SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número8Dispositivos visuales ante la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, MéxicoIntersecciones entre feminismo, arte y política: Una mirada ala“Escena de avanzada” para desneutralizar los signos de la cultura índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Índex, revista de arte contemporáneo

versión On-line ISSN 2477-9199versión impresa ISSN 1390-4825

Índex  no.8 Quito jul./dic. 2019

https://doi.org/10.26807/cav.v0i08.261 

Dossier

MATERNIDAD: EL RELATO DESDE LA PERIFERIA

MOTHERHOOD: THE STORY FROM THE PERIPHERY

Glenda Rosero Andrade* 

*Máster Avanzado en Literatura Española e Hispanoamericana, por la Universidad de Barcelona Guayaquil, Ecuador, 1981. Artista multidisciplinar; Magíster en Estudios del Arte, por la Universidad Central del Ecuador; Licenciada en Artes Plásticas, especialización Escultura y Cerámica, por la Universidad Central del Ecuador. Investigadora independiente de relatos contemporáneos acerca de la maternidad y fundadora del colectivo Dos Guaguas en el que explora la crianza y la condición materna como postura política. Tiene varios reconocimientos en el campo plástico a nivel nacional y ponencias sobre arte y educación tanto dentro como fuera del país.


Resumen

En la historia del Arte y la Literatura, el reconocimiento de la participación de la mujerllegó bastante tarde. El hombre ha sido, en un esquema tradicional del relato, el sujeto creador mientras que los personajes femeninos se han ubicado en el territorio de la marginalidad o del olvido -con sus respectivas y muy pocas excepciones-. Esta falta de reconocimiento dio un giro apenas en la segunda mitad del siglo XX gracias al feminismo que colocó sobre la mesa de discusión aspectos antes ausentes y que permiten, en la actualidad, presentar nuevas perspectivas. Entre los diversos temas abordados, la mirada habitual con la que se había construido la maternidad también tuvo una ruptura. La madre, que a lo largo de la historia había sido representada bajo la figura del sacrificio y la virtud, obtuvo estos significantes debido a discursos solidificados en los albores de la modernidad. Sin embargo, las nuevas narraciones acerca de lo femenino lograron contrastar y cuestionar las representaciones habituales mostrando nuevas voces y lugares de enunciación.

Palabras clave: feminismo; maternidad; arte; literatura; nuevas representaciones

ABSTRACT

In the history of art and literature, recognition of women's participation came late. Man has been regarded, in a traditional outline of history, as the main creative subject, whereas female characters have been placed in the realm of marginality or oblivion - with very few exceptions though-. This lack of recognition took a turn in the second half of the twentieth century thanks to the feminist movement that placed previously absent aspects on the discussion table, which currently allows new issues to be discussed. Amongst the various topics addressed, the usual look about the construct of motherhood has also broken up. The concept of mother, represented throughout history as the figure of sacrifice and virtue, has obtained these signifiers due to solidified discourses at the dawn of modernity. However, new narratives about feminism have managed to contrast and question the usual representations by showing new voices and places of enunciation.

Key words: motherhood; art; literature; new representations

Introducción

En el 2005, la artista argentina Ana Álvarez-Errecalde presenta su autorretrato documental,Elnacimiento de mi hija,en el que muestra, sin ningún tipo de manipulación fotográfica, el momento posterior al parto haciendo frente a la idea tradicional del dolor. En ella, Álvarez-Errecalde se muestra cubierta de sangre, aún con la placenta en su interior y sonriente con su recién nacida en brazos.Esta acción, que subvierte la idea tradicional del parto en relación con los protagonistas y el estado de ánimo de la madre, amplía la mirada acerca del cuerpo femenino y revela nuevas representaciones sobre lo materno. La obra de esta fotógrafa no es la única que presenta una ruptura sobre las formas de exponer la maternidad: escritoras como Pía Barros, Ariana Harwicz y Paulina Simon, o las artistas Mary Kelly, Sally Mann y LouiseBourgeois desvirtúan los esquemas tradicionales de representación y revelannuevos relatos y significantes.

El siglo XX estuvo marcado por hechos que cambiaron, abruptamente, los cánones impuestos por una modernidadcon los cuales secolocaron las bases para la imposición de las verdades absolutas. Las posturas feministas expuestas durante este tiempo expusieron el cambio de pensamiento en lo que respecta al imaginario simbólico de lo femenino, pues, con él, se cuestionaron aquellas ideas naturalizadas acerca de los géneros. La maternidad es una de las narraciones cuyos paradigmas son más difíciles de revertir, sin embargo, discursos anidados en el movimiento feminista que debaten el uso cultural del cuerpo, la construcción binaria hombre/mujer y la revalorización de los oficios domésticos,logran afectar aquella condición habitual cuya definición se ha instaurado con un enfoque romantizado.

Este artículo se concentra en los aportes del pensamiento feminista para la construcción de nuevas narrativas de representación de la maternidad en el arte y la literatura. Para ello, se ha delimitado el campo de observación al pensamiento generado desde posturas feministasy su repercusión en el lenguaje artístico y literario latinoamericano; sin embargo, para lograr una comprensión más extensa de los cambios, se ha considerado necesario referirse a obras y textos del panorama mundial.La relación entre ambos lenguajes y el feminismo será abordada desde posturas avaladas en la militancia de creadoras que conjugan su producción con esta corriente de pensamiento, así como desde posiciones asumidas por autoras que no se han autodenominado feministas pero que han dirigido su trabajo a elaborar una crítica de los pensamientos y representaciones hegemónicas (Giunta, 2018, p. 84).

Parirás con dolor

Es conocido el dictamen del Génesis, al ser expulsados Adán y Eva del paraíso, en el que se emite la sentencia del sufrimiento. La Biblia, texto dogmático del catolicismo, menciona con respecto a la mujer: “En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a luz los hijos; (…)” (Génesis, 3:16) y convierte al nacimiento en un hecho de sacrificio y dolencia. El mismo texto ejemplifica también otros comportamientos maternos, en los quela madre debe estar dotadade un comportamiento al mismo tiemposabio y bondadoso, como cuando Salomón decide que, para encontrar a la verdadera progenitora de un bebé en disputa, se debía cortar a este por la mitad, desafiandosuindulgencia e incondicionalidad.

Estos pasajes bíblicos son parte de un pensamiento que se advierte como uno de los referentes para la definición de la maternidad y sobrepasan el hecho biológico del alumbramiento para condicionarlo de manera política, social y cultural. Pero no son los únicos,ya quesobre la figura de la madre, a lo largo de la historia, se han tejido discursos arraigados en una feminidad exaltada por el bienestar.Su lugar en la sociedad ha sido delimitado, de forma política y jurídica, por condiciones patriarcales.Una de las primeras formas legislativas conocidas se dio en la civilización romana con el pater familias, una figura legal por la cualel padre podía negar o rechazar a su hijo tras su nacimiento,con lo cual se instituyóun marco jurídico basado en la voluntad del varón (Knibiehler, 2001,p. 17).

En la Francia del siglo XVI se proclamó un edicto que obligaba a la mujer embarazada a reportar su embarazo a las autoridades con el fin de prevenir el infanticidio. Con él, se sentenciaba a muerte a aquellas madres que hubiesen parido a escondidas y cuyo bebé hubiese fallecido antes delbautismo aunque las causas del deceso hubiesen sidonaturales. Edictos similares se proclamaron más adelante en Inglaterra y Escocia durante el siglo XVII (Federici, 2018, p. 140). La delimitación de estos marcos jurídicos, que despliegan un control sobre el cuerpo de la mujer embarazada o madre, sientan las bases para el ejercicio de comportamiento femenino en la maternidad. Era tal la intención pronatalista de la época que en Alemania llegó a castigarse a las mujeres que no realizaban suficiente esfuerzo durante el alumbramiento o mostraban escaso entusiasmo por sus hijos (Federici, 2018, p. 142). La procreación y la crianza se convirtieron en un territorio femenino legislado y vigilado por el Estado.

La subordinación de la condición materna no se ejercía solo desde el ámbito jurídico. En el siglo XVIII, se impuso la idea acerca del beneficio de la crianza ejercida exclusivamente por la madre, con lo cual se la situó en territorios de exaltación cívica y social que valoraban la función materna.Con la calidad de supervisión y guía que debía ejercer la progenitora se garantizaba un adulto física y mentalmente saludable, y al mismo tiempo se enaltecía el amor materno y la consagración que la madre ejercía en el cuidado de los hijos,noción que sienta las bases de los códigos de comportamiento materno reconocidos hasta la actualidad. En esta etapa la figura de lamadre se homologa como el cuerpo social de una civilización anhelante de progreso (Oiberman,2005, p. 123).

Implantado el personaje de la buena madre, el siglo XIX se caracterizó por la educación que la madre proporcionaba a sus hijos. La mujer, que por efecto del progreso del capitalismo se dedicó a la vida doméstica, era quien debía cuidar con rigor la moral y la instrucción de su descendencia; de esta manera se concentraron en ella los pilares del buen funcionamiento de la vida familiar y, simultáneamente, de la sociedad. Este pensamiento que idealiza la figura materna se replica hasta la actualidad, se ha instaurado en el campo de lo simbólicoy esobjeto de sobre-representaciones de su imagen y su cuerpo para ejercer estrategias de control social (Antivilo, 2015, p. 38).

De manera paralela a la construcción del pensamiento de una maternidad incondicional surge el discurso de valorización de la infancia. En los siglos XVII y XVIII, esta etapa comienza a ser estimada como un periodo importante para el desarrollo del ser humano, lo que conllevó a que, en el siglo XIX, se elaborasen ideologías para exigir un aporte de la madre que sobrepasara su intención de buen cuidado.Es decir que se define el papel materno como una actividad exenta de errores y con cargas morales en caso de fallar en la tarea.Otro elemento de ese papel ha sido la obligatoriedad de la estabilidad psíquica de la mujer madre para prevenir ansiedades infantiles (Saletti, 2008, p. 171). De esta forma, se homogeniza el discurso social de la maternidad, anulando las complejidades o debates que no formen parte de esta ideología.

Mater nobis gratia plena

Las primeras representaciones que bordean el campo de la maternidad se pueden encontrar en las figurillas de mujeres embarazadas del período Paleolítico. Estas podrían sugerir una cosmovisión cuyo eje simbólico fuese lo femenino debido a la evocación de la fertilidad y protección.La mujer gestante es una imagen poco referida en la plástica y la literatura, a diferencia de la madre que suele ser presentada bajo los parámetros de ennoblecimiento descritos en el apartado anterior. La poca mención de esta etapa se debe a que, durante muchos siglos, fue estigmatizada como impura, pese a que el culto a la virgen María motivó la elaboración deobras comoLa Madonna del parto, de autor anónimo y que data de la segunda mitad del siglo XV. Sin embargo, la escasa visibilidad con la que contaba el embarazo en las representaciones se redujo a la nulidad luego de1523 con el Concilio de Trento quedeterminó la prohibición de pintar o adornar a las mujeres con “hermosura escandalosa” (Crespo, 2013, p. 21).

En oposición a la etapa gestante, en la historia del arte son numerosos los ejemplos que remiten a la representación de la madre ejerciendo su labor de cuidado. En la Ilustración europea, en la que se legitimó el vínculo entre maternidad, valores y moral, aparecieron obras, como Autorretrato con turbante con Julie(1786) de Elisabeth Vigée-Le Brun,que muestran a la mujer ejerciendo con regocijo el oficio materno. Más adelante, obras como La cuna (1872) de BertheMorisot, olas escenas maternales presentadas por las pintoras Mary Cassaty Paula Modersohn-Becker,mantienen en vigencia el imaginario simbólico en el que está ubicado el personaje materno mostrándolo como un personaje angelical (Frigeri, 2019).

En historia de la literatura, el uso de la figura materna también invoca la idea de la buena madre. Aquellas que no cumpliesencon este requisito eran mostradas como una amenaza o un claro ejemplo de mal proceder. El legado de los ideales ilustrados también fue representado por escritoras como Isabel Prieto de Landázuri, reconocida autoramexicana que enaltecía la labor de la madre. Uno de sus poemas, A mi hija (1883), ganó reconocimiento entre la sociedad de su época y le otorgó un lugar entre la comunidad literaria. Pero sin duda, la escritora que recurre a la presencia de la imagen maternal en su obra es la chilena Gabriela Mistral, quien compara la fertilidad de la madre con la naturaleza. La fecundidad de la tierra es metaforizada como un hijo y su nacimiento, ya sea como el fruto de un árbol o como el retoñar de una semilla, lo cualmuestrauna afinidad cercana ala visión tradicional de la maternidad (Ortega, 2006, p. 147).

Con Rosario Castellanos se avizora una ruptura en la representación tradicional. En su poema En la tierra de en medio (1972), la escritora diversifica los personajes que activan la experiencia materna, pues relaciona a la madre con su propia madre (herencia del conocimiento doméstico) y con su hijo, describiendo a la maternidad como una circunstancia condicionada por un legado de reglas para el comportamiento femenino. Con ello, Castellanos pone en debate el hecho cultural de la maternidad y desnaturaliza los valores con los que se ha trazado comúnmente a este personaje (Zaldívar, 2015, p. 21).

Estas representaciones son, sin duda, un termómetro del contexto en que fueron realizadas y derivan de imaginarios colectivos instituidos culturalmente. La madre, representada con regularidad desde el mismo lugar común, no era mostrada como un personaje complejo hasta la segunda mitad del siglo XX, momento en el que estos valores absolutos fueron debatidos. Dos aspectos fueron importantes para el proceso de disolución del canon materno: el primero es la postura crítica hacia la construcción cultural del género introducida por la segunda ola del feminismo, mientras que el segundo atañe al uso de un lenguaje propiamente femenino que parte de la experiencia como potenciador de la voz legitimada.

El problema que no tiene nombre

El feminismo es un movimiento político y una teoría crítica que analiza la construcción de los discursos sociales en relación con las mujeres. Entre estos discursos se encuentra la maternidad que, tras el análisis de varias autoras, se muestra como un estado conformado a partir de su identificación con el ideal común de la feminidad y tiene la particularidad de ser uno de los debates menos mencionados, ya que implica discursos sociales cuya desarticulación presentamayores complejidades. Sin embargo, para el debate feminista es necesario desvanecer el canon de la buena madre que se impone de forma restrictiva creando una identidad homogénea y anulando los distintos matices y complejidades con los que se aborda esta condición.

Uno de los primeros argumentos debatidos es el del instinto materno, que surge en el siglo XVIII y que, aun en la actualidad, forma parte de un imaginario que desborda los límites de la maternidady se asume, en términos absolutos, como parte de toda mujer. El instinto maternal es un mito que deriva en el pensamiento deque toda mujer es una madre en potencia y, por tantotiene el deseo y la necesidad de llegar a serlo. Con ello, se asume no solo que hay una obligación biológica acerca de la maternidad sino también unaobligación cultural, bajo los discursos legitimados en el sistema, los cuales anulan un correlato equivalente en el caso de los hombres (Saletti, 2008, p. 174).

Los cuestionamientos acerca de las categorías que cimentan la identidad femenina son cuestionados por Simone de Beauvoir, quien, en su texto El segundo sexo (2018, publicado por primera vez en 1949) planteaba los órdenes impuestos para la polarización de los géneros, los cuales mostraban a la mujer como lo inesencial frente a la esencialidad masculina (p. 48).En relación a la maternidad, a la que dedica todo un capítulo, la autora niega la existencia del instinto materno y manifiesta que la madre se define según su contexto, es decir que asume su condición una vez producido el parto, lo que a su vez subyace a los cánones impuestos por los agentes sociales. Estos frentes que delimitan el comportamiento femenino son definidos como la “religión de la Maternidad” (p. 612) que se proclama con una conducta ejemplar cuando en realidad está compuesta de paradojas narcisistas y altruistas.

Los enunciados de Beauvoiracerca de la construcción social de lo femeninoopacaron la idealización de la maternidad como el mayor destino de la mujer. Los cuestionamientos se volvieron aun más fuertes a partir de los años 60, cuando el regreso de la mujer hacia el hogar se tradujo como un pensamiento de modernidad, contradiciendo logros como la inserción en las universidades y la reivindicación de derechos civiles y laborales. Ante esto, Betty Friedan publica La mística de la feminidad(2019, publicado por primera vezen 1963), cuyas ideas riñen con aquella maternidad definida como una forma de vida total en la que las mujeres deben negarse a sí mismas el mundo y el futuro (p. 96), y determinando como “el malestar que no tiene nombre” (p. 56) a la incomodidad que tenían las mujeres confinadas a un hogar que, aparentemente, debía hacerlas sentir colmadas.Estas palabras resultaron provocativas en el Estados Unidosde posguerra, que procurabareestructurarse manteniendo a la mujer en modelos anteriormente establecidos.

El debate acerca de la desarticulación de los pensamientos tradicionales sobre maternidad también caló en su aparente obligatoriedad. Esta imposición, que va de la mano con el mito del instinto materno, se presenta como un requisito inherente de la feminidad basado en la necesidad de llegar a ser madre,lo cual da como resultado una infravaloración de los cuidados que despliega la mujer hacia sus hijos.Es decir que se la acusa de no hacer ningún esfuerzo porsobrellevar su condición materna y de ser inoperante e inconsciente, pues no actúa exponiéndose alas expectativas socialmente trazadas.

La capacidad que tiene la mujer de concebir un nuevo ser humano es la circunstancia que ha sido utilizada para relacionarla con los modelos preestablecidos de feminidad. El esquema de la maternidad deviene de los cánones dominantes surgidos a partir de la delimitación del comportamiento femenino, es decir que son los discursos políticos y culturales del sistema de género los que inciden en la delimitación de un procedertaxativo de quien es madre. Sin embargo, uno de los hitos del pensamiento feminista ha sido mostrar el complejovínculo de la figura femenina conrelación a su entorno, lo que ha problematizado su papel como figura clavepara el sostenimiento social: la familia y el uso de su cuerpo.Estos debates también forman parte del arte y la literatura, en donde varias artistas han mostrado nuevos enfoques para desmitificar la tradicional figura materna.

El relato desde lo íntimo

A partir de la segunda mitad del siglo XX, el campo artístico y literario ha expuesto nuevos enfoques sobre maternidad que permitieron evidenciar el orden simbólico desde el que se ha representado a la madre y, al mismo tiempo, han constituido una vía de escape para proponer otras perspectivas. El abordaje del tema desde la experiencia y la intimidad de la voz femenina, la valoración de los lenguajes expresivos ejercidos por las mujeres y el cuestionamiento al modelo hegemónico de feminidad y maternidad influyeron en nuevas representaciones para revelar lo antes silenciado.

Una artista que ha elaborado su producción artística a partir de sus relaciones interpersonales es LouiseBourgeois quien dota de contenidos autobiográficos a sus obras. Una de las obras que ha realizado esta artista con respecto al recuerdo materno es Maman (1999) en la que materializa el recuerdo de una madre tejedora de carácter protector y fuerte. Otra muestra que acude a la reflexión íntima y que parte de los procesos personales es Post-Partum Document(1973), de Mary Kelly, quien se valió de distintos lenguajes y disciplinas para narrar su condición materna y la relación con su hijo. Ambas artistas muestran nuevas narrativas para la construcción de la identidad materna a partir del recuerdo y la desvinculación de la imagen cándida a la que se recurría usualmente para las representaciones de este personaje.

En el panorama latinoamericano, entre las producciones que se han ejercido de forma subversivase pueden contar las de artistas como Nadia Granados y el colectivo feminista Polvo de Gallina Negra, quienes con sus accionesperformativas se concentraron en resignificar la maternidad y revolver la mirada mariana con la que se constituyó la madre en Occidente (Antivilo, 2015, p. 77). El proyecto ¡MADRES! (1985), realizado por un colectivo feminista mexicano, duró varios meses y consistió en varias actividades que tenían que ver con la narración de la experiencia materna. Antes de esta propuesta, el 10 de mayo de 1979, se convocó en Ciudad de México un performance-manifestación por el Día de la Madre,en el cualse proclamó la maternidad voluntaria y el aborto seguro. El acto finalizó en el Monumento a la Madre ubicado en el parque Sullivan, donde se depositaron, a manera de ofrenda, insumos para practicar abortos.

En Colombia, Nadia Granados,la Fulminante, ha realizado los videos performáticos con lenguaje erótico titulados Maternidad obligatoria (2011) yMujeres reventando cadenas (2011), en donde reivindica la libertad del cuerpo femenino y critica la opinión de algunospersonajes masculinos sobre este tema. En Maternidad obligatoria realiza una protesta pro-abortista en la que proclama un “orgasmo libertario” (Antivilo, 2015, p. 81), mientras que en el segundo video mencionado antesalude a una maternidad libre. Sus producciones reivindican “el cuerpo sexualizado como un espacio político que necesita una revolución total y mundial que permita a la mujer autonomía sobre sus vidas” (p. 82).

La peruana Natalia Iguíñiz, artista y activista, reflexiona acerca del rol de la mujer en su entorno y la experiencia materna. En su muestraPequeñas historias de la maternidad (2015) pone en entredicho la individualidad de la madre frente a los retos de la crianzay abordael caos externo de la cotidianidad y el desorden interno de la madre como correlatos que escenifican categorías personales. La anulación de la identidad materna es un enfoque empleadotambién desde la literatura por la chilena Pía Barros, quien en su microrrelatoMadres (2009) omite de forma paulatina las palabras que significan a la mujer para crear un proceso de canibalización en donde prevalece el sometimiento materno: “Ella no es primeriza. Toma al crío y lo pone a su lado: ya dejará de llorar. Ella no es. Lo regresa al pecho y él mama, se la come, la deglute. Ella no. Lo deja satisfecho a su costado. Ella”.

En la literatura, desde los años sesenta aparecen publicaciones que permiten alzar una voz para perturbar la figura legitimada de la madre. Textos como Salirse de madre (1989), Salidas de madre (1996), Atrapadas en la madre (2007) o ¡Madres! Cuentos (y precauciones) de maternidad (2007) se ubican en el panorama literario latinoamericano.Son textos escritos por mujeres que expresan la maternidad como una experiencia enunciada desde los bordes de lo legítimo y anuncian una renovación simbólica de los esquemas sociales de lo materno basado en alteraciones de la relación madre e hijo (Domínguez, 2003, p. 167).

En la actualidad, los textos Precoz (2016), de Ariana Harwicz;Contra los hijos (2018), de Lina Meruane y La madre que puedo ser (2018), de Paulina SimonTorres, se muestran como voces disidentes de la maternidad. La argentina Harwiczexpone, de formatorrencial, una relación filial madre-hijo salpicada de atracción sexual en la que, aunque no se produzca el incesto, provoca confusiones acerca de los límites entre el amor maternal y el deseo. Por otro lado, un texto que se ha reveladocomo insurrecto es el de la chilena Meruane, quien aborda la maternidad como una estrategia del patriarcado para evitar la completa liberación de la mujer. Esta diatriba cuestiona los discursos patriarcales que han dado forma al concepto maternidad y la pericia capitalista de colocar en la figura del hijo las expectativas de felicidad.

Finalmente, la ecuatoriana Paulina Simon presenta un ensayo en el que dialoga con la intimidad de las emociones maternas sobrepasando los sentimentalismos de la crianza mientras hace un diálogo entre el antes y el después de concebir a sus hijos; el relato de Simon se concentra en la supervivencia de una mujer que se rehúsa a tener un papel secundario en su propia vida: “Ya me habían dicho que la maternidad era un renacer. De eso todavía no entendía, pero sí me había quedado claro que, para que ese nacimiento sucediera, debía morir primero” (Simon, 2018, p. 48).

Conclusiones

El breve abordaje de la historicidad que ha delimitado socialmente la noción de maternidad, y la irrupción del pensamiento feminista que cuestionó la construcción de la feminidad, permite comprender el desvanecimiento del misticismo en el que se ha envuelto la condición materna y que se traduce en el arte y la literatura desde el empoderamiento de la experiencia femenina.Estas expresiones artísticas muestran, sin detrimento de ¿?, nuevas perspectivas en el tema a partir de la segunda mitad del siglo XX,debido a la legitimación de los matices que pusieron en duda el relato hegemónico del modelo femenino y, con ello, de la madre.

Los lenguajes artísticos y literarios se convalidan como un termómetro de pensamiento y proponen nuevas formas de representación que subvierten los campos simbólicos preestablecidos para introducir en la oficialidad relatos silenciados o enunciados en voz baja desde la periferia. A partir de esta validación, las narraciones sobre lo femenino y maternal se complejizan confrontando los lugares comunes en los que anteriormente se habían mantenido a los personajes maternos.

Los nuevos escenarios se despojan de estereotipos marianos y responsabilidades cívicas, dejando a un lado la condición de subordinación y el anhelo de virtuosismo para relatar o representar desde la zona de conflicto y mostrar una renovación simbólica de un personajeque intenta desglorificarel acto de la procreación.Para finalizar, los discursos feministas desbordan lo político y permean los límites de lo estético, en donde se pone en crisis la idea de la maternidad obligatoria, así como se articulan y se potencianla intimidad de la memoria, los sentimientos paradójicos de la relación filial y el reclamo de la mujer/madre a decidir sobre su propio cuerpo.

Referencias

Antivilo, J. (2015). Entre lo sagrado y lo profano se tejen rebeldías. Arte feminista latinoamericano. Bogotá, Colombia: Desde abajo. [ Links ]

Beauvoir, S. de. (2018).El Segundo Sexo. Madrid, España: Cátedra. [ Links ]

Crespo. C. (2013). Maternalias. De la historia de la maternidad. Tenerife, España: ObStare. [ Links ]

Domínguez, N. (2003). Salidas de madre para salirse de madre.Revista Iberoamericana. Universidad de Buenos Aires. LXIX(202).pp. 165-181. Recuperado de: https://revista-iberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana/article/viewFile/5692/5839Links ]

Federici, S. (2018). Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Madrid, España: Traficantes de Sueños. [ Links ]

Friedan, B. (2019). La mística de la feminidad. Madrid, España: Cátedra. [ Links ]

Frigeri, F. (2019). Mujeres artistas. Barcelona, España: Blume. [ Links ]

Giunta A. (2018). Feminismo y arte latinoamericano. Historia de artistas que emanciparon el cuerpo. Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI. [ Links ]

Knibiehler, Y. (2001). Historia de las madres y de la maternidad en occidente. Buenos Aires, Argentina:Nueva Visión - SAIC. [ Links ]

Oiberman, A. (2005). Historias de las madres en Occidente: repensar la maternidad.Psicodebate. Universidad de Palermo .Vol. 5,pp. 115-130. Recuperado de: https://www.palermo.edu/cienciassociales/publicaciones/pdf/Psico5/5Psico%2009.pdfLinks ]

Ortega, A. (2006) La maternidad de Gabriela Mistral en Desolación.Coloquio Escritores de América Latina en París,pp. 141-148. Recuperado de: https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/aepe/pdf/coloquio_2006/coloquio_2006_19.pdfLinks ]

Saletti, L. (2008). Propuestas teóricas feministas en relación al concepto de maternidad. Revista Clepsydra. Universidad de la Laguna, pp. 169-183.Recuperado de: http://digibug.ugr.es/bitstream/handle/10481/14802/Saletti_Cuesta_articulo_revista_clepsydra.pdf;jsessionid=196F7AA5D09D026B86F864056C061546?sequence=1Links ]

Simon, P. (2018). La madre que puedo ser. Argentina: Paidós. [ Links ]

Zaldívar, M. (2015) Escritura y maternidad en un poemario de Rosario Castellanos. Literatura y Lingüística. Universidad Católica Silva Enríquez de Chile, pp. 13-30. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/352/35242269002.pdf Links ]

Recibido: 28 de Septiembre de 2019; Aprobado: 18 de Noviembre de 2019

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons