Introducción
En las últimas décadas, han emergido brotes epidémicos cuyo costo en vidas humanas y las secuelas que dejaron en las personas que lograron salvarse, ha sido muy alto. Sorpresivamente, a finales de diciembre del 2019, se informó al mundo de la presencia de un nuevo virus en la ciudad China de Wuhan (32), denominado por la comunidad científica SARS-CoV-2, perteneciente a la familia de los Coronaviridae, comúnmente conocido como COVID 19 (Briones y Peretó, 2020). Debido a la rapidez con la que se propaga de persona a persona, el índice de contagios ha aumentado en todos los continentes. Ante lo referido, la Organización Mundial de la Salud declaró pandemia mundial el 11 de marzo del 2020 (OMS, 2020), alertando la necesidad de tomar medidas de emergencia, en un esfuerzo desesperado por frenar el avance de esta enfermedad.
Es así como el gobierno peruano decretó estado de emergencia y aislamiento social obligatorio el 15 de marzo del 2020, con la finalidad de reducir las posibilidades de contagio (Decreto supremo N° 044-2020-PCM, 2020), hecho que trajo consigo la necesidad de mantenerse informados a través de los diferentes medios de comunicación, sobre la evolución y comportamiento del virus, así como las medidas preventivas para proteger la vida y la salud.
En este contexto, la conectividad permitió acceder a noticias, audios, mensajes y alcances a través de las diversas plataformas, lo que hizo posible difundirlos de manera inmediata (Aleizandre-Benavent et al., 2020). Según el Ministerio de Salud (MINSA, s.f.) las búsquedas más frecuentes estuvieron referidas al origen, el tratamiento, la enfermedad en sí y los mecanismos de propagación; sin embargo, muy poca información fue contrastada. Mientras que Google Trends reporta que el término de mayor tendencia fue Coronavirus, COVID 19 y pandemia (Lucas et al., 2020).
Por esta razón, la OMS expresó su preocupación ante la oleada de información falsa y engañosa sobre el COVID-19, afirmando que el mundo enfrenta otra pandemia, la infodemia (OMS, 2020). La propagación de la desinformación, preconcebida como información falsa, es exponencial (Bakir y McStay, 2018; Catalán-Matamoros, 2020; Salaverría et al., 2020), de modo que viene repercutiendo en el accionar de la población, al punto que ha afectado su salud mental y tranquilidad. Nogués (2018) mencionó que existen dos maneras de difundir la desinformación. La primera es intencional, cuyo objetivo es generar incertidumbre en las personas; y la segunda forma es involuntaria, que implica nuestras creencias íntimas.
Como medida de prevención y mitigación de este flagelo, la OMS se reunió con los representantes de Facebook, Tiktok, Google, Twitter, Amazon, entre otras, con la finalidad de difundir información precisa sobre el COVID-19 (OMS, 2020). Por consiguiente, estas redes sociales han tomado medidas para la promoción de contenido verificado sobre el virus en sus secciones de noticias, tratando de esta forma de reducir la visibilidad de la desinformación (Acosta-Quiroz y Iglesias-Osores, 2020; Sánchez y Fernández, 2020). Por otra parte, la International Federation of Libraries Association (2020) recomendó que es conveniente comprobar la información antes de compartirla en cualquier medio, precisando acciones puntuales.
En concordancia con lo mencionado, el objetivo principal del estudio es analizar el acceso, acción y reacción de los jóvenes, adultos y adultos mayores, como aspectos relevantes de la infodemia desde una perspectiva transgeneracional y la relación entre las variables estudiadas.
Metodología
Se realizó un estudio cuantitativo, de tipo observacional, transversal-analítico (Villa et al., 2012). La muestra objetivo fueron personas entre los 20 a 70 de Lima, Perú. El muestreo fue no probabilístico por conveniencia. Se logró evaluar un total de 503 personas entre jóvenes (28,0%), adultos (59,4%) y adultos mayores (12,5%); el 44,0% fueron hombres y 56,0% mujeres.
Instrumento
El instrumento de evaluación fue una encuesta desarrollada por los autores, que estuvo compuesto por 12 ítems, de los cuales una pregunta es de selección múltiple, y los 11 restantes con respuestas de tipo Likert. La métrica se obtuvo mediante la aplicación a un grupo piloto de 100 personas. El AFE se desarrolló con los 11 ítems cuantificables. Para obtener la evidencia de validez por constructo se realizó el Análisis Factorial Exploratorio, donde KMO (,735) muestra ser estadísticamente significativo para proceder con el análisis de varianza. La reducción de factores mostró que la varianza total explicada es del 60%. De ese modo, la extracción de factores involucró ordenar los ítems para la aplicación, siendo factor 1: Acción (1, 2, 3, 4, 5); factor 2: Acceso (6, 7, 8, 9, 10); y, factor 3: Reacción (11, 12). El ítem 2 es de selección múltiple. Se calculó la confiabilidad de las respuestas, lo cual determinó que tiene un coeficiente alfa de Cronbach de 0,736 del instrumento; para Acceso (0,682), Acción (0,633) y Reacción (0,920).
Procedimiento y análisis
La encuesta se digitalizó dentro de Google Formulario, para luego ser distribuida a la muestra seleccionada mediante las redes sociales, lo que permitió respetar el aislamiento social y cuarentena nacional. Los datos obtenidos fueron llevados a la hoja de cálculo de Excel 2019. De ese modo, se pudo certificar la calidad de los datos y se prosiguió con el análisis estadístico. Para ello, se realizó un primer proceso de cálculo de estadísticos descriptivos, y se procedió con el análisis relacional para complementar la información descriptiva. Para el análisis inferencial se hizo uso de estadístico r de Pearson, y se analizó las relaciones siguiendo un intervalo de confianza de 95% (p-valor: 0,05). Por otro lado, se utilizó el software SPSS versión 25 para todo el análisis.
Resultados
Los primeros resultados que se presentan son de carácter descriptivo con relación a la muestra y a las características de infodemia segmentado en los tres aspectos: acceso, acción y reacción, de los cuales se realizó un análisis inferencial de correlación para evaluar las tendencias de las tres muestras estudiadas (jóvenes, adultos y adultos mayores).
En la tabla 1, la muestra se segmentó en jóvenes, adultos y adultos mayores. Los jóvenes evaluados fueron 141 personas entre hombres (58; 41,1%) y mujeres (83; 58,9%); los adultos 299 entre hombres (117; 39,1%) y mujeres (182; 60,9%); y, los adultos mayores 63 personas hombres (48; 76,2%) y mujeres (15; 23,8%).
Jóvenes | Adultos | Adultos mayores | ||||
n | % | n | % | n | % | |
Sexo | ||||||
Hombres | 58 | 41,1% | 117 | 39,1% | 48 | 76,2% |
Mujeres | 83 | 58,9% | 182 | 60,9% | 15 | 23,8% |
Total | 141 | 28,0% | 299 | 59,4% | 63 | 12,5% |
Medio de información sobre Covid-19 que utiliza | ||||||
Televisión | 106 | 75,2% | 262 | 87,6% | 50 | 79,4% |
97 | 68,8% | 164 | 54,8% | 25 | 39,7% | |
Radio | 32 | 22,7% | 55 | 18,4% | 20 | 31,7% |
25 | 17,7% | 102 | 34,1% | 33 | 52,4% | |
22 | 15,6% | 28 | 9,4% | 4 | 6,3% | |
Otros | 49 | 34,8% | 81 | 27,1% | 17 | 27,0% |
Respecto a los medios de información que la muestra utiliza para informarse sobre la pandemia Covid-19, tanto jóvenes, adultos y adultos mayores utilizan en mayor porcentaje la televisión como un medio de información sobre la pandemia. Sin embargo, al evaluar otros medios se determinó que los jóvenes son quienes más utilizan el Facebook (68,8%) como medio de información, seguido de otros (34,8%), Radio (22,7%), WhatsApp (17,7%) y Twitter (15,6%). En relación con los adultos, después de la televisión, los medios que utilizan para informarse sobre la pandemia son Facebook (54,8%), WhatsApp (34,1%), otros (27,1%), Radio (18,4%) y Twitter (9,4%). Por último, los adultos mayores utilizan, con más frecuencia WhatsApp (52,4%), seguido de Facebook (39,7%), Radio (31,7%), otros (27,0%) y Twitter (6,3%). En consecuencia, se evidencia que los canales sociales son de uso más frecuente.
En la tabla 2, se analiza el nivel de acceso, acción y reacción de los jóvenes, adultos y adultos mayores, a modo de determinar aspectos relevantes en relación con la infodemia desde una perspectiva transgeneracional.
Jóvenes | Adultos | Adultos mayores | Total | |||||||
n | % | n | % | n | % | N | % | |||
ACCESO | ||||||||||
Bajo | 65 | 46,1% | 135 | 45,2% | 28 | 44.40% | 228 | 45,3% | ||
Moderado | 54 | 38,3% | 93 | 31,1% | 10 | 15,9% | 157 | 31,2% | ||
Alto | 22 | 15,6% | 71 | 23,7% | 25 | 39,7% | 118 | 23,5% | ||
ACCIÓN | ||||||||||
Bajo | 50 | 35,5% | 120 | 40,1% | 32 | 50,8% | 202 | 40,2% | ||
Moderado | 65 | 46,1% | 104 | 34,8% | 18 | 28,6% | 187 | 37,2% | ||
Alto | 26 | 18,4% | 75 | 25,1% | 13 | 20,6% | 114 | 22,7% | ||
REACCIÓN | ||||||||||
Bajo | 52 | 36,9% | 113 | 37,8% | 18 | 28,6% | 183 | 36,4% | ||
Moderado | 49 | 34,8% | 77 | 25,8% | 14 | 22,2% | 140 | 27,8% | ||
Alto | 40 | 28,4% | 109 | 36,5% | 31 | 49,2% | 180 | 35,8% |
En el acceso, lo cual involucra indicadores de frecuencia, cantidad y búsqueda de información, se determinó que poseen un nivel bajo de 46,1% de jóvenes, 45,2% de adultos y el 44,4% de adultos mayores. Sin embargo, los jóvenes mantienen un 38,3% de nivel moderado y 15,6% de nivel alto, siendo un total de 53,9% los jóvenes que marcan una tendencia de acceso y búsqueda de información. En los adultos, se muestra que el nivel moderado (31,1%) y nivel alto (23,7%) suman 54,8%, lo que demuestra que más de la mitad también buscan acceder a información. Por otro lado, los adultos mayores, en los niveles moderado (15,9%) y alto (39,7%) los cuales suman 55,6%, se muestran con disposición de informarse mucho más de la pandemia.
En lo concerniente a la acción, involucra un conjunto de comportamientos variados frente a la información relacionada a la pandemia del Covid-19. En los jóvenes se registró que el nivel predominante es el moderado (46,1%), seguido del nivel bajo (35,5%) y alto (18,4%). En los adultos el nivel bajo presenta un alto porcentaje (40,1%), seguido del nivel moderado (34,8%) y alto (25,1%). Así mismo, los adultos mayores muestran predominancia del nivel bajo (50,8%), moderado (28,6%) y alto (20,6%).
La reacción se compone de un nivel de afectación emocional en relación con las noticias que se reciben. En el joven, el nivel bajo (36,9%) es el que predomina, seguido del moderado (34,8%) y alto (28,4%). En los adultos se evidencia una predominancia del nivel bajo (37,8%), luego el nivel alto (36,5%) y el moderado (25,5%). Para el adulto mayor, se determinó que el nivel alto (49,2%) predomina, seguido del bajo (28,6%) y el moderado (22,2%).
En la tabla 3, se hallan los resultados sobre indicadores de acceso (cantidad de información), acción (difusión y reenvío de información a familiares) y reacción (afectación por publicaciones) relacionadas a Facebook en las diferentes etapas de vida.
Cantidad de información | Difusión | Reenvío de información a familiares | Afectación por publicaciones | ||
Jóvenes | Cantidad de información | 1 | |||
Difusión | 0,416** | 1 | |||
Reenvío de información a familiares | 0,351** | 0,589** | 1 | ||
Afectación por publicaciones | 0,326** | 0,356** | 0,348** | 1 | |
Adultos | Cantidad de información | 1 | |||
Difusión | 0,331** | 1 | |||
Reenvío de información a familiares | 0,366** | 0,584** | 1 | ||
Afectación por publicaciones | 0,326** | 0,359** | 0,426** | 1 | |
Adultos mayores | Cantidad de información | 1 | |||
Difusión | 0,586** | 1 | |||
Reenvío de información a familiares | 0,579** | 0,771** | 1 | ||
Afectación por publicaciones | 0,317 | 0,500** | 0,511** | 1 | |
* p<,05; **p<,01 |
Con respecto a los jóvenes, se evidencia que la difusión de información se relaciona con la cantidad que recibe por Facebook (r=0,416), la cual se ve reflejada en la cantidad de reenvío a familiares (r=0,351) y la afectación por publicaciones (r=0,326). De tal manera que la información que reciben puede involucrar el factor emocional; sin embargo, esta influencia puede motivarlo a proceder en la divulgación a conocidos y familiares con intenciones de prevenir o informar sobre la pandemia. Esto puede ser confirmado con la relación entre el reenvío de información a familiares y la afectación por publicaciones (r=0,348). Los índices de correlación en el adulto no se ven diferenciados significativamente con los jóvenes, lo que impulsa a generar las mismas interpretaciones; no obstante, en el adulto la información que se comparte a familiares mantiene una mayor relación con la afectación por publicaciones (r=0,426), mostrando que cuando el adulto comparte con su familia, es porque la noticia influye en mayor proporción al adulto que al joven.
En relación con el adulto mayor, se muestra una relación significativa de la cantidad de información que recibe y/o accede con la difusión (r=0, 586) y el reenvío de información a familiares (r=0,579). Lo que viene a demostrar que la mayor cantidad de información que el adulto recibe sobre la pandemia puede influenciar en la acción de compartir en las redes sociales y a los familiares. De este modo, se confirma el cuestionamiento en la tabla 2 en los niveles de acción, sobre si el adulto mayor contrastaba o compartía información. Por otro lado, la cantidad de información que se recibe no se relaciona con la afectación, lo cual indica que no necesariamente toda información que el adulto mayor pueda recibir a través de Facebook le afecta emocionalmente. Por el contrario, la afectación por publicaciones está directamente relacionada con la difusión (r=0,500) y el reenvío de información a familiares (r=0,511). En otras palabras, todo aquel contenido que le genere apertura emocional y preocupación es el que suelen compartir.
En la tabla 4, los resultados sobre indicadores de acción y reacción relacionadas a WhatsApp en las diferentes etapas de vida muestran en los jóvenes un fenómeno particular que ocurría con los adultos en Facebook. Los jóvenes presentan una tendencia a la cantidad que reciben, la difusión y el reenvió de información, aunque los coeficientes son débiles. Sin embargo, no necesariamente lo que reciben les afecta; pero si una noticia que perciben emotiva suelen compartirla con amigos y familiares.
Cantidad de información | Difusión | Reenvío de información a familiares | Afectación por noticias | ||
Jóvenes | Cantidad de información | 1 | |||
Difusión | 0,336** | 1 | |||
Reenvío de información a familiares | 0,349** | 0,702** | 1 | ||
Afectación por noticias | 0,192 | 0,310* | ,389** | 1 | |
Adultos | Cantidad de información | 1 | |||
Difusión | 0,226* | 1 | |||
Reenvío de información a familiares | 0,280** | 0,482** | 1 | ||
Afectación por noticias | 0,251** | 0,191 | ,359** | 1 | |
Adultos mayores | Cantidad de información | 1 | |||
Difusión | 0,410* | 1 | |||
Reenvío de información a familiares | 0,380* | 0,586** | 1 | ||
Afectación por noticias | 0,378* | 0,408* | 0,405* | 1 | |
* p<,05; **p<,01 |
En el caso de los adultos presentan coeficientes débiles en el análisis correlacional. Sin embargo, las noticias que reciben por WhatsApp se relacionan con la afectación (r=0,251), y esta a su vez con el reenvío a familiares (r=0,359), lo cual determina el grado de preocupación que puede generar una noticia y que no necesariamente lo comparte para todo público, sino que el impacto emocional de una noticia se relaciona con el envío a un círculo familiar cerrado. De esta manera, muestran restricción informativa y poco interés de difusión por este medio.
Por último, los adultos mayores muestran que la cantidad de información que reciben por WhatsApp se relaciona con la difusión (r=0,410), reenvío de información a familiares (r=0,380) y afectación por noticias (r=0,378). Como se expresó en la tabla 1, los adultos mayores son quienes más hacen uso de esta aplicación, y el análisis correlacional muestra que la cantidad de información que reciben tiene altas probabilidades de ser compartida en sus estados, o como un mensaje de difusión, tanto a familiares como a contactos. De tal modo que, gran parte de la información a la que acceden tiene efectos en su estado emocional, generando preocupación. Esta afectación por noticias se relaciona con la difusión (r=0,408) y reenvío de información a familiares (r=0,405), lo cual indica que los adultos mayores tienen mayor sensibilidad a las noticias e información, lo que promueve en ellos una actitud proclive a la difusión a familiares y conocidos.
En la tabla 5, se muestran los resultados de contraste de información (Acción) con la frecuencia de informarse y acceso a información por web oficial (Acceso). Este aspecto no será evaluado debido a que la relación entre estos últimos puede ser de carácter espurio y no se pueda extraer información relevante.
Contraste de información | Frecuencia de informarse | Acceso a información por web oficial | ||
Jóvenes | Contraste de información | 1 | ||
Frecuencia de informarse | 0,554** | 1 | ||
Acceso a información por web oficial | 0,462** | 0,622** | 1 | |
Adultos | Contraste de información | 1 | ||
Frecuencia de informarse | 0,650** | 1 | ||
Acceso a información por web oficial | 0,372** | 0,484** | 1 | |
Adulto mayor | Contraste de información | 1 | ||
Frecuencia de informarse | 0,606** | 1 | ||
Acceso a información por web oficial | 0,346 | 0,518** | 1 | |
* p<,05; **p<,01 |
En los jóvenes, el contraste de información se relaciona con la frecuencia de informarse (r=0,554) y con el acceso a información por web oficial (r=0,462). En tal sentido, el joven suele contrastar gran parte de la información que recibe por los medios digitales, y utiliza web oficiales o fuentes de alta credibilidad cuando recibe un contenido, noticia o información relacionado a la pandemia por el Covid-19.
Por otro lado, el adulto mantiene una relación del contraste de información con la frecuencia de informarse (r=0,650) y el acceso a información por web oficial (r=0,372) lo que indica que el adulto al recibir información suele contrastar a un mayor nivel; sin embargo, utiliza fuentes confiables como web oficial en una menor proporción que el joven. Todo ello, puede verse influenciado por el manejo tecnológico superior del joven con respecto al adulto.
Adicionalmente, para con el adulto mayor, se ha observado la relación del contraste de información con la frecuencia de informase (r=0,606), aunque no se encontró relación con el acceso a información por web oficial. En ese sentido, el adulto mayor cuando recibe una información y/o contenido busca contrastarlo; sin embargo, no hace uso de fuentes confiables para verificar su veracidad. De este modo, el adulto mayor comparte con mayor frecuencia noticias falsas.
Discusión
El estudio permitió generar aporte social en un marco de diferenciación transgeneracional sobre aspectos relevantes de la infodemia. Eysenbach (2002) fue uno de los primeros en hablar sobre este fenómeno, el cual, a raíz de la pandemia por Covid-19, provocó que los medios de comunicación se congestionaran de información. En un contexto rápidamente cambiante por el distanciamiento social y cuarentena nacional, fueron los medios sociales como Facebook, WhatsApp, Twitter, Instagram los que se convirtieron en fuentes principales (Bin Naeem y Bhatti, 2020). En consecuencia, la información falsa se propaga en mayor volumen a través de estas redes (Hua y Shaw, 2020).
Los resultados del estudio mostraron que en su mayoría el uso de la televisión es el medio por el cual las personas se informan sobre la pandemia y el estado de emergencia nacional. Sin embargo, los jóvenes y adultos tienden a preferir Facebook. Lo que concuerda con otro estudio que concluyeron que el 95,5% de jóvenes y adultos utilizan Facebook para obtener información sobre Covid-19 (Ramazan y Rasool, 2020). A diferencia de los adultos mayores quienes mantienen el uso de WhatsApp como un medio de información y divulgación. De igual manera, se demostró que el 66,7% de adultos mayores prefieren utilizar este medio para informarse (Ramazan y Rasool, 2020).
Los niveles de acceso a la información fueron equitativos entre los tres grupos, lo que muestra que existe interés por informarse sobre la pandemia en un nivel moderado y alto. Un estudio empírico determinó que la información que se busca con mayor frecuencia es sobre salud (67,2%), religión (16,8%) y política (7,2%) vinculados al Covid-19 (Al-Zaman, 2020). Por otro lado, referente a la acción se comprobó que tanto jóvenes, adultos y adultos mayores marcan una tendencia conductual de compartir información y de contrastarlo. Sin embargo, ante la reacción los adultos mayores son quienes, mayor impacto emocional, les causa la saturación de noticias. Estos resultados difieren de lo establecido en un estudio donde concluyen que los adultos y jóvenes, y quienes cuentan con estudios superiores, generan mayor ansiedad y depresión a raíz de la información que obtienen (Gao et al., 2020).
En Facebook, los jóvenes muestran interés por buscar información, y la cantidad de información recibida suele ser difundida con los amigos, comunidad virtual y familia. El nivel de afectación emocional en relación con la cantidad de información es relevante. Lo que concuerda con quienes determinaron que los jóvenes se encuentran asociados a pensamientos suicidas y desregulación del sueño en relación con las noticias sobre Covid-19 en Facebook (Li et al., 2020); por lo cual el nivel de afección emocional genera trastornos (Huarcaya-Victoria, 2020; Ursúa et al., 2020). Como sustento a estas alteraciones, la infodemia puede generar confusión y provocar miedo irracional, pánico y desestabilización en la persona (13; Zarocostas, 2020) lo que promueve una desregularización emocional tanto en jóvenes, adultos y adultos mayores. Por otro lado, los adultos muestran correlaciones débiles en relación con Facebook. A diferencia del adulto mayor, quien al recibir una información de Facebook mantiene altas probabilidades de difundirla a la comunidad en la red social y la familia; sin embargo, el nivel de afectación que ejerce la cantidad de información no es relevante para generar emociones negativas; no obstante, la información que comparte suele ser la que genera sensibilidad emocional. De la misma manera, la información a través de esta red social, al adulto mayor le afecta en menor grado que a los jóvenes y adultos (Gao et al., 2020).
En esta red social se ha percibido que la preocupación por el Covid-19, el cambio en la interacción social y la interferencia en la vida académica se relacionan con los trastornos de sueño. Además, la percepción de un soporte social, soporte específico para el Covid-19 y la salud física percibida mantiene altas relaciones con los trastornos del sueño y hasta pensamientos suicidas para las personas (Li et al., 2020).
Por otra parte, el joven y el adulto hacen menor uso de WhatsApp para informarse y divulgar la información (Ramazan y Rasool, 2020), lo que concuerda con este estudio. Al contrario, el adulto mayor es quien hace mayor uso de este medio; por lo tanto, se encontró que la cantidad de información que recibe suele ser la información que difunde y a la vez la que genera apertura emocional. Ramazan y Rasool (2020) determinaron que, a un gran porcentaje de personas que suele ver noticias, le impacta a nivel psicológico provocando un desborde emocional y físico; es decir, la ansiedad y el estrés pueden llegar a provocar somatización como consecuencia de un alto desequilibrio emocional. En contraste, un estudio mostró lo contrario, siendo los adultos mayores quienes mantienen niveles bajos de ansiedad y depresión frente a la información que reciben (Gao et al., 2020).
Para la verificación de fuentes, es el joven quien contrasta con mayor frecuencia la información haciendo uso de webs oficiales; el adulto al contrastar información consulta páginas oficiales en menor proporción que los jóvenes. En cambio, el adulto mayor contrasta la información que recibe; sin embargo, no suele hacerlo con webs oficiales y fuentes confiables. Por lo que existe mayor tendencia de compartir información no verídica, así como a creer en teorías conspirativas, el involucramiento de gobiernos, que el virus es consecuencia de las señales 5G (Swami y Barron, 2020), el uso de desinfectantes como parte del tratamiento del virus (Rovetta y Srikanth, 2020). Debido a estos factores el índice de búsqueda de las personas tuvo altos picos en los países donde el brote del virus era de mayor proporción.
Por otro lado, la OMS actualiza constantemente su página web, para que la búsqueda no se de en webs no oficiales, y de esa forma poder contrarrestar el fenómeno de la infodemia (Alvarez-Risco et al., 2020). Sin embargo, se hace frente a los algoritmos de las redes sociales, los cuales se enfocan en la preferencia del usuario (Chan et al., 2020) y brindan información que no ha sido filtrada. Otro problema es la poca difusión de información oficial de los ministerios de salud para neutralizar la desinformación (Rovetta y Srikanth, 2020). A raíz de la infodemia, las personas tienden a buscar soluciones personales en relación con la seguridad personal (Caputi et al., 2020), a manifestar conductas de desinterés y despreocupación (Mavagani, 2020) y generar problemas emocionales (Organización Panamericana de la Salud [OPS], 2020). Si bien, la información confiable y dudosa no muestran diferencias significativas en relación con su difusión (Cinelli et al., 2020), lo que se busca promover es un pensamiento analítico y crítico de la información que se difunde dentro de toda red social (Estrada-Cuzcano et al., 2020). La infodemia como factor social, genera problemas de salud pública (médico, psicológico y social) que pueden alterar la percepción sobre la realidad (Bin Naeem y Bhatti, 2020).
Conclusiones
La infodemia provoca un conjunto de fenómenos sociales que altera la salud pública. La sobre carga de información y desinformación genera conductas como la automedicación, búsqueda de medicina alternativa, creer en teorías conspirativas y afecciones mentales como la ansiedad, estrés, depresión, inestabilidad emocional y en casos más extremos la muerte.
Queda pendiente seguir investigando más sobre infodemia en nuestro contexto, desde otro enfoque de investigación a fin de proponer alternativas para combatir esta nueva pandemia del mundo globalizado.