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ALTERIDAD.Revista de Educación

versión On-line ISSN 1390-8642versión impresa ISSN 1390-325X

Alteridad vol.13 no.2 Cuenca jul./dic. 2018

https://doi.org/10.17163/alt.v13n2.2018.03 

Monográfica

Sexualidad y juventud: experiencias y repercusiones

Sexuality and youth: experiences and repercussions

1Profesor Orientador de la Universidad Federal de São Paulo, Brasil

2Profesora de la Universidad de Guarulhos, Brasil

3Profesor de la Universidad Estatal del Norte de Paraná


Resumen

Este estudio tuvo por objetivo buscar cualitativamente la comprensión de las percepciones de las experiencias vividas por jóvenes de ambos sexos acerca de las relaciones amorosas y sexuales, buscando evaluar los impactos de esas experiencias en la vida de esos jóvenes. El estudio contó con un abordaje cualitativo realizado con sesenta participantes, con edades entre 14 y 20 años, que frecuentaban dos escuelas públicas de educación secundaria de la región sur del municipio de São Paulo. Los datos fueron recogidos por medio de la aplicación de la técnica de grupo focal y analizados por el método de análisis de contenido, del tipo análisis categorial. Los resultados fueron categorizados y organizados en tres temas: incursiones en el campo amoroso, iniciación sexual e impacto en la vida. Se concluyó que a pesar de tratarse de un estudio limitado, produjo un contenido denso y significativo acerca de las experiencias amorosas y sexuales y consecuencias en la vida de esos jóvenes, que contribuirá para discusiones sobre el tema y nuevos estudios.

Palabras clave Juventud; comportamiento sexual; educación en sexualidad; salud sexual; sexualidad

Abstract

The objective of the study is to qualitatively search for the understanding of the perceptions of experiences experienced by young people of both sexes in terms of love and sexual relationships, seeking to evaluate the impacts of these experiences in their lives. The study adopted a qualitative approach, made with 60 participants, aged between 14 and 20 years old, who attended two public high schools in the southern region of the municipality of São Paulo / Brazil. The data were collected using the strategy of the focus group and analyzed through the method of content analysis, type categorical analysis. The results were categorized and their organization made into three themes: incursions in the love field, sexual initiation and the impact on life. At the end of the study, it was concluded that even if it had limitations, it contributed rich and significant content in terms of the love and sexual experiences and consequences in the lives of young people, what will contribute to the discussions on the subject and in new studies.

Keywords Youth; sexual behavior; education in sexuality; sexual health; sexuality

Forma sugerida de citar:

Brêtas, J. R. S, Moraes, S. P., & Zanatta, L. F. (2018). Sexualidad y juventud: experiencias y repercusiones.Alteridad, 13(2), 192-203. https://doi.org/10.17163/alt.v13n2.2018.03.

1. Introducción

Este estudio hace parte de las acciones desarrolladas con jóvenes que participaron de las actividades de Educación en Sexualidad promovidas por investigadores y estudiantes de posgrado vinculados al Grupo de Estudios sobre Corporalidad y Promoción de la Salud (Gecopros) de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) por medio de cursos de extensión y eventos. Durante la realización de las numerosas actividades, muchas dudas, curiosidades, mitos y tabúes circularon por los discursos de los/las participantes. Entre los varios asuntos desarrollados sobre ‘cuerpo y sexualidad’, se desvelaron las dimensiones de ideación y simbólicas de la producción de subjetividades, particularmente en relación a la diversidad de representaciones acerca de las primeras experiencias, de los encuentros amorosos y de las prácticas sexuales.

Para este estudio adoptamos el término juventud como una categoría social. La idea de juventud abarca el intervalo entre las funciones sociales de la infancia y de la persona adulta (Groppo, 2000).

Considerando la complejidad del asunto sobre el comportamiento sexual del adolescente/joven, construimos un proyecto mayor involucrando las representaciones de la adolescencia y juventud (CEP nº 1126/2016), teniendo como uno de los temas las relaciones amorosas y sexuales entre adolescentes/jóvenes y la identificación de las subjetividades resultantes de esas experiencias. Así, este artículo tiene por objetivo presentar un producto emergente del análisis de datos recogidos en la realización de las acciones desarrolladas por el Gecopros.

En ese contexto, es el campo social que proporciona la construcción de la subjetividad y los padrones de comportamiento. Consecuentemente esas influencias afectan la totalidad de los acontecimientos, tornando la adolescencia un evento único de experimentaciones y aprehensión de los modelos divulgados.

Entendemos que la sexualidad es un elemento fundamental en todos los momentos del desarrollo humano, que involucra prácticas y experiencias relacionadas a la satisfacción, a la afectividad, al placer, a los sentimientos, al ejercicio de la libertad y a la salud. La sexualidad es una construcción histórica, cultural y social, y se transforma de acuerdo con las relaciones sociales. Sin embargo, en muchas sociedades sufren censura y limitaciones en sus posibilidades de vivencia plena por causa de la construcción de mitos, tabúes, preconceptos, interdicciones y relaciones de poder.

Para Foucault (2014), la sexualidad es una relación de poder entre hombres y mujeres, padres e hijos, educadores y alumnos, sacerdotes y laicos y otros. Esas relaciones son establecidas de acuerdo con los presupuestos de determinada cultura sobre el sexo, una vez que existen variaciones en contextos espaciales y temporales de la historia de cada pueblo.

No existe un sujeto que no esté intrínsecamente ligado a las relaciones de poder. La sexualidad está relacionada con el deseo y la verdad exponiendo cuestiones morales y éticas. Por lo tanto, surgen la abstención, el respeto y la interdicción, de forma que el individuo se somete a imperativos de varias naturalezas en relación a la sexualidad sin que esta temática sea claramente discutida como cualquier otra cuestión humana.

Entretanto, a pesar de las numerosas transformaciones culturales, del crecimiento tecnológico-científico de la sociedad y de la libertad de expresión, aún hoy muchas personas presentan dificultades al hablar sobre sexualidad o exponer sus dudas, experiencias, sentimientos o problemas en esta área. En la familia, el diálogo con los hijos respecto del tema aún es escaso o inexistente y, muchos familiares son contrarios a la idea de que el asunto sea discutido en el salón de clase. De la misma forma, algunas instituciones restringen la discusión de la temática y, por consiguiente, el desarrollo de proyectos junto a la comunidad. Otras veces tratan el tema de forma que alimenta preconceptos, discriminaciones y/o prohibiciones, sobre todo distanciándose de una visión laica y científica.

La juventud es un momento de (re) descubrimiento y la sexualidad se construye en el transcurso de la vida. Es parte de la historia personal de cada individuo tejida por las relaciones interpersonales entre individuo, el ambiente, la cultura y su contacto con el ideario de visiones del mundo. Es en ese sentido que Foucault (2014) refiere que la sexualidad no se construye solo en la dimensión biológica, pero principalmente en el imaginario. La sexualidad está en el plano no solo en lo palpable, sino también en el discurso que lo sustenta.

En esa misma línea de raciocinio, se destaca que la ciudadanía también se da por el acceso al conocimiento y dominio del propio cuerpo, ya que estos son los referentes de la existencia humana, en el espacio e historia social. El conocimiento sobre el cuerpo y sexualidad es referencial para la autoestima, la libertad, la identidad, el placer sexual, así como, el respeto al propio cuerpo y al cuerpo del otro con quien se relaciona.

En ese contexto, se entiende que la familia, la escuela y el Estado necesitan buscar y defender la transversalidad de una educación en sexualidad de cualidad para la juventud, aunque el contexto nacional esté bajo una onda de preconceptos sobre derechos sexuales y reproductivos, provenientes del avance del conservadorismo religioso en el gobierno (Zanatta et al., 2016). Vale resaltar que, en Brasil, los Parámetros Curriculares Nacionales (Brasil, 1997) incluyeran la orientación sexual (educación sexual) en las escuelas como tema transversal. No hay duda que el ejercicio de una sexualidad responsable involucren aspectos amplios de base sociocultural y político que están allá de la responsabilidad de la escuela. Todavía, es incuestionable el impacto del inversión escolar en la educación en sexualidad. Es necesario tratar el tema integrado a los diferentes saberes proporcionando la profundización progresiva de los conocimientos de los jóvenes sobre la sexualidad.

De esa forma, a partir del alcance temático y su importancia en la actualidad, se destacó dos cuestiones centrales para delimitar el estudio: ¿Cuáles son las percepciones de los jóvenes que participan del estudio sobre el tema sexualidad en el cotidiano? ¿Cuál es el contenido emergente de las relaciones amorosas y sexuales establecidas con otros jóvenes?

Para responderlas se definió como principal objetivo, buscar cualitativamente las percepciones de experiencias vividas por jóvenes de ambos sexos sobre las relaciones amorosas y sexuales y los impactos de esas experiencias en sus vidas.

2. Metodología

Se trata de un estudio descriptivo con abordaje cualitativo, que tiene por objetivo presentar elementos de determinada población o hechos y fenómenos de una realidad, además de establecer relaciones entre las variables. Este tipo de estudio proporciona un delineamiento de la realidad, pues describe, registra, analiza e interpreta el contexto o los procesos de construcción de los fenómenos sociales. El enfoque del método sobre la realidad, o como una persona o grupo se conduce, comprende o actúa en el presente, ejerce la comparación y el contraste informando las condiciones actuales, las necesidades, los paradojos y cómo alcanzar resultados (Gil, 2010).

El proyecto completo de ese estudio fue elaborado a partir de una búsqueda sobre la iniciación sexual y práctica del sexo seguro entre adolescentes, siendo evaluado y aprobado por el comité de Ética de la UNIFESP con protocolo nº 1126/2016, CAAE: 58771416.7.0000.5505, obedeciendo todos los padrones establecidos por la resolución 466/12, que trata de las normas de Búsqueda Involucrando Seres Humanos (Brasil, 2013). Vale resaltar que los términos de consentimiento y asentimiento fueron debidamente aplicados junto a los responsables y participantes del estudio.

La búsqueda fue desarrollada con la acción de los miembros del Grupo de Estudios sobre Corporalidad y Promoción de Salud (Gecopros) de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), en dos escuelas públicas con el 2º ciclo de la Educación primaria y Educación secundaria, situadas en la región sur del municipio de la ciudad de São Paulo.

Para ello, utilizamos una muestra intencional, por la cual los/las participantes fueron seleccionados para reflexionar la variedad de los sujetos del estudio. El grupo fue compuesto por 60 jóvenes de ambos sexos, con edades entre 14 y 20 años. Como principios de inclusión y criterios asociados a las metas de la búsqueda, adoptamos las siguientes premisas: edad delimitada por el Estatuto de la Juventud (Brasil, 2013); estar matriculado/a en una de las escuelas involucradas en el estudio y participando de las actividades de educación en sexualidad promovidas por el Gecopros, pero con suficiente variación entre ellos para que aparecieran puntos de vista diferentes y o divergentes.

Los datos fueron generados por los cinco grupos focales realizados en dos secciones cada grupo. La composición del grupo fue trazado en la literatura, cuyos cuestionamientos estaban alineados a los objetivos del estudio con énfasis en la participación activa de los sujetos en la discusión; el papel del observador para asimilar las informaciones no verbales manifestadas por los participantes y anotarlas en un diario de campo (Gatti, 2005).

Las sesiones con los grupos ocurrieron en las dependencias de las escuelas y presentaron una duración media de 60 minutos. Un guion, organizado a partir de momentos-clave, orientó las discusiones a partir de los siguientes pasos: apertura (presentación, informaciones y contrato de horario); debate; síntesis; y cierre. El registro de los encuentros fue realizado a través del recurso de grabación (audio) buscando una transcripción de datos fidedigna. La pregunta orientadora del estudio fue “¿cómo es vivir la sexualidad en la juventud?”.

Para la viabilidad del análisis de los datos recogidos, se utilizó un Análisis de Contenido, que se define como un conjunto de técnicas de análisis que involucran procedimientos y objetivos de descripción del contenido de narrativas proporcionando indicadores cualitativos que permiten el conocimiento de contenidos relativos a las condiciones de producción/recepción de la comunicación analizada. Para la realización del análisis se utilizó una técnica denominada análisis categorial que permitió que el texto fuese desmembrado en unidades y, enseguida, por la constitución de semejanzas, originarán las categorías (Bardin, 2011).

3. Análisis y resultados

Los contenidos fueron estructurados en categorías buscando los contornos del sistema de significación que, en su conjunto revelaron aspectos importantes sobre las experiencias en el campo de la sexualidad y los impactos en la vida de los/las participantes, que fueron organizadas y presentadas de la siguiente manera: (1) incursiones en el campo amoroso; (2) iniciación sexual; (3) impactos en la vida.

3.1. Las incursiones en el campo amoroso

Esta categoría presentó narrativas que desvelaron aspectos relacionados a las primeras relaciones amorosas, con reacciones caracterizadas por el miedo, curiosidad, inseguridad, interés por el otro, amistad y o ejercicio de las nuevas habilidades de interacción social adquiridas en la adolescencia, como se observó en las narrativas:

Hay chicas que tienen vergüenza cuando los chicos les piden salir, yo soy muy boba, tengo miedo, nunca salí con ningún chico. Mis colegas viven hablando que el primer beso es importante. Yo di mi primer beso solamente a los 14 años, pero ni siquiera sé si aquello fue realmente un beso (sexo femenino, 14 años).

Cuando veo un joven interesante, da un calorcito. Yo soy virgen, quiero ser virgen hasta casarme, es mi meta ¿entendió? A mí no me importa lo que digan las personas (sexo femenino, 16 años).

Creo que aún no estoy preparado para relacionarme en serio, quiero solo salir en serio con alguien. Encontrar una chica y estar con ella apenas un día, o más de un día si la experiencia fue buena (sexo masculino, 15 años).

Yo siempre quise que me guste un chico de verdad, tener novio, pero yo no soy como las otras chicas que se entregan y se relacionan. Muchos chicos ya vinieron a mí a pedirme noviazgo, pero yo nunca acepté, porque en mi opinión si vas a estar con alguién o tener noviazgo con un chico, tienes que sentir alguna cosa o tiene que gustarte (sexo femenino, 16 años).

No soy de estar con una chica aquí, una chica allí, como todo el mundo cree que debe ser. Yo tengo una única enamorada. Nuestro noviazgo fue complicado, todo comenzó en el período de la infancia hacia la adolescencia. La conocí y comenzó a gustarme, pero tuve varios problemas que nos impedían estar juntos, después de mucha insistencia, de un año, conseguí estar con ella. Estoy con ella más de un año y medio. Yo me siento responsable, pues es un compromiso serio que tengo con ella. Ella es mi mejor amiga y yo soy su mejor amigo. Yo la apoyo y ella también me apoya (sexo masculino, 19 años).

Mi enamorada tiene 16 años. Nosotros hacemos planes de casarnos y tener hijos en el futuro, creo que no estamos lejos de que eso pase (sexo masculino, 17 años).

Tuve un noviazgo con un chico que fue a pedírselo hasta a mi mamá, solo duró tres meses, él no me gustaba, yo solo quería tener un enamorado, pero no tuve ninguna experiencia sexual, tengo vergüenza (sexo femenino, 15 años).

Solo tuve un enamorado, fue escondido, pero eso no fue correcto (sexo femenino, 13 años).

La categoría incursiones en el campo amoroso presentó facetas muy diferenciadas. Vergüenza y miedo son representaciones frecuentes en las narrativas, sobre todo de las jóvenes. La inseguridad al iniciar una relación amorosa está presente, pues hay indicativo que en detrimento de la relación sin compromiso ésta significa alguna responsabilidad con el otro.

Algunos participantes demostraron la preferencia por la relación sin compromiso, en que quedarse con alguien es un acto enteramente descomprometido funcionando como una forma de interacción social, y ampliación de las experiencias afectivas. Los jóvenes se ven, se sienten atraídos uno por el otro, conversan, se divierten y deciden estar juntos solo una vez. En esa relación no hay reglas preestablecidas y besos, abrazos, diferentes halagos y hasta una relación sexual puede ocurrir. La relación sin compromiso está integrada a otras formas de subjetivación producidas en la sociedad contemporánea, así como un conjunto de nuevos paradigmas y relacionamientos afectivos, sociales, económicos de este tiempo, por eso, no es un modismo o un fenómeno de naturaleza superficial (Justo, 2005).

La manutención de la virginidad como condición natural para el matrimonio y certificado de su moralidad aparece en la narrativa de las participantes, pero no de los participantes. En la sociedad patriarcal el reconocimiento social de la inocencia de una joven está ligado a la condición de su cuerpo, a su virginidad. Por otro lado, se trata de una opción de foro íntimo. En los grupos de adolescentes/ jóvenes, muchas chicas son tratadas irónicamente cuando son vírgenes, existe a veces una presión para que dejen de serlo. Ese hecho está también enlazado a las formas de control y regulación en el grupo que involucra una ironía, o sarcasmo, el repudio y el control sobre la cantidad de compañeros para las chicas y de exaltación para los chicos (Sales y Paraíso, 2013). Percepciones como esas muestran que discursos sexistas y heteronormativos están presentes en todo el tejido social (Morgade y Faisond, 2015).

Existen aquellos que buscan un noviazgo y se enamoran. Cuando los jóvenes se enamoran son movidos por la intensidad de sus sentimientos de tal forma que pueden dejar de dormir, de comer o de concentrarse en cualquier otra cosa. Siendo el noviazgo considerado una forma de relacionamiento más estable, los jóvenes crean expectativas diferentes en este tipo de relacionamiento, firmando, en términos de la representación, un pacto de felicidad y sinceridad que ocurre en las relaciones amorosas.

3.2. La iniciación sexual

La categoría mostró que la iniciación sexual de los participantes ocurre antes que informaciones y conocimientos importantes hayan sido internalizados. Esa falta o escasez de conocimiento e información caracteriza un contexto de vulnerabilidad, con exposición a situaciones de riesgo, ausencia de preocupación con medidas preventivas en relación al uso del preservativo como forma de protección del embarazo y de las Infecciones Sexualmente Transmisibles (IST). También se presentó un campo de experiencias basadas en la confianza en compañeros, como vemos en las narrativas:

Yo no tuve mi primera relación sexual aún, mi hermana se perdió porque se entregó con 12 años de edad, ella fue inmadura (sexo femenino, 15 años).

La virginidad es importante para mí, entregarse debe ser por placer. No quiero tener una relación grosera, a la fuerza. Yo quiero a alguien que me guste, y que él guste de mí, pues la primera relación amorosa tiene que ser muy especial, porque va a cambiarme. Y si fuese una relación grosera me va a marcar y dejar secuelas (sexo femenino, 17 años).

Fue significativo, yo tenía 11 años cuando tuve sexo por primera vez (sexo femenino, 15 años).

Mi primera relación sexual fue muy significativa, medio extraña, la chica estaba más preparada que yo, pero fue genial (sexo masculino, 17 años).

En mi noviazgo el interés sexual empezó y nosotros tuvimos sexo pronto. Tuvimos relaciones sexuales con 12 años. Mi primera experiencia sexual fue con mi novia (sexo masculino, 17 años).

Con 13 años tuve mi primera relación sexual. Comenzó muy temprano, pero lo hice consciente, con responsabilidad, con la persona correcta (sexo femenino, 16 años).

Mi primera relación sexual fue muy apresurada, yo tenía 11 años y no sentí nada, no sabía de nada, fue solo para agradar a la otra persona. Hoy me arrepiento mucho, pues no fue de la forma que quería, fui tomada por sorpresa, no tuve tiempo de pensar, por eso no me gustó (sexo femenino, 17 años).

En las relaciones sexuales acostumbro siempre prevenir, pongo el preservativo en él (sexo femenino, 16 años).

Ni siquiera sé cómo es tener sexo con preservativo, debe ser la cosa más sin gracia, no sentiré nada, no sentiré placer. No tengo ganas de usar preservativo y si mi novio pide usar preservativo, le digo que no quiero tener sexo (sexo femenino, 15 años).

El preservativo es muy feo, se traba justo en el momento, priva a la persona de sentir, no se puede sentir demasiado (sexo masculino, 16 años).

Las narrativas del estudio desvelaron algunos aspectos que pasan por la iniciación sexual, acontecimiento también denominado como “primera vez”, en que surgen aspectos de la reflexión de quien ya observó experiencias no satisfactorias y quieren que la suya sea diferente. De esa forma, vemos en las narrativas la idealización de la primera experiencia sexual, como un evento placentero, agradable y sin culpa. En ese aspecto, jóvenes del sexo femenino que mantuvieron relaciones sexuales en busca de cambio de afectividad con los compañeros, generalmente consiguen superar el mito del dolor, aunque sea abandonada después de la pérdida de la virginidad.

Como se observa, la motivación para la iniciación sexual asume varias razones, como la curiosidad, amor, placer, miedo de la pérdida del compañero y la intención de dejar de ser virgen. Sin embargo, queda evidenciado que el amor aún es una motivación dominante para las chicas.

En ese sentido, resultados de búsquedas apuntaron que los participantes representaron la sexualidad diferente de la función del sexo. Las mujeres representaron la relación sexual pautada en sentimiento, complicidad y cariño, mientras que, para los hombres, la relación sexual fue representada por medio de categorías de género que evidencian relaciones de poder entre el femenino y el masculino y acto como placer para sí mismo. Datos como esos indican que las jóvenes perciben el sexo más vinculado a los sentimientos, mientras que los jóvenes del sexo masculino lo perciben unido más a la práctica en sí y a la satisfacción personal con el acto (Costa y Fernandes, 2012; Saavedra et al., 2010).

Heilborn et al. (2006, p.165) relatan que:

El pasaje a la sexualidad se realiza al término de un proceso progresivo de exploración física y emocional, por etapas que pueden llevar varios años o, al contrario, ser relativamente rápido. El aprendizaje de las relaciones que conducen a la sexualidad adulta se inscribe en marcos socialmente organizados por las parejas, que establecen las reglas de comportamiento y atribuyen un status a los compañeros: al sistema de noviazgo.

Pero como se demostró en las narrativas, se encuentra en plena transformación, incorporando en ese contexto la relación sin compromiso.

Otro aspecto revelado por las narrativas destaca que la primera relación sexual puede generar sentimientos de arrepentimiento cuando se realiza para agradar a otra persona sin tomar en consideración su propio deseo. Acciones y sentimientos de ese alcance revelan el modelo ideológico representado por la sumisión de la mujer en relación con el hombre enfatizando la influencia en su manera de pensar y actuar. En ese sentido, la educación en sexualidad ha sido apuntada como importante para que las chicas tengan mayores condiciones de decisión sobre su cuerpo y puedan hacer elecciones más seguras sobre el inicio de la vida sexual.

La primera relación sexual, como se ha visto, no fue una actividad sistemáticamente planeada. En algunas veces acontece, pero vale resaltar que participantes de ese grupo apuntaron el hecho de la primera relación sexual en la entrada de la adolescencia o al final de la infancia. En ese sentido, esta observación va al encuentro de los resultados de la PeNSE 2015 que indicó que el 27,5% de los escolares brasileños del 9º año de educación secundaria (entre 13 y 15 años) ya tuvieron relaciones sexuales alguna vez. De los escolares de sexo masculino 36,0% declararon haberse relacionado sexualmente alguna vez, mientras entre los de sexo femenino de este mismo grupo el porcentaje fue de 19,5% (Brasil, 2016).

Según una de las participantes, el sexo tiene que ser seguro, tiene que suceder con responsabilidad, no se puede correr el riesgo de un embarazo no planeado. Cuando una joven piensa en la utilización de métodos anticonceptivos significa enfrentar cuestiones anteriores a esta decisión y el auto permiso sin culpa, el enfrentamiento de la familia por el tipo de relación a ser establecido con el compañero. Hay estudios que corroboran la idea de que para las adolescentes el amor y el sexo están más interconectados a los sentimientos y para los adolescentes la relación afectiva se vincula al compañerismo y el sexo con prevención (Costa y Fernandes, 2012).

Por otro lado, de forma general, las narrativas mostraron que tanto chicos como chicas, cuando reflejan sobre su vida sexual y amorosa, atribuyen poco significado a la prevención, sea del embarazo o de las IST. Parece difícil equilibrar el amor y/o el placer en una actitud de prevención.

En ese contexto, vale resaltar un estudio realizado en 2010, con 8741 jóvenes matriculados en escuelas públicas del Estado de Paraíba, de acuerdo con los relatos en los grupos de discusión, la inexperiencia es el principal factor para la ausencia de preservativo en la primera relación sexual, seguido de la dificultad en el manejo y creencias erróneas como la idea de que en la primera relación sexual no es posible embarazarse o contraer IST (Ribeiro et al., 2011).

Ante los hechos, otro aspecto que necesita ser abordado, se refiere al uso del preservativo y a la importancia de ese discurso para un cambio que asegure mayor libertad sexual al sexo femenino. Sin embargo, en nuestro medio, hay deducciones discursivas muy negativas sobre las jóvenes que buscan placer y seguridad en sus relaciones. Muchas son evaluadas negativamente como “fáciles y/o habituadas a comportamientos de sexo casual. Según Ribeiro et al. (2011) la dificultad está en el miedo de desagradar y perder el compañero o dar una imagen de “tener experiencia”. Para los chicos, ese comportamiento de la compañera al solicitar el uso del preservativo genera desconfianza. Esos diferentes puntos de vista impiden el diálogo y, en consecuencia, una negociación en cuanto al uso, creando una zona de silencio donde el miedo de las consecuencias limita las acciones que los colocan en contextos de vulnerabilidades.

3.3. Los impactos en la vida

Esta categoría reveló la necesidad que los/las participantes tienen en relación a la educación en sexualidad –el desconocimiento del propio cuerpo, la ignorancia en relación a las informaciones necesarias, a la iniciación sexual y a la violencia como observamos en los siguientes testimonios:

Tengo sexo desde los 13 años, me gusta mucho tener sexo, pero no sé qué es lo que pasa, me gusta la persona y siento placer en el momento, cuando el sexo está pasando, pero después no siento nada, a veces pienso, me gustaría sentir esa cosa de orgasmo. Yo nunca sentí, estoy confusa, yo siento alguna cosa cuando el sexo está comenzando, pero después no es la misma cosa. Me quedo preguntando ¿por qué? Las colegas me dicen que es una sensación muy buena. Y me incomodo por no sentirlo. A veces veo que doy placer para otra persona y que ella está intentando darme, pero no consigue y me deja irritada. Estoy siempre a la búsqueda (sexo femenino, 18 años).

Desde que comencé a tener relaciones sexuales no tengo ningún placer, no sé lo que es eso (sexo femenino, 14 años).

Siento mucho dolor en la región de la vagina durante el sexo. Es en el momento en el que empezamos a tener relaciones. Pasó a suceder hace poco tiempo. A veces yo no tengo ningún placer en tener sexo, es cuando tengo más dolor (sexo femenino, 17 años).

Quería decir que estoy con una secreción amarillento, que incluso mancha mi ropa interior y siento dolor en la relación sexual, quiero ir al ginecólogo, pero solo voy si fuese una mujer (sexo femenino, 15 años).

Tuve un hijo con 13 años de edad, es mucha responsabilidad, todo cambió, incluso paré de estudiar en la época (sexo femenino, 16 años).

Cuando comencé a tener novio, nosotros nos gustábamos, estaba involucrada, dejamos de usar preservativo y me quedé embarazada (sexo femenino, 20 años).

Hay muchos adolescentes que están haciendo cosas que no deben por ahí. Las niñas de 12 a 13 años que son madres, no es edad para tener un hijo, es el comienzo de todo, acaba siendo un niño cuidando de otro niño (sexo femenino, 17 años).

Yo me hice dos abortos. El último fue muy triste, yo tomé ocho comprimidos de Citotec®, sangré mucho, casi morí, creo que estuve sangrando por mucho tiempo. Fui al hospital, hablé con la enfermera, y ella se puso muy molesta, acabó conmigo. Yo estaba en el baño, con cuatro meses, empezó a sangrar, él salió, tenía un color morado. No sé por qué? Deseé coger aquello en las manos, me quedé un tiempo mirándolo y quise ponerlo de vuelta. Fue muy difícil (sexo femenino, 18 años).

La primera relación marcó, todas las chicas piensan en perder la virginidad con una persona que le gusta. Para mí fue horrible, me siento mal de recordarlo, fue la peor cosa que sucedió en mi vida. Fue con un tipo casado, odiaba a ese hombre, yo no quería y él me cogió por la fuerza, fue con violencia, yo no quería y comencé a llorar. Cuando vio que lloraba mucho, él paró con aquella brutalidad (sexo femenino, 19 años).

Mi padre abusó de mí, yo tenía 13 años. Él comenzó a insistir, insistir, ahí en el día de mi cumpleaños él consiguió lo que quería. Para mí la época de mi cumpleaños es pésima. Estuve pensando en las imágenes de lo que pasó, el miedo de que pase nuevamente. Mucha gente dice como su padre es genial, yo no tengo padre, un padre de esos, padre que es padre no hace eso con su hija. Después que sucedió eso conmigo aparecieron síntomas, es difícil hablar. Cada vez que tengo sexo con mi novio me da aquel dolor. Yo recuerdo todo lo que sucedió. Hace un tiempo yo estaba teniendo desmayos. El dolor es en la barriga, con ardor, es difícil (sexo femenino, 17 años).

La dificultad en obtener placer para las adolescentes/jóvenes en el inicio de la vida sexual apareció de forma significativa. Ese no placer, que involucra no solamente la ausencia del orgasmo, pero el dolor durante las relaciones sexuales puede tener causas remotas, involucrando aspectos culturales y una inhabilidad con el propio cuerpo y su condición para el auto placer. Muchas veces hay una asociación del sexo con algo feo, prohibido, negativo y culposo, que parece tener un efecto devastador en una relación. A ese respecto se incluyen también los discursos de que hay una supuesta complejidad en la sexualidad de las mujeres (Rohden, 2009).

En relación al embarazo no planeado, vale resaltar que un motivo que lleva a los jóvenes a no usar el preservativo se relaciona, sobre todo a las relaciones sexuales afectivas en que hay una implicación afectivo-amoroso, hay una tendencia de abandonar el preservativo en el transcurso del relacionamiento (Godoi y Brêtas, 2015).

Entre las causas más comunes del embarazo se destacan la ausencia de conocimiento e información y/o a la no adopción de métodos anticonceptivos, el uso de métodos de baja eficacia, el uso incorrecto y la falla en el uso del anticonceptivo. La dificultad de diálogo entre compañeros permitiría una toma de decisión segura en lo que se refiere a la prevención (Mendonça y Araújo, 2010).

En cuanto al embarazo en el ámbito escolar, ocurren visiones opuestas en la literatura, hay estudios que afirman que el embarazo en la adolescencia provoca evasión escolar (Braga et al., 2010), por otro lado, hay estudios que apuntan que la evasión escolar antecede al embarazo (Heilborn et al., 2006).

Los jóvenes están repletos de nuevas sensaciones y sentimientos fuertes y a veces hasta inexplicables e incontrolables. Sus relaciones sexuales muchas veces son impulsivas, lo que aumenta los riesgos de embarazo. Cuando el embarazo sucede y se vuelve indeseable la falta de orientación puede ofrecer riesgo de muerte, pues el aborto inseguro puede causar consecuencias serias para el cuerpo y para la salud mental de la adolescente (Faria et al., 2012).

Un estudio coordinado por Brêtas et al. (2017) con 302 jóvenes con edades entre 14 y 20 años, de enseñanza secundaria sobre el aborto, reveló que la mayor escolarización indica que otros “valores” se interponen, aumentando el conocimiento sobre el tema y la posibilidad de que formulen diferentes opiniones. Con relación a la educación en sexualidad, la escuela es fundamental como institución socializadora y promotora de conocimientos que puedan informar y reducir los factores de exposición a riesgos para los jóvenes, así interfiriendo directamente sobre las vulnerabilidades individuales de los estudiantes al ser capaz de generar conocimientos que serán transformados en actitudes y prácticas de protección.

En relación a la violencia sexual las chicas son víctimas con mayor frecuencia, siendo más común el abuso padre/hija que tiene analogía con el patrón cultural de la sociedad patriarcal, en la cual la mujer, incluso con las conquistas femeninas, aún son vistas como un objeto sexual. La violencia sexual es un fenómeno que está presente en todos los niveles socioeconómicos y puede ser clasificado intra y extrafamiliar, conforme sea perpetrado por familiares o no de la persona en situación de violencia.

La joven en situación de violencia sexual intrafamiliar enfrenta el riesgo eminente de ser víctima de abuso sexual en cualquier momento, pues el agresor habita en su mismo espacio, contando a veces con la connivencia de miembros de la propia familia. Ese miedo promueve un sentimiento de inseguridad, horror y pavor continuo que afectan profundamente su estado psicológico. Las personas en situación de violencia sufren en su mayoría consecuencias deletéreas para su desarrollo biopsicosocial, tales como: pánico en algunas situaciones sociales, sentimiento de culpa, pensamientos suicidas, dificultad de adaptación interpersonal, afectiva y sexual entre otros (Azevedo y Guerra, 2007).

Otro estudio sugiere (Ballonoff Suleiman et al., 2016) que la buena calidad de las comunicaciones sobre sexualidad involucrando la relación familia y adolescente también ha sido significativamente positiva para garantizar informaciones seguras, autoestima y mayor poder de decisión sobre prevención, iniciación sexual y mejor capacidad de resistencia a la presión de grupos.

En ese contexto, vale resaltar la importancia de reconocer a los adolescentes/jóvenes como sujetos de derechos sexuales y reproductivos, que es fundamental para la implantación e implementación de políticas públicas de real alcance a sus necesidades. Comprender la transición para una vida sexual activa y protegida es esencial para atender sus expectativas de educación en sexualidad, sobre todo antes mismo de la iniciación sexual (Borges et al., 2016).

4. Discusión y conclusiones

A pesar que el estudio es limitado, por ser local e involucrar una población específica, contribuye para la ampliación de la discusión, pues aborda un tema significativo para el área de la educación en sexualidad hacia adolescentes y jóvenes.

Los resultados del estudio refuerzan la necesidad de considerar jóvenes sujetos de derechos y persona en desarrollo, fundamental para pensar en la implantación de políticas públicas de protección, prevención y educación en sexualidad. Comprender la construcción de sus relaciones sociales y afectivas, sus lenguajes orales y corporales, las diferentes formas de ver y estar en el mundo, contemplando principalmente su inserción en el mundo digital y social es esencial para elaborar propuestas de intervención con mayor impacto sobre sus vidas.

El protagonismo de los jóvenes debe ser incentivado no solamente con su participación en los servicios de educación y salud como en la elaboración de las políticas. Las experiencias de la sexualidad de los jóvenes y los impactos en la vida social son datos importantes sobre vulnerabilidades y dan importantes pistas sobre cómo, dónde y por qué invertir en determinadas formas de educación en salud.

La transición segura para una vida sexual más activa atraviesa la circulación de informaciones y conocimientos seguros en sexualidad que aborden no solamente las formas de prevención como la importancia del placer, del conocimiento de sí y del respeto al otro. Otras habilidades importantes como reconocer abusos y formas de violencia, el reconocimiento de los límites para sí y para el otro y el amor-propio solo se desarrollan con la problematización de actitudes.

Así, se considera relevante conocer las experiencias de la sexualidad de los jóvenes como una forma positiva y direccionada para intervenciones positivas y realistas de mayor impacto en la educación en sexualidad y educación en salud de los mismos.

La educación en sexualidad que en la escuela debe ser entendida como un proceso de intervención pedagógica tiene como objetivo problematizar cuestiones relacionadas a la sexualidad y promover la construcción del conocimiento, incluyendo actitudes, valores, creencias y desmitificación de tabúes. Como apunta Morgade (2006) es necesario que la educación en sexualidad supere su abordaje en el currículo oculto y esté presente como un tópico en los programas escolares. Tal intervención ocurre en un ámbito colectivo, con enfoque en las dimensiones sociológica, psicológica y fisiológica diferenciándose de un trabajo individualizado, de carácter psicoterapéutico Se diferencia de la educación realizada en el ámbito familiar, pues promueve la discusión bajo diferentes puntos de vista relacionados a la sexualidad sin la imposición de determinados valores sobre otros.

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Recibido: 21 de Febrero de 2018; Aprobado: 22 de Mayo de 2018

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