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Estoa. Revista de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Cuenca

versión On-line ISSN 1390-9274versión impresa ISSN 1390-7263

Estoa vol.7 no.13 Cuenca jul./dic. 2018

https://doi.org/10.18537/est.v007.n013.a09 

Artículo

Arquitectura y muerte: la ducha como dispositivo

Architecture and death: the shower as device

Jordi de Gispert Hernández1 

Atxu Amann y Alcocer2 

1Universidd Politécnica de Madrir, ETSAM, España, jordidegispert@yahoo.com

2 >Universidad Politécnica de Madrid, ETSAM, España, andresyatxu@yahoo.es


Resumen:

La ducha ocupa un lugar importante en la arquitectura de encierro. Como sistema, se difunde en el medio penitenciario en forma de cámara de gas y de ducha colectiva, deviniendo en dispositivo arquitectónico donde la dominación se justifica como valor moral. El proceso de tecnificación ocurre en tres fases: en los siglos XVIII y XIX el desarrollo de la ingeniería química permite crear artificialmente substancias a medida, y descubrir las propiedades del gas carbónico como fármaco; entre los siglos XIX y XX la prisión pasa del modelo doméstico al panóptico, mientras que se pretende eliminar el sufrimiento en el proceso de la pena de muerte utilizando la cámara de gas; finalmente, en la primera guerra mundial se dan los primeros ataques de gas masivos, mientras que en la segunda guerra, la cámara de gas y las duchas colectivas se unen en un mismo proyecto, la cámara de gas nazi.

Palabras clave: Ducha; cámara de gas; prisión; Nevada; Foucault

Abstract:

The shower takes an important position within enclosing architecture. As a system, it is spread in penitentiaries in two forms, the gas chamber and the collective shower, becoming an architectonic device where domination is justified as a moral value. The technology process occurs in three stages: in the 18th and 19th centuries, chemical engineering development allows the way to create artificial precise substances, as well as discovering the pharmakon properties of carbonated gas; through the 19th and the 20th centuries, the prison turns from the domestic model to the panoptic form, while pretending to remove suffer in the process of death penalty, using gas chambers; finally, in the First World War the first massive gas attacks take place, and in the Second World War, the gas chamber and the collective showers get together in a single project, the nazi gas chamber.

Keywords: Shower; gas chamber; prison; Nevada; Foucault

1. Introducción

La ducha colectiva y la cámara de gas son dos formas arquitectónicas tecnificadas a partir del siglo XVIII. En su aparente simplicidad encierran la materialización de la ideología positivista que perdura hoy en ellas. Ambas arquitecturas generan mecanismos de poder físico y psíquico relativos a la idea del control permanente1. La prisión es el organismo que mejor representa estas condiciones en un mismo espacio, ya que se trata de un establecimiento de clausura para higienizar a la población considerada anormal2.

Este proceso de tecnificación sensible y mecánica, sucede en tres tiempos cronológicamente imbricados. Primero se da el descubrimiento de los atributos del gas carbónico como fármaco3, capaz de curar, de enfermar o incluso de matar a alguien, según la dosis en la que se aplica. En consecuencia, se desarrolla la maquinaria necesaria para implementar su práctica, aislando herméticamente al cuerpo tratado.

El segundo fenómeno es el desarrollo de la arquitectura de la cámara de gas y de las duchas colectivas de prisión como instrumentos de vigilancia y de castigo. A estos efectos, la prisión de Nevada es un caso de estudio relevante, ya que alberga la primera cámara de gas para la pena de muerte. Esta legitimación del derecho sobre la vida, justificada mediante la búsqueda de la ausencia de dolor en el proceso de muerte, sitúa a esta prisión en el seno de un amplio debate que sobrepasa su materialidad, dando lugar a la sistematización de la cámara de gas, incluyendo su expectación con la presencia de los testigos que dan fe del acto. En paralelo se desarrollan las duchas colectivas para la instrucción y la limpieza del cuerpo.

La tercera situación aparece en la unión de ambas funciones en una sola arquitectura, para devenir un arma genocida. La cámara de gas y la ducha colectiva resultan ser dispositivos4 de compleja contradicción técnica y social que, en su instrumentación, confunden sus medios. Por un lado, se presentan como elemento moralizador, desde su condición espectacular y ordinaria; por otro, se proponen como la solución para erradicar los males de la sociedad en que se inscriben. Sin embargo, este enlace supone la sinergia de la muerte y la eficacia como fines, dando lugar a la invención de la cámara de gas nazi5.

2. El gas como fármaco: hyproma

Estudiar la utilización del gas carbónico como tratamiento médico conduce a su entendimiento como un remedio entre la cura y la muerte, como un fármaco. De ahí que las primeras prácticas de la ducha de agua con gas carbónico encierran una cierta ambivalencia entre la cámara de gas y la ducha de gas. La tecnificación de esta arquitectura donde se proyecta un gas para contenerlo en un espacio cerrado, supone el desarrollo de mecanismos de control físico y psíquico de la vida, entendida como proceso de muerte.

A finales del siglo XVIII el doctor Lalouette inventa la caja de fumigación para el tratamiento de enfermedades venéreas (figura 1). Esta caja hermética contiene una banqueta que permite al enfermo sentarse, dejando sobresalir la cabeza por un agujero ajustado mediante cremalleras. En la plancha inferior, un agujero rectangular permite colocar la estufa para quemar la sustancia compuesta de mercurio. La principal ventaja de este aparato es que evita que el enfermo respire los vapores emanados (Lalouette, 1776, pp. 138-140).

Desde principios del siglo XIX la industria moderna permite la aparición de la química neumática, permitiendo retirar las sustancias elementales del agua, para posteriormente compararlas y analizarlas. Lo que antiguamente se consideraban cuerpos simples, como el aire o el agua, son ahora descompuestos, abriendo la posibilidad de elaborar aguas minerales artificiales. Con la invención de la máquina de alta compresión a mediados de siglo, se consigue saturar el agua de gas de ácido carbónico, y al analizar sus efectos se observa que puede llegar a asfixiar a quien lo respira (Laville de Laplaigne, 1824).

Fuente: Pierre Lalouette, 1776.

Figura 1: Caja de fumigación para el tratamiento de enfermedades venéreas. 

Una de las primeras situaciones que dieron pie a estudiar las propiedades del gas carbónico ocurre en Marienbad, dónde estaba el doctor Struve debido a su afección linfática (Herpin, 1855, pp. 1-36). Éste puso la pierna afectada bajo una fuente de gas carbónico, y tras sentir dolor y cosquilleos, al cabo de un rato dejó de sentir molestias y comenzó a caminar: por casualidad, descubre que el gas carbónico puede curar.

Los científicos describen el fenómeno como una afección dónde se acelera el corazón hasta llegar a una sensación de calor que quema. El gas carbónico afecta a las vías respiratorias, provocando pesadez en la cabeza y tendencia al sueño, mientras que aplicado sobre la piel provoca picor lumbar, perineal y genital; tras veinte minutos, los efectos desaparecen (Fredet, 1880, pp. 1- 11). Sin embargo, en las minas de ácido carbónico se detecta que los obreros sufren pérdidas de visión hasta llegar a la ceguera, pese a que en ese momento en Alemania se usan precisamente las duchas de gas carbónico para curar la pérdida de visión.

El gran descubrimiento de los efectos del gas carbónico sobre la piel y el sistema respiratorio y nervioso radica en que, según la dosis, el gas puede curar o matar, y que, según el tiempo de exposición, la intensidad de las emociones cambia progresivamente.

Este proceso de determinación del gas carbónico como fármaco encuentra su continuidad a lo largo del siglo XX con la fumigación contra las plagas de insectos y animales en cultivos y navíos. Así, el lazareto se establece como punto de control de las embarcaciones extranjeras, dónde se desratizan las bodegas y los puestos de pasajeros de tercera o cuarta clase.

La invención de la máquina hyproma permite rellenar el depósito con cianuro inerte, y difundir rápidamente el gas tóxico en otra sala (Chamaillard, 1932, pp. 500-511). Este sistema supone una gran simplicidad técnica y eficacia de consumo, así como una facilidad de transporte y un rápido apagado. El mismo sistema hyproma, originalmente creado para la erradicación de plagas, se aplicará en la cámara de gas para la pena de muerte individual, y posteriormente en las cámaras de gas en los campos de concentración para la muerte colectiva. Simultáneamente, las duchas colectivas se desarrollan como espacios de higiene, caracterizados por su eficacia de consumo.

3. La pena de muerte: Nevada State Prison

Desde finales del siglo XVIII se percibe al delincuente como un enemigo de la sociedad, haciendo necesario vigilar y castigar a la población obrera mediante las nuevas formas de poder político. En este contexto Bentham idea el panóptico, una geometría arquitectónica donde un solo individuo vigila a todo el mundo. Esta forma es sobre todo una estructura de gobierno y una manera de ejercer el poder sobre el espíritu. Durante el dominio napoleónico, el panóptico se materializa jurídica e institucionalmente sirviendo de modelo a diversos organismos en todo el mundo. La prisión nace en este momento del panoptismo generalizado, y se convierte en una tipología arquitectónica donde se puede manifestar el poder despojado y justificarse desde la moral. En la prisión el poder no se oculta, sino que se muestra como dominio a todos los niveles y, simultáneamente, se define como el bien que alberga su práctica (Foucault, 1981, pp. 63-64).

En 1858 el inversor neoyorquino Abraham Curry invierte en un terreno de cruce de caminos en el estado de Nevada para fundar un hotel. Éste resulta ser un lugar rico en agua y de fácil extracción de arenisca, pasando a ser un lugar estratégico dentro del estado, el Warm Springs Hotel. A falta de recursos económicos para construir una prisión, el hotel empieza a acoger a los convictos en su propiedad hasta convertirse en la prisión del estado de Nevada en 1901. Es por esto que el esquema constructivo inicial de esta prisión es el de un rancho de carretera, en el que viajeros y prisioneros comparten un mismo espacio.

En 1867 el Warm Springs Hotel sufre un incendio, tras el que los prisioneros reconstruyen un nuevo edificio (VVAA, 2012, p. 12). El acceso a la prisión conserva el carácter de hotel de carretera: un muro limita la propiedad con la vía, generando un camino privado que conforma el espacio de bienvenida al establecimiento (figura 2). En segundo plano, la fachada del edificio resulta del pliegue del muro en presencia del cruce de caminos que conforma la puerta principal. Detrás del edificio y del terreno ligeramente elevado, se encuentra el espacio de uso privado del hotel.

Fuente: Nevada State Libray & Archives

Figura 2: Entrada al Warm Springs Hotel a finales siglo XIX. 

A principios del siglo XX, el edificio es usado mayoritariamente como prisión. En 1901 se dicta una ley que obliga a ejecutar todas las sentencias de muerte del Estado en el propio establecimiento. Desde entonces, la prisión de Carson añade a su configuración inicial otros espacios de ejecución capital (VVAA, 2012, p. 7).

En la planta general del recinto de la prisión, se aprecia la disposición del edificio principal, separado de la carretera y formando un espacio de acogida frontal de planta triangular (figura 3). Esta rotación respecto al ángulo facilita el acceso en carro al recinto y su posterior maniobra. Asimismo, genera un espacio de acogida controlado y visible en su totalidad desde el edificio. Simultáneamente, la posición del edificio principal respecto a la parcela trapezoidal, supone una barrera ortogonal, acentuando la fuerza de sus límites como establecimiento, y generando así una zona posterior. Esta zona tiene como frente opuesto al edificio, una cantera de forma irregular que define al patio con un carácter doméstico. Dentro de éste, se ubican varios edificios aislados perpendiculares al principal, que ofrecen servicios complementarios: los baños, la lavandería, el hospital, y las distintas salas de ejecución.

Fuente: Nevada State Libray & Archives

Figura 3: Planta general de la prisión de Nevada, 1920. 

La sala de duchas se sitúa lateralmente al edificio, accediéndose a través de un pasillo exterior, mientras que la sala de ejecuciones se sitúa en la parte posterior, en el centro de la parcela. De este modo, se distingue la situación doméstica de las duchas, con cierto grado de intimidad, y la situación de total exposición de la sala de ejecución. En el mismo plano se puede observar la sala de ejecución de rifle en la parte convexa de la cantera. Asimismo, entre la sala de ejecuciones y el edificio principal, se encuentra la primera cámara de gas6.

En los debates acerca de la pena capital de esta época en Estados Unidos, se plantea la cuestión de la condena a muerte mediante una ejecución lo más humana posible; es decir, sin dolor. Con este propósito, en 1921 se convoca la Asamblea de proyecto de ley 230, en la que se dicta la sentencia de muerte mediante gas. Es una ley inspirada en los escritos del doctor Allan McLane Hamilton de 1916, Memorias de un alienista personal y profesional, en los cuales habla de una cámara letal donde el dióxido o monóxido de carbono se introduce durante la noche en el dormitorio del condenado, que nunca se levantará de su último sueño. En 1924 se construye la primera cámara de gas en la prisión de Carson (VVAA, 2012, p. 63).

Fuente: Nevada State Libray & Archives

Figura 4: Plano de la sala de ejecuciones, 1910. 

En el plano de la sala de ejecuciones de 1910 se distingue claramente un acceso para el preso, y otro diametralmente opuesto para los testigos. En ambos casos se accede directamente desde el exterior, lo cual confirma que se trata de un edificio aislado. El preso, desde el vestíbulo, es conducido ya sea a su izquierda, al calabozo sin ventanas, o a su derecha, a la celda de condena. Luego, a través de otro vestíbulo, se le lleva al punto de ejecución, que se sitúa en el centro de una sala, a modo de escenario, donde los testigos presencian el acto (figura 4).

En este caso, el sistema de ejecución es el de la horca (tal como indica la leyenda). A modo de escenario, la horca se sitúa en el centro de la sala, sobresaliendo de la zona de aprisionamiento como un escenario. Tal como se aprecia en la sección, la sala tiene 18 pies de altura (5,5 metros), y a 8 pies (2,4 metros) de altura se encuentra el altillo de la horca. Los testigos pasan por una antecámara para acceder a la sala de ejecución, donde encuentran de frente la horca y un desagüe por los cuales sumen los fluidos de la ejecución.

La sala de ejecución, de proporción doble-cuadrado, presenta un esquema axial, con dos accesos confrontados que se unen en la zona central de la sala de ejecuciones: una cadencia de mayor a menor volumetría en el sentido del espectador, y de menor a mayor intensidad emocional en el sentido del actor.

Fuente: Nevada State Libray & Archives.

Figura 5: Plano de la sala de duchas, 1910. 

El plano de la sala de duchas presenta una planta de idénticas proporciones y dimensiones, donde el acceso también se produce de forma central (figura 5). En primer lugar se encuentran los vestuarios, que ocupan la misma dimensión que la zona del condenado en la sala de ejecución. Tras dejar sus vestimentas en las taquillas, los presos pasan a la sala contigua, las duchas. Una retícula de 5x8 cabezales de duchas conforma esta instalación en una única sala de 45x30 pies (14x9 metros). En este caso, las personas ajenas al acto de la ducha, los vigilantes y ejecutores del baño, se sitúan en el mismo espacio que sus usuarios.

De este modo, la sala de ejecución y la sala de duchas presentan diversas analogías formales, aunque la disposición de los intervinientes y la concatenación del proceso son distintos. Lo que marca esta diferencia es el número de personas que componen cada parte y la acción que se desarrolla. Sin embargo, en ambos casos, la sala propiamente de las duchas y de ejecución, posee un carácter espectacular, donde los actores son los presos y los espectadores son los vigilantes o los testigos. En la sala de ejecuciones hay dos accesos confrontados en una sala central, mientras que en la sala de duchas hay sólo un acceso y un desplazamiento regresivo.

Fuente: Nevada State Libray & Archives.

Figura 6: Vista exterior (a) e interior (b) de la primera cámara de gas. 

A diferencia de la sala de la horca, la primera cámara de gas altera radicalmente la relación entre los testigos y el condenado (figura 6). La principal causa es la complejidad técnica del sistema, ya que la sala debe primero llenarse de gas durante el tiempo suficiente como para matar al preso, y luego evacuarse. Para ello se requieren dos salas, una de almacén y preparación, y otra que es realmente la sala de ejecución. En la sala de ejecución se encuentran dos sillas de madera ancladas al suelo y con correas para fijar a los condenados. Entre ambas sillas se halla un bidón horizontal que comunica mediante un tubo con el suelo que conduce a la sala contigua. El gas se evacúa directamente al exterior mediante un tubo metálico que sobresale de la cubierta. El conjunto de ambas imágenes muestra que los testigos presencian la escena desde el exterior a través de dos ventanas. Sólo se aprecia una puerta, por la que posiblemente se accede primero a la sala técnica y luego a la de ejecución.

Las primeras ejecuciones se anunciaron como un éxito: se podía presenciar el espectáculo de una muerte sin dolor. Tras varias ocasiones en las que los condenados tardaban mucho tiempo en morir, se dedujo que la sala era demasiado grande para conseguir la concentración necesaria de dióxido de carbono, prolongando el proceso de la muerte y, por tanto, el sufrimiento.

Fuente: Nevada State Libray & Archives.

Figura 7: Posición del edificio de los años 30. 

Entre 1920 y 1930 se llevan a cabo consecuentes transformaciones del edificio principal (figura 7). Crece en una planta y se amplía con un ala oeste de cuatro plantas. Esta nueva configuración supone un gran cambio, no sólo por el volumen añadido, sino por la forma de U que adquiere el edificio. Esta posición de un patio central rodeado de células recuerda en cierto modo al esquema panóptico, donde ya no se identifica el antiguo uso como hotel, sino el de la vigilancia permanente de un cuerpo encerrado en sí mismo.

Dos cuerpos exentos de una planta se sitúan en el patio: uno oblongo, y el otro cuadrado, que se trata de la segunda cámara de gas. La situación de la cámara en la esquina del conjunto actúa de articulación entre el edificio de las celdas y el patio interior, permitiéndole formar parte de la vida interior de la prisión, y al mismo tiempo ser accesible desde el exterior, gozando de una cierta posición discreta, parcialmente escondida.

Fuente: Nevada State Libray & Archives.

Figura 8: Esbozo (a) y vista (b) exterior de la segunda cámara de gas. 

La segunda cámara de gas ya no se plantea como una sala aislada dentro del patio, sino como un edificio con diversas estancias (figura 8). Desde el acceso, hay una amplia zona denominada corredor, con un aseo al fondo que da paso a cuatro celdas. En el lado opuesto está la cámara de gas con tres sillas ancladas al suelo y tres ventanas estancas. A su lado, la sala de operaciones de gas, a la que se accede desde el exterior, dispone de un tubo de alimentación de gas y de una mirilla para controlar el proceso visualmente.

En esta segunda cámara de gas, la complejidad técnica parece ser una preocupación más importante que la de hacer este proceso visible, aunque siguen existiendo ventanas para ver la ejecución. Y en efecto, tal como se aprecia en la fotografía de 1929, la ejecución en la cámara de gas atraía a diversas personas: en su mayoría hombres vestidos con gabardinas largas y sombrero, que observan con curiosidad, hacinados desde fuera, a través de la ventana hacia el interior del habitáculo de la muerte.

Por tanto, la segunda sala de gas presenta un edificio de mayor complejidad que la primera. En una esquina se sitúa el escenario, de puerta y ventanas herméticas, y los espectadores, dispuestos en dos fachadas. Asimismo, el condenado disfruta de un espacio de estancia antes de la ejecución.

Fuente: Nevada State Libray & Archives.

Figura 9: Vista exterior (a) e interior (b) de la tercera cámara de gas. 

En los años cincuenta se lleva a cabo otra intervención en el edificio principal, que implica la supresión de la segunda cámara de gas. Se prolonga el ala oeste, y se incorpora una nueva cámara de gas en la tercera planta. El acceso a ésta se produce directamente desde el exterior, a través de unas escaleras metálicas. El preso, tras subir las escaleras, se encuentra con un corredor que da a dos celdas a su izquierda. A la derecha, una puerta hermética semejante a la de un submarino, da acceso a la cámara de gas. De este modo, por primera vez, los testigos pueden presenciar la ejecución desde una sala interior, como era el caso de la horca en 1910. A diferencia de las cámaras anteriores, la tercera presenta una disposición mucho más sofisticada. La cámara de planta trapezoidal se abre al público con la extracción del gas incorporada. Una ventana lateral a la derecha permite el control desde la sala de control.

Durante estos años la prisión del estado de Nevada en la ciudad de Carson sufre distintas transformaciones arquitectónicas que visibilizan una creciente preocupación por la tecnificación del proceso de la pena de muerte, lo cual implica la eliminación del dolor en el trascurso del óbito. Una vez perfeccionada la técnica y normalizado el espectáculo de la muerte, se introduce el confort en la escenificación.

4. La ducha como dispositivo: Theresienstadt

Para Foucault un dispositivo alude a la red establecida entre un conjunto heterogéneo de estructuras de gobierno, adquiriendo una función estratégica dominante inscrita en un juego de poder. Así, el término dispositivo se refiere a la disposición de una serie de prácticas y de mecanismos que han de hacer frente a una emergencia y lograr un determinado efecto (Foucault, 1980, pp. 194-196).

El uso del gas como arma durante la primera guerra mundial, supone un ataque al entorno del enemigo, sumergiéndolo el tiempo suficiente en un medio sin condiciones de vida. El primer ataque con gas de cloro ocurre en 1915, cuando los ejércitos alemanes instalan en batería al borde de las trincheras miles de botellas de gas escondidas, que al ser destapadas producen daños gravísimos en las vías respiratorias de sus enemigos7.

Tras el fin de la primera guerra, los mismos ingenieros químicos que habían desarrollado estos métodos, siguieron aplicándolos contra las plagas de animales. De este modo, salió al mercado el Zyklon B - la misma sustancia usada por el hyproma y por la prisión de Nevada - que permitía que el ácido cianhídrico fuese reabsorbido rápidamente por la harina fósil.

Desde los años 30, en Alemania empezó a practicarse la eutanasia aprobada por Hitler a los niños deformes. Pero la eutanasia aplicada a los adultos era un proyecto de mayor envergadura que requería una metodología más eficaz. En este punto se encuentran la cámara de gas y la ducha colectiva en un mismo proyecto, la cámara de gas nazi.

Esta cámara de gas no contaba con un modelo constructivo a seguir. Al tratarse de una actividad oculta, se evitó toda referencia a su nombre, llevándose a cabo normalmente en construcciones originalmente concebidas para otro uso. Por eso no existe un plano dónde se indique explícitamente cómo son y cuáles son sus partes. El caso más conocido es el del campamento de Auschwitz-Birkenau, donde se produjeron un mayor número de muertes. Una vez perdida la guerra, los alemanes procuraron destruir todas las pruebas, con el fin de borrar cualquier rastro posible.

Perdura aún hoy una confusión social acerca de las salas de duchas y las cámaras de gas. Las duchas colectivas en los campamentos nazis existían, del mismo modo que las duchas militares o las duchas escolares en sus respectivos contextos. Se trata de duchas de higiene para la limpieza corporal. También se usaban en el protocolo de recepción del campamento, como método de desinfección y de control sanitario. Independientemente de las duchas de higiene, existieron las cámaras de gas8. Todas las teorías y testimonios directos que apuntan a su existencia dicen que, a los judíos que iban a ser ejecutados, les hacían creer que iban a tomar una ducha: ansiosos por recibirla para limpiar sus cuerpos, se desnudaban voluntariamente y entraban en la sala indicada, que no estaba provista de instalaciones de duchas, sino que disponían de alguna lámpara y de una puerta hermética. Una vez cerrada la puerta, los sonderkommando activaban la máquina de desratización y esperaban hasta dejar de oír gritos de socorro. Más tarde abrían las esclusas de las rejillas de ventilación el tiempo suficiente como para evacuar el gas de la sala, y volver a abrir las puertas.

Los suboficiales de la SS abren unas oberturas camufladas en chimenea, insertan los cristales azul-gris del ciclón B. Ponen en marcha los motores de los camiones, el ruido cubre los gritos de los moribundos. Mientras tanto hacen bromas innobles: el agua de la ducha debe estar quemando para que griten tan fuerte. Los ronquidos de los motores se apagan con los gemidos de los últimos moribundos. Por lo demás, la vida del campo tomaba su curso normal (Müller, 1981, p. 73).

Fuente: United States Information Service.

Figura 10: Sala de duchas (a) y autoclave (b) del campamento Struthof. 

Para constatar el nivel de confusión que hay sobre la imagen de las duchas colectivas y de las cámaras de gas, sirvan de ejemplo las duchas del campamento Struthof (figura 10). Según afirma la leyenda de las dos fotografías de la United States Information Service, se trata de las duchas de gas colectivas, y de una cámara de gas individual para hacer experimentos. Sin embargo, René Chevrolet9 desmiente estas leyendas. Afirma que se trata de una auténtica sala de duchas donde las personas se duchaban con agua, y de un autoclave para desinfectar la ropa en grandes cantidades.

Fuente: René Chevrolet (a), Michel Séméniako (b).

Figura 11: Cámara de gas en Struthof (a) y en Auschwitz- Birkenau (b). 

Sólo existe una cámara de gas en Struthof, que está a 1,5km del campamento y está desprovista de instalación de fontanería (figura 11a). Tanto la cámara de gas del campamento de Struthof como la del Campamento I de Auschwitz, conservan cierta similitud formal, ya que se trata de una sala sin ventanas, de materiales brutos aparentes (evadiendo el alicatado y el falso techo añadidos posteriormente), como los de un sótano, sin apenas instalaciones. Sin embargo, la primera tiene un sumidero y una trampilla en el suelo, mientras que no parece haberlas en Auschwitz. La sala de Auschwitz mide unos 5mx40m y se ven dos puertas, mientras que la sala de Struthof mide unos 5mx5m y tiene una sola puerta.

Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, decía que la acción de repetir una misma mentira, acaba transformándola en realidad (Villatoro, 2015). En este sentido, Theresienstadt, fue un campamento de concentración en la antigua Checoslovaquia que los alemanes publicitaron como un paraíso. Durante la Segunda Guerra Mundial se creyó que este lugar era un balneario y fue ofrecido a los judíos para resguardarlos. En 1944 la Cruz Roja Internacional accedió al campamento con el fin de redactar un informe sobre la vida en este recinto. Los presos fueron obligados a aparentar vivir en un mundo feliz, haciendo parecer evidente que se trataba de un lugar ideal, ubicado en medio de la naturaleza, abierto sólo a ciertos judíos electos.

De hecho, muchos Prominenten10 se prestaron voluntarios para vivir en esta zona exclusiva. Profundamente engañados, se preparaban para asistir a una festividad elitista, pero al llegar al supuesto paraíso todas sus pertenencias les eran arrebatadas.

5. Conclusiones: hacer vivir y dejar morir 11

La cámara de gas y la ducha penitenciaria son dispositivos de control físico y psíquico cuyo efecto reside en la intensidad y el tiempo de exposición, pero también son un espectáculo donde intervienen espectadores, actores y técnicos.

Estudiando su devenir se descubren tres funciones - la fumigación, la pena de muerte y el genocidio - que corresponden a tres tipologías constructivas: la caja, la cabaña y la sala. En esta progresión de formas arquitectónicas se puede observar una tendencia a la hermetización y a la sofisticación de recursos, para construir un discurso de poder discreto. Asimismo, se observa como constante la ocultación de la espectacularidad de su contenido y, sin embargo, una masificación de los intervinientes, dando como resultado la politización del arte (Benjamín, 2003) en la que el valor cultual es proporcional a su hermetismo.

La cámara de gas nazi supone la creación de una de las primeras armas de destrucción masiva, es decir, de la demostración de capacidad de control sobre el valor de la vida y de la muerte. Este hecho supone un cambio de paradigma en la arquitectura del poder soberano: del espectáculo de la muerte como muestra del poder llevada a cabo en una estructura centrípeta y frontal, se pasa a la sofisticación de sus medios como técnica moral practicadas clandestinamente en un sótano impreciso.

La higienización del cuerpo y del alma ha pasado de ser un remedio frente a una necesidad durante los siglos XVIII y XIX, a ser un peligro frente al delirio soberano en los siglos XX y XXI, perdiendo el sentido de su razón.

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1Ducha proviene del latín ductiare, que significa dirigir, y su raíz duct- ha dado lugar a dos familias de palabras relativas a la dirección física (conducto, dúctil...) y psíquica (conducta, educación...). Por tanto, la ducha es la dirección de un fluido hacia el cuerpo y que afecta a su condición sensitiva.

2Según Foucault (2007) a partir del siglo XVIII aparecen los mecanismos e instituciones (hospitales, prisiones, escuelas...) que pretenden resolver la cuestión de la población considerada anormal (dementes, huérfanos, delincuentes...) mediante el encierro protocolizado y la difusión pastoral del poder soberano.

3Tal como dilucida Derrida (1997), la palabra pharmakon ha venido a traducirse como remedio, hecho que ha ensalzado su función beneficiosa y positivista, frente a su significado negativo y destructivo de veneno o droga que en la antigua Grecia eran igualmente importantes.

4En el sentido definido por Agamben (2009), el término dispositivo utilizado por Foucault (1977) hace referencia al positivismo y a la posición, es decir, a las relaciones entre las estructuras de poder que determinan la vida y dominan la muerte como procesos.

5Este artículo es un capítulo de una tesis doctoral en curso, cuyo objetivo es desvelar la ducha como dispositivo. Por este motivo, este artículo se centra en las duchas de gas. Para el lector interesado en conocer más sobre las distintas formas de duchas desde la industrialización, podrá consultar la tesis próximamente.

6En el plano, la sala de duchas y la de ejecución están señaladas en amarillo. La primera sala de gas está señalada en azul. La sala de ejecución de rifle está señalada en rojo.

7Según fuentes oficiales francesas hubo 3 muertos; según las alemanas hubo 5.000.

8Hay una corriente denominada negacionista que defiende que las cámaras de gas no existieron porque no se ha podido demostrar fehacientemente su existencia.

9René Chevrolet es el responsable actual de la memoria y patrimonio del campamento de Struthof. Fue consultado para elaborar este artículo el 23 de febrero de 2017.

10Nombre que se dio a estos “pioneros”.

11En Derecho de muerte y poder sobre la vida, Foucault (1984) revela la importancia del deseo, y por tanto el odio y la culpa, como motor instructor en las relaciones de poder soberano. Esta condición característica de la sociedad moderna, hace de la vida un proceso de control y de la muerte un asunto susceptible de derecho.

Recibido: 18 de Septiembre de 2017; Aprobado: 11 de Marzo de 2018

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