INTRODUCCIÓN
El estudio de las distintas etapas en la vida de los seres humanos ha permitido varios aportes científicos acerca de la longevidad (División de Comunicaciones y Alianzas Estratégicas del Fondo de Población de las Naciones Unidas 2019). Actualmente, varias ramas de la ciencia estudian los cambios que atraviesa el ser humano al llegar a la tercera edad: el impacto del envejecimiento (Sánchez, Porta y García 2019), la jubilación (Chuliá 2019) y la calidad de vida de los adultos mayores (Reyes 2018). En este caso, la calidad de vida y la autoestima son aspectos de interés en el diario vivir de los adultos mayores.
La calidad de vida es un fenómeno que acarrea transformaciones en la sociedad y “considera factores relacionados con la salud de las personas, las modificaciones en la estructura familiar y el crecimiento poblacional de adultos mayores” (Cruz et al. 2018:15). En Europa, uno de los países con el índice más alto de personas de la tercera edad es España, en el cual la población femenina de adultos mayores supera en un 32 % a la población masculina (Pérez et al. 2020). De igual manera, la mayor concentración de personas de la tercera edad se sitúa en el sector urbano, y llega al millón en ciudades como Madrid y Barcelona.
Teniendo en cuenta que “el continente europeo posee índices altos de población gerontológica marcando significativamente, no sólo a nivel psicológico sino social” (Esmeraldas et al. 2019:9) estos incrementan la percepción de temas importantes como la calidad de vida, el autoconcepto y autoestima y su correlación.
En América, Estados Unidos (Mauro et al. 2019), Cuba (Bayarre et al. 2018), Puerto Rico (Hechavarría et al. 2018) y Uruguay (Paredes 2017) presentan un mayor porcentaje de población gerontológica. Sin embargo, se conoce que el índice de población adulta mayor es menor que los presentados en Europa (Ortiz y Rodríguez 2021), con 76 millones de personas mayores de 60 años, debido a que la edad en que se accede al matrimonio y la separación del hogar de origen es menor que la encontrada en países europeos, hecho que aumenta la edad de fecundidad y, por tanto, los nacimientos.
A nivel regional, en Colombia se determinó que la proporción de este grupo etario también crece, y “la principal barrera para un envejecimiento de calidad se constituye el acceso a los servicios sanitarios e inclusión social, aspectos que influyen en la percepción de calidad de vida” (Rivillas et al. 2017:2). Asimismo, se pueden encontrar datos de un crecimiento considerable de la población de adultos mayores también en Ecuador, con una representación del 7,4 % del total; se estima que para el 2054 sean el 18 % de la población, en su mayoría mujeres (Ministerio de Inclusión Económica y Social 2013b).
Si se analiza el comportamiento de la problemática del envejecimiento poblacional, todo indica que, a futuro, el derecho a una vida digna para un envejecimiento de calidad se puede ver afectado por la desigualdad social, la pobreza y el aumento del gasto público, por un aumento de pensiones por jubilación que en muchas ocasiones no podrá ser solventado.
Desde el punto de vista psicológico, los cambios que produce la llegada de la vejez “influyen en la percepción de sí mismo en cuanto a la autorrealización y las actividades de ocio que le permiten percibirse como una persona activa, nivel de autonomía y de independencia” (Pérez et al. 2020: 10) factores donde se incluyen la capacidad de alimentarse y proveerse vestuario y atención sanitaria adecuada tomando en cuenta que se produce un enlentecimiento de las funciones mentales.
Estas habilidades básicas y su desempeño cotidiano determinarán el nivel de calidad de vida que el adulto mayor percibe y cómo se valora a sí mismo. Esta autoevaluación, juicios afectivos, se conoce como autoestima; puede ser positiva o negativa y se vincula con el sentido de estimación, capacidad y merecimiento (Fernández 2009).
La adecuada autoestima favorece el bienestar psicológico y una percepción más positiva de forma general (Brajsa et al. 2017). En el adulto mayor esto permite un envejecimiento saludable y de calidad para afrontar los ajustes del ciclo vital. Si bien las categorías antes descritas son percepciones psicológicas, están mediadas por factores sociales y culturales, donde juega un papel central el crecimiento de la población de adultos mayores a nivel mundial.
Socialmente repercuten fenómenos como: la viudez, pérdida de amigos, de rol social y la jubilación por vejez, posteriormente (Organización Mundial de la Salud 2021). Una interpretación inadecuada de la jubilación entendida como el cese de la vida laboral por vejez puede afectar al adulto mayor, sobre todo a aquellos que consideraban el trabajo como una fuente de identidad personal (Ministerio del Trabajo 2016). El enfoque actual para el envejecimiento activo y saludable es la calidad de vida, la cual “se define en términos de la valoración subjetiva (percepción) que tenga la persona de su estatus en la vida” (Urzúa y Caqueo 2021:4).
La calidad de vida se puede evaluar desde indicadores dimensionales como el bienestar físico y emocional, la inclusión y participación social, el desarrollo personal, las relaciones interpersonales y el acceso y goce de los derechos, incluidos los que garanticen el bienestar en el trabajo (Castro et al. 2016).
Si se toma en cuenta que el acceso a salud es percibido como un indicador de calidad de vida en el adulto mayor, unido a los otros factores, se puede inferir que todas estas consecuencias generan, a nivel individual, afectaciones en la autoestima del adulto mayor; y a nivel político-social, una disminución en los recursos públicos que contribuyan a un envejecimiento de calidad (Ministerio de Inclusión Económica y Social 2013a).
La escasez de estudios acerca de la calidad de vida y la autoestima en la población ecuatoriana de adultos mayores jubilados motivó esta investigación, que persigue como fin comprobar si existe relación o independencia estadísticamente significativa entre la percepción de calidad de vida y autoestima en adultos mayores de una asociación de jubilados ecuatoriana, región costa.
METODOLOGÍA
Se toma como base el paradigma pos-positivista que corresponde “conocer el fenómeno investigado de forma imperfecta, ya que el objeto y el investigador son influenciables entre sí” (Ramos 2017:11). De igual manera, el enfoque cuantitativo “permite un alto alcance explicativo y predictivo” (Maldonado 2018:23) con diseño a nivel no experimental y transaccional de alcance descriptivo que busca caracterizar, presentar e identificar los aspectos propios de las variables en la muestra elegida y correlacional que permite al investigador “analizar las diversas relaciones que existan entre las variables” (Hernández, Fernández y Baptista 2010), en este caso de calidad de vida y autoestima.
Los adultos mayores en el cantón Quevedo representan el 5 % de la población de la provincia de Los Ríos, en Ecuador (Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal del Cantón Quevedo 2014). Se realizó un muestreo no probabilístico por conveniencia con criterios de inclusión, que estableció un tamaño muestral de 250 adultos mayores.
Los criterios de inclusión utilizados fueron:
Rango de edad mayor a 60 años.
Ser miembro activo de la Asociación de Jubilados de Quevedo.
Poseer habilidades físicas e intelectuales básicas para el desarrollo óptimo de la evaluación.
Los criterios de exclusión por defecto fueron:
Encontrarse en el rango de edad menor a 60 años.
No pertenecer a la Asociación de Jubilados de Quevedo.
Poseer discapacidades a nivel físico o intelectual que impidan el buen desarrollo y entendimiento de la evaluación.
La muestra inicial estuvo conformada por 250 adultos ecuatorianos mayores de 65 años, pertenecientes a la Asociación de Jubilados del cantón Quevedo, en Ecuador. Sin embargo, se dio una muerte muestral debido a los siguientes factores externos detectados:
Inicio de emergencia sanitaria y confinamiento por pandemia de Covid-19.
Decesos debido al contagio por Covid-19.
Dificultad en el acceso a internet.
En base a lo expuesto, la muestra final para la investigación se determinó en 160 participantes de la tercera edad que cumplieron los criterios de inclusión, aceptaron voluntariamente a formar parte de la investigación.
En cuanto al aspecto ético, en la investigación se aplicó la declaración de Helsinki (Manzini 2017), se respetó el principio de privacidad, confidencialidad y anonimato de los participantes junto con el consentimiento informado de los mismos previo a la evaluación psicométrica, criterios provenientes de los principios éticos declarados para las investigaciones con seres humanos.
Esta declaración se aplicó desde el momento inicial de evaluación al extender el consentimiento informado a los participantes que cumple dos funciones: informar al participante de los objetivos de la investigación y asegurar que los datos obtenidos serán utilizados exclusivamente con fines científicos, al cumplirse con el derecho de elección a participar o no del estudio.
Ficha de datos sociodemográficos. Ficha creada ad hoc para recopilar los datos relevantes que permitieran caracterizar de forma específica la población con la que se trabaja y analizar estadísticamente las posibles diferencias o similitudes en los resultados encontrados.
Como adicional, la ficha sociodemográfica permitió constatar el cumplimiento de los criterios de inclusión.
Los datos solicitados fueron:
Escala FUMAT para calidad de vida. Este instrumento fue “diseñado para evaluar los aspectos asociados a la calidad de vida” (Verdugo, Gómez y Arias 2009:6) el cual es comúnmente utilizado en poblaciones de tercera edad. Consta de 57 ítems dividida en 7 subescalas o dimensiones:
a) dimensión bienestar emocional (BE) con 8 ítems;
b) relaciones interpersonales (RI) 6 ítems;
c) bienestar material (BM) de 7 ítems;
d) desarrollo personal (DP) 8 ítems;
e) bienestar físico (BF) 6 ítems;
f) autodeterminación (AT) de 8 ítems;
g) inclusión social (IS) con 9 ítems;
h) derechos (DE) con 5 ítems.
Cada subescala cuenta con ítems de puntuación directa e inversa que se puntúan en Escala de Likert del 1 al 4. Respecto a las propiedades psicométricas del FUMAT, la escala cuenta con buenos indicadores de fiabilidad de consistencia interna con valores de ωBE= .88; ωRI= .89; ωBM= .85; ωDP= .90; ωBF= .82; ωAT= .82; ωIS= .70 y ωDE= .80. Las dimensiones mostraron niveles adecuados de confiabilidad que equivalen a adecuado.
Escala de Autoestima de Rosenberg (EAR). Diseñada para valorar los niveles de autoestima en los individuos (Bueno et al. 2020). Consta de 10 ítems, con dos subescalas (5 afirmaciones directas y 5 de tipo inversas). Las dos subescalas se puntúan en Escala de Likert del 1 al 4. Presenta una puntuación final mínima de 10 y máxima de 40, lo que equivale que a mayor puntaje existe mayor nivel de autoestima. Con respecto a la fiabilidad, para el presente estudio se calculó la fiabilidad de consistencia interna con un valor de ω= .80 que puntúa adecuada para la aplicación.
Para el análisis estadístico se utilizó el Software estadístico SPSS IBM versión 22.0, mediante el cual se ejecutaron tres bloques de análisis:
El primer bloque comprendió un análisis categórico de las características sociodemográficas de los participantes en los que se contrastaron los valores de edad, género, presencia de discapacidad, nivel de instrucción y estado civil.
El segundo bloque comprendió un análisis comparativo de las medias alcanzadas en las variables de interés.
Por último, el tercer bloque se refirió al análisis de correlación entre la Calidad de vida y la Autoestima por medio del Coeficiente de Correlación de Pearson (r), para identificar la fuerza de asociación entre las variables.
Al inicio del proceso investigativo se ejecutó una prueba piloto para detectar dificultades en la comprensión de los ítems (por diferencias culturales) y constatar los tiempos de realización descritos por los autores. Esta prueba se llevó a cabo con la participación de 30 adultos de la tercera edad en la ciudad de Quevedo no pertenecientes a la muestra elegida.
Mediante la prueba piloto se detectó la necesidad de cambiar los ítems de formato afirmativo a interrogativo ya que, en un inicio la prueba fue de formato heteroaplicación, sin embargo, debido a la pandemia por Covid-19 y la emergencia sanitaria declarada a nivel mundial, no se logró realizar a nivel presencial y se adaptó a formato autoaplicación virtual por medio de la plataforma Google Forms.
Una vez realizado el cambio de formato de las evaluaciones, se inició una red de contacto por medio de salas de Zoom, con el objetivo de socializar el nuevo formato de evaluación virtual. De igual manera, se utilizó este formato de trabajo virtual para supervisar las evaluaciones que cada participante realizó de forma individual en su entorno doméstico.
El proceso de recolección de datos se realizó entre enero y mayo de 2021 mediante sábanas Excel para su exportación en el programa de análisis estadístico SPSS versión 24. Para el análisis estadístico se escogió la prueba de Pearson debido al tamaño significativo de la muestra y la variabilidad que permiten una aproximación relevante al cumplimiento del teorema de límite central. Esta prueba se aplica cuando la relación de las variables es lineal, existe una muestra significativa y no existen valores atípicos (Hernández, Fernández y Baptista 2010), condiciones que se cumplieron en el proceso de evaluación y análisis de los datos.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
ANÁLISIS DEL PERFIL SOCIODEMOGRÁFICO DE LOS PARTICIPANTES
En cuanto al análisis de los datos y características sociodemográficos de los participantes, se observó que el 48 % se encuentra en un rango de edad de 65-70 años, mientras que únicamente el 0.9 % está en el rango de 81-85 años. Así también se identificó la predominancia de participantes femeninas en un 53.1 % (ver Tabla 1 ).
Un dato importante a considerar en este estudio es que el 69 % de los participantes declaró no poseer discapacidad (física). Acerca del nivel de instrucción alcanzado, se encontró que el 84 % obtuvo formación profesional (tercer nivel a cuarto nivel) mientas que únicamente el 0.6 % presentó instrucción de bachiller. Finalmente, el 44 % declaró ser casado, el 28 % viudo, el 20 % soltero y únicamente el 0.7 % se encontraba en unión libre como se observa en la tabla 1.
Respecto a las variables sociodemográficas, predominó la participación del género femenino, lo que concuerda con datos sociodemográficos del Ecuador que indican que las mujeres al tener mayor esperanza de vida, “
” (Benítez 2017:21). Además, suele ser común también en otros contextos de la región latinoamericana en poblaciones de estas características la predominancia de la femenina (Maya 2017).presentan mayor proporción a ser mayoría y posibilidades de alcanzar una edad avanzada que los hombres
En cuanto a las variables de edad y discapacidad, el rango de edades que reportó menor participación fue la de 81 a 85 años, con presencia de discapacidad, y en contraparte, una mayor colaboración del rango de edades de 65 a 70 años, con menor índice de discapacidad. Según las definiciones teóricas de diversos autores, “estos datos se relacionan con las dificultades de independencia, disminución de la autonomía y validación a medida que aumenta la edad y se presenta la discapacidad” (Reyes 2018:317). Por otra parte, según el nivel educacional y estado civil, prevalece la participación de profesionales y de casados, seguidos de viudos, datos que coinciden con otros países como México (López et al. 2019).
ANÁLISIS DESCRIPTIVO DE LA CALIDAD DE VIDA Y LA AUTOESTIMA
ANÁLISIS CATEGÓRICO
En cuanto al análisis de las variables de interés (Tabla 2), los resultados evidencian que la calidad de vida de los participantes en su mayoría se manifiesta con niveles bajos (77 %) de calidad de vida; mientras que el 23 % restante cuenta con calidad de vida media. No se reportan casos en los que la calidad de vida sea alta.
Por otra parte, en lo que respecta a la variable de autoestima, predominan las categorías diagnósticas de autoestima baja con el 76 %, seguida por la categoría de autoestima media (24 %). No se presentan casos que evidencien autoestima alta.
Sobre la variable de calidad de vida se encontró la presencia de una baja calidad de vida en los adultos mayores del estudio. Es decir, los participantes no cuentan con una percepción favorable sobre sus condiciones de vida actual.
Estos resultados concuerdan con estudios similares llevados a cabo en otros países como España, donde la mayoría de los participantes tampoco reportó calidad de vida alta, indicándose que la atención de las necesidades propias mejora la calidad de vida (Izquierdo, Munguía y Nequiz 2017) y México, donde más de la mitad de los participantes carece de una calidad de vida adecuada, motivada principalmente por factores como la escolaridad, el estado civil y el disfrute de derechos relacionados con la vida (Soria y Montoya 2017).
Sobre la variable de la autoestima, se encontró baja autoestima en los adultos mayores. Es decir, los participantes se autoevaluaron y establecieron juicios valorativos afectivos negativos hacia sí mismos, lo que repercute en su bienestar psicológico y envejecimiento activo y saludable (Hechavarría et al. 2018).
Esto con una mayor afectación en los hombres y menor presencia en las mujeres, así como en el rango de edad de 81-85 años. Estos datos difieren de estudios preliminares en población costarricense que indican predominancia de mayor autoestima en hombres que en mujeres, por factores como la posibilidad de accesos sociales (Rodríguez, El Hob y Solano 2016).
ANÁLISIS COMPARATIVO
Al analizar variables sociodemográficas y los índices de calidad de vida de las dimensiones (Tabla 3), se evidencia que los hombres presentan índices más bajos en todas las dimensiones de calidad de vida que las mujeres. Adultos mayores con rangos de edades de 81-85 años perciben índices más bajos de calidad de vida que otros grupos de edades, al reflejarse disminución significativa de la calidad de vida a mayor edad. Los viudos perciben menor índice de calidad de vida que los solteros y casados y consideran como dimensión más problemática: dimensión de relaciones interpersonales (Tabla 3).
Nota: BE: bienestar emocional; RI: relaciones interpersonales; BM: bienestar material; DP: desarrollo personal; BF: bienestar físico; AT: autodeterminación; IS: inclusión social; DE: Derechos; ICV: Índice de calidad de vida; AUT: autoestima.
Fuente: Elaboración propia, a partir de los datos aportados por las escalas aplicadas.
De forma general, en la tabla 3 se observa la variable calidad de vida, las dimensiones que se percibieron con índices más bajos fueron RI, BF y DE. En relación con variables sociodemográficas y autoestima se muestra que los puntajes que más desfavorecieron a la autoestima se presentaron en el género masculino, viudos y rango de edad de 81-85 años de edad.
En referencia a las dimensiones que conforman el constructo de calidad de vida, las dimensiones que se percibieron con índices más bajos fueron: a) relaciones interpersonales, entendida como las relaciones de amistad, realizar actividades y contar con redes de apoyo familiar y social; b) bienestar físico como percepción de estado de salud y por último c) la dimensión derechos entendida como “el goce de derechos y participación social” (Verdugo et al. 2009:23).
Estos resultados se ven permeados por la variable contextual de pandemia, presente al momento de recabar la información, dado que esta condición repercute negativamente en la salud mental de los adultos mayores ecuatorianos, con privación de la socialización, del rol social y amenaza para la salud física y mental, sin mencionar el constante duelo en el que se encontraron al tener pérdidas de amigos, familiares y personas cercanas (Sotomayor et al. 2021).
ANÁLISIS DE CORRELACIÓN
La Tabla 4 muestra el análisis de correlación entre los indicadores de calidad de vida y la autoestima. Salvo el indicador de Derechos (DE; que no se encuentra correlación alguna), todos los indicadores restantes se correlacionan de manera positiva con la autoestima, fluctuando entre r= .336; p< .05 con Bienestar Material y r= .227; p< .05 con Bienestar Físico (Tabla 4).
Nota: ** correlación significativa al 0.01. BE: bienestar emocional; RI: relaciones interpersonales; BM: bienestar material; DP: desarrollo personal; BF: bienestar físico; AT: autodeterminación; IS: inclusión social; DE: Derechos; ICV: Índice de calidad de vida; AUT: autoestima
Fuente: Elaboración propia, a partir de los datos aportados por las escalas aplicadas
Al observar la tabla 4, los indicadores de calidad de vida (ICV) se correlacionan igualmente con la autoestima (r= .332; p< .05). En todos los casos enunciados, las correlaciones son bajas y significativas (p< .05). Esto demuestra una relación distante, positiva y estadísticamente significativa entre las variables estudiadas.
Acerca del objetivo principal del estudio, se evidenció una relación positiva y baja entre la calidad de vida y autoestima en los adultos mayores de la costa ecuatoriana. Es decir, conforme aumenta o disminuye la calidad de vida también lo hace la autoestima. Este tipo de relación significa que, sí bien la calidad de vida influye en la autoestima y viceversa, al ser distante (índice de correlación baja) existen otras variables que influyen en esta relación, variables externas que no se cuantificaron en el estudio y que serán de interés para próximas investigaciones.
Los resultados encontrados en este estudio son similares a los hallazgos en población cubana, donde la baja autoestima se asocia con la insatisfacción con la vida (Rodríguez et al. 2018) y con estudios en población ecuatoriana que concuerdan con la relación existente (Ruperti y Solís 2020) lo cual evidencia como característica del grupo etario la relación positiva entre calidad de vida y autoestima.
CONCLUSIONES
En el aspecto bibliográfico, estudios a nivel mundial demuestran que la población gerontológica está creciendo considerablemente debido a cambios sociales y culturales. La revolución femenina permite que las mujeres se concentren en su crecimiento y retrasen o no decidan tener hijos. La demanda misma del sector laboral ha resultado en más familias que deciden no tener más de dos hijos, entre otros factores. Al existir esta diferencia, se enfocó el estudio de la población gerontológica en su calidad de vida, en los aspectos a mejorar y en las posibles dificultades que se presenten ante el crecimiento poblacional de la tercera edad.
En cuanto al aspecto metodológico se consideró importante evaluar la percepción de calidad de vida y autoestima en los adultos mayores jubilados del estudio. La finalidad fue la de orientar la intervención psicológica hacia los aspectos a mejorar y de esta forma propender un desarrollo óptimo de los miembros. Se consideró importante la prueba piloto debido a que no existen pruebas validadas en el contexto ecuatoriano y debido a los cambios que surgieron en el formato de evaluación debido a la emergencia sanitaria por Covid-19.
En la muestra de adultos jubilados predominaron las mujeres (53.81 %), aquellos con estudios profesionales (84 %) y participantes casados (44 %). Asimismo, prevaleció el rango de edad de 65 a 70 años (48 %) y sin presencia de discapacidad (69 %). Acerca de los resultados obtenidos, en la variable de calidad de vida se observó una puntuación total de 112.64 que refiere a niveles bajos, de igual manera en cuanto a la variable de autoestima se obtuvo una puntuación total de 23.71, también referida a niveles bajos.
Los resultados obtenidos en base a la edad demuestran que los participantes de entre 65 a 70 años poseen mejores índices de calidad de vida, sin embargo, presentaron niveles más bajos de autoestima (23.23 puntos.) que aquellos de 81 a 85 años que presentaron una puntuación de 24.73.
Así también, los resultados en base al género revelaron que los hombres obtuvieron una puntuación más alta en cuanto a la variable de autoestima (23.87 puntos.) y las mujeres obtuvieron un índice de calidad de vida más alto (113.84 puntos.).
Finalmente, al respecto del estado civil, los participantes solteros obtuvieron un índice más alto de calidad de vida (115.24 puntos.) que los otros grupos, mientras que los participantes viudos obtuvieron una puntuación más alta en autoestima (24.16 puntos.).
A nivel general, se encontró que los índices más bajos en calidad de vida pertenecieron al factor de derechos con una puntuación de 19.88. Al indagar sobre la percepción de los participantes de este factor, estos refirieron una percepción negativa de los derechos en la tercera edad, carencia en los mismos en el contexto ecuatoriano.
En cuanto a la calidad de vida, se detectó menor satisfacción en las dimensiones: relaciones interpersonales, bienestar físico y desarrollo emocional, al indagar en los participantes manifestaron motivos externos como la pandemia, la necesidad de confinamiento, pérdida de sus compañeros de forma inesperada, entre otros factores que no se valoraron en este estudio.
Por tanto, se encontró que la percepción de calidad de vida baja se relacionó de forma positiva con la baja autoestima, es decir, a medida que la percepción de calidad de vida baje, la autoestima también se verá afectada.
Al respecto de las variables sociodemográficas, factores de valor negativo como jubilación (percibida como la inutilidad o dejar de ser eficiente), viudez (percibida como soledad y falta de amor), edad (correlacionada con factores de concepto social), percepción de escaso bienestar físico y socialización contribuyeron a los niveles bajos de calidad de vida y autoestima encontrados en este grupo.
Las implicaciones de los resultados permitieron actualizar el estado del arte actual y la discusión científica sobre estas líneas de investigación. Tras la derogación de las distintas restricciones asociadas a la pandemia de Covid-19 es importante conocer la situación en la que se comportan las variables de interés, especialmente en adultos mayores fuertemente impactados por la misma. Por otra parte, desde el punto de vista de las implicaciones prácticas del estudio, estos hallazgos pueden ayudar a la generación de criterios basados en la evidencia para elaborar a futuro programas y procesos de intervención psicosocial ajustados a la realidad actual, tanto a nivel preventivo como de intervención