Introducción
En este artículo se pretende dilucidar acerca de los procesos de gobernanza y la relación en los procesos de co-construcción participativa, aplicando el Diseño Participativo, en el caso del Cerro San Eduardo de la ciudad de Guayaquil. En este tema existe abundante información repolacionada a estudios de casos exitosos que muestran la relación directa entre la gobernanza, la resolución de conflictos socioambientales y la capacidad de producir territorios resilientes.
Para este caso, nos centraremos en la perspectiva policéntrica de gobernanza (Whittingham, 2010) en la que se indica que es la inclusión multidisciplinaria (sociología, antropología, psicología social y ciencia política), y es un proceso que incluye a la sociedad civil, al estado y al sector privado, que envuelve entre sus pasos el decidir, ejecutar y evaluar las decisiones relacionadas a los temas de interés público, durante estos pasos se pueden caracterizar juegos de poder, entre cooperación y competencia.
De igual manera Whittingham (2010), nos acerca a la definición de gobernanza, en la que muestra que es la ejecución de las relaciones políticas entre los actores involucrados en los procesos de decidir, ejecutar y evaluar los temas de interés público, en el que se ve manifestado un juego de poder, e se incluyen instituciones formales e informales.
Es así que, al hablar de gobernanza, (UN Voluntarios, 2022), nos indica que, si bien no se puede tener una conceptualización única, pero lo que se reconoce es la estrecha vinculación entre los procesos de toma de decisiones, que involucran a diferentes actores (privados y gubernamentales) y al ejercicio del poder. Estos actores estatales son los que están directamente relacionados a la administración (local o central). Los actores estatales comprenden la administración pública a niveles locales y centrales, la legislatura, gobiernos locales (en todos los niveles existentes de administración territorial), la judicatura y los cuerpos de seguridad pública, mientras que los actores no estatales pueden incluir organizaciones no gubernamentales y religiosas, estructuras tradicionales, grupos basados en la comunidad y el sector privado.
Por otra parte, las Naciones Unidas (2014), señala que la gobernanza reconoce que el poder existe dentro y fuera de las autoridades formales y las instituciones gubernamentales, y que las decisiones son tomadas con base en complejas relaciones entre diversos actores con distintas prioridades. Por lo tanto, la gobernanza urbana se entiende como la suma de las diferentes maneras en que los individuos e instituciones (del sector público y privado), planifican y gestionan los temas comunes de la ciudad. Es un proceso continuo a través del cual los intereses diversos y los conflictos pueden ser gestionados, y las acciones colaborativas o cooperativas pueden ser generadas. Esto incluye a las instituciones formales, así como acuerdos informales y el capital social de los ciudadanos.
Como hemos revisado, la gobernanza participativa es un proceso de involucramiento activo de la sociedad en la toma de decisiones, a través de metodologías que incluyen la participación activa en el diseño, implementación y evaluación de las acciones y políticas públicas, este rol activo se lo puede asociar a la co-construcción participativa, al poder generar bienes o servicios en colaboración con la ciudadanía, a través de compartir responsabilidades y tareas entre la comunidad y el estado, con el propósito de unificar esfuerzos para solucionar problemas, en esta metodología se puede obtener mediciones constantes a través de la retroalimentación, y evaluación constante, lo cual apunta a aportar a mejorar la calidad de las políticas públicas y la gobernanza.
Por otra parte, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2020), nos muestra el beneficio de diseñar aplicando los principios de políticas públicas abiertas, para lo cual ejemplifica el caso de México en un programa de cooperación internacional de desarrollo. En estos principios de diseño de políticas públicas abiertas se parte de: la curiosidad (para afrontar los supuestos y ponerlos a prueba por medio de la experimentación), trabajo colaborativo y en red (para reducir el camino entre quienes redactan y quienes opinan de la política pública), e involucramiento digital (para colectar información proveniente de otros canales a través de la tecnología), bajo ese enfoque se busca cambiar de paradigma, modificando la visión que se mantiene en el proceso de toma de decisiones, buscando obtener una política pública participativa con una visión más amplia. Mediante esa experiencia se consiguió que el equipo involucrado en el diseño genere políticas públicas centradas en las personas.
Habitat World Map (2017), ha asociado a la producción social del hábitat (PSH) a un proceso céntrico en las personas, que con frecuencia incluye procesos de negociación entre todos los actores (colectividad, gobierno local y sector privado), pero es una forma de resolver problemas. Al igual que Habitat III (2016), defiende a este tipo de intervención como la forma de construir la ciudad, al nacer desde la colectividad.
Para Di Virgilio y Rodríguez (2013), la PSH históricamente es impulsada por los sectores más pobres, y se desarrolla como una consecuencia de la persistente disparidad entre los alcances y las características de la producción de la vivienda, la demanda social, y esta se incluye en las diferentes etapas del habitar (desde los asentamientos que toman las tierras hasta las cooperativas), y van asociados a la toma de decisiones, y al proceso productivo de habitar quedando en manos de los habitantes.
Esta metodología apunta a fortalecer los procesos de toma de decisiones y pretende incluir a todos los actores del territorio; para Linck (2006), este espacio, denominado territorio es una apropiación y construcción colectiva, y al igual que Martínez (2012) quien evidencia que los actores sociales son quienes construyen el territorio. Es así como, podemos decir que la resiliencia es un ideal a nivel individual, comunal y/o organizacional (Naciones Unidas, 2012), pero con la variedad de actores que forman la ciudad es complejo poder identificarla como una oportunidad que se alinee a objetivos individuales.
De igual manera, la producción social del hábitat es definida por Enet (2022) y Habitat World Map (2017) como un concepto desarrollado en América Latina que abraza el proceso y producto resultado de un esfuerzo colectivo de personas para construir su propio hábitat (barrios, viviendas, pueblos), a través de proceso de producción social, en el que los involucrados: planifican, implementan y mantienen sus hábitats y elementos urbanos contribuyendo a las soluciones de los problemas. La producción social, es un proceso ajustado en las personas, que con frecuencia implica la asociación entre las comunidades y los gobiernos locales y en ocasiones el sector privado, con objetivos no rentables pero que dan resultados.
Revisando uno de los principios de la Nueva Agenda Urbana (Naciones Unidas, 2017), se busca la producción de ciudades y asentamientos humanos resilientes, para lo cual se apunta a fortalecer la resiliencia urbana, es por todo esto que nos acogemos a trabajar bajo la modalidad de gobernanza participativa y co-construcción (coproducción) para la toma de decisiones en este territorio. Este modelo metodológico para la planificación es considerado por varios autores como una práctica directa de construcción de la ciudad, en la que el ciudadano es un ente directo de la producción y consumidor de los espacios (Freire, 2009), varias instituciones conectadas a la planificación, como colectivos de arquitectura y urbanismo apuestan a este tipo de práctica como una herramienta más eficiente para la resiliencia urbana y el desarrollo sostenible.
Adicionalmente, cabe mencionar que existen muchos casos exitosos de la aplicación de este tipo de metodología y de las herramientas conceptuales antes mencionadas, los cuales serán mayor explicados en el segmento de discusión de este artículo.
Por otra parte, como Universidad (IES) no podemos dar la espalda a la realidad. En el caso de Cerro San Eduardo, se parte desde el llamado que hace el estado del Ecuador a la educación universitaria, para que colabore con la sociedad, es de esta manera, que la institución, a partir del 2017 asume este reto a través de la creación de varios proyectos de vinculación con la sociedad, con objetivos y alcances acordes al lugar donde serán implantados. De esta manera, y en concordancia con este llamado la IES tuvo a su cargo y la responsabilidad del Proyecto Consultorio Urbano, que tiene su espacio de acción en las Cooperativas 25 de Julio y Virgen del Cisne del Cerro San Eduardo de la ciudad de Guayaquil.
El Consultorio Urbano, fue un equipo multidisciplinar conformado por cuatro carreras de la IES (Arquitectura, Diseño de Interiores, Diseño Gráfico e Ingeniería Civil), que mediante el uso de Prácticas comunitarias desarrolladas con estudiantes, dirigido y monitoreado por docentes de la institución, se trató de una Consultoría urbana, arquitectónica / constructiva e identitario/cultura; y mejoramiento de espacios comunitarios, con el propósito de: Mejorar el entorno natural y construido donde se asientan las cooperativas Virgen del Cisne y 25 de Julio, de la ciudad de Guayaquil, por medio del diseño e implementación de propuestas participativas, a nivel urbano, arquitectónico, constructivo y de identidad gráfica, para lograr un óptimo proceso de producción social del hábitat, permitiendo la transferencia de conocimientos en las áreas antes mencionadas.
Esta relación nace desde la comunidad, cuyos miembros se acercaron a la IES para solicitar el apoyo para mejorar la calidad de vida y su entorno inmediato, esta respuesta se da, y desde el inicio se apuesta por una propuesta multidisciplinar y multiescalar. Nace con la participación de las carreras de Arquitectura, Diseño de Interiores, Diseño Gráfico e ingeniería Civil. Es a través de prácticas comunitarias desarrolladas por los estudiantes y guiados por los docentes de las diferentes carreras.
Se genera un documento declaratorio de Formulación del Proyecto Consultorio Urbano, con el objetivo general: Contribuir al mejoramiento de la calidad de vida urbana de las familias de Virgen del Cisne y 25 de Julio, en el cerro San Eduardo, en la ciudad de Guayaquil, a través de una asesoría constante en lo urbano, arquitectónico/constructivo e identitario/cultural para lograr óptimo proceso de producción social del hábitat, permitiendo la transferencia de conocimiento en las áreas antes mencionadas, y la posterior evaluación del conocimiento adquirido.
Y con los siguientes objetivos específicos:
Diagnosticar las condiciones urbanas, arquitectónicas/constructivas e identitario/cultural del cerro San Eduardo, en la ciudad de Guayaquil.
Implementar la asesoría técnica a través de un Consultorio Urbano en las cooperativas Virgen del Cisne y 25 de Julio para la planificación, diseño y ejecución de proyectos de mejoramiento de estructuras habitacionales, espacios públicos e infraestructura de servicios comunitarios.
Transferir conocimientos urbanísticos, arquitectónicos y constructivos e identitario cultural que fortalezcan capacidades y habilidades en los moradores del cerro San Eduardo
Promover mejoras en el espacio público/comunitario con diseño participativo que revitalice el entorno del sector
Evaluar de manera periódica al final de cada etapa/actividad, la asimilación de información y su puesta en valor ante diferentes escenarios.
Acercándonos al contexto histórico, Villavicencio (2011), nos introduce a la realidad de la ciudad de Guayaquil, afirmando que desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad se han producido de manera permanente procesos de ocupación y apropiación ilegal de tierras, por parte de grupos sociales pobres, estos espacios se los han denominado invasiones y se conforman y se consolidan en asentamientos ilegales no planificados, que son el resultado de múltiples factores, que suelen responder a desigualdades sociales, al déficit de vivienda, o la incapacidad de los actores económicos o del gobierno de enfrentar las diferencias socioeconómicas.
Esta manera de iniciar el proceso de ocupación del suelo ha generado varios escenarios de negociación entre el gobierno local y los pobladores, que en la búsqueda de reconocimiento se organizan bajo la figura de Cooperativas. Las cooperativas, son una agrupación de la población, con el propósito de consecución de tierra y de vivienda, que una vez alcanzados estos objetivos suelen desaparecen, y se transforman en comités barriales, que reivindican equipamiento, infraestructura y/o servicios para sus asentamientos (Carpio et al, 1987). Esta figura de cooperativas es reconocida por parte del estado, y el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, que lo regula e indica sus funciones y objetivos, entre las que se destacan el desarrollo de proyectos, y obras de urbanización (Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, 2017).
Este tipo de procesos se iniciaron desde la década del cincuenta del siglo XX, el mecanismo fue que los traficantes de tierra se apropiaban de las tierras que luego las vendían a los pobres. En estas invasiones, que forman el nuevo Guayaquil, donde habita la mitad de su población, se ha dado una lucha, por parte de sus pobladores, para obtener infraestructura básica (relleno, alcantarillado, agua potable, vías de acceso, etc.) y servicios básicos que posibiliten una vida digna. Las demandas de provisión de esta infraestructura se presentaban ante el Municipio que, de acuerdo, a la presión de los pobladores y la política, la construía.
Históricamente, debido a los procesos mencionados, el crecimiento de la ciudad de Guayaquil se ha generado sin una planificación, y mediante la producción de asentamientos informales, es así como han proliferado ocupaciones poblacionales informales. Los asentamientos proporcionan una vivienda irregular; en ellos viven miles de obreros, comerciantes ambulantes y minoristas, choferes, empleadas domésticas, etc., que trabajan en las zonas urbanas.
En estos asentamientos, se genera que los pobladores vivan en la precariedad, por la poca o nada de criterios técnicos de construcción, generando en algunos casos que estas edificaciones se asienten en lugares expuestos a riesgos, dando como resultado una falta de vivienda digna, de infraestructura sanitaria y de servicios básicos. La reubicación de casas asentadas en zonas de riesgo, o los programas de reordenamiento urbano y de vivienda, deben ser solucionadas con una adecuada política pública por parte de los gobiernos local y central de una manera efectiva y responsable que resuelva la situación de estos pobladores.
Este es el caso de Cerro San Eduardo, que en algunos de los espacios ocupados presentan pendientes superiores a las idóneas para la construcción, llegando en algunos lugares a superar el 50%, lo que genera que sea conflictiva la circulación peatonal y vehicular, las aceras son angostas, tienen 1 metro de ancho. Estas características producen pocos espacios para cohesión social para el desarrollo de la vida comunitaria, lugares de encuentros o impidiendo una mejor calidad de vida. Esta desventaja de falta de equipamiento ocasiona con frecuencia que la comunidad deba desplazarse a otras partes de la ciudad para suplir esta necesidad, o en palabras de los pobladores: se sienten invisibilizados.
El proceso de trabajar en este territorio inicia con reuniones de trabajo de los docentes involucrados, para definir el mejor abordaje o acercamiento a la comunidad para poder detectar los requerimientos de ésta, partimos del estudio de la información oficial, en la cual se ha documentado el proceso de estos asentamientos, el cual se resume de la siguiente manera:
Las cooperativas Virgen del Cisne y 25 de Julio se ubican en la planicie baja y en las laderas del cerro San Eduardo (25 de Julio, 1982 - Virgen del Cisne, 1990), al noroeste de la ciudad de Guayaquil, son asentamientos que surgen de la informalidad, colindando con la ciudad deportiva Carlos Pérez Perasso, en el bosque protector cerro El Paraíso y los túneles (San Eduardo), que conectan las avenidas Martha de Roldós y Barcelona (Figura 1). Poveda et al (2023), indican que la cooperativa 25 de Julio es uno de los cinco asentamientos humanos informales de la ciudad, localizados al suroeste del bosque protector antes mencionado, en este espacio se desarrolló en un inicio una cantera de extracción pétrea que posteriormente se convirtió en el botadero de basura de la ciudad.

Equipo Consultorio Urbano (2019)
Figura 1 Ubicación de cooperativas Virgen del Cisne y 25 de Julio en el cerro San Eduardo y la IES
Este territorio surgió de un asentamiento informal, actualmente cobija a 1000 familias. Este origen ilegal e irregular del territorio se traduce en una baja calidad del espacio público, y se incluye tanto en el espacio donde se vive como en el que se convive, dando como principal problema el inseguro y precario estado de los espacios construidos y del entorno natural, el crecimiento fuera del marco de la planificación de la ciudad generó un impacto ecológico en el cerro, que se evidencia en la disminución de la flora y fauna original, que además va generando otro tipo de conflictos, tales como la erosión del suelo.
El tamaño del asentamiento es de 290 hectáreas, donde únicamente se destina el 4,2% para el espacio público, que mayoritariamente es empleado como canchas deportivas, se conoce que el 1,7 m2 es de área verde por habitante, porcentaje muy inferior a lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el documento de Robles et al (2015), se presenta información desarrollada por el BID relacionada al manejo de áreas verdes, en el que la OMS indica que las ciudades y pueblos deben tener un mínimo de 9m2 de áreas verdes por habitante, pero que en América Latina esta relación de manera general es de 3,5 m2/hab.
El gobierno local ha dotado de infraestructura básica, como aceras, algunas calzadas, y están conectadas a la red de abastecimiento de agua potable, pero no a la red de alcantarillado sanitario, por lo que el sistema de disposición de aguas servidas se realiza mediante letrinas (en un porcentaje de las casas), y en las casas que no tienen este sistema lo realizan desalojándolas directamente en las calles, sumándose como una variable más que puede afectar la calidad de vida.
Además, existe déficit de espacio que cumpla la función de ser lugares de cohesión social comunitaria, las aceras al ser de 1 m. de ancho ocasionan que las calles sean utilizadas como espacios peatonales. Todo esto no dignifica el lugar donde convive la comunidad, por la poca acción de las autoridades en este tipo de espacios vulnerables y de condiciones socioeconómicas escasas.
Adicionalmente, se debe indicar que, las viviendas carecen de lineamientos básicos arquitectónicos, de estética y confort ambiental. En muchos otros casos incluso están en riesgo de colapsar debido a la ausencia de criterios constructivos y estructurales, en el caso de un evento sísmico, o a su inadecuada ubicación en ciertas zonas propensas a deslaves por la erosión mencionada.
En cuanto a la organización de la comunidad se identificaron a dos cooperativas, Virgen del Cisne, en la parte baja del cerro, y 25 de Julio en la parte alta del cerro. Se reconoció como fortalezas la colaboración entre los habitantes, todos trabajan para un mismo fin (la legalización). Las dos cooperativas han logrado conseguir el apoyo por parte del Ministerio de Salud, para atención a los adultos de la tercera edad, y el apoyo de la IES para conseguir un programa de vinculación para mejorar el barrio.
Como debilidades, se identificó esta fragmentación entre las dos cooperativas, al punto de no mantener comunicación directa entre ellas, por disputas internas o intereses que coexisten, teniendo al barrio como escenario, por lo que nuestro trabajo como IES buscó también servir de puente de negociación entre ambas y alcanzar objetivos comunes de mejoramiento barrial. La Cooperativa Virgen del Cisne tiene una organización barrial mejor establecida y reconocida por los moradores, a diferencia de la cooperativa 25 de Julio, que no tiene una organización barrial definida, al punto que no todos los moradores reconocen al autonombrado líder barrial, lo que dificultó, en algunos momentos la convocatoria a la comunidad.
Como amenazas en el territorio, se identificaron las disputas con el propietario original de estos predios, y la decisión del gobierno local de no intervenir, a pesar de algunos esfuerzos por una parte de la comunidad de intentar lograr un acuerdo legal, tanto con el dueño original como con el gobierno local. La cooperativa Virgen del Cisne por esfuerzos propios ha logrado el 80% de legalización y reconocimiento (con títulos de propiedad), al contrario de 25 de Julio que solamente el 10% ha alcanzado la legalización, debido a la falta de apoyo local y de una organización comunitaria que sea reconocida.
La IES viene trabajando directamente en el territorio y con las comunidades indicadas, con el propósito de fortalecer a los actores sociales en una verdadera gobernanza del territorio, de manera que sea equitativa e inclusiva, mediante la construcción por el diálogo y buscando un espacio visibilizado por los otros actores (gobierno local, instituciones públicas y privadas).
Bajo esta descripción del territorio se identificó a la Investigación-Acción-Participativa como la herramienta de investigación y de trabajo que brindará los lineamientos para alcanzar los objetivos planteados, con las condiciones que este territorio presenta. Y se mantiene, a la producción social del hábitat como herramienta conceptual.
La Investigación-Acción-Participativa ha sido conceptualizada por múltiples autores, pero Balcazar (2003) nos presenta la definición de Selener, e indica que: “es un proceso por el cual miembros de un grupo o una comunidad oprimida, colectan y analizan información, y actúan sobre sus problemas con el propósito de encontrarles soluciones y promover transformaciones políticas y sociales” (p. 60).
En este concepto se habla de comunidad oprimida, salvando la carga política o ideológica que conlleva, se puede destacar lo indicado por Prilleltensky y Nelson en Balcazar (2003), que indican que la opresión se caracteriza como un estado de dominación, en el que el oprimido sufre de exclusión, discriminación, explotación, control y en el peor escenario violencia, produciéndose relaciones asimétricas de poder. Esta denominada dominación se cultiva al darse restricción a los recursos materiales, y cuando el oprimido logra un nivel de conciencia crítica aparece un tipo de resistencia.
Por otra parte, al contar con la comunidad dentro de los procesos, se generan acciones que pueden transformar la realidad social de las personas y contribuir al proceso, mostrando así el valor práctico de la IAP en grupos sociales o comunidades. Zapata y Roldán (2016), nos aclaran que la IAP es una investigación para el cambio social llevado por las personas de una comunidad que busca mejorar sus condiciones de vida y las de su entorno.
Métodos
La metodología empleada es la Investigación-Acción-Participativa (IAP) con herramientas de producción social del hábitat.
Esta investigación al surgir de un proyecto de vinculación de la IES, con el propósito de beneficiar a las comunidades de las Cooperativas Virgen del Cisne y 25 de Julio del Cerro San Eduardo de la ciudad de Guayaquil, se debe indicar que ha sido un proceso de involucramiento de estudiantes en el desarrollo de todas etapas, es decir, se trabaja semestre a semestre académico, con un flujo constante de estudiantes, la constante es la tutoría por parte de los docentes que acompañan este proyecto. Se han empleado las fases y etapas adaptadas de la IAP de Alberich (Tabla 1) citado por Martí (2017).
Se resumen las fases del desarrollo del proyecto:
Fase 1 (semestre B2017): Levantamiento de información
Se desarrolló una encuesta como herramienta de investigación, la cual fue testeada y medida previa a ser empleada en el territorio. De esta información se genera una línea base, la cual consistió en que los estudiantes acompañados por docentes de la IES levantaron una encuesta, con una muestra de 300 familias de las cerca de 1000 que habitan en el territorio de estudio. Se levantó la información, como la etnografía de la comunidad (edad, sexo, nivel de estudios, procedencia, etc), tipo y calidad de la vivienda, calidad del barrio, percepción de los espacios, preferencias para ser capacitados, elementos identitarios.
Fase 2 (semestre A2018): Procesamiento y análisis inicial de información
Se dividió en dos actividades conectadas a diferentes grupos de estudiantes.
El primer grupo de estudiantes, con la asistencia y cooperación del Observatorio Urbano Territorial (OUT), tabularon y sistematizaron geográficamente la información levantada, con el uso de herramientas como los Sistema de información geográfica (ARCGIS). Esto permitió generar mapas detallados de la información del sitio, para poder iniciar la construcción de un diagnóstico del lugar de estudio.
El segundo grupo de estudiantes (acompañados por profesores especializados en el tema) se encargó de una recolección general de la información levantada y de la formulación temprana del diagnóstico, con estadísticas.
Fase 3 (semestre B2018): Análisis profundo de información
En este proceso, se desarrolló una segunda etapa de diagnóstico, con el propósito de mejorar y contrastar la información levantada y evitar inconsistencia de datos. También se verificó que los datos incluidos en el análisis estuvieran libres de vicios o inconsistencias.
Fase 4 (semestre A2019): Análisis de la problemática
Se mantiene el esquema académico de trabajo. Aquí se desarrolló la profundización y contraste de la información, sociabilizando los resultados con la comunidad, lo que permite identificar los problemas y la caracterización de oportunidades en la comunidad y el entorno, para que nos podamos enfocar en las estrategias urbanas a aplicar o emplear.
Fase 5 (semestre B2019): Propuestas
Se inician los planteamientos de las diferentes perspectivas y estrategias de desarrollo urbano, partiendo de las propuestas de los estudiantes, surgen los primeros esbozos de equipamiento urbano, que serán resueltos mediante el uso de criterios urbano-arquitectónicos, se estudia la factibilidad, los modelos de gestión y se emplean el estudio de casos o modelos análogos (tipologías) para poder ejecutarlos. Y se hacen las valoraciones de las propuestas más factibles de ser ejecutadas.
En esta etapa también se realizaron varios talleres participativos, con el propósito de contrastar en y con la comunidad la información documentada, manteniendo siempre como voz mandante a la comunidad (como sujeto beneficiado y habitante), esto se desarrolló mediante cuatro mesas de trabajo (Figura 2), cada una con una problemática y dirigida-monitoreada por expertos externos (que no son colaboradores de la IES), y para mantener la objetividad del proceso, los participantes de la comunidad rotaban en las diferentes mesas.
Para este tipo de casos, existen muchos planteamientos teóricos que indican los diversos acercamientos comunitarios, en este caso, se puede indicar que la temática abordada es la Rueda de Resiliencia (Naciones Unidas, 2012), (Figura 3).

Fuente: Equipo Consultorio Urbano (2019)
Figura 2 Mesas de trabajo monitoreadas por expertos externos
Fase 6 (semestres: A2020 - B2020): documentación y proyecto
Durante esta etapa, tenemos la imposibilidad de acceder de manera presencial al territorio debido a la emergencia sanitaria a nivel mundial, debido a la pandemia, pero durante este periodo se procedió a la valoración y registro de las propuestas anteriormente desarrolladas por los estudiantes, y a definir un modelo de Plan Estratégico Comunitario con la visión de desarrollarlo, bajo la modalidad y metodología de tesis de grado de las carreras de Arquitectura y de Diseño de Interiores.
Fase 7 (semestres A2021 - B2021): ejecución
En esta fase, se pretendió poder realizar la ejecución de aquellas estrategias de mayor impacto, en las que los estudiantes y profesores de la IES puedan estar activamente involucrados, nuevamente se tuvo que prorrogar la ejecución de estas, debido a la continuidad de la emergencia sanitaria mundial. Se aprovechó este momento para continuar con la documentación y teorización de estrategias y la evaluación de los resultados alcanzados hasta esa fecha.
Fase 8 (semestre A2022): otras edificaciones
En el semestre, se inicia una segunda etapa del proyecto, denominado etapa II o etapa reformulada. En esta fase, surgió el planteamiento de otras edificaciones (equipamiento urbano), que habían sido identificadas en el diagnóstico, y esto se desarrolló también mediante procesos de titulación, el tema desarrollado fue Centro Gerontológico. También se realizaron varios talleres participativos con la comunidad, dando como resultados información valiosa para poder generar nuevas propuestas de intervención a escala barrial con la metodología de urbanismo táctico o urbanismo de guerrilla.
Fase 9 (semestres B2022 y A2023): Acciones en territorio
En esta etapa, se pudo ejecutar acciones específicas en el territorio en conjunto con la comunidad, estudiantes y docentes, las acciones surgieron del análisis de la información recopilada en los talleres participativos. Estas acciones fueron programadas, ejecutadas y monitoreadas por las carreras de Arquitectura, Diseño de Interiores y Diseño Gráfico de la IES.
También, por parte de la carrera de Ingeniería Civil, se identificó los lugares de alto riesgo por inundación, debido a la fisiografía actual del cerro y a la erosión genera. Esta documentación se la entregó directamente al gobierno local como aporte de la IES, para que pueda servir como herramienta de toma de decisiones e implementar medidas preventivas.
Fase 10 (semestre B2023): Sistematización
En esta etapa, se procedió a documentar y registrar las actividades, las acciones, las propuestas ejecutas y las propuestas teóricas que se desarrollaron a lo largo de la etapa II del proyecto, específicamente del periodo comprendido entre los semestres del A-2022 al A-2023 (tres semestres en total).
Resultados
Al tratarse de un proyecto de vinculación con la sociedad de la IES, en la que incluye el trabajo directo con dos comunidades y un flujo constante con rotación semestral de estudiantes, los resultados van sumándose cada semestre académico, esto generó que en algunas ocasiones no se obtengan resultados con la velocidad que el territorio pudiera necesitar. Todo este proceso bajo la visión de producción social del hábitat y con la metodología de Investigación-Acción-Participativa (IAP).
Se inició con el levantamiento de información, esta generó la línea base, en la que se pudo identificar que se trata de una comunidad fragmentada, que tiene la percepción de poca seguridad en su sector, que tiene poco porcentaje de participación en actividades comunitarias, pero también se ha podido identificar un fuerte deseo de participación en talleres que les permitan mejorar su calidad de vida, y estos talleres se perciben como una forma de mejoramiento individual.
Se mantuvo como aliado a la M. I. Municipalidad de Guayaquil y en acciones puntuales a empresas privadas y algunas organizaciones no gubernamentales. Se pueden resumir los principales resultados de la siguiente manera:
Diagnóstico de las condiciones del territorio.
Inicio de una consultoría urbana, arquitectónica / constructiva e identitario/cultura; para el mejoramiento de los espacios comunitarios.
Talleres participativos con la comunidad
Plan Estratégico de Intervención (PEI) para el territorio.
Múltiples propuestas divididas en sistemas urbanos y arquitectónicos, en escala barrial y edificaciones que facilitarán las intervenciones urbanas y humanas.
Diseño y construcción de un espacio de la IES en el territorio (edificio Consultorio Urbano, Figura 4), el cual permita poder desarrollar las actividades de planificación y como lugar de capacitación y cohesión social para poder trabajar con la comunidad, y que además es un laboratorio viviente que se adapta a todas las condiciones del medio físico del lugar.
Identificación de los deseos de la comunidad (Figura 5) con una visión a 5 y a 10 años.
Plan de Intervención Urbana (PIU) esquemático, con una visión comunitaria de barrio (de este surgen los proyectos específicos).
Proyectos específicos:
Cinco temas específicos para proyectos arquitectónicos (desarrollados mediante los procesos de titulación de la carrera de Arquitectura). Las edificaciones diseñadas son: estación multifuncional de buses, plaza comercial, centro de desarrollo comunitario, subcentro de salud y centro de cuidado infantil.
Planteamiento de otras edificaciones, esto se desarrolló también mediante procesos de titulación, el tema fue centro gerontológico.
Plan para propuestas de intervención, se desarrolló mediante la recolección y tabulación de datos, talleres participativos, diagnóstico del territorio, diseño de propuesta de intervención a nivel urbano-arquitectónico y evaluación de los resultados.
Temas de investigación urbana trabajados con la comunidad:
Contexto socio cultural, población,
Contexto político y gobernanza,
Contexto geográfico y natural,
Trazado urbano y entorno construido,
Arquitectura y construcción,
Economía local y desarrollo productivo,
Desechos y seguridad alimentaria,
ONG’s y aliados estratégicos, y
Tecnología e innovación.
De estos temas urbanos desarrollados mediante talleres participativos se identificaron nuevas oportunidades de propuestas arquitectónicas:
Mirador 360
Espacios multifuncionales, donde se puedan conjugar varias actividades, se completen con áreas verdes para mejorar el índice verde, espacios tales como: parque infantil, skatepark, espacio de entrenamiento canino, pista de correr.
Acercamiento al diagnóstico. Esta etapa se traduce a una sucesión de pasos y combinación de métodos de investigación:
Observación en sitio,
entrevistas semiestructuradas,
levantamiento de información (encuestas y mapeo),
investigación de fuentes oficiales primarias y secundarias.
La información unificada, tabulada se traduce a un diagnóstico con el planteamiento de posibles intervenciones multidisciplinares. De este diagnóstico se desprende un análisis FODA, que resume las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas del territorio (Figura 6).
Talleres comunitarios con varias perspectivas, desde la perspectiva etaria.
Identificación de espacios por parte de la comunidad.
Mapeo comunitario.
Siembra de especies nativas para disminuir el riesgo de deslizamientos y aumentar la masa verde.
Diseños de espacios comunitarios, desarrollados con la comunidad, con metodología participativa.
Capacitaciones de manejo y mantenimiento de áreas verdes.
Mapeo de espacios factibles de inundaciones.
Manuales para la creación de mobiliario urbano.
Manual de construcción básica para viviendas en alto riesgo.
Manuales de mantenimiento de redes eléctricas para viviendas.
En otros resultados académicos se puede indicar: participación en ponencias, concursos, publicaciones de papers y de libro memoria de la primera etapa de ejecución.
Resultados de la participación comunitaria
En los espacios que se pudo intervenir, se identificó que se logró mejorar la calidad del entorno construido y del medio natural, para favorecer de manera directa en la calidad de vida de los habitantes. Por medio del diagnóstico urbano completo se levantaron datos actualizados, que permitieron tener un análisis de la calidad de los espacios, y permitió decidir el tipo de intervenciones que se deberían de realizar desde la comunidad, y con esta documentación poder acceder a acuerdos con los gobiernos para de acuerdo con sus competencias poder generar las intervenciones coherentes.
Con la información levantada se esperaba poder generar un asentamiento que cumpla con los estándares urbanísticos básicos, para asegurar una calidad del hábitat, se apostó por el desarrollo de manuales, de diseño urbano, de mejoramiento de áreas verdes, de mejoramiento de viviendas, todos creados para que puedan ser puestos en práctica por los habitantes, por mano propia, es decir, que pueden ser realizadas sin mano de obra especializada, y en el caso de los espacios públicos, con la información se pueda gestionar con la autoridad la mejora urbana.
También se buscó mitigar la vulnerabilidad y el riesgo, ante las amenazas de origen natural, a través del estudio de los lugares con alta posibilidad de inundación o deslizamiento, mediante el mapa de riesgos, y con ese estudio técnico, por intervenir de manera asertiva.
El diseño del equipamiento urbano tuvo la intencionalidad de disminuir las desigualdades al acceso de servicios, o la invisibilización de la población más vulnerable (niños, mujeres embarazadas, personas con discapacidad y adultos mayores). Como producto se planteó un Plan de Intervención Urbana o PIU con el objetivo de mejorar los equipamientos existentes, o el de crear nuevos equipamientos, bajo un enfoque sistémico (sistema urbano y sistema arquitectónico). Este PIU fue focalizado al diagnóstico preliminar exploratorio que se desarrolló junto con los docentes y estudiantes que participaron. Lo que se buscaba era tener un barrio que asegure la calidad de vida de sus moradores, reduciendo la movilización a otros sectores de la ciudad, se planteó principalmente mediante la apropiación del espacio público y el fortalecimiento de la gobernanza local mediante la capacitación constante a los lideres y a los miembros de la comunidad, a través de la academia, entidades públicas y privadas.
Al realizar cada taller, estos eran medidos mediante una encuesta de satisfacción, dando como resultado 100% de satisfacción de la comunidad que participó en el desarrollo de los talleres, percibiéndolos como coherentes y pertinentes para la realidad de las comunidades.
También se recibieron recomendaciones por parte de la comunidad, las que se resumen de la siguiente manera:
en la necesidad de continuar con este tipo de talleres, y
realizar el mismo taller en varias fechas con diferentes franjas horarios, para poder llegar a más segmentos de la comunidad (por los horarios laborales de las personas).
Para ejemplificar a un caso específico que se trabajó mediante diseño participativo (diseño de la plaza comunal), al poner los resultados en números, la comunidad encuestada indicó que: el 95% de los moradores tienen consenso para el diseño de la plaza comunal, hay el 100% de coincidencia para los espacios propuestos y ubicación del mobiliario de la plaza, 100% de coincidencia, en la ubicación de los juegos infantiles. Hubo muy poca diferencia en la ubicación exacta de los árboles y en la selección de los materiales de acabados, por parte de la comunidad, dando como resultado, a manera general, de consenso.
Otros resultados
Se logró identificar el impacto ecológico en el bosque protector por parte del crecimiento del asentamiento, en el que se evidencia la disminución de la flora y fauna original, y el aumento de la mancha urbana, que además ha generado otro tipo de problemas, tales como la erosión y por ende el deslizamiento de material hacia la parte poblada, por la falta de la capa vegetal que mantenga amarrado el suelo por las raíces de las especies vegetales de árboles nativos del lugar (Figura 7).
Discusión y conclusiones
Este estudio apostó por la utilización de un diagnóstico de las condiciones urbanas del cerro San Eduardo, para poder contribuir de manera más efectiva en futuros planes de desarrollo urbanos en el gobierno seccional, se pudo inducir que se trata de una comunidad que tiene la percepción de poca seguridad en su sector (física de origen natural), posee pocos espacios de convivencia, identificaron posibles lugares para mejorar la calidad de vida actual, a pesar de tener un tipo de organización comunitaria (gobernanza) tienen un bajo porcentaje de participación en actividades comunitarias, pero también se ha podido identificar un fuerte deseo de participación en talleres y/o capacitaciones que les permitan mejorar su calidad de vida.
Los resultados obtenidos demuestran que la comunidad tiene claridad de los lugares a intervenir, y de las posibles soluciones, hay una cierta claridad de los aspectos urbanísticos, arquitectónicos y constructivos, los mismos que incluyen la participación comunitaria. También los resultados mostraron que la comunidad espera poder fortalecer sus capacidades y habilidades. Además, se induce que se pueden hacer monitoreos periódicos, puesto que al tener un fuerte componente social participativo se podría generar un Modelo de Gestión que permitiría la réplica en diversos sectores de la ciudad.
La intervención en y con la comunidad, mediante talleres participativos ha permitido entender de manera real y de primera mano las problemáticas, potencialidades, déficits o debilidades de este territorio, dando la oportunidad a los pobladores de entender su realidad y de conectarse con instituciones que pudieran apoyar en la gestión de su territorio.
El objetivo planteado como IES se fue logrando paulatinamente, al tener un diagnóstico con mapeo georreferenciado, que fue permitiendo tomar decisiones de intervención, desde y con la comunidad hacia el gobierno local, que también pueden ser apoyadas por las instituciones privadas. Esto también nos permitió identificar la necesidad de poder contar con aliados estratégicos externos a la Institución Educativa para poder asegurar la sostenibilidad del proyecto.
Esta experiencia académica en un territorio ha permitido dar voz y visualización a los moradores de esta comunidad. El resultado del análisis y la intervención de un equipo multidisciplinar también ha dejado lecciones claras, de que en el territorio se debe colaborar con disciplinas, desde la Arquitectura, Urbanismo, Construcción hasta ramas de las Ciencias Sociales. El construir desde la comunidad los espacios y los temas de investigación urbana permiten estar directamente correlacionados y da la garantía que se mantendrán la identidad y el sentido de pertenencia de la comunidad. Como aspecto negativo, la fragmentación del barrio en dos cooperativas, con dos visiones internas de barrio, genera en ocasiones que los trabajos directos con la comunidad (como los talleres participativos) se desarrollen en algunas ocasiones de manera menos rápida y fluida. Esta fragmentación, en algunas ocasiones nos obligó a se realicen dos convocatorias para los talleres, en los que se trataron los temas específicos de cada cooperativa, y los mismos debieron que ser desarrollados en los predios de cada cooperativa, para lograr una acogida mayor.
Al comparar con otros proyectos de similares características se pueden indicar casos exitosos bajo este modelo de trabajo, el de participación comunitaria para la producción social del hábitat. Es así que, entre algunos de los casos de transformación de los espacios bajo esta dinámica de co-construcción participativa se pueden citar algunos, tales como:
Caso 1 Placemaking, en Perú, desarrollado por Stella Schroeder y Claudia Coello (2019), su propuesta apostó por la transformación de un asentamiento humano en Santa Julia (norte de Perú), como principales resultados se pueden destacar que, la comunidad se involucró en la mejora de un parque, se creó conciencia entre los habitantes en relación a la importancia de los espacios públicos, los vecinos reportan un uso constante, este uso se extendió a los niños y las escuelas de otros barrios aledaños.
Caso 2 Cuenca RED (2015, 2016), son una apuesta para reactivar el espacio público en la ciudad de Cuenca (Ecuador), de manera específica, en la zona patrimonial, bajo la visión de acupuntura urbana, y el uso de las estrategias del diseño participativo, dando como resultados importantes propuestas ciudadanas y generación de espacios públicos que cumplen la función tipo equipamiento urbano.
Caso 3 IDEA (2018) en Hermosillo - México, esta estrategia urbana se creó para activar el centro histórico de la ciudad, mediante un proceso participativo, con actividades in situ y en línea, como principales resultados se destacan: un conjunto de intervenciones específicas vinculadas a los sitios concretos, una percepción positiva por parte de los vecinos encuestados, y entre otros resultados, se pudo visibilizar espacios de oportunidades.
Los casos antes mencionados nos dan la certeza de que este tipo de metodología dan resultados coherentes con derivaciones exitosas. Por otra parte, al revisar los casos señalados se podría realizar una ampliación tanto a este estudio, como confirmar los resultados que esos casos obtuvieron.
Como limitante de esta investigación-proyecto, se puede indicar que la mayor parte de la producción se encuentra en estado teórico, debido a que no se continuó con la fase de construcción de un Plan de Intervención Urbana Participativa de las propuestas generadas como parte de los componentes arquitectónicos y urbanos, para las comunidades del cerro San Eduardo, ni tampoco se implementaron todas las intervenciones urbanas, de las propuestas generadas como parte del proyecto para el mejoramiento barrial y empoderamiento comunitario en el territorio. Esta etapa de construcción no pudo generarse por las condiciones de inseguridad y a la violencia generalizada en se vivió en la ciudad.
Es factible realizar nuevas publicaciones desde otras visiones, o ramas del conocimiento, o el poder ampliar resultados, se podría incluso realizar análisis de casos comparativos a profundidad, como docente investigadora, estos resultados dan certeza que la metodología empleada fue adecuada, es posible de ser replicada y se puede ampliar con investigaciones en otras partes de la ciudad o en contextos similares, se puede incluso mostrar como desde la academia se podría participar en la toma de decisiones desde la gobernanza y la co-construcción participativa.
Como principales conclusiones se puede decir que la metodología aplicada fue coherente y acorde a la realidad y el origen informal del territorio estudiado, también podemos indicar que, a pesar de haber desarrollado una amplia teorización, que por diversas razones no se las llevó a ejecución serían factibles de dar resultados positivos, adicionalmente en el campo social se pudo apreciar un cambio en la forma que el espacio es percibido y utilizado por la comunidad, y los moradores se sintieron valorizados, escuchados y adquirieron pequeñas responsabilidades desde su forma de ocupar y cohabitar el espacio, como comentario final se debe destacar que la alta rotación de estudiantes no fue un impedimento, debido a mantener la claridad de los objetivos, metodología y resultados a logar, todo el proceso mantuvo el involucramiento de estudiantes, y la constante fue la tutoría (la docente).
Se desconoce si al tratarse de un espacio de origen informal, y al no continuarse con el monitoreo o asesoramiento de alguna institución los habitantes podrán continuar con las metodologías aplicadas, o puedan por medios propios continuar con la autogestión del territorio, a pesar de contar con la información que facilite este tipo de procesos.
Al ser un proyecto que nace desde la academia, esta experiencia también es una forma de territorialización de la IES, de sus dominios académicos y sus funciones sustantivas. Este proyecto al haber sido una propuesta que involucró diferentes enfoques y muchas manos tuvo su potencial en la diversidad y la multidisciplinariedad, evitando acciones segregadas o aisladas, que dio resultados con un fin en común, que fue mejorar la calidad de vida, es decir, que esta experiencia es factible de ser replicada en otros barrios de similares características.
Toda esta experiencia puede servir como una fuente para la exploración de nuevos temas de investigación, docencia o vinculación con la sociedad. Finalmente se puede expresar que la IES ha contribuido a la formación de profesionales socialmente responsables para el desafío de ser partícipes en el desarrollo sustentable.
Guayaquil, una ciudad donde la inequidad ha generado grandes y profundas brechas entre grupos sociales, este tipo de proyectos que nacen desde la academia se pueden transfor en puentes que unen, y conectan grupos y actores sociales, distanciados o que simplemente se desconocen, es desde esta metodología que se puede comprender a la IES como un conector, que une a dos realidades, en busca de un mismo futuro sostenible y resiliente.
El trabajo en el territorio permitió entender la necesidad de colaboración, con diferentes carreras por sus competencias, debido a su fuerte componente social, y la participación de aliados externos (entes públicos y privados), y al ser desarrollado bajo la metodología de IAP permite la retroalimentación constante, y va identificando factores o problemas que pueden incidir en la baja calidad de vida urbana en esa comunidad.
Resulta improbable poder poner por escrito la magnitud del impacto que estas actividades han tenido en los procesos de co-construcción, construcción y reconstrucción de conocimientos en los estudiantes, los docentes y la comunidad.
Recomendaciones
Tal como se ha indicado a lo largo de este documento, se alcanzaron grandes resultados, pero la etapa de ejecución en el territorio quedó como deuda a las comunidades. De toda la participación a lo largo de el proceso y periodos de intervención se puede destacar que este tipo de metodología (IAP) tiene herramientas eficaces y eficientes en dar resultados de manera ágil y concreta.
Como este Proyecto, Consultorio Urbano, desarrolló una línea base que permitió la identificación de problemas o factores que inciden en la degradación del espacio urbano o en baja calidad de vida urbana, se pudo identificar que también tiene un fuerte componente social participativo, por lo tanto, se puede recomendar que se pueden poner en marcha nuevos proyectos de investigación o de vinculación, los mismos que podrían generar nuevos temas de investigación.
Como reflexión complementaria a todo lo documentado se puede recomendar que el futuro de este tipo de proyectos, o entre sus fortalezas es la de obtener diagnósticos del barrio, los mismos que son una fuente tanto para la administración pública (gobiernos seccionales) como para el sector privado o académico, para en futuras actuaciones se puedan generar implementaciones urbanas o mejoras de los espacios públicos, de convivencia o de vivienda.
Se puede decir también, que lo urbano trasciendo al espacio, en este sentido se puede identificar que este proyecto fue una fuente de información que abarca o incluye varias ramas del conocimiento, desde lo social hasta lo identitario y constructivo, por lo tanto, se puede inferir que sería ideal poder realizar este tipo de proyectos en conjunto con varias disciplinas o con el acompañamiento de investigadores de otras ramas. La información levantada muestra otras relaciones espaciales-sociales, es decir, se visibilizaron algunas de las dinámicas sociales, de gobernanza o de índole económico, esta documentación podría permitir fortalecer capacidades y habilidades en los habitantes.
Pero, adicionalmente se puede identificar que aún existe una brecha digital además de la brecha económica y académica, lo que limita el posible alcance de los resultados, si bien se escuchó y trabajó directamente con las personas, el no poder mantener con ellos el ritmo de comunicación generó que en algunas ocasiones las convocatorias sean limitadas a grupos que colaboraron de manera constante y permanente.
Como recomendación final se puede indicar que es valioso e importante mantener este tipo de relaciones, tipo laboratorios urbanos o espacios de diseño cívico, pueden ser de manera específica en los barrios de origen informal para facilitar la gestión en temas de la vida urbana, dado que el diálogo permitirá diagnósticos más acordes a las realidades locales específicas, pudiendo decirse que realmente se conseguirá implicar de esta manera a la ciudadanía en la co-construcción de la ciudad, o para poder contribuir de manera más efectiva en planes de desarrollo urbanos en el gobierno seccional.
Estos planes estratégicos podrían involucrar aspectos urbanísticos, arquitectónicos, constructivos e identitario cultural, e pueden incluir la participación comunitaria