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Revista Chakiñan de Ciencias Sociales y Humanidades

On-line version ISSN 2550-6722

Revista Chakiñan  n.10 Riobamba Jan./Apr. 2020

https://doi.org/10.37135/chk.002.10.04 

Artículo de Investigación

MÁS ALLÁ DE LOS NINIS: RELACIÓN ENTRE JUVENTUD, EXCLUSIÓN SOCIAL Y TRABAJO EN EL CHILE ACTUAL.

BEYOND THE NINIS: THE RELATIONSHIP BETWEEN YOUTH, SOCIAL EXCLUSION AND WORK IN CHILE TODAY

1 Universidad Católica Silva Henríquez, Facultad de Ciencias Sociales, Económicas y Jurídicas, Centro de Estudios en Ciencias Sociales y Juventud, Santiago, Chile, hcavieres@ucsh.cl

2 Universidad Católica Silva Henríquez, Facultad de Ciencias Sociales, Económicas y Jurídicas, Centro de Estudios en Ciencias Sociales y Juventud, Santiago, Chile, cponce@ucsh.cl

3 Universidad Católica Silva Henríquez, Facultad de Ciencias Sociales, Económicas y Jurídicas, Centro de Estudios en Ciencias Sociales y Juventud, Santiago, Chile, jgomez@ucsh.cl


RESUMEN

El concepto de los NINIs ha sido bastante reiterativo y efectivamente no ha permitido explicar mucho, y hasta el momento, se ha entendido por ello a un sujeto que es capaz de optar por una situación de automarginación del escenario laboral, al psicologizar el problema. El objetivo principal de esta investigación busca comprender la relación entre jóvenes y exclusión (social y laboral), en el Chile actual, a partir de perspectivas de trayectorias individuales. La metodología es de tipo cualitativa, mediante historias de vida, a través de un análisis de una propuesta teórica de exclusión social. En coherencia con los datos estadísticos, los resultados dan cuenta que ser NINI está fuertemente relacionado con componentes estructurales como el nivel socioeconómico o el género. Sin embargo, desde el punto de vista de aspectos subjetivos la situación de marginación de lo laboral da cuenta de una forma de la relación con el trabajo más bien distante, donde para el joven es algo externo a él que le permite la obtención de recursos, pero no lo construye identitariamente.

PALABRAS CLAVE: estudios de juventud; trabajo juvenil; exclusión social; NINI

ABSTRACT

ABSTRACT The NEET concept is repetitive and has failed to explain much adequately. So far, it has been understood as a subject that can choose a self-marginalized situation from the work sector, psychologizing the problem. The main objective of this research seeks to understand the relationship between young people and exclusion in today’s Chile, from perspectives of individual trajectories. The methodology is of a qualitative type, through life stories to understand their trajectories, and through an analysis of a social exclusion theoretical lens. According to the statistical data, the results show that being a NEET is strongly related to structural components, such as socioeconomic level or gender. However, from a subjective point of view, the situation of being marginalized from work takes into account a type of relationship with remote work. For this young person, it is something external to him that allows him to obtain resources but does not construct his identity

KEYWORDS: Youth studies; youth workers; social exclusion; NEET

INTRODUCCIÓN

El concepto de los NINIs es fuertemente discutido en los medios de comunicación e investigaciones, pero poco se habla de los jóvenes que se encuentran fuera del mercado laboral. Sin embargo, el término NINI (NEET en inglés) es más bien reciente, y tiene su origen en Inglaterra en el año 1999 a partir del informe “Bridging the gap: new opportunities for 16-18 years old not in education, employment or training”, luego de una investigación desarrollada por el Departamento para la Educación del Reino Unido en el año 1999. (Coles, Godfrey, Keung, Parrott & Bradshaw 2010; Mascherini, Salvatore, Meierkord & Jungblut 2012; ActitudLab 2018).

La investigación señalada es un estudio sobre la educación en general que tenía como público específico los jóvenes entre 16 y 18 años con el fin de hacer seguimiento a las trayectorias formativas y las elecciones profesionales. Sin embargo, para sorpresa de los investigadores, aparece un número importante de jóvenes que no estudia ni trabaja, y que en lecturas actuales corresponden a desertores escolares.

A partir de esto surge la pregunta sobre cómo generar políticas públicas para reinsertar a estos jóvenes en el sistema educativo para que luego puedan participar económicamente. La lógica de análisis es desde un enfoque de inclusión social, la que se asume como la reinserción en el sistema. La caracterización del perfil de los jóvenes es más bien estructural, y se asocia a condiciones de pobreza y vulnerabilidad social, elementos más bien externos a los jóvenes y en los cuales ellos tienen escaso margen de acción (Maguire & Thompson 2007).

Investigaciones similares se desarrollan en Japón y Australia, pero el concepto y termina variando, al otorgársele tintes primero psicológicos, en el sentido de que habría jóvenes que por razones más bien personales no quieren estudiar, ni trabajar y segundo un carácter generacional: serían jóvenes nacidos en cierto momento a quienes el mundo del trabajo formal no les acomoda y es por ello que prefieren automarginarse (Coles et al. 2010).

Del análisis de notas de prensa de diversos medios, es posible concluir tres problemas centrales en el tratamiento del concepto. En una primera medida, es un concepto psicologizante, en tanto supone un perfil de joven con ciertas motivaciones personales para tener una predisposición negativa frente al mundo del trabajo; es generalizante, al tener un carácter generacional supone cierta homogeneidad en todos los jóvenes de un perfil etario determinado. Sin considerar la heterogeneidad de la juventud y que es despectivo, suponiendo cierta desidia y apatía social, y características psicológicas negativas de parte de los jóvenes. Puesto que consideraría que estos jóvenes no se implicarían, no solo con el mundo laboral, sino que estarían más bien centrados en sí mismos, sobrevalorando su propio bienestar personal.

En resumen, el concepto de NINI que en rigor surge como una categoría netamente descriptiva, nomina a un conjunto de sujetos que no estudia ni trabaja. Sin embargo, ha sido utilizado de manera imprecisa al atribuírsele elementos explicativos de carácter psicológico y generacional. Dado lo anterior, esta investigación busca alejarse del concepto de NINI, y analizar más bien la falta de vinculación con el espacio laboral desde una perspectiva de exclusión social capaz de cautelar elementos psicológicos y elementos estructurales, esto es, desde un enfoque que profundice en cómo los jóvenes se relacionan con el espacio laboral.

La investigación realizada es de carácter cualitativa e inductiva, a partir de historias de vida de jóvenes de distintos perfiles, trayectorias y relaciones con el trabajo. Los resultados, en coherencia con los datos estadísticos, dan cuenta de que la marginación de los jóvenes del ámbito laboral está fuertemente relacionada con elementos estructurales como el nivel socioeconómico y el género. Sin embargo, en este artículo se investigaron elementos subjetivos que permiten entender en profundidad esta marginación, por lo cual se observa una relación distanciada con el trabajo y la falta de identificación de los distintos jóvenes con sus puestos de trabajo.

LOS JÓVENES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN CHILE

Los NINIs son esos jóvenes que en un determinado momento no se encuentran trabajando ni estudiando, estando en condiciones para hacerlo (Cabezas 2015). Fenómeno que por lo demás, se contrapone con el hecho de que esta generación ha convivido con la abundancia, el consumo, la tecnología y la democracia (Avellaneda & Elizondo 2014). Sin embargo, dentro de este fenómeno sociocultural que se describe, es posible dar cuenta de muchos elementos entrecruzados. Por ejemplo, del medio millón de jóvenes que no estudia ni trabaja en la actualidad, y de ese número, un 72% son mujeres. Ellas deben dejar los estudios por embarazos no planificados o para dedicarse a labores del hogar y luego tienen dificultades al ingreso a la educación o al mundo laboral (INJUV 2010).

Hay una multiplicidad de variables, tales como el género, la edad, los contextos, el nivel socioeconómico y las trayectorias que viven los sujetos. Podemos encontrar jóvenes que se ven enfrentados a la llegada de un hijo y solo ellos pueden hacerse cargo de su cuidado. Existen otros casos en los cuales los jóvenes, tal como señala D’Alessandre, producto de la crianza no logran encontrar trabajo o deciden simplemente no trabajar ni estudiar por opción (D’Alessandre 2013 citado en Cabezas 2015). En el caso chileno, es posible dar cuenta también de jóvenes de sectores acomodados que, por opción, una vez terminados sus estudios deciden dedicarse a la crianza y al cuidado de los hijos.

Esta problemática de jóvenes que no estudian ni trabajan y sufren marginación o automarginación social, no es un fenómeno que se presenta únicamente en Chile, sino que también es posible observarlo en otros países latinoamericanos, y a nivel global donde muchos son marginados y no pueden acceder al sistema laboral.

Así es como, si observamos a Chile en relación con otros países de la OCDE, se encuentra por sobre la media, con 18% con relación al 13,9% promedio. Aunque el porcentaje sea mejor que sus pares latinoamericanos como Colombia, Brasil, México y Costa Rica (OCDE 2016 en ActitudLab 2018).

En esta investigación, el foco de estudio está centrado en aquellos jóvenes marginados de la esfera del trabajo y que representan un porcentaje importante que es necesario analizar en profundidad. Tal como lo señala la 8va Encuesta de la Juventud elaborada por el Instituto de la Juventud y publicada el 2017, pero con información recogida en 2015, es posible evidenciar datos relevantes sobre los jóvenes y el trabajo. El grupo de jóvenes que no trabaja ni busca trabajo representa un porcentaje importante, al alcanzar un 42,2% de la muestra. Asimismo, este grupo que no trabaja ni busca trabajar son principalmente mujeres (49,2%) y de zona urbana (42,4%).

También emergen jóvenes que efectivamente no son marginados y que no tienen ningún interés en trabajar porque probablemente piensen continuar sus estudios. Por lo cual, el grupo etario mayoritario en esta pregunta corresponde a los 15 y 19 años (72,6%) y de nivel socioeconómico alto (46,8%) (INJUV 2017). Estos porcentajes se asemejan al número de los NINIs de 545.654 jóvenes, con 18% de jóvenes en 2016 (ActitudLab 2018). A partir de estos datos, emergen elementos estructurales que pudiesen dar cuenta de las causas de este problema, y que serán profundizados más adelante.

En otra dimensión, al observar los datos de este tipo de joven a nivel latinoamericano, se encuentra mayor frecuencia de este fenómeno en sectores rurales y asociado a bajos niveles de escolaridad, a diferencia del caso chileno. Los análisis han buscado describir y buscar la relación entre las características de los hogares de origen de los jóvenes, su trayectoria en educación y en el campo laboral. Sin embargo, las hipótesis sobre los factores o causas que explicarían el problema no están verificadas (Repetto 2013), tal como lo podemos observar en el caso chileno.

Por otra parte, algunos estudios realizados a la fecha destacan la importancia del capital social de los jóvenes en la inserción laboral exitosa en Chile (Charlin de Groote & Weller 2006). Muchos de los jóvenes entrevistados destacan la relevancia que tiene en la inserción laboral, la formación recibida en el hogar, el ejemplo de los padres, el apoyo de la propia familia y los contactos.

JUVENTUDES: ALGUNAS APROXIMACIONES AL CONCEPTO

Antes de adentrarnos en el tema específico de la exclusión social de los jóvenes, es necesario definir qué es lo que se va a entender por jóvenes en esta investigación, puesto que existen múltiples formas de interpretar este concepto. Por ejemplo, la ONU lo cataloga simplemente como un grupo de personas que conforma un rango etario, más específicamente entre los 15 y 24 años (Unicef 2019), como podemos ver que ocurre en otros países también. Justamente en Chile, se consideran jóvenes a quienes tienen entre los 15 y 29 años (INJUV 2010).

Otros autores han elaborado una posición crítica frente a la manipulación que se puede generar en torno a este grupo en cuestión. Este es el caso del sociólogo francés Pierre Bourdieu, quien declara que la juventud no es más que una palabra y que esta es una categoría de análisis demasiado manipulable por lo que hay que diferenciar distintos tipos de juventudes (Bourdieu 1984); puesto que no podemos acercarnos a este grupo social pensando que todos ellos sufren las mismas problemáticas o necesidades.

Dentro de esta misma línea de pensamiento, encontramos al sociólogo chileno Claudio Duarte (2006) quien considera que a la juventud se la homogeneiza como personas que forman parte de un grupo donde no hay diferencias de clase, razas, géneros o etnias. Así es como, a partir de esta investigación nos concentramos en un grupo específico de jóvenes que deciden marginarse de la sociedad, por las razones que buscamos indagar en esta investigación.

Otros autores, como es el caso de la investigadora mexicana Rossana Reguillo (2012), dan cuenta de que la categoría juvenil es el resultado de la negociación-tensión entre la generalidad de la categoría y la actuación subjetiva de los individuos. Por lo tanto, resulta central incorporar sus relatos y subjetividades en esta investigación y así comprender cuáles son los cuestionamientos en los que están inmersos para elegir un determinado camino en relación con el trabajo.

Por último, el sociólogo belga Guy Bajoit (1999), define a los jóvenes como sujetos que están en una constante incertidumbre porque viven en un mundo cambiante. Esta definición nos permite incorporar nociones interesantes al concepto, además de aquella que da cuenta de sujetos que están constantemente en una búsqueda de sí mismos, elemento central de este periodo de vida, sobre todo en jóvenes contemporáneos que presentan valores postmaterialistas y que viven las vicisitudes del siglo XXI (donde los recursos no son infinitos y el progreso no es ilimitado), paradigma que se constata en la actualidad.

Muchos de estos jóvenes despliegan divergencias frente a sus padres, y más que tener hijos, casarse y tener un trabajo estable, buscan la autorrealización personal. Este elemento puede convertirse en una variable central para comprender la problemática relación entre jóvenes y trabajo. Sin embargo, no sabemos qué tan extendido estará este nuevo paradigma de la juventud enunciado por Bajoit en los jóvenes estudiados, por lo cual esta una de las interrogantes que buscamos responder.

EXCLUSIÓN SOCIAL Y JUVENTUD

A partir del análisis de la evidencia empírica y estudios internacionales relacionados con la exclusión, podemos concluir que esta tiene tres ámbitos de manifestación: lo político, lo económico y lo cultural.

Bajo el análisis de organismos internacionales los jóvenes serían una de las poblaciones que se encontrarían en una situación particular de exclusión social; los datos muestran que estructuralmente, junto al género, la variable etaria marca condiciones estructurales de integración diferencial deficitaria (Gacitúa, Sojo & Davis 2000; World Bank 2014).

En términos económicos, operacionalizados en la participación laboral, a nivel nacional según datos del INJUV, los jóvenes entre 25 y 29 años que se encuentran trabajando representan el 65,4% en condiciones que la tasa de empleo a nivel nacional llega casi al 94% (INJUV 2012). Respecto a lo político, los datos muestran una escasa participación juvenil en instancias políticas legitimadas. En Chile, para las elecciones del año 2012 participó un 23% de los jóvenes con posibilidades de votar (INJUV 2012). Los datos anteriores no son muy distintos de lo que ocurre en otros países tanto a nivel latinoamericano (CIDE 2011) o incluso en Medio Oriente o Europa (World Bank 2014; United Nations 2010).

Mientras que, en términos de un escenario sociocultural, la evidencia teórica es clara en señalar que la juventud está escasamente representada, ya sea por las leyes o por las discusiones políticas, situación que afecta su capacidad de autodeterminación (INJUV 2010; Rodríguez, Krauskopf, Andino, Torrento & Rodríguez 2012; PNUD 2014).

NIVELES DE ANÁLISIS PARA LA COMPRENSIÓN DE LA EXCLUSIÓN/INCLUSIÓN SOCIAL

La noción de exclusión social, desde su génesis, apunta a la ampliación del concepto de pobreza y busca, de alguna manera, evidenciar consecuencias que trasciendan lo económico y que expliquen o legitimen cierta posición de desventaja social (Jiménez 2008). Desde aquí, una primera acepción de la exclusión social refiere que existen determinados sectores a los que se les dificulta el acceso a bienes sociales (trabajo, salud, educación) o incluso el respeto o cautela igualitaria de sus derechos (Gacitúa et al. 2000; Valdivieso et al. 2005; Alvarez & Cavieres 2015).

Lo anterior, en un marco global de análisis puede ser comprendido como exclusión estructural, en función a la situación en la estructura social que produce o al menos incide en la dificultad de acceso a los bienes sociales (Cavieres & Rojas 2007; Gil 2002; Jost & Sidanius 2003; Major & Schumacher 2001; Tajfel 1984; Zeldiht 2001).

Una segunda arista o manifestación de la exclusión, corresponde a aquella referida a las relaciones sociales (entre grupos/categorías sociales). Prácticas de grupos mayoritarios o dominantes en virtud de las cuales, grupos minoritarios o dominados quedan fuera del alcance de la sociedad (Opotow 1998 en Morales 2003).

Esta perspectiva ha sido mayoritariamente desarrollada desde la psicología social y puede entenderse como exclusión intergrupal. Se entiende en este caso, que la exclusión se da en el marco de una relación entre grupos, por lo tanto, se manifiesta derechamente como discriminación.

Existe entonces algún nivel de integración, donde lo que se ve finalmente afectado es más bien la plena o igualitaria integración en lo social. Lo diferenciador del modelo anterior, es que en este caso no es la sociedad completa la que excluye, sino que es identificable un otro(s) (grupo) que excluye (Gacitúa et al. 2000; Bierbrauer 2000 y Morales 2003 citado en Valdivieso et al. 2005).

Una tercera manera de aproximarse al fenómeno de la inclusión/exclusión social, acaso menos estudiada, señala que esta se produce por una disposición individual. Este nivel surge de la constatación de que hay ocasiones en que personas o grupos, pudiendo aparentemente participar de lo social, deciden marginarse en una suerte de autoexclusión (Pluma 2010, 2011).

Otra manera de expresión de esta automarginación, serían personas que optan por marginarse o participar de las metas sociales, pero a través de mecanismos reñidos con las normas y las convenciones sociales, se instala entonces un grupo que amenaza a la norma, entendida esta como el acuerdo social de aquello que es considerado correcto (Arnold 2012; Jiménez 2008; Simmel en Ribeiro 2009; Gil 2002).

La propuesta de esta investigación corresponde a que las distintas lecturas no son excluyentes sino más bien complementarias y por tanto es posible entender la exclusión/inclusión como dispuesta en un continuo de factores estructurales, por un lado, y con dimensiones subjetivas, por el otro. Ello es representado en el siguiente esquema, y sería una propuesta que calza con la lectura del fenómeno como multidimensional.

Fuente: elaboración propia.

Figura 1: Exclusión/inclusión como un continuo 

A partir de la Figura 1 se observa que la propuesta comprensiva propone que a menor exclusión estructural habría mayor exclusión subjetiva. Esto implicaría que solo desde un estadio inclusivo es posible optar por un ejercicio de autoexclusión. Es posible que desde una situación estructural de exclusión la persona decida marginarse de alguno de los ámbitos, sin embargo, en tal caso la situación estará mayormente explicada por la posición estructural del sujeto, por su inserción en algún colectivo y no por la capacidad autónoma de elección.

Las perspectivas estructural e intergrupal parecen más claras y ofrecen explicaciones contextuales de por qué a los jóvenes se les dificultaría la integración y participación social. Menos estudiada es la autoexclusión, indagar en esta esfera implicaría analizar desde el punto de vista de los propios jóvenes, las razones por la cuales decidirían automarginarse de espacios en los que, al menos de manera explícita, no parecieran haber impedimentos para su inclusión.

METODOLOGÍA EMPLEADA

Este artículo de investigación tiene como objetivo principal comprender la relación entre jóvenes y exclusión (social y laboral) en el Chile actual, a partir de perspectivas de trayectorias individuales. Asimismo, como objetivos secundarios, se busca indagar en las distintas dimensiones de la exclusión y su relación con los jóvenes chilenos en la actualidad; analizar las trayectorias individuales de jóvenes chilenos que presentan una automarginación de la esfera laboral y, por último, investigar las dimensiones de la exclusión juvenil desde los actores que forman parte del mercado laboral.

La metodología utilizada fue exploratoria, inductiva y cualitativa, puesto que buscó responder a interrogantes sobre distintos tipos de sujetos, con trayectorias y experiencias diversas que deciden marginarse de la sociedad actual. El instrumento utilizado fue la historia de vida. Este instrumento fue escogido para ser aplicado a los jóvenes, porque

“es un útil que permite la totalización sintética de las experiencias vividas y de una interacción social”

(Ferrarotti 1990: 53). La historia de vida (a diferencia de otras herramientas como las entrevistas estructurada o en profundidad, que contienen dimensiones específicas) permite conocer elementos que no necesariamente estaban considerados en un origen, pero que emergen a partir de la narración de la propia historia. Además, permite la reconstrucción de una trayectoria, lo que favorece la identificación de los elementos de continuidad y de ruptura, así como comprender dónde un determinado sujeto decide marginarse y no formar parte de un grupo social.

Durante el proceso investigativo se realizaron siete historias de vida, buscando heterogeneidad entre los entrevistados, en las variables: sexo, edad, trayectorias, orígenes, estudios y marginalidad. Esta información permitió conocer a estos sujetos, cómo se construyen como individuos y cómo enfrentan su realidad de exclusión o autoexclusión. Desde aquí, se buscó generar una saturación eligiendo a los entrevistados de forma aleatoria.

En la Tabla 1 se observa la distribución muestral de los entrevistados, que tienen entre 22 y 32 años, la mayoría de ellos con estudios terminados y hombres. En una primera medida se elaboraron los criterios muestrales y luego se seleccionaron a los entrevistados a partir de un muestreo por cuotas y de bola de nieve. Posteriormente se analizaron las entrevistas mediante el software NVivo.

Tabla 1: Distribución muestral entrevistados 

Fuente: elaboración propia.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

A partir de las entrevistas realizadas, fue posible dar cuenta de cuatro tipologías de jóvenes, que se encuentran en situación de exclusión de la dimensión laboral. A continuación, se explicarán las categorías.

VIVIR SU VIDA POR SOBRE LAS ESTRUCTURAS

La primera categoría se refiere a nociones de jóvenes que buscan vivir su vida más allá de las expectativas tradicionales de tener un trabajo estable, cumpliendo una jornada laboral y ganando un salario promedio. De nuestro análisis estos jóvenes tienen estudios universitarios (lo que da cuenta de cierto background sociocultural), aunque provienen de niveles socioeconómicos diversos; son principalmente jóvenes urbanos de la ciudad de Santiago de Chile.

Un caso que representa lo anterior se muestra en una mujer que decide cambiar de trabajo, abandonando su carrera y optando por seguir sus sueños:

En un momento me di cuenta de que prefería dedicarme a mis propios proyectos creativos y dejar de trabajar en una oficina. Ya no me motivaba mi trabajo y no me sentía comprendida

(Alicia, comunicación personal, 9 de julio, 2018).

Esta joven profesional decidió optar por la comedia, la literatura y la difusión de información a través de las redes sociales. Sin embargo, para ella no hay dudas de su elección poniendo su expectativa de desarrollo personal por sobre la de la una inserción en el sistema.

Otro relato es el de un joven profesional que también busca descubrirse a sí mismo, luego de terminar sus estudios. A diferencia de la mujer anterior, él nunca ha tenido un trabajo estable, pero ha decidido dejar su ciudad de origen y mudarse al sur del país:

Nunca me gustaron los trabajos de oficina, quería dedicarme a la militancia y a mis proyectos personales, por eso prefiero hacer lo que me gusta, aunque no tenga la independencia económica que mis padres quieren para mí

(Peter, comunicación personal, 1 de julio, 2018).

El trabajo de forma tradicional es visualizado como algo que coarta, algo que quita creatividad y que no permite cumplir los sueños o anhelos, que no permitiría el desarrollo personal, afectando fuertemente no solo la motivación de logro, sino la calidad de vida propiamente.

Es importante destacar la dimensión de la coacción que tiene un sustrato icónico bastante concreto: la oficina. Efectivamente, la oficina contiene la metáfora de la pérdida de creatividad y de libertad, que es la representación física de los límites que impondría el trabajo. Desde varios jóvenes analizados, la representación de este espacio no admite cuestionamientos y muchos de ellos relatan con desagrado sus días en la oficina y la incomprensión de sus propias búsquedas personales.

Este hallazgo es coherente y dialoga con los relatos de empleadores de jóvenes, puesto que existe cierta reticencia a cumplir horarios y al cumplimiento de normas tradicionalmente convenidas y propias de los espacios de trabajo.

EL CUIDADO DE LOS OTROS

En esta siguiente categoría, es posible evidenciar elementos que dificultan el ingreso fluido y expedito al mundo del trabajo. Aquí hay elementos de género, esta categoría solo apareció en mujeres, que deciden voluntariamente retraerse del mundo del trabajo para dedicarse al cuidado de un otro: pueden ser hijos, familiares enfermos o de avanzada edad.

En la mayoría de los casos, estas mujeres se sienten contentas y conformes con sus elecciones y proyectan eventualmente volver a trabajar, además, pertenecen a distintos rangos etarios, niveles socioeconómicos y trayectorias laborales. A continuación, se presenta una cita de una mujer profesional que es despedida de su trabajo y luego decide no volver a tener un trabajo tradicional, sino dedicarse a ser freelance:

Tuve un cambio en la organización que trabajaba, de jóvenes infractores de ley… era una pega trabajo de intermediación laboral. Para mí era muy cómodo porque trabajaba desde mi casa, además yo tengo un hijo que tiene autismo, siempre tuve problemas, nunca lo pude escolarizar y se me complicaba mucho salir. Ellos me daban esa posibilidad, pero en un momento tuvimos problemas de tipo político, temas con los que yo comulgaba, entonces decidí no acatar esas cosas y me despidieron. Después empecé a buscar trabajo, y ahora trabajo como freelance en cosas específicas. Es muy difícil encontrar trabajos con niños con alguna dificultad

. (Blanca, comunicación personal, 7 de agosto, 2018)

Este relato muestra de alguna manera cómo a través de una suerte de ilusión de decisión se individualiza un problema estructural. La entrevistada siente que decide su situación invisibilizando los elementos estructurales que dificultan el acceso igualitario de las mujeres al trabajo, o el hecho de que según la evidencia empírica sean en general mujeres quienes ejercen labores de cuidado.

Otro relato da cuenta de una mujer profesional que asume que su dificultad en la inserción laboral se debe a la incompatibilidad de un trabajo con el cuidado de sus hijos pequeños y de encontrar una persona adecuada para su reemplazo:

Yo siempre trabajé en proyectos, municipalidades y cosas bien establecidas (…) ahora con mis dos hijos se me hace muy difícil retomar el ritmo que tenía antes, las redes tampoco están. Quizás con otras condiciones sería posible, pero no quiero que cualquiera se quede con mis hijos

. (Nieves, comunicación personal, 2 de agosto, 2018)

Aquí se observa una nueva tendencia en el grupo de mujeres jóvenes que ya no desean ingresar al mundo del trabajo y que se sienten más cómodas cumpliendo su rol de madres o de cuidadoras, idea que atraviesa las clases sociales y se observa como un modelo reiterado a nivel generacional.

EL TRABAJO NO ME DEFINE

En esta categoría, es posible dar cuenta de un quiebre con la noción tradicional del trabajo, como un aspecto central de la identidad personal, a diferencia de la primera categoría, que se denomina vivir su vida por sobre las estructuras, dado que la indefinición en base al trabajo opera más bien como un mecanismo de defensa propio de la identidad social, ante la merma que produce no trabajar en lo estudiado, o tener un empleo de bajo estatus. Aquí aparece una disociación con el trabajo, puesto que no se considera importante en sí mismo, sino que es visto como un medio para la obtención de recursos y desde allí, se distancia de una autodefinición.

Las implicaciones de lo anterior, es que si no hay autoestima ligada al trabajo no habrá mayor interés, ni una defensa del espacio laboral, tal como se aprecia en el siguiente comentario:

Yo soy yo cachai (sic), no soy ingeniero, ni arquitecto, ni gráfico, no soy el loco que imprime, yo soy yo no más

(Eric, comunicación personal, 23 de julio, 2018).

Por lo cual, este tipo de perfil se construye desde esos mismos márgenes y desde esa no identificación con una profesión en particular. Por lo general, los individuos pertenecientes a este grupo prefieren refugiarse en tribus urbanas y en sus gustos musicales o entretenimientos que permitan evadir la realidad. Por otro lado, aparece en esta dimensión la idea del emprendedor como figura del éxito y de la integración económica.

El emprendimiento permite así, mantener la libertad y la autodefinición. Trabajar en algo que al joven le guste o al menos que él decida, cumpliendo sus propios horarios y siendo su propio jefe, es la manera de realizarse como persona. Tal como uno de los entrevistados lo señala en este relato:

O sea, yo creo que a todo el mundo le gustaría ser independiente. O sea, por lo que yo veo (sic) a nadie le gusta tener un jefe que lo mande, aunque podís (sic) estar muy cómodo y ganando buena plata, yo creo que todo el mundo quiere ser independiente ¿cachai? (sic)

. (Hansel, comunicación personal, 17 de julio, 2018)

Varios de estos jóvenes, al menos aquellos que económicamente pueden hacerlo, tenían historiales de múltiples deserciones no solo a nivel laboral sino también estudiantil, puesto que han pasado por carreras diversas, lo que también da cuenta de una falta de vinculación personal con la profesión o la carrera.

Algunos de los entrevistados terminan eligiendo cursar carreras técnicas, no porque les motiven particularmente, sino más bien porque se consideran fracasados a nivel universitario, pero entienden que requieren de alguna validación, mediante un título, que les permita una mejor posibilidad de inserción laboral.

EL TRABAJO EN LOS MÁRGENES

Esta categoría recoge la experiencia de jóvenes que literalmente viven en los márgenes, en particular de los sectores más desfavorecidos de Santiago de Chile. Si bien sus relatos son muy extremos, permiten entender ciertas cuestiones que deben ser atendidas, pues muestran un perfil de joven que también es parte del problema estudiado y que muchas veces queda fuera de los estudios o incluso de las estadísticas. Algunos de estos jóvenes están estructuralmente marginados y además viven en un sector altamente estigmatizado, conviviendo en lo cotidiano con la narco-cultura.

Sí. Es complicado, es complicado acá. Son verdaderas mafias que se arman súper bien. Y tampoco... Los vecinos, por ejemplo, este loco de acá abajo vende, pero los que le pasan la droga, le pagan súper bien, entonces ellos mismos tratan de tener un estatus de vida con la gente que está en el mundo de ellos y que hace que no querai (sic) salirte. (Alejandro, comunicación personal 18 de julio, 2018)

Referirse a la narco-cultura es hablar de un sector que hace girar sus prácticas sociales en relación con el negocio de la droga, ello hace que los límites de lo ético, en relación al trabajo se transgredan. La vecina puede vender droga o facilitar espacios para su producción y ello no la transforma en alguien particularmente mala o distinta de otros vecinos.

Mi primo quería trabajar, pero no podía por los papeles, así que mientras los limpiaba traficaba, o sea ¿si no podís (sic) trabajar que vai (sic) a hacer? Tenís (sic) que tener plata… bueno yo también vendí, era fácil pero nunca me metí con nadie

. (Alejandro, comunicación personal 18 de julio, 2018)

El relato presentado da cuenta de la ausencia de límites y se relaciona también con las ideas anteriores que entienden el trabajo como un medio únicamente y no como una identificación. Por lo cual, si el trabajo es un medio para obtener recursos, la obtención de recursos por la vía lícita parece ser lo correcto y deseable, sin embargo, cuando las opciones de empleo son más limitadas y las necesidades son muchas, el trabajo ilícito se vuelve aceptable. Además, se observa aquí que existe una cultura en esos jóvenes que relativiza el acto delictivo, donde subsistir en base al tráfico o microtráfico es perfectamente tolerable.

Así es como emerge otro problema, que se refiere al acceso al tipo de trabajo de la población joven con menor calificación, básicamente trabajos de muy baja remuneración. En ese caso, sin un buen soporte ético-familiar puede resultar muy poco rentable optar por invertir en estudios o en trabajos lícitos, cuando el trabajo en los márgenes de la legalidad puede ser no solo más rentable, sino más parecido a la figura estereotípica del emprendedor.

CONCLUSIONES

El análisis de la relación entre jóvenes y exclusión laboral en Chile permite identificar que la relación de estos elementos está fuertemente tensionada por factores subjetivos y estructurales, por lo que, el fenómeno descrito como jóvenes NINIs está lejos de ser un problema generacional y psicológico.

A partir de esta investigación y desde una mirada más estructural del análisis, es posible señalar que la exclusión social y laboral de los jóvenes analizados no es una elección, sino más bien el resultado de una posición periférica en la estructura social. Estos jóvenes en los márgenes generan estrategias de subsistencia, también en los márgenes, lo que se constituye en una situación particularmente compleja de difusión de límites, incluso éticos y legales.

Otro aspecto para destacar desde las estructuras es el género. Esta categoría aparece como relevante, puesto que muestra diferencias gravitantes en el problema de la integración de los jóvenes descritos al mundo laboral, pues según los datos estadísticos analizados, son las mujeres quienes representan el grupo más afectado por el problema de la exclusión laboral en Chile.

En el polo de los aspectos más subjetivos asociados al problema, es importante diferenciar la idea de elección. Algunos perfiles de jóvenes presentados aquí pueden escoger su marginación de la esfera laboral, por lo que, para estos casos, hablamos de autoexclusión, en tanto son jóvenes de niveles socioeconómicos medios a acomodados, que cuentan con un soporte familiar y con algún grado de capacitación y educación, lo que hace que variables de corte psicosocial expliquen su alejamiento del ámbito laboral.

Estos jóvenes tienen planes, expectativas de sí mismos y de su desarrollo personal y social, que no guardan relación, o que, eventualmente, no encuentran espacios en el marco de un trabajo formal; por esta razón estos jóvenes deciden postergar o abandonar el trabajo formal, que desde su punto de vista tiene menor relevancia.

Sin embargo, todos los jóvenes entrevistados tenían la intención de vincularse en algún momento al trabajo. El problema no estaría entonces en una falta de integración permanente, sino más bien en los modos de vinculación que buscan establecer con el mercado laboral.

Independientemente de que se haga referencia a jóvenes excluidos estructuralmente o a jóvenes en situación de autoexclusión del ámbito laboral, lo que prima es una concepción de trabajo como un medio para la obtención de recursos, por lo cual, a partir de los relatos de estos jóvenes emerge una disociación entre elementos como: el desarrollo personal, el bienestar y el trabajo.

El trabajo es un lugar externo, un afuera que no tendría impacto en una autodefinición personal, ni siquiera incluso, en algunos casos relacionados con la propia valoración personal; desde el punto de vista teórico, no pareciera haber identidad social ligada al trabajo, lo que tiene profundas implicaciones, puesto que si no hay identidad social, no existirían aspectos de la propia estima personal ligada a la dimensión laboral, con lo cual el trabajo se vuelve volátil, ajeno, un medio y no un fin.

A partir de lo anterior, resulta evidente que, en el caso de buscar la inclusión juvenil, ya sea a nivel de empresas o a nivel de políticas de Estado, es necesario contemplar variables de tipo estructural y psicosocial. En relación con la dimensión estructural, es necesario revisar cómo la posición en la estructura dificulta la integración. El nivel socioeconómico, el género, los índices de capacitación, los niveles de estudios o de pobreza, son elementos que efectivamente influyen en la posibilidad de integración.

Aspectos de este tipo deben ser abordados integralmente, por tanto, requieren esfuerzos desde las políticas públicas, mientras que, desde el punto de vista subjetivo, hay que trabajar en explorar los vínculos que establecen los jóvenes con el trabajo, que pareciera no ser un aspecto relevante en la definición identitaria, sino más bien un medio para la obtención de recursos

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Recibido: 13 de Junio de 2019; Aprobado: 16 de Enero de 2020

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