Introducción
Los sistemas sanguíneos ABO y Rh constituyen los dos principales sistemas de grupos sanguíneos valorados en las pruebas de pre transfusión. El sistema ABO inicialmente descubierto en el año de 1900 por Karl Landsteiner clasifica a los individuos en cuatro grupos: A, B, O y AB (Dzieczkowski et al., 2018; Moraleda Jiménez et al., 2017). Aunque se conocen otros sub grupos esos son analizados con poca frecuencia dado su escasa relevancia clínica y no fueron parte del estudio.
En los últimos años se ha establecido que los portadores de los diferentes fenotipos (o grupos sanguíneos) son en mayor o menor medida susceptibles a determinadas enfermedades (Dzieczkowski et al., 2018). Por ejemplo, los eventos trombóticos, los eventos hemorrágicos, el riesgo de cáncer de tiroides: su extensión y avance, y la susceptibilidad de contagiarse de SARS-CoV-2 estarían asociados a determinados fenotipos (Márquez-Benítez et al., 2019; Tam et al., 2020; Wu et al., 2020).
Estadísticamente entre las etnias caucásicas el grupo O no supera el 50%, mientras que en Japón el grupo mayoritario es el A y en Pakistán es el B (Fujita et al., 1978; Garratty et al., 2004; Khan et al., 2009). Por otro lado, se evidencia una proporción mayoritaria del grupo O (> 80 %) en países andinos como Bolivia y Perú (Cassio Andia et al., 2013; Zavaleta-Espejo et al., 2020). Sin embargo, en países como Colombia y Venezuela el grupo O aunque es mayoritario no tiene tanta presencia en la población (Carmona-Fonseca, 2006; Vizcaya et al., 2019).
El sistema Rh fue descrito en el año de 1939 por Levine y Stetson. Desde ese momento, se han descrito un poco más de 40 antígenos en el sistema Rh, de los cuales únicamente cinco configuran la gran mayoría de fenotipos que existen en las poblaciones (Dzieczkowski et al., 2018; Moraleda Jiménez et al., 2017). Estos cinco antígenos son: D, C, c, E y e. Cabe recalcar que en la práctica habitual el más analizado es el antígeno D; el mismo que confiere el Rh positivo en los individuos que tienen el antígeno, o el Rh negativo en los individuos que no lo tienen (Dzieczkowski et al., 2018; Moraleda Jiménez et al., 2017).
Aunque el sistema Rh no se ha vinculado tanto como el ABO en el riesgo de desarrollar enfermedades; un estudio reciente correlaciona al Rh (+) con el cáncer de seno (Metovic et al., 2021). Al igual que los grupos sanguíneos ABO, los grupos sanguíneos Rh (positivo o negativo) tienden a variar alrededor del mundo entre los diferentes grupos étnicos (Hall, 2016). Por ejemplo, entre individuos de origen asiático, africano y latinoamericano el Rh (+) supera el 90 %; evento que no ocurre entre caucásicos (Canizalez-Román et al., 2018; Carmona-Fonseca, 2006; Garratty et al., 2004; Hall, 2016; Patidar y Dhiman, 2021; Vizcaya et al., 2019; Zavaleta-Espejo et al., 2020).
En los países de la región latinoamericana y específicamente en el Ecuador se han conducido varios estudios sobre la distribución de los diferentes fenotipos de los sistemas ABO y Rh, cuyos resultados han sido heterogéneos. Esto se debe a que pueden existir sesgos en los grupos poblacionales donde se llevaron a cabo las pruebas sanguíneas y en los tamaños de las muestras seleccionadas. Por lo tanto, no se tienen datos verídicos sobre la distribución de los fenotipos sanguíneos en la población.
El estudio tuvo como objetivo determinar las proporciones de fenotipos tanto del sistema ABO como del sistema Rh en Ecuador para determinar la composición étnico-genética del ecuatoriano. Esto contribuye a establecer un análisis sobre el origen de los ecuatorianos, y de las frecuencias analizadas de los fenotipos ABO y Rh, información que puede ser utilizada para la toma de decisiones en la salud pública, y para aportar más sustento científico al panorama del país en los temas abordados.
Metodología
Se realizó un estudio de tipo observacional, descriptivo y transversal. Se seleccionó una muestra de 1015 individuos ingresados en el Hospital de la ciudad de Quito, entre los meses de mayo del 2020 a mayo del 2021, con diagnóstico de SARS-CoV-2 y con tipificaciones registradas (grupo ABO y Rh). Del conjunto de la muestra hubo 593 hombres y 422 mujeres. Los criterios de inclusión fueron no presentar datos perdidos, alterados o incongruentes en los registros; haber ingresado en el tiempo especificado a la casa de salud con el diagnóstico de SARS-CoV-2, y tener una prueba de tipificación sanguínea confirmada. El estudio no requirió la aprobación de ningún comité de ética ni la realización de consentimientos informados, dado que los datos fueron obtenidos del sistema y su manejo fue anónimo.
Para el análisis estadístico se obtuvo primero las diferentes proporciones de cada grupo sanguíneo (ABO y Rh) de hombres y mujeres; para posteriormente realizar una prueba de hipótesis sobre la diferencia entre dos proporciones poblacionales a partir de muestras grandes para determinar si ambos grupos eran estadísticamente iguales entre todas las combinaciones de fenotipos ABO y Rh estudiados. Se analizaron en toda la muestra las proporciones de grupos ABO y Rh por separado obteniendo sus respectivos porcentajes. Luego se obtuvieron las proporciones e intervalos de confianza de los grupos sanguíneos ABO y Rh combinados. También se realizó una investigación bibliográfica actualizada sobre el tema con artículos de diferentes países y comunidades. Los datos se representan en tablas y figuras (pasteles).
El análisis estadístico se llevó a cabo con los programas: MS Excel [2021]® con su complemento XRealStats y con el programa R por medio de RStudio Versión 1.4.1106 © (función prop. test()). Las tablas y gráficos se realizaron con los programas informáticos MS Word [2021]® y MS Excel [2021]®. Se utilizó una confianza del 95 % en todos los análisis dado que es el que más se utiliza en esta clase de estudios.
Resultados
El estudio se basó en la investigación de proporciones a partir de una muestra grande. Primero se encontró que al comparar las proporciones de hombres con mujeres el único grupo sanguíneo que presentaba diferencias entre los dos sexos fue el A (+) como se muestra en la tabla 1.
*Todos los cálculos se basaron en una confianza del 95 %.
**Es un p valor que indica que hay diferencias entre los grupos comparados.
Autor: Fuente propia.
Al analizar las proporciones por grupos sanguíneos del sistema ABO se encontró que el grupo mayoritario fue el O con el 75,46 % de todas las observaciones; seguido del A, del B y del AB como se muestra en la figura 1. Por otro lado, el Rh (+) constituyó el 97,93 % de todas las observaciones analizadas; dejando únicamente un 2,06 % de personas de la muestra con Rh (-) como se muestra en la figura 2. Cuando se desglosó cada grupo sanguíneo (tanto ABO como Rh) se encontró que no existió ni un solo individuo en toda la muestra con la combinación B (-) ni (AB -). Los respectivos tamaños muestrales, proporciones e intervalos de confianza de todos los grupos sanguíneos combinados tanto de los fenotipos ABO como Rh se muestran en la tabla 2.
Discusión
El estudio encontró que de la muestra analizada solo un grupo sanguíneo (el A +) presentó diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres; por lo que concluimos que la muestra estudiada es adecuada para obtener conclusiones de ambos sexos.
Al analizar las proporciones de grupos ABO se halló que las proporciones de estos de mayor a menor son: O > A > B > AB. Los respectivos porcentajes se muestran en la figura 1. El factor Rh (+) como era de esperar se encuentra claramente presente en más ocasiones que el Rh (-) como se muestra en la figura 2. Por lo tanto, si comparamos las proporciones de los grupos sanguíneos y factor Rh se encuentra que los porcentajes se asemejan mucho a la de los países de Bolivia y Perú (Cassio Andia et al., 2013; Zavaleta-Espejo et al., 2020), se parecen medianamente al resto de países latinoamericanos (Canizalez-Román et al., 2018; Carmona-Fonseca, 2006; Vásquez Rojas et al., 2015; Vizcaya et al., 2019), y distan mucho de las etnias caucásicas estadounidenses y de las japonesas tal y como se muestra en la tabla 3 (Fujita et al., 1978; Garratty et al., 2004).
*Las referencias en superíndice de cada país indican el estudio que proporciono los datos.
ND = No hay datos en el estudio.
Autor: Fuente Propia
Un dato particular para citar es que este estudio a pesar de tener una muestra relativamente grande no captó ni un solo individuo con los grupos sanguíneos B (-) o AB (-); de igual forma sucedió en los estudios de Bolivia y Perú. Según Paz y Miño (2021), los pobladores de la costa, sierra y oriente ecuatoriano tienen un promedio de 51,7 %, 64,6 % y 66.7 % de genes de nativos ecuatorianos respectivamente. Esto muestra que los ecuatorianos han sido una población trihíbrida con un mayoritario componente amerindio; lo que explicaría el elevado porcentaje del grupo sanguíneo O sobre los otros grupos, que como se señala por diversos autores es una característica de los pueblos amerindios (Carmona-Fonseca, 2006). De estos datos se deduce que tanto los fenotipos ABO como Rh tienen una fuerte correlación entre las poblaciones actuales y sus ancestros étnicos.
El estudio concuerda con uno realizado en Quito en una población pediátrica por (Asimbaya Alvarado et al., 2020), donde se mantuvieron las proporciones de los grupos sanguíneos ABO y Rh, y en el que la proporción del grupo O fue del 79,3 % y del 97,3 % del Rh (+). Sin embargo, en otros dos estudios, como el realizado en la provincia de Esmeraldas y otro en la del Azuay, muestran el mismo orden de proporciones de grupos sanguíneos y Rh pero con diferentes porcentajes en el sistema ABO con relación al analizado (Maldonado Lira et al., 2019; Villarreal Cárdenas y Vicente Cueva, 2018).
Esto podría deberse a diferencias metodológicas, o, a variaciones de la caracterización de los grupos sanguíneos dentro de una misma nación o territorio geográfico como lo corroboro un estudio sobre el mismo tema en Etiopia (Tesfaye et al., 2015). Lo cual respaldaría la teoría, como mencionan algunos investigadores, que dentro del país y de la región existe endogamia en determinadas poblaciones (Coello, 2017; González et al., 2012). Este aspecto se evidenciaría, por ejemplo, en la alta prevalencia del síndrome de Laron en el sur del país y no en otras partes del territorio nacional (Coello, 2017).
La principal contribución del estudio es aclarar el aspecto étnico-genético de la población, que podría ser usado en la medicina del futuro, y, en segundo lugar, porque confirma los orígenes ancestrales de los ecuatorianos actuales. El estudio también tuvo una limitación importante, ya que la muestra seleccionada se obtuvo de individuos con diagnóstico de COVID-19, lo que podría dar lugar a un sesgo de selección. Por otra parte, igualmente tuvo dos fortalezas importantes: la primera es el tamaño relativamente grande de la muestra (1015 individuos), y la segunda, es el lugar de selección de la muestra, que es el caso de un hospital de tercer nivel donde acuden pacientes de varias provincias del Ecuador, lo cual le ofrece mayor validez externa.
Conclusiones
En la medicina del futuro, el perfil genético de un individuo podría ser usado para la prevención primaria de determinadas enfermedades o para su terapéutica está cada vez más cerca. Esto hace que sea de vital importancia caracterizar a las poblaciones en estos aspectos, y no solo aceptar los dogmas científicos que se impone desde el norte del globo, sin conocer a también la de los pobladores de suramericanos.
El estudio encontró que los grupos sanguíneos en la muestra estudiada se distribuyen de mayor a menor según el siguiente orden: O > A > B > AB. Por otro lado, el Rh (+) constituyó el 97,93 % mientras que el Rh (-) el 2,06 %. El tipo de caracterización de los datos también han sido catalogados por otros investigadores similares a los de poblaciones con ancestros amerindios; lo que concuerda con los estudios genéticos realizados en Ecuador.