Estimada Editora
El 11 de marzo de 2020 la OMS declaró pandemia el brote de SARS-CoV-2. El virus es letal y muy peligroso y es similar al virus del SARS-CoV que surgió en 2003(1)(2). La población adulta mayor es el grupo más amenazado por COVID-19, con las tasas más altas de mortalidad y letalidad, especialmente las personas que viven en hogares de ancianos; además, algunos estudios informan que hasta un tercio de la población adulto mayor que vive en hogares de ancianos tienen demencia(3).
El adulto mayor con demencia tiene acceso limitado a información y hechos precisos sobre la pandemia de COVID-19 y pueden tener dificultades para recordar los procedimientos de salvaguardia, como el uso de mascarillas, o para comprender la información de salud pública que se les proporciona e ignorar las advertencias y carecer de suficientes medidas de auto cuarentena podría exponerlos a una mayor probabilidad de infección(4). Según lo recomendado por expertos internacionales en Enfermedad de Alzheimer y Demencia, se necesita urgentemente apoyo para las personas que viven con demencia y sus cuidadores en todo el mundo; además de la protección física contra la infección por virus, se debe brindar apoyo psicosocial y de salud mental(5).
Si bien la presencia de demencia no aumenta en sí misma el riesgo de desarrollar COVID-19, sí aumenta el riesgo de complicaciones y muerte. Un estudio italiano realizado en mayo de 2020 informó una tasa de mortalidad del 62,2% en pacientes con demencia, y con tasas más altas de hasta el 83,9% asociadas con demencia grave(1). La presentación clínica de COVID-19 en adulto mayor con demencia es atípica, lo que reduce el reconocimiento temprano de los síntomas y la hospitalización(6), la aparición del delirio hipoactivo y el empeoramiento del estado funcional pueden considerarse un signo de una posible infección por COVID-19 durante esta pandemia(6)(7). El reconocimiento temprano de COVID-19 en el adulto mayor con demencia puede ayudar a proporcionar un tratamiento oportuno y un aislamiento adecuado(6).
En resumen la Neurología no puede interpretar la enfermedad COVID-19 como una pandemia ajena a la especialidad, al contrario, es previsible que sus repercusiones le involucren de manera directa, tanto desde el punto de vista asistencial como investigador. No se debe descuidar la atención brindada al adulto mayor con demencia durante esta pandemia, el aumento de la carga de trabajo debido a la pandemia puede reducir la atención y la calidad de vida de este grupo de pacientes, especialmente los que viven en hogares de ancianos.