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Revista San Gregorio

On-line version ISSN 2528-7907Print version ISSN 1390-7247

Revista San Gregorio vol.1 n.22 Portoviejo Apr./Jun. 2018

 

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PLATÓN Y LA DEMOCRATIZACIÓN DIGITAL DEL SABER: UNA CRÍTICA A LOS MOOCS COMO ESTRATEGIA EDUCATIVA.

PLATO AND THE DIGITAL DEMOCRATIZATION OF KNOWLEDGE: A CRITIQUE ON THE MOOCS AS AN EDUCATIONAL STRATEGY.

David Ramírez Plascencia *  

*Universidad de Guadalajara. México david.ramirez@redudg.udg.mx


RESUMEN

El presente trabajo tiene como finalidad reflexionar sobre la relación entre información y conocimiento, especialmente sobre el papel actual de los MOOCs (Cursos en Línea Masivos y Abiertos) como instrumentos para promover la democratización del saber en América Latina. Sobre sus posibles bondades, pero sobre todo los riesgos de aplicar este modelo sin prestar atención a las particulares y contextos en cada país. La metodología de este trabajo se centra en el estudio de caso a través de análisis de bibliografía académica y la revisión de diversas plataformas que ofrecen cursos MOOCs, se centra particularmente en la reflexión de los argumentos en pro y en contra del diseño de este tipo de cursos. Para este fin se utilizarán algunos razonamientos del filósofo Platón, especialmente de su diálogo Fedro. Los resultados finales demostrarán que si bien los MOOCs, como modelo educativo, buscan promover la democratización del conocimiento, bajo este esquema también subyace una dinámica que fomenta una nueva forma de explotación cognitiva de índole capitalista.

PALABRAS CLAVE: Capitalismo cognitivo; democratización del saber; inclusión digital; MOOC; Platón

ABSTRACT

The purpose of this paper is to analyze the relationship between information and knowledge, particularly the actual role of the MOOCs (Massive and Open Online Courses) as instruments to promote the democratization of knowledge in Latin America. About its possible benefits, but above all the risks of applying this model without paying attention to the particular contexts in each country. The methodology focuses on the case study, through academic literature analysis and review of various platforms offered by MOOCs, particularly in the reflection of arguments for and against the design of this type of course. For this purpose, some arguments of the philosopher Plato, especially of his Phaedrus dialogue, will be used. The final results will show that although MOOCs, as an educational model, look to promote the democratization of knowledge, under this scheme there is also a dynamic that fosters a new form of cognitive exploitation of a capitalist nature.

KEYWORDS: Cognitive capitalism; democratization of knowledge; digital inclusion; MOOC; Plato

INTRODUCCIÓN

Actualmente, gracias a las tecnologías de la información y comunicación (TIC) es posible acceder a un gran acervo de información con el simple hecho hacer un “clic” en nuestros ordenadores o dispositivos móviles. El auge de la educación a distancia aporta un amplio espectro de posibilidades en los diferentes niveles y modelos educativos, especialmente en regiones con un alto rezago escolar como América Latina (The Economist, 2015). En términos generales la educación es un elemento importante en la movilidad social y la superación de los individuos, esto propicia por consiguiente un aumento importante en el número de personas cursando un grado universitario alrededor del mundo (The Economist, 2014). En este contexto, la inclusión de los medios tecnológicos en el ámbito educativo ha logrado ampliar las oportunidades de acceso a un mayor número alumnos. Internet facilita la creación de cursos en línea que pueden ser ofertados y utilizados sin limitantes del tiempo y el espacio. Aunado a lo anterior, en los últimos años se ha consolidado una corriente que busca la instauración de mecanismos legales y tecnológicos que favorezcan la libre circulación de la información, así tenemos por ejemplo las licencias creative commons y los movimientos open course.

Situados en esa misma coyuntura, los MOOCs (Massive Open Online Courses) cursos en línea masivos y abiertos se han afianzado como una alternativa importante para las instituciones de educación superior. Este tipo de cursos ha ganado gran aceptación entre la comunidad educativa, no sólo por sus potencialidades, baste pensar en los miles de alumnos que pueden trabajar simultáneamente en línea en un mismo curso, pero también por su naturaleza libre y flexible que permite una mayor participación y colaboración (Baggaley, 2013). Sin embargo, la implementación de esta clase de programas presenta también desafíos importantes con respecto a la sostenibilidad económica y la calidad educativa. Ante la imperante necesidad por ampliar la cobertura educativa alrededor del mundo, América Latina no es la excepción, los MOOCs se han afianzado como una estrategia importante tanto para incrementar la matrícula escolar como para elevar el nivel de escolaridad. Actualmente, Estados Unidos alberga las plataformas más importantes que promueven este tipo de cursos a nivel mundial.

La tabla de plataformas nos da ciertas pautas para entender hasta dónde este tipo de modelos corresponde a una realidad más enfocada al mercado, con una fuerte tendencia hacia la búsqueda de la maximización de las utilidades económicas. Esta tendencia, obviamente, comporta cierto tipo de colonialismo educativo que busca establecer de manera categórica un modelo de producción masivo que en muchas ocasiones presta poca atención hacía las particularidades y necesidades de cada contexto social, especialmente con respecto a los estudiantes. De ahí que los gobiernos e instituciones educativas deban poner especial énfasis en la manera en que tratan de apropiarse e implementar estos modelos, dado que se corre el riesgo de extrapolar políticas educativas que, aunque exitosas, corresponden a otras realidades y que no necesariamente son afines a los nuevos contextos donde se presenten implementar, especialmente en una región de alta marginación social como es el caso de América Latina. En este sentido, es preferible buscar fórmulas educativas alternativas basadas en los contextos particulares no sólo de cada país sino de cada región y localidad, evitando la imposición forzosa de esquemas exógenos. Sin embargo, no es la intención del presente texto tratar de exponer una crítica a este tipo de modelos que buscan la democratización del saber y ampliar la cobertura educativa, especialmente en contextos de alta marginación social y económica, sino también plantear sus posibles bondades y espacios de oportunidad. El uso de MOOCs tiene la característica de que permite la creación de espacios prácticamente ilimitados de aprendizaje a un bajo costo. Sin embargo, lo que pareciera ser una situación donde “todos ganan”: alumnos, instituciones educativas y gobiernos, puede convertirse en una forma barata de ofrecer una educación “prefabricada” y “digerida” que sólo sirve para ampliar los indicadores y paliar transitoriamente los sempiternos problemas de cobertura educativa pero que no presta una debida atención a la calidad ni al desarrollo de capacidades cognitivas. El riesgo que se corre al implementar este tipo de estrategias de democratización del saber es crear espacios con grandes cantidades información pero que sirven de muy poco para generar conocimiento y ampliar las competencias educativas de los alumnos.

METODOLOGÍA

La metodología de este trabajo se centra en el estudio de caso a través de análisis de bibliografía académica y la revisión de diversas plataformas que ofrecen MOOCs, se centra particularmente en la reflexión de los argumentos en pro y en contra del diseño de este tipo de cursos como estrategia para promover la democratización del saber, el objetivo es problematizar algunos argumentos relacionados con la contraposición entre información y saber, en la que muy a menudo se extrapolan ambos términos, lo que tiene importantes consecuencias para el diseño y evaluación de políticas públicas de inclusión digital. En este sentido, son especialmente útiles las reflexiones del filósofo Platón con respecto al uso y abuso de la escritura (Swaine, 1998), las cuales, para efectos del presente texto, fueron utilizadas para el análisis de la tecnología como herramienta para la difusión de la información y el conocimiento. Esta argumentación platónica tiene como finalidad invitar a la reconsideración de las políticas de inclusión educativa que algunos gobiernos y universidades han estado tratando de aplicar para elevar el nivel educativo de sus ciudadanos y abatir la brecha digital.

DISCUSIÓN

Uso y abuso de los MOOCs.

Incrustados en la ola global del open learning (conocimiento abierto), los MOOCS siguen una línea donde lo importante es ofrecer cursos libres y gratuitos dentro de los cuales los alumnos puedan apropiarse de la información sin limitaciones, aunque también hay que hacer mención de que existen muchas empresas que ofertan este tipo de cursos como negocio. Este modelo tiene una existencia de más de 10 años desde que el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) comenzó a publicar el contenido de sus cursos sin cargo (Pisutova, 2012). El primer curso MOOC que se impartió fue por cuenta de David Wiley en la universidad de Utah en el 2007. En ese momento, alrededor de 50 personas de todo el mundo participaron en él. Ya para el 2012 el uso de MOOCs se había generalizado; cerca de 160, 000 personas participaron en un curso sobre inteligencia artificial impartido por la Universidad de Stanford. Aunque la mayoría de los MOOCs se ofertan por instituciones educativas en Estados Unidos, y por lo tanto el idioma en que generalmente están redactados es el inglés, también es posible encontrar estos cursos en chino y español. En Alemania, por ejemplo, está empezando a haber esfuerzos importantes para implementar este tipo de programas. Pero aún falta mucho para que el volumen de producción pueda equipararse al realizado por las universidades estadounidenses (Rensing, 2013).

Usualmente un curso MOOCs es abierto, flexible, gratuito, y no tiene prerrequisitos académicos, aunque en todo caso se necesita contar con acceso a Internet. La inscripción no conlleva la acreditación formal en algún programa académico de la institución oferente, al menos en la mayoría de los casos (Martin, 2012). Pero como se notará más adelante es posible utilizar esta opción, la acreditación, para incentivar el involucramiento de los alumnos en el curso. La promesa de créditos se consolida como un aliciente importante para el participante, además de que facilita la creación de lazos académicos duraderos que pueden resultar en la posterior inscripción en programas más formales. La colaboración en red es una actividad común en este tipo de programas, dado que al ser muy grande el número de inscritos los alumnos buscan formar grupos de trabajo, así por ejemplo en Coursera (coursera.org, la plataforma que alberga la mayor cantidad de cursos de este tipo) es habitual encontrar foros de alumnos, clasificados por criterios tales como el idioma o el país. Posiblemente el mayor potencial de los MOOCs radica en su facilidad para integrar las redes sociales, facilitando el aprendizaje colaborativo y la participación entre usuarios (Treeck, 2013). La interactividad es importante en este caso, porque facilita la colaboración entre alumnos para resolver dudas o bien para aportar nuevos recursos al curso. Este es un punto importante a favor de los MOOCS, gracias a foros o redes sociales como Facebook, los alumnos pueden crear cadenas de ayuda y solidaridad (Alario-Hoyos et al., 2013). Así en lugar de esperar la solución de una duda por parte de una autoridad central, los participantes ganan en autonomía, flexibilidad y solidaridad. Los MOOCs son espacios que si son utilizados de manera eficiente permiten la creación de verdaderas redes de aprendizaje.

Sin embargo, pese a las bondades de este modelo, como el acceso a la información o la facilidad para contar una educación universitaria a bajo costo, aún continúa siendo poco claro sí el auge de los MOOCs responde a una necesidad educativa, o más bien financiera, y sí es posible conjuntar ambas. Lo que es indudable es que existen razones económicas de peso para ampliar la cobertura educativa y disminuir costos, aunque a largo plazo esto provoque, como pasa en muchos casos, un detrimento de la calidad educativa (Alario-Hoyos et al., 2013). En este sentido es importante cuestionar hasta dónde este tipo de educación destinada al consumo masivo representa una oportunidad para ofrecer oportunidades a los más desfavorecidos o bien una forma de explotación capitalista que busca maximizar el rendimiento a costa de ofrecer una educación de menor calidad. Con el uso de tecnologías de la información y comunicación como Internet se facilita la interacción de miles de alumnos en un sólo espacio. Sin embargo, qué tanto es posible garantizar que el proceso de aprendizaje sea igual a aquél realizado en los espacios físicos de las universidades, ¿será suficiente contar con el programa y la bibliografía del curso? Otro aspecto importante para considerar es sí los MOOCs representan por mismos una innovación en el aprendizaje o son simplemente espacios virtuales con videos e instrucciones, ¿es su naturaleza masiva y el ahorro de dinero los únicos aspectos innovadores que justifiquen su existencia?

También este tipo de modelos masivos nos alertan sobre el advenimiento de un esquema diferente de educación. En el cual los contenidos dejan de ser lo más importante dentro de los activos de una universidad, y donde la acreditación y la expedición de diplomas son la parte esencial del sistema. Así es posible registrar miles de alumnos, dejar disponibles los contenidos para poder, después de un tiempo, acreditar las materias y cobrar por este procedimiento. Un modelo de producción masiva de personas con títulos para subir los indicadores instituciones, pero que deja en entredicho no sólo el desarrollo de conocimiento, sino de un pensamiento crítico que se capaz de cuestionar el estatus quo. Los MOOCs pueden considerarse tanto una oportunidad para facilitar el acceso a la educación a un gran número de personas, que de otra manera no podrían contar con una formación, pero también puede representar una forma disfrazada de capitalismo cognitivo que busca producir egresados de manera masiva pero sin el menor parámetro para medir el aprendizaje logrado por los participantes (N. Martin, 2012).

Probablemente uno de los problemas más difíciles de sortear al plantearse el uso de este tipo de cursos es vencer la rutina y la uniformidad en su diseño instruccional (Vardi, 2012). Actualmente, la mayoría de ellos consta de pequeños videos, con algunos ejercicios en línea y cuestionarios de opción múltiple. Muchos de estos espacios denotan una ausencia de variedad con respecto a los insumos académicos, así como de inventiva para mejorar el diseño. Otro problema, relacionado con el anterior, tiene que ver con la falta de estrategias pedagógicas eficientes, dado que la única ruta que se escoge son monólogos interminables de profesores delante de una cámara. Hay una gran carencia innovación (Vardi, 2012). Otra desventaja importante también se plasma en la falta de control de los contenidos que circulan en los cursos, es muy fácil encontrar problemas con respecto al uso indebido de fuentes, el plagio o bien, la vigilancia del comportamiento de los alumnos en los foros. Al no haber un moderador, pero aun habiéndolo, la gran cantidad de información que circula imposibilita llevar a cabo una revisión eficaz de los aportes individuales y las dudas (Clarke, 2013). También la falta de motivación y atención puede derivar, como sucede a menudo, en un gran número de deserciones (N. Martin, 2012).

Hoy en día, la mayoría de las principales universidades de Estados Unidos ofertan al menos un curso MOOC, lo cual nos demuestra el gran auge que están ganando dentro de las instituciones de educación superior. Sin embargo, la cuestión financiera continua siendo un reto complicado de solventar (Die Zeit, 2013). Así, por ejemplo, el costo de crear un curso de este tipo puede llegar a superar los 150 mil dólares. Por ahora la mayoría de estos costos son absorbidos por las universidades o bien subvencionados por organismos y empresas, en algunas ocasiones también hay donaciones de parte de los participantes, sin embargo, cada vez es más recurrente el hecho de cobrar por otorgar créditos al terminar el programa académico (Jackson, 2013). Esto último sin duda provocará que las universidades estén más pendientes de recuperar la inversión, incrementado el número de alumnos, lo cual implica entrar en una dinámica cruda y dura de maximización de las ganancias a costa de innovación y la calidad de la educación.

CUANDO INFORMACIÓN NO ES IGUAL A CONOCIMIENTO. UNA CRÍTICA PLATÓNICA A LOS CURSOS MASIVOS EN LÍNEA.

Si bien la necesidad de ampliar la cobertura y democratizar el acceso a la educación es un problema importante tanto para gobiernos como organismos internacionales, especialmente en América Latina. El reto de crear espacios sin demeritar la calidad es una cuestión latente, que carece de una solución simple. Puede ser que a simple vista este tipo de cursos abiertos parezcan una solución práctica y eficaz, sin embargo, hay que tener en cuenta que abundancia de información no es necesariamente sinónimo de conocimiento, y que, para mejorar el nivel educativo de una persona, tan importantes son los contenidos y el diseño de plataformas educativas como la reflexión en torno al cómo se estudia y sobre todo cómo se aprende. En este sentido, el filósofo ateniense Platón aporta algunos puntos de reflexión sobre las limitaciones de la tecnología para fines educativos, pero también nos invita a reconsiderar la importancia de la deliberación crítica sobre el cómo se procesa y se interioriza la información.

En el diálogo Fedro de Platón se narra una conversación entre el rey de Egipto Thamus y el dios Theuth, donde se hace una crítica directa a la invención de la escritura, llegando a la conclusión de que sería potencialmente malo que esta habilidad, saber leer, pudiera masificarse porque sólo darías a tus alumnos una “apariencia de sabiduría” (Platón, 2004). Si bien a simple vista esta crítica nos puede parecer algo extraña, lo cierto es que los argumentos que aporta Platón para desestimar el acceso a la información son bastante interesantes (Platon, 2004):

  1. Aquellos que aprendan a leer pueden olvidar ejercitar la memoria y se volverán olvidadizos.

  2. Se vuelve una fuente para catalogar no para razonar.

  3. La gente creerá que sabe cuándo realmente son ignorantes.

  4. El estudio sólo representará una repetición y repetición sin razonamiento.

  5. La gente tendrá acceso a información la necesite o no.

  6. No habrá forma de comprobar la veracidad de los escritos o la autoría.

  7. La escritura sería tan sólo un remedo de una verdadera conversación en persona.

  8. Se banalizaría el discurso y acabaría siendo una diversión de tertulia.

Ciertamente la escritura es una invención determinante para el desarrollo de la civilización. Sirve para preservar la información del paso del tiempo. Pero tampoco se puede asumir que es suficiente para mejorar el nivel educativo de un país con tan sólo proporcionar el acceso a ella. Pensemos por ejemplo en los millones de datos y archivos digitales disponibles mediante el uso del buscador Google. Internet es una gran fuente de datos, pero la forma cómo la gente puede interiorizar esta información y construir conocimiento es algo más complejo que sólo inscribirse a un curso o descargar un archivo de texto en formato PDF. En este sentido, los MOOCs deben ser manejados con cautela, y si bien actualmente se han consolidado como una estrategia central a nivel mundial se debe prestar especial atención al desarrollo de otras habilidades cognitivas, no sólo las competencias digitales, sino otras tan importantes como la de lecto-comprensión por ejemplo, para que realmente se haga un uso provechoso de la información generada en estos espacios virtuales (Zuckert, 1996).

El problema concreto que tiene Platón con la escritura es, en muchos aspectos, el que se puede llegar a tener con el uso de Internet para fines educativos. Una cuestión relacionada más con la manera en que se dialoga e interiorizan los datos. Ciertamente, la información, gracias a la escritura y la lectura, circula en mayor cantidad, pero qué tan capacitados estamos para poder hacer uso de ella (Hyland, 1968). No se trata pues de un odio al cambio ni mucho menos al uso de tecnología para mejorar la situación de las personas. Platón, obviamente escribió y mucho, sino más bien es una exhortación a ser cautos y entender que el proceso de aprendizaje no es un escáner digital que hace copias idénticas, sino que la acción de comunicar y transferir conocimientos es mucho más compleja (Lentz, 1983). En términos platónicos, el conocimiento se fundamenta en la búsqueda intelectual individual más que en la acumulación de información y datos. La palabra escrita, tal como la conceptualizaba Platón (Curran, 1986), debe entenderse en un sentido amplio, pensemos por ejemplo, en los acervos digitales de un curso en línea, es una cuestión importante, no porque el lector tenga que lidiar con el texto en sí mismo, sino porque, al carecer de las competencias adecuadas, puede hacerse interpretación deficiente del documento. Se debe tener mucha cautela en caer en modelo de explotación cognitiva del saber que sólo se interesa por una ganancia económica privada a costa del beneficio colectivo. En la actualidad, existen miles de repositorios de acervos digitales. Las personas pueden acceder a ellos de manera fácil, descargar los archivos y transportarlos en sus dispositivos personales, en este contexto, el acceso a la información no es necesariamente el problema principal sino el comprender qué hacer después de obtener los datos. Los ciudadanos en países en vías en desarrollo tienen la difícil labor de transitar de la acción de almacenar información hacia la consolidación de estrategias que les permitan transformar esos datos en conocimiento, y que este pueda a su vez mejorar su calidad de vida.

Siempre que una innovación irrumpe en el campo educativo surgen ideas encontradas sobre sus potencialidades y defectos. En el caso de los MOOCs, existe mucho optimismo sobre los beneficios de utilizar esa clase de modelos, no sólo como cursos de capacitación, sino en los programas de licenciatura y posgrados. En este sentido, se apela a la flexibilidad, el dinamismo y la apertura, características que presumiblemente concurren en los MOOCs. Por otro lado, existen críticas fuertes sobre la calidad, la deserción y el financiamiento de esta clase de propuestas. No se trata de crear MOOCs porque se simpatice con un movimiento determinado de apertura y masividad del saber. Esta clase de programas deben de elaborarse bajo lineamientos claros que permitan delimitar sus objetivos e impacto. Se debe tener certidumbre con respecto al diseño instruccional, la plataforma virtual, así como el modelo de financiamiento adecuado para sostener la estrategia, pero sobre todo establecer mecanismos eficientes para comprobar que los participantes estén realmente aprendiendo. Si bien los cursos masivos facilitan el acceso a la información no siempre hay estrategias reales para cuidar el proceso de aprendizaje de los estudiantes, especialmente cuando convergen cientos de ellos en un solo curso.

Un punto importante al considerar el uso de MOOCs en las instituciones de educación superior es comprender que por más innovadora que pueda parecer esta propuesta, crear este tipo de cursos no garantiza el éxito educativo. Mantener a largo plazo el modelo requiere esfuerzos importantes, pero sobre todo el entendimiento de que no pueden ser considerados como la “panacea universal de los males” ni como la única estrategia para abatir la brecha digital y democratizar el saber. Si bien plantean potencialidades interesantes también tienen aparejadas diversas problemáticas que necesitan ser sorteadas mediante un ejercicio importante de autoevaluación de los resultados de por medio. Es especialmente significativo entender que no sólo es importante diseñar buenos cursos, sino también cuidar los procesos de aprendizaje para que realmente puedan tener un gran impacto en la formación de los participantes, y esto a su vez permita, mediante la educación, mejorar sus condiciones de vida.

CONCLUSIÓN

Hoy en día la vida en sociedad sería impensable sin el uso de la palabra escrita, salvo quizá en algunas culturas aisladas, sin embargo, mucho de lo que Platón criticaba sobre la difusión de la escritura puede ser aplicado sin problema al uso de Internet como medio de comunicación e información. Los defectos y consecuencias que describe el filósofo son una realidad constante en muchas de las actuales estrategias de democratización educativa, como en el caso de los MOOCs, donde a menudo se confunde el conocimiento con la información. Internet, al igual que la escritura, puede llegar a tener un impacto positivo en la sociedad, pero no está exento de retos y complejidades. La información por sí sólo nunca ha sido sinónimo de conocimiento y mucho menos de razonamiento. Disponer de información es importante, pero, retomando las ideas de Platón, tener las capacidades para poder analizarla, utilizarla y, por último, transformar la realidad es determinante. El principal problema con el uso de las nuevas tecnologías en las aulas no tiene que ver solamente con la infraestructura ni tampoco con los recursos monetarios, sino en la manera en que dichas tecnologías se incrustan en el medio social donde se aplican. En sociedades donde se lee poco y se debate aún menos, la información, aunque sea mucha, tiene poca utilidad.

Hoy como hace 2400 años, es aún válida la crítica platónica en el sentido de que el saber no sólo es cuestión de garabatear unos símbolos mediante la escritura, sino que lleva aparejado todo un complejo sistema de razonamientos. El que exista una gran cantidad de datos en Internet no ha hecho más culta ni sabía a la humanidad. En este mundo digitalizado en el que vivimos a la gente se le prepara para engullir enormes cantidades de datos, pero poco se les adiestra para interiorizarlos y propiciar cambios sustantivos en sus vidas. Hay mucha información, pero poco conocimiento. Aún faltan grandes esfuerzos para dotar a los ciudadanos de una capacidad discursiva que les permita debatir, criticar y crear conocimiento. Una reflexión importante que podemos extraer de Platón con respecto a los MOOCs es entender que la tecnología siempre será un conjunto de herramientas que nos facilitan el trabajo, en este caso el educativo, pero no pueden suplir la responsabilidad de los alumnos ni asesores en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Tan importante es tener un acceso universal y equitativo a la información como dotar a los ciudadanos de competencias necesarias para poder analizar y reflexionar sobre lo que se lee, para que no se quede tan solo en una acción de replicar la información, sino que la información sea en efecto la base para poder transformar la realidad social y económica de los individuos.

Un problema importante que puede derivarse del uso masivo de MOOCs como instrumento para la democratización del saber, especialmente en el contexto de países en vías de desarrollo, es la ausencia de modelos que permitan la utilización de la información que se distribuye para la transformación de la realidad social. Un paso previo para que las personas puedan mejorar sus condicionamientos sociales mediante el uso de computadoras se relaciona con el desarrollo de capacidades cognitivas que les permitan aprovechar de mejor manera los datos, cursos y documentos a los que tienen acceso. No se trata sólo de aprender a escribir o leer, como menciona Platón en su diálogo Fedro, sino de utilizar, debatir y repensar lo que se lee y escribe. La Sociedad del Conocimiento no son las aulas de cómputo, ni los teléfonos celulares, o los cursos en línea con miles de alumnos sino el desarrollo del pensamiento crítico. No se trata del flujo de información, sino de la manera en que dichos datos puede asimilarse, procesarse y distribuirse (Churchill, 2003). Una mayor cantidad de información no garantiza mayores niveles de conocimiento. Si bien es importante que los gobiernos se planteen la manera en que sus ciudadanos puedan acceder a Internet y a la información almacenada digitalmente, también es importante pensar en la manera en que las personas puedan hacer uso de esta información para mejorar superar sus condiciones de marginación y aspirar a un mejor futuro tanto para ellos como para sus comunidades.

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Recibido: 04 de Diciembre de 2017; Aprobado: 16 de Junio de 2018

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