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Letras Verdes, Revista Latinoamericana de Estudios Socioambientales

On-line version ISSN 1390-6631

Letras Verdes  n.21 Quito Mar./Aug. 2017

https://doi.org/10.17141/letrasverdes.21.2017.2506 

Articles

Herramientas para la comprensión de acciones colectivas que propenden a una transición agroecológica

Mechanisms for the comprehension of collective actions that seek to obtain an agroecological transition

Natalia Pinzón López1 

1 (Colombia), economista, Máster en Sociología y Dra (c) en Agroecología por la Universidad Nacional de Colombia. ndpinzonl@unal.edu.com


Resumen

Este artículo tiene como objetivo proponer herramientas prácticas y teóricas para la comprensión de acciones colectivas cuya finalidad sea una transición agroecológica. El marco teórico se fundamenta en las principales teorías de acción colectiva y movilización social en el contexto del mundo occidental. La propuesta se materializa en lineamientos que fungen como respuesta a las siguientes preguntas: ¿qué sociedad busca la acción colectiva y qué significa la agroecología?, ¿qué motivaciones existen para participar en la transición agroecológica y en la acción colectiva que la promueve?, ¿cuáles son las estrategias para alcanzar la transición agroecológica? y ¿cuál es el contexto político y cómo incide en la acción colectiva y en la transición agroecológica del territorio? Las respuestas a estas preguntas permiten analizar la disposición de los actores para cambiar las prácticas productivas tradicionales por agroecológicas, y asimismo, para examinar la capacidad de cambio y transformación social que tiene la acción colectiva en el territorio.

Palabras clave: agroecología; transición agroecológica; acción colectiva; movilización de recursos; capital social; nuevos movimientos sociales; identidad colectiva.

Abstract

This article aims to propose practical and theoretical mechanisms for the understanding of collective actions, the purpose of which is to accomplish an agroecological transition. The theoretical framework is based on the main theories of collective action and social mobilization in the context of the Western world. The proposal materializes in guidelines that serve as answers to the following questions: what kind of society engages in collective action and what does agroecology mean? What motivations are there that can be used to participate in the agroecological transition and in the collective action that promotes it? What are the strategies for achieving the agroecological transition? And what is the political context and how does it affect collective action and the agroecological transition of the territory? The answers to these questions allow the analysis of the disposition of the actors to exchange traditional productive practices for agro-ecological ones, and also to examine the capacity for change and social transformation which collective action has in a given territory.

Keywords: agroecology; agroecological transition; collective action; resource mobilization; social capital; new social movements; collective identity.

Introducción

Dentro del complicado proceso posmoderno, la ciencia se ha diversificado y cada vez surgen más objetos de estudio en los que convergen distintas disciplinas. En este contexto, la agroecología se ha desarrollado como una ciencia compleja y transdisciplinar que estudia los sistemas alimentarios sostenibles articulados con los cambios de la sociedad (Gliessman, 2013); como ciencia se constituye en piedra angular para las nuevas tendencias de desarrollo rural territorial. En consecuencia surge este trabajo de investigación, cuyo objetivo es proponer herramientas para la comprensión de actores y acciones colectivas que tienen como propósito una transición agroecológica, buscando así, dar posibles respuestas a quienes trabajan con organizaciones sociales rurales y necesitan comprender asuntos sociales, culturales, organizativos o políticos que perjudiquen o favorezcan la adopción de principios agroecológicos y su aplicación.

Para el desarrollo de esta propuesta se partió de las siguientes premisas: i) existe una necesidad de acercar la ciencia, en particular la agroecológica, a la sociedad civil e incidir en las realidades sociales; ii) los movimientos sociales y las acciones colectivas en sus diferentes formas, son esenciales para difundir y llevar la agroecología a gran escala (Rosset & Martínez-Torres, 2012); iii) para estudiar la acción es importante comprender el actor y viceversa, y iv) antes de llevar a cabo cualquier proceso de investigación, acompañamiento, fortalecimiento o extensión con una organización social de campesinos, es importante comprenderla.

La particularidad de esta investigación radica en que busca una articulación coherente entre la agroecología y diversas discusiones y desarrollos teóricos de acción colectiva y movilización social en el hemisferio occidental. A pesar de la existencia de diversos estudios agroecológicos que han investigado organizaciones y movimientos sociales, entre los que se destaca el valioso estudio de Costabeber (1998), no ha habido una articulación con los desarrollos teóricos de acción colectiva que se exponen en este trabajo.

Este marco teórico es amplio, y por lo tanto, esta propuesta se configura como un intento de síntesis teórica y una guía práctica para ser utilizada por las organizaciones sociales que tienen como objetivo la transición agroecológica. La primera parte del artículo presenta un breve recorrido por las teorías de acción colectiva que se tuvieron en cuenta; posteriormente, la propuesta se materializa, en primera instancia, en cuatro principios epistemológicos a tomar en cuenta y, de otra parte, en cuatro preguntas esenciales que se consideran fundamentales para comprender la acción colectiva a considerar. Para responder estas preguntas, se proponen herramientas conceptuales y teóricas útiles por medio de una síntesis. El concepto de síntesis en la academia es importante porque permite ver cómo las teorías y paradigmas opuestos no son infinitos en número, ajenos entre sí, ni arbitrarios; sino que, por el contrario, se derivan de situaciones sociales y se complementan mutuamente. También relativizadinamiza la ciencia y evita la regresión a la concepción estática en la que a veces cae el intelectualismo (Mannheim, 1993).

Breve recorrido por las teorías de acción colectiva y movilización social

El desarrollo teórico de este campo académico ha sido amplio y diverso. A lo largo del tiempo han convergido diferentes disciplinas, y al igual que con el objeto de la agroecología, las acciones colectivas requieren un abordaje interdisciplinario que incluya la psicología, la economía, la sociología y las ciencias políticas. En el desarrollo teórico se pueden identificar tres etapas generales: desde finales del siglo XIX hasta los años sesenta, las tres décadas siguientes hasta los noventa y desde esa década hasta la actualidad. Las corrientes teóricas en las distintas etapas se diferencian en su enfoque epistemológico, objetivo y objeto de estudio.

En la primera etapa, a finales del siglo XIX, gracias a obras como las de Le Bon (1983), las acciones colectivas se consideraban violentas, irracionales y patológicas. Posteriormente, la teoría marxista-leninista descargó a las acciones colectivas de tantas connotaciones peyorativas, e introdujo en el análisis la ideología y la relación del actor con el oponente, entre otros aspectos. En la década de 1950, la Escuela de Chicago desarrolló la teoría de la frustración relativa desde una perspectiva de la psicología. Esta teoría busca estudiar las formas de política violenta y considera que la marginalización y la discriminación, en comparación con las situaciones opuestas, generan una frustración que es el motor de la movilización (Gurr, 1971 en González, 2002).

A partir de los años sesenta ocurre un punto de giro y surgen corrientes teóricas basadas en la economía. Desde el paradigma racional, Olson (2002) desarrolló la teoría de Elección Racional (ER) basada en el individualismo metodológico, es decir, considera que el todo se explica por la suma de sus partes y las acciones colectivas se entienden a partir de las acciones individuales; por lo tanto, el objeto es el individuo. En respuesta a la ER, en los setenta se desarrolló la corriente de Movilización de Recursos (MR) que desplazó el objeto de estudio de los individuos a las organizaciones. Si bien se inscribe en la teoría de la ER, en la medida en que afirma que la movilización ocurre por un análisis costo-beneficio de los actores, su perspectiva es muy distinta: “esta escuela destaca que los movimientos dependen, sobre todo, de los recursos, la organización y de las oportunidades para actuar” (Tarrés, 1992: 745).

De manera simultánea al surgimiento de la MR, en Europa se desarrolló la teoría que consideraba su opuesto: Nuevos Movimientos Sociales (NMS). Esta teoría se fundamenta sobre la sociología desde una perspectiva marxista, y sus precursores, Touraine y su discípulo Melucci, ubican el objeto de estudio en las relaciones sociales y adoptan una perspectiva más compleja que las anteriores. La teoría de los NMS diferencia los movimientos sociales en la sociedad postindustrial de aquellos que les precedieron, ya que el objetivo prioritario se traslada de la transformación del sistema político a la construcción de una identidad propia que significa “actuar sobre sí mismos (producirse a sí mismos) y sobre la sociedad (producir la sociedad)” (Chihu, 2000: 90).

En la década de los ochenta concluyen las disputas entre las corrientes dominantes hasta el momento y ocurre un acercamiento entre MR y NMS. Dentro del mismo paradigma racional, y fundamentada en la MR, surge la corriente Oportunidades Políticas (OP) que incluye el contexto político (Tarrow, 2004). También, desde una flexibilización de la teoría neoclásica, surge la corriente expansionista del Capital Social (CS) que entiende la naturaleza del CS como un bien público, en vez de individual como lo consideraba la minimalista (Ostrom, Ahn, & Olivares, 2003). Si bien se discute su naturaleza de concepto o teoría, es muy complejo y, en sí mismo, constituye un marco teórico. Posteriormente, surgen las teorías culturalistas que continúan el legado de la identidad colectiva y se propone incluir en el análisis la cultura política, el discurso dominante y la teoría de los marcos, entre otras herramientas conceptuales y teóricas relevantes (Gamson, 1992).

A partir de los noventa se presenta una renovación de las corrientes teóricas debido a una crisis del paradigma racional (Cohen, 1985). Con el cambio epistemológico hacia el empirismo, se utiliza la perspectiva sociohistórica. Dentro de las nuevas tendencias cabe destacar: los Procesos Políticos (PP), derivada de OP que relaciona la acción colectiva y el régimen político y estudia el papel de los movimientos sociales en la democracia, la tendencia al estudio de los movimientos transnacionales, el papel del Estado y la emergencia de la denominada sociedad civil global (Massal, 2014). Por último, la tendencia teórica que relaciona las emociones con los movimientos sociales.

En esta etapa, América Latina ha sido protagonista en las investigaciones de acciones colectivas, pero desde la aplicación de las teorías más que desde su desarrollo. Por un lado, la mayoría de las investigaciones sociales se enmarcan en teorías postcoloniales que se nutren de fuentes postestructuralistas y marxistas. En este sentido, se han desarrollado investigaciones sociohistóricas y culturales que destacan las particularidades latinoamericanas, y que en concreto, han contribuido a comprender la articulación entre las acciones colectivas, el régimen político y la transición democrática en América Latina (Archila, 1998; Dagnino, Olvera, &Panfichi, 2007). Igualmente, científicos como Escobar y Álvarez (1992) han aplicado las teorías culturalistas y han profundizado en la cultura política y la identidad colectiva.

Por otra parte, desde las ciencias económicas e ingenierías, entre ellas la agronomía, se han adoptado como objeto de estudio las organizaciones sociales y las acciones colectivas. El acercamiento teórico desde esta perspectiva se ha basado en la aplicación y desarrollo de las teorías de ER y CS y busca mejorar el funcionamiento de la organización por medio de, por ejemplo, modelos para la medición del capital social y de toma de decisiones. Estas investigaciones han contemplado distintas dimensiones, entre ellas: el origen, la motiviación individual y el territorio, orientadas siempre al beneficio económico, pero sin descuidar el contexto social (Parrado, 2010).

Aportes epistemológicos generales

Ciencias sociales, como la economía y la sociología (Dalggard, Hutchings, & Porter, 2003), actualmente aportan al desarrollo teórico de la agroecología y proponen relacionarse con las ciencias naturales y experimentales para lograr una sostenibilidad social, económica y ambiental. Dentro del objeto de estudio de los sistemas alimentarios, la participación de la sociedad civil juega un papel protagónico para la transferencia de conocimiento y el cambio de paradigma socioeconómico que permita una verdadera transición agroecológica (Rosset & Martínez-Torres, 2012). Por este motivo, entre otros, se ha reconocido la importancia de estudiar y trabajar con las organizaciones sociales de campesinos que están cambiando sus prácticas de producción y modo de vida. En consecuencia, es importante tener en cuenta los siguientes principios epistemológicos obtenidos de las teorías mencionadas:

La definición del objeto de estudio no es obvia y, en coherencia con el enfoque holístico de la agroecología, debe comprenderse de forma compleja: el actor y su acción colectiva incluyen tanto a los individuos como a las organizaciones y las relaciones sociales intra e interorganizacionales.

Estas teorías, en su conjunto, permiten comprender a las organizaciones sociales rurales como actores estratégicos que buscan incidir en una transformación social y económica. Es decir, tienen unos objetivos o intereses y realizan acciones orientadas a cumplirlos.

Es importante reconocer a las organizaciones sociales rurales dentro de un proceso a fin de superar la comprensión estática del actor colectivo.

Por último, con estas teorías se reconoce que los contextos político, cultural y social inciden sobre los actores y las acciones colectivas y, por tanto, se comprenden en un campo de historicidad.

Además de estos aportes epistemológicos a la agroecología, estas teorías constituyen una caja de herramientas para responder preguntas de investigación esenciales para la comprensión de las organizaciones sociales que propenden por una transición agroecológica.

Preguntas de investigación pertinentes

A continuación, utilizando las teorías mencionadas, sus objetivos y problemas de investigación, se proponen unas preguntas que serían útiles considerar según el proceso de fortalecimiento, acompañamiento, intervención o de extensión con una organización social. Estas preguntas están relacionadas, en otras palabras, con el para qué, el por qué, el cómo y el contexto de la acción colectiva; asuntos que los teóricos de los movimientos sociales han considerado y procurado responder.

¿Qué sociedad están buscando?

Si bien se proponen estas preguntas sobre acciones colectivas que propenden por una transición agroecológica, el mismo concepto de agroecología tiene significados distintos entre la academia y la sociedad civil e, incluso, dentro de ellas mismas. Responder esta interrogante implica romper con supuestos normativos que el investigador, funcionario o extensionista tiene sobre la agroecología y la transformación económica, social, cultural y política que conlleva. Para responder la pregunta, las teorías de acción colectiva ofrecen diversas herramientas teóricas.

Los teóricos de los NMS identificaron la necesidad de incluir el concepto de identidad colectiva. Para Melucci la identidad colectiva es una “definición interactiva y compartida, producida por varios individuos y que concierne a las orientaciones de acción (Melucci, 1999: 31). Así, las acciones colectivas “son procesos en los que los actores construyen significados, se comunican y toman decisiones” (Chihu, 2000: 89). De este modo, es importante identificar qué valores y significados compartidos se han planteado y se están construyendo acerca de la agroecología y qué significa una sociedad con principios agroecológicos. Para Melucci (1999), esta identidad colectiva ejemplifica el cambio social que se está buscando, por lo tanto, descifrar esta identidad colectiva es un acercamiento a la sociedad que los actores desean.

Gamson (1992) propone tres etapas para estudiar la configuración de la identidad colectiva. La primera es la conciencia de intereses comunes. Aplicándola a organizaciones con propósitos agroecológicos, esta etapa se da cuando las acciones de las personas se encuentran y estas consideran la agroecología, o algunos de sus componentes, como un interés compartido. La segunda etapa consiste en la creación de un nuevo discurso que represente la sociedad, para este caso, con principios agroecológicos. La tercera etapa es la definición de marcos de acción. Las teorías de los marcos de la acción colectiva, son probablemente el mejor marco conceptual para comprender el sentido y el significado que los integrantes de una organización le atribuyen a su participación y a su acción (Snow &Benford, 1992).

El primer medio para analizar la identidad colectiva son los distintos discursos que utilizan los actores. Estos discursos se discriminan según a quien van dirigidos: al poder político y económico, a los militantes, a la sociedad en general y a las personas que potencialmente pueden participar en la acción colectiva. En los discursos se puede entender la identidad colectiva y los valores que quiere difundir y construir.

Además del análisis del discurso para comprender la orientación de la acción, las investigaciones con metodologías etnográficas también son útiles para comprender las relaciones interorganizacionales. Para comprender esto, son fundamentales las premisas: i) las acciones colectivas son un instrumento de cambio y, también un lugar de intercambio en donde se experimenta la sociedad propuesta (Melucci, Gettinginvolved, identity and mobilizationin socialmovements, 1988); y ii) los grupos primarios basados en las relaciones cara a cara son la base de la construcción social colectiva y son portadores de los valores que se buscan (Mac Clurg, 1992). Por lo tanto, se deben considerar los procesos de micromovilización como espacios de definición de límites culturales y de desarrollo de la conciencia colectiva.

En síntesis, para responder esta pregunta, es fundamental definir y caracterizar la identidad colectiva de la organización social. Para lograr esto, se propone que lo más conveniente es analizar los discursos y utilizar herramientas etnográficas para estudiar el grupo primario y los valores que porta. Los principales andamiajes teóricos provienen de las teorías culturalistas y las de los marcos de acción.

2. ¿Cuáles son las motivaciones para participar en la acción colectiva que propende por la agroecología?

En esta pregunta hay que diferenciar dos motivaciones que pueden estar relacionadas: la primera, se refiere a qué motiva a las personas para cambiar los métodos de producción por unos con principios agroecológicos; y la segunda, es sobre qué motiva a las personas a articularse a un actor y acción colectiva que propenda por estos principios. En primer lugar, hay que destacar las motivaciones ideológicas que se resuelven con la pregunta anterior. Estas motivaciones ideológicas que se pueden estudiar por medio del concepto de la identidad colectiva, fueron la gran contribución que hicieron los NMS. Sin embargo, no todas las motivaciones son de carácter ideológico.

En segundo lugar, desde una perspectiva racionalista, la ER propone el concepto de incentivos selectivos que se desarrolla también en la MR. Este concepto se basa en la tesis de Olson: los incentivos individuales estimulan a una persona racional a actuar grupalmente (Olson, 2002). De acuerdo con esta lógica, los individuos actúan juntos por una decisión racional, lo cual significa que tras analizar costos y beneficios, encuentran una ventaja en el accionar colectivo. A pesar de lo anterior, para el buen funcionamiento de un grupo no es suficiente la convergencia de los intereses individuales y que sus miembros tengan conciencia de ello (Bottino, Demmel, & Guardiola, 2009). La explicación de por qué los intereses individuales no explican el funcionar colectivo, está basada en la paradoja del polizón (free rider) (Olson, 2002).

Esta paradoja consiste en que participar en cualquier acción colectiva tiene unos costos; aunque el individuo haga un análisis de costo-beneficio y encuentre que actuando colectivamente tiene unos beneficios mayores que actuando de manera individual, los beneficios son aún más grandes cuando se evitan los costos de la participación. Ese análisis de costo-beneficio está omitiendo el rol del polizón, pues es más beneficioso observar las movilizaciones, beneficiándose de ellas, que participar y asumir sus costos. Este asunto sugiere que las acciones colectivas son inviables y, por tanto, surge una paradoja puesto que esta lógica no se representa en la realidad: las acciones colectivas existen y de muchas formas (Bottinoet al, 2009).

Para solucionar esta paradoja, Olson propone los incentivos selectivos. Estos son un concepto muy amplio que encierra beneficios que solo se pueden tener con la participación (Neveu, 2000). Estos incentivos pueden ser monetarios o no y depende de la organización y del significado que le dé la persona. Incluso, Obershall (1973) considera que la solidaridad es un incentivo selectivo, tal como Friedman y McAdam consideran a la inclusión social, planteando que a su vez son recursos y permiten superar los costos y la racionalidad estricta. La aplicación de este concepto implica buscar qué incentivos tienen las personas para participar en la acción colectiva y en la transición agroecológica. Estos incentivos tienen que incluir beneficios económicos pero, también, deben superarlos e incluir beneficios sociales entre otros.

En tercer lugar, la articulación teórica y metodológica de los conceptos sociológicos: emociones y movimientos sociales, ofrece lineamientos para entender las causas y motivaciones. En esta propuesta teórica se analiza la relación causa-efecto que tienen las emociones con la estructura y la acción de los movimientos sociales (Flam& King, 2005). De este modo, en esta perspectiva, las emociones trascienden su definición como un recurso de la movilización o un elemento de manipulación y se posicionan en el centro, como un factor causal de la acción colectiva.

Flam (2005) define las emociones como construcciones sociales, culturales y políticas y plantea que existe una distribución de emociones cimentadas en cada sociedad. Para ella, algunas emociones como ira, lealtad, vergüenza y miedo, sostienen las estructuras sociales y las relaciones de dominación. También plantea que cada uno de los movimientos sociales construye sus propias reglas para sentir (feeling rules). Estas reglas se refieren a una serie de emociones subversivas, legítimas en el movimiento, pero que se oponen a las reglas dominantes para sentir. Asimismo, son útiles para lograr consolidar una visión de la realidad propuesta por el movimiento. En conclusión, las emociones relacionadas con la participación se consideran relevantes para entender las motivaciones.

Esta teoría discrimina entre distintos momentos de la acción colectiva, es decir, su ciclo de movilización: emergencia, mantenimiento y declive. Debido a que se plantea la relación causal entre emociones y acción, y emociones y estructura, esta teoría ofrece una explicación por la que un movimiento se crea, se sostiene y se acaba. Del mismo modo, relaciona las emociones con las decisiones de las personas de adscribirse, mantenerse o retirarse del movimiento; al respecto, Jasper (2006) propone una tipología de emociones: necesidades básicas o pulsiones, reflejos, lealtades o afectos, estados de ánimo, y sentimientos morales. Cada tipo tiene una relación distinta con el momento y la estructura.

En particular, las emociones tipo reflejo son intuitivas, como por ejemplo el miedo, y pueden dar paso a la acción. Igualmente, emociones del tipo de lealtades y afectos, pueden dar paso a la acción, pero, también son muy importantes para mantener el compromiso; dentro de ellas podrían incluirse la dignidad y la solidaridad. Los sentimientos morales, como la compasión y la empatía sirven también para orientar la acción. Debido al distanciamiento del paradigma racional, la propuesta metodológica de estas perspectivas consiste en priorizar el empirismo, y su método más propicio es la etnografía (Jasper, 2012). Además, teniendo en cuenta que la transición agrecológica implica un proceso, es relevante discriminar diferentes momentos y buscar indagar en variables diacrónicas. En síntesis, para responder esta pregunta se consideran pertinentes los conceptos: identidad colectiva, incentivos selectivos y emociones. De este modo, se responde el porqué de la acción colectiva.

3. ¿Qué estrategias utilizan para lograr la transición agroecológica?

Una vez comprendido el para qué y el porqué de la acción, la MR y el CS contribuyen a responder el cómo. La respuesta a la pregunta del punto anterior está estrechamente relacionada con esta porque los incentivos selectivos, la identidad colectiva y las emociones pueden ser manejados y conducidos como estrategia, pero existen teorías más pertinentes. Para empezar, hay que definir con qué recursos cuentan los actores, cómo los obtienen y cómo los organizan. Para el caso de la transición agroecológica, entendido como proceso, es importante relacionar estas variables a lo largo del desarrollo que ha tenido el actor.

Para Putnam (1995) el CS se compone de la confianza, las normas y las redes sociales que facilitan la acción colectiva. La confianza incluye las normas de reciprocidad y se considera, a la vez, un medio y un resultado de las otras dos. Las normas contienen instituciones formales e informales (Ostrom, Ahn, & Olivares, 2003), por lo tanto, hay que recurrir a metodologías sociológicas y antropológicas, y no únicamente a la revisión de documentos. Las redes sociales son un conjunto de actores conectados por un tipo específico de relaciones y la herramienta para interpretarlas, el análisis de redes (Diani, 2002), cuenta con un amplio desarrollo. Esta herramienta sirve para indagar sobre la incidencia que sobre la transición agroecológica tienen los apoyos y las alianzas con que cuenta la organización, entre otras relaciones que se consideren pertinentes. Las redes sociales son estructuras comunicativas y movilizadoras determinantes en el desempeño de la acción colectiva (Keck &Sikkink, 2000).

Las redes, las instituciones y la confianza también pueden ser interpretadas como recursos. Por lo tanto, el éxito de la acción colectiva depende de cómo se organicen y gestionen al igual que los otros recursos: el capital humano y el capital físico. Además del análisis de redes, el análisis del funcionamiento organizativo es una herramienta metodológica que ofrece respuestas sobre las estrategias. Si bien la mayor parte de la teoría sobre análisis organizativo es acerca de empresas capitalistas, hay teorías sobre organizaciones sin ánimo de lucro, empresas sociales y organizaciones sociales que convergen en reconocer variables como valores e impacto en la sociedad (Vernis, y otros, 2004). Además de estas particularidades, también se consideran las variables clásicas del análisis organizativo que sean pertinentes según el caso: innovación, consumo, producción, acumulación, intercambio, objetivos, comunicación, estructura organizativa, financiamiento, toma de decisiones y liderazgo, entre otras.

Putnam (1995) distingue entre dos tipos de capital social: el capital vínculo y el capital puente; el primero, se basa en el vínculo entre personas con características similares, es decir, misma raza, religión, nacionalidad, etc. y; el segundo se establece entre gente distinta. Para desarrollar el análisis de organizaciones sociales rurales, puede considerarse estudiar, por ejemplo, el vínculo entre personas de cultura campesina con personas neorrurales (migrantes de zonas urbanas a rurales), ya que muchas veces la migración se presenta en el marco de ideologías contraculturales (Nogué, 1988). En este sentido, es una herramienta para responder cómo este diálogo intercultural contribuye a la transición agroecológica teniendo en cuenta las variables mencionadas: redes, confianza y normas.

Otra herramienta conceptual útil, son los repertorios de acción que desde las teorías de OP y el PP se utilizaron. Tilly plantea que los repertorios de acción son un conjunto de esquemas que se aprenden, comparten y realizan (2000). Estos repertorios son de naturaleza cultural y también se definen por los conocimientos, habilidades y experiencia de la organización. Un concepto adicional es el de liderazgo y su relación con la toma de decisiones. La caracterización general del liderazgo, quién o quiénes lo ejercen y cómo, es determinante para la transición agroecológica. Para la MR, el líder es un militante activo que está en la organización desde tiempo atrás y, probablemente, desde los orígenes del actor colectivo, quien además, tiene recursos (McCarthy &Zald, 1977) y capital social, y quien además, trae prácticas aprendidas de acciones colectivas anteriores (Slater, 1985).

Las teorías que ayudan a resolver esta pregunta permiten metodologías mixtas, que incluyen instrumentos cuantitativos y cualitativos. Tanto el análisis organizativo, como el de redes y el del análisis del liderazgo, pueden resolverse por medio de encuestas, entrevistas o etnografías, ente otros. Independientemente de eso, es importante incluir información diacrónica sobre el surgimiento y cambio de los elementos estratégicos y organizativos.

4. ¿Cuál es el contexto político en el que se está desarrollando la acción colectiva y cómo incide en la transición agroecológica?

El marco nacional y local, y la especificación del orden político por medio del análisis de su estructura es un buen punto de inicio. Las oportunidades políticas son “dimensiones congruentes, aunque no necesariamente formales o permanentes, del entorno político que ofrece incentivos para que la gente participe en acciones colectivas al afectar sus expectativas de éxito o fracaso” (Klandermans, 1997:168). En este caso, también incluyen los incentivos para mejorar las prácticas de producción e implementar principios agroecológicos.

Las acciones colectivas dependen de la capacidad de transformar las oportunidades políticas desfavorables de su campo de acción, y de aprovechar las favorables. Se proponen tres dimensiones para la comprensión del entorno de la acción colectiva y la transición agroecológica: “el grado de apertura/clausura del acceso político formal, el grado de estabilidad/inestabilidad de las preferencias políticas y la disponibilidad y posición estratégica de los potenciales socios o aliados” (Berrío, 2006: 225). Las principales herramientas metodológicas que permiten estas teorías son la revisión documental y entrevistas.

Para resolver esta pregunta, también es pertinente analizar la cultura política dominante de la acción colectiva, y sus discursos sobre las prácticas agrarias y el desarrollo rural territorial. La cultura política es el sistema de sentido y significados de objetos políticos y, con el análisis discursivo, se identifican símbolos opuestos a laacción colectiva para desarrollar estrategias para atacarlos (Gamson, 1992). Con el análisis de la cultura política se puede visibilizar y reconocer el significado de la disputa social y simbólica en la que están inmersas las organizaciones sociales rurales (Escobar, Álvarez, & Dagnino, 2001)

Finalmente, a pesar de que la respuesta de esta pregunta recae en las teorías sobre OP y PP, los NMS contribuyen con el siguiente planteamiento: las acciones colectivas presentan una combinación de un principio de identidad, uno de oposición y uno de totalidad (Touraine, 2006). En este sentido, se plantean tres dimensiones de estudio: identidad-oposición, oposición-totalidad y totalidad-identidad. Asimismo, hay que tener en cuenta la relación del adversario con el objetivo de la lucha (Touraine, 2006). El adversario en este caso se ubica en el contexto y es pertinente definir: quién es el adversario, cuál es su discurso sobre desarrollo rural y cómo se relaciona con el discurso de la acción colectiva.

Reflexiones finales

El planteamiento de estas preguntas de investigación es una invitación a los científicos sociales que están inmersos en las ciencias agrarias y, en particular, en la agroecología, a incursionar y considerar estas teorías para fortalecer las acciones colectivas y mejorar las prácticas de producción por este medio. Estas preguntas son tan amplias, y las herramientas teóricas para responderlas son tan bastas que este ejercicio es una base para desarrollar distintas investigaciones. La aproximación al por qué, para qué, cómo y al contexto de la acción colectiva ofrece un diagnóstico amplio y holístico. Si en la misma investigación con información diacrónica, se incluye el estudio del estado agroecológico de las plantaciones, aplicando indicadores sobre sustentabilidad de los sistemas de producción (Altieri & Nicholls, 2000; Sarandón& Flores, 2014), se podría identificar qué favoreció y qué perjudicó el proceso de adopción de esas prácticas productivas agroecológicas, además de la transformación social y cultural que la acción colectiva implica.

Esta información resulta útil por varias razones, entre ellas: sirve para realizar una matriz FODA de la organización social que relacione variables organizativas, de relaciones sociales, culturales y de entorno que han contribuido a los cambios adoptadosy a los intereses de la misma organización. Con este insumo, se pueden identificar estrategias con metodologías participativas para fortalecer la acción colectiva. Además, esta información sirve para identificar la disposición de cambio y de adopción de nuevas prácticas productivas y sociales, y también, sirve para medir la capacidad de cambio y de transformación social de la organización. Esto se explica por medio de la relación coherente entre estrategia e identidad colectiva (Touraine, 1988; Escobar & Álvarez, 1992; Cohen, 1985; Munck, 1995) y las oportunidades políticas que tengan. El abordaje de estos dos asuntos: la disposición y la capacidad de cambio, son sin duda un aporte epistemológico para estudiar la transición agroecológica y las acciones colectivas.

Referencias:

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Recibido: de 2016; Aprobado: de 2017

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