SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.12 número23La vida acuática en el interior. Más allá de la prospectiva del maritorio antropogénico índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Estoa. Revista de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Cuenca

versión On-line ISSN 1390-9274versión impresa ISSN 1390-7263

Estoa vol.12 no.23 Cuenca ene./jun. 2023

https://doi.org/10.18537/est.v012.n023.e01 

Editorial

Consideraciones para una utopía de la producción arquitectónica del espacio

Pedro Jiménez-Pacheco1 

1 Universidad de Cuenca, Ecuador, pedro.jimenezp@ucuenca.edu.ec


No puede haber una arquitectura o ciudad acabadas. Más bien, inacabadas y abiertas, siempre imperfectas o incompletas. Para corroborarlo deben existir los debates, los concursos, las oposiciones.

El momento más inquietante en la obra Fin de partie, o Final de partida, de Samuel Beckett, es cuando Hamm (el protagonista) expresa con fervor: “Me encantan las viejas preguntas. Ah, las viejas preguntas, las viejas respuestas, ¡no hay nada como ellas!”. Y una vieja pregunta podría no ser tanto ¿qué se debe hacer ahora? sino ¿dónde empezar de nuevo? ¿dónde está lo práctico sensible? ¿Qué podrá guiar el proceso creador de espacios para transformar las penurias en la vida cotidiana de la gente?

Entre las anécdotas del historiador Tito Livio sobre Roma, se dice que al querer Alejandro el Grande edificar una ciudad que sirviera de monumento a su gloria, el arquitecto Dinócrates le hizo ver cómo podría situarla sobre el monte Athos. Este lugar, le dijo, presenta una condición muy fuerte; la montaña podría tallarse de manera que se le dé a la ciudad una forma humana, lo que la volvería una maravilla digna del poder del fundador. Alejandro le preguntó: ¿De qué vivirán los habitantes? No lo he pensado, respondió ingenuamente el arquitecto. Magno empezó a reírse, y dejando esa montaña, construyó Alejandría, donde los habitantes se encantaron por la belleza de la nación y las ventajas de su proximidad al mar y al Nilo (Maquiavelo, 2021).

Es necesario entonces pensar la arquitectura como una práctica espacio-temporal hecha desde la humildad del arquitecto con la condición de producir espacios colmados de sentido, que les permita a los lugares edificados escapar de la muerte: duraderos, radiantes, pero también, habitados por una temporalidad local específica. Henri Lefebvre (2013) nos recuerda que la arquitectura produce cuerpos vivos, cada uno con sus rasgos distintivos. Y el principio que anima esos cuerpos, su presencia, no es legible ni objeto de ningún discurso. La vida se reproduce en aquel que hace uso del espacio, en su experiencia vivida. El concepto de espacio así ligado a una práctica social -a la vez, espacial y significante- adquiere el alcance de una utopía concreta.

David Harvey publicaba en el año 2000 la idea de la construcción colectiva de una utopía dialéctica, pensando en quién queremos o no queremos convertirnos en el futuro. En Espacios de Esperanza invita a actuar desde la reflexión crítica como arquitectos conscientes del futuro, dejando de actuar como un piñón en la rueda de la urbanización capitalista, como marionetas indefensas de la institucionalidad y el sistema de agentes que producen el espacio.

De ahí el concepto de arquitectos insurgentes productores de espacios en el marco de una utopía concreta basada en predicciones de las relaciones sociales existentes conectadas con sus procesos políticos, económicos y ambientales. Estas arquitectas o arquitectos adquieren su carácter insurgente al hacerse de un coraje mental que les impulsa a cambiar el mundo, mutando ellos mismos. Así, mientras los arquitectos insurgentes no reúnan el coraje mental y no estén dispuestos a dar un salto de imaginación crítica hacia lo desconocido, seguirán siendo dominados por la corriente histórica, como abejas obreras en lugar de sujetos activos, que empujen conscientemente hacia sus límites las posibilidades humanas.

Harvey (2000) plantea que no se puede entender una utopía espacial separada del futuro de la sociedad y sus procesos. Esto obliga a aclararnos por qué la sociedad del futuro requeriría arquitectos nacidos de una carrera de arquitectura, si el futuro será urbano o algo más, o si vendrá un tiempo de lo vivible. No podemos predecirlo, pero entonces ¿sabemos qué sociedad queremos ser? Tal vez: una sociedad diferente. Y para cambiarla, quizás necesitemos arquitectas y arquitectos que contribuyan con la producción de un espacio diferente.

Esto implicará cultivar la humildad del profesional de la arquitectura, quien tendrá que luchar contra el semidiós que cree llevar dentro y sumarse a la rebelión del espacio vivido. En este contexto, será crucial reducir la distancia entre la producción académica y la sociedad. Enseñar la defensa del barrio, la justicia espacial y ambiental, la superación de los roles de género asignados. Y más allá de la interdisciplinariedad, pasar a una arquitectura y urbanismo comunicativos, a través de la enseñanza transdisciplinaria y una pedagogía social contra lo tecnocrático.

En la academia y fuera de ella se crearán laboratorios de innovación socioespacial para la producción de nuestras propias epistemologías y teorías con prácticas localizadas. Hay que desintoxicarse, desoccidentalizarse. La experimentación neurocognitiva servirá para profundizar en la producción de espacios de goce y descifrar los secretos de la apropiación social del espacio.

Las nuevas y las viejas estrategias de dominación de la ciudad sobre el campo que surgen del Estado y la planificación institucionalizada serán desveladas, descartando el pensamiento catastrofista que inmoviliza, y estirando las hipótesis hasta situarnos en los límites del espacio capitalista. Este conocimiento científico proveerá el armamento para combatir a la indiferencia urbana y los poderes homogeneizantes; el reduccionismo de las contradicciones; el colapso de la imaginación crítica; la dictadura del ojo; al cibernantropo y su espacio logístico, anteponiendo la función social de los algoritmos para la gobernanza cognitiva basada en la inteligencia colectiva.

Avanzar hacia una utopía de la producción arquitectónica requiere promover el diferencialismo y la apropiación social del tiempo, el espacio y el cuerpo; reinventar la imaginación crítica y la producción de una arquitectura del goce profundo, una arquitectura que resista al tiempo usando el poder supremo de lo práctico sensible, siendo solo un camino para edificar arquitectas y arquitectos insurgentes con el coraje mental de abrirse al tiempo de lo vivible.

Este número hace una mención en su portada y contraportada a la Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito (BAQ), evento que se desarrolla desde 1978 y que cumplió en noviembre del 2022 su vigésima tercera edición. La Universidad de Cuenca fue co-organizadora y su Facultad de Arquitectura y Urbanismo una aliada estratégica del certamen. Cabe señalar que la BAQ es uno de los eventos de arquitectura más importante del continente americano, donde se genera la discusión y el análisis de la producción arquitectónica actual. Se lanzaron concursos a premios Medalla de Oro, Publicaciones, Hábitat Social y Sostenibilidad, Premio Nacional, Panamericano y Gran Premio Bienal, en diversas categorías y escalas del proyecto: vivienda unifamiliar y multifamiliar, equipamiento, edificio administrativo, arquitectura mínima, intervención en arquitectura patrimonial y no patrimonial, intervención en espacio público, hábitat social y desarrollo, arquitectura sostenible y eficiencia energética.

La participación estudiantil de nuestra Facultad de Arquitectura y Urbanismo fue masiva, y en competencia asistió con una muestra destacada de su producción académica, científica y editorial. La Universidad de Cuenca, con su Facultad, grupos de investigación e infraestructura, obtuvieron importantes premios y reconocimientos en los veredictos proclamados a nivel nacional e internacional. Estoa fue finalista del Premio Publicaciones, en la categoría internacional de Revistas Digitales, lo que ratifica nuestro compromiso editorial con el avance de la ciencia abierta en nuestras líneas de investigación. Es una gran responsabilidad estar entre las mejores. Seguiremos haciendo las cosas bien y mejor.

Referencias bibliográficas

Harvey, D. (2000). Spaces of hope. University of California Press. [ Links ]

Lefebvre, H. (2013). La producción del espacio. Capitán Swing. [ Links ]

Maquiavelo, N. (2021). Discurso sobre la primera década de Tito Livio. Greenbooks editore [ Links ]

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons