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Índex, revista de arte contemporáneo

versión On-line ISSN 2477-9199versión impresa ISSN 1390-4825

Índex  no.1 Quito ene./jun. 2016

https://doi.org/10.26807/cav.v0i01.20 

Dossier

Trayectorias: la investigación artística en la Carrera de Artes Visuales de la PUCE

Trails: artistic research in the visual arts degree at PUCE

Pamela Cevallos1 

Manuel Kingman2 

1(Quito, 1984). Máster en Antropología Visual FLACSO y Licenciada en Plásticas UCE. Docente de la Carrera de Artes Visuales de la PUCE

2(Quito, 1976). Máster en Antropología Visual FLACSO y Licenciado en Artes Plásticas PUCE. Docente de la Carrera de Artes Visuales de la PUCE.


Resumen

Este artículo indaga en las trayectorias de la Carrera de Artes Visuales de la PUCE, desde su fundación en 1997, para analizar cómo la noción de investigación artística se ha posicionado en su estructura académica y proponer una aproximación a las reflexiones actuales en el contexto del rediseño curricular.

Palabras clave: investigación artística; Carrera de Artes Visuales PUCE; Taller de Arte; rediseño curricular

Introducción

El presente artículo se propone reflexionar sobre la investigación artística en el contexto universitario, a partir de la experiencia de la Carrera de Artes Visuales de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (CAV - PUCE). Para ello, se presentará una breve historia de la carrera en función de los procesos que han motivado sus redefiniciones. Asimismo se enfatizará en la estructura de la carrera y la cátedra de Taller de Arte como eje que opera desde la noción de investigación-creación y, finalmente, se establecerá una aproximación a los debates vigentes sobre el rediseño curricular. Así, buscamos indagar en ¿cómo articular la noción de investigación artística en el planteamiento curricular de la CAV a partir del reconocimiento de su trayectoria histórica y las necesidades del contexto actual?

Antes de definir cómo se ha incluido la noción de investigación artística en la CAV, nos atreveremos a lanzar unas preguntas que son relevantes para la discusión: ¿qué significa investigación artística en el contexto universitario?, ¿cuáles son las diferencias entre la investigación artística y la investigación científica?, ¿qué afinidades y similitudes hay entre la producción artística y la investigación artística en el contexto universitario? Lejos de responder las preguntas, hay que reconocer que justamente lo que hace interesante al debate sobre la investigación artística son la cantidad de interrogantes que el tema puede generar. (Smith, 2008).

La consideración de la importancia del arte para la generación de conocimiento no es algo nuevo, las prácticas artísticas han aportado con miradas que problematizan la realidad y con poéticas que ponen en crisis las representaciones y discursos hegemónicos. Artistas como Marcel Duchamp, Joseph Beuys, Víctor Grippo, Cindy Sherman, Ana Mendieta, el movimiento Fluxus, el proyecto Tucumán Arde, por mencionar una ínfima selección, han aportado con sus aproximaciones singulares a la sociedad, sus propuestas artísticas han generado en menor o mayor medida debates, rupturas, sistemas de creación, escuelas y movimientos.

Las ideas y prácticas presentes en las artes visuales contemporáneas, son parte de un campo expandido (Krauss, 2008) y se han expresado de forma visual, performática, textual y sonora, entre otros medios y lenguajes. Esos conceptos y posturas, están relacionados tanto con el arte, como con un aquí y ahora complejo y conflictivo. Además, esas prácticas artísticas han proporcionado insumos para generar aproximaciones teóricas, las cuales desde el advenimiento de la posmodernidad han buscado contextualizar a las propuestas artísticas para dotarles de otros sentidos a través de lecturas culturales y sociales. Basta nombrar a teóricos latinoamericanos como Gerardo Mosquera, Nelly Richard o Ticio Escobar para evidenciar el aporte de la teoría al conocimiento sobre el arte y el interés de su rol crítico en la sociedad.

En la primera parte de este ensayo intentaremos abordar cómo se asimilaron los debates de la teoría del arte en la conformación de la CAV, que surge en un momento de quiebre entre el modernismo y la contemporaneidad artística en Ecuador, y cómo esos debates influyeron o no en la conformación del Taller de Arte y la incorporación de la noción de investigación artística.

Las trayectorias de la CAV y el Taller de Arte

La Carrera de Artes Visuales de la PUCE se funda en 1997, bajo el nombre de Carrera de Artes Plásticas. Su fundación coincide con una década muy productiva para las prácticas artísticas en el Ecuador, pues los años noventa son un período de quiebre y redefinición del arte. En este contexto, algunos de los artistas emergentes se asumieron como artistas contemporáneos, y se alejaron desde una autodefinición desde el medio artístico, es decir como pintores o escultores o grabadores. Ese posicionamiento llevó a que muchos artistas expresen rechazo por los discursos del arte moderno y, sobre todo, a la falta de apertura de la institución arte hacia otros lenguajes y medios artísticos ya que en las décadas precedentes se había establecido un culto a la pintura que era el medio hegemónico en el circuito. Como parte de esa coyuntura, de quiebre entre posiciones diversas, en 1995 se creó el CEAC (Centro Ecuatoriano de Arte Contemporáneo). Este grupo articuló en un principio los intereses de varios artistas en torno a la teoría y su actividad se centró sobre todo en la organización de actividades como conversatorios y seminarios, con conferencistas de España Cuba y Estados Unidos como Jaume Reus, Lupe Álvarez y Kevin Powers, también emprendieron proyectos de investigación sobre el arte contemporáneo del Ecuador.

La formación de la Carrera de Artes Plásticas de la PUCE coincide con este quiebre y redefinición de la noción de arte. El proceso de la carrera va de una concepción de la educación artística moderna que privilegiaba la expresión creativa del yo y la originalidad, a una noción de la educación artística influenciada por el posmodernismo (Efland, 2003). El plan de estudios de 1997 estaba estructurado en tres niveles de aprendizaje (introductorio, conocimientos profesionales y desarrollo profesional mediante el Taller de Arte) y a partir de cuatro áreas (específicas de la profesión, de fundamentación, formadoras y herramentales). Sobre el primer semestre de la Carrera de Artes Plásticas, varios egresados recuerdan metodologías de enseñanza con actividades formativas que se concentran sobre todo en el estímulo de la creatividad, ejercicios de respiración que venían del taichí y del yoga eran previos a las actividades de taller, además espacios para la expresión corporal formaban parte de la infraestructura física de la carrera.

En el segundo semestre de la Carrera, en 1998, se incorporaron profesores jóvenes que tienen la posibilidad de viajar y ser parte de ese proceso de auto formación teórica del que se habló anteriormente. Entre ellos estaban artistas como Gonzalo Jaramillo y otros que eran miembros del CEAC como Alexis Moreano y Rosa Jijón, también se vincularon otros profesores como la historiadora del arte María del Carmen Carrión y el fotógrafo Pepe Avilés. Estos profesores se sumaron a una planta docente constituida por artistas de la generación anterior como Pablo Barriga, Pilar Flores, Hernán Cueva, Marcelo Aguirre, Carlos Rosero, Jorge García, entre otros.

En 1998 se estableció un planteamiento didáctico en función de tres ámbitos: Taller de Arte, como eje central (expresión y obra), Apoyo Teórico (reflexión) y Apoyo Técnico (dominio técnico). En esta perspectiva el Taller de Arte estaba conceptualizado asimismo en tres niveles: conciencia artística (distintos modos de expresión, énfasis en la capacidad perceptiva, nociones del rol del artistas y las funciones del arte), autoconciencia crítica (capacidad cuestionadora del trabajo, énfasis en los intereses y afinidades) y desarrollo de obra personal (trabajo individual enfocado a la resolución de obras de tipo profesional). En éstos el profesor era una guía, un tutor y un crítico/cómplice.

Es difícil rastrear las maneras específicas en que las lecturas y debates sobre el arte contemporáneo y la posmodernidad permearon en los contenidos y estructura de la Carrera de Artes Plásticas. Efland sostiene que “lo que distingue al currículo posmoderno es su cuestionamiento de las interpretaciones establecidas, por lo que recurre a temas capaces de generar controversia” (Efland, 2003, p.158). Según el autor conceptos como la crisis de los metarrelatos de Lyotard, la noción de poder-saber de Foucault, la deconstrucción como método de crítica cultural y artística de Derrida y la Teoría de la doble codificación de Jencks son conceptos presentes en el currículo posmoderno (Efland, 2003, pp.157-158). Aunque para el caso de la Carrera de Artes Plásticas en la década del noventa, no se puede hablar de un currículo auto definido como posmoderno, si es posible ubicar cómo se generaron metodologías que activaban el sentido crítico de los estudiantes y una mirada intercultural.

Este cambio se evidenció sobre todo en la cátedra denominada Taller de Arte. Por ejemplo, los contenidos de esta asignatura comenzaron a tratar temas relacionados con la ciudad y sus problemáticas. Desde el segundo semestre, se comenzó a pensar en la noción de ejercicio artístico, el cual se basa en una consigna o pregunta propuesta por el profesor que sirve como detonante para la problematización de un tema y la producción artística del estudiante. Para la realización de estos ejercicios el profesor proponía unos parámetros y reglas de trabajo, los cuales eran interpretados por los estudiantes, los resultados eran diversos, tanto a nivel de contenido como en el aspecto formal. Esta transmutación de un énfasis en la expresión artística individual del estudiante a la correlación entre resolución formal y concepto fue temprana en la Carrera de Artes Plásticas de la PUCE.

La Carrera de Artes Visuales de la CAV, cumplirá veinte años en el 2017, en ese trayecto ha pasado por etapas propicias y momentos de crisis. No se puede hablar de una trayectoria institucional unidireccional que ha posibilitado que la carrera se proyecte en ascenso. Más bien se trata de un recorrido no lineal y a cargo de diversos actores. Hemos dicho que desde el segundo semestre la Carrera fue ocupada por un grupo de artistas interesados en discusiones teóricas, como en cualquier institución formativa algunos profesores salieron y otros se vincularon. En ese proceso uno de los momentos más interesantes de la carrera se dio cuando el artista Enrique Vásconez asumió la dirección entre 1999 y 2001, hay una cierta efervescencia en las aulas y se perfila un proyecto de carrera interesante (Gonzalo Vargas, entrevista, 2015). Luego de ese período se provocó una crisis institucional por controversias con las autoridades de la Universidad sobre el autofinanciamiento de la facultad y las intervenciones externas al modelo académico (Manifiesto de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la PUCE, 2 de mayo de 2001). Esto motivó la salida de Vásconez y un cuantioso grupo de profesores (Vásconez, 2014).

La crisis institucional duró hasta el 2003 y en el año 2004, bajo la dirección de Alfredo Brehil, la carrera realizó su primera reforma curricular. En esta reforma se perciben nuevas posiciones sobre la educación, el arte y la investigación, una de las principales se evidencia en el cambio de nombre de “Carrera de Artes Plásticas” a “Carrera de Artes Visuales”. Queremos argumentar que la reforma del 2004 -más allá de su incidencia en la educación artística en la CAV- es importante como un momento de auto reflexión y toma de postura por parte de los profesores que en ese entonces formaban la planta docente. Aunque es imposible mapear las discusiones y talleres específicos que llevaron a la consecución de esa malla curricular, se puede advertir que hay otros posicionamientos como por ejemplo una fundamentación en la complejidad, el humanismo y la contemporaneidad.

En este rediseño de 2004 se ratificó la importancia del Taller de Arte como “columna vertebral de la carrera”, de carácter práctico-reflexivo, y definiéndolo como “un proceso de aprendizaje que desarrolla la investigación como método” (FADA-PUCE, Documentos, 2009). Asimismo se incluyeron nuevas asignaturas optativas como Enseñanza del Arte, Crítica y Curaduría y Gestión que buscaban ampliar las competencias profesionales de los graduados y su campo laboral.

En el año 2010 se implementó una nueva reforma curricular que buscaba retomar la motivación del rediseño de 2004 en cuanto a crear mejores condiciones para el graduado en la sociedad, considerando las particularidades del contexto tales como la inexistencia de un mercado del arte. El planteamiento del Taller de Arte se mantuvo íntegramente pero se propuso reforzar la carga académica del área teórica y herramental: se aumentaron materias teóricas como historia del arte, semiótica e historia y análisis del audiovisual; las materias optativas del anterior rediseño se convirtieron en obligatorias (enseñanza, curaduría, crítica y gestión, a partir de ésta última se creó el área de gestión); y el Área de Tecnológicas se multiplicó exponencialmente en las asignaturas de fotografía, video y soportes digitales como animación y programación. Así de 190 créditos se pasó a 253.

En el año 2013 la carrera generó un anexo al diseño curricular que buscaba redefinir el macro y meso currículo. Uno de los mayores aportes de este proceso fue la generación de líneas de investigación. La más importante y abarcativa se denomina “Investigación, creación y arte” y afirma que los procesos creativos propios del arte son una forma válida de investigación. En este sentido, se dice que si la investigación que proviene de la ciencias duras tiene como objetivo dar certezas definitivas a los problemas, la investigación-creación artística promueve diferentes aproximaciones a la realidad desde su potencial crítico (CAV-FADA-PUCE, 2013).

En la CAV la conceptualización sobre la investigación artística se ha nutrido de los aportes teóricos de docentes como Pilar Flores y Gonzalo Jaramillo que han abordado procesos y metodologías desde la perspectiva de la educación y la pedagogía. Para Flores (2006), el constructivismo y la complejidad son enfoques fundamentales que permiten desarrollar una noción de Taller de Arte Complejo que debe lograr que los estudiantes integren sus conocimientos y relaciones con sus contextos, y que deba ser considerado como una obra abierta para problematizar la realidad y articular redes de aprendizajes. (Flores, pp.79-82) Por otra parte, Gonzalo Jaramillo en su publicación sobre el Taller de Arte (2013) se refiere a éste como un dispositivo expandido e interdisciplinar con el cual se propicia el debate crítico, reflexivo, entre todas y todas sus integrantes y que está en constante confrontación con las problemáticas de la realidad, bajo este razonamiento el trabajo de taller consiste en generar y construir conocimientos desde el campo de las artes visuales, a través de los procesos investigativos-creativos (2013, p.69). Un aspecto fundamental que menciona Jaramillo es el rol del profesor en el Taller de Arte como suscitador de conocimientos y el estudiante como gestor de su propio aprendizaje (Ibid, p.107).

Desde el año 2014, la CAV se encuentra en un nuevo proceso de rediseño curricular acorde a lo establecido en el Reglamento de Régimen Académico vigente. Este proceso ha implicado una revisión crítica del estado actual de la carrera en relación a su trayectoria histórica y a las necesidades del contexto. Se ha observado que en un afán de responder a las realidades nacionales y con la intención de dotar a los estudiantes de herramientas para el mercado laboral, la malla curricular del año 2010 incurrió en un exceso de asignaturas (76 más 6 niveles de inglés) y unos contenidos demasiado abarcativos. Este currículum amplio, produjo una fragmentación en los conocimientos que se evidencia en la cantidad de materias teóricas (26 en total). Además, en el área herramental la diversidad de asignaturas no permitió la profundización en las técnicas y lenguajes artísticos de interés de los estudiantes. Por otra parte, un acierto de la malla curricular del 2010 consistió en la implementación de materias de gestión cultural y enseñanza del arte, pues en la actualidad la mayor parte de los graduados de la CAV trabajan en campos afines a estas asignaturas. Algo que se debe destacar es que en este proceso de redefiniciones se mantuvo la conceptualización del Taller de Arte, como un espacio para la creación artística de los estudiantes y de confluencia de la teoría y la práctica.

Hacia el rediseño curricular

En el ámbito universitario se está debatiendo sobre la importancia de la investigación en el proceso educativo. En el contexto europeo la Declaración de Bolonia (1999) ha marcado la pauta en el mejoramiento de la calidad educativa y en su equiparación bajo un sistema de créditos homologados en el Espacio Europeo de Educación Superior. Como anota Echevarría (2011) en las carreras y escuelas de arte europeas, la implementación del Proceso de Bolonia ha provocado resistencias, ya que para muchos profesores la libertad de la educación artística ha sido amenazada; sin embargo, ha permitido una evaluación del impacto de las carreras en la sociedad y también implementar la noción de investigación.

En el contexto ecuatoriano el proceso de Acreditación y Autoevaluación de las Educación Superior comenzó en el año 2010 con la publicación de la LOES, en la Carrera de Artes Visuales de la PUCE el proceso de evaluar la educación en base a indicadores ha sido extenuante, sin embargo, ha permitido fortalecer la actividad investigativa de los profesores. Si antes, la realización de proyectos de investigación por parte de los profesores era casi nula, desde hace tres años se realiza un promedio de cuatro proyectos de investigación con financiamiento universitario al año, a pesar del proceso de burocratización de la educación que conlleva el seguimiento de indicadores y el control por parte de los organismos rectores de la educación estatales, hay que reconocer que el proceso de acreditación ha dado la posibilidad de generar conocimiento desde la CAV.

El debate sobre la investigación artística no sólo ha producido textos y resultados académicos sino también cambios en las metodologías de aprendizaje y procesos artísticos en el aula. Nos preguntamos ¿qué recorridos educativos y artísticos se posibilitan con la inclusión de la noción de investigación-creación en el rediseño de la malla curricular de la carrera de artes visuales?

En el proceso de rediseño curricular actual, hemos definido el objeto de estudio como:

Las artes visuales, sus lenguajes y sus medios de producción a través de la investigación - creación artística, estos procesos se suscitan sobre todo en el eje de Taller de Arte, complementadas por las otras asignaturas prácticas y teóricas. Se estudian herramientas de producción artística tradicional como dibujo, pintura, escultura y grabado y medios digitales y análogos de producción como fotografía, video, dibujo vectorial y arte interactivo. El estudio se complementa con la historia del arte y la reflexión teórica de las problemáticas artísticas actuales en relación con los contextos, se proporciona una aproximación a la teoría del arte, así como el aporte de la filosofía y las ciencias sociales a los debates del arte (Documentos Reforma Curricular CAV, 2016).

En este sentido, el eje integrador de la CAV se articula en el Taller de Arte, el cual se entiende como un espacio de confluencia entre teoría y práctica, reflexión y producción. Borgdoff (2006) propone que las características de la investigación en las artes (también llamada investigación basada en la práctica) expresan, por un lado, que en el proceso artístico no hay una separación entre la teoría y la práctica, y por otro, asumen que no hay una distancia entre el sujeto y el objeto, así como tampoco entre el investigador y la práctica artística, ya que lo artístico está constituido tanto por lo procesual como por los resultados de la investigación (Borgdoff, 2006, pp.6-8).

En la estructura propuesta el Taller de Arte consta de distintas fases. En la primera se abordan los Fundamentos del Arte con énfasis en la forma. En la actual malla incluye los dos primeros semestres divididos en el estudio de los elementos y principios de la bidimensión y la tridimensión. En la nueva propuesta curricular, en la Unidad Básica se proyecta un tercer nivel que posibilite un acercamiento a los fundamentos del tiempo o cuatro dimensiones. En la segunda fase, la Unidad de Formación Profesional, se mantiene la noción de experimentación artística presente en la anterior malla, que procura el acercamiento formal a los medios y lenguajes artísticos en función de los contenidos. Se trabaja el tema de la representación y las poéticas visuales (nivel 4, Taller de Arte I). En el Taller de Arte V (Nivel 6) se realiza un proyecto de arte colaborativo que conceptualmente dialoga con la estética dialógica y con las discusiones entre arte y antropología y arte y educación. Este taller tiene como objetivo trasladar a los estudiantes fuera de la burbuja universitaria y que se relaciones con el contexto social, el taller de Arte V llamado Experiencias Locales es una característica importante de la Carrera de Artes Visuales. En sexto nivel los estudiantes trabajan en ejercicios que les acerquen estrategias de activación de las propuestas artísticas en el arte contemporáneo (Jaime Sánchez, entrevista, 2016).

En la tercera fase, Unidad de Titulación, se propone indagar en cómo los proyectos artísticos aportan a la sociedad desde una perspectiva crítica y reflexiva sobre los diversos contextos. Los estudiantes desarrollan su propia línea de interés en un proceso sostenido de investigación durante un año (niveles 8 y 9) en el que aplican múltiples metodologías y enfoques interdisciplinares (experimentación, trabajo de campo, trabajo de archivo, entre muchas otras posibilidades), para generar un proyecto con registros sistemáticos y retroalimentación permanente del colectivo (profesor y estudiantes). No obstante, como plantea Cantalozella i Planas (2010) este proceso se enriquece justamente de las particularidades del pensamiento artístico, el azar y la incertidumbre, el hacer y el deshacer:

El trayecto creativo implica el ejercicio de la práctica (hacer) y el de la enseñanza (mostrar); dicho de otra manera, se recorren las entrañas de la obra para elaborar un problema/objeto con una resolución producto de un equilibrio entre la técnica y el concepto. Este desarrollo del pensamiento artístico es clave para entender la investigación, teniendo en cuenta que muchas veces, en arte, resultan más interesantes las variables aparecidas en los procesos -del mismo transitar por la elaboración de la obra- que la obtención sistemática de resultados objetivos y ponderables. Aquí, la obra es la investigación (Cantalozella i Planas, 2010, p. 61).

Para lograr una integración del aprendizaje son necesarios, ciertos modelos, procesos y metodologías. Las asignaturas están planteadas con el objetivo de que el estudiante resuelva problemas y cuestione la realidad. Se considera que “la investigación-creación incluye distintos métodos y procesos, que dependen de cada propuesta artística y del problema que se está resolviendo” y que se reconocen diversos procesos como “introspección, sensibilización, exploración, experimentación, reflexión, creación, conceptualización, socialización (exposición, educación) y circulación” (Documentos Reforma Curricular CAV, 2016).

Además, los procesos, referentes artísticos y entradas teóricos, así como las metodologías y resultados de la investigación artística varían en cada proyecto. Como reflexiona Morra (2011) existen tres prácticas que son centrales para el trabajo de investigación de historiadores, curadores y artistas visuales: primero, está el rol que la repetición juega en establecer los ritmos y rituales de trabajo; segundo, la importancia de la libre asociación y los desvíos en el desarrollo de nuestra práctica; y, finalmente, está la cuestión del tiempo, la ruptura y la vacilación, el tiempo requerido en tomar desvíos y la temporalidad envuelta en formar nuestro futuro trabajando sobre el pasado dentro del presente (Morra, 2011, p.51). La reflexión de Morra sitúa a la investigación artística como un proceso que está configurado por ritmos que dependen de cada proyecto artístico. Los instantes de duda, silencio y no actividad son parte de ese proceso.

Para García (2011), la investigación artística puede ser urgente, desordenada, de lógica aberrante, (en el sentido de desviada). Para la autora también podría denominarse “investigación artística a aquello que no sigue los surcos trazados” (García, 2011, p.62). En este sentido, la noción de investigación-creación plantea retos al rediseño curricular, pues se eluden las certezas y se construye desde la duda. La malla curricular deberá reflejar estos debates y traducir la necesidad de apertura y flexibilidad del campo del arte contemporáneo, permitiendo también el desarrollo autónomo de los estudiantes en un contexto cambiante.

Durante su historia la Carrera de Artes Visuales FADA - PUCE ha ido delineando una postura con relación a la noción de investigación-creación, como un conjunto de procesos teóricos-prácticos que permiten acercamientos a las problemáticas de la realidad y las discusiones sobre los debates del arte contemporáneo. Esta postura se ha nutrido de los aportes de los distintos profesores que han sido parte de este trayecto. La actual reforma curricular es un proceso que permite evaluar la calidad de la educación y tomar un posicionamiento sobre la misma. El rediseño curricular implica decisiones que tienen efecto a largo plazo, más allá de las reflexiones de los docentes y los escritos producidos en este proceso, es necesario desarrollar un rediseño curricular que refleje estas discusiones pero que, a la vez, haga posible que la noción de investigación-creación sea parte del currículo, eso comprende una articulación entre niveles, asignaturas y campos de formación, pero también una reflexión constante sobre la educación artística y sus complejidades.

Bibliografía

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