1. Introducción
Los progresos de la humanidad y la historia de las civilizaciones, han estado marcados por la huella de todas aquellas personas anónimas, que a lo largo de su vida han contribuido a las buenas causas de modo solidario y que movidas por esa poderosa fuerza, que es el compromiso ético y la búsqueda de una sociedad mejor, han puesto a disposición del bien común, su tiempo, sus esfuerzos y sus ilusiones; sus acciones están asociadas a las palabras progreso, desarrollo, bienestar, solidaridad, que son elementos consustanciales a la condición humana (Fernández & González, 2014).
En el mundo actual hay muchas mujeres y hombres que toman libremente la decisión de comprometerse solidariamente contribuyendo a las buenas causas, que ayudan a las personas y que benefician a la comunidad; ésta es la característica fundamental del voluntariado. Estas buenas causas obedecen a motivaciones personales diversas como creencias, valores, circunstancias personales y familiares entre otras también tienen ámbitos muy variados, como la cultura, el deporte, la defensa de la naturaleza y del medio ambiente, la acción social entre otras, por lo general no lucrativas (Fresno & Tsolakis, 2012; Zurdo Alaguero, 2017).
Según Fresno & Tsolakis (2012), se entiende el voluntariado como un compromiso que toman libremente las personas, que se traduce en dedicación de tiempo, sin remuneración, con fines solidarios, colaborando, promoviendo o participando en iniciativas de distinto tipo que aportan un beneficio a la sociedad, el voluntariado se enmarca en la actuación de la iniciativa ciudadana y en la contribución al bien común, es una de las expresiones básicas de las relaciones humanas. El voluntariado crea capital social y humano es un camino hacia la integración y el empleo y un factor clave para mejorar la cohesión social (Diez, 2015).
El trabajo voluntario se realiza a través de la donación del tiempo libre de la persona, ya que ésta no recibe ninguna remuneración financiera para realizarlo. En esta actividad, el individuo se dispone a ofrecer o prestar un servicio por voluntad propia, visando el beneficio de terceros. Además, hay la posibilidad de trabajar en favor de organizaciones, instituciones religiosas, de eventos, con la comunidad o con cualquier otro ser humano, conocido o no (Makanse & Vilela de Almeida, 2014).
Algunos autores exponen en la literatura revisada que existen diferentes tipos de voluntariado. Se dice que las aportaciones del voluntario varían según las tareas que el interesado realiza dentro de las organizaciones, por lo que, su participación se prolonga desde actividades en desarrollo de proyectos, participación de campañas, funciones específicas en gestión y la generación de nuevas ideas. En consecuencia, los ámbitos pueden ser:
Voluntariado de cooperación internacional: se enmarca principalmente en el profesionalismo del voluntario, cuya acción se llevará a cabo en un país distinto al que reside y las actividades serán acordes a su área de trabajo, lo que le caracteriza es “la función de identificar lugares donde hay necesidad de un apoyo específico y los requisitos personales y profesionales son los más adecuados para responder a esas situaciones” (Soler, 2008).
Voluntariado formal: este tipo de voluntariado, como lo afirma la Organización de las Naciones Unidas, se lleva a cabo en “organizaciones que se encuentran dentro del marco de una entidad constituida” (ONU, 2007). Sobre esta base, la importancia de realizar un voluntariado formal conlleva a que, la organización ampare al voluntario en todo momento, desde el inicio hasta el final de sus actividades, a fin de precautelar su vida y garantizar su paso por la comunidad.
El turismo voluntario puede ser entendido, también, como la utilización del tiempo libre en un viaje, fuera de la esfera de actividad regular, para dar asistencia a otros que necesiten (Mcggehee & Santos, 2005); o como un tipo de experiencia turística ofrecida por una compañía de viajes a los viajeros como una excursión opcional (alternativa), que contiene un componente voluntario, para realizar un intercambio de cultura con los habitantes locales (Brown, 2008; Wearing & McGehee, 2013.), también afirma que el turismo voluntario influye en el estilo de vida de sus practicantes, a través de un cambio de valores y de conciencia, al mismo tiempo que promueve el desarrollo comunitario, llamándolo de experiencia interactiva directa (Makanse & Vilela de Almeida, 2014).
Según García Carretero (2013), el voluntariado es consustancial a los valores democráticos y a la propia calidad de la democracia, lo es también al desarrollo de cualquier sociedad y constituye un componente fundamental de la argamasa que crea el capital social, y desarrolla el tejido relacional en su dimensión solidaria y participativa, por eso el voluntariado se va configurando de distintas formas, de acuerdo a tradiciones y culturas y manifiesta distintas tendencias en el mundo anglosajón, mediterráneo, latinoamericano.
Coincidiendo con otros autores plantea Fresno & Tsolakis (2012), el voluntariado es por tanto un derecho que tienen todas las personas, es una forma consustancial de participación democrática y de representación activa y libre de la ciudadanía; es en consecuencia también una de las formas en las que los ciudadanos ejercen sus derechos y asumen responsabilidades.
De esta percepción anteriormente expuesta podemos relacionar los elementos del voluntariado según (Smith, 1999) que plantea que la percepción del voluntariado adquiere varios significados, dependiendo del entorno, también de otros aspectos como la política, religión y cultura, sin embargo, para ser considerada como tal, se debe caracterizar por cinco elementos claves.
Retribución: no persigue ningún tipo de beneficio y su motivación debe ser distinta del beneficio económico.
Libre voluntad: esta característica es fundamental para consumar la acción; la propia voluntad, sin obligación para hacer algo.
Naturaleza del beneficio: debe poseer uno o más beneficiarios ajenos al voluntario, caso contrario se consideraría un beneficio personal de autoayuda.
Entorno organizacional: debe ser promovido a través de algún tipo de organización formal, con o sin fines de lucro, sea este en el sector público o privado.
Compromiso: es indispensable, para llevar a cabo una actividad voluntaria responsable y con respeto a la organización durante su participación.
Plantea el Observatorio del Tercer Sector (2012) que, en las últimas décadas, el voluntariado ha experimentado un crecimiento muy importante, se ha ido encauzando mediante la creación de múltiples iniciativas públicas y privadas, en las que actúan de modo preferente, pero no exclusivo, las entidades del Tercer Sector. Dichas iniciativas, se han visto también favorecidas por el desarrollo de acciones de fomento e incentivos, tanto públicos como privados y son ordenadas en parte por marcos regulatorios y normativas específicas.
Nadie duda hoy de que el papel del voluntariado es insustituible y el reconocimiento de la función social del mismo es innegable; además los cambios demográficos, las tendencias sociales y el desarrollo de las tecnologías, entre otros factores, contribuyen a la emergencia de nuevos perfiles de personas voluntarias, nuevos valores y formas de entender el voluntariado y nuevos métodos de actuación tanto comunitarios como individuales (Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2014)
De lo anterior entonces se desprende el llamado programa del voluntariado que según Díaz (2000), sirve como “un instrumento de trabajo para áreas o partes concretas de una organización que tiene perspectiva temporal en el corto y medio plazo”. De ahí que se considera importante poseer este instrumento, para involucrar el voluntariado en las actividades de la comunidad, a fin de llevar a cabo la acción de acuerdo con el tiempo y el campo de actuación, para mantener en orden todos los detalles para su buen desarrollo.
En Ecuador la percepción del voluntariado ha ido modificándose desde un concepto tradicional llamado minga; esta acción se ha visto marcada por la solidaridad entre vecinos y el bien común, en la actualidad ha llegado a ser reconocida en la Constitución, como una forma de participación social, sin embargo, la sociedad y el Estado requieren cambiar su visión para ser identificada como un recurso para el desarrollo del país, mientras tanto, las comunidades ecuatorianas, conservan un contexto distinto, puesto que la perspectiva de involucrar voluntarios en funciones de planificación y gestión en las labores del emprendimiento es nula, pues la participación es netamente básica manteniendo muy de cerca la figura de minga.
A partir de lo referido se debe comenzar a visualizar cambios conceptuales y de percepción del voluntariado, aprovechar el arraigado concepto anteriormente explicado de minga en el desarrollo de la actividad turística comunitaria, sería de gran valor si se tratase de visualizar como una oportunidad de mejora económica, ganancia organizativa, en el aspecto cultural y social y por lo tanto, en el nivel de vida de los involucrados y habitantes donde se desarrolle esta acción, el trabajo del voluntariado en el desarrollo del turismo comunitario aportaría ganancias sustanciales a las comunidades que lo practiquen.
De lo anteriormente analizado se puede agregar entonces que la contribución del voluntariado trae consigo distintos beneficios, no solamente de carácter personal, también contribuye en aspectos económicos sobre el Producto Interno Bruto (PIB), así lo demuestran los informes de la Organización de Naciones Unidas (ONU, 2011) cuando plantea y señala que cinco millones de voluntarios aumentan la cifra de 16 millones de dólares al PIB de Canadá, dato que aún se mantiene ignorado.
De modo similar en Ecuador pensar en algunos miles de voluntarios que vengan por año, representaría una cantidad considerable de dinero que aportaría a la economía de nuestro país. De ahí que, cabe destacar que la acción del voluntariado posee suficiente potencial para el desarrollo de un país o nación, y que, de generarse cambios en las perspectivas originarias, se aprovecharía de las oportunidades de progreso que esta ofrece.
De igual manera es necesario hablar del aporte social cuando García (1994), señala “ser voluntario equivale a ser agente de cambio y de transformación. El compromiso ético con la transformación social superó la visión del voluntario como favorecedor de lo social, su reducción a una aventura individual y su identificación con lo meramente asistencial” Desde esta perspectiva cabe destacar que la acción voluntaria puede aprovecharse en actividades de gestión, planificación y organización, dejando a un lado el significado arraigado de caridad para construir una sociedad estable y próspera económicamente.
Si se analiza lo antes planteado, entonces es de destacar que del voluntariado se puede beneficiar al turismo comunitario que, según Ruiz & Solis (2007), consiste en la participación de turistas en comunidades, además cuya oferta turística promueve la revalorización y fortalecimiento del patrimonio cultural y natural, plantea este autor como se evidencia “la relación entre la comunidad y sus visitantes, que implica por lo tanto un sujeto colectivo, una finalidad socio-cultural, estructuras y prácticas democráticas y solidarias con expresos beneficios locales, participación y responsabilidad comunitaria”. Por esta reflexión es importante destacar como la implementación del turismo comunitario, puede contribuir al desarrollo social y a la generación de recursos económicos, como lo sustenta Orgaz Agüera, (2013) cuando define “el turismo comunitario se plantea como una forma de turismo sostenible, que busca por un lado mejorar el desarrollo socioeconómico de la población localizada en las comunidades locales del destino, y por otro, pretende conservar y fomentar el respeto hacia los recursos naturales, patrimoniales y culturales, a través de su puesta en valor y de la implementación de formas sostenibles de gestión”
De ahí que se deduce que, la planificación y gestión del turismo comunitario conlleva a mejorar el nivel de vida de sus integrantes, además de fomentar, fortalecer y mantener viva sus tradiciones y costumbres, de igual manera promueve el respeto a sus recursos naturales y culturales.
Es por ello que esta investigación se propone valorar el tema del voluntariado mediante el análisis de voluntarios turísticos que han trabajo el turismo comunitario en el Ecuador para la implementación de un programa de voluntariado como herramienta de desarrollo del turismo comunitario en la parroquia Tocachi, del cantón Pedro Moncayo.
2. Materiales y métodos
La investigación se centró en un enfoque cuali-cuantitativo de tipo descriptiva analítica -exploratoria con análisis documental, se revisaron investigaciones y documentos que ayudaron a interpretar y comprender el tema de estudio, se tomaron como referencia artículos de carácter internacional y nacional que permitieron establecer criterios sobre la realidad de la acción del voluntariado en el país.
Por otra parte, el Informe de Cooperación Internacional No Reembolsable en el Ecuador 2011-2014 y su estudio especial sobre el voluntariado extranjero en el Ecuador, realizado por la Secretaría Técnica de Cooperación Internacional (SETECI), sirvió para establecer el diagnóstico situacional, tanto en su entorno macro y micro ambiente.
La población de estudio se estableció por el número de visas entregadas a los voluntarios extranjeros que llegaron a Ecuador, en el período 2011 - 2013, lo cual, según el SETECI fue de 855 voluntarios, se procedió al cálculo del tamaño de la muestra por el método aleatorio simple. Fórmula:
Donde:
n = muestra
Z = nivel de confianza, 1,96
p = probabilidad que suceda el evento, 0,5
q = probabilidad que no suceda el evento, 0,5
N = tamaño de la población, 855 e = margen de error, 0,05 Reemplazando datos:
n= 265 personas interesadas en la acción (voluntariado)
A la muestra seleccionada se le aplicó una encuesta en línea. En primer lugar, se realizó una prueba piloto con 50 personas de la muestra, tomadas al azar, al restante número de muestra se les envió el instrumento para la recolección de información, la cual constó de diez preguntas con indicadores basados en el informe de la SETECI y fue enviada a estas personas mediante la herramienta de google previa autorización solicitada a ellos para participar en la investigación.
Se utilizó en la tabulación de los resultados de la encuesta la herramienta SPSS, para el análisis de datos se emplearon tablas y gráficos para su mejor comprensión.
3. Resultados
El primer resultado encontrado fue la carencia de publicaciones similares a nivel nacional, lo que constató la no existencia de investigaciones sobre el tema en el país.
La opinión del 89,63% de encuestados definió que el voluntariado se considera herramienta de desarrollo para el turismo comunitario (Figura 1), su aporte influyó en cuatro ejes fundamentales: con el 53,33% en el aspecto cultural, la organización el 17,41%, economía 15,93% y ambiente el 13,30%, además los encuestados insistieron que esto en definitiva servirá para el mejoramiento del nivel de vida de las personas que conforman la comunidad. Algunos encuestados fundamentan su afirmación pues participaron como voluntariado en la asociación de la parroquia Tocachi (Figura 2).
Debido a los resultados positivos anteriores, se procedió a establecer el interés de los voluntarios para realizar la acción, mediante un programa que lo integre formalmente a la comunidad. Además, se definió el aporte en el tiempo y valor económico por la participación del voluntariado. El 95,56 % de los encuestados estuvieron interesados en llevar a cabo su acción, a través del programa de voluntariado que se diseñó (Figura 3), lo que determinó que habrá una alta demanda de voluntarios en el desarrollo del turismo comunitario. Por consiguiente, se procedió a realizar un análisis del tiempo de contribución.
En este análisis el 41,48 % de voluntarios optó en su mayoría colaborar con la comunidad por el tiempo de un mes, en segundo lugar, el 27,04 % eligió ser partícipes por tres meses, seguido del 18,52% en el periodo de tres meses, y un segmento menor podría tener una estancia de un año con el 12,96 % (Figura 4).
Uno de los factores relevantes que se determinó, fue conocer los motivos por los cuales los encuestados decidieron ser partícipes del voluntariado, por lo que el indicador predominante fue la interrelación cultural con el 44,07 %, posteriormente se ubicó con un 33,70 % la acción social, el 11,11 % correspondió al querer aprender un nuevo idioma, también se encontró que hubo un 7,41% de otros motivos que promueven al voluntario, finalmente el interés por conocer otro país ocupa el 3,70% (Figura 5).
Los datos mostrados en los gráficos sirvieron de base para establecer las actividades del programa para el proyecto de voluntariado en la comunidad de estudio.
El presente estudio confirma que el voluntariado se considera una herramienta de desarrollo para el turismo comunitario, esto se atribuye a que la acción voluntaria posee un sinnúmero de beneficios que no solamente son de carácter personal, sino que también se incluye a dos factores importantes:
El aspecto económico como lo sostiene desde algún tiempo (Smith, 1999), plantea que significa una contribución importante en la economía, pues los pocos estudios realizados señalan la magnitud de dicha contribución, como por ejemplo la encuesta practicada en Canadá, donde señala que la aportación de los voluntarios, contribuyen al PIB con algunos millones de dólares canadienses, mientras que en Ecuador (Benítez, 2008) respalda que la participación de los voluntarios por año traería consigo un incremento muy significativo en el PIB.
En el ambiente social, también se demuestra en la investigación un aporte pues la acción voluntaria cada vez se torna más cercana a la visión de desarrollo, según (García, 1994), ya que ser voluntario es ser agente de cambio y transformación, hacia una aventura exclusivamente asistencial.
Por otra parte, en otra dirección coincide la investigación es que el voluntariado también hace aportes culturales y ambientales, estas manifestaciones son propias del turismo comunitario, en este sentido, esta actividad turística se presenta como una forma de turismo sostenible, que busca fomentar el respeto hacia los recursos naturales, patrimoniales y culturales, a través de la implementación de formas sostenibles de gestión (Orgaz Agüera, 2013).
Para el desarrollo del voluntariado, se comprobó que la acción se lleva a cabo a través de un programa, esto se atribuye a que sirve como un instrumento de trabajo para áreas o partes concretas de una organización que tiene perspectiva temporal en el corto y medio plazo (Díaz, 2000), lo que permitió demostrar que en función del tiempo de participación se deben realizar actividades para su ejecución, pues el voluntariado que se encuentra dentro del marco de una entidad constituida ONU (2007) promueve el trabajo organizado de manera que todos los involucrados en estos programas alcancen los objetivos planeados al amparo y protección en todo momento de sus actores.
En lo que respecta a las motivaciones que impulsan al voluntario, se observó que las acciones con propósitos en el desarrollo social, como la interrelación cultural y la acción social, predominan sobre las de carácter personal tales como, aprender un nuevo idioma y conocer otro país, es decir que en la actualidad prevalece los objetivos de compromiso hacia la sociedad, esto confirma lo dicho por Tejada (2012), los motivos más relacionados con el propio voluntario que con los objetivos del compromiso, van descendiendo en importancia. Además, los impulsos de tipo religioso y político también se consideran como motivaciones para el voluntario, lo que, en este estudio no han sido referenciados como tal, sino representados como otros motivos.
4. Conclusiones
El voluntariado cada vez más se va a desarrollar de mejor manera, para lo cual se debe instaurar un voluntariado abierto y participativo, interclasista, intercultural e intergeneracional, con relaciones más recíprocas, con perspectiva bidireccional, en la que lo que importa son las responsabilidades mutuas, los compromisos de unas personas para con otras y de todas con la comunidad; en el que no hay unas personas que dan y otras que reciben, sino que todas aportan y se benefician.
La contribución del voluntariado al desarrollo es particularmente significativa en el contexto de los medios de vida sostenibles y los conceptos utilitaristas del bienestar, se demuestra definitivamente que el mismo aporta en cuatro ejes al desarrollo del turismo comunitario, la cultura, organización, ambiente y economía, en esta última puede con- tribuir al aporte económico en las comunidades que realicen el turismo comunitario.
El voluntariado tiene que tener más protagonismo en la agenda política, basándose en el compromiso cívico, la participación ciudadana, el respeto y apoyo a los movimientos sociales, el fomento del bien común y el refuerzo al papel de la sociedad civil es necesario que se disponga de un organismo que regule la actividad del voluntariado en el Ecuador, para de esta manera disponer de registros ciertos que permitan medir el impacto que tiene en la actualidad esta actividad.
El proyecto de voluntariado como herramienta de desarrollo para el turismo comunitario en la parroquia Tocachi, cantón Pedro Moncayo es viable y realista para aportar ventajas económicas a esa comunidad
Existen carencias de datos sólidos sobre el voluntariado que la comunidad académica y el estado garantizan para desarrollar estrategias que tengan en cuenta la fuerza universal y poderosa que re- presenta el voluntariado en el desarrollo del país.