Señora Editora:
La pandemia de Enfermedad por Coronavirus 2019 (COVID-19) ha producido más de 400 mil muertos a nivel mundial. COVID-19 también puede provocar trastornos neurológicos(1); además, el confinamiento, las cuarentenas y toda la problemática social asociada ha llevado a angustia, estrés y síntomas depresivos en la población, situación que no es ajena para niños y adolescentes. Esta carta destaca los efectos neurológicos y psicológicos de COVID-19 en niños y adolescentes.
SARS-CoV-2, agente etiológico de COVID-19, es un coronavirus neurotrópico (Figura 1), capaz de infectar neuronas y otros tejidos nerviosos.(1) Se han reportado alteraciones neurológicas en un neonato de 26 días que resultó positivo para COVID-19, mostrando episodios paroxísticos con ojos hacia arriba, hipertonía generalizada, cianosis facial durante el sueño y fiebre.(2) En Pediatric Neurology (3) se reportó el caso de un niño de 11 años que presentó un estado epiléptico, con dos días de debilidad generalizada, sin síntomas respiratorios y cuyo análisis de líquido cefalorraquídeo indicó encefalitis.(3) Su hisopo nasofaríngeo fue positivo para SARS-CoV-2. (3)
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Figura 1 Progresión propuesta para SARS-CoV-2 en el cerebro humano. BHE: Barrera Hematoencefálica. Adaptado de Kabbani y Olds.(1) Figura creada con BioRender.com
Respecto a los efectos psicológicos de COVID-19, la cuarentena u hospitalización por enfermedad de familiares directos puede generar altos niveles de estrés en niños y adolescentes.(4)(5) El estrés psicosocial, el cierre de las instituciones educativas y el consumo de alcohol y otras drogas pueden conllevar prácticas parentales negligentes, violencia doméstica y otras situaciones de maltrato físico y emocional hacia los menores.(4)(5) Las consecuencias de esta pandemia en niños y adolescentes son preocupantes, los efectos nocivos en los procesos de plasticidad cerebral propios de su edad son aún insospechados.
Considerando lo anterior, se concluye que COVID-19 puede manifestarse mediante alteraciones neurológicas en algunos niños y adolescentes. Además, éstos están en gran riesgo debido a las consecuencias psicológicas que generará COVID-19. Ambos aspectos deben ser estudiados en mayor profundidad debido a que esta pandemia está aún en desarrollo.