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URVIO Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad

versión On-line ISSN 1390-4299versión impresa ISSN 1390-3691

URVIO  no.21 Quito jul./dic. 2017

https://doi.org/10.17141/urvio.21.2017.2943 

Miceláneo

Estudios de ignorancia, inteligencia y la guerra contra las drogas en Colombia

Ignorance studies, intelligence and the war on drugs in Colombia

Javier Guerrero-C1 

1 Universidad de Edimburgo, Reino Unido, J.Guerrero@sms.ed.ac.uk


Resumen

Los enormes recursos invertidos en la inteligencia en la guerra contra las drogas han permitido a las agencias estatales acumular un importante conocimiento sobre el actuar de las redes internacionales del narcotráfico. La inteligencia juega un papel central en la planeación y conducción de operaciones de interdicción marítima. La utilización de la inteligencia en este tipo de operaciones tiene, sin embargo, limitaciones; y no menos importante, la interpretación y reinterpretación que se hace de los resultados. Propongo que los estudios de ignorancia pueden servir para explicar estos resultados paradójicos, así como el rol y los límites de la inteligencia en la guerra contra las drogas. En este artículo se reflexiona sobre las posibilidades de los estudios de ignorancia para entender las diferentes interpretaciones del uso de la inteligencia y los resultados de esta. El presente análisis se basa en una serie de entrevistas realizadas a miembros de la Armada en diversas partes del país.

Palabras clave: estudios de ignorancia; guerra contra las drogas; inteligencia; interdicción marítima.

Abstract

The enormous resources invested in intelligence in the war on drugs have allowed state agencies to accumulate a valuable knowledge about the actions of international drug trafficking networks. Intelligence plays a central role in planning and conducting maritime interdiction operations. The use of intelligence in this type of operations, however, has limitations, not least the interpretation and reinterpretation of the results. I propose that studies of ignorance can serve to explain these paradoxical results, as well as the role and limits of intelligence in the war on drugs. In this article, we reflect on the possibilities of ignorance studies to understand the different interpretations of the use of intelligence and the results of this. The present analysis was based on a series of interviews with members of the Navy in various regions of the country.

Keywords: intelligence; ignorance studies; maritime interdiction; war on drugs

Introducción

Sin lugar a dudas, la actual forma de la Armada colombiana es el resultado de décadas de su participación en operaciones en la guerra contra la drogas. La creación y fortalecimiento de nuevas unidades, el establecimiento de nuevas bases y la adquisición de nuevas tecnologías han sido el resultado de un proceso de generación de futuros plausibles, así como la creación de versiones sobre el presente. La Armada colombiana ha creado visiones de desarrollo tecnológico basadas en varios factores: interpretaciones del desarrollo de otras marinas, arreglos tecnológicos, historias de experiencias previas e interpretaciones de capacidades enemigas, etc. La recolección de inteligencia para la realización de operaciones de interdicción ocupa un lugar central en esta lucha, que tiene efectos paradójicos, dado el carácter simbiótico de las relaciones en el binario interdicción/evasión.

La transformación de la Armada de la Republica de Colombia (ARC), de una marina tradicional en una organización militar con funciones policiales, implica la transformación de sus prácticas, que han pasado de patrullar el mar, para generar, temporalmente, el control de las rutas de contrabando tradicionales (en su mayoría rutas de contrabando histórico en el Caribe), a llevar a cabo Operaciones de Interdicción Marítima (OIM) basadas en inteligencia. Llevar a cabo OIM, basadas en inteligencia, permite a los oficiales lanzar operaciones solo cuando son capaces de otorgarles un alto grado de éxito, cuando según su evaluación de la operación, el riesgo de fracaso es bajo. Esto es considerado por la ARC como la mejor estrategia, ya que permite la maximización de los recursos escasos.

Los comandantes de las operaciones pueden combinar su conocimiento de las condiciones locales del mar y sus experiencias de acciones de contrabandistas anteriores en la zona, con información (más o menos) precisa sobre la localización y los planes de los contrabandistas. Esto permite a los comandantes locales generar una evaluación de las capacidades y los recursos del enemigo que deben desplegarse para lograr un evento. Al hacer esto, los comandantes tiene acceso privilegiado a cierta información y pueden abrogarse el derecho a producir y manejar aspectos sobre los cuales son ignorantes, asuntos tales como, ¿qué implica la ausencia de capturas? ¿Qué implica la baja en la cantidad de droga incautada? ¿Qué implica la aparente desaparición de ciertas modalidades de transporte? En estos casos, las métricas de conteo en la guerra contra las drogas, sirven a la ARC como poseedora oficial de dichas informaciones, para balancear lo que se sabe y lo que se desconoce sobre el enemigo, como un elemento para negociar su posición en el centro de atención del estado.

Al reconocer la relación simbiótica entre ambos lados del binario, reconociendo que los dos lados están actualizando constantemente sus estrategias, no solo como una respuesta a las acciones del otro lado. En presencia de un ambiente turbulento y caótico, donde la dinámica es particularmente agresiva, no es posible que ninguna de las partes sostenga una ventaja competitiva en el tiempo. Como parte de esta dinámica, en el centro de las acciones de la ARC en la lucha contra la droga están la innovación, el aprendizaje y la inteligencia. La ARC ha innovado en métodos de interdicción y mediante el uso de diferentes tecnologías para frustrar los esfuerzos de los narcotraficantes, en la que la recolección de información de inteligencia para la realización de operaciones de interdicción es central.

En este artículo presento algunas reflexiones en torno a la realización de operaciones de interdicción basadas en inteligencia por parte de la ARC, como parte de su participación en la guerra contra las drogas. Planteo que los estudios de ignorancia pueden ser útiles para interpretar el resultado paradójico como resultado de las acciones de interdicción, así como para entender los límites de la inteligencia en la realización de dichas operaciones. Se ilustra lo afirmado con extractos de entrevistas realizadas por el autor a oficiales y suboficiales retirados y en activo, estacionados en bases navales en diferentes partes de Colombia. Por motivos de confidencialidad, se omiten nombres y ubicaciones.

Este artículo tiene como punto de partida, las propuestas de los estudios de ignorancia, que plantean que la ignorancia necesita ser entendida y teorizada como una característica regular de la toma de decisiones en general, en las interacciones sociales y en comunicación cotidiana, en ese sentido promueve entender la ignorancia como un elemento propio de las interacciones y no como una desviación (Gross y McGoey 2015a; McGoey 2012). Inicialmente se realizó un análisis temático para identificar ideas generales, y después, una segunda ronda de codificación permitió establecer relaciones entre estos temas y los planteamientos de los estudios de la ignorancia, específicamente, su importancia para entender la producción de seguridad e inseguridad (Rappert y Balmer 2015). Como tal, este artículo refleja la experiencia de los comandantes de la ARC en la guerra contra las drogas. Se plantea que las operaciones de interdicción marítima basadas en inteligencia son en esencia paradójicas, en el sentido en que la presencia y ausencia de resultados puede ser interpretado de diversas maneras. Los estudios de ignorancia pueden servir de guía para entender este tipo de situaciones.

La Armada de Colombia y la guerra contra las drogas

El tráfico de drogas ilícitas es un escenario complejo, donde una multitud de grupos compiten o colaboran alternativamente para obtener su parte de los ingresos de los precios inflados como resultado de la prohibición. Los agencias estatales asumen que desde comienzos de la década de 1990, el método preferido de transporte de drogas al por mayor han sido las vías marítimas (Guerrero Castro 2016). Los traficantes usan diferentes rutas y métodos para transportar drogas usando contenedores de carga, pesqueros, lanchas rápidas y fabrican sus propios artefactos, siendo el caso más representativo el de los conocidos como narcosubmarinos. La literatura académica y documento públicos afirman que los precios de la carga ilícita aumentan con el transporte (Mejía y Posada 2008; Rico 2013), y el transporte a menudo representa un alto porcentaje del costo para los propietarios de los bienes ilícitos (Wainwright 2016).

El papel de la ARC y en especial del Cuerpo de Guardacostas es el de detectar y capturar traficantes de drogas y artefactos de narcotraficantes, así como el evitar que sus cargas partan de las costas colombianas o alcancen su destino. Desde su creación en 1994, ha capturado un importante número de narcotraficantes, drogas ilícitas y sus botes y artefactos. El despliegue de estos recursos ha creado incentivos obvios para que los contrabandistas se adapten e innoven. En esta carrera armamentista entre la ARC y los narcotraficantes, la inteligencia ha jugado un papel fundamental.

El gobierno colombiano ha implementado varias políticas para desestabilizar el mercado de las drogas ilícitas, dirigidas a reducir el suministro de drogas. Disminución de los campos de cultivo de coca a través de fumigación aérea o erradicación manual, incentivos ofrecidos a los agricultores para reemplazar los campos de coca, captura de líderes de las redes de narcotraficantes, destrucción de laboratorios, cristalizaderos y centros de acopio, interceptación y regulación de productos químicos utilizados en la producción de cocaína e impedir que la cocaína siga su ruta hacia su destino. Esto a su vez ha implicado que diferentes organismos estatales deben competir por la atención del Estado para crear políticas y asegurar presupuestos para llevar a cabo sus actividades. Desde principios de los años 90, la ARC se ha beneficiado del proceso de militarización de la guerra contra las drogas (Moloeznik 2003), lo que le ha aumentar su presupuesto debido a su participación en la guerra contra las drogas.

La ARC reafirma su importante lugar en la guerra contra las drogas, así como aprovecha las incertidumbres que surgen de esos éxitos. La Armada muestra cifras que ratifican sus logros (drogas ilícitas interceptadas, botes y personas detenidas), y se considera a sí misma como la agencia estatal más exitosa en materia de cocaína incautada. La Armada presenta sus resultados en forma de conteos (Andreas y Greenhill 2010). Por ejemplo, en un artículo publicado durante el 188 aniversario de la ARC, se presentó una lista de “operaciones exitosas” que enumeran la cantidad de cocaína narcosubmarinos y contrabandistas capturados. El mismo tipo de indicadores se encuentran en el editorial de la Revista Oficial de la ARC y los informes al Ministerio de Defensa y otras oficinas pertinentes, ejemplo el Informe de Drogas de Colombia (Observatorio de Drogas de Colombia 2016). Muchas de estas mediciones presentadas por la ARC como prueba de éxito también se movilizan como prueba de que se necesitan aún más recursos. El binario de interdicción/evasión es, entonces, esencialmente una relación simbiótica, como señala Andreas; hay una relación “paradójica, de doble filo e incluso interdependiente entre el negocio del contrabando y el negocio de intentar frustrarlo” (Andreas 1999, 86). Los narcotraficantes se benefician no solo de la prohibición y del aumento de precios que esta conlleva, sino de las operaciones de interdicción que se llevan a cabo contra otros grupos, lo que les permite negociar los precios. La Armada se beneficia de la existencia de contrabandistas y sus innovaciones para reforzar su lugar como una poderosa agencia contra la droga.

Aunque su participación en la guerra contra las drogas ha permitido el crecimiento de la ARC y de hecho, a pesar de poseer una unidad cuyo foco principal era la realización de operaciones contra la droga, hasta 2005 carecía de objetivos estratégicos relacionados con su papel en la guerra contra las drogas. Estas transformaciones fueron conducidas por almirantes que, desde sus primeros días como parte de la ARC, han participado en operaciones de lucha contra la droga y han presenciado o ayudado en el refuerzo de del cuerpo de Guardacostas (Guerrero Castro 2016). Por último, los múltiples papeles de la Armada se destacan en los planes estratégicos y conceptos estratégicos, donde las operaciones de lucha contra las drogas se articulan como dirigidas a las amenazas a la soberanía territorial. Como tal, el discurso oficial de la ARC considera a los traficantes de drogas, no como infractores de la ley, sino como amenazas a la seguridad nacional, como parte del discurso que identifica las drogas como problemas de seguridad (Másmela y Tickner 2017). La tabla 1 presenta las estadísticas de resultados, medida en cantidad de cocaína incautada, de la ARC en la guerra contra las drogas. Se destaca como la ARC compara sus resultados operacionales, con las demás instituciones de orden nacional.

Centro Internacional Marítimo de Análisis Contra el Narcotráfico (2015)

Tabla 1 Cantidad de cocaína incautada por la ARC 2002-2014. 

La inteligencia militar y la guerra contra las drogas

Las actividades de acopio de información e inteligencia son parte central de las actividades de los Estados modernos. A pesar de esta centralidad, existen diferentes definiciones del término inteligencia (Gentry 2016), refiriéndose indistintamente a varias formas de recolección de información y a sus diversos usos (Johnson 2007). Se acepta que las actividades de inteligencia estatal son principalmente: seguridad interna, recolección de información, análisis de la información, contrainteligencia y acciones encubiertas. La variedad de definiciones y usos de la inteligencia se expresa en la tabla de leyes recogida por Zuniga (2015) en la que se resumen las diferentes definiciones de inteligencia en varios países de las Américas y muestra como estas actividades se operacionalizan en las legislaciones locales. Sin embargo, cuando se habla de inteligencia, por lo general, se hace referencia a una versión racional de la inteligencia. En este sentido, la inteligencia se concibe como el producto final y como el proceso para derivar ese producto que sirve para la toma de decisiones, reduciendo ignorancia sobre las acciones del enemigo, sus capacidades e intenciones (Fingar 2011). Por ejemplo, para Paz (2015) la inteligencia es necesaria para “dar previsibilidad y reducir la sorpresa”.

La inteligencia juega un papel central en las acciones en contra de actores no estatales. Su rol es crucial, teniendo como responsabilidad producir inteligencia accionable (Gandy Jr 2012); es decir, el resultado de las actividades de inteligencia, orientada a objetivos sobre la cual ya se ha realizado un proceso de escogencia sobre diferentes alternativas plausibles sobre el quién, qué, cómo y dónde (Kan 2006). En el caso específico del control de los flujos de drogas ilícitas, la inteligencia es una de las actividades principales tanto de las redes del narcotráfico, como de las agencias estatales (Kenney 2003).

A pesar del nombre ‘guerra’ y de la activa participación de instituciones militares, la llamada ‘guerra contra las drogas’ está lejos de ser una guerra tradicional, en las que el enemigo es fácilmente identificable y localizable. La guerra contra las drogas se puede definir, siguiendo a Feldman (2004), como una guerra securocrática, cuyo objetivo es evitar la contaminación. La guerra contra las drogas es más similar a la contención y prevención del delito que una ‘guerra’ como tal (Andreas 2003). Esto implica el conocimiento de un nuevo enemigo y la transformación de las agencias de inteligencia militar.

Ferratto (2015) anota que las formas tradicionales de inteligencia se deben adaptar a una amenaza que tiene “morfología y características” particulares, apuntando que la estructura en red de las organizaciones dificulta la aplicación de la inteligencia. A este nuevo enemigo, las redes del narcotráfico se le han atribuido, merced a sus arreglos institucionales, gran capacidad de acción y maniobra (Vellinga 2004; Zaitch 2004; Kenney 2007). Ferratto (2015, 60) hace énfasis en la gran flexibilidad de las organizaciones criminales: “Esta estructura de red presenta una gran fortaleza debido a su inherente capacidad para el reemplazo rápido de líderes y opciones criminales”. Para Ferrato la inteligencia es una herramienta que les permite a los actores estatales iluminar el proceso de toma de decisiones en la lucha contra estas organizaciones, sumándose a las definiciones de inteligencia en la que la recolección de información implica acercarse a la posibilidad de tomar mejores decisiones. En este proceso, se plantea como similar a las versiones del proceso científico, que plantean la acumulación, organización y uso de información para resolver problemas, produciendo nuevos conocimientos proyectados al futuro, con el fin de reducir la incertidumbre (Marrin y Clemente 2005; Ferratto 2015).

En este sentido, hay varios ejemplos de centros dedicados a procesar información de inteligencia, como El Paso Intelligence Center (EPIC), creado en 1974, con el objeto de proveer este tipo de información y crear un ambiente de colaboración entre diferentes agencias, en temas específicos de tráfico de drogas, con una creciente participación de agencias militares con el inicio de la guerra contra el terrorismo (Van Puyvelde 2016). El Joint Interagency Task Force-South (JIATFS) realiza operaciones multiagenciales y aunque gran parte de su actividad se concentra en la planeación y realización de operaciones, la recopilación de inteligencia es central en las labores de la JIATFS, detectando y monitoreando el tráfico ilícito para interrumpir y desmantelar las redes, creando a su vez una importante red de inteligencia, capaz de desmantelar rutas del narcotráfico (McLay 2015). En el centro de sus actividades está la “Gestión de la misión de extremo a extremo”,1 el ciclo de actividades, indicaciones preliminares, detección, monitoreo, interdicción, detección, procesamiento y más inteligencia, que contempla que cada una de estas etapas genera inteligencia (Munsing y Lamb 2011).

Por su parte, las agencias de seguridad y las fuerzas militares colombianas ampliaron sus roles tradicionales para participar en el desmantelamiento y disrupción de la producción o el transporte de drogas ilícitas. Esto implicó en gran medida, la redefinición del rol de la inteligencia. La Armada colombiana ha podido desplegar una sofisticada red de información tanto humana como técnica, específicamente, desde 2006, debido a la creación de la Unidad de Inteligencia de la ARC, que se convirtió en una oficina independiente a un nivel por debajo del mando general de la Armada. Esta Unidad tiene el mismo nivel de importancia que las oficinas como el Jefe de Operaciones o el Jefe de Planificación. Estos cambios confirmaron la importancia de la recopilación de información y de inteligencia, tal como se menciona en el Plan Estratégico de 2003, cuando la información comenzó a ser considerada un elemento clave en el papel de la Armada colombiana en derrotar a las organizaciones narcotraficantes.

Las aguas del Mar Caribe y del Océano Pacífico sirven de lienzo en el que se desarrollan las complejidades del binario de interdicción/evasión, con múltiples movimientos constantes en diversos sentidos. Este espacio está poblado por una multitud de redes de narcotráfico que tratan de evadir el control estatal y una multitud de agencias estatales que, colaboran y compiten, mientras intentan impedir que los contrabandistas salgan o lleguen a su destino, incluyendo a la ARC, Policía Nacional de Colombia, Fuerza Aérea Colombiana, así como agencias internacionales, Drug Enforcement Administration (DEA), United States Coast Guard, etc. Según Kenney (2003), los enormes recursos invertidos en la inteligencia en la guerra contra las drogas les ha permitido a las agencias estatales acumular un importante conocimiento sobre el actuar de las redes internacionales del narcotráfico, sin embargo, esto ha logrado que dichas redes desarrollen así mismo estrategias de adaptación que les permiten actuar en ambientes hostiles. Propongo que los estudios de ignorancia pueden servir para explicar estos resultados paradójicos, así como el rol y los límites de la inteligencia en la guerra contra las drogas.

Estudios de ignorancia

Sherman Kent (1949), el padre de la inteligencia estratégica, proponía que el conocimiento ganado en las actividades de inteligencia permitía, por un lado, evitar el fracaso y otro, el actuar en ignorancia. Esta idea conlleva la interpretación de la posibilidad de alcanzar un conocimiento casi perfecto de las actividades del enemigo que permita a las agencias estatales actuar con un alto grado de certeza sobre sus acciones. Johnson y Jackson (Johnson and Jackson 2010) consideran, por una parte, que la idea de alcanzar conocimiento objetivo en es principalmente un ideal, y por la otra, que si bien la inteligencia puede proveer ciertos conocimientos cruciales, los encargados de operacionalizar dicha inteligencia, deben tener presente que a pesar de esto cierto grado de incertidumbre permanecerá.

Los actores en la guerra contra las drogas perciben oportunidades para moverse y actuar. Sin embargo, la asimetría del conocimiento, las fallas de la comunicación y las acciones y estrategias de varios actores no coordinados da lugar a situaciones en las que los jugadores no terminan mejor o quizás peor que inicialmente. Acá vale mencionar el concepto de Herbert Simon (1991), sobre la Racionalidad Limitada. Según este concepto, las personas no necesariamente saben lo que están haciendo, dado que nuestra capacidad de captar un mundo complejo es limitada. Decisiones bajo estas circunstancias son parciales e incompletas y pueden ser disputada por otros actores (Spinardi 2014).

Cuando los contrabandistas zarpan deben enfrentar el riesgo de haber sido identificados por las agencias estatales, o que en el transcurso de su viaje, la Armada los detectará. Mientras que para la ARC la captura de artefactos contrabandistas lleva a reinterpretaciones de lo que significa la captura. En tales circunstancias, la Armada hace intentos de conciliar la visión localizada de los comandantes, con puntos de vista globales. Esto es visible cuando se captura un nuevo método de transporte y en períodos en que un método de transporte particular desaparece de la escena. Los comandantes locales y los comandantes centrales deben tomar decisiones sobre cómo interpretar esas ocurrencias. ¿Implican que se deben gastar los recursos en la focalización de este método de transporte? ¿Una reducción en la captura de un determinado método de transporte significa una disminución real en su uso, o simplemente se han vuelto más difíciles de detectar? Un buen ejemplo de esto fue el descubrimiento de dispositivos parasitarios unidos a barcos de contenedores de carga en un puerto del Caribe, lo que llevó a cuestionar si los recursos deberían asignarse a la realización de búsquedas submarinas a través del entrenamiento y despliegue de un equipo de buceo.

Las acciones de los diferentes actores en la guerra contra las drogas están marcadas por la necesidad de realizar movimientos y contra movimientos, diseñados para engañar al enemigo. Y ambos lados, del binario interdicción/evasión, se aplican en lograr estos objetivos. Tanto los narcotraficantes como los organismos estatales y los militares, llevan a cabo sus actividades en secreto. Incluso, si ambas partes realizan acciones para conocer de antemano las intenciones del otro, está claro que ninguno de los dos puede lograr obtener información perfecta sobre las intenciones del otro. Por lo tanto, ambas partes necesitan mecanismos que les permitan dar sentido a las acciones del otro, para dar sentido a cómo la “ausencia o presencia” de ciertas pistas, indica posibles acciones, y cómo estas pueden ser vistas como una llamada a la acción propia. Los estudios de ignorancia señalan las diferentes formas en que se produce la ignorancia (Gross y McGoey 2015b) y varios autores han mostrado las implicaciones que tiene para los estudios de seguridad y la inteligencia (Rappert y Balmer 2015; Vogel et al. 2016).

Proctor (2008) señala tres maneras diferentes en las que se produce o mantiene la ignorancia: la ignorancia como un estado nativo (o recurso), la ignorancia como un reino perdido (o elección selectiva) y la ignorancia como deliberadamente diseñada. Este último es de importancia para cualquier investigación que trate con organizaciones militares. Aunque el manejo del secreto no es exclusivo de las organizaciones militares, si tiene características especiales en estas. El secreto es parte activa de cualquier guerra: “El secreto se usa para esconder, fingir, distraer, negar el acceso y monopolizar la información” (Proctor 2008, 19). En este sentido, Rappert (2015, 10) señala la importancia de las configuraciones de la ausencia y la presencia, y cómo “ver es una forma de no ver, a causa de lo que queda fuera del cuadro que se forma cuando se observa algo”.

Las condiciones de ignorancia en la que se desarrollan las actividades de inteligencia, en la guerra contra las drogas, pueden crear lo que Vogel et al. (2016) llaman un superávit de ambigüedad, en la que la performatividad e intentos de construir fuentes de autoridad son primordiales. Los actores pueden fortalecer su propia autoridad al adoptar y aceptar su propia ignorancia, al subrayar que son ellos los autorizados para reconocer lo que se sabe o no se sabe sobre el enemigo, lo que conlleva a complejizar la situación y a hacer más complejo distinguir entre la incertidumbre producida y el no-conocimiento (Vogel et al. 2016). Hay dos maneras interrelacionadas en las cuales la Armada ha reducido la incertidumbre que surge de sus acciones. La primera es mediante la construcción de imágenes de los enemigos. Aquí el personal de la ARC subraya la capacidad de innovación de las organizaciones narcotraficantes y las características estructurales de las organizaciones narcotraficantes. Al realizar Operaciones Marítimas de Interdicción (OMI), firmemente, basado en la inteligencia, los oficiales y suboficiales de la ARC ponen especial énfasis en lograr un alto grado de éxito. La segunda manera, las cifras y los números producidos por la acumulación de eventos les permiten visualizar tanto sus resultados como reforzar su papel. Estas estrategias ayudan a dar forma a los contornos de las acciones de los narcotraficantes, que en gran medida son esencialmente desconocidas.

El rol de la inteligencia y el narcotráfico usando rutas marítimas

Como se mencionó anteriormente, la guerra contra las drogas no es una guerra tradicional, argumento que en la guerra contra las drogas la producción de conocimiento y entendimiento sobre el enemigo conlleva nuevas incertidumbres. Dado el carácter disperso de las actividades de los narcotraficantes (Guerrero Castro 2016), las OMI firmemente basadas en inteligencia juegan un papel fundamental en el rol de la ARC en su labor de detener el flujo de drogas ilícitas que se mueven en las aguas territoriales del país.

Desde principios de los años 80, los esfuerzos de interdicción (aumento de la presencia militar directa, las operaciones de inteligencia y las operaciones militares) han sido algunas de las principales estrategias para el control de las drogas ilícitas. La ARC y la Policía Antinarcóticos han hecho esfuerzos para conocer y prever las rutas y tendencias en los métodos de transporte marítimo utilizados por los narcotraficantes, principalmente mediante la producción de estadísticas basadas en incautaciones y dedicando esfuerzos a actividades de inteligencia y compartiendo evidencia. Durante el decenio de 1980, el aumento de la utilización de rutas marítimas por narcotraficantes llevó al Gobierno colombiano a la activación de la Unidad de Guardacostas en 1991,2 operando exclusivamente en el Mar Caribe y en 1995, en el Pacífico colombiano. Asimismo, varios actores estatales y multi-estatales, entre ellos la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC) destacaron la creciente relevancia de las rutas marítimas como el principal transporte utilizado por los contrabandistas. La importancia dada al surgimiento del tráfico marítimo de drogas como problema de seguridad regional fue cristalizada por la conformación en 2003 de un grupo denominado “Grupo de Expertos en Narcotráfico Marítimo” que actúa como órgano consultivo de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD). La CICAD forma parte del secretario de seguridad de la Organización de los Estados Americanos.

La primera tarea del “Grupo de Expertos en Narcotráfico Marítimo” fue presentar a la CICAD un informe sobre la cuestión del narcotráfico marítimo que involucra drogas ilícitas y contrabando relacionado en el hemisferio. El informe se denomina Estudio Hemisférico del Narcotráfico Marítimo y se utilizó como modelo para la acción regional en la lucha contra el narcotráfico en dos áreas principales: puertos, e interdicción portuaria y marítima. Uno de los temas clave del debate fue la de cómo compartir el conocimiento y la inteligencia entre los diferentes estados como un elemento clave para combatir el narcotráfico. Los documentos producidos por este grupo demuestran que la cooperación en las primeras etapas del acuerdo internacional estaba llena de problemas:

El intercambio de información e inteligencia entre países no se realiza de forma oportuna y competente para poder llevar a cabo operaciones antidrogas eficaces y efectivas. El intercambio de información e inteligencia entre las entidades/países está limitado por varias posibles razones. Entre ellas, el temor a comprometer las operaciones o fuentes, la falta de un contacto directo entre funcionarios que promueva la confianza, la falta de comunicación, rivalidades institucionales, la falta de acuerdos/arreglos bilaterales o regionales, la falta de medios seguros para el intercambio de información, conocimientos limitados sobre la capacidad operacional de otros y la falta de comprensión de las necesidades de otros (Group on Maritime Narcotrafficking 2003).

Los mismos problemas se encuentran en relación con las diferentes agencias colombianas, en las que diferentes rutinas, estrategias e intereses hacen difícil la colaboración entre organismos, aun cuando esta sea estimulada desde las esferas de comando (Guerrero Castro 2016). Uno de los casos emblemáticos que demuestran la importancia de la inteligencia en la lucha contra las drogas y, específicamente, para las OMI, es el de la captura de artefactos sumergibles y semi-sumergibles, conocidos como narcosubmarinos (Ramírez y Bunker 2014; Guerrero Castro 2016). Inicialmente, el uso del sonar fue considerado una herramienta para contrarrestar a los narcosubmarinos, llevando a las autoridades a aprovechar las habilidades del personal de sonar. Sin embargo, las dificultades de detección, debido a su escasa huella sonora, llevaron a considerar la visualización desde el aire como la estrategia apropiada. Si bien estas prácticas tienen un rol importante en la captura de estos artefactos, dicha detección se evidenció como posible, siempre y cuando se tuviese una adecuada inteligencia sobre los distintos aspectos técnicos y humanos sobre dichos artefactos. El uso de aviones con radar puede proporcionar medios de detección una vez que un área ha sido confinada por los esfuerzos de inteligencia, o pueden proporcionar pistas iniciales que luego son evaluados y descartados o perseguidos. Un capitán de la Armada, comandante de una base en el momento de la entrevista, explica: “La detección en la superficie... los medios... los radares de navegación y otros tipos de radares pueden detectar, por ejemplo, inicialmente, una firma de calor... o cualquier otro detalle técnico... que pueda ser viable” (Comandante base, entrevista, 24 de abril de 2014).

La existencia de dichos artefactos implicó cambios en la forma en que la Armada planteaba sus OMI. Por un lado, requirió innovación en el uso de los recursos: “Los medios son los mismos, pero tenemos que usarlos de diferentes maneras” (Comandante base, entrevista, 24 de abril de 2014). Por otro lado, fortalecer la inteligencia como una estrategia principal, como explicó un subcomandante de una base de la Armada (entrevista, 8 de mayo 8 de 2014):

El primer problema es la detección. Así que dimos órdenes para aumentar todos los esfuerzos para capturar esos artefactos antes de que zarparan, porque, cuando se habla de transporte, el método es el centro. Pero decidimos que la estrategia más eficiente era capturarlos en la orilla, porque cuando están en el mar, es muy difícil. Incluso si usted los ve).

A comienzos de la década del 2000 se comienza a destacar la importancia de la inteligencia en las actividades de interdicción en la Armada. El Plan Estratégico de 2003 enfatizó la comunicación y la recopilación de inteligencia como las principales debilidades de la Armada y subrayó la necesidad de intentar crear una nueva y moderna Armada, la Armada del futuro, en la cual la recolección y procesamiento de información sería fundamental. Dicho plan, llamado ‘Cerrando Espacios’ desarrolla un programa de control e interdicción marítimo, ribereño y territorial con el objetivo específico de combatir la producción y almacenamiento de narcóticos y negar el narcoterrorismo al uso de áreas marítimas, fluviales y terrestres como rutas para el tráfico ilícito de estupefacientes.

La estrategia contemplaba el uso de las fuerzas navales, aéreas, fluviales y terrestres para controlar el flujo de drogas ilícitas. Esta estrategia se estructuró en torno al fortalecimiento de la cooperación de inteligencia e inteligencia con otras agencias militares y policiales, poniendo el énfasis en llevar a cabo operaciones con un claro objetivo u objetivo. En definitiva, el plan ‘Cerrando Espacios’ propuso la racionalización de los recursos mediante la planificación de operaciones basadas en información de inteligencia y la combinación de los diferentes recursos de la Armada, con énfasis en impulsar las unidades que se espera enfrentar los flujos de drogas ilícitas. La idea de que la inteligencia táctica y estratégica juega un papel clave en la consolidación de la Armada y el cuerpo de Guardacostas como actores principales en el control de los flujos de drogas ilícitas, como parte de un intento más amplio de controlar el mar y asegurar las fronteras. El discurso oficial de la Armada queda expresado en sus planes, donde la inteligencia se revela como central, por ejemplo, en el Plan Estratégico Naval de 2011 señala como un objetivo clave de la Armada: “Mejorar la capacidad de obtener información a través de fuentes humanas o electrónicas, así como fortalecer el proceso de análisis y difusión de información e inteligencia” (Armada República de Colombia 2011). El mismo plan hace hincapié en la importancia de la adquisición de tecnologías y el fortalecimiento de los acuerdos internacionales como clave para el proceso de recolección de información.

En la práctica, los comandantes abrazaron la importancia de la inteligencia para sus operaciones. Antes de la creación del cuerpo de Guardacostas, la Armada llevaba a cabo operaciones de lucha contra la droga, pero no necesariamente como resultado del despliegue de flotas de buques para perseguir contrabandistas. Con el fin de lograr resultados operacionales y desarrollar operaciones como la captura de artefactos de los narcotraficantes (narcosubmarinos, lanchas rápidas, pesqueros, etc.) y/o operaciones contra líderes de las bandas narcotraficantes, la Armada hace uso tanto de información humana y técnica, como de coordinación con otras agencias. En la realización de estas acciones, la Armada implementa los ideales y da cumpliendo con las metas propuestas en los planes estratégicos y operacionales que, como se mencionó, enfatizan la inteligencia a diferentes niveles (táctico, estratégico y operacional) para lograr el éxito en todas las operaciones. La recopilación de inteligencia es un momento en el proceso de construcción de la forma y capacidad del enemigo, en el que la recopilación y el análisis de la información es a la vez una herramienta para lograr resultados y una fuente de imágenes sobre los enemigos, estructuras y acciones, que en última instancia se ve afectada por estas imágenes, como destacan Räsänen y Nyce (2013), la recolección de información de inteligencia, no es un nunca un proceso objetivo y racional.

La Armada ha creado una variada red de colaboradores, incluyendo otras agencias estatales e informantes locales, y ha desarrollado estrategias para infiltrarse en las redes de los traficantes de drogas. La infiltración de una red de traficantes puede ser una buena manera de lograr resultados. Sin embargo, los informantes no son necesariamente conscientes de los objetivos de la Armada y por lo tanto, pueden proporcionan información que puede conducir a una operación no exitosa para los objetivos de la Armada. Determinar cuándo la información y la inteligencia son lo suficientemente precisas para consolidar un paquete de inteligencia es un momento clave para un oficial y su personal, que podría conducir a la consecución de una operación exitosa.

Las OMI son entonces operaciones basadas en inteligencia y en este sentido, el objetivo es controlar el mar a través del desarrollo de operaciones específicamente dirigidas a objetivos. Esta intención también se puede ver en la transformación de las prácticas de la Armada para controlar el mar, que han pasado de patrullar a la realización de operaciones basadas en la inteligencia (dirigidas a movimientos específicos de personas y artefactos). Después de años conduciendo el patrullaje tradicional en las áreas consideradas como rutas tradicionales del contrabando, la ARC, y específicamente, el cuerpo de Guardacostas, comenzó a dirigir sus operaciones basadas solo en información de la inteligencia. El punto en que la práctica de la interdicción está ligada a la práctica de la inteligencia es resumida por un Comandante del Cuerpo de Guardacostas:

Todo lo que hacemos ... el aspecto principal es la inteligencia ... sí ... eso es algo que está claro ... para que podamos acceder a estas organizaciones ... tenemos que tener ...una inteligencia realmente fuerte ... como la que la tiene la Armada... inteligencia técnica ... intercepciones de comunicaciones ...teléfonos celulares... otros equipos de comunicación ... satélites (teléfonos) ... también tenemos un 10% de éxito que es solo suerte (Comandante regional, entrevista, 25 de mayo de 2014).

Otro comandante dice: “Bueno... no se puede estar a la vuelta [de los narcotraficantes]... tenemos patrullas de rutina... pero es solo rutina... pero para encontrar algo ahí fuera, tienes que ser realmente afortunado. Así que es mucho más fácil cuando tienes un guía... algo que te dice, mira allí, a ese punto” (Comandante base, entrevista, 24 de abril de 2014). El éxito, el logro de resultados y las operaciones exitosas son fundamentales para el cuerpo de Guardacostas en su intención de presentarse como una de las principales agencias en la guerra contra las drogas y permanecer en el foco de atención del Estado. La inteligencia es clave para asegurar esto.

Un excomandante (entrevista, 17 de septiembre de 2015) plantea que “no puedes ir de aquí a allá...sí. Tal vez algún día encuentres algo, pero si tienes un enfoque, basado en inteligencia, así vas a tener mejores resultados”. Y según algunos miembros de la Armada, el control del mar, frustrando los esfuerzos de contrabando, debe hacerse únicamente con la inteligencia: “Lo que debería ser es [operaciones basadas en inteligencia] 100%... eso es lo que debe ser” (Excomandante base, entrevista, 17 de septiembre de 2015). Llevar a cabo operaciones de interdicción de base de inteligencia se ve como una forma de maximizar el resultado dado la escasez de recursos:

Como no teníamos los recursos, teníamos que planear las operaciones con inteligencia. No se puede salir al mar y esperar a los peces porque no vendrán, no es para salir a quemar gas, gastar dinero. Si vas a una operación es porque tienes por lo menos un alto grado de conocimiento de las posibilidades de éxito (Ex-Comandante Armada Nacional, entrevista, 21 de octubre de 2015).

El mismo almirante, excomandante de la ARC afirma que “la inteligencia es en primer lugar necesario para ahorrar recursos. Una operación sin inteligencia significa tirar el dinero. Con inteligencia, las operaciones se llevan a cabo de una manera más barata”. El primer comandante del cuerpo de Guardacostas sostiene opiniones similares sobre la importancia de las operaciones, los recursos y el éxito basados en la inteligencia: “Tienes que trabajar mucho con inteligencia, información... para que no hagas esfuerzos innecesarios. Si no trabajas con la información, el esfuerzo se pierde” (Exoficial Armada, entrevista, 2 de noviembre de 2015).

Por lo tanto, para el personal de la Armada, el éxito en la ejecución de operaciones de interdicción marítima está claramente vinculado con operaciones basadas en inteligencia. Al hacerlo, las interpretaciones del papel de la ARC y del cuerpo de Guardacostas y cómo patrullar el mar se transforman desde la búsqueda, aunque intermitente, del control del espacio hasta el control de objetivos claramente determinados. Sin embargo, el éxito de estas operaciones basadas en inteligencia ha creado una serie de nuevas posibilidades, entre las que se destaca que el éxito operacional de los comandantes locales es medido por las cantidades de cocaína incautada, esto incluso en ausencia de objetivos expresados en cuantificaciones.

Propongo que como efecto de la realización de OIM firmemente basadas en inteligencia, ayuda a navegar la incertidumbre de controlar ‘flujos incontrolables’ de drogas y promover los discursos de control (Gootenberg 2009; Gootenberg 2005). En este sentido, las interpretaciones divergentes del éxito a cada lado del binario, condicionadas por asimetrías de información entre ellas, desvían constantemente la percepción de la realidad que permitió las acciones iniciales de ambos lados.

Conclusiones

Hay dos maneras interrelacionadas en las cuales la ARC ha reducido la incertidumbre que surge de sus acciones, la producción de imágenes de los enemigos y analizando el resultado de las métricas. Aquí el personal de la Armada subraya la capacidad de innovación de las organizaciones contrabandistas y las características estructurales de las organizaciones contrabandistas y los atributos que se desprenden de estas, tales como la flexibilidad y facilidad de adaptación. Al realizar operaciones de interdicción marítima basadas en inteligencia, la ARC pone especial énfasis en lograr un alto grado de éxito. En segundo lugar, las cifras y los números producidos por la acumulación de eventos les permite visualizar tanto sus resultados como reforzar su papel. Estas estrategias ayudan a dar forma a los contornos de las acciones de los narcotraficantes, que en gran medida son esencialmente desconocidas, ratificando el lugar de la Armada en la producción de certidumbres e incertidumbres sobre las acciones de las organizaciones narcotraficantes.

La utilización de la inteligencia en la planeación de operaciones de interdicción marítima, posteriormente actualizada para ser incluida en lo que la ARC llama el ciclo del éxito, ha permitido el logro de importantes objetivos, captura de artefactos narcotraficantes, miembros de redes de narcotraficantes así como de la detección y captura de cientos de toneladas de drogas ilícitas. Al hacerlo, ha creado una realidad en la que Armada ha adoptado los éxitos alcanzados a través de este tipo de operaciones como la forma de medir su éxito operacional. Consolidando una multitud de eventos dispersos y en muchos casos poco relacionados, la Armada cristaliza una visión del enemigo y de los flujos ilícitos de drogas, estos flujos se representan como estables, muchas veces cartografiados con flechas que se mueven en un solo sentido (Van Schendel 2005), y grupos narcotraficantes que se conforman de una misma manera, configurándose lo se puede resumir con el teorema de Burke: “Una manera de ver es al mismo tiempo una manera de no ver, focalizarse en el objeto A implica omitir el objeto B”.3

Los estudios de ignorancia proponen la necesidad de aceptar que esta hace parte de las diferentes actividades humanas y proponen varios niveles y formas de construir ignorancia. El uso de la inteligencia como elemento central en la planeación de actividades de interdicción marítima, permite los diversos niveles de ignorancia que se producen. Por un lado, las estrategias creadas por la ARC para distraer y negar acceso de información a los narcotraficantes; y por el otro, la ignorancia creada por sus mismas acciones, en las que el uso de la inteligencia, al permitir el logro de objetivos claros, redunda en por un lado focalizar la mirada en una serie de objetos y por el otro obviar los resultados positivos de las propias acciones.

Cualquier explicación que tenga por objeto indagar el rol de la Armada en contextos ilegales en el que las relaciones antagónicas configuran las acciones de los actores debe tener en cuenta la relación paradójica y simbiótica entre contrabandistas y las agencias estatales. Las interpretaciones divergentes del éxito a cada lado del binario, condicionadas por asimetrías de información entre ellas, desvían constantemente la percepción de la realidad que permitió las acciones iniciales de ambos lados. En tales circunstancias, es cada vez más difícil para los actores diferenciar entre lo que se crea, lo que se destruye, lo que queda y cómo llevar a cabo sus acciones bajo tales circunstancias. Los estudios de ignorancia, proveen herramientas que permiten entender el rol que la producción de la incertidumbre en la recolección de inteligencia en la guerra contra las drogas.

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1End-to-end Mission Management, también denominada cadena del éxito o ciclo del éxito

2Si bien fue activado en 1991, comenzó a operar en 1994.

3Citado en Merton and Sztompka (1996).

Recibido: 27 de Agosto de 2017; Aprobado: 02 de Octubre de 2017

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