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Íconos. Revista de Ciencias Sociales

versión On-line ISSN 1390-8065versión impresa ISSN 1390-1249

Íconos  no.70 Quito may./ago. 2021

https://doi.org/doi.org/10.17141/iconos.70.2021.4667 

Articles

Ciencia política en Ecuador, 2005-2019. Una disciplina en búsqueda de institucionalización

Political Science in Ecuador, 2005-2019. A discipline in search of institutionalization

Edgar Alberto Zamora-Aviles *   , Profesor
http://orcid.org/0000-0001-6547-423X

María Paz Jervis-Pastor **   , Decana
http://orcid.org/0000-0001-6011-653X

*Dr. Edgar Alberto Zamora-Aviles. Profesor Agregado en la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas, Universidad Internacional SEK (Ecuador). (alberto.zamora@uisek.edu.ec)

**Mgtr. María Paz Jervis-Pastor. Decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas, Universidad Internacional SEK (Ecuador). (mariapaz.jervis@uisek.edu.ec)


Resumen

En este artículo analizamos el desarrollo de la ciencia política en tanto disciplina académica en Ecuador entre 2005 y 2019, en función de tres ejes relacionados con su institucionalización: evolución de la formación universitaria de grado y posgrado, de las publicaciones científicas “desde Ecuador” en revistas indexadas “de alto impacto” (SCOPUS, ISI-WoS), y la dinámica de la comunidad académica. Obtuvimos la información primaria mediante revisión documental de fuentes oficiales de educación superior; además realizamos un análisis bibliométrico de publicaciones científicas en los mencionados índices y entrevistas a miembros de la comunidad académica del área. Entre los resultados, podemos afirmar que después de 15 años la ciencia política en Ecuador se encuentra en un proceso inicial de institucionalización, fundamentalmente porque ha crecido la oferta académica universitaria de grado y posgrado y se ha fortalecido su pertinencia y coherencia. Sin embargo, en cuanto a la consolidación disciplinar, en el país persiste una concepción general de “estudios políticos” antes que la denominada “ciencia política en sentido estricto”; esto se relaciona también con la concepción ambigua sobre el lugar social y profesional de politólogos y politólogas en la sociedad ecuatoriana. Para el debate quedan múltiples discusiones respecto a las dimensiones analizadas sobre institucionalización, así como una evaluación reflexiva de esta categoría analítica y de “lo político” de la ciencia política en Ecuador.

Descriptores: ciencia política; desarrollo disciplinar; Ecuador; estudios políticos; investigación política; relaciones internacionales.

Abstract

This article explores the development of political science as an academic discipline in Ecuador between 2005 and 2019. Three main institutionalization- related dimensions are scrutinized: advancement of training at universities, both at the undergraduate and graduate levels; progression of Ecuadorian- originated publications in high-impact indexed scientific journals, (such as those included in SCOPUS, ISI-WoS) and the evolution of the local academic community. Primary data was obtained from a documentary revision of official higher education reports. Additionally, a bibliometric analysis of scientific publications was performed in the above indexed journals. Finally, a set of interviews was made with members of the local academic community. As a result, it seems possible to claim that after the last 15 years, political science in Ecuador is in the midst of a budding institutionalization process. To a large extent this gradual strengthening is the result of a larger availability of academic programs, both at the undergraduate and graduate levels and of the enhanced relevancy and coherence of the discipline and its output. However, a further consolidation of political science as an academic discipline in Ecuador is hindered by the persistent confusion between so-called “political studies” and “political science proper” and by the lingering prevalence of an identification between the two. This is also related to the unclear social and professional status political scientist enjoy in Ecuadorian society. Many questions remain unsettled regarding the full scope of the discipline’s institutionalization. Also, a thoughtful assessment of this analytical category still remains to be undertaken. Legitimate queries can be made, for instance, about what is the meaning of “politics” as such in Ecuadorian political science.

Keywords: political science; disciplinary development; Ecuador; political studies; political research; international relations.

1. El punto de partida: tendencias del desarrollo de la ciencia política en Latinoamérica y Ecuador

La historia latinoamericana de la ciencia política (en adelante CP) sigue en construcción y debate. En Occidente se han establecido ciertas convenciones sobre el desarrollo disciplinar. Dos de estas adquieren relevancia para establecer un punto de partida en este artículo. La primera es que el término “ciencia política” debe analizarse genealógicamente rastreando en distintas épocas qué se considera “ciencia”, y qué se considera “la política/lo político” como objeto de estudio (Sartori 2002). La segunda se refiere a que sigue existiendo debate entre considerar la CP “en sentido amplio versus en sentido estricto”.

Sobre la primera consideración, ¿qué es (o no es) ciencia?, solemos reconocer que el “criterio de demarcación” ha sido el método de indagación científica. A pesar de la hegemonía de este criterio -consolidado por el (neo)positivismo-, actualmente se discute en ciencias sociales que, para considerar diversas formas de construcción de conocimiento científico, siguiendo a Weber, se puede asumir como criterio de demarcación la propia actitud de producir conocimiento científico antes que un método singular (Jackson 2016). Este cambio exige que el conocimiento producido sea sistemático, transparente en sus métodos y sometido a debate público (comunidad científica). Esta discusión es relevante para mapear el desarrollo disciplinar porque amplía o reduce el alcance del campo y la producción “científica” en ciencia política/estudios políticos.

Sobre “la política/lo político” como objeto de estudio existe un conocido recorrido histórico de autonomización en Occidente (Bulcourf y Cruz 2004; Bulcourf, Krzywicka y Ravecca 2017; Sartori 2002). En “grandes actos”, la obra de Maquiavelo contribuyó a la autonomización de lo político frente a religión y moral; posteriormente, el contractualismo y sus herederos contribuyeron a separar aguas entre el estudio de las relaciones horizontales de la sociedad civil (“lo privado”), y el estudio de las relaciones verticales del ejercicio del poder (“lo político” / “lo público”). Este periodo entre finales siglo XVI y el siglo XIX es considerado fundacional de la CP occidental. Siguiendo a Sola (citado en Zamitiz y Jiménez 2017), el segundo periodo que inicia la institucionalización disciplinar (finales siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial), caracterizado por una persistente mezcla entre ciencia política y sociología política, presenció la fundación de instituciones y programas universitarios en Europa y EUA. El tercer periodo (entre guerras) profundizó diferencias: el autoritarismo europeo hizo retroceder la disciplina, mientras el pluralismo estadounidense favoreció su fortalecimiento con la naciente revolución conductista. El cuarto periodo (desde mediados del siglo XX) evidencia la institucionalización de la CP en países desarrollados del Atlántico Norte.

Este último periodo puede analizarse en dos partes que nos traen de vuelta a la distinción de Bobbio entre “CP en sentido amplio” y “CP en sentido estricto” (Bobbio, Matteucci y Pasquino 1993). La “CP en sentido estricto” se identifica con la disciplina surgida en Estados Unidos en la posguerra, fundamentada en la revolución conductista (neopositivista): comportamiento político como objeto, y uso de métodos cuantitativos (Goodin y Klingemann 2001; Badie, Berg-Schlosser y Morlino 2011). Aunque el conductismo fue hegemónico aproximadamente hasta los 70 (Sanders 2010), a partir de entonces se observa una renovación y pluralidad teórica-metodológica que podrían llevarnos de vuelta a una concepción de “CP en sentido amplio” o “estudios políticos” (Trent 2013; sobre CP pluralista ver también Ravecca 2019; Ángel, Rico y Caicedo 2019).

Actualmente, en el Atlántico Norte la CP consolidada es pluralista en sus aproximaciones teórico-metodológicas. Desde los años 70 conviven tres aproximaciones teóricas que rivalizan sobre los factores explicativos de los fenómenos políticos: teoría de elección racional (TER) (Hindmoor 2010), centrada en el comportamiento estratégico de actores; nuevo institucionalismo (Lowndes y Roberts 2013), centrado en los efectos de las instituciones sobre los actores; y aproximaciones centradas en las ideas (Parsons 2010), que influirían tanto en las estructuras como en la agencia. Esta pluralidad ha permitido disipar, al menos parcialmente, las dudas que plantearon en el nuevo milenio algunos “viejos maestros” (Sartori 2004) sobre la “muerte de la CP” debido al dominio excluyente que tuvieron el conductismo, la TER y la compulsión de contar antes de pensar.

En Latinoamérica el desarrollo disciplinar es heterogéneo, marcado por los procesos políticos regionales y las historias nacionales. Tres características pueden destacarse de la CP latinoamericana (Bulcourf, Gutiérrez y Cardozo 2014, 2015). En primer lugar, la alta heterogeneidad en su institucionalización: desde los consolidados Brasil (Amorim y Santos 2015), Argentina (Leiras, Medina y D’Alessandro 2005; D’Alessandro, Medina y Leiras 2015) y México (Loaeza 2005; Barrientos 2015), con escoltas destacados como Chile (Fuentes y Santana 2005) y Uruguay (Garcé 2005), hasta países en que la formación en CP existe de manera marginal. En segundo lugar, señalamos que intelectualmente persiste la tensión entre producir “pensamiento propio” latinoamericano y dialogar/importar pensamiento producido afuera (Norteamérica o Europa). Como tercera característica, en el campo de acción profesional, politólogos y politólogas se desempeñan mayoritariamente en actividades académicas (públicas/privadas), como servidores públicos y, crecientemente, en medios de comunicación.

Históricamente, pueden establecerse tres periodos de desarrollo disciplinar en Latinoamérica (Barrientos 2013). En el primero, entre 1930-1950, la CP estuvo en “búsqueda de autonomía e identidad”. Los primeros programas de licenciatura1 surgieron en facultades de derecho al amparo del constitucionalismo y la “teoría general del Estado” (Argentina 1929/57, México 1951, Venezuela 1958, Uruguay 1957). Un segundo periodo inició cuando este primer impulso fue eclipsado por las “vicisitudes de la ciencia política ante el autoritarismo” que golpeó la región. La segunda mitad de los años 60 fueron todavía de impulso a la disciplina: se crearon escuelas de CP en Venezuela, Chile, Brasil, Cuba, Costa Rica, Guatemala y Colombia, pero después se entronizaron dictaduras en Chile (1973-1990), Argentina (1976-1983), Uruguay (1973-1985), y Brasil (1964-1985). Como efecto no deseado, el exilio de intelectuales de estos países fortaleció la CP en México y Venezuela, y en menor medida en Colombia y Perú. Intelectualmente, hasta los 70 la CP estaba eclipsada por la sociología, las teorías de la dependencia y el marxismo estructuralista. El tercer periodo inicia desde la transición democrática (años 80). La democratización atrajo las miradas analíticas de politólogos, particularmente de quienes se habían formado en Estados Unidos. La región enfrentó un conjunto de fenómenos políticos novedosos que pueden englobarse en macroprocesos como transición, fortalecimiento y consolidación democráticas (y de sus instituciones).

A comienzos de siglo XXI, Altman (2005) señalaba que la CP estaba institucionalizada en los “tres grandes”: Argentina, Brasil y México; que Chile, Uruguay, Colombia, Venezuela y Costa Rica se encontraban en vías de institucionalización; y que en “el resto” de países era difícil hablar de autonomía disciplinar. Recientes publicaciones especializadas muestran consolidación de los estudios de historia/desarrollo disciplinar (tabla 1). La agenda actual propone superar las historias nacionales descriptivas y evaluar críticamente el desarrollo interno y “la política de la CP” (Bulcourf, Krzywicka y Ravecca 2017, 19; GIHCPOLAL 2017; Ravecca 2019). Quince años después, los “tres grandes” siguen liderando, mientras que en Chile, Colombia y Uruguay la disciplina se ha institucionalizado.

Tabla 1 Publicacionesespecializadas sobre historia y desarrollo de la ciencia política en Latinoamérica, 2005-2019 

Fuente: Elaboración propia, incorporando información a lo presentado por Bulcourf, Krzywicka y Ravecca (2017).

Nota: Además de las revistas, en la última década el libro editado por Freidenberg (2017a) completaría el conjunto de publicaciones dedicadas al desarrollo disciplinar de CP a nivel Latinoamericano.

En la región andina la CP muestra episodios de poco desarrollo. Venezuela y Colombia tienen cierta ventaja temporal -sus primeros programas académicos empezaron en los años 70-, y actualmente tienen comunidades científicas/profesionales en consolidación; a pesar de ello, la crisis social venezolana ha limitado el desarrollo disciplinar (Álvarez y Dahdah 2005; Bejarano y Wills 2005; Leyva et al. 2013; Leyva y Ramírez 2015; Rojas y Ángel 2017). Aunque en Bolivia el primer centro de enseñanza data de los años 80 (Varnoux 2005), junto con Perú (Tanaka 2005) y Ecuador evidencian menor desarrollo disciplinar.

El único estudio publicado sobre desarrollo de CP en Ecuador (Mejía, Freidenberg y Pachano 2005) concluía que a comienzos del siglo XXI la disciplina estaba en un nivel de desarrollo “incipiente”. Con esta investigación procuramos tomar la posta de este trabajo, al preguntarnos, entre otros aspectos: ¿cuál es el estado actual de la CP en Ecuador en los campos de enseñanza universitaria, investigación/publicaciones y comunidad académica/profesional?, ¿cuáles son los factores que explican este lento y precario desarrollo disciplinar (2005-2019) ?, ¿cuáles son las oportunidades y retos de la institucionalización de la CP como programa universitario y como profesión?

Argumentamos que la débil institucionalización de la CP en Ecuador (2005-2019) se explica porque solo parcialmente logró abrirse camino autónomo a nivel de la enseñanza universitaria entre las disciplinas que tradicionalmente se han ocupado del análisis de “lo político” (derecho, sociología, economía). Este hecho se refuerza tanto con las publicaciones indexadas, reflejos de la aproximación a la investigación, como con una concepción difusa del campo profesional en el que se podrían desempeñar los graduados del pre y posgrado.

El trabajo se desarrolla en cinco secciones. En la segunda sección discutimos el enfoque de institucionalización adoptado y la metodología para el trabajo empírico sobre desarrollo de CP de Ecuador (2005-2019). En las siguientes secciones presentamos los resultados desagregados en tres ejes analíticos: comunidad académica, formación de grado/posgrado y publicaciones indexadas como aproximación a la investigación. Por último, en las conclusiones presentamos el debate y los retos de esta agenda de investigación.

2. Quince años de evolución de la ciencia política en Ecuador (2005-2019)

En Suramérica, Ecuador constituye uno de los países con menor desarrollo de la CP como disciplina científica y campo de formación universitaria, con las respectivas consecuencias de imagen difusa del campo profesional. Hace más de una década, en el único trabajo publicado sobre desarrollo disciplinar en Ecuador, Mejía, Freidenberg y Pachano (2005) señalaron que la CP tenía un desarrollo “incipiente” bajo el rótulo genérico de “estudios políticos” (que los autores denominan “proto-ciencia política”). Este trabajo formó parte del primer conjunto de artículos sobre desarrollo disciplinar en Latinoamérica y apareció en la Revista de Ciencia Política 25 (1), coordinada por David Altman, quien definió el enfoque general como análisis de la institucionalización de la CP en sus dimensiones de enseñanza, comunidad, investigación y vida profesional: “[…] ofrecer títulos en los tres niveles universitarios, poseer programas de investigación consolidados, tener criterios claros para evaluar la calidad de la investigación, contar con una carrera profesional y académica, permitir vivir dignamente a los politólogos y politólogas, entre otras cosas” (2005, 4).

Nuestro trabajo parte de este enfoque sobre diferentes dimensiones de la institucionalización de la CP. Reconocemos fortalezas en la especificación de las diferentes dimensiones para el análisis empírico, y las hemos trabajado de manera acotada según los recursos disponibles: enseñanza en los diferentes niveles con énfasis en grado; publicaciones indexadas como proxi a resultados de la dinámica de la investigación; y comunidad académica, sin consideraciones mayores sobre carrera profesional. El análisis “tradicional” de la institucionalización ha seguido guiando diversos estudios disciplinares (ver, por ejemplo, Freidenberg 2017a, 2017b), y también se han abordado dimensiones similares con algunas modificaciones como la propuesta de analizar actores, instituciones, redes y productos de la CP (Bulcourf y Cardozo 2017).

La metodología de investigación en la que se basa este artículo es cualitativa. Nos concentramos en un único caso: Ecuador, 2015-2019; aunque también comparamos mediante un análisis diacrónico entre subperiodos para las publicaciones y la formación universitaria (Beach y Pedersen 2016; Goertz y Mahoney 2012; Anduiza, Crespo y Méndez 2009). Realizamos una revisión documental (análisis bibliométrico) de publicaciones en revistas indexadas en las principales bases de datos (SCOPUS, ISI-WoS). Además, revisamos la información oficial sobre oferta vigente de programas académicos (grado y posgrado) del área de ciencias políticas y relaciones internacionales (CP y RI). Finalmente, entrevistamos a algunos destacados académicos del país en esta área de estudios para aproximarnos a la dinámica de la comunidad científica/profesional y consultamos fuentes documentales sobre las organizaciones creadas.

Hay que mencionar el crecimiento de la literatura abiertamente crítica frente al enfoque de la institucionalización que suscribimos en este artículo. La crítica más elaborada en la región es el reclamo de Ravecca (2019) porque desconoce las relaciones de poder implicadas en la forma de conocer de la CP que se toma como referente paradigmático de institucionalización, a saber, la CP de cuño estadounidense (positivista, empirista, cuantitativita, liberal, sexista, de supremacía blanca). De esta manera, se ha puesto en evidencia que la institucionalización es normativa en sí misma y que, en el extremo, se corre el riesgo de promover acríticamente una forma específica de desarrollo disciplinar de carácter autoritario (Ravecca 2015; Ángel, Rico y Caicedo 2016, 2019). Empíricamente, los trabajos de Ravecca (2015, 2016) sobre Chile y Uruguay sustentaron diferentes relaciones entre CP y democracia/autoritarismo, así como la necesidad de analizar lo político del desarrollo de la CP, la necesidad de abrir la caja negra de la institucionalización y situar contextualmente, en el marco de las relaciones de poder-saber, el tipo específico de desarrollo disciplinar que sigue la CP en cada país y en la región.

Resulta claro que estas críticas constituyen una propuesta reflexiva sobre la historia de la disciplina. Aunque puede parecer banal seguir analizando la institucionalización (Ravecca 2019, 85-86), consideramos que en un país como Ecuador en donde la historia disciplinar se ausentó de las agendas de investigación durante 15 años, mapear empíricamente la institucionalización y sus dimensiones es un esfuerzo necesario para empezar a sistematizar información que sirva posteriormente para alimentar una mirada reflexiva. Si este artículo puede contribuir en esta dirección, habrá alcanzado su propósito. Esto no implica evadir las discusiones contemporáneas sobre lo político de la ciencia política, tampoco implica promover una agenda de investigación banal. Por el contrario, los modestos aportes de este trabajo deben ser objeto de profundización de diversas formas, y deben servir para impulsar una agenda investigativa más amplia de la que somos perfectamente conscientes, y que normativamente debe promover una CP pluralista (ver Jackson 2016).

Aclarada nuestra aproximación teórica y metodológica concluiremos esta sección con el punto de partida que señalaron Mejía, Freidenberg y Pachano (2005). Su diagnóstico de la CP “incipiente” se debía a cuatro factores: (i) la inexistencia de un método explícito en las investigaciones que impedía la contrastación empírica; (ii) un alto contenido ideológico de las investigaciones; (iii) una investigación predominantemente descriptiva y poco explicativa; y, (iv) un fuerte parroquialismo sin diálogo fuera de fronteras nacionales, sin esfuerzos comparativos y con investigaciones coyunturales.

La trayectoria de estos “estudios políticos” iniciales puede dividirse en tres grandes periodos relacionados con la historia política del país (Mejía, Freidenberg y Pachano 2005, 150-155). Hasta finalizar la dictadura (1978) dominó el estructuralismo marxista y la escuela de la dependencia; en esta época emergió el populismo como “el gran tema” de estudios políticos ecuatorianos; también algunos estudios desde el extranjero sobre regímenes militares incluyeron análisis sobre Ecuador. Durante el retorno a la democracia (1978-1995) el populismo se consolidó como tema principal adquiriendo perspectiva comparada con Latinoamérica, y se investigaron nuevos temas dentro de fenómenos macropolíticos novedosos como la transición e institucionalización democráticas. Finalmente, el periodo 1996-2005 evidenció el nacimiento de la CP ecuatoriana. Tres áreas de investigación concentraron el trabajo: a) instituciones políticas de diverso tipo -sistemas electorales, partidos, gobernabilidad, relaciones ejecutivo-legislativo, coaliciones, trayectorias parlamentarias, y políticas públicas-; b) la cultura política, principalmente encuestas de opinión pública y “subculturas” de base regional/étnica; y, c) los actores políticos, principalmente el movimiento indígena y la participación política ampliada.

En la década y media transcurrida desde ese estudio, aunque reconocemos mayor autonomía relativa frente a otras disciplinas en la enseñanza universitaria, consideramos que todavía se transita por una lenta y precaria institucionalización en el desarrollo de la CP como disciplina y campo profesional. Las siguientes secciones procuran contribuir a esclarecer este panorama de la CP en Ecuador según los ejes de formación universitaria, publicaciones y comunidad académica. Esta etapa de la disciplina coincide con un nuevo periodo de la historia del país caracterizado en lo económico por el auge en los precios de las materias primas, y en lo político por el dominio del correísmo; este periodo, en general, ha sido caracterizado como un “régimen híbrido” (Pachano y García 2015; Montúfar 2015). Volveremos sobre la conexión entre régimen democrático y desarrollo de CP al final del artículo.

3. Resultados sobre la comunidad de politólogas/os en Ecuador (2005-2019)

Sobre la base de las entrevistas realizadas y otra información documental, la comunidad académica de CP y RI se ha fortalecido relativamente con la creación de dos agrupaciones disciplinares. La Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (AECIP), afiliada a la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política (ALACIP) y a la International Political Science Association (IPSA), fue creada recién en 2016 y ha realizado actividades específicas del campo disciplinar por cuatro años: dos Congresos Ecuatorianos de Ciencia Política (septiembre de 2016 y agosto de 2018), y dos Escuelas de Métodos y Análisis de Datos (octubre de 2017 y octubre de 2019). Por la misma época también se creó una segunda organización, la Red de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales (Red-CIPRI), que ha realizado cuatro congresos anuales (2016-2019).

La duplicidad de asociaciones llama la atención en una comunidad politológica pequeña como la ecuatoriana. Quizás esto se explica por su composición y el enfoque sobre la disciplina. Por un lado, AECIP es más una asociación de personas con alto reconocimiento individual en CP, nucleadas alrededor de Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Ecuador (FLACSO). Dicha asociación promueve una concepción de CP “en sentido estricto”, más alineada al modelo estadounidense, de corte estrictamente empirista, centrada teóricamente en la elección racional y el neoinstitucionalismo, y aunque metodológicamente tiende a ser cuantitativa (entre sus socios más destacados) no excluye diversas aproximaciones cualitativas. AECIP solo tiene una revista de divulgación de entrevistas y notas, que no es indexada.

Por otro lado, la Red-CIPRI surgió liderada principalmente por las escuelas de grado en universidades privadas, aunque también participan activamente algunos departamentos de la FLACSO y de la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB). Pese a que también agremia personas, como AECIP, en Red-CIPRI se reconoce una mayor actuación institucional entre diversas universidades, y se ha promovido una concepción de CP “en sentido amplio”, integrando perspectivas más sociológicas y, sobre todo, acogiendo con mayor especificidad a la comunidad de relaciones/estudios internacionales (menos visible en AECIP). Su página web claramente indica esto al definirse como “[…] una asociación de docentes, investigadores y estudiantes de Ciencias Sociales del Ecuador”.2

Estas características muestran un efecto de división entre la comunidad académica respecto a las concepciones en disputa sobre de la disciplina (ciencia versus estudios políticos), sobre el énfasis que se ponga en temas más politológicos versus internacionalistas. También, como confirman las entrevistas, refleja una especie de desconexión entre las universidades que ofertan programas de grado y las que ofertan exclusivamente posgrados (FLACSO, UASB). Un tema para la agenda reciente de investigación bien podría ser la posterior exploración de estas asociaciones en el marco de una especie de “élite” de la disciplina, que se reuniría más en AECIP que en Red-CIPRI. En general, se observa una comunidad politológica en crecimiento, pero fragmentada, como ocurrió en muchos otros países históricamente.

4. Resultados sobre formación universitaria en CP en Ecuador (2005-2019)

En este siglo, durante la primera década prácticamente se inauguraron con formalidad los programas académicos en ciencia política y relaciones internacionales (CP y RI).3 Iniciando la segunda década se impulsó un proceso de reforma de varios de los programas pioneros y se crearon otros nuevos. En posgrados la dinámica ha ido hacia la consolidación de programas concentrados en FLACSO y UASB, con ampliación reciente de oferta en otras universidades. En general la oferta de grado y posgrado se ha duplicado en este periodo, y geográficamente están concentrados en la capital del país, siguiendo tendencias históricas de varios países latinoamericanos (ver Bentancur y Mancebo 2017; Freidenberg 2017a, Parte 1).

Además de carreras en Derecho y Sociología, también es tradicional en el país la oferta de formación en Negocios Internacionales. Por ejemplo, actualmente existe una decena de programas de grado en CP y RI, y más del doble en Comercio Exterior y Negocios Internacionales en las principales ciudades ecuatorianas -nos referimos solo a modalidad presencial-. En la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) hasta 2016-2017 no existían programas específicos en CP y RI, a pesar de contar desde 1992 con la Licenciatura Multilingüe en Negocios y Relaciones Internacionales (con significativa demanda), un programa con énfasis en idiomas, comercio y negocios internacionales, que es el más antiguo del país. Actualmente se ha transformado en dos programas: Negocios Internacionales y Relaciones Internacionales. Históricamente en la Universidad Central (UCE) y la PUCE existió también un énfasis/mención en “Política/Sociología política” o “Sociología de Relaciones Internacionales” dentro de la Licenciatura en Sociología, pero no un programa específico de grado en CP y RI, situación que ha cambiado en los últimos cinco años.

Hasta 2015, aproximadamente, la oferta de grado en CP y RI estaba conformada por seis programas en igual número de universidades con duración media de ocho semestres (tabla 2). Solo el programa de la Universidad Casa Grande (UCG) ofrecía áreas de énfasis, y la mayoría (6/8) estaban en Quito -excepto UCG en Guayaquil y Universidad del Azuay (UDA) en Cuenca-. Sobre contenidos curriculares, además de cursos disciplinares de CP y RI, se incluía formación en áreas transversales: algo de Metodología de Investigación, Derecho en abundancia, y un componente variable de Historia, Economía e idiomas (alta carga en algunos). Estos programas fueron pioneros en formación específica, aunque la tendencia general era enfatizar el subcampo RI, incluso en los programas que apostaban por abordar simultáneamente CP y RI. Teniendo en cuenta que todas estas universidades son del sector privado, podemos afirmar que este énfasis internacionalista puede derivar de la lógica del mercado: existe un imaginario, una referencia social más clara al campo profesional de RI ligada a actividades diplomáticas y de política o comercio exterior, mientras que la actividad profesional de politólogos suele ser más difusa socialmente, y hasta traslapada con actividades de sociólogos y abogados.

Tabla 2 Ecuador: oferta de programas académicos de grado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales, hasta 2015 (aprox.) 

Fuente: Elaborado sobre la base de información de las instituciones universitarias y de autoridades públicas sectoriales.

Nota: *Para las ciudades, CUE: Cuenca; GYE: Guayaquil; UIO: Quito.

Finalizando la segunda década del siglo, la oferta de grado ha mejorado cuantitativa y cualitativamente. Como rasgo distintivo, desde 2013 la legislación impuso reformar todos los programas universitarios y obligó a distinguir entre programas de Ciencias Políticas o Relaciones Internacionales (ver RRA y RANT del CES 2013, 2014). Esto llevó en 2016-2017 a la reorganización de la oferta existente: UHEMISFERIOS pasó a tener un programa en CP y otro RI, y UDLA se quedó solo con RI; también se “formalizaron” los programas en PUCE (uno CP y otro RI) y UCE (programa CP), que serían nuevas instituciones con oferta específica (tabla 3). En total existen 10 programas: cuatro politológicos, seis internacionalistas.4 Todos los programas de CP tienen dos o tres menciones/énfasis y resulta común el área de políticas públicas, y solo dos de RI cuentan con menciones/énfasis (PUCE, UHEMISFERIOS). El 80 % se concentra en Quito; el 90 % está en instituciones privadas, con matrículas excepcionalmente inferiores a USD3000-3500 cada semestre.5

Sobre los contenidos, estas licenciaturas han avanzado relativamente en especificidad disciplinar. En promedio las carreras CP distribuyen mayoritariamente sus cursos en temas disciplinares propios: 7,7 % Competencias generales; 6,7 % Interdisciplinarias Ciencias Sociales; 4 % Derecho; 8,5 % Economía; 5 % Historia y Sociología; 5 % Comunicación política; 9 % Gobierno y Políticas Públicas; 10 % RI; 14 % Metodología; y 15 % Teoría Política, y Política Comparada y Sistemas Políticos. Las carreras RI también distribuyen sus cursos mayoritariamente en temas disciplinares: 12 % Teoría Política, Sistemas Políticos, Políticas Públicas; 8 % Teoría RI; 7,5 % Integración y Cooperación; 6,5 % Geopolítica y Seguridad; 6 % estudios de área; 8 % Metodología; 9 % Idiomas; 11 % Economía; 8 % Derecho; 8 % entre Historia y Sociología; 11 % competencias generales. Si agrupamos en otras categorías (Bentancur y Mancebo 2017, 167; 180) podríamos afirmar que esta distribución tanto en CP como RI es similar a la media latinoamericana en “asignaturas auxiliares” de ciencias sociales y “otras asignaturas” generales; es similar en Estado y Políticas Públicas; es ligeramente mayor a la media regional en temas de Teoría Política, Partidos, Sistema Político Nacional y Política Comparada; y es menor a la media regional en Metodología.

Respecto a programas de grado, en general los entrevistados coinciden en señalar que la preeminencia de RI es un efecto del mercado ligado al imaginario social simple sobre el “quehacer diplomático”. Además, todas las universidades que ofrecen programas RI son privadas, y son las pioneras a nivel nacional. Los entrevistados más optimistas consideran que esta decena de programas está construyendo una identidad disciplinar básica (liderados en algunos casos por egresados de posgrados nacionales); pero la mayoría de entrevistados, escépticos, consideran que tal cosa no existe aún en Ecuador.

Hace aproximadamente cinco años se graduaron las primeras cohortes de algunos de estos programas y no se cuenta con información laboral específica, sin embargo, los especialistas albergan grandes dudas respecto al campo profesional, incluso para los internacionalistas. El principal empleador en este periodo fue el Estado en todas las áreas, y para CP y RI no existe una perspectiva laboral clara dentro del sector privado en Ecuador.

Solo UDLA cuenta con una revista de publicación anual específica del área, que busca adquirir un perfil académico (indexada inicialmente en Latindex). Otras publicaciones generales de ciencias sociales son la revista Íconos de FLACSO Ecuador y Comentario Internacional de la UASB que en algunos números se dedican a temas de CP y RI (la primera indexada en SciELO, ISI-WoS y Scopus, y la última solo en Latindex).

Tabla 3 Ecuador: distribución de asignaturas en programas de grado en ciencias políticas y relaciones internacionales, vigentes hasta 2019 

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Sistema Nacional de Información de Educación Superior del Ecuador (SNIESE) y datos oficiales de las instituciones de educación superior.

Nota: *Para las ciudades, CUE: Cuenca; GYE: Guayaquil; UIO: Quito.

En la distribución de asignaturas según áreas, los números que están seguidos de letras entre paréntesis corresponden a las siglas de los itinerarios/énfasis.

Tabla 4 Ofertade programas de posgrado en el campo de ciencia política y relaciones internacionales vigente en Ecuador hasta 2019 

Fuente: Elaboración propia con datos del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior del Ecuador, acceso en febrero de 2021, https://bit.ly/2MM3CYR

Sobre posgrados, hasta 2005 existían una maestría y un doctorado (en Estudios Políticos). Al primer semestre de 2019 pudimos constatar la vigencia de 23 posgrados en el campo estudios políticos (tabla 4). Existen otros 13 programas de Administración Pública, 10 de Negocios Internacionales, y cuatro de Comunicación Política que no se inscriben propiamente en este campo. Contrario al pregrado, los posgrados ofertados son de instituciones públicas (20/23); 70 % concentrados en Quito (9 % Guayaquil y 9 % Cuenca). Cuatro programas son de doctorado, implementados desde 2015 aproximadamente, incluyendo uno interdisciplinario en Estudios Latinoamericanos (UASB). Siete son maestrías de investigación y ocho profesionalizantes (distinción obligada por RRA 2013); cuatro son especializaciones.

La oferta de doctorado (3/4) y maestría investigativa (4/7) la concentra FLACSO (35 %). La UASB ofrece doctorado y maestría investigativa en Estudios Latinoamericanos, y otra maestría profesionalizante en RI. El tercer ofertante es IAEN, con programas de maestría y especialización profesionalizantes en RI. Estas tres universidades reúnen dos tercios de la oferta en posgrado. Llama la atención la existencia de cinco maestrías en Desarrollo Local, interdisciplinarias y no exclusivamente de CP y RI. Más allá de la clasificación de autoridades de educación superior según áreas disciplinares, los programas con mayor identidad disciplinar son 10 (sombreados con gris en tabla 4): tres doctorados y tres maestrías en FLACSO, más cuatro maestrías en otras instituciones; solo dos programas están en Guayaquil; y la mitad se concentran únicamente en RI.6

Guardadas las (des)proporciones, estos datos podrían proyectar para Ecuador un camino histórico de desarrollo disciplinar similar al brasileño: fortalecimiento de identidad disciplinar y carrera profesional a nivel del posgrado primero, y posterior fortalecimiento de la formación de grado. Las entrevistas con expertos del área coinciden en que buena parte de los graduados de posgrados en FLACSO y UASB se integraron posteriormente a las nacientes escuelas de grado; y que empieza a observarse un aumento de estos nuevos licenciados como aspirantes/estudiantes de los posgrados nacionales. Los entrevistados también coinciden en que la época del correísmo fue buena relativamente para la empleabilidad de los maestrantes en el sector público (aprox. 70 %), pero desde 2017 con el cambio de gobierno y contexto económico, la empleabilidad ha disminuido en un 30-40 %, y esto ha ocasionado también un efecto de menor demanda para estudiar posgrados CP y RI. En particular, los posgrados RI han sufrido más el impacto negativo de demanda y empleabilidad (recuérdese que el correísmo eliminó la academia diplomática).

5. Resultados sobre producción científica en ciencia política y relaciones internacionales “desde Ecuador”, 2005-2019

Aproximándonos a la dinámica de la investigación, aquí analizamos la producción académica “desde Ecuador” en CP y RI “en sentido amplio”, es decir, más cercana a la concepción de estudios políticos y estudios internacionales. Hemos buscado trabajos en que participa al menos una persona afiliada a instituciones domiciliadas en Ecuador, publicados en revistas indexadas en Scopus/Scimago (SJR) e ISI-WoS (JCR). En total analizamos 202 trabajos (171 artículos y 31 capítulos de libros) de CP y RI publicados desde 2005 a enero de 2019.

Es importante aclarar que no hemos considerado publicaciones “sobre Ecuador” ni de ecuatorianos o “ecuatorianistas” en el exterior. Evidentemente esto implica limitaciones: existe buena cantidad de producción “desde fuera”, de ecuatorianos/ecuatorianistas; SciELO y Latindex son índices más frecuentes en Ecuador para publicar; y la publicación de libros sigue siendo prioritaria para académicos locales. Con estas decisiones procuramos construir un objeto de análisis manejable que permita racionalizar los esfuerzos, aun cuando no desconocemos la necesidad imperiosa de ampliar esta investigación.

Como hipótesis consideramos que los índices JCR y SJR constituyen evidencia de mayor institucionalización de la academia ecuatoriana de politólogos/as porque refleja apropiación y validación del campo disciplinar a nivel internacional y no solo local. Aquí, por supuesto, cabe la crítica de Ángel, Rico y Caicedo (2019) y Ravecca (2019) respecto de privilegiar el modelo estadounidense de CP y sus aspectos de investigación.

En ISI-WoS hallamos 829 trabajos en Ciencias Sociales y Humanidades (CSH; excluyendo ESCI); en total obtuvimos 2140 resultados con la cadena de búsqueda 1 (ver cuadro 1A). A estos se suman 1742 registros en Scopus con la cadena de búsqueda 2 (ver cuadro 1B), para completar 2571 trabajos publicados en CSH “desde Ecuador”. La producción académica CPRI tiene patrón de distribución temporal similar que las publicaciones CSH. Subdividiendo el periodo en tres quinquenios: 6,6 % de los trabajos fueron publicados entre 2005-2009; 20 % se publicó entre 2010-2014; y, entre 2015-enero 2019 fueron publicados 74 % de los trabajos producidos “desde Ecuador” en CSH. El promedio de publicaciones/año aumentó entre los quinquenios: 34, 100 y 381 publicaciones/año, respectivamente.

Cuadro 1 Especificaciones de las cadenas de búsquedas 

Elaboración propia

Nota: A cadena de búsqueda 1, B cadena de búsqueda 2.

Este patrón de distribución temporal se repite en el campo CPRI: de 202 trabajos, 8,4 % se publicó entre 2005-2009, 25 % entre 2010-2014, y 65,8 % entre 2015-2019. Pasamos de un promedio de tres publicaciones/año, a diez y luego a treinta, según quinquenios (figura 1). Es posible que en otros campos científicos las publicaciones “desde Ecuador” tengan comportamiento similar. Plausiblemente, puede ser efecto directo del nuevo marco regulatorio de educación superior7 que fortaleció las publicaciones académicas en revistas indexadas como criterio relevante en procesos de evaluación, acreditación y categorización de las Instituciones de Educación Superior (IES). Esta explicación se confirmó en las entrevistas realizadas y, de hecho, preocupa a varios académicos de “CP en sentido estricto” que modificaciones recientes hayan flexibilizado estos indicadores de medición.

Figura 1 Publicacionesen CPRI por año en Scopus e ISI-WoS producidas “desde Ecuador”, 2005- enero 2019 

Del total de artículos (171), 46,2 % fueron publicados en 28 revistas (que registran más de un artículo entre 2005-2019). La mitad de estas revistas son iberoamericanas, y de estas nueve son latinoamericanas: BRA [1], CHL [1] COL [1], MEX [3], VEN [3]) que aceptan artículos en español, inglés y portugués, facilitando el acceso. Estas revistas no son propiamente especializadas en estudios políticos: la mitad son multidisciplinarias, que abarcan temas de medio ambiente y desarrollo territorial; tres son de economía que publican evaluación de impacto de políticas; una es de derecho, en la que se han publicado trabajos de política judicial (judicial politics); y otra es de comunicación. Solo un tercio son especializadas en estudios políticos: cuatro en CP y RI, tres en administración y políticas públicas, y dos en sociología política.

Sobre autores, las colaboraciones son ligeramente mayoritarias (55 %): en parejas 31,7 % y tres o más autores 23,3 %. Solo hombres realizaron 56,4% de las publicaciones, una quinta parte fueron realizadas exclusivamente por mujeres, y 23 % fueron realizadas en colaboración entre hombres y mujeres, confirmando desigualdades de género.

Respecto a distribución geográfica, 64,4 % de los trabajos proceden de autores afiliados exclusivamente a instituciones ecuatorianas; en 15,8 % colaboraron autores de instituciones ecuatorianas y europeas; en 11,9 % la colaboración fue con autores estadounidenses (9,4%) y canadienses (2,5 %); en 4 % hubo colaboración con autores de instituciones latinoamericanas; y otro 4 % evidencia colaboración simultánea de varias regiones. Un tercio de trabajos evidencia colaboración con autores de diversas regiones, y solo existe colaboración a nivel nacional en 13,1 %. La poca colaboración entre instituciones nacionales puede explicarse porque los incentivos para acreditación estaban direccionados a cada IES en singular, y nunca se concretaron nuevos incentivos para trabajar en redes (entrevista con Pablo O., 2 de septiembre de 2019).

Las publicaciones están concentradas en las dos instituciones públicas especializadas en posgrados en ciencias sociales: FLACSO (40,1 %) y UASB (8,9 %). Solamente seis instituciones han publicado 10 o más artículos entre 2005-2019, que representan en total el 75 %; la mayoría son instituciones públicas; y más del 80 % de publicaciones registran afiliación de sus autores a instituciones de Quito. Las seis instituciones con mayor número de publicaciones (todas quiteñas) también evidencian la misma distribución en el tiempo: FLACSO y UASB produjeron cerca del 50 % de sus publicaciones entre 2015-2019, mientras que UCE y USFQ publicaron el 80 % de sus trabajos en ese periodo, e IAEN y UDLA el 90 %. Entre los entrevistados existe acuerdo en señalar que el predominio de FLACSO se debe a los incentivos internos para sus docentes-investigadores; en los contratos de nuevos docentes se incorporaron requisitos de publicaciones anuales en revistas JCR/SJR, y condiciones similares también se establecieron para estudiantes de posgrados. UASB no adoptó estas condiciones, y la producción sigue realizándose mayoritariamente en libros y capítulos de libros, en una relación aproximada de 2 a 1.8

Sobre temáticas abordadas y aproximaciones disciplinares dominantes se muestra una síntesis en la tabla 5. Individualmente, predomina el enfoque sociológico (37,1 %) antes que el politológico propiamente. Sin embargo, en conjunto, las aproximaciones politológicas e internacionalistas agrupan una proporción mayor (41,1 %). Por último, la cuarta aproximación disciplinar sobre lo político que destaca es la economicista y, en buena medida, incluye diferentes tipos de evaluación de políticas (particularmente evaluación de impacto), o efectos de las políticas en crecimiento económico o finanzas públicas.

Hemos seguido a Basabe-Serrano y Huertas-Hernández (2018) en la clasificación temática, agregando algunos temas internacionales. Políticas públicas es el tema más tratado en publicaciones; pero, casi la mitad de trabajos se realizan desde una aproximación sociológica, un tercio tienen énfasis de economía, y una quinta parte son politológicos en sentido estricto. Cerca de un tercio de trabajos son cuantitativos en su metodología, de evaluación de impacto o estadística inferencial en temas como políticas sociales o extractivas/ambientales. Los otros trabajos sobre políticas mayoritariamente usan metodologías cualitativas (67,4 %), y realizan análisis de casos (76,1 %) antes que comparaciones.

Tabla 5 Enfoquedisciplinar y temáticas de trabajo en las publicaciones “desde Ecuador” en estudios políticos, 2005-enero de 2019 

Fuente: elaborado a partir de información de bases de datos Scopus/Scimago (SJR) e ISI-WoS (JCR).

Importa señalar que en el total de publicaciones predomina la metodología cualitativa (70,8 %) antes que la cuantitativa o multimétodos (solo el 7 %); también predominan los estudios de caso antes que el análisis comparado (solo el 22 %). En relación con aproximaciones disciplinares, tanto las investigaciones cualitativas como los estudios de caso superan a las aproximaciones sociológicas a lo político (91 % y 75 %, respectivamente). Estos niveles de predominio persisten en menor grado en los trabajos politológicos e internacionalistas (47 y 34 trabajos respectivamente). En CP los estudios cualitativos representan el 53 %, los cuantitativos más de un tercio y los que aplican multimétodos son cerca del 10 %; asimismo, los estudios de caso representan 57,4 % de las publicaciones, pero el análisis comparado alcanza más de un tercio (36,2 %, con predominio de 2-5 casos). En RI los estudios cualitativos son cerca de 80 %, y los estudios de caso 56 % de las publicaciones; los trabajos comparados son un tercio (33 %, predominando pocos casos).

La segunda temática más trabajada en las publicaciones analizadas son asuntos de economía política, en algunos casos ligados a recursos naturales y conflictos socioambientales, y en otras ocasiones relacionados con impacto de decisiones gubernamentales sobre crecimiento económico o finanzas públicas. Estos trabajos se distribuyen por mitad entre cualitativos y cuantitativos/multimétodos; y mayoritariamente son estudios de caso (76 %). El tercer tema es etnicidad y política, que ha sido dominante en los estudios políticos en Ecuador (especialmente desde los años 90). Como asunto singular debe destacarse que estos trabajos se desarrollan con un enfoque disciplinar sociológico/antropológico antes que politológico, y en su totalidad son estudios de caso y cualitativos.

Para completar el listado de las 10 temáticas más sobresalientes, además de políticas públicas dentro del área de CP podríamos ubicar las publicaciones sobre temas como democracia, movimientos sociales, judiciales y populismo. Sin embargo, un acercamiento más detallado permite ver que las aproximaciones disciplinares son repartidas entre CP propiamente dicha y sociología política, y existe preponderancia de la primera solo en el análisis de temas como judiciales y populismo (tema clásico de estudios políticos ecuatorianos).

Asimismo, en tal listado podemos ubicar específicamente dentro de RI las publicaciones sobre temas como integración regional, migraciones y seguridad internacional. En las migraciones la mitad son trabajos orientados desde la sociología; más del 80 % son estudios de caso, y la metodología es mayoritariamente cualitativa, aunque también hay trabajos cuantitativos y de multimétodos. En su mayoría, los análisis de integración regional y de seguridad son propiamente internacionalistas en su aproximación disciplinar, y en cuanto a la integración regional los trabajos publicados se distribuyen casi por igual entre cualitativos y cuantitativos, y entre estudios de caso y análisis comparado.

Estos resultados contrastan con las tendencias temáticas que ocuparon los estudios políticos entre 199 y 2005 (Mejía, Freidenberg y Pachano 2005, 151-152). Por otro lado, en el contexto reciente de investigación politológica en Latinoamérica, se evidencia similitud de nuestros resultados de los 10 temas más destacados sobre los que más se publica en revistas en asuntos como políticas públicas, democracia y judiciales (Basabe-Serrano y Huertas-Hernández 2018, 158). Entre los 10 temas principales, la democracia, movimientos sociales, y etnicidad y política han tenido presencia en publicaciones a lo largo de cada quinquenio, representan temas ya relativamente tradicionales en los estudios políticos ecuatorianos. Los otros temas entre los 10 que sobresalen muestran una concentración de publicaciones exclusivamente en el último quinquenio, cercana a dos tercios (excepto publicaciones sobre judiciales). La misma dinámica temporal evidencian las publicaciones de los principales 10 temas en RI (integración regional, migraciones y seguridad internacional).

Este cambio relativo de énfasis de las publicaciones de estudios políticos bien puede estar relacionado con el cambio en el contexto político ecuatoriano. Tal como ha pasado en diversos países de la región, la disciplina se ha movido al ritmo de los acontecimientos políticos nacionales que son objeto de estudio. Es factible pensar que concentrarse en el análisis de políticas públicas, su funcionamiento y resultados está relacionado con un periodo de gobierno estable (luego de muchos años) y la necesidad de evaluar la gestión en la práctica. Además, los análisis sobre rendimientos de la democracia, populismo y judiciales pueden indicar una preocupación por las características de deterioro institucional y de la calidad democrática de ese mismo gobierno estable, además de coincidir con agendas internacionales de investigación (Pachano y García 2015; Montúfar 2015). Por el lado de RI, los estudios sobre integración regional coparon el análisis en el marco de un gobierno que tuvo protagonismo, en el éxito y fracaso, en la integración latinoamericana en organismos como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Esto también puede explicar, en parte, algunos estudios sobre seguridad internacional que estuvieron en agenda previamente y durante el gobierno del correísmo.

6. Discusión y conclusiones: desafíos de la ciencia política ecuatoriana y de su historia interna

Según la información presentada, es factible afirmar que en Ecuador en 15 años (2005-2019) la CP ha iniciado un proceso de institucionalización jalonado principalmente por el aumento de formación específica en los tres niveles: licenciatura, maestría y doctorado. Pese a ello, persiste la división entre las concepciones de CP “en sentido estricto” y las concepciones “en sentido amplio” (con consecuencias en lo teórico y metodológico), que se expresa en “mesas separadas” en los ejes de docencia, investigación y comunidad profesional. En general, en este trabajo hemos hablado de institucionalización en una forma muy cercana a la concepción de CP “en sentido estricto” (“el mainstream” o perspectiva dominante en el modelo de CP estadounidense).

Este aumento de la formación también se fortaleció cualitativamente porque existe un mayor número de asignaturas que evidencia la pertinencia de un enfoque de CP “en sentido estricto”. En cuanto a investigación, la dinámica nacional resulta pobre porque no existe financiamiento público para este campo específico (se ha excluido sistemáticamente de fondos concursables anuales). En las universidades que ofrecen licenciaturas (principalmente privadas), el impulso a la investigación es muy reducido (financiamiento y dedicación de los docentes). Solo FLACSO y UASB tienen fondos concursables para estudiantes de posgrado y docentes, que permiten tener una actividad de investigación constante (además de cláusulas contractuales sobre publicaciones para docentes y estudiantes en FLACSO). Esto contribuye a explicar su predominio entre las publicaciones indexadas en SCOPUS e ISI-WoK “desde Ecuador”.

También debemos señalar que FLACSO posee una tradición mucho más disciplinaria en su oferta y ha venido fortaleciendo programas de CP “en sentido estricto” (Maestría en Política Comparada y Doctorado de Ciencia Política); mientras que UASB históricamente se caracteriza por ser más interdisciplinaria en su apuesta formativa, y por tanto promueve una CP “en sentido amplio” (Estudios Políticos). Como hemos indicado, estas diferencias de enfoques se trasladaron a la identidad de las asociaciones de politólogos y politólogas, AECIP y Red-CIPRI; la primera liderada por profesionales nucleados en FLACSO y la segunda por profesionales de la UASB y las universidades que ofrecen licenciaturas. Esto refuerza la idea de “mesas separadas”, que puede ser más problemática en una comunidad de reducido tamaño.

Respecto al campo profesional, el positivo aumento de ofertas de grado y posgrado en CP y RI se enfrenta al reto de asegurar la empleabilidad y contribuir a definir un campo específico de actuación profesional. Como mencionamos, y como ocurrió antes en otros países latinoamericanos, las primeras cohortes graduadas se enfrentan a un escenario profesional complejo por varias razones: (i) la sociedad ecuatoriana no tiene una referencia concreta sobre el quehacer profesional politológico, más allá de la figura simple del “diplomático”; (ii) el impulso inicial favorable de empleo en el sector público durante el correísmo ya no existe, y el Estado está reduciendo plazas de empleo que eran favorables a estos profesionales; (iii) la coyuntura económica desfavorable restringe la posibilidad de absorción de trabajo en el sector privado que, además, históricamente no ha reconocido la utilidad de estos profesionales; (iv) las organizaciones de la sociedad civil y las ONG perdieron capacidad de acción autónoma durante el correísmo, muchas desaparecieron y otras redujeron su planta de trabajadores - aunque recientemente parece haber un crecimiento de la actividad de cooperación internacional-; y, (v) la crisis social generada por la pandemia puede hacer estos programas académicos menos atractivos o útiles.

Estos factores pueden tener alto impacto negativo si consideramos que la oferta de grado proviene mayoritariamente de instituciones privadas, que son más sensibles a dinámicas del mercado: se estima que la matrícula general en universidades privadas está cayendo por segundo año consecutivo, y por la pandemia se agravará en proporciones desconocidas aún. Al final del día, una mejor capacidad de inserción laboral resulta determinante para mejorar la atractividad del campo disciplinar. Visto desde el posgrado, la empleabilidad era alta en el sector público en la década anterior, pero siempre ha sido bajísima en el sector privado, incluso para los internacionalistas que gozaron de mayor empleabilidad. Según los entrevistados, después del correísmo la empleabilidad disminuyó un 30-40 % para egresados de FLACSO y UASB, y asimismo ha venido cayendo la demanda de nuevos estudiantes de posgrado, al tiempo que no se han ajustado a la baja los aranceles de matrícula y se ha reducido el financiamiento estatal de estos programas (representados por un gran número de becas relativamente generosas durante la bonanza económica).

En términos de carreras profesionales, quizás los únicos que tienen una carrera son los docentes-investigadores de las dos instituciones que concentran los posgrados (FLACSO y UASB), gozando de muy buenas condiciones salariales, de fondos institucionales para proyectos de investigación con convocatorias regulares y de infraestructura para su labor. Los docentes de grado tuvieron condiciones relativamente favorables en términos salariales bajo las reformas del correísmo que tendieron a estandarizar los sueldos en todo el sector de educación superior; sin embargo, no necesariamente cuentan con fondos y tiempo para el desarrollo de actividades de investigación, con lo cual su actividad es básicamente la docencia. En las actividades de asesoría y consultoría en temas políticos e internacionales no predominan politólogos/internacionalistas, sino que aún estos campos siguen siendo dominados -en el mejor de los casos- por abogados, economistas, comunicadores.

Más allá de los modestos esfuerzos de esta investigación, quedan muchos frentes de análisis pendientes sobre el desarrollo de la CP en Ecuador. En cuanto a la formación universitaria, se requiere profundizar en análisis detallados sobre los contenidos de los programas que permitan evaluar su coherencia disciplinar; el perfil de quienes actúan como docentes en estos escenarios y las condiciones laborales, especialmente en el grado; la evolución de la demanda de estudiantes en las distintas universidades (y características socioeconómicas), los perfiles de egreso, entre otros. Sobre las actividades de investigación y publicaciones se necesita hacer un balance más completo de todo tipo de publicaciones (por ejemplo, índices globales, índices regionales como SciELO y Latindex, incluso revistas no indexadas y libros nacionales) en el campo amplio de estudios políticos “desde” y “sobre” Ecuador. Sobre el campo profesional debemos empezar estudios detallados sobre vinculación laboral de los graduados de CP y RI (empleadores, remuneraciones, entre otros aspectos), que permitan analizar la forma en que se define un espacio profesional específico en la sociedad ecuatoriana.

Finalmente, a medida que avanza la disciplina se hace importante empezar a evaluar la historia interna y la propia dinámica política de la CP en Ecuador, que son los estudios de vanguardia a nivel latinoamericano. Siguiendo a Ravecca (2019), por ejemplo, esto implica evaluar si la débil institucionalización de una “CP en sentido estricto” (de corte estadounidense) puede estar relacionada con la férrea oposición al neoliberalismo de muchos actores políticos desde los años 90, y cómo esto puede expresarse (o no) en las instituciones y académicos de los estudios políticos (más sociológicos, estructuralistas e incluso reflexivistas), y así con las publicaciones de estos actores. También vale preguntarse si la introducción de este modelo de CP a través de las universidades privadas se relaciona con posiciones más pro mercado en términos políticos. En parte, estas preguntas pueden empezar a responderse también evaluando los contenidos de las publicaciones en ese espectro más amplio del que hablamos.

Por otra parte, también vale la pena analizar la comunidad conformada por quienes estudian la política en términos de trayectorias personales (formación específica, estudios en el exterior, redes, etc.), pero también en cuestiones como el género, y quizás alguna evaluación de “la élite” de la ciencia política ecuatoriana. Un último elemento sugestivo para el trabajo posterior es valorar las relaciones históricas entre quienes realizan investigación/análisis político con las ONG y organismos de cooperación internacional, que en ciertos momentos han sido determinantes para producir conocimiento sobre nuestra sociedad.

Apoyos

En este artículo sintetizamos los principales resultados del proyecto de investigación “Desarrollo de la Ciencia Política en Ecuador (2005-2015). Una década de lenta y precaria institucionalización de una disciplina académica”, financiado por la Dirección de Investigación de la Universidad Internacional SEK (UISEK-Ecuador) en el marco de la “IV Convocatoria de Proyectos de Investigación 2018-2019”. Agradecemos los valiosos comentarios de evaluadores anónimos de Íconos que han permitido fortalecer este trabajo.

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Cómo citar este artículo:

0Zamora-Avilés, Edgar Alberto y María Paz Jervis-Pastor. 2021. “Ciencia política en Ecuador, 2005-2019. Una disciplina en búsqueda de institucionalización”. Íconos. Revista de Ciencias Sociales 70: pp-pp. https://doi.org/10.17141/iconos.70.2021.4667

Recibido: 24 de Septiembre de 2020; Revisado: 23 de Diciembre de 2020; Aprobado: 04 de Febrero de 2021

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