Forma sugerida de citar:
González-Moreno, A. y Molero-Jurado, M. del M. (2022). Creatividad y variables relacionadas según la etapa educativa: revisión sistemática. Alteridad, (17) 2, 246-261. https://doi.org/10.17163/alt.v17n2.2022.06
1 Introducción
La creatividad puede entenderse como una conducta que surge de manera espontánea que conlleva un enfoque personal y no es repetitiva; así como se encuentra en un permanente cambio y búsqueda de nuevas ideas combinando pues las nociones ya conocidas, pero hay que tener en cuenta que se trata de un término bastante complejo que puede abarcar diferentes ámbitos (Barbachán et al., 2020).
Este término ha captado un gran interés en los últimos años debido a la aparición de ciertos términos como resiliencia, coaching o inteligencia emocional, más no hay que olvidar que la creatividad no es un término exclusivamente moderno, sino que se encuentra presente desde la aparición del ser humano (Morales-Valiente, 2017).
Atendiendo a los orígenes de este concepto, son muchos los autores que han contribuido en estudiar este fenómeno. Uno de los más destacados es J. P. Guilford, que hace referencia a la creatividad como las cualidades que tienen las personas creativas como la originalidad, la fluidez, la flexibilidad y el pensamiento divergente (Guilford, 1980). Por otro lado, otro autor clásico sería P. Torrance, quien relaciona la creatividad con un proceso que tiene como finalidad poner a prueba unas hipótesis iniciales e interpretar los resultados obtenidos (Torrance, 1969). La existencia de tantas definiciones sobre creatividad se debe a que este término ha ido evolucionando a lo largo de los años y, a su vez, puede tener en cuenta diferentes puntos de vista (Corbalán, 2008; Garaigordobil, 2003).
Aunque no existe un concepto unánime sobre creatividad, muchos autores coinciden en que toda persona tiene la posibilidad y capacidad de ser creativo ya que esta se encuentra condicionada por la motivación, preparación, interés y disposición a la creación de algo original y novedoso (Caeiro-Rodríguez, 2018; Gómez et al., 2017; Hammershøj, 2014; Hernández et al., 2015; Sánchez et al., 2016). Además, se ha estudiado la estrecha relación existente en la creación de nuevas ideas con diferentes partes del cerebro, que permite que las personas puedan analizar, asociar e interpretar los nuevos conocimientos que se van adquiriendo (Elisondo y Donolo, 2015; Ramos et al., 2017).
Penagos y Aluni (2000) indican que es necesario poseer una serie de destrezas y conocimientos acerca de la temática donde se pretende ser creativo, así como, es imprescindible que el sujeto muestre una alta motivación intrínseca y cierta capacidad para disminuir las presiones extrínsecas. Por ello, atendiendo a las diferentes destrezas, se puede hablar de la existencia de diferentes tipos o niveles de creatividad. Dow y Mayer (2004) calificaron la creatividad haciendo referencia al campo predominante en el que actúa, concretamente, creatividad verbal, creatividad matemática y creatividad espacial. Por otro lado, Fuentes y Torbay (2004) propusieron tres tipos de creatividad en relación con la cantidad de imaginación que añada la persona en su proceso o producto: creatividad objetiva, creatividad imaginativa y creatividad inventiva.
El desarrollo de la creatividad en una persona promueve no solo la adquisición de habilidades que potencien la resolución de problemas, sino que fomenta ciertas destrezas sociales como la interacción con los demás (Cuetos et al., 2020). Por ello, es necesario llevar a cabo ciertas estrategias o recursos que ayuden a desarrollar y/o potenciar la creatividad. Labarthe y Vásquez (2016) llevaron a cabo un taller de escritura creativa que fomentó la capacidad creativa del grupo particpante. Por otro lado, Aqueveque y Romo (2018) efectuaron una intervención con dos grupos de lactantes (uno de control y otro experimental), aplicando ciertas actividades multi-sensoriales basadas en la manipulación. El efecto de esta investigación fue significativo, por lo que se puede decir que el desarrollo de la creatividad no tiene límites en cuanto a la edad. Al igual ocurre con el sexo, donde los estudios no han encontrado diferencias significativas que permitan distinguir la capacidad creativa en hombres o mujeres (González y Molero, 2022a).
Aunque la creatividad puede llevarse a cabo en diversos contextos y a diferentes edades (Marrero et al., 2019; Ortega et al., 2016), cada vez son más los estudios que se centran en analizar esta capacidad dentro del contexto educativo (Aldana et al., 2021; González y Molero, 2022b). La importancia de este constructo en dichas etapas se relaciona con que la creatividad está ligada con el aprendizaje y los procesos vinculados con la construcción de nuevos conocimientos (Elisondo y Donolo, 2016).
Las escuelas buscan transformar la educación mediante la creatividad con la finalidad de crear personas capaces de desarrollar nuevas maneras de aprender, pensar y trabajar; potenciando así a estudiantes activos y competentes a la hora de tomar decisiones en los procesos de cambios (Canelo et al., 2015). Además, los cambios sociales plantean la necesidad de promover en el estudiantado habilidades relacionadas con la creatividad y la resolución de problemas (Casado y Checa, 2020), por lo que es necesario identificar cuáles son las variables que se relacionan con dicha capacidad. Por ello, cabe la necesidad de resaltar la existencia de una serie de recursos tales como cuestionarios o instrumentos que han sido elaborados con la finalidad de emitir un juicio fundamentado acerca de los distintos aprendizajes logrados (González y Molero, 2021; Medina y Verdejo, 2020; Romo et al., 2016). Esta idea conlleva a que cada vez más instituciones educativas se comprometan en conocer su nivel creativo tanto del propio alumnado como de los docentes (de la Torre et al., 2018). Entre algunos de dichos instrumentos más destacados para la identificación de la creatividad se encuentra el Test CREA (Corbalán et al., 2003), el cual se basa en medir la creatividad del alumnado a partir de un material gráfico que permite el desarrollo de diferentes tareas por descubrimiento y la resolución de problemas.
Objetivo
El objetivo de esta revisión sistemática es identificar cuáles son las variables más utilizadas en los estudios sobre creatividad en estudiantes atendiendo al nivel educativo.
2 Metodología
Esta revisión sistemática ha sido diseñada a partir de las pautas establecidas para el desarrollo de revisiones de calidad (Alexander, 2020) y cuenta con los principios de la declaración PRISMA 2020 (Page et al., 2021; Yepes-Núñez et al., 2021).
2.1 Búsqueda y procedimiento
Para dar comienzo a esta revisión sistemática, en primer lugar, se ha llevado a cabo una consulta tanto en las bases de datos de Dialnet Plus y Web of Science como en el buscador de Google Académico. Para ello, se han tenido en cuenta los descriptores “creatividad” e “instrumento”, así como, otras palabras sinónimas a esta última como “cuestionario”, “escala”, “evaluación” e “inventario”. Los operadores booleanos que se han utilizado en las fórmulas de búsqueda han sido AND y el uso de comillas (“”). Por tanto, la búsqueda ha estado establecida mediante las siguientes fórmulas de búsqueda: “creatividad” AND “instrumento”; “creatividad” AND “cuestionario”; “creatividad” AND “escala”; “creatividad” AND “evaluación”; “creatividad” AND “inventario”. Un aspecto por destacar es que dichas búsquedas se han realizado tanto en español como en inglés. Además, se han tenido en cuenta una serie de filtros como el tipo de documento, idioma, disponibilidad del texto y año de publicación. La tabla 1 muestra los diferentes resultados obtenidos en las bases de datos consultadas según cada fórmula de búsqueda.
2.2 Criterios de inclusión y exclusión
Una vez realizada la búsqueda inicial de estudios, se han establecido una serie de criterios tanto de inclusión como de exclusión con la finalidad de seleccionar aquellos estudios que más se relacionan con la temática a abordar.
En primer lugar, atendiendo a los criterios de inclusión, se han tenido en cuenta las siguientes características: a) aquellos estudios cuyo tipo de documento fuera artículo de revista; b) el idioma de la publicación debía ser en español o inglés; c) debían tener acceso directo al texto completo; d) estudios de corte empírico; e) publicaciones entre 2000 y noviembre de 2020; f) participantes que fueran estudiantes de infantil, primaria, secundaria o universidad. Por el contrario, como criterios de exclusión, se han desvinculado de esta revisión sistemática aquellos estudios que contaran con las siguientes peculiaridades: a) aquellos documentos pertenecientes a capítulo de libro, libros, tesis y trabajos de fin de estudios; b) idiomas diferentes al español o inglés tales como portugués, francés, chino,…; c) aquellos que no se pudiera acceder al texto completo; d) estudios de corte cualitativo; e) publicaciones anteriores al año 2000; f) participantes que no fueran estudiantes como adultos, personas mayores, trabajadores.
Con base a estos criterios se seleccionaron un total de 46 artículos para su posterior análisis en el siguiente apartado de esta revisión sistemática. Mediante la búsqueda inicial a partir de las diferentes fórmulas de búsqueda indicadas anteriormente se han obtenido un total de 16 694 resultados. A esta primera búsqueda se le aplicaron los filtros pertenecientes a las bases de datos obteniendo así 4269 y, más adelante, se aplicaron los criterios de inclusión y exclusión dando lugar a 76 estudios. Dichos estudios se examinaron manualmente y se seleccionaron 46 artículos. Todo este proceso puede verse en la figura 1.
3 Resultados
Una vez seleccionados los artículos a incluir en esta revisión sistemática, se elaboró la figura 2 con la intención de mostrar visualmente algunos aspectos destacados de estos resultados.
Observando la figura 2, se puede ver cómo estos estudios pueden ser divididos en tres etapas educativas, concretamente, infantil y primaria, secundaria y universitaria; siendo así la etapa de secundaria donde más estudios existen. Además, la mayoría de dichos estudios han sido publicados durante la segunda década de los 2000 y el idioma más predominante es el inglés. Para finalizar, en relación con las edades de los participantes, la mayoría de los estudios se centran en sujetos entre los 13 y 18 años, siendo el grupo menos representado el de 0 a 6 años.
Para poder analizar los artículos seleccionados, se han dividido dichos estudios en tres tablas atendiendo al nivel educativo al que pertenecen. Por tanto, la tabla 2 hace referencia al alumnado de infantil y primaria; la tabla 3 alude a estudiantes de educación secundaria; por último, la tabla 4 se enfoca en estudiantes universitarios.
La tabla 2 muestra las ideas principales de los artículos enfocados en estudiantes tanto de infantil como de primaria. Las variables más estudiadas a estas edades en relación con la creatividad son la inteligencia (Gatica y Bizama, 2019; Ortega et al., 2017; Salavera et al., 2019; Vallverdú et al., 2016) y aspectos relacionados con el arte y la música (Fazaie y Ashayeri, 2018; Krumm y Lemos, 2012; Marchena et al., 2017). Otras variables también estudiadas a dichas edades son las emociones (Hernández et al., 2020), confianza y aprendizaje (Trowsdale et al., 2019), rendimiento académico (Lamana y Peña, 2018), personalidad (Krumm et al., 2018), control de agresión (Jarareh et al., 2016), percepción y producción creativa (Krumm et al., 2015), estilos parentales (Krumm et al., 2013) y autoconcepto (Franco, 2006).
La tabla 3 se refiere a los estudios sobre la creatividad orientados a estudiantes de educación secundaria. Esta tabla muestra cuáles son las variables más comunes relacionadas con la creatividad en estas edades.
La inteligencia es el término más estudiado (Belmonte et al., 2017; Mededovic y Dordevic, 2017; Nakano et al., 2016; Nakano et al., 2015; Pérez-Fuentes et al., 2020; Ramírez et al., 2019; Rico et al., 2016; Rodríguez et al., 2016) seguidamente del rendimiento académico (Alonso et al., 2015; Bermejo et al., 2014; Caballero y Fernández, 2018; Castañeda et al., 2017; Pérez-Fuentes et al., 2019; Ramos et al., 2017). Los demás estudios se enfocan en otras variables relacionadas con la motricidad (Méndez y Fernández, 2019; Piya-amornphan et al., 2020), las matemáticas (Gontijo y Fleith, 2009; Zainudin et al., 2019;), la personalidad (Nakano et al., 2016) y en conocer las diferencias existentes entre género y nivel educativo (Esparza et al., 2015).
Por último, la tabla 4 presenta los estudios cuya muestra son estudiantes universitarios.
Al igual que en las anteriores edades, la inteligencia también es la variable más estudiada en relación con la creatividad (Elisondo et al., 2009; Oseda et al., 2019; Rodríguez et al., 2015).
A continuación, se encuentra la adquisición de la lengua extranjera (Novikova et al., 2020; Ramankulov et al., 2019), el rendimiento académico (Elisondo et al., 2018; Núñez-Martínez, 2017), los estilos de pensamiento (Gutiérrez et al., 2013; Kua-Chen, 2018), la gestión del conocimiento (Tebranineshat y Rakhshan, 2018) y las diferencias entre género, edad y elección de estudios (Caballero et al., 2019).
4 Discusión y conclusiones
La creatividad es un concepto bastante complejo que ha estado presente desde los inicios del ser humano y que, aunque todavía no exista un concepto generalizado sobre este término, son muchos los investigadores que han dedicado parte de su tiempo a estudiar las características de este constructo (Barbachán et al., 2020; Caeiro-Rodríguez, 2018; Corbalán, 2008; Garaigordobil, 2003; Gómez et al., 2017; Guilford, 1980; Hammershøj, 2014; Hernández et al., 2015; Morales-Valiente, 2017; Sánchez et al., 2016; Torrance, 1969).
Teniendo en cuenta las diferentes temáticas que se pueden tener en cuenta a la hora de ser creativo, puede considerarse que existen diversos tipos de creatividad (Dow y Mayer, 2004; Fuentes y Torbay, 2004). Por ello, ciertos autores como Aqueveque y Romo (2018) y Labarthe y Vásques (2016) han llevado a cabo ciertas estrategias para fomentar la creatividad y el desarrollo de destrezas sociales (Cuetos et al., 2020).
Mediante la realización de esta revisión sistemática se ha podido comprobar cuáles son las variables que más se utilizan en los estudios sobre creatividad en relación con el nivel educativo. Sin distinción de nivel académico, la variable más estudiada acerca de la creatividad es la inteligencia (Belmonte et al., 2017; Elisondo et al., 2009; Gatica y Bizama, 2019; Mededovic y Dordevic, 2017; Nakano et al., 2016; Nakano et al., 2015; Ortega et al., 2017; Oseda et al., 2019; Pérez-Fuentes et al., 2020; Ramírez et al., 2019; Rico et al., 2016; Rodríguez et al., 2016; Rodríguez et al., 2015; Salavera et al., 2019; Vallverdú et al., 2016). Esta relación está vinculada a cómo la creatividad se encuentra presente tanto dentro del aprendizaje como en los procesos involucrados en la creación de nuevos conocimientos (Elisondo y Donolo, 2016).
Otra de las variables donde también coinciden dichos estudios es el rendimiento académico (Alonso et al., 2015; Bermejo et al., 2014; Caballero y Fernández, 2018; Castañeda et al., 2017; Elisondo et al., 2018; Lamana y Peña, 2018; Núñez-Martínez, 2017; Pérez-Fuentes et al., 2019; Ramos et al., 2017).
Todas las demás variables estudiadas no son comunes en los diferentes niveles académicos. Las investigaciones en infantil y primaria se enfocan en aspectos como las artes plásticas, emociones, confianza, personalidad, control de agresión, producción creativa, estilos parentales y autoconcepto (Fazaie y Ashayeri, 2018; Franco, 2006; Hernández et al., 2020; Jarareh et al., 2016; Krumm et al., 2018; Krumm et al., 2015; Krumm et al., 2013; Krumm y Lemos, 2012; Marchena et al., 2017; Trowsdale et al., 2019),
Por otro lado, las relacionadas con estudiantes de secundaria hacen hincapié en la motricidad, solución de problemas matemáticos, personalidad y diferencias entre género y nivel educativo (Esparza et al., 2015; Gontijo y Fleith, 2009; Méndez y Fernández, 2019; Nakano et al., 2016; Piya-amornphan et al., 2020; Zainudin et al., 2019).
Por último, los estudios sobre estudiantes universitarios se relacionan con la adquisición de la lengua extranjera, los estilos de pensamiento, la gestión del conocimiento y las diferencias existentes entre género, edad y elección de estudios (Caballero et al., 2019; Gutiérrez et al., 2013; Kua-Chen, 2018; Novikova et al., 2020; Ramankulov et al., 2019; Tebranineshat y Rakhshan, 2018).
Cada uno de estos estudios revela la importancia que tiene la creatividad dentro del contexto educativo sin distinción de la edad o la etapa educativa en la que se encuentre el alumnado; ya que mediante ciertas estrategias relacionadas con la creatividad se pueden potenciar habilidades para desarrollar jóvenes activos y capaces de tomar decisiones o resolver los problemas que se les planteen por sí solos (Canelo et al., 2015; Casado y Checa, 2020). Algunos de estos recursos a tener en cuenta son los instrumentos existentes para identificar esta capacidad como el Test CREA (Corbalán et al., 2003).
En definitiva, como conclusión, cabe destacar que la inteligencia y el rendimiento académico son las variables más estudiadas en relación con la creatividad en todos los niveles académicos establecidos. Sin embargo, cada etapa educativa se vincula con diferentes elementos en el desarrollo de la creatividad, que pueden estar determinados por las necesidades de cada periodo educativo. Así, las primeras etapas escolares se enfocan más en la creatividad con aspectos más emocionales y a medida que se van aumentando los cursos se centra más en el conocimiento. Algunas de las limitaciones que se han podido contemplar en la realización de esta revisión sistemática es que algunos de los estudios seleccionados inicialmente no aportaban información sobre el instrumento utilizado para medir la creatividad en los participantes, por lo que tuvieron que ser excluidos posteriormente.
Como futuras líneas de investigación se puede tener en cuenta la evolución de los estudios sobre creatividad que, como se ha mencionado en el apartado de resultados, han aumentado significativamente en la última década. Algunas de las interpretaciones que se pueden hacer sobre esta idea es que, en la actualidad, los investigadores tienen mayor acceso a los estudios gracias a las nuevas tecnologías, lo que favorece la búsqueda de información. Además, otras implicaciones prácticas que puede tener este trabajo es analizar los diferentes instrumentos que sirven para medir la creatividad. Para finalizar, es preciso resaltar la necesidad de conocer tanto los instrumentos como las variables que intervienen en los recursos elaborados para determinar la creatividad; pudiendo así desarrollar intervenciones adecuadas con estudiantes para potenciar esta capacidad y formar jóvenes habilidosos en la resolución de problemas en su vida cotidiana.