INTRODUCCIÓN
La pedagogía es la ciencia que estudia la acción educativa, las teorías y conceptos que permiten entender y orientar el proceso de enseñanza-aprendizaje en los diversos contextos sociales, económicos y culturales. Hay que tomar en cuenta que las teorías desde las cuales se puede aproximar al fenómeno educativo tienen propósitos particulares. la teoría de la educación es, pues, en consecuencia, una teoría que solo encuentra su sentido, si sirve para mejorar, innovar e intervenir en la práctica educativa (Colom y dominguez,2002, p. 12).
El presente trabajo, se enfocó en la teoría de la pedagogía de la liberación de Paulo Freire (1993), literatura recogida en Pérez (2004) y otros autores, y la práctica en la docencia universitaria como aporte al desarrollo de habilidades de los estudiantes. Obviamente, no se trata de suplir el carácter científico-investigativo que tiene la educación universitaria, por lo que se plantea en estas líneas, sino, una combinación de ambos, a fin de que el estudiantado se reconozca como una/un ser lleno de conocimientos, adquiridos histórica y culturalmente en su construcción como persona en la convivencia familiar y social y que dichos conocimientos inherentes no están aislados de los nuevos que adquiere durante cada clase y con cada docente en su formación profesional, bajo la premisa del pensador que nadie educa a nadie; nadie se educa solo, sino, todos se educan entre sí mediatizados por el mundo. Para el efecto, coincidimos con Guerrero (2010), al plantearnos no sólo un diálogo de saberes, sino, sobre todo, de sentires, de afectividades, de experiencias de vida, para que las sabidurías que han sido históricamente excluidas de las academias, de las universidades, entren a dialogar con las Ciencias Sociales en equidad de condiciones; pretendemos empezar a tejer un tapiz diferente, que posibilite el encuentro de las Ciencias Sociales con las sabidurías, que estas dejen de verse como saberes exóticos o folklóricos, sino que empecemos a reconocer y aprender de todo su potencial insurgente, tanto a nivel epistémico, pero además ético y político, pues las sabidurías no solo ofrece información, sino, más allá de aquello, las posibilidades para empezar a tejer horizontes civilizatorios, sentidos de existencia diferentes. buscamos hilar sueños, luchas, esperanzas y ternuras, para tejer una red para la vida, como otra forma de enfrentar la colonialidad del saber, hasta ahora sustentada en la hegemonía de la ciencia y la técnica, de la frialdad de la razón, que construyó un conocimiento disciplinador, alejado de toda forma de afectividad, para que sea instrumental al ejercicio del poder, y que se erigió como un único discurso de verdad, para subalternizar, silenciar y desconocer las otras formas de tejer conocimiento (Guerrero, 2010, pp. 16-17).
La educación tradicional en todos los niveles se ha considerado, como la denomina Paulo Freire (1987), “bancaria”, es decir, una persona se considera poseedora del conocimiento y los demás la reconocen como tal. de este modo, el maestro enseña a alumnos que supuestamente no saben nada, la educación superior no escapa de este esquema, tanto estudiantes como docentes son protagonistas de esta “práctica financiera” durante el proceso enseñanza aprendizaje. En la concepción bancaria, el sujeto de la educación es el educador el cual conduce al educando en la memorización mecánica de los contenidos. los educandos son así una especie de “recipientes” en los que se “deposita” el saber. El único margen de acción posible para los estudiantes es el de archivar los conocimientos, convertidos en “objetos” del proceso, padeciendo pasivamente la acción del educador. de esta manera, el educando se convierte en un ente pasivo, por ende, en ente oprimido, y, a mayor pasividad, con mayor facilidad los oprimidos se adaptarán al mundo y más lejos estarán de transformar la realidad. la educación bancaria es, por tanto, un instrumento de opresión, de allí la concepción de educación para la liberación.
El objetivo de este trabajo es, demostrar que la inclusión de la metodología de la educación popular en la docencia universitaria aporta a la construcción de nuevos conocimientos.
METODOLOGÍA
Para la investigación se observó a estudiantes de Primer Nivel de la Carrera de arquitectura, periodo Marzo - agosto 2015; Carrera de derecho, periodo Marzo - agosto 2017 y de la Carrera de Odontología, periodo Septiembre 2017 - Febrero 2018 durante sesiones de clases del componente educativo: Técnicas de Expresión Oral y Escrita en la construcción in situ de un material didáctico que explique gráficamente el uso correcto de las reglas ortográficas de las letras a, b v, c, s, z, g, h, j, mediante el trabajo colaborativo y la utilización de materiales didácticos.
En consecuencia, se presenta una guía metodológica donde las pautas y/o conclusiones de una clase las realiza el alumnado, en la que existe una interacción entre ellos mismos, la figura del o la docente cumple el rol de facilitador y/o sistematizador de lo actuado en el aula de clases, la misma que servirá a los docentes como mecanismo o instrumento de evaluación para medir los logros de aprendizaje cognoscitivos, procedimentales y actitudinales con el objetivo de evaluar la implementación de prácticas educativas lúdicas en estudiantes universitarios.
Es necesario dejar en claro ciertas conductas sobre la educación y la interacción docente-alumno en tanto que el sistema tradicional de la educación podrá ser una limitante en el cumplimiento de los objetivos de la propuesta que se plantea, asimismo la relación educador-educando y comunicación-educación.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En el presente apartado explicaremos el sentido de aplicar la metodología de la educación popular en las actividades del docente universitario; si bien esta práctica didáctica es aplicable y recomendable en niveles de estudios escolares básicos y de bachillerato, en la práctica del docente universitario, el ejercicio de esta metodología de aprendizaje creativo vivencial sirve para lograr conceptualizar conocimientos específicos, que acopladas a otras estructuras, podrá lograr estimular lo cognoscitivo, lo procedimental o lo actitudinal de manera separada, al contrario de lo que se espera, el conocimiento estimula de manera integral la triada de los logros del aprendizaje, por ello el énfasis en que los contenidos específicos sean contemplados con esquemas conceptuales.
La pedagogía tradicional no es un modelo puro y se basa en una concepción de ciencia hecha y terminada. los educadores solo son transmisores de verdades, son los dueños de las verdades y los estudiantes, receptores. En consecuencia, el tradicionalismo concibe a la educación como un “…proceso de inculcación social y de interiorización del medio humano por cada individuo” (en su socialización) [de allí que]… la educación implica siempre un cierto grado de coerción…” (Jerez Mir, 1990, pp. 46-47 cit. por Sandoval, 2017).
Cuando oímos hablar de tradicionalismo, se nos viene a la mente la imagen de un profesor que habla y de unos estudiantes que escuchan (...) El tradicionalismo cree en todo cuanto hablan los sentidos. Todas las ideas derivan de la experiencia de ellos, es de afuera hacia adentro, nunca en sentido contrario. Se cree que después de los sentidos ya no se puede crear más. No se da importancia a la reflexión, a la fantasía, a la creatividad, etc. (Jiménez, 2004, pp. 48-49).
Jiménez nos ilustra sobre lo que Guerrero (2010) llama “corazonar”, y Freire (1987), a través de la educación popular intenta que sus coterráneos rompan su pasividad y silencio, que reconozcan la fuerza de su unidad transformadora, adquiriendo la capacidad crítica para relacionarse con la sociedad y liberándose de sus ataduras, planteando que ésta es la única posibilidad de cambio de la sociedad, esta práctica es aplicable dentro de las aulas universitarias. Se trata pues de crear una relación con el otro, esto supone convertirse en agentes del sistema [cualquiera que este sea] al reconocerse como sujetos sociales que comporten saberes y experiencias con la capacidad de adquirir nuevos conocimientos de corte científico para el trabajo a realizar en las diferentes áreas Zea- bustamante, 2017).
La educación es interacción, este acto comunicativo es fundamental para el desarrollo del proceso, entendiendo que es imposible no comunicar como sostiene Watzslawick (1971), la comunicación muchas veces es un acto intencional, así mismo la educación, adquiere una dimensión intencional, donde aprender, no consiste simplemente en responder a los estímulos, sino, en reflexionar sobre lo que viene de fuera, relacionándolo con las informaciones ya poseídas, con las creencias y experiencias personales, para luego poder proyectarse hacia el exterior.
Todas las profesiones tienen su propia deontología, un código ético que guía su actuación desde una perspectiva ética; baste con recordar el caso de los médicos, abogados, periodistas, etc. y los profesionales de la educación no son la excepción, más cuando resulta que la actividad que desarrollan tiene siempre implicaciones morales, puesto que se realizan directamente sobre personas y con la intención de buscar su perfeccionamiento. No podemos asumirnos como sujetos de la búsqueda, de la decisión, de la ruptura, de la opción, como sujetos históricos, transformadores, a no ser que nos asumamos como sujetos éticos (romero & Fernández, 2004). Es imprescindible que la ética tanto del educador como del educando experimente una conexión, para cumplir los objetivos planteados en el proceso del ejercicio didáctico. lo didáctico, apoyaba la teoría del aprendizaje -los pasos formales- de los cuales se hace más efectiva la enseñanza, puede decirse que inicia con Herbart (1983) quien centra también la educación en el concepto del interés que aviva la atención y enriquece la experiencia. El docente es quien guía a los estudiantes, su práctica refiere Sarramona (2000) se puede dividir en cuatro grandes grupos: las estrictamente docentes, las tutoriales, las de vinculación al medio social y las de formación e innovación. Por medio de estas prácticas el educando logra adquirir la experiencia y la vivencia en las actividades de clases y el desarrollo de su inteligencia en un entorno de compañerismo. Piaget (1970) considera la inteligencia como la capacidad del sujeto de adaptarse al medio que lo rodea. Tal adaptación se produce de manera dinámica, gracias a un doble proceso de adaptación y de organización. la adaptación supone una situación de equilibrio respecto al medio, al cual se llega tras sendos procesos de asimilación o captación de lo exterior y de acomodación a las diversas situaciones que acontecen. la otra invariante, la organización, constituye la cara interna del proceso de la adaptación, puesta que ésta surge en la medida que se produce una organización interna de los elementos del medio y su propio sujeto. (Sarramona, 2000, p. 115). Esta dualidad para que sea efectiva supone una buena comunicación entre el ser y el entorno, un equilibrio entre lo intrínseco y lo extrínseco, el educando si no interpreta la realidad en la que vive y la comprende como un todo que se relacionan entre sí como una estructura no comprenderá el sentido para el cual se educa. Para Secadas (1995), la inteligencia supone la transformación de la realidad en la que se cumple una trilogía: Transformando lo percibido o real del entorno en conceptos (noéticamente); convirtiendo en ideas o material de trabajo de la actividad mental lo percibido (simbólicamente); y, aplicando las ideas a nuevas situaciones o bien creando situaciones nuevas (creativamente).
Para entender la relación entre comunicación y educación bravo (2008) se pregunta ¿Cómo hacer esta comunicación en el proceso educativo? ¿Cómo hacer que la relación educativa sea una relación comunicativa? a lo que el autor responde: Una manera de hacer realidad esa relación comunicativa, puede que sea haciendo de la educación una fiesta. ¿Qué significa hacer de la educación una fiesta? ¿Por qué hacer una fiesta? la fiesta es una institución comunitaria que se construye en base a la cooperación y la solidaridad y en la cual los sujetos se cohesionan y construyen su identidad basados en la participación y al reconocimiento del otro. Es el lugar de la cooperación y la solidaridad, de alegría y de gozo, pero también de la creatividad y la imaginación. la fiesta es por lo tanto un lugar de resistencia al poder, si pensamos como Espinosa que el poder opera en el temor y la tristeza.
Hacer de la educación una fiesta implica desatar la energía creativa, la imaginación, el gozo y, sobre todo, inaugurar una nueva relación donde el otro no es visto como amenaza, sino como un otro diferente, cuya diferencia me enriquece y me recrea y en la cual nos transformamos mutuamente. la educación como fiesta implica trabajar otras dimensiones del ser humano y no sólo el conocimiento como es la educación actual. además, no todo conocimiento es emancipatorio, éste es tal, si llena las expectativas a las interrogantes realizadas por el sujeto al constituirse como tal y sobre todo si estas respuestas están articulas a proyectos colectivos. (bravo, 2008, p. 81) vemos como aquí se interrelacionan la sociabilidad y la solidaridad entre los que integran, en este caso un aula de clases, la fiesta es vivir una integración plena, en consecuencia, una plena educación, así como destapar una botella de vino o romper una piñata, la educación con herramientas lúdicas puede dar resultados más felices. los niños toman en serio el juego, considerar el trabajo como un juego, vivirlo como una fiesta tiene mejores resultados que pensar que se trabaja para cumplir con un horario con la impaciencia y la alteración de volver a repetir la rutina al siguiente día.
Cuando los contenidos son organizados en esquemas conceptuales nos remiten a un tipo de aprendizaje de carácter significativo, donde la comprensión de las relaciones lógicas de los conceptos, cobra un especial relieve. Igualmente resulta útil para la interiorización de los esquemas de acción, especialmente, el dominio de procesos técnicos de clara estructura secuencial. Se trata, por tanto, de un tipo de organización normalmente vinculada con propuestas curriculares que pueden estar presentes en las reformas educativas actuales, la cual insiste en un modelo de aprendizaje «constructivista», entendiendo por tal, la elaboración por parte de los mismos alumnos de los citados esquemas conceptuales y de acción (Sarramona, 2000, p. 140).
Con el cuadro 1 (ver anexos) el resultado no es un esquema conceptual tradicional, es, en su esencia, un esquema, de la manera en cómo se pueden organizar los elementos (gráficos y de texto) para el estudiante, así adquiere un concepto de significado interpretativo que forma parte de una temática más general.
CONCLUSIONES
Aplicar teorías pedagógicas no tradicionales en la educación universitaria estimula al estudiante a confiar en sus propios saberes y conocimientos, además de afianzar la credibilidad de los contenidos que el docente dicta en su materia.
El docente universitario es responsable de hacer conocer a sus estudiantes que no son recipientes vacíos, receptores de los contenidos del docente. dentro de su actividad, el docente, de la misma manera que incentiva la investigación, es preciso considerar el desarrollo de la creatividad del estudiantado, el que los conocimientos se extraigan de los mismos estudiantes, crea un ambiente de confianza.
Las actividades lúdicas y colaborativas ayudan a alcanzar los resultados de aprendizaje de la asignatura de una forma integral en los conocimientos, la estrategia de enseñanza-aprendizaje en la planificación microcurricular.