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Estoa. Revista de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Cuenca

versión On-line ISSN 1390-9274versión impresa ISSN 1390-7263

Estoa vol.9 no.18 Cuenca jul./dic. 2020

https://doi.org/10.18537/est.v009.n018.a01 

Artículo

La iglesia de los Santos Juanes como elemento estructurante del barrio del mercado de Valencia -España

The church of Santos Juanes as a cohesive element of the market district of Valencia - Spain

José Miguel Molines Cano1 

Ana Isabel Almerich Chulia2 

Jaime Llinares Millán3 

1 Universitat Jaume I, España, molines@uji.es

2 Universitat Politècnica de Valencia, España, analchu@mes.upv.es

3 Universitat Politècnica de Valencia, España, jllinares@csa.upv.es


Resumen

El estudio de una fábrica cargada de historia, sus peculiaridades y la evidencia de un edificio con unas características que lo hacen único, impulsan a realizar un análisis constructivo y urbano de la Iglesia de los Santos Juanes de Valencia (España). Ha sido escenario de numerosos acontecimientos debido a su importante posición comercial. Por ello, sin dejar de lado el resto de particularidades que han acontecido al edificio y que definen en gran medida su personalidad y su configuración actual, se pretende atender al resto de rasgos que fijan su carácter y que permiten encuadrarlo en un lugar en concreto dentro de la ciudad. El presente artículo pretende discernir y analizar la evolución constructiva que ha tenido el templo desde sus orígenes hasta la actualidad, concretando cada una de las intervenciones y relacionándolas con las premisas históricas responsables, así como las consecuencias que ellas han tenido en el entorno urbano que le rodea.

Palabras clave: Barrio del mercado; Boatella; Evolución urbana; Santos Juanes; Valencia

Abstract:

The study of a factory full of history, its peculiarities and the evidence of a building with characteristics that make it unique, encourage a constructive and urban analysis of the Church of Santos Juanes in Valencia (Spain). It has been the scene of numerous events due to its important commercial position. Therefore, without leaving aside the rest of the particularities that have happened to the building and that largely define its personality and its current configuration, this work intends to attend to the rest of the features that fix its character and that allow it to be framed in a specific place inside the city. This article aims to discern and analyze the constructive evolution that the temple has had from its origins to the present, specifying each one of the interventions and relating them to the responsible historical premises, as well as the consequences that they have had in the urban environment that surrounds

Keywords: Boatella; Market district; Santos Juanes; Urban Evolution; Valencia

1 . Introducción

La infinidad de elementos simbólicos que guarda la Iglesia de los Santos Juanes de Valencia (España) la integran en un pasado subrayando su valor histórico y testimonial. Situado en el antiguo arrabal de la Boatella, el templo ha ido variando su configuración en cuanto al volumen y estilo influenciado por las distintas corrientes en las que se ha visto envuelto. Pero además del valor histórico, el edificio tiene una realidad propia que se deriva de su condición de elemento perteneciente a la ciudad. Nos referimos a esa función estructurante que poseen los monumentos y que hace considerarlos como elementos urbanos de gran influencia en el desarrollo de su entorno.

Actualmente es uno de los edificios religiosos de mayor relevancia de Valencia. Perteneciente al distrito de Ciutat Vella, ocupando una posición privilegiada dentro de la plaza del mercado, comparte protagonismo con dos elementos arquitectónicos enormemente interesantes y elogiados: la Lonja de Mercaderes y el actual edificio del Mercado Central, este último de construcción más tardía. Ha sido objeto de numerosos artículos periodísticos, muchos de ellos de carácter instructivo. Sin embargo, una de las publicaciones decisivas, por su aportación documental a la historia de la Iglesia, es la de Manuel Galarza Tortajada. Su obra supone una interpretación bastante acertada de la mayor parte de los documentos escritos existentes (Galarza Tortajada, 1990). Galarza analiza el pasado histórico de la ciudad y más concretamente la relación que este ha tenido en la definición y configuración de la Iglesia.

En consecuencia, este artículo pretende analizar la evolución urbana del barrio del mercado de Valencia, desde sus orígenes hasta la actualidad. Todo ello, teniendo presente la influencia que la evolución constructiva del templo de los Santos Juanes ha tenido en la configuración urbanística que conocemos actualmente.

2 . La Real Parroquia de los Santos Juanes, un edificio para la ciudad

Dada la importancia que presenta el templo de los Santos Juanes de Valencia (España) en el entorno urbano de la plaza del mercado, se hace necesario analizar y conocer su contexto histórico, social, urbano, religioso, político, etc., desde la presencia musulmana hasta nuestros días; un estudio crucial para entender las decisiones constructivas que se tomaron en cada momento concreto y la influencia que han tenido en el edificio y en el entorno que conocemos actualmente.

Fuente: Memoria gráfica de España.: Valencia (Grabado), n.d., 2013

Figura 1: Grabado de la plaza del mercado (1800)1  

2.1 La Valencia musulmana

Valencia ha sido, desde su fundación en el año 138, un lugar estratégico y codiciado como consecuencia de su situación geográfica cercana al mar y la presencia del río que la bordeaba. Han sido muchas las civilizaciones que han ocupado la ciudad: romanos, visigodos, bizantinos hasta la invasión musulmana en el año 711. Los siglos de presencia musulmana se caracterizaron por el tratamiento del agua, con la aparición y diseño de nuevas técnicas de regadío, además de palabras que unen el pasado con la actualidad, como los centenares de topónimos que pueblan el ámbito valenciano (Boira Maiques, 2011, pp. 68-71).

Uno de los beneficios de esta ocupación fue la construcción de las murallas musulmanas. Inicialmente tuvieron un fin defensivo, aunque fueron el primer intento de resolver las continuas inundaciones de la ciudad, al menos en el caso del barrio de la Boatella. Se trataba de una muralla de piedra sobre cimientos de adobe en la que se abrían las siete puertas que permitían la comunicación con el exterior, de las que se conoce incluso sus nombres: Bab al-Qantara (Puerta del Puente, situada cerca de las Torres de Serrano), Bab al-Hanax (Puerta de la Culebra), Bab al-Qaysariya (Puerta de la Alcaicería), Baba Baytala (Puerta de la Boatella), Bab al-Xaria (Puerta de la Xerea), Bab ibn-Sajar y Bab al-Warraq (Puerta de la Hoja) (Boira Maiques, 2011, pp. 80-81).

La ciudad desarrollaba parte de su vida en los alrededores de la muralla islámica, y al igual que el resto de ciudades fortificadas, la prosperidad latente traía consigo la venida incesante de nuevos moradores. En consecuencia, se fueron confeccionando una serie de barrios, los arrabales, que aprovechando las características beneficiosas de compra-venta que les proporcionaba la ciudad, se dedicaban principalmente a la agricultura y al comercio. El continuo tránsito de personas, así como el carácter nómada de los árabes, hizo que estos barrios de extramuros se convirtieran en verdaderos pueblos anexados a las ciudades. Fruto de ello fue que estos pequeños pueblos tuvieran en muchas ocasiones una vida mucho más activa que el interior de la ciudad, poseyendo casi todos los servicios que necesitaban, incluso una mezquita para la oración.

También en los extramuros, próximos a las puertas de las ciudades, se situaban los cementerios islámicos. Su situación no era aleatoria o caprichosa. El especial trato familiar de la cultura mahometana a sus muertos, los situaba generalmente junto a las vías principales de comunicación, quedando integrados en el día a día de la gente. Los cementerios eran espacios sagrados para la población, y su vinculación al culto hacía que se construyesen anexados a los edificios destinados a la oración. Por ello, estos espacios dedicados a los muertos han tenido influencias notables en la evolución urbana de las ciudades.

Fuente: Galarza Tortajada, 1990, p. 37

Figura 2: Plano esquemático de la ciudad de Valencia durante la ocupación musulmana 

En el caso de la Boatella, ocurrió de forma similar. En consecuencia, uno de los elementos claves para poder situar la mezquita de este arrabal es el cementerio que existía en aquel entonces:

Als framenors2, un terreno de ochenta y cinco brazos de largaria por cincuenta y cinco de ancho situado delante de la puerta de Boatella cerca del cementerio y de la misma puerta de Boatella y contiguo a la vía pública que va a Russafa; y les concedimos que tengan parte en todas las aguas y acequias que corren por el susodicho lugar y que, en aquellos donde se haya de limpiar, no estén obligados a pagar cequiaje (traducción del autor) (LLibre del Repartiment, n.d., p. 83).

El texto anterior muestra la existencia de un cementerio en el arrabal de la Boatella, cercano a una de las principales vías de la ciudad, el camino de Ruzafa. Se trataba del principal nexo de comunicación de la zona amurallada con los extramuros; un trazado urbano que no seguía ningún patrón o pauta urbanística. Más bien se ajustaba a la orografía del terreno, dando lugar a calles estrechas con vías principales de mayor amplitud y otras sin salida, llamadas atzucats:

…Joan Tacany i Bernat de Graus, la carrera de Abaneogip que está delante de la puerta de Boatella, fuera de la villa; con la cual la carrera da también a los tres atzucats que están dentro de la susodicha, la cual sirve de separación y de linde con el atzucat donde estaban la casa de Jucef Amendeya, y la de Mahomat Alhadet, y la de Mahomat Alhevery y la de Aly Alhemezi; y el susodicho atzucat sale del camino de Albeneraz Macamaymon y a la cequia de Boatella… (traducción del autor) (LLibre del Repartiment, n.d. p.87).

… para que os la repartáis entre vosotros y los hombres de Osca que hayan habitado, unas casas en la villa de Boatella, por tal de que pobléis los dos atzucats, uno de los cuales se llama Rabath Almalfaqui y el otro Rabat Almugeyt, que están en la calle de la puerta Dabalhager…(traducción del autor) (LLibre del Repartiment, n.d., p. 89).

Fuente: Llopis, Perdigón y Taberner, 2004

Figura 3: La ciudad de Valencia en la época islámica 

La figura 3 define la posible configuración de la época musulmana de Valencia. Se puede observar la diferencia de área que ocupa el arrabal de la Boatella con respecto al resto de núcleos de extramuros, mostrando su presencia destacada y su importancia en el entorno de la Valencia musulmana. No obstante, es complicado situar cada una de las calles del trazado de la ciudad de aquel entonces. En consecuencia, para poder conocer con mayor concreción el entorno urbano de la Boatella, se ha recabado la mayor información posible en referencia al barrio:

… tres calles, con las casas que hay allí, en la villa de Boatella, una de las cuales es llamada Rabat Matalcama, la segunda, Rabat Abingaçi, y la tercera, Rabat Alborgi.

(;…) veinte casas o estancias en la ciudad, a saber, doce casas en el azucac Çavaçaveri; y dos casas en el mismo barrio, que fueron de Mahomet Aramat y de Aly Abbenhameit. (;…) Así mismo se dan veinte estancias, a saber, dos de musulmanes por cada una cristiana a Boatella, que limitan por un lado con la cama por donde corre el agua de la acequia de los molinos, que sirve de separación entre vosotros y los hombres de Almenar, y, por otro lado, con las casas de las casas de los frailes de la Mercé, y, por otro lado, con la via pública que va al corral de Domènec de Càmara y a las casas de veinte pobladores, y, por el otro con la puerta y con Alfòndec que está delante de la nombrada acequia y de los molinos de Berenguer,

(;…) una viña que tenía Zoayr; y sus casas a Boatella, junto a la Torre Cremada, (;…) las casas de Haçan Alhabeç, delante de la mezquita, junto a la puerta de Boatella; y un huerto.

(;…) seis obradores, junto a la puerta de Boatella, por doscientos sueldos en la fiesta de Navidad,

(;…) dos obradores, delante de la puerta de Boatella, con un obrador pequeño, contiguo a aquel, por cuatro…(traducción del autor) (LLibre del Repartiment, n.d., pp. 90-150).

Las referencias denotan la importancia del barrio de la Boatella en aquella época. La existencia de varios obradores, los atzucacs, el cementerio y los templos existentes, muestran la imagen de un área próspera y con una actividad comercial incesante durante toda la época islámica. En este sentido, se puede atestiguar que los comercios se situaban alrededor de la plaza identificada en la figura 4. En consecuencia, el vacío urbano existente, característico del arrabal de la Boatella ya desde la época islámica, muestra su importancia dentro del trazado urbano en detalle.

Fuente: Llopis et al., 2004

Figura 4: Detalle del barrio de la Boatella en la época islámica 

2.2 La Reconquista

El 9 de octubre de 1238 Jaume I conquista la ciudad de Valencia. Previamente, en 1237, Zayyan ibn Mardanish, último rey musulmán de la ciudad, ante un asedio inminente, promete a Jaume I un acuerdo de vasallaje a cambio de propiedades y una renta.

La conquista de un nuevo territorio supone el reparto de las tierras adquiridas a aquellos que habían participado en la contienda. La donación de las nuevas propiedades y tierras ganadas queda reflejada en el Llibre del Repartiment, proporcionando un documento único de la época. En él, se evidencian todas las cesiones que se realizan como agradecimiento o como intercambio por los servicios prestados en las batallas. El reparto se ejercía normalmente de forma similar, es decir, adjudicando casas o inmuebles y tierras para el cultivo. En la página 175 del Llibre de Repartiement se referencian unos inmuebles situados en el barrio de la Boatella, junto a la puerta del mismo nombre, donde actualmente se encuentra la Iglesia de los Santos Juanes. “… A Guillem, Pere y Mateu que son hermanos del capellán del Señor Rey, 8 jobadas, junto a la puerta de Boatella, y tres casas en la parte de dentro de la susodicha puerta."(traducción del autor) (LLibre del Repartiment, n.d., p. 175).

Con el nuevo cambio surge una nueva forma de administrar la ciudad. Se agrupa en parroquias, lo que actualmente serían los barrios, disponiendo cada una de territorio y cementerio propio. Pero la agrupación de la nueva ciudad no es aleatoria. Se aprovecha el trazado de las antiguas mezquitas reconvertidas al cristianismo. La primera referencia al respecto la encontramos en la Ordinatio ecclesiae valentiae. En ella se enumeran: El Salvador, San Esteve, Santo Tomás, San Andrés, San Martín, Santa Catalina, San Nicolás, San Lorenzo y San Pedro. A estas iglesias hay que añadirles las que se encontraban fuera de extramuros, que eran Santos Juanes, Santa Cruz de Roteros y San Miguel (Teixidor y Trilles, 1895, p. 217). En consecuencia, la ciudad queda agrupada en 13 parroquias.

Construir las iglesias sobre las mezquitas más importantes de la ciudad era una tradición habitual en los tiempos de la incorporación del territorio a la Corona de Castilla y sus años posteriores. Implicaba una forma de reutilizar los edificios existentes y, a su vez, servía como supremacía sobre los habitantes reconquistados, más incluso que cualquier batalla. No obstante, el origen de la parroquia de los Santos Juanes es impreciso. La escasa documentación existente del momento, así como las dispares referencias que aparecen al respecto, dificultan en gran medida su ubicación temporal exacta.

Teixidor, uno de los historiadores de mayor relevancia en la ciudad en el s. XVIII, reseña la existencia de un registro de enterramientos que detalla la autorización de sepultura en el cementerio junto a la Iglesia de San Joan de la Boatella (Teixidor y Trilles, 1895, p. 329). Además, referencia un pergamino que relata la donación de la mezquita para la ubicación de la nueva iglesia:

En el archivo de la catedral de esta ciudad he visto una escritura en pergamino signada y fehaciente en la cual Ferrer San Martí, electo obispo de Valencia, en 9 de septiembre del año 1240 estableció, de voluntad i consentimiento de su cabildo, a Pedro de Balaguer una mezquita en la calle San Juan de la Boatella. Tenemos, pues, que antes de cumplirse dos años de la conquista, ya avia en Valencia iglesia de San Juan de la Boatella (Teixidor y Trilles, 1895, p. 330).

Pero no solo eso, otro de los documentos encontrados también sitúa la construcción de la iglesia en términos generales de la incorporación del territorio a la Corona de Castilla: “que en este tiempo unos deudores hicieran y fabricasen una ermita fuera y cerca de los muros viejos de esta Ciudad, a vista de lo que hoy es la plaza del mercado; a honor de los Gloriosos Señores San Juan Bautista y San Juan Evangelista.” (traducción del autor) (Gil Gay, 1909). No obstante, Gil Gay en el libro Prontuario Manual de Diferentes Asuntos, en el folio 36, maneja la posibilidad de que la primera construcción estuviera situada en el cementerio, en lo que hoy en día conocemos como la plaza del Cementerio de San Juan, al lado de la actual iglesia. “…aparece una deliberación para hacer una escalera de piedra para subir a la iglesia vieja en el cementerio.” (Gil Gay, 1909).

De cualquier forma, y aunque tras la investigación realizada en el caso de los Santos Juanes los indicios encontrados se inclinan más por la reconstrucción sobre las antiguas mezquitas, estos documentos justifican la orientación que tiene la parroquia. No es casual que la mayoría de las iglesias estén orientadas al Este pese a la complejidad de la trama urbana heredada de la ciudad musulmana (Galarza Tortajada, 1990, p. 90), puesto que, la mayoría de culturas, entre ellas la nuestra, han basado la orientación de sus edificios singulares hacia un punto en concreto, en función obviamente del punto geográfico donde se encuentran. En el caso de la cultura árabe los edificios se orientaban, incluso hoy en día, en dirección a la Meca. En el caso de Valencia ocurrió lo mismo, excepto un único edificio que se derribó por completo, huyendo de su pasado árabe y teniendo por tanto una orientación distinta: la Catedral de Santa María de Valencia.

No obstante, la transformación de las antiguas mezquitas no se realiza de forma inmediata. Durante los primeros tiempos, el propio edificio se aprovecha sin cambios, y en ocasiones únicamente su consagración hace que este se convierta en un templo cristiano. En este sentido, las iglesias se convierten para los repobladores en uno de los puntos de mayor importancia del barrio, erigiéndose como el centro del mismo (Llibrer Escrig, 2003, p. 5). Es tal su importancia, que a partir de entonces son numerosas las alusiones que referencian cualquier bien con el barrio de la Boatella y con la cercanía a la iglesia que lo delimita. El Llibre del Repartiment refleja la donación del antiguo templo a los nuevos colonos: “A fra (Joan Verdera) Pere de Nonasch, de la Orden de la Casa de Santa Eulàlia de Barcelona, las casas de Abenhiara en Boatella, fuera de Valencia (y toda su parte heredada), con la mezquita que está junto a las casas; y heredada que el mismo musulmán posee en la alquería de Andarella” (traducción del autor) (LLibre del Repartiment, n.d. p. 45).

2.3 El siglo XIV

A mediados del siglo XIV la ciudad sufre distintos acontecimientos que marcarán de forma significativa la evolución del templo. Uno de ellos fue la peste negra, que azotó la ciudad en 1348, y las sucesivas epidemias posteriores, dando como resultado una disminución demográfica de la población. Sin embargo, los trabajos iniciados en los Santos Juanes tras la reconquista continúan su ritmo normal hasta el año 1358, donde le castiga el primer incendio. Este hecho, ligado al sinfín de desgracias que azotan la ciudad, implica un descanso constructivo del templo hasta el año 1368, según Escolano: "El año mil trescientos sesenta y ocho;... labrándose de nuevo la iglesia parroquial de San Juan del Mercado por un incendio..."(Galarza Tortajada, 1990, p.83), en el que se inician las tareas de reconstrucción.

Pero es en este período cuando Valencia sufre una transformación urbanística importante que afectará las características del templo y su entorno. Se pone en marcha un plan de expansión de la ciudad basado en aumentar en 160 hectáreas los límites existentes, lo que implica la construcción de una nueva muralla. Esta nueva muralla supone la inclusión del barrio de la Boatella en el nuevo trazado urbano, que junto con otra zona anexa dieron origen al barrio que conocemos actualmente como Velluters (Mas Tomás, 1990, p. 234), generando la verdadera articulación del antiguo arrabal con la ciudad. No obstante, la intervención urbana no resta importancia a la plaza de la Boatella. Consecuencia de ello es la construcción de nuevos edificios relevantes, como el convento de las Magdalenas, el de la Merced y por supuesto el avance de la Iglesia de San Juan de la Boatella. Este desarrollo urbano, junto con la ubicación del cementerio, marcan una de las premisas que determinan la posición de la planta original de la parroquia de los Santos Juanes.

Delimitada su posición física en la trama urbana, la información recabada muestra una primera hipótesis de la planta primitiva. “El presbiterio se cerraba de dos modos distintos y significativos: uno, sin la cabecera característica rectangular; otro, con ábside poligonal" (Garín Ortíz de Taranco, 1969, p. 13). Obviamente, y si analizamos la evolución de las distintas plantas de templos coetáneos, podemos observar que el presbiterio o ábside poligonal que existe actualmente, responde a intervenciones posteriores a la erección del propio templo. En este sentido, Galarza revela que la planta constaría de cinco módulos y un ábside recto sin portada delantera ni capilla de la comunión. Una solución adoptada, compuesta de nave única, propia de las iglesias de la época. Dentro de esta solución, el acceso lateral, típico de las iglesias valencianas, tiene como contrapartida la imposición de su simetría con respecto al eje de la iglesia. Muchas de ellas hoy en día lo mantienen, dando acceso al templo. En el caso de San Joan de la Boatella, los accesos estarían situados en la fachada de la Calle del Peso de la Paja y en la de la plaza de la comunión de San Juan, tal y como se puede observar en la figura 5.

Fuente: Propia

Figura 5: Hipótesis de la primera planta del templo (2015) 

Esta disposición no era casual, pues seguiría las pautas arquitectónicas de las iglesias de la reconquista. En ellas, la construcción se iniciaba en el crucero o el ábside con el objetivo de sacralizar el templo lo antes posible, así como la negación de realizar cualquier apertura en la fachada de la plaza del cementerio de San Juan, por encontrarse el camposanto. Unas deducciones que nos llevan a determinar que la iglesia se construiría en dos fases. En la primera fase se ejecutaría desde el eje central hasta el ábside recto, y posteriormente se construirían los dos módulos restantes hasta la fachada de los pies (plaza del cementerio de San Juan).

2.4 El siglo XV

La entrada del siglo XV en Valencia supone la unión de una de las más importantes alianzas entre la materialidad y la espiritualidad en la vida de la ciudad. Con dos Papas de origen valenciano, Valencia vive un gran desarrollo económico, cultural y artístico. El auge de la ciudad, favorece el nacimiento de la Taula de Canvis en 1407, el primer banco que asegura depósitos, y se inicia la fábrica del templo por excelencia del gótico civil valenciano, la Lonja de la Seda o de los Mercaderes, en 1483. Este edificio representa una de las construcciones más importantes y más transcendentales del mercantil mediterráneo (Boira Maiques, 2011). En este marco, la Lonja marca un punto de inflexión en la trama urbana de la ciudad, dando más importancia aún si cabe a la plaza del mercado. Su construcción, junto con las operaciones de reconstrucción de los Santos Juanes tras el primer incendio, marcará la primera ampliación del templo. En este siglo XV es cuando la iglesia de los Santos Juanes original (Figura 5) sufre su primera transformación, creciendo un módulo en dirección a la plaza del mercado y añadiéndole un ábside hexagonal en la cabecera (Figura 6).

Valencia empieza a desarrollarse sobre el eje Este, convirtiendo la Calle del Mar en una de las principales articulaciones. Con más de 60.000 habitantes, se empiezan a construir importantes edificios, de entre ellos San Miguel de los Reyes, el Consolat del Mar, la Obra Nueva de la Catedral (iniciada en 1566), el Colegio del Patriarca, el Torreón del Palacio de la Generalitat, la fachada de la iglesia de Santo Domingo y el hospital del Reino. Pero, además, la prosperidad constructiva viene acompañada de la confección de las primeras planimetrías e imágenes de las ciudades. La primera documentación gráfica que tenemos de Valencia es de 1563, dibujada por Anthonie van der Wijngaerde, que realiza una imagen de la ciudad mediante una perspectiva situando al espectador en una posición elevada (Figura 7). Sin embargo, y tras el pequeño avance, el templo de los Santos Juanes no sufrirá más cambios sustanciales hasta 1592, año en el que se produce el segundo incendio. Un hecho de enorme importancia en su historia, puesto que afectará de forma notable el retablo de la Capilla Mayor junto al testero.

2.5 El siglo XVII

La expulsión de los moriscos y judíos en el S. XVI y el poder cada vez más creciente de la nobleza valenciana provoca la bancarrota de la Taula de Canvis en 1613, lo que supone la inmersión de la ciudad en la pobreza. Debido a esta situación, pocos son los cambios que se producen en la trama urbana de la ciudad. Prueba de ello es la aportación cartográfica de Mancelli en 1608. Sus planos, además de proporcionar una vista general de la ciudad, detallan a una escala más pequeña algunas de las manzanas.

Fuente: Propia

Figura 6: Modelo 3d y planta del templo de la primera ampliación (2015) 

Fuente: Vistas del siglo XVI: Las ciudades pintadas de Anthonie van den Wijngaerde, n.d., 2015

Figura 7: Primera vista de Valencia de Anthonie van de Wijngederde (1563) 

Fuente: Llopis et al., 2004

Figura 8: Detalle del plano de Mancelli. 

El detalle de la manzana del mercado muestra la continuación del carácter comercial de la plaza, situándose la fustería, la palestra, els ramellets, el barreig, el clot, la horca, la carnicería, les estanques y l'encant. La iglesia de San Juan de la Boatella aparece totalmente exenta (Figura 8), con la entrada lateral definida y sin la capilla de la Comunión que conocemos actualmente. Sin embargo, a diferencia del siglo anterior, el siglo XVII supondrá un cambio radical en la forma del templo, que incidirá de manera notable en su entorno inmediato. Los Santos Juanes se encuentra en pleno proceso de reconstrucción tras el incendio perpetrado en 1592, pero esta actuación no implicará únicamente la rehabilitación de las partes dañadas, sino una ampliación de la iglesia y un giro urbanístico importante en el entorno de la plaza del mercado.

No obstante, esta intervención del templo vendrá marcada por la entrada de una nueva corriente artística, el barroco. Su influencia dio lugar a la adecuación de la mayor parte de las iglesias del momento. De entre las primeras transformaciones exteriores que sufre la parroquia adaptada al nuevo estilo, se puede destacar la construcción de la fachada de la plaza del mercado. Este nuevo elemento busca formar parte del conjunto urbano de la plaza, delimitando su triangulación y actuado como configurador del marco urbano al que pertenece. Una fachada que se presenta en este momento sin apenas ornamentación, y que se construye con la finalidad de abrirse paso y mostrar la presencia del templo en un entorno urbano dominado por la Lonja desde su construcción en el siglo XV.

La ejecución de la fachada de la plaza de San Juan se desarrolla entre 1603-1609. Según relata Monsén Porcar: “Viernes a cinco de diciembre (1603), a las diez horas de la mañana, comienzan a cavar los cimientos de San Juan del Mercado saliendo más adelante que los antiguos, tomando medio callejón de los porxets en la pared de la iglesia” (traducción del autor) (Aguilar Civera y Bérchez, 1983, p. 530). Sin embargo, dada la poca funcionalidad que tiene, con unos accesos sin sentido a espacios de servicio, nace con la única finalidad de mostrar y mantener la importancia de los Santos Juanes en la plaza y en el barrio.

Uno de los grandes artífices, con una enorme influencia en el giro sustancial que adquiere el templo de los Santos Juanes en este momento, es San Juan de Ribera. El arzobispo asiste como invitado de excepción, colocando la primera piedra de este nuevo periodo constructivo (Aguilar Civera y Bérchez, 1983, p. 530). San Juan de Ribera, conocedor del desarrollo de los primeros tratados arquitectónicos, los utiliza como base de la nueva etapa evolutiva del templo. Por ello, basándose en estos tratados, se ejecuta el último cuerpo que se le añade al templo, la capilla de la Comunión. Se trata de un elemento, que se construye entre 1644 y 1653 (Gil Gay, 1909, p. 47) tras la expropiación de diversas viviendas anexas, y supone un cambio significativo de las proporciones y la forma de la parroquia (Galarza Tortajada, 1990, p. 162). Manuel Galarza lo relata en su libro de la siguiente manera: "Después de iniciarse el derribo de las últimas casas, el uno de octubre de 1643, cuya compra se había resuelto el 10 de abril anterior por 1.200 libras, y cuyo lugar ocuparía la nueva fábrica, el mismo día de enero del siguiente año se colocó la primera piedra, trasladándose el Sacramento, una vez acaba, el 7 de septiembre de 1653" (1990, p. 150).

En consecuencia, la transformación de la fachada del mercado se realiza a finales del siglo, en 1700, siendo la más tardía de todas las que componen el templo. “Que dicha parroquia deseaba embellecer y adornar la pared que está cara la plaza del mercado, fabricando en aquellas dos puertas con adornos de relieve…”(traducción del autor) (Gil Gay, 1909, p. 106). Por ello, situados plenamente en el barroco, la fachada de la cabecera pasa de ser una fachada lisa y sin ornamentación, con la única finalidad de ocultar el ábside hexagonal, a una de las más reseñables y significativas del templo (Galarza Tortajada, 2009). Según los datos recabados con respecto a su ejecución, su diseño se basa en las directrices detalladas en los tratados de Carlos Borromeo (1538-1584) e Isidoro Aliaga (1612-1648). Unos tratados que surgen para dar solución a ciertos problemas constructivos concretos. De entre las propuestas que allí se recogen, en el caso de los Santos Juanes, cabe destacar su elevación respecto a la cota cero de la calle y el remarque de los accesos mediante ornamentación, caracterizándola, sin serlo, como la fachada principal del templo. El hecho de ornamentar y realzar esta fachada, además tiene otro sentido, formar parte de un conjunto monumental en la plaza, tal y como se refleja en la evolución urbana de la ciudad.

Fuente: Propia (2015)

Figura 9: Detalle de la planta completa del templo. Situación de la capilla de la Comunión 

2.5 El siglo XVIII

Tras la muerte de Carlos II se inicia la Guerra de Sucesión entre los Austrias y los Borbones. Esto provoca la confrontación entre campesinos, "maulets", y los nobles, "botiflers". Una guerra que dura hasta el 25 de abril de 1707, día en que las tropas borbónicas derrotan el ejército de los Austrias en la batalla de Almansa. Estos hechos condicionaron en mayor o menor medida la actividad constructiva del templo. Las reformas propiciadas por la reglamentación sobre la ubicación de los cementerios y, como consecuencia, la apertura de la plaza del cementerio de San Juan al tránsito natural, incitan a la construcción y apertura de una nueva puerta, la conocida comúnmente como la puerta de la "O" de San Juan.

En 1787 se promulga una Real Pragmática ordenando que los cementerios sean construidos fuera de los muros de la ciudad, y esta disposición, reforzada por otra de 1804, elimina los fosares adyacentes a los edificios religiosos ciudadanos (traducción del autor) (Más Tomás, 1990, p. 80).

Urbanísticamente se desarrolla uno de los momentos más relevantes de la historia, el encargo a Vicente Tosca Mascó de los planos de la ciudad, entregados por el autor en 1704. La escala de los planos es 1/810 y supone una representación de todas las calles de la ciudad, así como el interior de las manzanas, algunas desconocidas hasta el momento (Llopis et al., 2004). Esta planimetría representa la ciudad del momento dentro del período barroco. En las Figuras 10 y 11 se aprecia cómo se ha derribado la manzana de casas paralelas a la iglesia de los Santos Juanes y se ha construido la capilla de la Comunión.

Fuente: Llopis et al., 2004

Figura 10: Plano del Padre Tosca de 1738 

Además de la apertura de la puerta de la “O”, este período viene marcado para el templo por la construcción de "els porchets3” o las covachuelas, a finales del siglo. El terreno que ocupaban fue el resultado de una donación que hizo la ciudad a la parroquia para un periodo de 67 años, tal y como relata Galarza (1990) "Nueva fábrica a imitación de las gradas de San Felipe de Madrid…” (traducción del autor) (p. 189).

Fuente: Llopis et al., 2004

Figura 11: Detalle del plano del Padre Tosca de 1738 

Esta imitación podría venir marcada por el origen del padre Tosca, destinado a la clerecía adscrita a la congregación del Oratorio fundada por San Felipe Neri. Aunque lo que no queda claro es el propósito con el que se donaron estos terrenos. Si bien es cierto, en el mismo año de la donación, y según relata la bibliografía consultada, se adjudica un contrato al escultor Leonardo Julio Capuz para beneficiarse de la renta de las casetas a cambio de erigirlas y construir también las puertas de la fachada superior, la del mercado 4 (Navarro Fortuño, 2002).

Fuente: Imagen cedida por José Antonio López Mira. Conselleria de Cultura. Generalitat Valenciana (2015)

Figura 12: Plaza del mercado a principios del siglo XIX 

Aparte de la influencia de Tosca, conocedor de la iglesia de San Felipe de Neri en Madrid, tal vez una de las razones principales por las que se diseñó y ejecutó de esta forma concreta el último elemento en el conjunto de los Santos Juanes, fue con el fin de ser escenario de una de las plazas más importantes del momento en la ciudad de Valencia; y aprovechando el área inferior, unas covachuelas que han sido objeto de numerosas intervenciones que modifican su forma y área. La primera intervención documentada se refiere a una ampliación.

Se solicita en M.I Ciudad permiso para continuar la galería hasta la esquina de la calle Eixarchs, quitar las escaleras y cerrarla toda la baranda, abriendo una nueva escalera con puerta de hierro frente a la Calle de Cordellats (Roig Picazo, 1990, p. 25).

En cuanto a los accesos, la escalera situada en la plaza del mercado no es la original. Tal y como relata Pilar Roig, el acceso por la plaza del mercado se realizaba en un principio mediante dos escaleras longitudinales a la fachada. Estas fueron posteriormente derribadas, sustituyéndolas por una única escalera, tal y como se conoce hoy en día. Esta intervención también alcanza a modificar las alineaciones del templo:

Prolongación de la línea de la fachada de las covachuelas por la derecha hasta la línea de unión de la iglesia con la Capilla de la Comunión, y desde allí, doblar haya la esquina de dicha Capilla.

Prolongación de esta misma línea de fachada hacia la izquierda, hasta la línea de la calle del Peso de la Paja.”

Construcción de la escalera de acceso que hoy vemos.

Construcción de las covachuelas a que hubiere lugar, a semejanza de las ya construidas (Galarza Tortajada, 1990, p. 196).

Finalmente, la última de las intervenciones que se recoge es de 1714:

Sobre la puerta de la escalera se pondrá una suela de piedra al mismo nivel y del mismo modo que la varanda… y por quanto la referida suela tiene poco asiento… se fortificará con las piedras de la varanda con presas de hierro emplomadas… (Galarza Tortajada, 1990, p. 198).

En definitiva, un siglo que marca las últimas pinceladas en la configuración constructiva del templo que ha llegado hasta nuestros días.

2.5 Desde el siglo XIX hasta la actualidad

La entrada del siglo XIX implica uno de los cambios políticos de especial relevancia en nuestra historia y en el resto de Europa. Un período de cambios transcendentales entre los que cabe destacar, por un lado, la Desamortización de los bienes eclesiásticos, y por otro las guerras carlistas. Sin entrar en mayor detalle sobre lo que engendró las guerras carlistas, corresponde resaltar las graves consecuencias que provocaron en la población hasta 1876, año en el que Alfonso XII pone fin al conflicto con la restauración de la corona borbónica.

En cuanto a la desamortización, esta supuso la venta de muchos de los bienes de la iglesia. De entre ellos, numerosos conventos que se habían erigido en la ciudad siglos antes. El cambio de titularidad de estos conventos provocó en muchos casos su derribo, como es el caso del convento de las Magdalenas, en 1836. La desaparición de las Magdalenas conllevó la demolición de prácticamente toda la manzana que ocupa el actual mercado central. Esto supuso la apertura de la Avenida del Oeste (paralela a la facha de la plaza del cementerio de San Juan) (Mifsut García, 2016) y con ello una transformación urbana que afectó en gran medida al templo de los Santos Juanes. Hasta el siglo XVIII la plaza del mercado había sido una de las constantes importantes en la construcción del templo. Fruto de ello había sido el crecimiento de la parroquia de San Juan y la exigencia de acomodar la trama urbana alrededor de ella, con el fin de ofrecer las necesidades vitales de circulación, saneamiento, etc. (Más Tomás, 1990, p. 40).

Fuente: Llopis et al., 2004

Figura 13: Plano de Valencia de 1812. En rojo oscuro plaza del mercado, en verde plaza del ayuntamiento 

Sin embargo, la creación de un nuevo espacio urbano, la plaza del ayuntamiento, supone una modificación notable de la supremacía urbana del entorno, tal y como podemos ver en la figura 13 (color verde). La plaza del mercado (color rojo oscuro) pasa de tener un papel protagonista a ser relegada a un segundo plano.

A principios del siglo XX Valencia se convierte en una ciudad industrializada. La ciudad cambia de rumbo industrial debido a la disminución de la industria de la seda para realzar otros sectores como la madera y la alimentación. La mejor muestra de esta situación son las diversas exposiciones regionales, entre las que cabe destacar la de 1909 en la Alameda. En esta exposición se representan los avances de los distintos campos del sector y nace la Feria Internacional de Muestras. Pero, además, esta industrialización, la demolición del convento de las Magdalenas, así como el carácter comercial del barrio, fueron las premisas que influyeron en la construcción del nuevo edificio del mercado central. Una construcción industrializada de estilo modernista que marcará en gran medida el entorno urbano del barrio hasta la actualidad. En consecuencia, todos los esfuerzos de la parroquia de los Santos Juanes de adaptarse a la trama urbana, a la sociedad, y en definitiva a la plaza, quedaron olvidados tras la construcción del edificio del nuevo Mercado. Su presencia destaca sobre el resto de la plaza, con una prioridad visual con respecto a los señores hasta el momento, la Lonja y los Santos Juanes.

Fuente: Llopis et al., 2004

Figura 14: Detalle del plano de la ciudad en el entorno del mercado del año 1853 

Fuente: Imagen del proyecto de normativa y diseño urbano del entorno de la Lonja de la Seda, la Iglesia de los Santos Juanes y el Mercado Central de Vicente Corella Farinós

Figura 15: Configuración actual del entorno de la plaza del mercado 

3 . Conclusiones

La gran oportunidad que ha supuesto el estudio de este templo, la importancia del mismo en la ciudad de Valencia y la influencia que ha tenido su evolución en el entorno inmediato de la plaza del mercado, ha sido uno de los principales alicientes que han fundado el inicio del presente trabajo. Sin embargo, para poder entender con profundidad la incidencia que ha tenido los Santos Juanes en el entorno inmediato que le rodea, ha sido necesario trazar una línea del tiempo en la que se han fijado los aspectos históricos, constructivos, urbanísticos y arquitectónicos más relevantes.

Tras el análisis de cada una de las etapas históricas que han acontecido al templo, se ha verificado cómo los diferentes pasajes históricos que han ocurrido en la ciudad de Valencia, grafían la evolución que ha tenido el templo desde sus orígenes, manifestando su importancia y significación a lo largo de los siglos. Pero no solo eso, la presente investigación muestra cómo desde el principio, el templo ha anhelado poseer un carácter urbano, creciendo en dirección a la plaza del mercado, imponiendo su presencia en el entorno y actuando como el elemento vertebrador y de ordenación de la trama urbana que se conoce actualmente. Prueba de ello es la relación que existe entre las distintas reformas e intervenciones del templo, con su ambición de mostrar su presencia en el entorno de la plaza del mercado. De entre ellas, destaca la solución del frontispicio exterior añadido al muro del ábside, una muestra clara de dicho acercamiento y de la incorporación urbana del edificio.

No obstante, y aunque la plaza del mercado ha sido un espacio urbano de especial importancia durante muchos siglos, la aparición de la plaza del ayuntamiento supone un giro radical para el barrio del mercado. La que hasta el momento había sido la plaza mayor de la ciudad, queda en un segundo plano al incorporarse el vacío urbano del ayuntamiento. Pero, además, la construcción del mercado central irrumpe tajantemente en el entorno, rompiendo la perspectiva de la trama urbana de la plaza del mercado, en la que durante siglos habían sido principales protagonistas la iglesia de los Santos Juanes y la Lonja de Mercaderes. Un hecho que provoca que los Santos Juanes quede relegado bajo la sombra del nuevo edificio erigido, el mercado central de Valencia. En consecuencia, todo el ímpetu del edificio de adaptarse al entorno inmediato, de mostrar su presencia y grandiosidad, queda suplantado por el vecino edificio, que junto con la Lonja adquieren un papel relevante.

A pesar de ello, este último siglo supone un cambio de miras del templo de los Santos Juanes. La apertura de la Avenida del Oeste y el vaciado urbano de la plaza del cementerio de San Juan muestran una nueva imagen de la iglesia. La fachada de los pies, hasta entonces poco conocida y que había tenido un segundo plano, adquiere un papel protagonista, mostrándose como la principal del templo a partir de este momento.

En definitiva, un templo con un carácter marcado por su entorno, que ha sido uno de los principales elementos vertebradores de la trama urbana de la plaza del mercado y su entorno más inmediato.

4 . Referencias bibliográficas

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1La imagen muestra una perspectiva de la plaza del mercado, con los principales protagonistas, la Lonja de Mercaderes y la iglesia de los Santos Juanes.

2Framenors era una orden religiosa.

3Se refiere a los espacios existentes bajo el templete de la fachada barroca de la plaza del mercado. Esta serie de locales, conocidos como “les covetes” o “els proxets” de Sant Joan, fueron objeto de una serie espacios dedicados al pequeño mercado de chatarrerías, tiendas de flores y otros productos, actualmente en desuso.

4Se entiende que habla de puertas en referencia a la propia de la carpintería, puesto que la fachada se construyó en el siglo anterior.

Recibido: 25 de Marzo de 2019; Aprobado: 07 de Abril de 2020

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