subraya la comprensión generalizada de su naturaleza engañosa (Tabla 3). En relación con las señales para identificar fake news (P05), el 51.37 % destacó la fuente desconocida o poco fiable como indicador clave, lo que refleja la importancia crítica de evaluar la fuente de información (Tabla 4).
Tabla 3: Distribución respuesta a ¿Qué le viene a la mente cuando escucha la palabra fake news? (P01)

Tabla 4: Distribución respuesta a ¿Cuáles son algunas de las señales que le permiten identificar una fake news? (P05)

Al indagar sobre la principal fuente de fake news mediante la pregunta (P14), un notable 69.42 % de los encuestados apuntó a las redes sociales, lo que resalta la percepción de su papel central en la difusión de información errónea (Tabla 5). En cuanto a las estrategias para combatir este problema en la pregunta (P15), reforzar las normas de verificación de hechos en los medios de comunicación fue la medida más respaldada con un 33.16 %, seguida de cerca por la educación a la población sobre cómo identificar fake news con un 32.47 % (Tabla 6).
Tabla 6: Distribución respuesta a ¿Qué cree que se puede hacer para combatir el problema de las fake news? (P15)

Finalmente, al considerar las consecuencias negativas de las fake news en la sociedad en la pregunta (P17), el 49.48 % de los participantes manifestó preocupación por la disminución de la confianza en las instituciones, el 25.95 % por la influencia en las elecciones, el 17.01 % por la promoción de la polarización social, el 6.01 % por los daños económicos y el 1.55 % por otros efectos. Estos resultados destacan las profundas implicaciones sociales de la desinformación.
Además de las opciones de respuesta predeterminadas proporcionadas en las preguntas de elección múltiple, se ofreció a los encuestados la opción Otros para expresar alternativas no listadas. Aunque se recibieron algunas respuestas bajo esta categoría, su cantidad fue relativamente baja y no revelaron patrones consistentes o temas nuevos significativos que afectaran las tendencias generales observadas.
La era digital ha transformado radicalmente el panorama informativo, facilitando una manipulación de la información sin precedentes que compromete la confianza en las instituciones mediáticas y distorsiona la percepción pública. Skarpa et al. (2023) advierten que la capacidad de la tecnología digital para alterar información representa una amenaza considerable para la integridad de las sociedades democráticas.
En este contexto, Mellado-Moreno & Bernal-Bravo (2023) subrayan que el acceso a la educación y la información son derechos humanos fundamentales para combatir la difusión de noticias falsas. Asimismo, resaltan la necesidad urgente de promover una resiliencia informativa que permita a la sociedad enfrentar estos desafíos.
En este estudio la matriz de correlación ha revelado conexiones reveladoras entre las percepciones de los encuestados acerca de las fake news. Una correlación moderadamente fuerte entre las variables de las preguntas P12 y P13 indica que los estudiantes que notan un impacto significativo de las fake news en la opinión pública experimentan una disminución en su confianza hacia los medios de comunicación. Este vínculo subraya la necesidad de enfrentar la propagación de fake news, no solo por su influencia directa en la desinformación, sino por su capacidad para debilitar la confianza en las instituciones mediáticas.
Estos hallazgos ponen de manifiesto la complejidad de las dinámicas informativas en la era digital y resaltan la importancia de implementar estrategias educativas y regulatorias que fortalezcan la resiliencia informativa de la sociedad. Es fundamental capacitar a los ciudadanos en competencias críticas para que puedan entender, contrastar y verificar las noticias, aunado a un conocimiento tecnológico suficiente para comprender el funcionamiento de las redes y detectar manipulaciones sutiles, como las noticias falsas (Feltrero et al., 2023).
La alta concordancia observada en la pregunta P02 respecto a la gravedad del problema de las fake news refleja una conciencia significativa entre los estudiantes, probablemente debido a la prevalencia de desinformación en los medios contemporáneos. Este nivel elevado de sensibilización destaca la necesidad de estrategias educativas que promuevan la alfabetización mediática, con el fin de fortalecer la capacidad crítica de los individuos.
Jones et al. (2024) exploran los mecanismos mediante los cuales las historias falsas captan atención y se difunden ampliamente, a pesar de sus evidentes inexactitudes. Por otro lado, los hallazgos de Selnes (2024) son alentadores, al indicar que la conciencia sobre la existencia de noticias falsas y el riesgo de exposición a estas es alta entre los jóvenes.
La percepción mayoritariamente negativa sobre el impacto de las fake news, observada en P03, subraya la preocupación por las ramificaciones sociales de la desinformación y el requerimiento de implementar políticas y prácticas que fomenten la verificación de información. A pesar de la prevalencia de la desinformación entre los jóvenes, la verificación de noticias sospechosas aún no es una práctica extendida (Montemayor-Rodríguez, 2023). Diversos enfoques para la verificación de hechos y la detección de noticias falsas resaltan la urgencia de diseñar y desarrollar soluciones efectivas para combatir la desinformación (Ali Adeeb & Mirhoseini (2023).
El nivel moderado de confianza para identificar fake news, registrado en la pregunta P04, junto con la neutralidad respecto a la familiaridad con términos relacionados, observada en la pregunta P06, recalca las oportunidades para mejorar la educación mediática, y la necesidad de una mejor comprensión y reconocimiento de la desinformación.
Los estudiantes, debido a su alta dependencia de las redes sociales como fuentes de noticias, son particularmente susceptibles a las noticias falsas (Mai et al., 2023). Además, Ireton & Posetti (2020) afirman que los públicos bien informados que participan y comparten contenido creíble representan antídotos cruciales contra la propagación de desinformación.
La cautela al compartir (pregunta P07) y la verificación de autenticidad (pregunta P08) reflejan una tendencia positiva hacia un consumo crítico de información, aunque todavía hay espacio para promover prácticas de verificación más rigurosas entre los estudiantes. Castillo-Riquelme et al. (2021) argumentan que la credibilidad de las noticias falsas varía no solo con las características individuales de las audiencias, sino con el grado de discrepancia entre el contenido expuesto y las posibilidades reales de su ocurrencia.
La influencia de las fake news en la formación de opiniones (pregunta P10) y en la confianza hacia los medios (pregunta P13) destaca la sutileza con la que la desinformación moldea percepciones y deteriora la credibilidad de las fuentes informativas. Esto requiere un enfoque multifacético que combine educación, regulación y tecnología para contrarrestar estos efectos.
Broda & Strömbäck (2024) aluden a que la proliferación de la desinformación, particularmente a través de las plataformas digitales y redes sociales, crea condiciones ideales para la rápida difusión de contenido falso, e influye considerablemente en la opinión pública (Sandu et al., 2024).
Observar conflictos derivados de las fake news (pregunta P16) ilustra su capacidad para provocar divisiones, y resalta la importancia de fomentar un diálogo informado y constructivo en el espacio público. Los hallazgos sugieren que el creciente uso de tecnología y la popularidad de las redes sociales facilitan la rápida diseminación de desinformación, lo cual puede confundir y manipular a los lectores (Sandu et al., 2024).
Los resultados develan las complejas percepciones estudiantiles sobre las fake news. La clara identificación de estas como noticias falsas (pregunta P01) y la señalización de fuentes desconocidas o poco fiables (pregunta P05) como principales indicadores inciden en la necesidad de educar sobre la evaluación crítica de las fuentes.
La predominancia de las redes sociales como fuente principal de fake news (pregunta P14) plantea un desafío y una oportunidad para estas plataformas de adoptar un rol más activo en la mitigación de la desinformación. Las normas de verificación de hechos (pregunta P15) aluden al rol de los medios de comunicación y de la educación pública como crucial en la lucha contra las fake news (Berrondo-Otermin & Sarasa-Cabezuelo, 2023).
La preocupación por la disminución de la confianza en las instituciones debido a las fake news (pregunta P17) enfatiza el impacto negativo en el tejido social y la credibilidad de los sistemas democráticos, e invita a una reflexión profunda sobre las estrategias necesarias para abordar esta problemática y sus efectos perjudiciales.
En definitiva, la inclusión de la opción Otros en las preguntas de elección múltiple buscaba capturar una gama más amplia de perspectivas. Sin embargo, las respuestas únicas recibidas bajo esta categoría fueron limitadas y no alteraron de manera sustancial la comprensión de las actitudes y percepciones hacia las fake news. Este hallazgo sugiere que las opciones de respuesta proporcionadas lograron captar adecuadamente las principales tendencias entre los participantes.
Por otro lado, los resultados de este estudio se alinean con investigaciones que identifican y verifican noticias falsas entre estudiantes universitarios. Sahu et al. (2023) acentúan que el acceso y la evaluación crítica combaten la desinformación, lo que coincide con los hallazgos obtenidos, donde los estudiantes identificaron señales como títulos sensacionalistas o fuentes no confiables (pregunta P05). De manera similar, López-Meri et al. (2024) señalan que los estudiantes valoran la verificación de la información, algo reflejado en este estudio, donde muchos participantes afirmaron que verifican las noticias antes de compartirlas (pregunta P08).
Asimismo, los resultados confirman lo propuesto por Orhan (2023) sobre el impacto de las fake news en la toma de decisiones, ya que varios participantes admitieron haber tomado decisiones importantes basadas en información falsa (P09) o haber cambiado de opinión sobre temas significativos (pregunta P10). Finalmente, Kumar & Pandey (2023) observan que la proliferación de noticias falsas erosiona la confianza en los medios, un fenómeno también presente en este estudio, donde los encuestados indicaron que las fake news reducen la confianza en los medios de comunicación (pregunta P13).
CONCLUSIONES
La mayoría de los estudiantes universitarios encuestados reconocen a las fake news como un problema significativo. Con un consenso del 93.29 %, los resultados reflejan una alta conciencia sobre los efectos negativos que estas noticias falsas tienen en la sociedad, lo cual es alentador y demuestra una preocupación generalizada sobre la desinformación y sus consecuencias.
Además, un 74.57 % de los participantes percibe el impacto de las fake news de manera negativa, lo que subraya la gravedad de las consecuencias sociales y políticas de la desinformación, al destacar cómo las noticias falsas deterioran el tejido social y disminuyen la confianza en los medios de comunicación tradicionales.
A pesar de esta conciencia, los estudiantes muestran una confianza moderada en su capacidad para identificar fake news. Este hallazgo sugiere que, aunque los estudiantes están conscientes del problema, aún existe una necesidad significativa de fortalecer la educación mediática y mejorar las habilidades de verificación de información.
La investigación también reveló una correlación positiva moderada entre la exposición a fake news y la disminución de la credibilidad en los medios de comunicación. Esto indica que, a mayor exposición a desinformación, mayor la desconfianza hacia las fuentes de noticias tradicionales, lo cual resalta la necesidad de estrategias para reducir la propagación de noticias falsas y restaurar la credibilidad de los medios.
En cuanto a las prácticas de verificación, aunque un número considerable de estudiantes comprueba la autenticidad de las noticias antes de compartirlas, todavía hay margen para mejorar estas prácticas. Es fundamental educar a los estudiantes sobre técnicas y herramientas de verificación para promover un consumo de información más crítico y consciente.
Las fake news también influyen sutilmente en la formación de opiniones entre los estudiantes. Este impacto destaca la importancia de promover un enfoque más crítico y consciente en el consumo de información, para contrarrestar la manipulación y la desinformación.
Los estudiantes reconocieron, además, a las redes sociales como la principal fuente de fake news. Este resultado plantea un desafío tanto para las plataformas digitales como para los usuarios, quienes deben colaborar en la lucha contra la desinformación y en la promoción de prácticas informativas responsables.
A partir de los resultados de este estudio, debe fortalecerse la alfabetización mediática entre los estudiantes universitarios. Se recomienda implementar talleres y cursos prácticos en el currículo académico enfocados en el desarrollo de habilidades críticas para identificar y contrarrestar las fake news. Dichos talleres deben integrar el uso de herramientas tecnológicas de verificación de información, así como la promoción de prácticas responsables en redes sociales.
De igual manera, las dependencias universitarias deben promover campañas institucionales que sensibilicen sobre el impacto negativo de las fake news y alienten a los estudiantes a compartir información verificada. Estas iniciativas no solo aumentarían la capacidad de discernimiento de los estudiantes, sino que también contribuirían a la restauración de la confianza en los medios de comunicación tradicionales