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Letras Verdes, Revista Latinoamericana de Estudios Socioambientales

versión On-line ISSN 1390-6631

Letras Verdes  no.22 Quito sep./feb. 2017

https://doi.org/10.17141/letrasverdes.22.2017.2709 

Articles

Los guardianes del agua: cosmopolítica y conservación del agua en los Altos de Morelos, México

Water’s guardians: cosmopolitics and water conservation in Northern Morelos, Mexico

Reséndiz Radamés Villagómez1  2 

1Candidato a Doctor en el Posgrado de Estudios Mesoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

2Investigador visitante de FLACSO Ecuador. Correo: scorphylum@gmail.com


Resumen

Este artículo da cuenta de una paradoja en torno a la impronta conservacionista suscitada en las últimas décadas en la región de los Altos de Morelos, México, a partir del proceso de apropiación de los manantiales por parte de la comunidad de Hueyapan. Para lograrlo mostraremos que, por un lado, lejos de ser el resultado de un movimiento organizadoex professo en torno a un proyecto de conservación de los mantos acuíferos de la sierra Nevada, el motor que ha impulsado dicha impronta ecologista es justamente un tipo de racionalidad económica, cuya lógica de maximización de utilidades, no solo ha transformado el régimen agrícola de una comunidad, sino que además constituye un insumo que se ha sumado a la defensa del territorio llevada a cabo por la Asamblea Permanente de los Pueblos de Morelos (APPM), en particular, en contra de la construcción de un gasoducto y de la presa termoeléctrica de Huexca. Por otro lado, haremos ver que, la racionalidad económica que motivó a los pobladores de la comunidad de Hueyapan a apropiarse de los manantiales del volcán Popocatépetl, más que oponerse a una noción reificada de valor cultural, se encuentra cimentada en una cosmopolítica oculta en el equívoco ontológico sobre los guardianes del agua.

Palabras clave: cosmopolítica;equívoco ontológico;manantiales;paradoja; racionalidad económica

Abstract

This paper seeks to explain the paradoxical character of a conservationist movement in Northern Morelos, Mexico, which emerges a few decades ago through the appropriation of spring’s water by Hueyapan’s inhabitants. We will show that, on the one hand, far from being the result of an organized movement about conservation of water located near of Popocatepetl’s volcano,what really impulse such ecologist actions is just a kind of economical rationality, which logic not only has transformed the agrarian regime of Hueyapan, but also has been summed to the defense of the territory addressed by the Permanent Assembly of Morelos Communities, particularly, against the construction of a gas pipeline and a thermoelectric dam. On the other hand, we argue that the economical rationality underlying the choice of the people of Hueyapan to appropriate of spring’s water, more than opposes to a reified notion of cultural value, it rests in a cosmopolitics hidden in an ontological equivocal about water’s guardians.

Key words: cosmopolitics; economical rationality; ontological equivocal;paradox;spring’s water

Introducción

La problemática en torno a la conservación del medio ambiente ha sido abordada desde diferentes literaturas, que van de la ética ambiental y la biología de la conservación, hasta la antropología ambiental y la etnobiología. Si bien cada una de estas perspectivas guarda una especificidad respecto a las demás, todos estos enfoques coinciden en señalar la importancia del papel que jueganlos valores culturales en los procesos conservacionistas, en particular aquellos vinculados directamente con proyectos de sustentabilidad y de diálogo de saberes (Norton 2002; Argueta 2011). Asimismo, es un lugar comúnel antagonismo entre la heterogeneidad de axiologías culturales y la lógica mercantil de la oferta y la demanda, algunas veces bajo la forma de una racionalidad ecológica en oposición a una racionalidad substantiva de carácter económico (Leff 2011).

Las propuestas teóricas sobre conservación, desde el discurso de la biodiversidad, suelen estar articuladas al tópico de la sustentabilidad, las cuales frecuentemente parecen presuponer una consonancia ontológica entre ambos aspectos que, en principio, condiciona la manifestación de cualquier fenómeno en torno al manejo y cuidado de los llamados recursos naturales(Escobar 2006). No obstante, existe una amplia gama de interpretaciones sobre qué significa el desarrollo sustentable, lo cual no desarrollaremos en este trabajo, pero nos interesa señalar quealgunas de estas definen al desarrollo sustentable como el proceso de encuentro de las necesidades de generaciones actuales y futuras, sin minar la resistencia de las propiedades de la naturaleza que mantienen la vida, así como la integridad y seguridad de los sistemas sociales (Choucriet al. 2007).

En ese sentido, la preocupación por el futuro ha fungido como eje vertebral en torno a diversas tesis sobre conservacionismo, una de ellas problematiza el papel de la gestión local, al cuestionar quiénes son los más capacitados para llevar a cabo una administración adecuada de los recursos de uso común, si únicamente el Estado centralizado o bien,la participación activa de las comunidades locales.En relación conlos recursos, la conservación se manifiesta en la continuidad del sistema del recurso, la facilidad de adquirirlo y de almacenarlo(Ostrom 2000).En América Latina, presenciamos una heterogeneidad de movimientos ecologistas,algunos de los cuales se encuentran organizados, y cuya tendencia conservacionista hacia el medio ambiente no necesariamente se opone diametralmente a una racionalidad económica, ni tampoco apela exclusivamente a un mundo de los fines dictado por los valores culturales, no obstante, la discusión en torno a la racionalidad sustantivaversus la racionalidad ambiental no siempre arroja luz sobre las dinámicas culturales que suscitan dichos movimientos ecologistas (Gigerenzer et al. 2001).

La explicación de las dinámicas culturales resulta importantepara situar la amplia gama de ecologismos presentes en América Latina.Por ejemplo, en México, el movimiento armado surgido recientemente en Cherán, Michoacán, en defensa de los bosques, nació motivado por el arraigo simbólico y territorial a la meseta purépecha, pero también para salvaguardar la economía local en torno a la explotación de la resina de los pinos, a partir de la cual se produce aguarrás. Vemos pues, que este movimiento, más allá de explicarse únicamente en términos de una racionalidad ambiental,involucra un entramado cultural que comprende diversos factores de índole cognitiva, política y ética, dejando paso a un proyecto de conservaciónque depende de un gobierno autónomo basado en usos y costumbres, con la presencia de un consejo de ancianos o k´eris (González y Argueta 2016).

Ahora bien, otra manera de plantear el alcance limitado de la dicotomía entre una racionalidad económica y los valores culturales puede rastrearse en los orígenes de la biología de la conservación y de la ética ambiental; por ejemplo, históricamente hacia 1920, Aldo Leopold describió un programa de erradicación de los depredadores en las zonas de Arizona y Nuevo México, posteriormentecambió de parecer y desarrolló una ética revolucionaria de la Tierra, la cual podría entenderse como un ejemplo de racionalidad ambiental. A partir de la contribución de Leopold al desarrollo de una ética ambiental, autores como Norton (2002) concluye que, si bien dicha contribución puede entenderse en términos de un organicismo con implicaciones morales, es necesario ir más allá para lograr una verdadera aplicación en el manejo sustentable de los recursos, manejo que implica una dinámica cultural en términos de prácticas.

El autor concede que este tipo de organicismo está en lo correcto en relación a que los modelos mecanicistas (por ejemplo,economicistas) no explican la habilidad de los procesos ecológicos y culturales para crear y mantener un sistema de valores (Norton 2002). Lo importante para esta perspectiva ecologista consiste enabordar la problemática de los valores sin que conlleve una teleología o un personalismo, mostrando que las personas deben asumirse como miembros tanto de los sistemas naturales como de los sistemas sociales, pero también situados en contextos donde emergenlos valores, donde contexto significa la interacción entre las culturas y su hábitat que está narrado en la historia natural del lugar. Esa historia natural debe rastrearse hacia el pasado y proyectarse con creatividad hacia el futuro.

La noción de valor cultural,aunque juega un papel tanto en los enfoques conservacionistas, como en las perspectivas teóricas sobre sustentabilidad y la filosofía ambiental, la caracterización de estos radica en ser una variable más dentro de la modelación de escenarios futuros, es decir, los valores culturales son concebidos como ítems discretos que pueden operacionalizarse en un modelo estadístico. En este trabajo demostraremos que una noción reificada de valor cultural no necesariamente le hace justicia a un enfoque antropológico en un sentido amplio.

Una manera de plantear una aproximación al entramado cultural,que se tome en serio las diferentes relaciones entre las personas y el ambiente, consiste en adoptar una perspectiva cosmopolítica, la cual, además, nos permite ir más allá de una ontología meramente naturalista, por ejemplo en términos de un pluriverso (de la Cadena 2010). Aunado a esto, el enfoque cosmopolítico posibilita un entendimiento sobre las elecciones de las personas a través de la ralentización del pensamiento, esto es, sin procurar a ultranza una completa coherencia (es decir, racionalidad ambiental o de cualquier otro tipo) que subyazca a dichas decisiones (Stengers 2005).

Presentaremos a continuaciónun estudio de caso en México, en la comunidad de Hueyapan, Morelos, donde mostraremos que, por un lado, lejos de ser el resultado de un movimiento organizado ex professo en torno a un proyecto de conservación de los mantos acuíferos de la sierra Nevada, la movilización de la gente se manifiesta como un fenómeno emergente, cuya motivación principal para proteger los manantiales es justamente el aprovechamiento del agua de deshielo a favor de un régimen agrícola de riego que, hasta hace algunas décadas, siempre había estado conformado por una agricultura de temporal.Nos centraremosen el carácter paradójico de esta apropiación, puesto que, a partir del movimiento porla defensa del territorio llevada a cabo por la Asamblea Permanente de los Pueblos de Morelos (APPM)en contra de la construcción de un gasoducto y de la presa termoeléctrica de Huexca, la apropiación de los manantiales se caracterizó discursivamente como protección de los mantos acuíferos y se constituyó como un insumo más de este movimiento ecologista.Sin embargo, en el fondo nos interesa argumentar que, más queel aprovechamiento de una coyuntura por parte de la APPM, suscitado en parte por la reivindicación identitaria del pueblo de Hueyapan,el interés económico por el agua descansa en una cosmopolítica oculta en el equívoco ontológico sobre los guardianes del agua.

Breve recorrido por la región de los Altos de Morelos, México

En la zona de la sierra Nevada, ubicada en el altiplano central del México, destaca la comunidad de Santo Domingo de Guzmán, Hueyapan, localizada en las faldas del volcán Popocatépetl a una altitud cerca de los2.300 metros sobre el nivel del mar. Sobresalen en esta área la proliferación de bosques de coníferas, particularmente asociaciones pino- encino, así como oyameles y abetos. La temperatura media anual es de 16,7ºC y la precipitación anual media es de 1.046,2 mm (INEGI 2012). Hueyapan poseía, hasta la década de 1980, tierras de cultivo de temporal y huertos de árboles frutales, actualmente, también cuenta con tierras de regadío, a partir de la apropiación del agua de los manantiales provenientes de la barranca del Amatzinac.

Los Altos de Morelos constituyen una región donde es manifiesta la cultura náhuatl, la cual se expresa en diferentes grados a través de la indumentaria, la comida, las artesanías y la lengua. Hueyapan es una comunidad de habla náhuatl, donde se producen tejidos tradicionales de lana, como gabanes, rebozos, entre otros. Históricamente, esta comunidad se ha regido a través del sistema de usos y costumbres; sin embargo, siempre ha estado sujeta al municipio de Tetela del Volcán, lo que ha generado una tensión constante en su relación, especialmente conflictos sobre el uso y apropiación del agua (Guzmán et al. 2012).

Cabe destacar que la comunidad de Hueyapan siempre ha estado relativamente aislada, en virtud de encontrarse en la periferia del estado de Morelos, en la zona colindante con el estado de Puebla. La geografía accidentada de la barranca del Amatzinac ha permitido que la región prevalezca relativamente poco explotada y que haya conservado su riqueza biocultural. Sin embargo, este aislamiento hasta hace algunas décadas, había traído consecuencias negativas para la población, ya que permanecían en una condición marginal, sobretodo en comparación con los pueblos de las tierras bajas del río Amatzinac. Esta situación cambió radicalmente en cuanto la población se apropió de las aguas de deshielo proveniente del volcán Popocatépetl, a cuyas faldas se encuentran sus terrenos de siembra, así como la propia población (mapa1).

En la década de 1980, el gobernador Lauro Ortega impulsó una serie de proyectos ecoturísticos para impulsar la economía de la comunidad de Hueyapan, entre los cuales destacó el fomento de una acuacultura extensiva, llevada a cabo a través de la introducción de criaderos de trucha a las faldas del volcán Popocatépetl. Asimismo, la introducción de algunos tipos de árboles frutales como la granada colombiana y diversas variedades de aguacate constituyeron nuevas formas de producción que transformaron también las necesidades de la población, así como la manera de administrar los recursos.

Mapa 1. Posición de la comunidad de Hueyapan en relación a la proximidad del volcán Popocatépetl. 

Los cambios mencionados supusieron una mayor demanda de agua proveniente de los manantiales del Popocatépetl que, hasta entonces, únicamente era de índole doméstica. Desde el siglo XVI, los frailes dominicos, quienes evangelizaron esta región, restauraronalgunas tecnologías prehispánicasque permitían conducir el agua desde los veneros de agua situados en las barrancas hasta las inmediaciones del convento.Cabe destacar que, históricamente, las tecnologías hidráulicas de la Sierra Nevada siempre han estado estrechamente vinculadas a la barranca del Amatzinac, tributaria del Río Balsas, de entre las cuales destacan los manantiales parcialmente intervenidos con un tipo de acequia denominada apantle oVeiapantli (Ledesma 2013).

Dada la naturaleza accidentada de las barrancas desde donde goteaba el agua a través de filtraciones, algunos autores describieron un sistema prehispánico para recolectar el agua de los escurrimientos provenientes de la montaña, a saber, las llamadas canoas, las cuales consistían en canales excavados en rocas que estratégicamente conducen el agua por goteo hasta un recipiente (de la Peña 1980, 44).En la parte alta del Amatzinac, los sistemas hidráulicos construidos y operados por los indígenas consistían en una serie de presas derivadoras1 y una impresionante red de apantles. Tales redes de canales de riego, asociados a las imágenes del agua relacionadas con las ceremonias cívicas, tales como los petroglifos de Tláloc situados en el Texcal Pintado, constituyen una muestra de que los sistemas hidráulicos permearon diversos aspectos de la vida mesoamericana (Lucero y Fash 2006).Actualmente, la implementación de tecnologías hidráulicas se sitúan, en su mayoría, en el cauce que va desde los veneros de agua que nacen en el volcán,2 como Las Escaleras y Las Minas, hasta los manantiales del pueblo como el Teopancantitlan, cuyos desagües se unen al río Amatzinac, atravesando el sitio llamado el Texcal Pintado, donde la cantidad de agua que fluye hacia el sur es considerablemente menor que décadas atrás (mapa 2).

La paradoja en torno a la conservación del agua de los manantiales de los Altos de Morelos

En el apartado anterior esbozamos el contexto histórico y social en el que se suscitó la apropiación de los veneros de agua provenientes de los deshielos del volcán Popocatépetl por parte de la comunidad de Hueyapan, Morelos. A continuación, nos interesa establecer por qué dicha apropiación, basada en un discurso conservacionista cimentado en la ancestralidad del territorio, exhibe un carácter paradójico, en la medida que tal impronta conservacionista emerge en virtud de una motivación económica. Como mencionamos arriba, los proyectos de acuacultura extensiva y de agricultura de regadío, fomentados por el aparato estatal en la década de 1980, conminaron a los habitantes de Hueyapan a pensar en términos de ingresos y producción para el desarrollo de la región.

Mapa 2. La posición de los manantiales del pueblo y de los veneros de agua del volcán en relación al cauce del río Amatzinac. 

Relataremos la manera en la que se ha llevado a cabo esa apropiación, la cual coincide con una coyuntura que afrontan los pueblos de Morelos en relación a la defensa del territorio y queha incorporado un discurso conservacionista en torno a los manantiales, al erigirse el pueblo de Hueyapan como los guardianes del agua. Durante el último periodo de gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que comenzó en 2012, se han venido gestionando en todo el país diversos proyectos privatizadores, así como también algunos otros que favorecen a la industria privada.

El estado de Morelos no es la excepción, teniendo como antecedente las luchas que ha librado el pueblo de Tepoztlán en contra de la construcción de un teleférico, un club de golf o recientemente la ampliación a cuatro carriles de la autopista La Pera-Cuautla. Actualmente, en el caso de los estados de Morelos, Puebla y Tlaxcala, existe un mega proyecto llamado Proyecto Integral de Morelos (PIM), que involucra a 80 pueblos de los tres estados y que consiste en la construcción de dos centrales termoeléctricas de ciclo combinado de 620 megavatios (MW) cada una, ubicadas en la comunidad de Huexca, Morelos; un gasoducto de 160 kilómetros que transportará aproximadamente 9.000millones de litros de gas al día y cuyo trazo atraviesa a 60 pueblos de estos estados, así como un acueducto que transportará 50 millones de litros de agua al día a través de 19 pueblos del municipio de Ayala, Morelos.

De acuerdo con Lilia Cortés, oriunda del pueblo de Hueyapan y miembro delegado de la Asamblea Permanente de los Pueblos de Morelos (APPM),el movimiento de conservación de los mantos acuíferos, que se desprende de la necesidad de transformar un régimen agrícola de temporal a uno de irrigación, se articuló a la reivindicación identitaria y reconocimiento de la ancestralidad del territorio por parte de la gente de Hueyapan, en su intento por convertirse en municipio indígena autónomo. En ese sentido, las personas encontraron eco a sus peticiones, manifestando su rechazo a que gente de fuera utilice lo que consideran su agua, en particular a los proyectos gubernamentales de expropiación de tierras y recursos.

El Proyecto integral Morelos o PIM vende las tierras porque todo proyecto del capitalismo viene a destruir la cultura, el ecosistema, hasta nuestra cosmovisión, ya que según es el progreso, pero no es así (Lilia Cortés, comunicación personal).

De acuerdo a otros integrantes de la APPM, en el 2012, el gobernador Graco Ramírez implementó el PIM y entre ese proyecto está la construcción de un gasoducto que viene desde Tlaxcala, cruza Puebla y Morelos a fin de instaurarun parque industrial en Cuautla. Hasta ahora, las actividades de mayor inversión energética se han llevado a cabo en el parque industrial de Querétaro, por lo que resulta imprescindible dicho parque industrial, el cual requiere además una termoeléctrica, y para que funcione, se necesita un gasoducto cuyo último destino sería un lugar llamado Huexca.El movimiento de resistencia al PIMcomenzó en algunos pueblos como Tetelcingo, quienes se alarmaron cuando llegó el gasoducto a Amilcingo, un grupo de jóvenes egresados de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), junto con las autoridades locales comenzaron a cuestionar la pertinencia de un gasoducto. Fue así que se organizaron y retiraron los tubos que ya estaban colocados, por lo que el gobierno los pasó por otros pueblos pertenecientes a Puebla por la carretera federal, hasta llegar a Huexca (mapa3).

Una vez que los demás pueblos vieron lo que pasó en Amilcingo, decidieron unirse a la lucha y se formó una Asamblea de Pueblos donde participaron algunas comunidades aledañas, inicialmente, Temoac, Popoclán, Zacualpan, Tlacotepec y Amayucan. No tardó mucho antes de que el gobierno ejerciera la represión, pero, si bien la asamblea logró evitar que el gasoducto pasara por sus pueblos, finalmente logró llegar hasta Huexca. En respuesta a esta afrenta, este pueblo, que no tiene más de 2.000 habitantes se unió con Amilcingo y comenzaron a arengar a otros pueblos formando la Asamblea de Pueblos, quienes hoy día constituyen 19 municipios conformando así la APPM (Asamblea Permanente de los Pueblos de Morelos).

No obstante, pese a que el gasoducto logró llegar hasta Huexca, el agua sigue siendo insuficiente, por lo que se dice que la termoeléctrica sólo está trabajando al 25% de su capacidad, y el agua que están utilizando proviene de unos terrenos que compraron en Cuautla, de donde sacan el agua de pozos. En Cuautla, hay varias colonias que sufren de escasez de agua, por lo que el gobierno logró su cometido argumentando que llevarían agua a esos barrios ya que,al llevarles agua, esta continua fluyendo, siendo el destino final de esa agua la termoeléctrica. Ahora bien, dado que no fue suficiente con los mantos acuíferos de Cuautla para satisfacer las necesidades de agua de la presa, el gobierno ha intentado desviar aguas del río Amatzinac, fue ante dicha tentativa que Hueyapan entró a formar parte de la APPM, es por eso que el presidente municipal Javier Montes, en las últimas asambleas, ha intentado convencer a los hueyapeños de concesionar su agua, prometiéndoles un sistema de riego, el cual, según varios pobladores, es de baja calidad.

Mapa 3.  Localización del pueblo de Amilcingo y de Huexca. 

De acuerdo con otros pobladores de Hueyapan, las aguas de los veneros corren peligro de terminar un día en manos de los inversionistas privados en contubernio con el gobierno. Es por eso que la APPM ha intentado generar conciencia en los hueyapeños sobre la autonomía de los recursos del territorio, tal y como lo dicta la Constitución, así comoel Convenio 169 de la OIT, que señala la importancia de la consulta previa, libre e informada a pueblos indígenas y Tribales en el caso de desarrollarse proyectos en su territorio. No obstante, la estrategia del gobierno involucra sobretodo a la gente de Tetela, quienes son los que más han concesionado, por lo que pagan mucho dinero al año en impuesto. De diez grupos de Tetela, nueve tomas ya han sido concesionadas en ese pueblo, mientras que en Hueyapan no lo han logrado por completo.

Como se ha mencionado anteriormente, la incorporación de Hueyapan a la APPM coincidió con su proceso de municipalización como comunidad indígena autónoma, lo cual constituye una esperanza para la población, quienes pretendenelaborar estatutos sólidos para que la fauna, la flora y el agua pertenezcan a Hueyapan, y posteriormente, contar con herramientas jurídicas para derogar las concesiones otorgadas hasta el momento.De acuerdo con algunos integrantes dela APPM, el proceso de municipalización va adelante, apelando a la reformadel artículo 40 de la Constitución que prohibía que un pueblo que no tuviera más de 45.000 habitantes pudiera ser municipio. Ahora proceden varias reuniones con dependencias federales y estatales, para que los recursos lleguen etiquetados directamente a Hueyapan. Según la APPM, ellos proponen un concejo mayor, que estaría compuesto por unas 15 personas que serían las que manejarían el poder, pero que la máxima autoridad sea la asamblea, a la manera de Cherán.

Es justo en esta coyuntura donde convergieron por un lado, el intento de municipalización de Hueyapanque implicó la apropiación del agua con motivos económicos y, por el otro, la incorporación a la APPM, lo que en conjunto devino en un discurso conservacionista para defender los veneros del volcán por parte de los hueyapeños, quienes se asumieron como los guardianes del agua. No obstante, consideramos que este posicionamiento requiere una explicación en tanto involucra además un entramado cultural que subyace y le da soporte a las nuevas prácticas en torno al empleo del agua.

Los guardianes del agua en los Altos de Morelos: cosmopolítica y equívoco ontológico

Una vez que hemos explicadola manera en la que emergió elmovimiento conservacionista en torno a la apropiación los veneros de agua del volcán Popocatépetl por parte de los pobladores de Hueyapan, nos interesa avanzar nuestro argumento desde un punto de vista antropológico con el propósito de entender cómo esta nueva forma de concebir el uso del agua como usufructo y protección, resulta consonante con las dinámicas culturales.En principio, queremos evitar la reificación de una noción de valor cultural frentea la maximización de utilidades, pero también despejar la sospecha en torno a un supuesto oportunismo de los pobladores. Lo anterior arrojaría una lectura que ponderaría los intereses económicos por sobre cualquier noción de valor cultural, dejando paso a un caso más de aculturación.

Una manera de evitar esta lectura sesgada en torno auna supuesta pérdida de los valores culturales consiste en explorar la polisemia oculta en la paradójica referencia a los guardianes del agua. Los Altos de Morelos, y en especial la región nororiental poseen una larga tradición sobre los llamados especialistas rituales o graniceros. Dependiendo del lugar poseen diferentes acepciones, por ejemplo, en Tepoztlán y la región de Amatlán se hace llamar tlamahque, en Tlayacapan se denominan claclasquis, mientras que en Hueyapan se les conoce como kiohtlazqueh (Lorente 2011).

De manera generalizada en todas las regiones náhuatl existe una nosología asociada al agua y a los aires, especialmente el agua de los manantiales, cuya presencia exige diferentes tipos de transacciones entre los seres humanos (es decir, los especialistas rituales) y las diferentes entidades no humanas, cuando la gente cae enferma de aire o de sombra, a causa de los aires, remolinitos o ahuaques. No es nuestra intención reseñar de manera exhaustiva un panorama sobre los especialistas rituales que trabajan con el clima en la región náhuatl de Morelos, sino únicamente establecer el horizonte cultural desde el cual queremos mostrar que la noción de guardianes del agua descansa por un lado, en formas de conservación del agua en términos de una topografía ritual, practicadas en la región desde hace mucho tiempo y, por otro lado, en una cosmopolítica cimentada en un equívoco ontológico sensu Viveiros de Castro (de la Cadena 2015).

En su trabajo sobre los seres de la tierra en los Andes centrales, Marisol de la Cadena (2015) utiliza la noción stratherniana de conexión parcial como una herramienta analítica y política para situar el espacio vital de entendimiento entre su informante Mariano Turpo y ella, en torno a la montaña o apu Ausangante, en el pueblo de Pacchanta.Para lograrlo, de la Cadena apela a la noción de Viveiros de Castro sobre el equívoco para caracterizar las prácticas con los seres de la tierra como algo más que mitologías o creencias.

Más que un error, el equívoco es un tipo de comunicación disyuntiva en la cual, mientras se utiliza las mismas palabras, los interlocutores no hablan sobre la misma cosa; es por el contrario, una característica importante de la antropología en tanto dimensión constitutiva del proyecto disciplinario de traducción cultural. La traducción implica, pues, explorar las diferencias entre conceptos, gramáticas y prácticas que componen el equívoco que los interlocutores habitan y a través del cual se comunican (de la Cadena 2015, 27).Los manantiales y lugares sagrados o liminares constituyen las conexiones parciales en tanto espacio vital entre un conservacionismo político y un entramado cosmopolítico, donde se suscitan diversas transacciones (deuda, ofrenda y don) entre los hueyapeños, los teteleños, el gobierno y las divinidades del agua (Stengers 2005). La kiotlaskeh, Doña Vicenta, me explicó que los amiales o manantiales no reciben la ofrenda correspondiente, sobre todo ahora que están tapados o entubados, no obstante, me dijo que aún así la gente puede enfermar, “porque caminan sobre las mangueras”.

También me explicó la diferencia entre amiale que refiere al lugar donde nace el agua, y los ahuaque que refiere a aquellos que “crean el agua”.La manifestación de los guardianes del agua, desde Tláloc, los ahuaques y los propios hueyapeñosse materializa en el caso de Hueyapan, a través de una topografía ritual y tecnológica que involucra al volcán Popocatépetl al norte, pasando por diferentes cerros en dirección al sur, como el cerro Quetzaltépetl, el del Gallo, el Coatltepetl, el Chigonkiuhtl (foto 1) y, finalmente, el Texcal Pintado, con petrograbados de Tláloc a orillas del Amatzinac.

Foto 1  El volcán Popocatépetl visto desde el cerro Chigonkiuhtl. 

Así, vemos que la noción de guardianes del agua que subyace al movimiento conservacionista en Hueyapan no refiere únicamente a las prácticas rituales de los habitantes de Hueyapan practicadas desde antaño, sino además involucra por un lado, nuevas prácticas de conservación en torno a la totalidad de la parte alta de la cuenca del Amatzinac y, por el otro y de forma más fundamental, refiere a la presencia delos ahuaques que custodian el vital líquido a través de las hondonadas existentes en las faldas del volcán. Su presencia es más que una evocación o una simple creencia, pues los efectos físicos de su existencia son mencionados en las narrativas en torno a la implementación a la tecnología hidráulica del enmanguerado, a través de la cual el pueblo de Hueyapan se apropió de los veneros de agua, al mismo tiempo que asumió la custodia de éstos. Más aún, es justo a través de la mediación de esta tecnología hidráulica que el vínculo entre los pobladores y los ahuaques se volvió más intenso, pues la amalgama entre ambos se consolidó a través del equívoco ontológico sobre la guardianía del agua.

Conclusiones

La custodia del agua de los veneros no supone únicamente la protección del agua por parte de los hueyapeños para que no sea aprovechada por otra comunidad o por los proyectos del Estado, sino que implica la protección de sí mismos, al procurar a aquellos (los ahuaques) que velan por el propio volcán y por sus afluentes, necesarios para la coexistencia de este entramado cosmopolítico. De acuerdo al testimonio de familiares de algunos señores, quienes participaron años atrás en el enmanguerado, cuentan que para evitar atravesar las barrancas con las mangueras, intentaron primero penetrar los manantiales para acortar las distancias entre los veneros y los terrenos de irrigación; no obstante, refieren que algunos trabajadores narraron que aparecieron algunos hombrecitos o ahuaques al interior de la barranca, quienes les advirtieron de no proseguir con esa faena, a lo cual el grupo de manguereros no hizo caso.

Dos consecuencias tuvo el soslayo de aquellas advertencias, por un lado, los hombres quienes habían entrado al manantial murieron poco tiempo después y, por el otro, las mangueras fueron desconectadas constantemente, tornando vanos los esfuerzos de los hueyapeños. Es así que, paulatinamente, los hueyapeños optaron por respetar las entradas de los manantiales, y desde entonces, hacen uso del sistema tiros para atravesar las barrancas.La noción de guardianes del agua no es casual y responde, en una medida importante, al entramado cultural que habitan, el cual, si bien da soporte a nuevas prácticas de conservación del agua suscitadas por una motivación económica, también evita la total explotación del recurso por los mismos hueyapeños.

Los movimientos conservacionistas que se suscitan en entornos culturales complejos como los de América Latina poseen diferentes alcances, pues no se trata únicamente de la noción biológica de conservar la biodiversidad, en términos de diferentes especies, endemismo, entre otros conceptos. Tampoco se trata necesariamente de insumos que lleven, por ejemplo, a la creación de parques nacionales o áreas naturales protegidas.Desde un enfoque cosmopolítico, la resolución de conflictos implícitos en los movimientos ecologistas y conservacionistas, los cuales implican una diversidad de actores tales como empresas, gobiernos, comunidades, así como una variedad de entidades no humanas, no siempre llegan para quedarse, pues los antagonismos y las sinergias siempre están en constante tensión, lo que conlleva a una constante transformación de las relaciones de poder y por ende, de los acuerdos.

Por otro lado, en muchas ocasiones la explicación sobre las consecuencias que estos procesos de lucha y defensa del territoriotraen para las comunidades va más allá de la salida fácil de la aculturación. A lo largo del trabajo se hizo patente la complejidad que exhiben los fenómenos sociales en torno a diversos ecologismos desde la antropología, los cuales, más que ser reducidos a la noción de valor cultural, poseen diferentes aristas desde las cuales lo que se conserva no es una visión monolítica de la naturaleza, sino un entramado que implica la presencia de diferentes entidades no humanas, esto es, una cosmopolítica del territorio.

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1De acuerdo a Teresa Rojas Rabiela (2011), existen dos tipos de presas, las efímeras y las de almacenamiento.Las primeras, que parecen ser las que se encuentran en el Amatzinac, también recibían el nombre de Atzacualoni.

2Existen dos tipos de manantiales en Hueyapan: por un lado, los que se encuentran en las barrancas del pueblo, tales como Teopancantitlan, Zapotitlan, entre otros, cuyo uso de índole doméstico ha existido desde los primeros asentamientos prehispánicos en el lugar y, por el otro, los veneros de agua del volcán Popocatépetl, tales como Las Minas y Las Escaleras, los cuales se localizan al norte de la población en las faldas del volcán, y cuya reciente apropiación por parte del pueblo constituye el objetivo del presente trabajo.

Recibido: de 2017; Aprobado: de 2017

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