Este libro tiene cuatro capítulos, un prólogo y una introducción. El primer capítulo hace un breve análisis histórico crítico de lo “indígena”. Parte de la crítica a los indigenistas e indigenismo. El indigenismo es entendido como un cuerpo doctrinario que intenta encerrar el objeto indígena en abstracto, sin tomar en cuenta tales especificidades. Indigenista, en cambio, sería toda persona que se autoidentifica como no-indígena, y a la vez estudia a los indígenas, sin contar con la voz de aquellos. Esto se rompe, según el autor, en el momento en que los indígenas reaparecen y hablan por sí mismos, es decir, cuando dejan de necesitar representantes e interlocutores.
En un segundo capítulo recurre a la experiencia vivida por el autor en el Registro Civil del Ecuador cuando le correspondía autoidentificarse (blanco, mestizo, afroecuatoriano o indígena), a partir del cual sostiene que en pleno siglo XXI aún se reproduce la concepción de lo “indígena” del siglo XVI, es decir, aún no se ha superado lo colonial. Esto obliga a discutir la descolonización.
En el tercer capítulo contrapone entre lo indígena, lo no-indígena y la descolonización, desde el campo etnológico, antropológico y sociológico, en donde el “indígena” es objeto de conocimiento.
En el cuarto capítulo da un salto de lo colonial a lo decolonial, plantea la revelación de lo que llama “filosofía indígena”, asentado en la responsabilidad con el cuidado de la vida sumak kawsay. Sumak lo traduce como “ética, responsabilidad o acto consciente”, y kawsay como “vida y amor” en integralidad.
El autor sostiene que se puede hablar de “filosofía indígena” porque en los escritos de los clásicos como Sócrates, Platón y Aristóteles se reafirma que la filosofía griega tiene raíz africana. Que en África estaría el origen humano y que compartimos lazos de hermandad. Pero que en Latinoamérica existiría el entrecruzamiento de tres sistemas filosóficos. El indígena (ayamara, shuar, kichwa, etc.); el indigenista, que tiene matriz euronorteamericana; y el africano. La “filosofía indígena” se plasma en la praxis cotidiana de la vida y en trascendentalidad, en donde los animales, plantas o el agua toman un carácter divinizado, la vida en general es trascendental.
La filosofía indígena se fundamenta en material oral, la interpretación de algunos mitos, especialmente relatos kichwa-saraguro. Esta filosofía indígena estaría representada en lo que el autor llama “cuidado de la vida sumak kawsay”. El sumak kawsay, según el autor, sería la superadora del sistema de acumulación y desarrollista, es decir, del sistema económico dominante llamado capitalista.
El sumak kawsay o cuidado de la vida es ético y espiritual. Ética en conexión con la trascendentalidad. Espiritualidad no perteneciente a una religión. Es decir, sumak kawsay que plantea un “horizonte de convivencia humana bajo la utopía de supresión de toda forma de dominación” (219).
El libro Hacia una arquitectónica de la filosofía indígena, de Fausto Quizhpe, puede tener variar lecturas, dependiendo de quién la lea: desde lecturas esencialistas o lecturas desde la crítica-proposición.
Como todo buen libro, deja muchas preguntas por contestar; apenas voy a mencionar algunas: ¿Se puede llamar indigenista por el solo hecho de identificarse como no indígena y hablar de los indígenas sin la participación de los indígenas? ¿Existen indigenistas que se autoidentifiquen como indígenas? Si se puede hablar de filosofía indígena, ¿existe la filosofía indígena o filosofías indígenas? ¿No será que el equivalente a filosofía en las comunidades andinas es el sumak kawsay? ¿El cuidado de la vida será exclusivo de lo indígena?
Recomiendo leer este libro, seguro que les llevará a “pensar”.