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Índex, revista de arte contemporáneo

versión On-line ISSN 2477-9199versión impresa ISSN 1390-4825

Índex  no.5 Quito ene./jun. 2018

https://doi.org/10.26807/cav.v0i05.136 

Dossier

La ciudad como reflexión formal

The city as a formal refletion

Juan Diego Camacho* 

* Juan Diego Camacho. Maracaibo, Venezuela, 1994. Estudió cuatro años artes plásticas y es licenciado en diseño gráfico. Se ha desempeñado como preparador docente en la Facultad de Artes de la Universidad del Zulia. Actualmente es colaborador y facilitador en el MedialabUIO, en torno a temas de arte digital. Dentro de su proceso de producción e investigación le interesan los nuevos medios, el desarrollo front-end, la programación, la electrónica, la tecnología y la imagen técnica.


RESUMEN:

El presente artículo reflexiona acerca de la obra de instalación titulada "Lo Que Será Será y Así Fue", exhibida en la muestra Cuerpos de Lengua - KIIL en el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia (MACZUL) en Venezuela, en noviembre del 2017. A través de una ambientación arquitectónica, la obra visibiliza una realidad urbana que tienen en común las grandes ciudades de los países con dependencia económica y tecnológica de las potencias, que, a pesar de sus múltiples diferencias lingüísticas o culturales, comparten una tipología arquitectónica. Esta pieza remite a distintos conceptos de la ciudad, quizás abstractos e invisibles, como sus derechos, el territorio, el poder y la identidad, a la vez que señala al aparato estético del museo y la estética de lo bello.

Palabras claves: ciudad; territorio; poder; movilidad; hiperdegradado; arquitectura; instalación; ambientación.

ABSTRACT:

This article exposes the reflections around the piece “Lo Que Será Será y Así Fue”, which was part of the exhibition Cuerpos de Lengua – KILL in the Museum of Contemporary Art of Zulia, Venezuela, in November 2017. Through an architectonic installation, the piece makes visible an urban reality that the big cities from the developing countries has in common, but, despite their multiples cultural and linguistic differences, they share an architectonic typology. The piece refers to several concepts from the cities, perhaps abstract and invisibles, like their rights, the territory, the power and the identity, while pointing out the museum aesthetic apparatus and the aesthetic of beauty.

Keywords: city; territory; power; mobility; hiperdegradation; architecture; installation; ambientation.

El entorno urbano y la ciudad representan para el hombre la tentativa más satisfactoria de recrear el mundo en el que vive de acuerdo con su propio deseo. Pero si la ciudad es el mundo que el hombre ha creado, también constituye el mundo donde está condenado a vivir. Así, indirectamente y sin tener plena conciencia de la naturaleza de su obra, al crear la ciudad, el hombre se ha rehecho a sí mismo. (Park, 1911, p.73)

CONSIDERACIONES SOBRE LA OBRA

“Lo Que Será Será Y Así Fue”, obra enmarcada dentro del proyecto de intercambio KIIL1 en conjunto con estudiantes de la Hochschule für Küste im Sozialen, de Ottersberg, Alemania y la Universidad del Zulia, de Maracaibo, Venezuela, y realizada en noviembre del año 2017. Dicho proyecto responde a las necesidades y problemas actuales del uso de las intervenciones artísticas en los diferentes campos de aplicación clínica, socio-pedagógicos y sociales. Como resultado de éste proyecto, se realizó una exhibición en el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, en Maracaibo, Venezuela, y posteriormente, una muestra en Level One, en Ottersberg, Alemania, ambas tituladas “Cuerpos de Lengua – KIIL”, haciendo referencia a dos cualidades dentro de la producción de las obras puestas en sala: por un lado, la importancia del cuerpo como forma y contenido de las obras, y por otro, los límites y dificultades de la comunicación a través de los diferentes lenguajes de los integrantes, (alemán, español e inglés).

En este ensayo se desarrolla una reflexión acerca del marco teórico que engloba una de las obras dentro de la muestra. “Lo Que Será Será Y Así Fue” – pieza realizada por Ariane Holz, Jesús Madueño, Angel D. Leiva Valera y Juan Diego Camacho –, es una construcción de diversos materiales y de objetos encontrados, en su mayoría diferentes tipos de maderas, plásticos y telas, yuxtapuestos unos sobre otros creando una especie de edificación desproporcionada que permitía el tránsito de los espectadores a través de diferentes ambientes (véase Figura 1).

Fotografía de Ariane Holz (2017)

Figura 1  (izq.) . Imagen en picado de la pieza “Lo Que Será Será Y Así Fue” en la cual se nota la yuxtaposición de diferentes materiales creando ambientes internos y externos por los cuales transitar o tenderse 

Uno de estos, (véase Figura 2 y Figura 3), a través de la presencia y agrupación de algunas formas dentro del mismo espacio, remitía a un tendedero: nos encontramos con una cuerda que atraviesa el espacio en donde se encuentran colgadas algunas telas y demás elementos. El conjunto de estos espacios y de sus elementos lograba representar la estructura de una casa: un sitio dónde sentarse, fumar, escuchar música a todo volumen o colgar la ropa. En resumen, un lugar dónde habitar.

Fotografía de Ángel D. Leiva Valera (2017)

Figura 2  (izq.) . Registro de la obra “Lo Que Será Será Y Así Fue” donde se hallan algunas telas guindadas y entre ellas una construcción que representaba un poste de electricidad de donde salían cables que estaban conectados a los bombillos de las áreas interiores de la pieza 

Fotografía de Ariane Holz (2017)

Figura 3  (der.) . Registro de la obra “Lo Que Será Será Y Así Fue” donde se observan telas guindadas en cuerdas en referencia a la ropa que se seca en un patio bajo el sol 

ALGUNOS ASPECTOS TEÓRICOS

Aquello que vive, sea el hombre o sea cualquier criatura viva, está en la necesidad, o quizás en la condena, de ocupar un espacio, un territorio para vivir, para habitar.

Las primeras preocupaciones simbólicas de las sociedades políticamente organizadas serán el control territorial, la demarcación de sus delimitaciones, y luego, en un segundo lugar, aquello que Foucault (1979) definirá como biopolítica, el control de la población, de la movilidad y sus flujos. El territorio, entonces, se considerará como un resultado de estas relaciones de poder, no solamente dentro del orden de lo espacial o de la cosa, sino, un conjunto de relaciones simbólicas, de actos, de ritmos, sobre el cual se ejerce un control.

El territorio es un espacio que no se usa, sino que se produce. No es un dato cerrado y estático, sino una construcción cultural que se reconfigura. Es un espacio que se apropia y que es dominado por grupos sociales que le otorgan un valor sígnico a través de los discursos históricos y las memorias colectivas en función de la construcción de una identidad propia, una identidad que se crea desde la territorialización de los espacios y las demarcaciones del Estado, desde los conceptos de patria y frontera, desde una diferenciación espacial, pero compartiendo prácticas y creencias con otros grupos dentro de las dialécticas culturales.

Éstas determinantes identitarias, éstas apropiaciones del territorio articulan lo que es el habitar— reinventar los espacios con una carga simbólica—, o mejor dicho: habitar se convierte en significar. Estos fragmentos espaciales se convierten en significaciones de las comunidades por medio de las relaciones de interdependencias, pues dentro de sus estructuras no solamente están incluidos los componentes humanos, sino que hay una actividad económica relacionada con campos simbólicos, políticos e ideológicos que establecen el origen y el arraigamiento entre el individuo y el espacio.

Aquello que constituye al ser humano como persona en primer lugar es su identidad, y esa identidad va definida, casi en primera instancia, por una pertenencia territorial. Primero estoy y en tanto soy. Y ahí, claramente, se encuentran esas relaciones de poder, ese control que ejerce el Estado sobre los individuos, unos individuos que están obligados, desde el nacimiento, a pertenecer a una sociedad para significar, a ocupar un espacio – tanto actual como virtual, digamos, por ejemplo, el registro del Estado –, a ser parte de una realidad urbana.

La realidad urbana, así como la realidad rural, o mejor englobado como la realidad del habitar, se constituye a través de las acciones cotidianas y del compromiso político, intelectual, económico y cultural. Esa realidad la hacemos, pero al mismo tiempo, ella nos hace a nosotros. Las aglomeraciones en las ciudades ha sufrido cambios extremos desde mediados del siglo XX, en principio a raíz del aumento de la población en contraste con las áreas rurales. Esto ha sido consecuencia de distintos factores, como la transformación de las ciudades a partir de su industrialización, los éxodos rurales, el aumento de las generaciones en cuestiones de tasas de natalidad y mortalidad lo que deviene a la expansión de la población, las guerras civiles, la búsqueda de una mejor calidad de vida por los pobladores de zonas rurales, la globalización, la centralización y el derecho a la ciudad.

Si bien la ciudad es un espacio para la circulación, para la movilidad, y es una de las características que deviene en el éxodo rural, lo cual es una de las razones primordiales de lo que puede denominarse crisis urbana. Esta particularidad refiere a la migración de la población rural a las ciudades: los individuos tienen la oportunidad de ejercer su derecho a la ciudad y a la propiedad, el derecho a la vida urbana, al acceso al agua y a los servicios públicos, a permanecer, a no vivir alejados en espacios invisibles2 (como se cita en Correa Montoya, 2010). Estos individuos que inmigran de estas zonas, usualmente explotados y mal pagados, encuentran en las áreas urbanas múltiples posibilidades de elección y la oportunidad de reconocerse como categoría en un lugar donde se hace más posible ejercer sus derechos. Las ciudades latinoamericanas no solamente fueron base para una atracción del crecimiento industrial, sino que también fueron receptáculo de estas movilidades que acrecentaron el número de la topografía social entre una zona y otra en más del doble, en tan solo una década.

Mike Davis (2004) desarrolla que estas movilidades de grupos sociales a las ciudades fueron el efecto de un ambiente político en América Latina. Por un lado, los planes de ajustes estructurales aplicados por las dictaduras militares desestabilizan la economía, el empleo y las viviendas, especialmente en las zonas rurales. Por otro lado, los movimientos políticos incitaban a la insurrección rural, generando guerras civiles en estas zonas y segregaciones, que se verán igual presentes en las ciudades. En el caso del contexto venezolano, y más específico del estado Zulia, una causa importante que cabe resalta aquí fue la explotación del petróleo, generando un abandono de las periferias para desplazarse a las ciudades con la promesa del progreso.

A través de una selección de una tipología arquitectónica específica y particular, proveniente de las grandes ciudades de los países con dependencia económica y tecnológica de las potencias, la obra (véase Figura 4) propone una reflexión de lo que puede ser la identidad de estas ciudades, pero también, se visibiliza una realidad que es consecuencia de la economía y de la industrialización mundial, factores que han generado y masificado las áreas urbanas hiperdegradadas y los asentamientos informales.

Fotografía de Ángel D. Leiva Valera (2017)

Figura 4 Registro de la obra “Lo Que Será Será Y Así Fue” donde se visualiza la reutilización de materiales de desecho y la acumulación de objetos de diferente naturaleza 

Estas áreas urbanas hiperdegradadas se sitúan comúnmente al borde de las explosiones espaciales urbanas, como se localizan, por ejemplo, en ciudades como Caracas, Río de Janeiro o Buenos Aires, por nombrar solo tres. Mike Davis (2004) expone que la expansión descontrolada de estas áreas constituye un problema en los países con dependencia en la misma medida en que la extensión descontrolada de las áreas residenciales lo es en las potencias.

Para muchos nuevos migrantes de zonas pobres que se desplazan a las ciudades, estas zonas precarias son vistas como una oportunidad de establecerse dentro del territorio. En estos asentamientos abundan la laxa propiedad pública, la indeterminación de los títulos de tierra y la especulación.

Los aparatos políticos, según Mike Davis (2004), suelen consentir el asentamiento informal y la especulación privada ilegal, mientras puedan controlar el aspecto político de los asentamientos irregulares y extraigan un flujo regular de sobornos o alquileres. Los individuos que aquí habitan, por no poseer un título de tierra o de propiedad, suelen verse metidos en relaciones de dependencia.

En principio, como dirá Foucault (2006), la ciudad no es concebida como una percepción estática, sino que su ordenamiento no puede ser controlado. La megaexpansión y la falta de planificación se hacen presente en el mismo orden, son consecuencia de la problemática de las políticas urbanas de América Latina, dando cabida a que la situación urbana de las zonas hiperdegradadas se siga reproduciendo, generando microterritorios y movilizaciones dentro de sus callejones, terrazas y viviendas yuxtapuestas unas sobre otras.

De la percepción del transitar: aspectos sígnicos

A través de la obra, se busca criticar el aparato estético del museo, el discurso de lo bello y de la representación abstracta, extrayendo un fragmento de la realidad urbana y usándolo como propuestas para crear un discurso sobre la segregación de los grupos sociales y la tipología arquitectónica específica de las clases sociales bajas en los países con dependencia económica y tecnológica de las potencias. Se define un tipo de vivienda, un tipo de espacio, de territorio.

La obra “Lo Que Será Será y Así Fue”, más allá de ser una instalación in situ, busca ser una ambientación ubicada en un espacio museístico. Y de ser así, no se inscribe la pobreza como elemento semántico dentro de ese ambiente, sino, el concepto de insurrección (véase Figura 5).

Fotografía de Juan Diego Camacho (2017)

Figura 5 Registro de la obra “Lo Que Será Será Y Así Fue” puesta en sala en el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia. 

La materialidad de la obra se ubica dentro de un espacio de poder, dentro de una institucionalidad, pero éste microterritorio dentro de un territorio mayor – a saber, dentro de un espacio museístico –, busca escapar de la lógica institucional normativizada y deviene en un no lugar, en una parodia de la realidad de la sala expositiva, visibilizando el espacio del habitar de un grupo social específico, es decir, las personas en los asentamientos informales, para que los sujetos que transitan en la obra puedan cuestionarse lo que ocurre afuera, puedan evocar fácilmente lo que sus ojos le permiten percibir. Para su construcción se utilizaron objetos dejados por el museo, lo cual refiere a la manera en que estas casas son construidas, con materiales que sus habitantes encuentran (véase Figura 6).

Fotografía de Ariane Holz (2017)

Figura 6 Área interior de la obra “Lo Que Será Será Y Así Fue” donde se pueden observar objetos y materiales desgastados que fueron tomados del depósito del museo para la construcción de la estructura. 

Los “no lugares”, para Foucault (como se cita en Spíndola Zago, 2016), son espacios de dialéctica por excelencia, que están permanentemente en conflicto entre las relaciones de poder y la resistencia social poniendo a prueba la capacidad de adaptación y asimilación de los sujetos. La obra es un recorte geográfico de tiempo, es una fragmentación de la realidad urbana, demuestra sus sistemas, evoca su estructura, permite percibir de cerca una interpretación de esta urbanidad.

El cronotopo3, desde la propuesta de Bajtín, es el espacio donde interactúan los elementos de la dimensión espacial con el dominio de lo temporal, inscribiendo esta intersección dentro de una categoría de la forma para trasladarla a una categoría estética. Los cronotopos son elementos perceptibles que hacen posible visualizar el tiempo, son símbolos multisignificantes y polisémicos capaces de manifestarse en la memoria. Ellos poseen un carácter de reflexión a partir de mecanismos como la nostalgia, el recuerdo y la evocación.

Los cronotopos les dan significado a los espacios, le dan un sentido a cada especificidad, generan territorialidades que identifican los territorios como dispositivos simbólicos. La ruina espacial, por ejemplo, corresponde a una categoría estética propiamente relacionada con el cronotopo, y desde allí, con el no lugar. Estas arquitecturas abandonadas son espacios de nostalgia, que evidencian el paso del tiempo y se concreta, el tiempo se hace sensitivo y se materializa a través del espacio, son lugares que ya solo existen en la memoria. Lo mismo ocurre con estas construcciones informales, los cronotopos les otorgan identidad: las paredes por terminar de construir que representan un mañana, la ropa colgada o sucia en la intemperie que señalan su uso y su desgaste, las puertas improvisadas y las fuentes de luz con material de reuso que rayan en ingenio. (véase Figura 7).

Fotografía de Ariane Holz (2017)

Figura 7 Detalle de la obra “Lo Que Será Será Y Así Fue”, elementos que remiten al reuso de botellas de vidrio partidas colocadas en las cercas de las casas para mantenerse protegidos, estos se colocaron en los bordes de las paredes de la pieza. 

La particularidad lingüística de la diversidad del término posee una relación estrecha con la producción de las obras realizadas dentro de la muestra Cuerpos de Lengua – KIIL, puesto que existían ciertos límites dentro del lenguaje en los procesos de comunicación. Mientras que las lenguas madres de los participantes eran español o alemán, todo el intercambio verbal o escrito se hacía únicamente en inglés, una lengua que no le pertenecía a ninguno. Al mismo tiempo, en la obra aquí expuesta, surgió la palabra “rancho” como referencia morfológica y conceptual. Existía la dificultad de que ésta no poseía una traducción literal en inglés ni en alemán, su significado oficial no corresponde con las dimensiones que posee el término a nivel popular y el contexto de la tipología era inentendible por los participantes alemanes puesto que no es parte de su cotidianidad. (véase Figura 7).

Un aspecto importante que cabe señalar de la obra es el signo lingüístico de la tipología arquitectónica, dentro del orden de lo académico, el nombre de la zona en la que se constituyen estas construcciones es generalizado como área urbana hiperdegradada o asentamientos informales, precarios o irregulares, pero la tipología posee un nombre específico que la caracteriza y la diferencia según la zona geográfica. Dentro del castellano, encontramos que, en Venezuela, estas edificaciones son conocidas como ranchos, su conjunto como barrios, y se suelen vender fracciones de los techos y las veredas a los nuevos residentes; en Ecuador, son conocidos como conventillos; en Argentina, villas miseria; en Brasil, favelas; en Uruguay, cantegriles o cantes; en Chile, población callampa; en México, colonias populares. De esta forma, se observa la gran diferenciación que hay en sociedades aledañas hispanohablantes, vemos cómo estas zonas se invisibilizan empezando desde su rasgo lingüístico compartido por una zona geográfica tan grande; pero, a la vez, cómo cada una posee una identidad distinta que la designa, permitiendo una múltiple interpretación que se encuentra también en la experiencia de atravesar el rancho.

BIBLIOGRAFÍA

Park, R. (1911). Human Communities: The City and Human Ecology (p. 73). Glencoe, Illinois: The Free Press. [ Links ]

Foucault, M. (1979). Nacimiento de la biopolítica. AKAL. [ Links ]

Foucault, Michel. (2006). Seguridad, territorio y población: Curso en el Collège de France 1977 – 1978. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. p. 39. [ Links ]

Correa Montoya, L. (2010). ¿Qué significa tener derecho a la ciudad? La ciudad como lugar y posibilidad de los derechos humanos. Territorios, 22, pp. 134-136. [ Links ]

Davis, Mike (2004). Planeta de ciudades miseria. Involución urbana y proletariado informal. New Left Review, 26, pp. 15 -16, 21. [ Links ]

Spíndola Zago, Octavio. (2016). Espacio, territorio y territorialidad: una aproximación teórica a la frontera. Revista mexicana de ciencias políticas y sociales, 61(228), 27-56. Recuperado en 10 de abril de 2018, de Recuperado en 10 de abril de 2018, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-19182016000300027&lng=es&tlng=es . [ Links ]

1 KIIL (Kunstlerische Interventionen Im Lebenswelten) – Intervenciones Artísticas en los Mundos de Vida, título del proyecto de la HKS – Ottersberg.

2 Entenderemos por espacio invisible a los generados por la segregación social, por las políticas excluyentes de las clases sociales marginadas o por la falta de administración eficiente en las periferias urbanas.

3Ibíd.

Recibido: 13 de Abril de 2018; Aprobado: 15 de Mayo de 2018

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