1. Introducción
La okra, Hibiscus esculentus (Abelmoschus esculentus) (EEO), es una hortaliza originaria de África (Purseglove, 1987), de tipo herbácea anual. Esta verdura es un alimento importante para el mantenimiento de la salud, contiene agua (85 %), proteínas (2,2 %), grasa vegetal (0,2 %), carbohidratos (9,7 %), fibra (1,0 %) y cenizas (0,8 %), lo que la convierte en un alimento con un importante valor nutricional (Saifullah y Rabbani, 2009). Las partes de la okra son comestibles y ofrecen una variedad de beneficios, como lo reportó Gemede et al. (2014). Las semillas de la okra contienen aceite comestible (Oyolu, 1983), mientras que el fruto es rico en fibra, vitamina C, ácido fólico y antioxidantes (Adekiya et al., 2018). Al cocinar la okra se obtiene el mucílago, que se puede utilizar como un reemplazo de plasma o para expandir el volumen sanguíneo. Las vainas de la okra son una fuente de minerales como potasio, sodio, magnesio, calcio, hierro, zinc, manganeso y níquel, así como de vitaminas A y C (Gemede et al., 2014; Moyin-Jesu, 2007). También, las hojas frescas, brotes, flores y tallos de la okra son comestibles y tienen una gran aceptación para el consumo (Adekiya et al., 2020).
La okra, también conocida como quimbombó o gombo, es una planta que crece de forma silvestre en algunas regiones, pero también se cultiva intencionalmente en climas cálidos de países tropicales y subtropicales del mundo. Este cultivo produce durante todo el año y requiere suelos bien drenados, ricos en materia orgánica, con un pH que oscile entre 5,8 y 6,5 (Tejada y Núñez, 2019), o entre 6 y 7,5 (Lozano y Artinian, 2018). Según Tejada y Núñez (2019) aunque este cultivo no es demandante de nutrientes, recomiendan aplicar nitrógeno [N] y fósforo [P] a la siembra y después de la cuarta semana de cosecha. Sin embargo, para definir la fertilización en este cultivo es importante definir las deficiencias nutricionales del suelo donde se cultiva (Díaz-Franco et al., 2007). En este sentido, Díaz-Franco y Ortegón (1999), en México, reportaron bajos rendimientos del cultivo a menores dosis (3,9 t ha-1) y a mayor fertilización (8,0 t ha-1 - 8,6 t ha-1), mejor rendimiento, revelando la importancia de la fertilización en suelos pobres o con deficiencias. Se han reportado rendimientos en cultivos intensivos en óptimas condiciones de 40 t ha-1, mientras que en sistemas no intensivos de 2 o 4 t ha-1 (Lozano y Artinian, 2018). FAOSTAT (2023) y Adekiya et al. (2019) reportaron rendimientos de aproximadamente 2 t ha-1 y 2,7 t ha-1 en Nigeria, respectivamente. Sin embargo, en otro estudio en suelo con y sin fertilización, la fertilización foliar no tuvo efectos sobre el rendimiento del fruto y la altura de la planta (Díaz-Franco y Ortegón, 1999).
A pesar de la existencia de algunos estudios sobre el cultivo en diferentes países con condiciones edafoclimáticas distintas, como México (Díaz-Franco et al., 2007; Díaz-Franco y Ortegón, 1999), Brasil (Coutinho-Miranda et al., 2019) y Cuba (Vilches-León et al., 2023), entre otros (Adekiya et al., 2019; Cuata Natte y Manzaneda Delgado, 2018; Funke Salami et al., 2023), la okra sigue siendo considerada una hortaliza "menor" o "no tradicional" en términos de consumo, y existe una escasez de información disponible sobre su cultivo y manejo (Charrier, 1984); como acontece en el contexto específico de la región amazónica ecuatoriana, en donde no se han publicado investigaciones sobre el manejo de este cultivo en particular, y las comunidades perciben que el clima en los últimos años ha cambiado afectando sus sistemas de producción (León Alvear et al., 2020). Esto representa una valiosa oportunidad para generar nuevo conocimiento que pueda aprovechar el potencial de la okra como una alternativa de diversificación productiva en esta área, y producir cultivos con fundamentos agroecológicos que apoyen la economía familiar, y la conservación de los ecosistemas (Muñoz-Rengifo et al., 2021).
En cualquier caso, la nutrición de los cultivos desempeña un papel crucial en los sistemas de producción, ya que su aporte adecuado influye en las características y propiedades de los frutos (Muñoz-Rengifo et al., 2018), como lo demostró Cavalcante et al. (2010) con el uso de fertilizante orgánico en el cultivo de la okra, y como ha sido estudiado por otros investigadores (Adekiya et al., 2018, 2020; Agbede y Adekiya, 2017; Bertino et al., 2015; Díaz-Franco y Ortegón, 1999; Santos et al., 2019). En este sentido, aunque la agricultura convencional, basada en el uso intensivo de fertilizantes químicos, fue una propuesta rápida al problema del hambre, más allá de la expansión de la frontera agrícola generalmente en detrimento de los bosques, ha provocado efectos negativos en la salud del suelo (Bedolla-Rivera et al., 2023), en la calidad de los cultivos (Yang et al., 2020) y sobre la seguridad alimentaria (Reyes-Palomino y Cano Ccoa, 2022).
Por el contrario, una agricultura sostenible juega un papel significativo en la conservación y restauración de los ecosistemas (Álvarez et al., 2013; Rosset et al., 2014). Como resultado de esto, se han promovido otras formas sostenibles para cultivar la tierra y reducir la dependencia parcial o total de los fertilizantes químicos. El uso de abonos orgánicos complementados con fertilizantes químicos puede ser una estrategia para mejorar la fertilidad del suelo, aumentar la productividad de los cultivos y disminuir el uso de fertilizantes químicos nocivos para el ambiente (Tahat et al., 2020). Por un lado, el compost es un abono orgánico producido a partir de materiales de origen vegetal y animal descompuestos (Rivero et al., 2004). Mientras que, la gallinaza es un abono orgánico producido a partir de estiércol de gallinas (Hue y Silva, 2000) que ha tenido un efecto sobre la producción de okra. Ambos abonos son conocidos por su aptitud para mejorar la estructura del suelo, con capacidad de aumentar la retención de agua y proporcionar nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas, contribuyendo a la dimensión ambiental de la agricultura sostenible (Tahat et al., 2020). Por otro lado, los fertilizantes foliares Stimufol y Kristalon son comúnmente utilizados por los agricultores de la zona por su composición nutricional y su capacidad para ser absorbidos rápidamente por las hojas de las plantas, lo que puede mejorar la absorción de nutrientes y promover un crecimiento más vigoroso. Estos fertilizantes contienen una combinación de macronutrientes y micronutrientes, que son esenciales para el desarrollo adecuado de las plantas (Moghazy, 2007), y su elección se fundamenta en su disponibilidad y su capacidad para mejorar la fertilidad del suelo.
En la región amazónica de Ecuador, la falta de información sobre la producción, manejo y fertilización de la okra, un cultivo considerado "menor" o "no tradicional", ha llevado a que muchos agricultores gestionen este cultivo de manera empírica. Dado que la okra no es ampliamente cultivada en la Amazonía ecuatoriana, existe la oportunidad de emplear abonos orgánicos en combinación con fertilizantes químicos para mantener la productividad de forma sostenible. En este contexto, se planteó como objetivo de esta investigación: evaluar el impacto de la aplicación de compost y gallinaza combinados con los fertilizantes químicos foliares Stimufol y Kristalon en el desarrollo de los rasgos morfológicos aéreos del cultivo Hibiscus esculentus en condiciones de campo en la región amazónica de Ecuador.
Este estudio aborda la necesidad de producir okra en la Amazonía ecuatoriana de manera más sostenible, reduciendo el impacto ambiental mediante el uso de fertilización orgánica combinada con fertilizantes foliares químicos. Los hallazgos de este estudio proveen datos significativos tanto para los agricultores como para los investigadores involucrados en la promoción del cultivo de okra en la región amazónica de Ecuador. Estos resultados respaldan la diversificación de cultivos como estrategia para aumentar los ingresos familiares, resaltando los beneficios de la aplicación de abonos orgánicos debido a su impacto positivo en las variables morfológicas analizadas.
2. Materiales y Métodos
2.1. Área de estudio
La investigación se realizó dentro del programa de producción del Centro Experimental de Investigación y Producción Amazónica de la Universidad Estatal Amazónica [CEIPAUEA], ubicado entre las provincias de Pastaza y Napo, Ecuador, coordenadas -1.2362666496116077 -77.88478682402508 (Figura 1). El CEIPAUEA tiene una extensión de 2.848,20 hectáreas, se encuentra en un ambiente tropical, donde la precipitación anual puede alcanzar ≈4.000 mm, la humedad relativa es del 80 %, la temperatura varía entre 15 y 25 °C, ≈3 horas sol-1 día-1; y, la altitud varía entre los 580 y 990 m s.n.m.

Figura 1 Localización del CEIPAUEA en la región amazónica de Ecuador.Figure 1. Location of the CEIPAUEA on the amazon region of Ecuador.
2.2. Diseño del experimento
Esta investigación adopta un enfoque experimental, combinando métodos cuantitativos y cualitativos, según la clasificación de Hernández Sampieri et al. (2014). El diseño experimental consiste en un bloque completamente al azar [DBCA], que evalúa la interacción de dos factores clave: la fertilización orgánica, mediante el uso de gallinaza y compost, y la fertilización foliar sintética, comparando los efectos de dos productos comerciales: Stimufol (Agripac; Ecuador), un fertilizante inorgánico NPK 25-16-12 enriquecido con micronutrientes como Boro [B], Cobalto [Co], Cobre [Cu], Hierro [Fe], Manganeso [Mn], Molibdeno [Mo] y Zinc [Zn], recomendado para aplicación foliar y fertirrigación; y Kristalon (Yara; Ecuador), un fertilizante con una fórmula de N13% - P40% - K13%, que contiene micronutrientes como Cu, Mn y Zn en forma EDTA.
En este estudio se presentan los resultados de dos tratamientos derivados de los factores analizados: tratamiento uno [T1], que consistió en gallinaza complementado con el fertilizante foliar Kristalon, y tratamiento dos [T2], que implicó compost complementado con el fertilizante foliar Stimufol. Cada tratamiento se evaluó en tres réplicas, en comparación con un testigo que no recibió adición de fertilizante [T3].
Los tratamientos del estudio se distribuyeron en parcelas de 6 metros de longitud y 4 metros de ancho, con un área de 24 m2 por parcela y un área total de 216 m2 para estos tratamientos. Las nueve parcelas se separaron longitudinal y transversalmente por una franja de 1 metro. En cada parcela se crearon cuatro surcos, y en cada surco se plantaron 10 plantas, siguiendo un marco de plantación de 1 metro x 0,60 metros, lo que resultó en un total de 40 plantas por parcela y 360 plantas en total para el experimento. Para la recolección de datos, se seleccionaron al azar cinco unidades experimentales en cada parcela, provenientes de los dos surcos interiores para evitar el efecto de borde (Figura 2).
Los fertilizantes orgánicos gallinaza y compost, considerados como variables independientes, fueron aplicados al suelo siguiendo las recomendaciones de Durán Ramírez (2013), abonando 600 g planta-1. En contraste, los fertilizantes sintéticos foliares Kristalon y Stimufol, también variables independientes, se aplicaron al follaje de las plantas utilizando una bomba manual Jacto HD 550 (Grupo Jacto; Brasil). El Stimufol se administró a una dosis de 20 g en cinco litros de agua, 10 días después de la emergencia de las hojas verdaderas, con las dos primeras aplicaciones realizadas cada cinco días y las siguientes cada 15 días. Por otro lado, el Kristalon se aplicó con la misma dosis y frecuencia. Esta estrategia de aplicación combina los fertilizantes orgánicos para satisfacer las necesidades nutricionales del cultivo, siguiendo prácticas comunes de fertilización en la región.
En cada tratamiento se evaluaron diversas características morfológicas aéreas consideradas como variables dependientes: 1. altura de la planta [HS; cm], medida desde el suelo orgánico hasta el ápice del tallo principal; 2. diámetro en la base del tallo [DBS; cm], medido a 10 cm del suelo orgánico con un calibrador Vernier (Insize Co. Ltd.; México). En plantas con múltiples tallos (multicaules), se registró únicamente el diámetro del tallo principal; 3. longitud de la hoja [SL; cm], medida desde la base hasta el ápice de la hoja; 4. ancho de la hoja [SW; cm], medido en el centro de la hoja; 5. longitud del peciolo [PL; cm], medida desde la axila hasta la base; y, 6. número total de hojas efectivas [NS; u] contabilizadas en cada planta. Para las medidas de longitud, se utilizó un flexómetro Stanley Black & Decker modelo 030697 (SB&D; USA). La evaluación comenzó cinco días después del trasplante y se repitió cada 15 días.
2.3. Manejo del cultivo
2.3.1 Preparación del suelo
El manejo del cultivo comenzó con la preparación del suelo durante la primera semana de septiembre de 2019. Se utilizó una rozadora mecánica acoplada a un tractor de orugas para dejar el terreno mullido y a la profundidad óptima. Posteriormente, se surcó el terreno dejando una distancia de un metro entre los órganos verticales de las plantas.
2.3.2 Semillero y trasplante
El trazado de parcelas y la siembra en semillero se realizaron un mes antes de la preparación del terreno, en agosto de 2019. Se utilizó sustrato de turba en cuatro gavetas de 128 alveolos. Las semillas se colocaron en el centro de cada alveolo a una profundidad de 0,5 cm y se regaron hasta alcanzar capacidad de campo. Considerando la temperatura del sitio, se aplicó riego cada dos días. Se monitoreó continuamente la emergencia de las semillas, obteniendo una germinación de 126 semillas (98,4 %).
El trasplante se realizó en octubre de 2022 (aproximadamente 23 días después de la siembra), cuando las plantas alcanzaron entre dos y tres hojas verdaderas (aproximadamente siete cm de altura). Antes del trasplante, el semillero fue humedecido y se seleccionaron las plantas que cumplían con los siguientes criterios: 1) buen tamaño, 2) buen grosor del tallo, 3) tallos erectos, y 4) buena coloración en sus diferentes fracciones de biomasa aérea. Posteriormente, con mucho cuidado, se extrajeron de los alveolos y se ubicaron en el lugar definitivo.
2.3.3 Control de malezas
El control de malezas se realizó manualmente utilizando rastrillo y azadón, aplicando la técnica de remover el suelo para eliminar la costra superficial. Esto mejoró las características del suelo, como aeración, actividad microbiana, contenido de nutrientes, humedad y percolación.
2.4. Análisis de datos
Los datos de las variables morfológicas: HS (cm), DBS (cm), NS (u), PL (cm), SL (cm) y SW (cm), fueron procesados y analizados usando el software estadístico SPSS v.22 (IBM, USA), por medio de un análisis Modelo Lineal General [MLG] Univariante, con dos factores (tiempo y tratamientos) para cada variable. Para confirmar los resultados de las variables evaluadas más de dos veces en el tiempo de estudio, se realizó un análisis de medidas repetidas en el tiempo [MLG] utilizando el mismo software estadístico (SPSS v.22). En todos los análisis se realizó un Tukey test a un nivel de significación 0,05 % e intervalos de confianza de 95 %. Se determinaron los estadísticos descriptivos y se realizaron pruebas de homogeneidad de las varianzas, y en los casos que los datos no cumplieron los supuestos del ANOVA se efectuaron las transformaciones logarítmicas correspondientes. Cuando fue necesario confirmar los resultados se realizó ANOVA de un factor.
3. Resultados
3.1. Altura de la planta y diámetro en la base del tallo
Los resultados de esta investigación revelaron que el cultivo de okra bajo condiciones edafoclimáticas del CEIPAUEA presentó importantes tasas de crecimiento en HS y DBS a lo largo de este estudio. La altura de planta durante la investigación osciló entre 8,82±0,38 cm (T3) y 31,40±1,49 cm (T2), en el primero y séptimo monitoreo, respectivamente (Figura 3). Los resultados del análisis estadístico evidenciaron un crecimiento significativo entre medidas (factor tiempo) y entre tratamientos (p < 0,001) (Tabla 1). El tratamiento que presentó una mayor HS fue T2 (F = 14,831; p < 0,001) (Tabla 1), alcanzando un crecimiento en la séptima evaluación de 31,40±1,49 cm, para el caso del T1, se alcanzó 27,87±1,46 cm y para T3 25,73±1,67 cm (Figura 3).

Figura 3 Altura y diámetro (HS y DBS; media ± error estándar) de los tratamientos a lo largo del tiempo de estudio.Figure 3. Height and diameter (HS y DBS; mean ± standard error) of the treatments throughout the study time.
Tabla 1 Características morfológicas de las plántulas (media ± error estándar) en los primeros meses de establecimiento del cultivo. Se presentan resultados del Análisis MLG Univariante junto con significancia estadística y el Tukey test aplicada para los tratamientos.Table 1. Morphological characteristics of seedlings (mean ± standard error) in the early months of crop establishment. The Univariate GLM Analysis results are presented along with statistical significance, and Tukey Test2 was applied to the treatments.

†HS = Altura de la planta; DBS = Diámetro en la base del tallo; NS = Número total de hojas efectivas; PL = Longitud del peciolo; SL = Longitud de la hoja; SW = Ancho de la hoja. N: Tamaño muestral de la media armónica de los tratamientos.. / * HS = Plant Heigh; DBS = Diameter at the base of the stem; NS = Number of effective leaves; PL = Petiole length; SL = leaf length; SW = leaf width. N: Sample size of the harmonic mean of the treatments.
1F: F-score.
2(***): p < 0,001; (**): p < 0,01; (*): p < 0,05; (ns): no significativo / (***): p < 0,001; (**): p < 0,01; (*): p < 0,05; (ns): not significative.
En cuanto al DBS en la base del tallo se observó un mayor DBS en el T2, en comparación con T1, el cual se mantuvo en un rango intermedio, y que T3 presentó menor diámetro basal durante toda la fase de investigación. El DBS al finalizar el estudio fue superior en el T2, en comparación con el T1 y T3 (Figura 3). Un análisis posterior reveló diferencias estadísticas entre tratamientos y a lo largo del tiempo (p < 0,01 y p < 0,001, respectivamente) (Tabla 1). El Tukey test agrupó los tratamientos en dos subconjuntos homogéneos, por un lado, T2 y T1 (p = 0,332) y por otro T1 y T3 (p = 0,99).
3.2. Número total de hojas efectivas
El NS por planta entre los tratamientos durante el tiempo de estudio osciló entre 2,1±0,2 al iniciar la investigación (T1) y 7,9±0,8 hasta la medición número siete en el T2 (Tabla 2). Los resultados del análisis estadístico no revelaron diferencias entre tratamientos (p > 0,05), por el contrario, entre mediciones el incremento en NS planta en todos los tratamientos fue significativo (p < 0,05) (Tabla 1).

Tabla 2 NS, PL, SL, y SW para cada uno de los tratamientos [T]. Los valores son media ± error estándar de los siete monitoreos realizados durante el tiempo de estudio. Se presentan resultados del Tukey test del análisis Modelo Lineal General [MLG] Univariante.Table 2. Morphological characteristics of okra’s seedlings (NS, PL, SL, y SW) for each treatment. The values are mean ± standard error from the seven monitoring sessions conducted during the study period. Tukey test results from the Univariate General Linear Model (GLM) analysis are presented.
3.3. Longitud del peciolo
Las plantas de okra con los diferentes tratamientos presentaron una importante variabilidad en la longitud del peciolo [PL]. Entre tratamientos hubo diferencias estadísticas y a lo largo del tiempo esta variable presentó un crecimiento significativo (p < 0,05) (Tabla 1). Al finalizar la investigación el promedio de PL fue superior en T2 (10,2±1,0 cm) (Tabla 2) en comparación con T1 y T3 (8,8±1,1 cm y 7,6±0,9 cm, respectivamente) (Tabla 2). Estos tratamientos fueron agrupados por el Tukey test en dos subconjuntos homogéneos (p < 0,05) (Tabla 1), por un lado, el T2 y T1 (4,5 cm y 4,3 cm, respectivamente; p = 0,60), por otro lado, con 4,3 cm el T1 y el T3 con 3,8 cm (Tabla 1).
3.4. Longitud de la hoja
n cuanto a la longitud de la hoja [SL], los promedios presentaron oscilaciones en el T1 entre 3,4±0,2 cm y 11,0±1,5 cm; en el T2 entre 3,5±0,2 cm y 11,2±1,9 cm; mientras que en el T3, entre 3,5±0,2 cm y 9,3±1,7 cm, entre el inicio y la evaluación número siete, respectivamente, para todos los tratamientos (Tabla 2). Durante el tiempo de estudio (factor tiempo), y como se esperaba, la SL presentó crecimiento significativo (p < 0,001) (Tabla 1). Al finalizar el estudio el T2 presentó mayor SL (11,2±1,9 cm), por el contrario, T3 presentó menor SL (9,3±1,7 cm), mientras que T1 se mantuvo en rangos intermedios (Tablas 1 y 2). Aunque hubo diferencias significativas entre tratamientos (p < 0,001) (Tabla 1), el Tukey test agrupó en el mismo subconjunto homogéneo el T2 y T1 (p = 0,149), mientras que entre el T1 y T3 (6,4 cm y 5,7 cm, respectivamente) en otro subconjunto, en donde se observó una tendencia a presentar superioridad el T1 (p = 0,063).
3.5. Ancho de la hoja
Al probar los diferentes tratamientos durante el tiempo de estudio, el SW presentó un importante crecimiento en T2, T1 y T3 (Tabla 2). Los resultados del análisis estadístico revelaron diferencias entre tratamientos y tiempo (p < 0,001) (Tabla 1). En la medición siete, las hojas del T2 alcanzaron 14,3± 2,5 cm, el T1 12,7±1,9 cm y T3 11,1±2,5 cm (Tabla 2). El tratamiento que presentó un mayor ancho de la hoja fue T2 mientras que el menor lo presentó el T3, y el T1 se mantuvo en rangos intermedios (Tabla 1).
4. Discusión
Los abonos orgánicos tienen la capacidad de mejorar las características morfológicas de las plantas, contribuyendo los recursos necesarios para los cultivos (Tahat et al., 2020). En este estudio el uso de abono orgánico produjo un efecto positivo sobre el comportamiento morfológico de la planta, lo cual se puede observar por las diferencias encontradas entre los tratamientos en estudios (T1 y T2) con el tratamiento control (T3). El fertilizante orgánico mejora la fertilidad del suelo, al mejorar las condiciones edáficas mejora el desarrollo del sistema radicular (Calderín García et al., 2018), promueve un mayor desarrollo de la biomasa radicular de las plantas en la fase de vivero, esto permite un mejor desarrollo de la planta, y asegura el establecimiento y desempeño de la planta en campo (Muñoz-Rengifo et al., 2020).
En el estudio llevado a cabo por Sousa et al. (2020), se observó que las plantas de Abelmoschus esculentus (L.) Moench, alcanzaron una mayor altura y diámetro basal cuando se utilizaron fertilizantes orgánicos de origen bovino. Estos hallazgos, junto con los resultados obtenidos en esta investigación, confirman el impacto significativo que los fertilizantes orgánicos tienen en el desarrollo morfológico de las plantas. Aunque en el estudio realizado se combinó el abono orgánico con un fertilizante químico, la combinación del tratamiento de compost con el fertilizante foliar Stimufol (T2) resultó en un mayor crecimiento en altura (31,40 cm) y diámetro basal (1 cm) en comparación con los otros tratamientos (T1 y T3) evaluados. Estos resultados coinciden con lo informado por Adekiya et al. (2019), quienes encontraron que las enmiendas orgánicas favorecieron el crecimiento de las plantas de okra (con hojas de moringa 39 cm, hojas de papaya 41 cm, hojas de mezquite 55 cm, hojas de neem 48 cm y con fertilizante NPK 15-15-15, 33 cm) en comparación con el tratamiento control.
En otro estudio, Cuata Natte y Manzaneda Delgado (2018) observaron alturas (62,5 cm) y diámetros de tallo (3,0 cm) superiores a los obtenidos en esta investigación a los 90 días. Asimismo, Alam y Hossain (2008) reportaron alturas de okra de 70,20 cm, mientras que Adekiya et al. (2020) obtuvieron alturas de 37 cm a 56 cm con diferentes tipos de enmiendas a los 45 días después de la siembra. Todas superiores a las alcanzadas en este estudio a los 85 días. Estos hallazgos resaltan la importancia de la elección y combinación adecuada de fertilizantes para optimizar el crecimiento y desarrollo de las plantas de okra.
En cuanto a los resultados de rasgos morfológicos como número de hojas, longitud del peciolo, longitud de la hoja, y ancho de la hoja a los 80 días muestran un importante rango de variabilidad entre tratamientos y un crecimiento en el tiempo como era de esperarse. En otros estudios también se han encontrado rangos de variabilidad entre genotipos de okra (Dash y Misra, 1995; Hazra y Basu, 2000; Martin y Rhodes, 1983; Saifullah y Rabbani, 2009). En los resultados obtenidos el rango de cada una de las variables alcanzados a los 80 días, para el caso de longitud del peciolo fue entre 7,6 y 10,2 cm, longitud de la hoja entre 9,3 y 11,2 cm, ancho de hoja entre 11,1 y 14,3 cm, y número de hojas por planta 7 y 8. Estos resultados son inferiores a los informados por Saifullah y Rabbani (2009), quienes al finalizar la cosecha (aproximadamente a los 135 días), obtuvieron valores que van entre 19,1 y 32,4 cm para longitud del peciolo, entre 14,7 y 23,7 cm para longitud de la hoja y entre 16,0 y 30,1 cm para ancho de la hoja, utilizando estiércol y fertilización convencional, según las indicaciones de Bangladesh Agricultural Research Council (BARC, 1997). Por otro lado, en el estudio de Alam y Hossain (2008), utilizando fertilización convencional recomendada por BARC (1997), la longitud del peciolo osciló entre 8,4 y 19,2 cm, la longitud de la hoja entre 7,1 y 15,5 cm, el ancho de la hoja 10,8 y 18,0 cm, y el número de hojas por planta entre 27,4 y 26,6 a los 80 días.
Las diferencias observadas entre los tratamientos fueron significativas; no obstante, los resultados obtenidos muestran valores inferiores al compararlos con los obtenidos por otros autores (Adekiya et al., 2020; Alam y Hossain, 2008; Cuata Natte y Manzaneda Delgado, 2018; Saifullah y Rabbani, 2009). Según Oliveira et al. (2014), el efecto positivo del contenido de materia orgánica puede reducirse cuando es alto, y también puede minimizarse cuando es bajo (Muñoz-Rengifo et al., 2018). Por ejemplo, Díaz-Franco y Ortegón (1999), al investigar el efecto de diferentes fertilizantes comerciales en el rendimiento de frutos de okra, encontraron que los fertilizantes foliares aplicados al suelo, y en combinación, no tuvieron un impacto estadísticamente significativo en la altura de la planta y el rendimiento, lo cual atribuyeron a la falta de fertilización en dicho lugar. La absorción foliar de los fertilizantes es un factor crucial, pero se ve influenciada por la interacción de factores climáticos, fisicoquímicos de los fertilizantes y metabólicos de las plantas (Rodríguez, 1992), elementos que ejercieron una influencia en la respuesta de las plantas de okra a los tratamientos evaluados en el estudio.
Según varios autores (Ajimal et al., 1979; Arumuga et al., 1981; Olasantan y Salau, 2008), ciertas variables morfológicas, como el número de ramas, nudos de fructificación por planta, días hasta la primera floración y el primer nudo de fructificación, así como la variedad de la planta y la densidad de siembra (Salau y Makinde, 2015), influyen en el rendimiento. En este estudio, el tratamiento combinado de compost y fertilizante foliar Stimufol demostró un estado morfológico mejorado en comparación con otros tratamientos evaluados. El fertilizante Stimufol, con su equilibrada composición de nutrientes esenciales como nitrógeno, fósforo y potasio, mejora la absorción radicular, resultando en un mayor desarrollo foliar y radicular (Moghazy, 2007). Además, aporta micronutrientes clave como hierro, zinc y boro, fundamentales para procesos metabólicos y fotosintéticos, aumentando la producción de flores y frutos (El-Nemr et al., 2015; Ismaeil y Youssef, 2008). Por otro lado, el compost beneficia el crecimiento de las plantas al aportar materia orgánica que mejora la estructura del suelo y la retención de agua (Al-Dulaimi et al., 2015; Mahmoud et al., 2015. La combinación de Stimufol y compost genera un efecto sinérgico, mejorando la absorción de nutrientes, estimulando el crecimiento radicular y foliar, y aumentando la producción de frutos, promoviendo un desarrollo vegetal equilibrado y superior en nuestro estudio.
Sin embargo, la presencia de un mayor número de hojas por planta, vainas y peso de estas no siempre se traduce en un mayor rendimiento (Salau y Makinde, 2015), lo cual es importante tener en cuenta. Es necesario considerar que los resultados observados en las variables morfológicas de este estudio son significativamente inferiores a los reportados en investigaciones previas sobre okra que evaluaron las mismas variables (Alam y Hossain, 2008; Gondane y Bhatia, 1995; Saifullah y Rabbani, 2009; Sousa et al., 2020). Esta disparidad se atribuye a las condiciones ambientales del sitio experimental, al estado nutricional del suelo y al tipo de suelo, ya que estos factores influyen en la producción de la planta, como lo describe Díaz-Franco et al. (2007).
El estudio desarrollado se llevó a cabo en la región amazónica, caracterizada por una alta nubosidad que reduce las horas de sol, influenciada por las estribaciones de la Cordillera Oriental de los Andes, a una altitud superior a los 600 m s.n.m. y una precipitación anual de aproximadamente 4.000 mm. En contraste, investigaciones en Bangladesh, a altitudes entre 10 y 15 m s.n.m., como las de Alam y Hossain (2008) y Saifullah y Rabbani (2009), reportaron un mayor número de horas de sol durante el período de estudio. Por otro lado, el estudio de Cuata Natte y Manzaneda Delgado (2018) mostró un mejor comportamiento morfológico que los resultados alcanzados en este estudio, ya que se realizó en un área de barbecho de 4 a 5 años, a una altitud de 410 m s.n.m. Estas diferencias evidencian la influencia de las condiciones ambientales en los resultados.
Según Alam y Hossain (2008), el coeficiente de variación genotípico o fenotípico sobre un rasgo morfológico de la planta es relevante, en concordancia con otros estudios (Dakahe et al., 2007; Lotilo, 1989; Singh et al., 1998). Se destaca la importancia de los abonos orgánicos, aunque su efecto puede ser limitado por la susceptibilidad genotípica y fenotípica en condiciones ambientales desfavorables, como se observó en la expresión de los caracteres morfológicos en este estudio, aspecto a considerar en futuras investigaciones en entornos amazónicos.
5. Conclusiones
Los resultados de esta investigación destacan la importancia de utilizar abono orgánico como una estrategia efectiva para promover el crecimiento saludable y sostenible de las plantas. El cultivo de la okra al haber asimilado de mejor manera el efecto sinérgico de la combinación de abono orgánico compost complementado con fertilización foliar Stimufol (T2), promovió un mejor desarrollo de las características morfológicas: altura de la planta, diámetro en la base del tallo, longitud del peciolo, longitud de la hoja y ancho de la hoja, mejorando la calidad de este tratamiento en comparación con los demás tratamientos en estudio. El abono orgánico gallinaza complementado con el fertilizante foliar Kristalon (T1) mostró resultados intermedios con relación a las variables evaluadas en el cultivo de la okra. Por otro lado, la ausencia de fertilización (Testigo-T3) tuvo un impacto negativo en el desarrollo fenológico y el comportamiento agronómico de las plantas en comparación con los tratamientos a los que se les adicionó fertilización. A pesar de que las plantas sometidas a fertilización combinada exhibieron atributos morfológicos superiores en comparación con tratamientos analizados en el mismo estudio, aún se situaban por debajo de los valores alcanzados en regiones con una exposición solar más intensa, lo cual es importante considerar en futuras investigaciones.
Contribuciones de los autores
Julio César Muñoz-Rengifo: conceptualización, investigación, curación de datos, metodología, validación, supervisión, redacción – revisión y edición.
Jorge Luis Alba Rojas: investigación, administración del proyecto, redacción – borrador original, redacción –revisión y edición.
Jorge Freile Almeida: conceptualización, metodología, validación, redacción - borrador original.
Marcos Gerardo Heredia Rengifo: conceptualización, metodología, redacción – revisión y edición.
Segundo Bolier Torres Navarrete: metodología, validación, redacción – revisión y edición.