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Revista Chakiñan de Ciencias Sociales y Humanidades

On-line version ISSN 2550-6722

Revista Chakiñan  n.11 Riobamba May./Aug. 2020

https://doi.org/10.37135/chk.002.11.03 

Artículo de Investigación

EL DILEMA ENTRE LA FORMACIÓN Y LA VOCACIÓN. ESTUDIO DE CASO DE DOCENTES ECUATORIANOS DE EXCELENCIA

THE DILEMMA BETWEEN TRAINING AND VOCATION. CASE STUDY OF ECUADORIAN TEACHERS OF EXCELLENCE

Marielsa Emilia del Socorro López de Herrera1 
http://orcid.org/0000-0002-5297-8153

Mariano Herrera2 
http://orcid.org/0000-0002-7937-507X

Rafael Rodríguez3 
http://orcid.org/0000-0001-5781-357X

1 Universidad Nacional de Educación (UNAE), Educación Básica, Azogues, Ecuador, email: marielsa.lopez@unae.edu.ec

2 Centro de Investigaciones Culturales y Educativas (CICE), Cuenca, Ecuador, email: marianoherrerap@gmail.com

3 Universidad Nacional de Educación (UNAE), Educación Básica, Azogues, Ecuador, email: Rafael.rodriguez@unae.edu.ec


RESUMEN

El objetivo de la investigación fue conocer si un buen docente puede formarse dentro de las aulas de clase o si debe nacer con vocación. Esto con la intención de contribuir al debate aún no resuelto en la selección de la carrera de educador. Para responder a esta interrogante se estudiaron los itinerarios profesionales de docentes de excelencia de Azuay y Cañar. Se entendió por docentes de excelencia aquellos con los mejores puntajes (más de 900 puntos) en las pruebas Ser Maestro del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEVAL 2016). El diseño de la investigación fue un enfoque cualitativo que utilizó el método biográfico. Se empleó una metodología ad hoc que combinó el cuestionario con preguntas de corte autobiográfico. Para el análisis se utilizó el paradigma interpretativo. Los resultados indican que existe una empatía entre el sujeto y la especialidad profesional que ejerce. Hay una atracción temprana por la disciplina que se enseña y luego, en el ejercicio de la práctica, se desarrolla el gusto por la profesión. Vocación y profesión se cruzan en las trayectorias de vida durante el ejercicio de la práctica docente. Se evidencian diferencias entre los conceptos acerca de la profesión que expresan los sujetos del estudio.

PALABRAS CLAVE: Docente; formación de docentes; desarrollo de la carrera

ABSTRACT

The objective of the research was to know if a good teacher can be trained in classrooms or if he should be born with a teaching vocation. This work had the intention of contributing to the debate not yet answered in the selection of a teaching career. To answer this question, professional careers of teachers of excellence in Azuay and Cañar were studied. Teachers of excellence is a term used for teachers who obtained the best scores (above 900 points) in the results of “Ser Maestro” assessment process of Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEVAL 2016). The research design was a qualitative approach using the biographical method. An ad-hoc methodology combining the questionnaire with autobiographical questions was used. For the analysis, the interpretative paradigm was used. The results indicate that there is empathy between the subject and the professional specialty that he/she practices. There is an early attraction for the discipline that is taught and then, in practice, empathy for the profession is developed. In short, vocation and profession intersect during teaching practice in life. Differences are evident between the concepts about the profession expressed by the study subjects.

KEYWORDS: Teachers; teacher education; career development.

INTRODUCCIÓN

Este estudio aborda el tema del origen de la entrada en la profesión, es decir, la razón por la que una persona decide ser docente. Con frecuencia se plantea que para ser maestro se necesita vocación que se manifiesta desde niño o joven y son las propias capacidades innatas las que lo conducirán a ser un buen profesor (Sánchez 2003; Elacqua, Hincapié, Vegas y Alfonso 2018). Por otro lado, se argumenta que puede tratarse más bien de un asunto que resulta de la experiencia y, que una vez que la persona entra al campo laboral, podrá saber si esa profesión responde a sus talentos y a sus preferencias personales.

En este sentido, si la docencia es una profesión, la formación inicial debería cumplir un rol determinante. Si, por el contrario, se trata de un asunto de vocación sería difícil para los centros de formación de docentes egresar profesores de excelencia (Mórtola y Lavalletto 2018).

En una primera parte de este artículo se presentarán los resultados de las características de la formación de los docentes seleccionados por su buen desempeño en las provincias de Azuay y Cañar, en Ecuador. Allí se podrá constatar qué tipo de formación recibieron, el nivel de especialidad que alcanzaron y cómo estos docentes han desarrollado su vocación. Se discutirá si se puede ser docente con solo dominar la pedagogía o con solo dominar el contenido de la asignatura que se imparte y otros asuntos vinculados con estas dos posturas.

La metodología describe detalladamente cómo fueron seleccionados los docentes entrevistados y observados en sus aulas, cómo se elaboró el diseño de la investigación, con precisiones relacionadas con el tipo de estudio (el método biográfico) y sus principales características. También se describe cómo se desarrolló el procedimiento organizado en distintas fases que permitieron abordar y entrevistar a los sujetos de la investigación.

En la interpretación de los resultados y la discusión se describe cómo se organizó la información aportada por los relatos profesionales y cómo se extrajeron los elementos comunes tanto en sus itinerarios biográficos como en sus experiencias profesionales. Luego se procedió a identificar los elementos comunes dentro de esas dos dimensiones.

Las conclusiones intentan sintetizar los hallazgos provenientes del análisis de los relatos profesionales y de las historias de vida de los sujetos encuestados, resaltando aquellos elementos que se vinculan con las interrogantes del estudio.

LA DOCENCIA: ¿VOCACIÓN O PROFESIÓN?

En un estudio reciente, Elacqua et al. (2018) argumentan con datos de varios países de América Latina que, debido a que la profesión docente ha perdido prestigio social, la mayoría de quienes seleccionan la docencia no lo hacen por vocación sino por defecto. Es decir, porque no tienen muchas opciones para escoger su carrera. En consecuencia, la carrera docente no sería seleccionada por vocación.

La vocación tiene su origen en lo religioso, se decía que para ser sacerdote había que sentir el llamado de Dios (González 2000; Larrosa 2010). Esta concepción de vocación trascendente se trasladó a la docencia, que no se consideraba una profesión, en el sentido actual del término, sino más bien un arte. Los docentes eran pues cercanos a los religiosos o a los artesanos. En ambas circunstancias lo que se requería era esperar el llamado de Dios o aceptar el destino.

Varios estudios dan cuenta de cómo la docencia fue evolucionando hacia lo que hoy se considera una profesión (Day 2005; Regnault 2000; Arnaut 2000). Más recientemente, (López 2014:84-97) señala que la profesión debe garantizar las siguientes condiciones:

  • Constituir un grupo disciplinado de individuos.

  • Adherirse a normas éticas.

  • Ser poseedor de un conocimiento específico y de un conjunto organizado de competencias debidamente organizado.

  • Disponer de un marco de aprendizaje ampliamente reconocido y derivado de la investigación, la formación y el entrenamiento de alto nivel.

  • Estar preparado para aplicar ese conocimiento y ejercer esas competencias.

  • Actuar en interés de otros.

En todo caso, es difícil saber si lo que se llama vocación, es decir, el llamado de la naturaleza que orienta a las personas hacia sus preferencias profesionales, es determinante (Tenti 2008).

Lo que podría afirmarse es que la docencia es hoy una profesión y no un oficio que se aprende sobre la marcha y no se puede ejercer sin estudios ni preparación previa. En todo el mundo la docencia requiere certificación formal de nivel superior (Villegas 2003), lo que implicaría que cumple con las condiciones enumeradas arriba.

Villegas (2003) señala las diversas formas en que son percibidos los docentes, ya sea como artistas, como trabajadores o como profesionales. Según esta autora, a finales de la década de los noventa no estaba claro si la docencia llenaba todas las condiciones que según la OCDE y diversos autores se requerían para ser considerada como una profesión. Ya para los años siguientes, la tendencia fue la de considerar a los docentes como profesionales.

Por otro lado, Larrosa (2010:8) afirma que la actividad docente es una profesión con vocación o una profesión de valores y que las condiciones del ejercicio profesional docente para obtener plena satisfacción serían:

  1. Vocación (inclinación natural para dedicarse a la actividad profesional de enseñar con entusiasmo, compromiso y confianza en el poder de la educación, dedicación especial y de servicio hacia los demás).

  2. Competencia (formación profesional científica y técnica adecuada que le haga competente en todo momento en el ejercicio de la profesión).

  3. Actitud (de apertura, servicio a la comunidad y trabajo en equipos flexibles).

  4. Dedicación (suficiente a la profesión procurando tener cualificados sus saberes).

  5. Conocimiento de los deberes y derechos éticos (que puede asumir como compromiso moral y exigir a los demás).

Podría concluirse que, en la actualidad, la docencia es considerada como una profesión al igual que otras como la medicina, el derecho o la ingeniería. Pero en ella el peso del compromiso social y de la dimensión ética pareciera estar muy presente, lo cual pareciera requerir una mayor vocación.

No obstante, el hecho de que se trata también de una profesión con escaso prestigio social y a la que los estudiantes no seleccionan por vocación sino por defecto, lleva a controversias y polémicas (Elacqua et al. 2018). Se discute sobre la necesidad de que los docentes posean vocación antes de sus estudios y durante su ejercicio en las aulas.

El presente estudio permitió conocer la concepción que sobre estos temas tienen los sujetos entrevistados. Se intenta dar respuesta a la interrogante que aparece como fundamental dentro de la carrera docente: ¿Es más importante la vocación que la formación? ¿Para ser un buen docente hay que nacer docente o, por el contrario, un buen docente puede formarse dentro de las aulas de clase en su formación inicial?

Este artículo presentará lo que las vidas y las experiencias de los docentes con buen desempeño de las provincias de Azuay y Cañar, en la sierra ecuatoriana, indican como respuesta a las interrogantes anteriormente formuladas. Si bien las historias de vida realizadas no permiten generalizar los resultados, sí indican orientaciones y explicaciones que pueden luego ser verificadas si se amplía la cobertura del estudio a un número mayor de docentes.

METODOLOGÍA

El diseño de la investigación se realizó a partir de historias de vida, utilizando el método biográfico. Este enfoque cualitativo permitió una comprensión sobre situaciones preexistentes y actuales en la formación de los docentes seleccionados para este estudio. Se utilizó el método biográfico narrativo (Bolívar, Domingo y Fernández 2001) que permitió conocer y analizar la narrativa de los docentes sobre sus experiencias relacionadas con su formación profesional y humana.

No se utilizó una entrevista biográfica en el sentido estricto del término, sino una metodología ad hoc que combinaba el cuestionario con preguntas de corte autobiográfico. Este instrumento fue el que más se ajustó a las circunstancias y características laborales de los docentes seleccionados para este estudio. En efecto, el tiempo con el que contaban los profesores era escaso y realizar un relato biográfico por escrito fue el instrumento que mejor se ajustó a esta situación.

Se seleccionaron como informantes los docentes que obtuvieron las mayores calificaciones (por encima de 900 puntos sobre mil) en la prueba Ser Maestro del Instituto Nacional de Evaluación (INEVAL) del Ecuador (evaluación de desempeño de los docentes en servicio que se centra en los saberes disciplinares) y que trabajan en las provincias de Azuay y Cañar.

La selección de los informantes se basó en dos criterios: en primer lugar, los docentes que poseían las más altas calificaciones y, en segundo término, que trabajaran en escuelas públicas (fiscales). Todos los docentes seleccionados pertenecen a la Educación General Básica (EGB), sub nivel básica superior o de bachillerato. En síntesis, se trató de una selección intencional.

Se seleccionó la totalidad de los docentes que cumplían con las condiciones anteriores (6 docentes). Los 6 docentes seleccionados pueden ser considerados informantes claves y enseñan diferentes asignaturas: Matemática, Ciencias Sociales, Biología, Arte y Literatura.

El trabajo se realizó en tres fases;

I. Contacto con los docentes de estudio

El primer acercamiento con los docentes investigados se realizó de manera presencial en sus instituciones de trabajo. Para ello se realizó un oficio dirigido al presidente de la zonal 6 del Ministerio de Educación.

II. Aplicación del cuestionario

Se elaboró un cuestionario auto-administrado para ser aplicado a los docentes seleccionados. Este cuestionario fue utilizado previamente con docentes del mismo nivel pero que no fueron seleccionados para el estudio para asegurar que las preguntas recogerían efectivamente lo que se deseaba en el estudio. Fueron preguntas abiertas que permitían a los sujetos desarrollar ampliamente aspectos de su vida personal y profesional, mediante relatos biográficos escritos por ellos mismos. El instrumento fue enviado a los docentes investigados vía correo electrónico y se recibió la información de vuelta por la misma vía.

III. Revisión y análisis de la información a través de métodos fenomenológicos.

Después de recibir la información, se procedió a la interpretación de la información. Para ello, se definieron categorías que permitieron detectar los elementos comunes presentados por los docentes.

Para el análisis de los datos se procedió a una lectura metódica de los relatos profesionales recopilados. De la primera revisión de los relatos de vida de los docentes surgieron, de manera ex-post-facto, categorías directamente relacionadas con los elementos del estudio.

Se elaboraron, así, 6 categorías de análisis, que se detallan a continuación:

  1. Motivación en los primeros pasos para ser docente.

  2. Razones por las que eligió ser docente.

  3. Rol con el que se identifica.

  4. Elementos que se requieren para ser un buen docente.

  5. Percepciones sobre la práctica docente.

  6. Resultados de su trabajo.

Luego, se procedió al análisis de cada categoría a la luz del estudio de patrones de regularidad en los relatos escritos por los 6 docentes, lo que permitió desarrollar sistemas de relaciones en la información de la que se disponía. Estas categorías se detallan en los resultados que se presentan a continuación con mayor profundidad.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

LOS PRIMEROS PASOS PARA SER DOCENTE

La selección de la profesión es una de las decisiones más relevantes del ser humano. Según Cano (2008) para la elección de una carrera profesional debe haber motivación extrínseca e intrínseca. Los estudiantes seleccionan sus carreras con el propósito de recibir recompensas externas como el prestigio social o el salario. Sin embargo, la elección de una profesión también dependerá del interés que genere la futura profesión, el deseo de aprender y el sentimiento de triunfo.

Es así que tanto motivaciones externas como internas son el sostén para escoger la carrera profesional. Algunas de estas motivaciones podrían ser los intereses, las experiencias escolares, el entorno familiar y, muchas veces, maestros que inspiran con sus formas innovadoras de enseñar. Pueden existir también itinerarios diversos que llevan a realizar esa selección.

En el estudio ya citado de Elacqua et al. (2018:17) se afirma que la docencia es una profesión poco atractiva y que “(…) los jóvenes que estudian educación no lo hacen necesariamente por vocación o porque ésta sea una carrera atractiva, sino porque es una carrera accesible.”

En el presente estudio se destaca la inclinación temprana de todos los entrevistados por las materias que luego serían sus especialidades profesionales. Cinco de los seis docentes no escogieron la docencia como profesión inicialmente. Igualmente, cinco de seis comentaron que la matemática fue una de sus asignaturas favoritas, al respecto, B. Astudillo (comunicación personal, 21 de noviembre de 2018) menciona que le gustaban las matemáticas porque resolver problemas era un reto.

Asimismo, M. Cabrera (comunicación personal, 29 de noviembre de 2018), manifiesta que la matemática fue su asignatura preferida, porque es una materia práctica, por el análisis, por el razonamiento que se debe seguir para resolver un ejercicio y porque es la materia más fácil. Además, los docentes recalcaron que la literatura, las ciencias naturales, las ciencias sociales y la música fueron materias que les permitieron disfrutar de la época escolar y fueron claves para su formación académica. Pareciera que la vocación temprana de los sujetos no fue la docencia sino las disciplinas que mencionan como favoritas. No obstante, otros elementos de su itinerario de vida indican una orientación hacia la educación que sí podría indicar vocación.

Las experiencias escolares son motivaciones externas que también influyen en la escogencia de la carrera. Para M. Cabrera, E. Auquilla, J. C. Cárdenas, B. Astudillo y C. Montesdeoca, la experiencia escolar en la primaria fue enriquecedora, mientras que L. Zhimnay (comunicación personal, 27 de noviembre, 2018) recuerda que durante sus estudios primarios fue discriminado por ser del campo.

Sin embargo, recuerda que en la secundaria encontró un ambiente de armonía y tuvo todo a su alcance para desempeñarse de la mejor manera:

En el colegio (secundaria) hacíamos los fines de semana, catequesis y en vacaciones íbamos a las misiones del Oriente, entonces pienso que ahí nació mi pasión por los niños y adolescentes, por eso cuando me retiré de la tutela salesiana no dudé en enrolarme al magisterio fiscal

. (L. Zhimnay, comunicación personal, 27 de noviembre, 2018)

En tanto, M. Cabrera (comunicación personal, 29 de noviembre de 2018), manifiesta que desde la escuela ya tenía ese gusto por enseñar a los compañeros que no entendían algo y ayudar a los que no podían realizar una u otra tarea. Sin embargo, cuando ingresó a la secundaria el ambiente cambió y fue víctima de burlas y apodos. Ingeniosamente supo ganarse la consideración de docentes y compañeros mediante lo que él denominó como la mejor herramienta: ayudar al que no entendía las clases, y claro, los que no entendían en su mayoría eran los que molestaban (M. Cabrera, comunicación personal, 29 de noviembre de 2018).

En estos fragmentos de sus relatos, los sujetos expresan una atracción por la enseñanza más relacionada con aspectos sociales y afectivos que con aspectos directamente asociados a la docencia como profesión. El término ayudar y la idea de gusto por enseñar apuntan en ese sentido.

El entorno familiar es otra motivación externa que puede influir en la elección de una carrera profesional. En el caso del docente J. C. Cárdenas, el ambiente académico estuvo presente en su hogar debido a que sus abuelos y padres tienen profesión docente, al preguntarle sobre este tema, J. C. Cárdenas (comunicación personal, 26 de noviembre de 2018), manifestó:

“Yo crecí con mis dos padres, ambos fueron docentes. Mi papá era profesor universitario y mi mamá tiene un diplomado en la parte de pedagogía, el ambiente de mi hogar siempre fue relativo a la parte académica y por eso creo que tendí a ser docente, mis abuelos también fueron docentes”

.

Finalmente, los docentes son parte fundamental en la vida de todo estudiante, son quienes dejan impregnada su huella y en muchas ocasiones quienes inspiran al momento de elegir la carrera profesional. En tal sentido es notorio el siguiente comentario de uno de los docentes entrevistados:

“Mis profesoras, en su mayoría mujeres, siempre nos enseñaban valores como el respeto, puntualidad y honestidad, tuve muy buenas experiencias”.

(M. Cabrera, comunicación personal, 29 de noviembre de 2018). Así mismo, recuerda que cuando terminó la escuela, su profesor de sexto grado le dijo que algún día iba a destacar por sus capacidades y sus palabras se cumplieron en el año 2016, cuando fue proclamado el docente mejor puntuado en el área de Matemática del régimen Sierra-Amazonía.

Estos dos últimos relatos permiten comprender que el tránsito por la escolaridad puede influir en la vocación hacia la docencia, dependiendo del tipo de relación que tuvieron con sus propios docentes.

SER DOCENTE: DE LA ALEGRÍA A LA OPORTUNIDAD DE SERVIR

Sobre el particular, se constató que cinco de seis sujetos inmersos en este estudio no eligieron ser docentes inicialmente. Y los seis escogieron una especialidad, es decir, una disciplina que los atraía y con la cual decidieron ser profesionales. La docencia como profesión surgió como consecuencia de experiencias en las profesiones previas y como vocación tardía. Se asociaba con mayor énfasis a la idea de servicio, ayuda y compromiso, que, a un concepto técnico-profesional al estilo de la medicina, la ingeniería o el derecho, por ejemplo.

En estas últimas profesiones la idea de compromiso humano, de ayuda a los necesitados, parece ser menor que la idea de especialización técnica como la que se requiere para ser cirujano, ingeniero, diseñador de computadores o abogado, por ejemplo.

Sobre estas tres profesiones no hay duda de que se requiere una especialización profesional que no puede ser sustituida por cualquier otra, por su nivel de especificidad. No forzosamente están asociadas a servicio social, ayuda humana o compromiso social. Ni tampoco parece que este último requisito hiciera falta, basta con el hecho de ser competentes ejerciendo su profesión, aunque estos profesionales no sean socialmente comprometidos. En cambio, pareciera que para la profesión docente se necesita compromiso social y vocación de servicio, más que la especialización profesional. Al menos así lo expresan los sujetos de este estudio.

Para Sarango (2018) la sociedad percibe a los docentes como agentes transformadores y formadores de la mente humana, de la misma manera, los seis docentes entrevistados enfatizan que la docencia es una profesión noble, de servicio y entrega.

Mi decisión la tomé el primer día que salimos a hacer la práctica, al ver la alegría de los niños, al darse cuenta de que llegaba el profesor de música y la fiesta, si la podemos llamar así, a las actividades que realizábamos en clase

. (E. Auquilla, comunicación personal, 22 de noviembre de 2018)

Mientras que B. Astudillo (comunicación personal, 21 de noviembre de 2018), vio en la docencia la oportunidad de servir:

“Me gusta ayudar a la gente en lo que yo puedo y que ella me ayude en lo que yo no”

.

Estos dos casos parecen indicar que los sujetos experimentaron una vocación tardía, basada más en la docencia como un compromiso afectivo que como una profesión. Aunque actualmente los seis docentes se encuentran laborando en escuelas públicas en la provincia del Azuay y Cañar, solamente tres de ellos obtuvieron sus títulos en el área de educación. Los tres docentes que no se graduaron como profesores optaron por profesiones relacionadas con la Ingeniería Mecánica, la Comunicación Social y Bioquímica y Farmacia.

Después de haberse desempeñado en sus profesiones anteriores, estos tres docentes decidieron trabajar en el área de la educación. Dos de ellos mencionan que su ingreso a la docencia fue de manera circunstancial, sin embargo, afirman que hoy aman su profesión porque disfrutan ayudar a sus estudiantes.

Mi ingreso al mundo de la docencia se dio por casualidad, desde que egresé de la universidad estuve trabajando en varias empresas dentro de mi campo profesional, industrias de producción, de servicios, de construcción, etc., en las cuales siempre aproveché todas las oportunidades que me daban, volviéndome en cada una de ellas un elemento importante y aportante, con ideas, mejoras, innovaciones, lo que hizo que mis relaciones laborales fueran siempre agradables. Buscaba en cada oportunidad el chance de ir progresando y mejorando mis ingresos, por lo que no me estacioné en un solo trabajo por más de cuatro años; a la par de esto, me dieron la oportunidad de trabajar en un instituto preuniversitario dictando clases de nivelación a estudiantes de diferentes niveles en las áreas aplicadas: matemática, física, cálculo, dibujo técnico, etc.; entonces fue allí que encontré el gusto por la enseñanza. En 2010 me propusieron trabajar en el Colegio Guillermo Mensi, donde me gradué de bachiller y me atrajo mucho la idea de regresar a mi colegio, pero en calidad de docente y allí empezó mi experiencia

. (M. Cabrera, comunicación personal, 29 de noviembre de 2018)

Este caso también parece reflejar una vocación tardía. Sin embargo, es interesante notar que, a pesar de que afirma haber tenido éxito en su primera experiencia profesional en otra carrera, privó más el elemento vocacional, en este caso vinculado a sus memorias favorables relacionadas con el colegio en el que realizó sus estudios secundarios.

ROL CON EL QUE SE IDENTIFICAN

El rol con que se identifican los docentes puede decir mucho acerca de su concepción de la docencia como profesión o como servicio social orientado esencialmente por razones vocacionales. El trabajo del docente implica una serie de funciones por desarrollar en la práctica diaria. Esta diversidad de funciones puede resultar confusa en cuanto a la especificidad de la profesión.

En un estudio sobre la identidad profesional de los docentes venezolanos, Regnault (2000) señala que la mayoría de los docentes de ese país se identificaban con funciones no directamente relacionadas con la profesión. Incluso el 79% de ellos no relacionaba su práctica de aula con los aprendizajes de sus alumnos.

Regnault (2000) destaca que más del 49% de los docentes se identificaba con funciones ajenas a la docencia. Para el presente estudio, se preguntó a los sujetos con cuál rol se identificaban. A continuación, sus respuestas.

Me identifico más como formador y orientador porque considero que la tarea educativa debe trascender de la mera información cognitiva y otorgar verdadero sentido a la vida de cada estudiante, de modo que cuando salga de las aulas tenga el arsenal preciso y de calidad para enfrentarse con posibilidades de éxito en el ámbito personal, social y profesional

. (L. Zhimnay, comunicación personal, 27 de noviembre de 2018)

Este fragmento del relato llevaría a formular la pregunta: ¿cómo se forman los orientadores y los formadores? ¿Es una formación como pedagogo, como psicólogo, como profesional o como servidor comunitario?

Así mismo, B. Astudillo manifiesta que se identifica como formadora:

Porque la juventud y la humanidad toda, no solo precisan dominar los conocimientos, las técnicas, las habilidades y destrezas requeridas para desenvolverse en la sociedad actual, sino que, además, debemos todos conocer y practicar valores que nos permitan vivir en armonía con nosotros mismos, con los demás y con la naturaleza. De esta forma las personas estamos con mejores capacidades para dirigir nuestras vidas, cuidando el planeta, respetando las diferencias, practicando la tolerancia, optando por la paz, viviendo con sobriedad, liberándonos de los vicios y sin corrupción

. (B. Astudillo, comunicación personal, 21 de noviembre de 2018)

Estas respuestas expresan una concepción de la profesión amplia, en la que se consideran aspectos donde se combinan los relacionados con el dominio del conocimiento de la disciplina con valores transversales, tales como la convivencia, el respeto por la naturaleza y la honestidad.

Otros docentes se identifican con funciones que combinan tanto la investigación como el aspecto orientador, tal es el caso de M. Cabrera (comunicación personal, 29 de noviembre de 2018), quien indica que se identifica con varias funciones, entre ellas: investigador; “Me gusta mucho leer y siempre trato de actualizar mis conocimientos sobre el área en la que trabajo”. Facilitador: “Pienso que, si uno sabe algo, debe tratar de allanar el camino para que otros también puedan adquirir esos conocimientos y aprovecharlos”. Padre de sus alumnos: “

Me apersono mucho de mi trabajo como tutor o como docente, llegando a hacer míos sus problemas

”. Formador: “

Trato de formar a los estudiantes más como personas que como conocedores de una técnica

”.

Otro docente manifiesta que sus principales funciones son las de investigador:

Creo que es necesario buscar nuevas estrategias para construir el conocimiento conjuntamente con los estudiantes. Orientador: soy una de las personas que me gusta motivar a los estudiantes a superarse y que entiendan que ninguna actividad o asignatura es más importante que otra, a entender que no solo es el hecho de formarse como un estudiante de calificación excelente, sino también que debemos ser personas

. (E. Auquilla, comunicación personal, 21 de noviembre de 2018)

Lo expuesto por los docentes corrobora lo planteado por Ocaña (2009), ya que el rol del docente no se reduce únicamente a impartir una clase en el aula, sino que implica involucramiento, empatía e interés por el grupo de estudiantes con quienes trabaja, de tal manera que se fomente un clima adecuado que posibilite construir espacios de formación académica y emocional de manera exitosa.

ELEMENTOS REQUERIDOS PARA SER UN BUEN DOCENTE

Para explorar la relación entre vocación y profesión, se indagó acerca de lo que hace falta para ser un buen docente. Los seis profesores entrevistados manifiestan que dentro de la profesión existen varios aspectos que se deben superar para llegar a ser buenos maestros. M. Cabrera menciona que en su caso necesita un mayor conocimiento sobre técnicas y estrategias de enseñanza. Por esta razón, siente la necesidad de estudiar una maestría relacionada con la docencia. Así mismo, otro docente manifiesta que para ser un buen docente:

Hace falta más fe en uno mismo, más tiempo para preparar clase, los materiales de trabajo y para leer más; no para llenar papeles y cambiar formatos. Además, se necesita que se le devuelva al maestro su autoridad como docente

. (B. Astudillo, comunicación personal, 21 de noviembre de 2018)

Por su parte, J. C. Cárdenas (comunicación personal, 26 de noviembre de 2018), resalta que el camino para llegar a ser un buen maestro es recordar que tanto docentes como alumnos somos seres humanos y nuestra misión es ayudar a los jóvenes y finalmente, E. Auquilla (comunicación personal, 21 de noviembre de 2018), manifiesta que ser un buen docente implica ser más investigadores, dejar de conformarnos con lo que hemos conseguido, puesto que está en nuestras manos la responsabilidad de formar a los futuros profesionales del mundo.

La literatura especializada coincide con varios de los elementos que los docentes, sujetos de este estudio, señalan como esenciales para ser un buen profesional. Burns y Luque (2014) y López (2014) coinciden en la necesidad de dominar las técnicas y estrategias de enseñanza, al mismo tiempo que poseer un sentido de compromiso con la misión social relacionada con la mejora de la situación de los alumnos, niños y jóvenes. El compromiso y el rol de investigación también son señalados por Villegas (2003).

PERCEPCIONES SOBRE LA PRÁCTICA DOCENTE

Como ya se ha visto, la docencia es concebida en general como una profesión que requiere de un fuerte compromiso social, político, humano y emocional, puesto que los docentes son actores sociales de cambio que influyen en el progreso escolar de sus estudiantes. Los 6 docentes comparten un fuerte compromiso social por enseñar, lo que genera que se involucren personalmente con el logro de los estudiantes, disfrutan lo que hacen y ven progresar a sus estudiantes (Falus y Goldberg 2011).

Con respecto a lo que más les gusta de su práctica como docentes, uno de ellos manifiesta que le agrada que existe la libertad de trabajar con los estudiantes, conversar con ellos, dialogar, debatir y compartir ideas. Además, valora cuando un estudiante aplica los conocimientos adquiridos en el aula en la solución de problemas reales. (J. C. Cárdenas, comunicación personal, 26 de noviembre de 2018).

L. Zhimnay (comunicación personal, 27 de noviembre de 2018) expresa: “

Los docentes se motivan cuando ven que sus estudiantes progresan e incluso les superan cuando resuelven problemas

”, mientras que M. Cabrera (comunicación personal, 29 de noviembre de 2018), indica que la docencia es una carrera que cambia vidas, que le gusta la oportunidad que tienen los maestros de cambiar vidas, de forjar personas, pues con los actos los estudiantes ven un ejemplo a seguir.

Estas frases reafirman el concepto de la docencia como actividad que implica compromiso social, pedagógico y político por hacer un buen trabajo a la hora de enseñar y, además, disfrutar enseñando a sus estudiantes con una visión humanista de la vida (López de Maturana 2010).

EL RESULTADO DE SU TRABAJO

Se preguntó a los docentes cuáles podrían ser las razones por las cuales un alumno aprende o no, respecto a lo cual, L. Zhimnay, considera que las causas por las que los estudiantes no aprenden son:

La primera, la existencia de numerosos distractores tecnológicos, luego la falta de mística y adecuada formación de los docentes; la escasa orientación psicopedagógica que brindan las autoridades institucionales a sus docentes y finalmente, la decadencia de la estructura familiar

. (L. Zhimnay, comunicación personal, 27 de noviembre de 2018)

Al referirse al aprendizaje de la matemática, Cabrera sostiene que el hecho de que un estudiante no aprenda se debe a:

Que desde pequeños nos grabaron en la mente un chip que nos dice que no podemos hacer algo, por ejemplo, en el área de matemática, todos hemos escuchado alguna vez decir a alguien que la matemática es difícil, cuando es todo lo contrario, ese pensamiento pesimista hace que cuando se trate de matemática, nuestro cerebro automáticamente se sugestiona y lo que es fácil lo vuelve difícil

. (M. Cabrera, comunicación personal, 29 de noviembre de 2018)

El sujeto parece, pues, atribuir el rendimiento de sus alumnos a ese prejuicio contra la matemática que suele existir y ser frecuente en las escuelas. Es probable que su posición, afirmando que la matemática es fácil de aprender, favorezca un nivel de aprendizaje satisfactorio en sus alumnos.

Hay muchísimos factores que inciden en este problema, pero en buena medida, un elemento importante que afecta el aprendizaje del estudiante es el que muchos docentes avanzamos con nuestra materia sin considerar los conocimientos previos, porque si nos detenemos a nivelar a cada uno de ellos, nos faltaría tiempo para cumplir con el Programa General de Estudios que nos exige el Sistema Educativo Nacional dispuesto para cada curso o nivel

. (B. Astudillo, comunicación personal, 21 de noviembre de 2018)

En este caso, el sujeto parece sugerir que la responsabilidad es del docente, aunque consideran que la falta de tiempo es una razón importante que explica la imposibilidad de cumplir con esa responsabilidad.

Finalmente, al dar una explicación sobre la causa por la que un estudiante no aprende, J. C. Cárdenas (comunicación personal, 26 de noviembre de 2018) manifiesta que se debe al poco incentivo que tienen los estudiantes para cultivar la creatividad y curiosidad por la materia, por lo que resultaría interesante saber si ese incentivo no es responsabilidad de la pedagogía y parte importante del trabajo docente.

Teniendo en cuenta lo planteado por los docentes vale la pena destacar que, si bien muchos atribuyen el rendimiento de sus estudiantes a la pedagogía, también en ciertos casos lo imputan a la disposición del mismo estudiante y a otros factores ajenos a la pedagogía, como la falta de incentivos, la existencia de estímulos externos y a prejuicios sobre la dificultad de la disciplina. Si bien es cierto que el aprendizaje de los alumnos depende de múltiples factores, cada vez más la evidencia apunta a la relación entre logros en el aprendizaje de los alumnos y desempeño del docente.

Autores como Burns y Luque (2014) y Barber y Mourshed (2008) concluyen que el nivel educativo de un país depende del desempeño de sus docentes. La pregunta es: ¿de qué depende el desempeño docente: de su compromiso y vocación o de su formación profesional?

Los sujetos de este estudio parecen tener una respuesta equilibrada a esta pregunta, es decir, depende de su compromiso con los aspectos humanos y sociales del acto educativo, pero también de la formación profesional. Esencialmente en dos de sus componentes, el dominio de la disciplina que se imparte y el dominio de la pedagogía, es decir, del ¿arte? de enseñar.

CONCLUSIONES

Este estudio intentó responder a las preguntas: ¿Es más importante la vocación que la formación? ¿Para ser un buen docente hay que nacer docente o, por el contrario, un buen docente puede formarse dentro de las aulas de clase de los centros de formación inicial?

Como ya se dijo, cinco de los seis profesores sujetos de este estudio no se formaron como maestros y una segunda constatación es que todos son docentes especialistas de alguna asignatura, lo que requiere dominar el contenido de la disciplina, de modo que no se podría asociar la formación inicial al desempeño profesional puesto que la formación inicial de los docentes entrevistados no fue la docencia. Todos se sintieron atraídos por una disciplina en particular y luego, su trayectoria biográfica los fue llevando hacia el ejercicio de la docencia.

Los docentes con mejor nivel de desempeño tienen como atributo común el de ser docentes especializados, es decir, son docentes de disciplinas específicas como Música, Lengua y Literatura, Ciencias Naturales, Ciencias Sociales y Matemáticas.

Puede plantearse que básicamente la formación específica del docente en la asignatura que imparte, está estrechamente vinculada con sus resultados en las evaluaciones tomadas por el INEVAL. En el caso de los docentes de esta investigación, el hecho de que su alta calificación en la evaluación de desempeño sea una evaluación disciplinar, parece apuntar hacia esa hipótesis.

Es decir, que su vocación parece haberse orientado más hacia una disciplina o una materia, antes que a la educación. Esto parece coincidir con estudios que argumentan que existe una elevada correlación estadística entre el alto índice de desempeño y el dominio de la disciplina que se imparte (Hanushek, M. Piopiunik & S. Wiederhold 2017; Bietenbeck, Piopiunik & Wiederhold 2017).

Si se consideran sus opiniones, también se podría decir que existe una vocación aparentemente ligada a la personalidad que orienta o define la selección de la carrera docente. Pero si se considera el itinerario biográfico, pareciera más bien que la primera opción de la mayoría no fue la docencia sino la especialidad disciplinaria o el oficio en el que dieron sus primeros pasos profesionales. Luego, por diversas razones, tuvieron la oportunidad de ejercer la docencia.

Todo parece indicar que esa experiencia, en un segundo tiempo, fue la que definitivamente motivó la selección final de la carrera. Esto está relacionado con lo que reflejan estudios sobre la identidad profesional del docente, en los que se destaca, entre otros factores, el vínculo afectivo entre el sujeto y la especialidad profesional que ejerce.

De modo que, si bien no se puede disponer de respuestas definitivamente válidas a las preguntas de este estudio, se podría argumentar que, en el caso de los docentes sujetos de esta investigación, existe algo que podría llamarse vocación de doble vía. Esto significa que en una primera aproximación se muestra una atracción temprana por la disciplina que se enseña y luego en el ejercicio de la práctica se desarrolla el gusto por la profesión.

Es decir, una primera vía que consiste en la identificación de su atracción por las disciplinas que constituyen las materias en el currículo del sistema educativo ecuatoriano y que, en varios casos fueron su primer empleo y una segunda vía que podría entenderse como la orientación vocacional hacia la docencia.

Una vez en el ejercicio de la profesión, los sujetos expresan haber encontrado su auténtica vocación y también parecen haber identificado una serie de elementos necesarios para su ejercicio. Estos elementos, si bien son coincidentes en muchos casos, también evidencian diferencias entre los conceptos acerca de la profesión que expresa cada uno.

Los docentes escogieron otras carreras al inicio de su ejercicio profesional y la vocación surgió en un segundo momento. Vocación y profesión se cruzan en las trayectorias de vida estudiadas durante el ejercicio de la práctica docente, de modo que, si bien en sus relatos hablan de compromiso y vocación por su trabajo, esta vocación no fue lo que orientó esa primera opción. Esto significa que la vocación no antecede a la formación ni al ejercicio profesional y que, en el mejor de los casos se desarrollan de manera paralela.

Esta constatación podría significar que sí pueden formarse docentes de excelencia en los centros de formación, aun cuando no tengan la vocación inicial, puesto que esta puede desarrollarse tardíamente en el ejercicio de la profesión

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Recibido: 17 de Septiembre de 2019; Aprobado: 28 de Febrero de 2020

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