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Revista Chakiñan de Ciencias Sociales y Humanidades

versión On-line ISSN 2550-6722

Revista Chakiñan  no.9 Riobamba sep./dic. 2019

https://doi.org/10.37135/chk.002.09.05 

Artículo de Investigación

INFLUENCIA ESPAÑOLA EN EL TEJIDO EMPRESARIAL DE GUAYAQUIL Y EL SECTOR CULTURAL DE CUENCA (1900-1960)

SPANISH INFLUENCE IN THE BUSINESS FABRIC OF GUAYAQUIL AND CULTURAL SECTOR OF CUENCA (1900-1960)

1 Escuela Politécnica Nacional, Facultad de Ciencias Administrativas, DESODEH, Quito, Ecuador, email: cristina.perez@epn.edu.ec

2 Universidad de las Américas, Escuela de Negocios, Quito, Ecuador, email: garciafernandez.c@gmail.com

3 Universidad Rey Juan Carlos, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Departamento de Economía de la Empresa, Madrid, España, email: marialuisa.medrano@urjc.es


RESUMEN

El presente trabajo exploratorio-descriptivo tiene como finalidad conocer el aporte de los emigrantes españoles en el sector productivo de Santiago de Guayaquil y el sector artístico de Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca entre los años 1900-1960. El objetivo principal es la interpretación del fenómeno social ocurrido a través de la narración de sus protagonistas o familiares en un momento histórico concreto de la globalización. La metodología empleada es la historia de vida utilizando un muestreo de bola de nieve. Esta investigación evidencia que, pese a la escasa afluencia de migración española en Ecuador en este periodo, esta tuvo un impacto socioeconómico importante sobre las ciudades analizadas.

PALABRAS CLAVE: Emigración; Inversión Extranjera Directa; Cultura; Influencia Española

ABSTRACT

The present exploratory-descriptive study purpose to know the contribution of the Spanish emigrants in the productive sector of Santiago de Guayaquil and artistic of Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca between the years 1900-1960. The main objective is the interpretation of the social phenomenon occurred through the narration of the protagonists or family of a specific historical moment of globalization. The methodology used is the life history using a snowball sampling. It is evident that although the influx of Spanish migration in this period of time to Ecuador was scarce, it had an important economic and social impact on the cities analyzed.

KEYWORDS: Emigration; Foreign Direct Investment; Culture; Spanish Influence

INTRODUCCIÓN

Tras una época de intensa inversión española directa a mitad del siglo XIX (especialmente en la República de Cuba y la República Argentina) sobrevino un erial socioeconómico durante las dos primeras décadas del siglo XX, excepto en 1914-1918 con los grandes movimientos especulativos llevados a cabo por motivo de la I Guerra Mundial. Posteriormente, entre los años 30 y los años 60 la inversión se concentró en proyectos mineros y de construcción en el Norte de África y Latinoamérica.

Pero no fue hasta 1959, con el inicio del Plan de Estabilización, cuando el país ibérico se abrió al exterior, sobre todo a través de la exportación de bienes (Rami 2009: 54). Esto sirvió principalmente para atraer inversión extranjera directa (IED) al país mediterráneo, principalmente por parte de Estados Unidos y más tarde de Suiza (Sánchez & Tascón 2003: 141).

La República del Ecuador ha estado al margen de las grandes inversiones de las empresas españolas, y, por lo tanto, de sus movimientos migratorios. Esto se debe a su situación geográfica, a la reducida extensión de su territorio, a la baja expectativa de éxito de los emigrantes, a el bajo crecimiento económico del país, y a la carencia de políticas públicas que favorecieran este fenómeno como sí ocurrió en países vecinos como Venezuela, Argentina, seguidos de México, Brasil, Uruguay, Chile, Colombia y Costa Rica. De acuerdo a las tablas estadísticas del Instituto Español de Inmigración (IEE), las personas que tuvieron como destino Ecuador fueron pocas en términos comparativos en relación con otros territorios latinoamericanos. Tal y como se puede apreciar en la Tabla 1, entre 1950 y 1982 el país andino solo recibió un 0,27% del total (Calvo, Fernández, Kreienbrink, Sanz & Sanz 2009: 306).

Tabla 1: Emigración española a Ecuador (1950-1981) 

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística: Anuario Estadístico de España (1951-1983)

No obstante, pese al pequeño número de emigrantes españoles, la importancia que ha tenido para la configuración del tejido empresarial del país ha sido mayúscula debido a que muchos emprendieron negocios de éxito, que incluso continúan en la actualidad como la productora de grasas y aceites comestibles La Fabril, la productora de pan Supán, Almacenes El Globo, Almacenes Casajoana, bebida tradicional FOX, refresco Fioravanti y la compañía azucarera Valdez.

De este modo, los movimientos migratorios se convirtieron en una vía para ampliar las posibilidades dentro del mercado laboral internacional de los trabajadores y sus familias, y por tanto ayudaron a incrementar sus ingresos, salud, educación y condiciones de vida (Alonso 2011). Estos son los factores que motivaron a la inmigración española que llegó a Santiago de Guayaquil desde principios del siglo XX, hasta la llegada de las multinacionales ibéricas en la etapa final de la dictadura franquista. Guayaquil es una ciudad costera, el penúltimo puerto del Pacífico, lugar de entrada y salida de productos y de personas.

La situación geográfica ha dotado a la llamada Perla del Pacífico de una sociedad multicultural, con gran tolerancia a los cambios, acogedora con los migrantes, y que ha permitido una movilidad social mayor que otras ciudades del Ecuador más conservadoras del interior. Esto ha contribuido a un crecimiento exponencial de su población que de acuerdo a los censos oficiales realizados durante la segunda mitad del siglo XX, ha aumentado en más del 750% sus habitantes. Además, la Gran Guayaquil tuvo un crecimiento económico de similares características que la convirtieron en el motor empresarial de la nación.

Por otra parte, también recibieron influencia española ciudades de la sierra. Desde sus orígenes la ciudad de Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca en la provincia del Azuay tiene un fuerte influjo español. Su fundación tuvo lugar el 12 de abril de 1557 por el corregidor del Cusco llamado Gil Ramírez Dávalos, que la construyó sobre las ruinas incaicas de Tomebamba y la ciudad cañarí de Guapondelig. A este famoso explorador le fue encargada esta misión por el virrey de Perú Andrés Hurtado de Mendoza entre 1555-1561. El virrey conquense quería encontrar un lugar donde pudiera asignar una ciudad con el nombre de la metrópoli de su nacimiento (Simard 1997: 413). Desde entonces han pasado casi quinientos años y la “Atenas de Ecuador” ha crecido exponencialmente hasta convertirse en la tercera ciudad más importante del país después de Guayaquil y Quito.

METODOLOGÍA

La presente investigación utiliza la metodología cualitativa con historias de vida como medio de recogida de información primaria, herramienta recomendada por Bertaux (Bertaux 1989: 139) para investigaciones exploratorias. Los propios protagonistas narran sus procesos migratorios en primera persona en una entrevista estandarizada, abierta y sin filtros.

En aquellos casos en que no fue posible entrevistar a los propios españoles debido a su fallecimiento o imposibilidad, se entrevistó a los descendientes, que narran en tercera persona lo que les contaron en primera persona sus allegados. Estos relatos plasman los hitos más importantes de sus vidas, incluyendo los éxitos que implicaron algunos beneficios socioeconómicos en las ciudades donde se establecieron.

Esta metodología evidencia los hechos de los individuos como actores de la sociedad en la que participaron mediante la descripción de las situaciones vividas y su experiencia acumulada a través de su discurso (Chárriez 2012: 53; Santana 2016: 4). De acuerdo a Santamaría y Marinas (Santamaría y Marinas 1995) el relato responde a una intención del narrador que busca plasmar a través de la memoria personal o colectiva un período histórico concreto.

De acuerdo con Martín (Martín 1995) la historia de vida “es una técnica de investigación cualitativa que consiste básicamente en el análisis y transcripción que efectúa un investigador del relato que realiza una persona sobre los acontecimientos y vivencias más destacados de su propia vida” (Martín 1995 :42). Las entrevistas fueron realizadas personalmente en Quito, Guayaquil y Cuenca entre los años 2013 y 2014.

El muestreo utilizado es intencional y no probabilístico denominado de bola de nieve, donde cada uno de los entrevistados dirigieron al siguiente inmigrante. Este tipo de muestreo es idóneo en el caso de poblaciones que permanecen ocultas y/o difíciles de identificar (Martín-Crespo & Salamanca 2007: 2), como es el caso de los inmigrantes entre 1900-1960 (Baltar & Gorjup 2012; Maya 2001). Estos encuentros fueron realizados hasta llegar a la saturación de respuestas (Martínez-Salgado 2012: 617) y este tipo de muestreo es el adecuado cuando los resultados de la investigación no pretenden generalizar las conclusiones de toda la población (Fernández & Baeza 2002: 153).

El análisis cualitativo del discurso fue efectuado desde una perspectiva socioeconómica, triangulando la información primaria recopilada, con una pormenorizada revisión bibliográfica de fuentes secundarias de libros y artículos científicos, junto con bases de datos de diferentes instituciones española-ecuatorianas.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

LA INTENSA DIÁSPORA JUNTO A LOS FACTORES SOCIALES Y PSICOLÓGICOS DE LA PRESENCIA CATALANA EN EL SIGLO XX EN LA REPÚBLICA DEL ECUADOR

De acuerdo con la obra de Pedro Robles Chambers (1938), en la que hizo una revisión de las ochenta y dos familias más importantes de la ciudad de Guayaquil a principios del siglo XX, cincuenta y ocho de estas eran europeas. Y de estos linajes occidentales, cincuenta y cinco eran familias españolas, lo que representa el 67% sobre el total de la parentela analizada.

En aquel momento histórico, el proceso migratorio suponía una larga travesía de aproximadamente tres meses, que finalizaba en el puerto de la isla de Puná, situado en el golfo de Guayaquil. Esta isla guayaquileña era el puerto principal de la época debido a que la urbe no tenía el puerto de aguas profundas situado en el brazo de mar conocido como el Estero Salado. Ignacio Vidal Maspons, ex presidente de la Cámara Española de Comercio, guayaquileño de nacimiento pero descendiente de catalanes, describe ese momento:

El transporte en esa época era más complicado. Básicamente era a través de barco de vela. A principios del siglo no estaba el Canal de Panamá. Para venir a Ecuador, la emigración europea venía en barco pasando el Cabo de Hornos. En ese trayecto el primer país de parada de habla hispana era Argentina, seguía Chile, Perú, Ecuador y Colombia. A partir de 1910 se abre otra vía a través del Canal de Panamá. Ya cuando se abre el Canal, las paradas son Panamá, Colombia y Ecuador. Muchos extranjeros inmigrantes europeos se quedaban en Colombia, y solo algunos avanzaron a Ecuador. Los españoles que vinieron a Ecuador pasaban por Guayaquil, porque en esa época seguía siendo el puerto principal. En 1920 comienzan ya los barcos de vapor. Los vapores llegaban a Guayaquil, que era el segundo puerto de parada en el Pacífico. El primero era Buenaventura, Colombia. Y el tercero era Callao, Lima, y el cuarto era Valparaíso, y en el quinto daban la vuelta al Cabo de Hornos y se regresaban

(I. Vidal Maspons, comunicación personal, 18 de abril, 2013).

En cuanto a la composición de la inmigración de Guayaquil de principios de siglo XX era un crisol de culturas a consecuencia de que ya era una ciudad portuaria, económicamente importante y muy abierta:

A principios del siglo pasado hubo tres grandes corrientes migratorias, dos europeas, primero españoles y segundo italianos. Y tercero los sirios y libaneses que se les decían turcos, no porque vinieran de Turquía sino porque venían con el pasaporte turco; debido a que Siria y Líbano todavía pertenecían al Imperio Otomano. Este tercer tipo de migración se dedicó principalmente al comercio de telas. Con este gran marco y a grandes trazos, la inmigración se centra en Guayaquil

(I. Vidal Maspons, comunicación personal, 18 de abril, 2013).

De acuerdo con otra descendiente de catalanes, Rosa Casajoana, la descripción del perfil de los españoles que llegaba al país andino es la siguiente:

La mayoría eran españoles, catalanes, viajeros y muy emprendedores (R. Casajoana, comunicación personal, 15 de junio, 2014).

Como se ha podido registrar, la procedencia de la mayor parte de los hispanos que emigraron a Ecuador hasta la mitad del siglo XX era de Cataluña, los cuales establecieron su residencia principalmente en Guayaquil y se dedicaron al comercio. Parte de esa oleada de emigrantes se fue a Quito. Estas eran personas individuales que querían abrirse camino a la prosperidad, y obviamente algunos fundaron empresas importantes, aunque algunas de estas fracasaron años después. La migración catalana de principios de siglo tuvo entre sus ocupaciones el curtido de pieles, así lo narra Carlos Lamas, propietario de la Tasca de Carlos en Guayaquil, hijo de Agustín Lamas que llegó a Ecuador en los setenta para dirigir un hotel en Cuenca (Ecuador):

La gran migración en Ecuador se produce por los catalanes. Los catalanes vienen hacer una cosa que son las curtiembres, los que curten las pieles, los que hacen el cuero, los que lo transforman. El animal que viene con el sebo y todo eso, lo dejan para hacer zapatos. Esos son los primeros. Y entonces ocurre un efecto llamada. Te estoy hablando de alrededor de 1920. Entonces, todas las curtiembres o casi todas las curtiembres que había aquí en Ecuador eran de catalanes. Esto es curioso. Y hay muchos catalanes ahora que son descendientes, como la tercera o cuarta generación. Ellos son los primeros en llegar masivamente (C. Lamas, comunicación personal, 27 de agosto, 2014)

.

El abuelo y el tío abuelo de Ignacio Vidal Maspons, Pedro Maspons y Camarsa, y Agustín Maspons y Camarsa, fueron dos de aquellos catalanes que llegaron a Guayaquil a principios del siglo XX. Nacieron en Granollers, Barcelona, y con veinte años arribaron al continente americano. Ambos fundaron negocios dedicados a la exportación de productos ecuatorianos a Europa. Pedro Maspons creó la Compañía de Intercambio y Crédito, que llegó a ser la principal empresa exportadora de café, y alcanzó un 85% del total de grano que salía desde el puerto marítimo y fluvial de Guayaquil (Estrada 1992: 116-118). Sus descendientes ampliaron las empresas y diversificaron el riesgo hacia otros sectores. Esta familia continúa teniendo personalidades influyentes en la sociedad guayaquileña. Pero los casos de éxito empresarial de los españoles que llegaron hasta la “Perla del Pacífico” son numerosos:

Entre los catalanes que formaron comercio e industria, usted tiene a Vilaseca que tienen aún hoy el negocio (Facundo y Chivería). El padre fundó lo que era tenería Vilaseca, que vendía artículos de cuero, y de ahí poquito a poco fue evolucionando. Hoy, Vilaseca tiene un imperio. Otro español exitoso fue Nebot, el abuelo del alcalde de Guayaquil. Él también fue empresario. Mi abuelo, que fue el primer exportador de café y cacao del Ecuador hacia Europa. También podría nombrar a Espronceda que hizo la cola Fox

(I. Vidal Maspons, comunicación personal, 18 de abril, 2013).

El arquitecto Román Font i Pagès testimonia otros casos de éxito de españoles procedentes de Cataluña:

Aquí vinieron sobre todo catalanes. Fundaron los primeros ingenios azucareros del país. En Milagro justamente había Valdez, que es una industria azucarera de las más grandes que hay, que fundó el abuelo del actual alcalde de Guayaquil, que era catalán. Juan Marcet es el nombre de una cadena de papelerías fundada por un catalán del mismo nombre. La familia de mi esposa tenía la curtiembre La Uruguaya. Los Villasecas también tuvieron una, Iberia creo que se llamaba. Actualmente la familia tiene como 2.000 empresas, por ejemplo, el Yogurt Chivería. Además, tiene fábricas enlatadoras de productos alimenticios, fincas, haciendas, … Es una familia de empresarios que despunta aquí. Ellos llegaron por el año 1950, por ahí, después de la guerra. En cuanto a bebidas gaseosas, Fioravanti era inicialmente de los Pére. No hace mucho tiempo que la vendieron a la Coca Cola (R. Font Pagés, comunicación personal, 27 de agosto, 2014)

.

La razón principal para el éxito de estos empresarios nos la detalla Román Font: “En aquel momento el español emprendedor se encontró con un país que le faltaba todo y entonces vieron muchas posibilidades para montar el negocio” (R. Font Pagés, comunicación personal, 27 de agosto del 2014).

El empresario aventuro Francisco Dalmau Padró protagonizó un caso de éxito empresarial muy interesante, ya que trajo la industria textil al país, junto con su hermano Antonio a principios del siglo XX:

Se puede decir que las fábricas textiles fueron el comienzo de la industrialización en Ecuador. Fueron los primeros en crear una industria. Tuvieron mil trabajadores. Para la época sería muy grande, eran un montón (J. Dalmau, comunicación personal, 21 de agosto, 2014)

.

Los motivos que les llevaron a emigrar coinciden con el de otros catalanes de la época. El hermano mayor heredó todo por mayorazgo y tuvieron que buscar la manera de ganarse la vida:

Mi bisabuelo y el hermano de él, entre los dos, no heredaron nada del padre de ellos, por el mayorazgo. Y ahí tuvieron que migrar de un pueblo pequeño de Cataluña que se llama Báscara a Barcelona. Y en Barcelona se pusieron un pequeño almacén y lograron hacer un poco de dinero. Esto fue por 1900. Y cuando ya tenían un poquito de dinero decidieron venir a Sudamérica, a buscar suerte básicamente. Y fueron primero a Argentina. Llevaron mucha mercadería, concretamente telas. En Argentina no montaron nada. Imagino que ellos vieron pocas posibilidades en el país porque había un mayor desarrollo, y ellos venían con mucha tela. Ellos iban vendiendo mientras iban avanzando. Y empezaron a subir con las telas hacia Lima, Perú, y llegaron acá, hasta Ecuador. Y acá en Ecuador vieron un gran mercado, y le hablaron muy bien de una zona del norte. Les dijeron que la gente es muy buena trabajadora, muy tranquila… Y ahí decidieron montarse una empresa textil

(J. Dalmau, comunicación personal, 21 de agosto, 2014).

Franciso Dalmau Padró y su hermano Antonio abrieron tres fábricas en un corto tiempo. La primera en Otavalo, luego en Ambato y por último en Atuntaqui. Esta industria especializó al pueblo en el sector textil, actividad que continúa en la actualidad.

Francisco Dalmau se casó con Carmela Cabanas Soldevilla, nacida en Guayaquil, pero cuyos padres eran catalanes de nacimiento, Florencio Cabanas Plá y Carmen Soldevilla Segura, que tras su luna de miel se trasladaron a Guayaquil. Fueron los pioneros de las dulcerías catalanas. Allí abrieron la primera pastelería de la ciudad en 1900, el Salón Cabanas, cuyo menaje fue traído directamente desde Nueva York. El éxito fue tal que al poco abrieron un segundo salón en la misma ciudad, La Palma (Estrada 1992: 146-147).

Otros ejemplos de empresarios de éxito en la década de los cincuenta son los hermanos barceloneses, Guillermo y Gaspar Serra Bodro, que, junto con un mallorquín, Sebastián Montaner, fundaron la empresa Unión Vinícola Internacional, cuya actividad principal es la producción de vinos, mosto de frutas tropicales y champán. En el 1966 los hermanos crearon otra empresa, Industria Conservera del Guayas, que produce mermeladas, frutas y zumos envasados, y se convirtieron en los líderes nacionales en este sector.

Otros catalanes de éxito que llegaron a principios de siglo fueron cuatro primos procedentes de Rubí, Barcelona: Juan Marcet Casajoana, Modesto Casajoana Castelvit, Juan Domenech Casajoana y Arturo Domenech Casajoana. Juan Marcet fue el primero en llegar a Guayaquil en 1907 donde trabajó en la administración de una tenería, La Iberia. En 1945 fundó su propia empresa, llamada Juan Marcet, relacionada con la venta de materiales de zapatería. A petición de este es que llega a Ecuador Modesto Casajoana Castelvit, para ayudarle con la distribución de zapatos en la ciudad de Cuenca. Modesto se establece en Cuenca en 1935 y se encarga de administrar la empresa de venta de calzado llamada La Nacional, cuyo dueño era Juan Marcet. Esta empresa continúa en la actualidad y pertenece a los descendientes de Modesto Casajoana:

Nuestro abuelo puso un almacén donde vendían el calzado. Se mantuvieron aquí hasta el año 52 cuando él falleció. El negocio pasó a mi papá. Primero comenzó con los calzados y después fue ampliando los negocios. El negocio del calzado todavía existe aquí. Mi padre diversificó los negocios, está en poder de nosotros, y es una distribuidora de productos. Tenemos líneas de limpieza de cabello, líneas de limpieza de hogar, productos médicos… Tenemos bastantes proveedores. Y las tiendas pequeñas nos compran a nosotros

(R. Casajoana, comunicación personal, 15 de junio, 2014).

Tras este éxito inicial Juan Marcet comienza a diversificar hacia el negocio de las papelerías y se constituye como uno de los más importantes importadores y distribuidores de este tipo de materiales (Estrada 1992: 167). Actualmente, las papelerías Juan Marcet se encuentran a lo largo de todo el país, constituyéndose como la principal cadena de suministros de papelería y oficina.

Los otros dos primos, Juan Domenech y Arturo Domenech tras su paso por Argentina, se establecieron en Guayaquil donde pusieron la curtiduría La Uruguaya. La nostalgia y la añoranza de la tierra les llevó a extender su influencia al mundo deportivo, fundando en 1925 en la ciudad porteña uno de los equipos con más afición del Ecuador, el Barcelona Sporting Club. Que su nombre, e incluso su escudo, sean muy similares al Fútbol Club Barcelona, no es casualidad. Así cuenta este momento Román Font:

El club de fútbol Barcelona Sporting Club de Guayaquil, fue fundado en la casa del abuelo de mi esposa, don Eutimio Pérez Arumí, donde se reunió un grupo de catalanes (R. Font Pagés, comunicación personal, 27 de agosto, 2014).

La cultura española se conserva, generación tras generación, entre los descendientes de estos catalanes. Lo que llevó a la fundación de distintas instituciones para conservar la tradición española en su país de acogida. La primera fue la Sociedad Española de Beneficencia creada en 1883, por el bisabuelo de Román Font que se involucró mucho con los emigrantes españoles que allí residían, implicación que heredaron sus descendientes: Victoriano, mi bisabuelo, fue socio fundador de la Sociedad Española de Beneficencia en Guayaquil y mi abuelo en 1905 fue presidente de la sociedad española de Guayaquil. Mi bisabuelo también fue presidente entre 1884-1885

(R. Font Pagés, comunicación personal, 27 de agosto, 2014).

En 1920 se crea la Cámara Oficial Española de Comercio del Ecuador que se conserva hasta la actualidad y que realiza una labor importante para facilitar contactos comerciales. En la década de los cincuenta se crearon la Sociedad de Damas de la Colonia Española, con sede en el mismo local de la Sociedad Española de Beneficencia y el Instituto de Cultura Hispánica, donde destaca la biblioteca que contiene copias de libros muy valiosos. Este último desde 1983 tiene su sede social en el mismo edificio que la Sociedad Española de Beneficencia (R. Font Pagés, comunicación personal, 27 de agosto, 2014)).

En los ochenta se fundó el Casal Catalán por la gran importancia de los emigrantes y descendientes de esta comunidad autónoma, con el fin de poder mantener su idioma materno, celebrar las festividades regionales como Sant Jordi, La Moreneta o La Diada, y continuar con las tradiciones españolas junto con otros descendientes o recién llegados que tienen la misma necesidad de compartir con la sociedad ecuatoriana su cultura.

LA APORTACIÓN ESPAÑOLA A LA CULTURA Y EL ARTE CONTEMPORÁNEOS EN SANTA ANA DE LOS CUATRO RÍOS DE CUENCA

En 1867 se funda la Universidad de Cuenca, primer centro de educación superior de la ciudad, hecho que la convirtió en la tercera poseedora de un centro de educación superior junto con Quito y Guayaquil (Carpio 1976: 77-101). Es a partir de este momento que Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca se convierte en un epicentro cultural de referencia nacional.

En 1952 se refundó la facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación para la cual llegaron profesores españoles como Francisco Álvarez González, Silvino González Fontaneda, Luis Fradejas Sánchez, José López Rueda, y uno poco más tarde Carlos Pérez Agustí y Francisco Olmedo (Ramírez 2012 : 84).

El primero en llegar fue Francisco Álvarez, filósofo y discípulo de José Ortega y Gasset, que fue el artífice de la fundación junto con Gabriel Ceballos (Arzamendi & Errasti 1992: 19-20) y que fue designado como primer decano de la facultad (Llore 1968: 68).

Llegó en 1951 tras sopesar distintas ofertas de trabajo de universidades latinoamericanas. Su llegada supuso un fuerte desarrollo de la universidad cuencana y fue el responsable de la llegada del resto de profesores españoles (Pérez-Fuentes, Pérez & Sallé 2007: 115). Además de sus labores académicas se asoció con otros españoles para la creación de una empresa de vitrales que acabó con problemas, por lo que aceptó una plaza en la Universidad de Concepción en Chile en 1965. En 1972 se trasladó con su familia a Costa Rica por una oferta de trabajo en una universidad del país, pero sus expectativas no se cumplieron y regresó por un tiempo a Cuenca, la que no tardó en abandonar para asentarse definitivamente en Costa Rica (Pérez-Fuentes, Pérez & Sallé 2007 :115).

En 1952 llegó a Ecuador Silvino González, natural de Sandoval de la Reina, Burgos, a la edad de 33 años. A través de un contacto se enteró de la necesidad de un profesor de lenguas clásicas en la Universidad de Cuenca, Ecuador. Silvino vio la oportunidad que representaba para él y aceptó un contrato por un año con viaje de ida y vuelta pagado por la universidad.

Llegó a la isla de Puná tras 18 días de viaje en barco y desde Guayaquil a Cuenca fue en avión, debido a las deficientes vías de acceso terrestre que en aquel entonces unían a las dos ciudades. Finalmente, Silvino decidió alargar su estadía en la capital de Azuay donde todavía vive a sus noventa y ocho años y contra pronóstico conserva una mente lúcida. En la Universidad de Cuenca el burgalés desarrolló una carrera como profesor de lenguas clásicas y modernas (griego, latín y francés), lengua española y literatura hispanoamericana, aunque también estuvo algunos años dando clases en una universidad de Estados Unidos. Además, escribió libros técnicos que utilizaba en sus clases.

Dos años más tarde, el 20 de octubre de 1966 llegó a Cuenca un joven llamado Carlos Pérez Agustí, tras terminar filología románica por la universidad en Oviedo y estudios de cinematografía. Llegó contratado como docente de la universidad por un año a través del Comité Intergubernamental para las Migraciones Europeas (CIME) que dotaban de profesionales europeos a América Latina.

Además, el doctor Carlos Pérez ha desempeñado el cargo de subdecano de la facultad de filosofía, ha dirigido la escuela de Lengua y Literatura, de Comunicación y el taller de cine de la Universidad de Cuenca:

Comencé a trabajar al día siguiente de llegar de profesor de literatura. De todas las literaturas universales, literatura francesa, literatura española… Me encargaron las literaturas casi en su totalidad (C. Pérez, comunicación personal, 22 de noviembre, 2014).

Los comienzos del madrileño Carlos Pérez no fueron sencillos porque tuvo que adaptar su metodología didáctica al contexto del país y mejorar a través del aprendizaje de nuevos métodos de enseñanza. No obstante, califica todo ello de muy positivo:

En los comienzos, a nivel humano, siempre hay la cuestión del desarraigo, eso es inevitable, pero como yo vine con la certeza de que regresaba en un año… ¿Y cómo eran mis clases que chocaron al principio? Tal y como me enseñaron, enseñaba. La enseñanza por la España de aquella época, del 66, era memorística, erudita e informativa. En España lo llamábamos los apuntes, cogías la información que podías. Tuve esa dificultad. Me abrí poco a poco, en forma personal y por algunos seminarios, a nuevos procedimientos pedagógicos y didácticos, varié mi estilo de enseñanza. Yo he tenido siempre la colaboración extraordinaria de todos mis estudiantes. No recuerdo en 48 años de docente un solo conflicto con ningún estudiante. He tenido siempre por lo que sea, una facilidad para establecer una relación cordial, y amistosa con los estudiantes. Les he agradecido siempre que me han respondido con la misma cordialidad. Así que es en ese sentido, muy contento, muy satisfactorio, muy gratificante (C. Pérez, comunicación personal, 22 de noviembre, 2014).

Tras el primer año de contrato en la Universidad de Cuenca renovó por tres, y después ya le hicieron indefinido. Además de su extensa carrera académica en la Universidad de Cuenca fue uno de los fundadores de la Universidad de Azuay en 1968 y trabajó en la Universidad Politécnica Salesiana fundada en 1994.

No obstante, la figura de Carlos Pérez destaca por haber sido pionero del cine ecuatoriano. Al poco de llegar, la Universidad de Cuenca compró una cámara de video profesional, pero era imposible efectuar el revelado en el país. Esto elevaba los costes de su utilización, por lo cual no pudo realizar su primer largometraje hasta años más tarde:

La universidad compró una cámara profesional de la televisión española, de la década del 60, del 50, una como las utilizadas para filmar el NO-DO. Pero la imposibilidad del revelado en Ecuador dificultó su uso. Había que mandarlo a Venezuela. No podías constatar cómo había quedado. Además, era carísimo para la universidad. Lo dejé abandonado hasta que aparece el video y de ahí en adelante. Cuando se introduce y llega el video aquí a Cuenca, las nuevas cámaras, aprovechando eso, el costo tan barato de filmar en video, pude comenzar a hacer cine (C. Pérez, comunicación personal, 22 de noviembre, 2014).

De esta manera, en 1980 filmó el primer largometraje en la ciudad de Cuenca con muy pocos medios, lo que da más mérito a su primera obra: Arcilla indócil, basada en un relato literario de un escritor cuencano, Arturo Montesinos Malo. Posteriormente ha dirigido varios largometrajes y documentales. La última película fue estrenada en el año 2016 y se titula: Retorno y trata el tema de la emigración:

He filmado una media docena de largometrajes y algunos documentales culturales, como un documental de César Dávila Andrade, uno de los grandes poetas cuencanos. Algún documental sobre la elaboración del sombrero de paja toquilla, cosas culturales, pero básicamente mi pasión es el largometraje de ficción, he hecho unos seis, y sigo filmando. Estoy a punto de estrenar el último y estoy ya preparando el siguiente (C. Pérez, comunicación personal, 22 de noviembre, 2014).

La pasión por el séptimo arte le llevó en 1980 a impartir talleres de cine dentro de la universidad. Más tarde en los años noventa consiguió crear la Escuela de Cine, hazaña que considera uno de sus principales logros, la cual no estuvo exenta de dificultades, como el cierre temporal de la misma y su reapertura hace cinco años. La vocación cinematográfica de Carlos Pérez Agustí ha dejado una profunda estela en Cuenca. El interés de la sociedad cuencana por el séptimo arte ha llevado a la creación del festival de cine de La Orquídea, donde en su primera edición en el año 2011 se homenajeó la labor de este ilustre español.

Otro hito importante fue la construcción de la nueva catedral en 1950 para la que fue requerida la contratación de cuatro artistas y artesanos españoles, el vitralista Guillermo Larrazábal Arzubide, el repujador Salvador Arribas, el ceramista Manuel Mora Iñigo y el emplomador Aurelio Gei:

Guillermo vino para los vitrales de aquí, de la catedral de Cuenca. Le llamaron de la universidad junto con algunos españoles. Uno fue Mora para hacer las platinas, Guillermo vitrales, y Arribas para hacer otras artesanías. Unos se volvieron, otros se murieron aquí. Guillermo se quedó acá (E. Estrella, comunicación personal, 8 de noviembre, 2014).

Las razones que causaron la emigración de estos artistas a Ecuador estuvieron relacionadas con la difícil y convulsa situación socioeconómica que vivía España en aquel periodo. Todo ello implicaba la ausencia de proyectos artísticos que se contrarrestaba con la demanda de técnicos cualificados en los países latinoamericanos (Arzamendi & Errasti 1992: 38; Ramírez, Mazeres, Pagnotta, Moscoso, Carrillo & Velasquez, 2012 :94 ).

Guillermo Larrazábal, Salvador Arribas y Aurelio Gei llegaron en 1955 contratados por Gabriel Caballos García, quien más tarde sería el decano de la facultad de Filosofía y Letras de Cuenca, aunque en aquel entonces estaba todavía en Madrid. Manuel Mora llegó con anterioridad a Cuenca porque había sido contratado por el Centro de Reconversión Económica del Azuay, Cañar y Morona Santiago para mejorar el sector artesanal de la cerámica y del cuero (Arzamendi et. al. 1992: 19). Poco después de la llegada de los artistas y artesanos, Francisco Álvarez, Guillermo Larrazábal, Manuel Mora y Salvador Arribas fundaron la sociedad A.L.M.A. cuyo nombre está formado con las iniciales de los socios, dedicada a la fabricación de vidrieras, orfebrería y cerámica.

El primer trabajo de la empresa fue la realización de los vitrales de la catedral de Cuenca cuyo autor fue Guillermo Larrazabal. Este artista fue el artífice de los vitrales más importantes de Ecuador, tanto de obra religiosa como civil, y así lo describe su pareja Eudoxia Estrella: “Guillermo era un artista en todos los sentidos, era un artista, excepcionalmente bondadoso, humano, muy sensible al ser humano. Era un ser excepcional. Él era muy fuerte pero fino” (Estrella 2014).

La sociedad tuvo una vida muy breve debido a que la única actividad que daba beneficios era la realización de vidrieras artísticas. En 1959 Guillermo Larrazábal y Francisco Álvarez crearon otra sociedad cuyo nombre era “Álvarez-Larrazábal. Vidrieras Artísticas”, que tampoco duró mucho tiempo porque el volumen de trabajo era bajo (Arzamendi et. al. 1992: 21-22). En la misma época, en 1956, llegó a Cuenca la bailarina Carmen Estrella Villamana Bretos, más conocida por su nombre artístico, Osmara de León. Así describe su hija Yasmín León la llegada de su madre a Cuenca:

Lo de mi madre fue un caso especial porque vino de una forma medio mágica a Cuenca. Ella siempre me dijo: yo tenía que venir a Cuenca a abrir las puertas al arte. Esto era hace sesenta años atrás en un pueblecito lleno de complejos, con monjas y curas, con muchos pecados. Todo era pecado (Y. León, comunicación personal, 15 de diciembre, 2014).

Osmara de León, aunque nació en Santiago de Cuba sus padres eran españoles, y cuando tenía siete años regresaron a España, donde vivió tiempos duros por la guerra civil y la muerte temprana de su padre. También recibió allí clases de canto, danza y música, actividades en las que destacó desde siempre.

A los 18 años emigró otra vez a México con su madre y con su hermana Antonia para escapar de las dificultades económicas de la España de la posguerra, ayudadas por un familiar que vivía allí. Conoció a un periodista, Vicente Wert Cotadellas, que fue su representante y el responsable del nombre artístico que mantuvo hasta el fin de sus días, “Osmara, la bailarina de los pies desnudos”.

Debido a su profesión tenía contactos en las embajadas de distintos países y la llevó a actuar a algunas de ellas. Esto le proporcionó la oportunidad de conocer al cónsul de Venezuela. Este le propuso un contrato de un año en su país para enseñar danza, y Osmara aceptó. Durante su estancia en Venezuela le propusieron actuar en otros países de Latinoamérica y decidió realizar una gira después del contrato:

No recuerdo cuál fue su trayectoria. Me acuerdo de Argentina, porque ella decía que allí es donde peor le fue. Pasó por Perú, Bolivia y Ecuador. En Bolivia fue la meca más alta. También le fue muy bien en Lima. Bailó en Bolivia. Contaba ella que fue impresionante como se llenaba el teatro solo para verla y como a la salida la esperaba la gente y la tocaba a ver si era de verdad. Contaba que estuvo en Cochabamba y posiblemente en La Paz y bailó allá a una altura impresionante. Era una mujer joven. Tenía veintiún años. Ecuador era el último país que iba a visitar. No recuerdo por qué no fue a Colombia. Creo que allí no estuvo. En Ecuador llegó a Quito y se presentó en el teatro Sucre. Pero tuvo muy poca gente, muy poco público. Dice que fue un desastre. Y la dijeron: “es que usted se tiene que ir a Cuenca porque Cuenca es la Atenas del Ecuador y allí los artistas sí que tienen mucho éxito”. Entonces dijeron: “muy bien, nos vamos a Cuenca” (Y. León, comunicación personal, 15 de diciembre, 2014).

En Cuenca conoció al que sería su marido, Ricardo León Argudo, y decidió quedarse a vivir. En un principio tuvieron mucho éxito sus actuaciones y llenaba los teatros:

Cuando mi madre llegó a Cuenca eso fue la bomba atómica. Joven, rubia, bella, artista, mostraba un cuerpo espectacular… Ella bailaba danza clásica. Bailaba como Isadora Duncan. Ella llenaba sola teatros, sola. Bailaba todo, danza libre, pero con música clásica: Tchaikovsky, Chopin, Beethoven… Desgraciadamente no hay videos, solo hay fotos. En aquella época en Cuenca solo había el fotomatón (Y. León, comunicación personal, 15 de diciembre, 2014).

A finales de los cincuenta decidió abrir una academia de danza. Tuvo grandes dificultades debido a la mentalidad de la sociedad cuencana que calificaba sus clases como pecaminosas. Comenzó con cincuenta alumnas, pero solo se quedaron nueve:

Cuando mi madre empezó a ofrecer danza, le obligaron a buscar un certificado médico de que las niñas no perdían la virginidad levantando la pierna. Luego le dijeron que venía a promover la promiscuidad. Y les prohibieron en muchos colegios que las niñas fueran a sus clases (Y. León, comunicación personal, 15 de diciembre, 2014).

El negocio fue un fracaso y tuvo que cerrar la academia. No obstante, viendo su talento, el rector de la Universidad de Cuenca en aquel entonces, Carlos Cuevas Tamariz, decidió ofrecerle la oportunidad de enseñar danza en el conservatorio de la ciudad, que estaba adscrito a la universidad en el año 1962, donde se enseñaba danza y coreografía (Llore 1968: 76):

Mi madre pasó a ser profesora de conservatorio de música, ya con título. Carlos Cuevas Tamariz, el rector de la universidad, le ofreció gratis espacio y pianista en la propia universidad, en vista que cuando abrió ella la academia no le pagaban. Acabó siendo profesora titular del conservatorio de música, donde estuvo trabajando cuarenta años (Y. León, comunicación personal, 15 de diciembre, 2014).

Desde su llegada al conservatorio, la danza recibió un gran impulso y difusión en toda la ciudad que poco a poco fue aceptada por la sociedad cuencana. Todo esto le ayudó a conseguir reconocimientos y premios por su labor artística y educativa. El primero fue el Premio COTAL en 1967, en el que el presidente de la república le otorgó al centro la Medalla al Mérito Educacional de Primera Clase:

Después, ya un salto de décadas, cuando estuvo muy viejita y mayor, analizando su vida me dijo que había comprendido que su destino era Cuenca. Le tocaba esa tarea, el introducir a Cuenca el arte, la música y su gigantesco trabajo. También contribuir a la eliminación de ciertos convencionalismos sociales, como por ejemplo que una niña de bien se pudiera poner una falda de chola para bailar. Mi madre no solamente hizo bailar a las chicas cuencanas y le presentó a la mujer cuencana un perfil distinto de mujer y profesional. Además, se enfrentó a los ataques de la iglesia, de la mentalidad cuencana... Le hicieron la guerra las escuelas por traer la perdición a las cuencanas porque las chicas mostraban su cuerpo. Superando todo eso, comenzó su carrera difícil en una Cuenca monacal. Yo creo que fue muy difícil la perspectiva privada de mi madre (Y. León, comunicación personal, 15 de diciembre, 2014).

Junto a otro español, José Castellví Queralt, fundó el Conservatorio de Música y la Escuela de Danza, que luego se convertiría en el Conservatorio Nacional José María Rodríguez, una vez que dejó de depender de la Universidad de Cuenca, instituyéndose como un organismo independiente. José Castellví asumió la dirección del conservatorio desde 1970 hasta el 1995. A los dos años de desempeñar su labor como director fundó la Orquesta Sinfónica de Cuenca, que también dirigió hasta 1995. Además, José fue unos de los fundadores de la Universidad de Azuay y el responsable de la creación de la Escuela de Musicología en dicha universidad en 1979, que contribuyó a que los músicos tuvieran un título académico.

No obstante, no ha sido el único español que ha fundado una Orquesta Sinfónica en Latinoamérica. Ya en el 1941 otro catalán, Enrique Casal Chapí, creó la Nacional en República Dominicana durante el exilio después de la Guerra Civil (Azcona., Re, & Tiscar 2011: 288). Este tipo de iniciativas conforman un flujo de influencia musical de España hacia Iberoamérica que perdura hasta la actualidad.

De acuerdo con el testimonio de Francisco Álvarez, la llegada de los españoles supuso un cambio en las costumbres sociales que estaban anquilosadas en el pasado (Pérez-Fuentes, Pérez & Sallé 2007: 116):

Hicieron una transformación grande. Las costumbres en el Ecuador entonces eran un poco medievales en el sentido de que el hombre iba siempre solo. Tras ver los comportamientos de los españoles, la gente en Cuenca comenzó a ver cosas como lo más corriente del mundo, al hombre con la mujer saliendo al cine, al café, a la otra cosa que estaba allí prohibido, etc. La mujer estaba en el gineceo como dedicada a las labores de la casa. Solamente para las festividades o en invitaciones se salía con las mujeres al cine o tal (Pérez-Fuentes, Pérez & Sallé 2007: 116)

No se debe olvidar que Cuenca es una ciudad ubicada en los Andes ecuatorianos de difícil acceso para viajeros e inmigrantes, lo que la dotó de unas condiciones singulares para mantenerse apartada de las nuevas ideas y costumbres de la época. La ciudad de los cañaris era una urbe conservadora que poco a poco se fue abriendo al exterior, sobre todo con el aeropuerto y la mejora de las carreteras, a lo que también ayudó la creación de las universidades y los profesionales que vinieron a trabajar en ellas.

CONCLUSIONES

Durante los primeros sesenta años del siglo pasado la afluencia de emigración de origen español a Ecuador fue escasa en comparación con otros países latinoamericanos. El reducido tamaño del país, las limitadas expectativas de éxito, la situación geográfica, y la ausencia de políticas públicas que favorecieran este fenómeno, fueron las principales vicisitudes. Entre los años 1951-1960 emigraron 611.384 españoles, de los cuales solo 516 eligieron como destino Ecuador, lo que representó tan solo un 8,4% sobre el total acumulado de la década.

No obstante, pese a un número tan poco representativo de migración hispánica esta fue muy positiva, ya que supuso un aporte importante en el sector empresarial, principalmente en la ciudad de Guayaquil, por ser la ciudad de arribo de ultramar. En el presente trabajo se ha narrado las hazañas e historias de vida de algunos de los españoles de procedencia catalana más exitosos llegados a la segunda ciudad más populosa del Ecuador. La mayoría de ellos no tuvieron como destino inicial el país de Eloy Alfaro, si no que arribaron primero hacia otros destinos de Sudamérica.

Los inmigrantes españoles comenzaron con pequeños emprendimientos (curtiembres, tiendas de abastos y pastelerías) que supusieron importantes fuentes de ingresos para posteriormente fundar empresas fabriles importantes que han supuesto una importante fuente de creación de empleo y por tanto de desarrollo y crecimiento económico.

En cuanto a la ciudad de Cuenca, el influjo de artistas e intelectuales de origen español fue decisivo en la composición del ambiente cultural de la ciudad de los Cuatro Ríos de Ecuador en la segunda mitad del siglo XX. Además, supuso un impulso hacia la modernidad y una ruptura con las tradicionales costumbres sociales. La influencia de los españoles en la década de los cincuenta fue crucial para la actual configuración cultural de la Atenas del Ecuador. Aunque el número de emigrantes no fue grande como en México, dejaron un legado imborrable

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Recibido: 03 de Abril de 2019; Aprobado: 15 de Julio de 2019

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