SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 issue24Communication processes in the governance of a Protected Natural Area of ​​the Metropolitan District of Quito author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Letras Verdes, Revista Latinoamericana de Estudios Socioambientales

On-line version ISSN 1390-6631

Letras Verdes  n.24 Quito Sep./Feb. 2018  Epub Sep 21, 2018

https://doi.org/10.17141/letrasverdes.24.2018.3245 

Ensayo

Un relato etnográfico de la conciencia ecológica: historias y prácticas cotidianas de transformación y resistencia

An ethnographic account of ecological consciousness: stories and daily practices of transformation and resistance

Anapaula Ramírez Contreras-Piana1 

1Investigadora independiente, Ecuador, apramirez@flacso.edu.ec


Resumen

En este artículo se explora la relación entre la humanidad y la naturaleza, con el propósito de indagar en cómo se construye una conciencia ecológica. A través de un estudio etnográfico se mantuvo conversaciones profundas con tres personas que viven en reservas naturales en diferentes partes de Ecuador, con el objetivo de explorar sus historias de vida en relación con el territorio que habitan. El análisis de estas historias se enmarca en la teoría de la ética ambiental, la antropología ecológica, y la teoría de la práctica. Asimismo, se define lo que se entiende por conciencia ecológica y se identifican las áreas prioritarias de conservación a nivel mundial y en Ecuador, para resaltar la importancia de la conservación privada. A través del uso de herramientas metodológicas como las historias de vida, la observación participante y el diario de campo, se profundiza en la vida de tres practicantes de la conservación para analizar motivaciones y prácticas que dan cuenta de una conciencia ecológica.

Palabras clave: conciencia ecológica; ecologismos; historias de vida; prácticas

Abstract

This article explores the relationship between humanity and nature, with the purpose of deepening our knowledge on how an ecological conscience is built. In this ethnographic study, conversations were held with three different persons who live in natural reserves in Ecuador, with the objective of exploring their life story and relating it to the territory they inhabit. These stories are framed in the theory of environmental ethics, the theory of the social actor, and the theory of practice, through which we analyze the motivations and transformations towards an ecological consciousness. The history of conservation in Ecuador is also described, making visible the various tools for conservation and their level of incidence in this country. Likewise, hotspots were identified worldwide and in Ecuador, to highlight the importance of private conservation, and finally define what is meant by ecological awareness. Through a qualitative-interpretative paradigm, and the use of methodological tools such as life stories, participant observation, and a field diary, the life of three conservation practitioners is analyzed in depth to identify motivations and practices that give account of an ecological consciousness.

Key words: ecological conscience; ecological movements; life-stories; daily practices

Introducción

La historia da cuenta de que los problemas ambientales, así como la comprensión de estos, surgen de la suposición de que la humanidad está por encima de las otras especies y seres vivos de la Tierra (Leff 2000). De esta primera suposición emerge la máquina de producción que comprende el modelo de desarrollo actual, basado en una racionalidad mecanicista, que ha ido desarticulando las relaciones entre el humano y la naturaleza (Rozzi 2001). Se empezó a valorar más la capacidad de producción que la capacidad de reproducción, y de esa forma se ha perdido el valor de generación y regeneración de la vida. Entonces surgen las preguntas: ¿por qué hay algunas personas que son ecológicamente conscientes y otras no?, ¿de dónde surge la necesidad de adquirir un nuevo tipo de conciencia?, ¿cuáles son los significados, valores, percepciones y acciones que una persona con conciencia ecológica tiene en relación con nuestro entorno?

A partir de estos cuestionamientos, la investigación tuvo como objetivo principal el analizar los procesos de construcción de un pensamiento ecológicamente consciente a través de las historias de vida de propietarios de reservas ciudadanas1 en Ecuador. Analizando las historias de vida de tres personas que promueven la conservación a través de distintas prácticas, se profundizó en cómo han sido sus procesos de transformación y resistencia en la construcción de una conciencia ecológica. Antes de plantear una hipótesis es importante reconocer la complejidad y la infinidad de posibilidades en los procesos de construcción subjetiva. Estas construcciones dependen de momentos, sentimientos, relaciones, interacciones, encuentros, memoria, olvido, sueños, creencias, miedos, y de procesos tanto individuales como colectivos. Al estudiar diversos procesos de construcción subjetiva, no se los puede presentar como una sola historia de hechos lineales, sino que la búsqueda de este tipo de construcciones, consiste en sí misma en una reconstrucción de diferentes fragmentos de cada historia de vida. En este sentido, se dejan las posibilidades abiertas para que sean las propias narrativas, a través de las voces, las que cuenten sus propios procesos de construcción subjetiva.

Conciencia ecológica: hacia una base conceptual

Uno de los principales supuestos de la antropología ecológica es la noción de que la naturaleza es socialmente construida, por lo que hay una diversidad de formas de concebirla y de relacionarse con la misma (Descola y Palsson 2001). Actualmente imperan las visiones dualistas de la cultura occidental que conciben a la naturaleza a partir de un referente humano, el cual es tan diverso como la heterogeneidad de lo social. En su libro Más allá de la naturaleza, Descola ((2001)) afirma que la visión depredadora de la naturaleza no es una visión universal, ni forma parte esencial del ser humano, por lo que propone cuatro ontologías para categorizar cómo los humanos se relacionan con la naturaleza, las cuales se detallan en la tabla 1.

Además de identificar los diversos principios que rigen estas construcciones, se hace una revisión de los principales postulados de la Ética Ambiental, enfocándose en la visión de Aldo Leopold (2005), primero en proponer una ética que vaya más allá de lo social, una ética de la Tierra. Durante más de medio siglo se ha debatido sobre la ética ambiental (Leopold (2005; Callicott 1987; Rozzi 2001, 1997; Rozzi 2012); Cuvi 2016, entre otros), que surge como un llamado para repensar la relación entre los seres humanos y su entorno natural. Aldo Leopold fue el primero en hacer este llamado en su libro A Sand County Almanac, en donde cuestiona la relación netamente mercantilista que existe entre los humanos y la naturaleza. Uno de los principios básicos que plantea la ética por la Tierra es el de comunidad. Habla de una transformación del ser humano, “de conquistador de la comunidad terrestre al de simple miembro y ciudadano de ella” (Leopold (2005, 136). Cuando hablamos de ciudadanos, un acercamiento es analizar sus prácticas en la cotidianidad, como una expresión de su conciencia.

Tabla 1 Ontologías de la naturaleza según Descola. 

Totemismo Plantea que el orden social se construye a partir del orden animal. Los animales y las plantas tienen cualidades antropomorfas y los humanos tienen una representación animal.
Animismo Plantea que tanto humanos como no-humanos están distribuidos en conjuntos sociales, en donde la naturaleza tiene características sociales como el sentir, negociar y conocer. La forma de relacionarse entre humanos y no-humanos es a través de la reciprocidad, la predación y la dependencia.
Analogismo Plantea que hay los mismos principios para todos los órdenes de lo natural, humano y no-humano, aquí la relación se basa en la solidaridad o la resonancia involuntaria.
Naturalismo Plantea que el mundo de la subjetividad está exclusivamente dentro del ser humano, por lo que genera un referente ajeno a la naturaleza. Es una forma de identificación que divide lo humano y lo no-humano bajo un supuesto de superioridad que justifica la explotación de la naturaleza.

Fuente: Elaboración propia con datos obtenidos en Descola (2012).

La teoría del actor (Long 2007) y la teoría de la práctica (Schatzki, Knorr Cetina y Von Savigny 2001) son acercamientos teóricos que tienen como propósito estudiar la heterogeneidad social y la diversidad de estrategias prácticas para enfrentar las estructuras de poder en la cotidianidad. La teoría del actor social plantea un acercamiento desde el actor y no desde las estructuras, que analiza las relaciones desde lo micro hacia lo macro (Long 2007). La teoría de la práctica propone un diálogo entre las estructuras sociales y la agencia del actor social (Schatzki, Knorr Cetina y Von Savigny 2001). Estudia lo que se hace más allá de lo que se piensa.

Conciencia ecológica: hacia una transformación del pensamiento

Una nueva comprensión de las relaciones entre los seres humanos y su entorno requiere una nueva comprensión de las interacciones, interdependencia, e intercambio de materia y energía que se genera entre el sistema social y el ecosistema (figura 1).

Fuente: Marten (2001)

Figura 1 Interacción entre el sistema social y el ecosistema 

Entender los principios ecológicos y cómo nos atraviesan como población humana, es fundamental para generar una conciencia ecológica. Empezando con la palabra ecología, su significado viene del griego oikos, que significa casa, y logos que significa estudio ( Odum 1986 ). La ecología es el estudio de la Tierra, nuestro hogar. Sus principios más importantes son: (1) la evolución, (2) la coadaptación, (3) la autorregulación y autoorganización, (4) la sucesión ecológica, y (5) el ciclo de materia y el flujo de energía.

La base de todas las teorías y principios de la ecología es la evolución: que todos tenemos un ancestro universal común de donde originaron todas las especies, y a partir del cual fueron (y fuimos) evolucionando para crear toda la biodiversidad que existe. Asimismo, el principio de coadaptación nos dice que las especies se han ido desarrollando a través de las relaciones que se mantienen en la red alimenticia entre depredadores y presa. Es decir, que los depredadores desarrollan capacidades para mejorar sus formas de obtener alimentos, y la presa desarrolla capacidades para esconderse, camuflarse, o evitar ser alimento (Marten 2001). Este principio es importante cuando consideramos que, a través de la agroindustria y ganadería intensiva, los humanos nos hemos convertido en depredadores que están eliminando las posibilidades de coadaptación, no solo de las otras especies, sino de la propia especie humana.

El principio de autorregulación y autoorganización está muy relacionado con el principio de sucesión ecológica. La sucesión ecológica se refiere a cómo va cambiando un ecosistema a partir de un disturbio. Los disturbios son una constante, ya que el equilibrio se basa en los disturbios, que pueden ser un incendio, una tormenta, diversas actividades humanas, o algo tan pequeño como la caída de un árbol en el bosque. La sucesión ecológica es el desarrollo de nuevos ecosistemas, nuevos hábitats y nuevas especies, a través de procesos de autorregulación y autoorganización, hasta llegar a un estado clímax, que es el estado más alto de desarrollo de la comunidad biológica (Marten 2001).

Los ecosistemas como los sistemas sociales son sistemas complejos y adaptativos. “Complejos porque tienen muchas partes y muchas conexiones entre ellas, y adaptativos porque su estructura de retroalimentación les brinda la habilidad para cambiar en formas que promueven la supervivencia en un medio ambiente fluctuante” (Marten 2001, 47). A través de la contaminación, los monocultivos, el sobrepastoreo, la deforestación, entre otros, los seres humanos están incidiendo en la sucesión de los ecosistemas; transformándolos, reduciendo su capacidad de reorganización y reduciendo su posibilidad de volver a crecer hasta ser un ecosistema maduro.

Finalmente, el último principio fundamental, que es necesario entender para desarrollar conciencia ecológica, es el ciclo de la materia y el flujo de la energía. El ciclo de la materia funciona a través de la producción y consumo de elementos, compuestos, minerales y nutrientes, que se van transformando y reutilizando constantemente. Por el contrario, el flujo de la energía es unidireccional, en el sentido que entra al sistema por la radiación solar, y sale del sistema por el calor generado por la comunidad biótica (Marten 2001). Los ciclos de materia en el sistema social no están siguiendo este principio, especialmente por el sistema de consumo. Se producen materiales con una vida útil corta, que son difíciles de reusar y muchas veces imposibles de reciclar.

Estos son algunos de los principios fundamentales de la ecología y de la vida. Partiendo de estas reflexiones, se define la conciencia ecológica como aquellas percepciones, ideas y prácticas que resignifican la relación entre humano y naturaleza desde una postura biocéntrica. Prácticas que manifiesten un diálogo y un principio de coexistencia con el entorno basado en la búsqueda de un bienestar integral, a través del conocimiento de los procesos y las dinámicas ecológicas de reproducción de la vida.2

Metodología

Durante la investigación se realizaron historias de vida de propietarios de reservas ciudadanas en Ecuador, para así identificar las motivaciones, influencias, e impulsos para la construcción de una conciencia ecológica. Esta investigación tuvo cinco fases.

Fase 1. Revisión bibliográfica

En la primera fase se realizó la revisión bibliográfica, tanto del marco teórico como de la situación del ecologismo, la historia de la conservación y el marco estatal-institucional de Ecuador. A través de esta revisión se identificó las distintas áreas de conservación, a partir de las cuales se definieron las reservas ciudadanas como fundamentales para la protección de las áreas prioritarias de conservación. Asimismo, con el objetivo de profundizar en las realidades de personas que toman decisiones autónomas sobre sus territorios y en los procesos que motivan esas decisiones, se eligieron las reservas ciudadanas como primer elemento de estudio.

Fase 2. Identificación de reservas ciudadanas

Se realizó un trabajo de identificación de reservas ciudadanas3 en Ecuador a través de: (1) entrevistas abiertas con funcionarios de instituciones como la Corporación Nacional de Bosques y Reservas Privadas del Ecuador (CNBPE) y la Dirección Nacional Forestal del Ministerio del Ambiente (MAE); y, (2) la sistematización de datos sobre conservación y áreas protegidas del Mapa Interactivo Ambiental del MAE ( Ministerio del Ambiente 2017 ). Cabe mencionar que existen reservas ciudadanas que no forman parte de ninguna institución u organización, por lo cual no se pudo establecer un contacto, pero se reconoce su existencia.

Fase 3. Selección de reservas ciudadanas para la investigación

Se contactó por correo electrónico a 67 reservas ciudadanas, a las que se envió una encuesta con el objetivo de obtener datos generales, indagar en el tipo de manejo y las actividades que se realizan en la reserva, así como la disposición a participar en esta investigación. A partir de las respuestas se desarrollaron cuatro criterios de selección: (1) disponibilidad, (2) conservación, (3) ubicación, y (4) actividades. Finalmente, basándose en los criterios de selección mencionados, se eligieron tres reservas:

  1. Reserva Río Guaycuyacu, ubicada en Santa Rosa de Pacto.

  2. Reserva Cerro Seco, ubicada en Bahía de Caráquez.

  3. Reserva Yaksinchi, ubicada en la Maná.

Con esta información se elaboró un mapa que incluye las áreas protegidas de Ecuador y las reservas ciudadanas, así como la ubicación de los tres sitios de estudio, que se puede ver en el mapa 1.

Fase 4. Etnografías e historias de vida

La historia de vida fue considerada como la herramienta metodológica más apropiada para esta investigación. Según Chárriez (2012, 52) “de todos los métodos de investigación cualitativa, tal vez éste sea el que mejor permita a un investigador indagar en cómo los individuos crean y reflejan el mundo social que les rodea”, en este caso nos referimos particularmente al mundo natural. Se hicieron tres visitas a cada reserva y se definió una estadía de 4-5 días en cada visita en donde se realizaron las entrevistas para las historias de vida. Cada historia de vida se realizó en un lapso de dos días por su longitud. Asimismo, se utilizaron herramientas etnográficas como la observación participante y el diario de campo para indagar sobre la construcción de subjetividades a través de sus prácticas cotidianas y sus narrativas.

Fase 5. Análisis de la información

Siguiendo el objetivo de identificar los momentos que motivaron la transformación de cada participante hacia una conciencia ecológica, se crearon algunas categorías en relación a las motivaciones y otras en relación a sus prácticas cotidianas, basándose en sus historias de vida y la observación participante durante las visitas.

Fuente: Elaborado por José Schreckinger con datos obtenidos en el Mapa Interactivo Ambiental del Ministerio del Ambiente ( 2017 )

Mapa 1 Áreas protegidas y reservas ciudadanas de Ecuador. 

La emergencia de la conciencia ecológica

Una vez definido lo que entendemos por conciencia ecológica, es fundamental identificar las formas de manifestación y significación de este tipo de conciencia. Guha y Martínez-Alier (2000) hacen un recorrido de las diferentes formas en que se manifiestan los ecologismos a partir de discursos y percepciones provenientes del Norte, así como del Sur, mencionando principalmente: (1) la ecología popular, (2) la ecología política, y (3) la ecología profunda; los cuales nacen de tres corrientes filosóficas que se presentan en la tabla 2.

Entre la diversidad de ecologismos también se consideran los movimientos de “conservación de la naturaleza y de la biodiversidad, la lucha contra la contaminación y el acelerado cambio global, los movimientos de justicia ambiental, entre otros” (Cuvi 2016, 394). El conservacionismo se entiende como parte de la corriente del culto a lo silvestre ya que “plantea que la naturaleza debe conservarse porque es una fuente de recursos irremplazables y por tanto no debe agotarse”; sin embargo, sí reconoce “la explotación de los recursos naturales renovables, pero conociendo y adaptándose a las posibilidades de su regeneración” (Tobasura 2006, 73-74).

Tabla 2 Corrientes filosóficas y variedades del ecologismo. 

Corriente Descripción Variedades
Culto a lo silvestre Promueven la protección y expansión de las áreas naturales como parques nacionales y el cuidado y conservación de la vida silvestre. -Ecología profunda, -Ética de la Tierra, -Biología de la conservación, -Conservacionismo.
Evangelio de la ecoeficiencia Promueve el crecimiento económico y la protección del medio ambiente por su parte en cuanto a recursos y servicios ambientales. -Desarrollo sostenible, -Economía ambiental, -Ecología industrial.
Justicia ambiental Se caracteriza generalmente por movimientos de lucha de grupos minoritarios por defender sus territorios. -Ecología popular, -Movimiento de justicia ambiental, -Ecología política, -Agroecología, -Ecofeminismo.

Fuente: Elaboración propia con datos obtenidos en Guha y Martínez-Alier (2000).

El ecologismo contemporáneo tiene una diversidad de postulados, corrientes filosóficas y manifestaciones. Siguiendo a Rozzi (1997), es fundamental que estos postulados se vayan transformando a junto con las maneras de entender y relacionarse con la naturaleza. Los nuevos paradigmas deberán estar atravesados por una conciencia ecológica que tenga la capacidad de enfrentar los conflictos socioambientales en la actualidad.

En Ecuador, los movimientos sociales ambientalistas surgen en la década de 1980, demandando que el Estado cumpla su papel de ente regulador en cuanto a la conservación de la naturaleza (Varea et al. 1997). El reconocimiento legal de los derechos de la naturaleza ha dado paso a una mayor representación de grupos sociales que se manifiestan por una justicia ambiental. En este sentido, los ecologismos en Ecuador se enmarcan principalmente en el ecologismo popular, que responde a conflictos ecológicos distributivos (Varea et al. 1997; Latorre 2015).

Repensando la conservación en Ecuador

La conservación, tanto estatal como privada, tiene una larga trayectoria en el caso ecuatoriano. La primera reserva fue establecida en el territorio de las islas Galápagos en 1936 (Bustamante 2016). Desde una visión conservacionista, se empieza a pensar en la creación de parques nacionales para la protección de la naturaleza. Así es como se crea el primer Departamento Forestal del Ecuador en 1948 con el objetivo de conservar, proteger, y reforestar los bosques de Ecuador (Acosta-Solís 1991). En la década de 1980 empiezan a articularse las organizaciones no-gubernamentales con un discurso ambientalista, mientras se siguieron creando áreas protegidas estatales.

Actualmente, casi la mitad del territorio ecuatoriano ha sido intervenido, y la deforestación va a un ritmo ascendente. Cada diez años hay una pérdida de aproximadamente un millón de hectáreas de bosques en Ecuador (FAO 2015), y actualmente quedan 11,5 millones de hectáreas de bosques (Varea et al. 1997); por lo que urge el desarrollo de nuevas estrategias de conservación.

Una de las principales estrategias de conservación en Ecuador es el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), que representa el 19,6% de la superficie de Ecuador ( Ministerio del Ambiente 2014 ). El SNAP está compuesto por cuatro subsistemas: estatal, municipal, privado, y comunitario.

A nivel mundial, Myers et al. (2000) han identificado 25 áreas prioritarias para la conservación (hotspots), basándose en la cantidad de especies endémicas en el territorio. En Ecuador se encuentran dos de los principales hotspots: el Chocó y los Andes Tropicales. Con respecto a las áreas prioritarias para la conservación de aves en Ecuador, se reconocen cinco áreas prioritarias: “Chocó, Tumbes, Andes, Amazonía y los valles internos de la cordillera de los Andes, así como los sistemas de ríos y lagunas que nacen en las alturas” (Freile y Santander 2005, 283). Asimismo, Cuesta et al. (2015) identificaron las áreas prioritarias para la conservación en Ecuador continental, así como los vacíos de conservación, que se definen como aquellas áreas que no están representadas por el SNAP. La fusión de la conservación ciudadana y estatal es fundamental para asegurar que el sistema de áreas protegidas en Ecuador cumpla su función.

Historias de vida

En el desarrollo de la conciencia humana, de sus percepciones y de las prácticas que responden a esa conciencia hay aquellas personas que perciben la necesidad de explotar la tierra, y aquellas que deciden cuidarla. En esta investigación me he enfocado en el segundo grupo de personas, aquellas que han logrado construir una conciencia ecológica y que han decidido cuidar el espacio que habitan y el entorno que los acoge. A continuación, se presenta el resultado del trabajo de campo y las historias de vida.

Historia de Mimi en la Reserva Río Guaycuyacu

La Reserva Río Guaycuyacu está ubicada al noroccidente del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ), allí se encuentran dos de las principales áreas prioritarias para la conservación a nivel mundial: el Chocó y los Andes Tropicales. Está ubicada en Santa Rosa de Pacto, con una altura de 600 m.s.n.m., y una distancia aproximada de tres horas desde la capital. Es una reserva familiar de 24 hectáreas dedicada al cultivo y reproducción de frutas tropicales de alrededor del mundo. Tienen bosque primario, bosque secundario, cultivos y dos ríos que atraviesan la reserva: el río Guayllabamba y el río Guaycuyacu. Este es el hogar de Mimi y Jaime, una pareja de estadounidenses que viven en Ecuador por más de 25 años.

Mimi creció en la ciudad de Los Ángeles. Es hija única. Su padre era contador, su madre era educadora. Mimi no tuvo la oportunidad de generar una relación estrecha con la naturaleza a temprana edad, salvo algunas visitas a parques nacionales y salidas a pescar. Se graduó del colegio en 1965 y enseguida entró a la universidad en Santa Bárbara, donde estudió grabado. Mimi fue desarrollando diferentes expresiones del arte a lo largo de su vida, lo cual resultó estar atravesado por la naturaleza.

Después de unos años de haberse graduado se apuntó al Cuerpo de Paz, en donde le asignaron ir a vivir a Colombia para trabajar realizando dibujo científico de aves. Aquí también es donde conoció a Jaime, su pareja. Se compraron un terreno en Colombia donde empezaron a cultivar cacao y una familia. Allí nació su primera hija, Chani.

Cuando la situación económica se puso difícil en Colombia, decidieron ir a trabajar unos meses en Estados Unidos y un año en Hawái, donde nació su segundo hijo Hoku. Pero antes de su viaje pasaron por Ecuador conociendo el bosque subtropical, que en ese momento les hizo un llamado, al que regresaron después de su viaje. Después de un año de búsqueda compraron una finca por Santa Rosa de Pacto. Cuando se pasaron a vivir allá, había que entrar caminando desde Sahuangal durante siete horas. Jaime desarrolló su proyecto de frutas tropicales a través de la pasión y la práctica, y Mimi se dedicó a su arte y a la educación de sus hijos. Ahora tienen más de 600 especies de frutas tropicales, que les dan una diversidad de semillas tanto para sí mismos, como para intercambiar y vender (fotografía 1).

Durante nueve años salieron por Sahuangal, hasta que en el 2002 pusieron la primera carretera. Después, por la hidroeléctrica Manduriacu, en el año 2013 construyeron la nueva carretera hacia Santa Rosa de Pacto, que pasa enfrente de la finca de Mimi y Jaime. “Este sí ha sido un gran, gran reto, la hidroeléctrica. Que después de 25 años nos llegue una vaina de estas”.

La casa de Mimi y Jaime estaba en la zona de amortiguamiento del embalse, por lo que fue expropiado por el gobierno. El piso de la casa, que sostuvo 25 años de experiencias de vida, ahora sostiene una impresora vieja y muebles de madera desarmados (fotografía 2). Pero a pesar de los giros inesperados que dio la vida, Mimi y Jaime se mantienen esperanzados en que los procesos del desarrollo vayan cambiando hacia un cuidado de la naturaleza para el futuro. Siguen caminando hacia adelante, mirando muy poco hacia atrás. “Mi iglesia es esto”, dice Mimi, “el bosque”.

Historia de Jane en la Reserva Yakusinchi

La Reserva Yakusinchi también forma parte de una de las áreas prioritarias para la conservación a nivel mundial: los Andes Tropicales. Está ubicada cerca de La Maná en la comunidad de Puembo Chico, aunque los vecinos del sector también identifican la zona como Cerro del Oso. La reserva se encuentra entre 400-600 m.s.n.m. junto a la Reserva Ecológica Ilinizas. Tiene 200 hectáreas de bosque nublado que están dedicadas principalmente a la conservación del bosque, a la investigación científica, a un centro de rescate de vida silvestre, y es el lugar donde vive Jane Sloan.

Jane nació en Londres. Es la mayor de tres mujeres. Su mamá fue profesora de niños pequeños y su papá trabajaba en la industria hotelera. Creció en la ciudad, soñando con ser bailarina de ballet, guitarrista, y diseñadora de modas. Tuvo dos hijos, y cuando ellos crecieron entró a estudiar homeopatía. Siempre fue muy adaptable al cambio. Así es como después de un viaje por turismo, terminó transformando su vida al quedarse a vivir en Ecuador.

Fuente: Reserva Río Guaycuyacu (2017)

Fotografía 1 Frutas tropicales de la Reserva Río Guaycuyacu. 

Cuando llegó a Ecuador trabajó para la Fundación Yachana por tres años, en donde conoció a Daniel, su pareja en ese entonces, con quien empezó a buscar terrenos. No fue hasta una visita a La Maná que conocieron el terreno que ahora es la Reserva Yakusinchi, la cual compró hace ocho años (fotografía 3). En el año 2014 empezó el centro de rescate, y a raíz de eso tuvo que construir varios espacios para los animales en diferentes partes de la reserva: para los animales en cuarentena, los que están en recuperación, los que necesitan cuidados constantes, y para los que van a ser liberados. También se está construyendo una pequeña clínica para cuidar mejor de los animales.

Jane siempre fue autodidacta. Actualmente ha adquirido bastantes conocimientos sobre las necesidades y los procesos que necesitan los animales en recuperación y para ser liberados. Uno de sus proyectos pendientes es hacer manuales de cuidado de algunas especies específicas. “Hay muchísimas cosas que hacer aquí” dice Jane. A pesar de que la conservación del bosque es su objetivo principal, sus dinámicas diarias se centran en el cuidado de los animales (fotografía 4).

Fuente: resultado del trabajo de campo

Fotografía 2 Regeneración del bosque sobre la antigua casa de Mimi y Jaime 

Jane tiene un compromiso tan fuerte con la naturaleza que le empuja a seguir cuidando el espacio que ha construido con una energía paciente y amorosa. A pesar de algunas complejidades, ella no piensa dejar de luchar por su pedacito de paraíso. “Es que yo nunca voy a parar” dice Jane, “a mí me van a tener que parar”.

Historia de Marcelo en la Reserva Cerro Seco

La Reserva Cerro Seco es parte del área de conservación Cordillera del Bálsamo y se encuentra entre 50-200 m.s.n.m. Asimismo, forma parte de las áreas prioritarias para la conservación de aves en Ecuador, donde se pueden encontrar más de 100 especies de aves ( Reserva Biológica Cerro Seco 2017). Está ubicada junto a la comunidad de Bellavista al suroccidente de la ciudad de Bahía de Caráquez, por lo que se la considera el pulmón de la ciudad. La reserva tiene alrededor de 100 hectáreas de bosque seco tropical, donde habitan una diversidad de especies de fauna y flora. En la reserva tienen bosque primario, bosque secundario y un agroecosistema de plantas medicinales y comestibles. Se dedican principalmente a la conservación, el ecoturismo, la investigación científica, y la educación ambiental; pero Marcelo Luque, el dueño de la reserva, también ha dedicado su vida al desarrollo sostenible de la comunidad de Bellavista y la ciudad de Bahía.

Fuente: resultado del trabajo de campo

Fotografía 3 Cerro del Oso, Reserva Yakusinchi 

Marcelo nació en Bahía de Caráquez, así como su papá, su abuelo y su bisabuelo. Cuando Marcelo era pequeño, la reserva estaba destinada a la producción agrícola y ganadera. Cuando Marcelo creció, implementó una visión distinta en el manejo y gestión de esta reserva familiar. Desde pequeño, Marcelo fue generando una relación cercana con los animales. Luego de graduarse del colegio, fue el primero en ir a la universidad, estudió la misma carrera que su padre: medicina veterinaria. Antes de graduarse fue a trabajar en Galápagos, lo cual, dice, fue bastante inspirador y transformador.

Al regresar a la reserva, empezó desarrollando un centro de investigación y un proyecto de ecoturismo. “La conservación era de locos. Por ejemplo, dejar de producir vacas para cuidar aves, ¿qué es eso?, ¿quién te va a pagar por eso? Tú tienes que producir, era el mensaje que venía desde la universidad”, dice Marcelo. A nivel local ha trabajado en varias propuestas para un desarrollo más sostenible. Con el apoyo del Programa de Pequeñas Donaciones del PNUD se llegó a conformar el área de conservación de la Cordillera del Bálsamo (fotografía 5).

Fuente: resultado del trabajo de campo

Fotografía 4 Encierro de un loro alibronceado en la Reserva Yakusinchi 

Actualmente Marcelo enfrenta el gran reto de mantener la reserva como está. Hace unos años compraron terrenos alrededor de la reserva para generar un área de amortiguamiento, ya que la expansión de la ciudad empieza a generar presión sobre el bosque. “Hay mucho por hacer”, dice Marcelo, pero a través de programas de concientización se va transformando la realidad local.

Motivaciones hacia una conciencia ecológica

Estas historias están atravesadas por un sentimiento de amor y respeto no solo por lo que llamamos naturaleza, pero en general, por la vida. Son historias que muestran una cotidianidad particular, que responde a una conciencia ecológica. ¿Cómo construyeron esa conciencia ecológica? ¿Qué les motivó a transformar sus modos de vida? Se identificaron tres motivadores principales como las tres categorías que atraviesan estas historias: (1) relaciones familiares, (2) momentos de cambio, (3) cotidianidad en la naturaleza.

Las relaciones familiares están atravesadas por una serie de creencias y valores que se pasan de generación en generación y se convierten en una de las principales motivaciones para cultivar una conciencia ecológica. En el caso de Jane y Marcelo, sus padres tenían una relación muy cercana con la naturaleza. En el caso de Mimi, sus padres tuvieron una vocación más social, pero de todas formas disfrutaban mucho de salir a los parques nacionales durante los fines de semana. Este motivador está presente desde temprana edad y, generalmente, es el primero que se reconoce, aunque no siempre el que ha tenido la mayor influencia.

Fuente: Resultado del trabajo de campo

Fotografía 5 Cordillera del Bálsamo en la Reserva Cerro Seco. 

Los momentos de cambio identificados fueron vinculados a la educación, al desarrollo profesional y a la relación de pareja. En el caso de Mimi, el cambio se dio cuando se inscribió en el Cuerpo de Paz y tuvo que ir a vivir a Colombia, a sus 26 años de edad. Para Marcelo fue similar, su momento de cambio se dio cuando decidió ir a Galápagos donde tuvo la oportunidad de conocer algunos estudios que manifestaban la importancia de conservar los bosques secos de la costa ecuatoriana. En el caso de Jane, el momento de cambio se dio más adelante, cuando sus dos hijos fueron a estudiar y decide viajar por Ecuador.

Una diversidad de decisiones, encuentros y desencuentros llevaron a que cada uno se encuentre viviendo en un área natural, pero este convivir cotidiano con la naturaleza ha sido el motivante más transformador en los tres casos. En el caso de Jane, a pesar de haberse dedicado al diseño de modas, ahora se dedica al cuidado de vida silvestre. En el caso de Mimi, la cotidianidad con la naturaleza es la que ha ido definiendo su sensibilidad y la manera en que aborda la vida. En el caso de Marcelo se ve un acercamiento a la naturaleza desde pequeño.

Prácticas cotidianas como propiedades emergentes

No hay una sola vía por la cual se construye una conciencia ecológica, asimismo, hay varios factores que llevan a un individuo a ser un practicante específico. “El movimiento ecologista exige otra manera de producir y consumir, otra manera de vivir y trabajar” (Varea y otros 1997, 40). Lo que tienen en común los participantes es que los tres están en la búsqueda de nuevas y mejores maneras de vivir y trabajar en armonía con el entorno natural. Sus prácticas cotidianas son prácticas de cuidado a la naturaleza, que dan cuenta de una comprensión de sus ciclos y funciones (tabla 3).

Tabla 3 Categorización de prácticas cotidianas. 

Prácticas generales Prácticas específicas
Cooperación con los ciclos naturales Construcción con materiales naturales. Regeneración de bosques y reforestación. Utilización de baños secos.
Revalorización de las lógicas de cuidado Cuidado de los animales. Recuperación de la vida silvestre. Alimentación sana y nutritiva.
Trabajo desde la praxis Ecoturismo. Centro de Rescate de Vida Silvestre. Reproducción de frutas tropicales. Procesamiento de frutos del bosque.
Construcción de espacios de aprendizaje Talleres. Intercambio de conocimientos. Recorridos por el bosque. Espacios de encuentro.

Fuente: resultado del trabajo de campo y las historias de vida.

Según Leopold (2005) una relación ética con la naturaleza implica una relación amorosa, de admiración y de respeto. En primera instancia esta investigación muestra la experiencia de personas que han logrado generar estos entornos. Como plantea Boff, “para cuidar el planeta, todos tenemos que pasar por una alfabetización ecológica y revisar nuestros hábitos de consumo. Hay que desarrollar una ética del cuidado” (2002 ,108).

Conclusiones

Los propietarios de las reservas ciudadanas visitadas, más que propietarios son los guardianes de estos espacios, guardianes de la Tierra. En el proceso de cuidado y protección del medio ambiente han logrado abordar los componentes del desarrollo de la vida social, como es la educación, la salud, y la economía desde una postura biocéntrica, la cual reconoce al ser humano como uno de los integrantes de la comunidad más amplia que conforma la Tierra.

La conciencia ecológica está conformada por aquellas percepciones, ideas y prácticas que resignifican la relación entre el ser humano y la naturaleza desde una postura biocéntrica. Propone un diálogo y un principio de coexistencia con el entorno, basado en la búsqueda de un bienestar integral, a través del conocimiento de los procesos y las dinámicas ecológicas de reproducción de la vida.

La ética ambiental se desarrolla por una necesidad de responder ante la desvinculación de la humanidad con su entorno natural. Hay una diversidad de formas de poner en práctica la ética ambiental. Como menciona Rozzi (1997, 87), “una nueva ‘ética de la tierra’ es, a la vez, un deber moral y una actitud de prudencia en pro de la sobrevivencia humana”, y se manifiesta a través de diversas luchas ambientales y movimientos ecologistas.

Como parte de la conservación ciudadana, en esta investigación se ha identificado que las reservas ciudadanas son fundamentales en el proceso de construcción de una conciencia ecológica, principalmente por la decisión autónoma de conservar, restaurar y generar las condiciones para la reproducción de los ecosistemas naturales. Asimismo, se ha identificado su importancia en relación con los sitios prioritarios de conservación. En cuanto a las ontologías que definen la comprensión del mundo de los tres participantes, se puede decir que se acercan a una comprensión de la ontología analogista, en donde se entiende que el mundo natural y el mundo humano están regulados por los mismos principios. Se entienden a sí mismos como parte de la comunidad de la Tierra.

Finalmente, se plantea que la conciencia ecológica, así como cualquier tipo de conciencia se construye a través de una diversidad de factores, motivaciones y elementos que rodean a cada persona o comunidad. Históricamente ha habido diversas percepciones y formas de entender la relación con la naturaleza y, como Ehrlich (2002) plantea, esto no cambiará demasiado en el futuro.

Bibliografía

Acosta-Solís, Misael. 1991. “Breve historia de la forestación en el Ecuador ”. En Ecología y Desarrollo, coordinado por Raúl Moscoso Álvarez, 143-149. Quito: Fundación Ecuatoriana de Estudios Sociales. [ Links ]

Boff, Leonardo. 2002. El cuidado esencial: ética de lo humano, compasión por la tierra. Madrid: Editorial Trotta. [ Links ]

Bustamante, Teodoro. 2016. Historia de la conservación ambiental en Ecuador: volcanes, tortugas, geólogos y políticos. Quito: Abya Yala. [ Links ]

Callicott, J. Baird. 1987. “The conceptual foundations of the land ethic”. En Companion to a Sand County Almanac editado por J. Baird Callicott, 186-220. Wisconsin: University of Wisconsin Press. [ Links ]

Chárriez, Mayra. 2012. “Historias de vida: una metodología de investigación cualitativa”. Revista Griot 5 (1): 50-67. [ Links ]

Cuesta, Francisco,Manuel Peralvo,Francis Baquero, Macarena Bustamante, Andrés Merino-Viteri, Priscilla Muriel, Juan Freile y Omar Torres. 2015. Áreas prioritarias para la conservación de la biodiversidad en el Ecuador continental. Quito: Ministerio de Ambiente/CONDESAN/Pontifica Universidad Católica del Ecuador/GIZ. [ Links ]

Cuvi, Nicolás. 2016. “Ética ambiental, conservacionismo y evolución”. En Evolucionismo en América y Europa: antropología, biología, política y educación, editado por Cuvi Nicolás , Elisa Sevilla, Rosaura Ruíz y Miguel Ángel Puig-Samper, 393-410. Quito: Ediciones Doce Calles/Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO-Ecuador. [ Links ]

Descola, Philippe. 2012. Más allá de naturaleza y cultura. Buenos Aires: Amorrortu. [ Links ]

Descola, Philippe, y Gisli Palsson. 2001. Naturaleza y sociedad: perspectivas antropológicas. México D.F.: Siglo XXI Editores. [ Links ]

Ehrlich, Paul R. 2002. “Human natures, nature conservation, and environmental ethics”. BioScience Oxford Journals 52 (1): 31-43. [ Links ]

Dobson, Andrew. 1997. “Ecologismo, ambientalismo y sustentabilidad”, http://www.socioilogico.com/DOBSON_entrevista.pdfLinks ]

FAO. 2015. “Evaluación de los recursos forestales mundiales 2015: Informe nacional Ecuador”, http://www.fao.org/3/a-az203s.pdfLinks ]

Freile, Juan F, yTatiana Santander. 2005. “Áreas importantes para la conservación de las aves en Ecuador”. En Áreas importantes para la conservación de las aves en los Andes Tropicales: sitios prioritarios para la conservación de la biodiversidad, editado por BirdLife International y Conservation International, 283-352. Quito: BirdLife International. [ Links ]

Guha, Ramachandra, y Joan Martínez-Alier . 2000. Varieties of environmentalism: essays north and south. Londres: Earthscan. [ Links ]

Latorre, Sara. 2015. “El ecologismo popular en el Ecuador: pasado y presente”, https://www.researchgate.net/publication/265670619_El_ecologismo_popular_en_el_Ecuador_pasado_y_presenteLinks ]

Leff, Enrique. 2000. “Espacio, lugar y tiempo: la reapropiación social de la naturaleza y la construcción local de la racionalidad ambiental”. Desenvolvimento e Meio Ambiente 1: 57-69. [ Links ]

Leff, Enrique. 2001. Ecología y capital: racionalidad ambiental, democracia participativa y desarrollo sustentable. México D.F.: Siglo XXI Editores . [ Links ]

Leopold, Aldo. 2005. Una ética de la Tierra. Madrid: Los libros de la Catarata. [ Links ]

Long, Norman. 2007. Sociología del desarrollo: una perspectiva centrada en el actor. San Luis: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. [ Links ]

Marten, Gerald. 2001. Ecología humana: conceptos básicos para el desarrollo sustentable. Londres: Earthscan Publications. [ Links ]

Martínez-Alier, Joan, Héctor Sejenovich y Michiel Baud. 2015. “Capítulo 1: El ambientalismo y ecologismo latinoamericano”. En Gobernanza ambiental en América Latina, coordinado por Fabio de Castro, Bárbara Hogenboom y Michiel Baud, 39-72. Buenos Aires: CLACSO. [ Links ]

Ministerio del Ambiente. 2014. “Boletín SOMOS SNAP”, http://www.ambiente.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2014/04/MAE-Boleti%CC%81n-SOMOS-05-impresion.pdfLinks ]

Ministerio del Ambiente. 2017. “Mapa interactivo ambiental”, http://mapainteractivo.ambiente.gob.ec/Links ]

Myers, Norman, Russell Mittermeller, Cristina Mittermeller, Gustavo da Fonseca y Jennifer Kent. 2000. “Biodiversity hotspots for conservation priorities”. Nature 403: 853-858. [ Links ]

Odum, Eugene P. 1986. “Introducción: el campo de la ecología”. En Fundamentos de ecología, traducido por Ramón Elizondo, Mata , 1-8. México D.F.: Nueva Editorial Interoamericana. [ Links ]

Reserva Biológica Cerro Seco. 2017. “Reserva Biológica "Cerro Seco"”, http://cerrosecobahia.wixsite.com/cerroseco/faunaLinks ]

Rozzi, Ricardo. 1997. “Hacia la superación de la dicotomía biocentrismo-antropocentrismo”. Ambiente y Desarrollo XIII (3): 80-89. [ Links ]

Rozzi, Ricardo. 2001. “Ética ambiental: raíces y ramas latinoamericanas”. En Fundamentos de la conservación biológica: perspectivas latinoamericanas, 311-359. México D.F.: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Schatzki, Theodore , Karin Knorr Cetina y Eike Von Savigny . 2001. The practice turn in contemporary theory. Londres: Routledge. [ Links ]

Tobasura, Isaías. 1998. “Ecologismo y ambientalismo: el surgimiento de antiguos fundamentalismos”. Cuadernos de Desarrollo Rural (41): 57-64. [ Links ]

Tobasura, Isaías. 2006. Ambientalismos y ambientalistas: el ambientalismo criollo a finales del siglo XX. Manizales: Universidad de Caldas. [ Links ]

Varea, Anamaría, Carmen Barrera, Ana María Maldonado, Lourdes Endara y Byron Real. 1997. Ecologismo ecuatorial: conflictos socioambientales y movimientos ecologista en el Ecuador. Quito: Abya-Yala. [ Links ]

1El término reserva ciudadana se refiere a todas las reservas privadas, comunitarias y comunales del Ecuador.

2Esta investigación no pretende generar dualidades ni fundamentalismos entre los términos “ecológico” y “ambiental”. Pueden referirse a Tobasura ([xref ref-type="bibr" rid="r30"]1998[/xref],) para más información sobre este debate. Sin embargo, cabe mencionar las diferencias teóricas relacionadas a estos términos: cuando se habla de ambientalismo, se refiere a una postura reformista en donde se reconoce la importancia de la conservación de los recursos naturales que proveen un beneficio para el progreso y desarrollo humano, y por lo tanto, tiende a ser una postura antropocéntrica. Cuando se habla de ecologismo, se refiere a una postura más radical que reconoce la importancia de la vida desde una visión integral, y por ende plantea una perspectiva ética sobre nuestra relación con la naturaleza desde una visión biocéntrica ([xref ref-type="bibr" rid="r11"] Dobson 1997[/xref];[xref ref-type="bibr" rid="r14"] Martínez-Alier 2000[/xref];[xref ref-type="bibr" rid="r21"] Sejenovich y Baud 2015[/xref]). Tomando este debate en consideración, se utiliza el término conciencia ecológica para hablar de la comprensión de las relaciones, interacciones y procesos ecológicos necesarios para la reproducción de la vida en todas sus formas y expresiones.

3Para obtener la lista completa de reservas ciudadanas contactar con la autora.

Recibido: 26 de Febrero de 2018; Aprobado: 20 de Junio de 2018

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons