Introducción
Las empresas actuales a nivel global, convergen entre la incertidumbre constante del mercado y proyecciones inestables de índole económico en una situación de crisis sanitaria, la cual amerita que las unidades empresariales tomen medidas adecuadas que garanticen su sobrevivencia para aplicar un control del flujo de efectivo, todo ello plantea el éxito empresarial y la trasparencia de su gestión de tesorería (Scavone y Vidal, 2020). No obstante, estudios señalan que en México de cada 10 negocios, nueve se obligan a cerrar sus puertas por cuestiones de tesorería, lo que refleja el impacto del efectivo en la gestión empresarial, por lo que su importancia se debe a que es un aspecto esencial para todo tipo de empresa, debido a que sirve como indicador para realizar anticipaciones a situaciones adversas que comprometan la situación financiera y pongan en riesgo la estabilidad de las unidades empresariales (Pérez y otros, 2021). Asimismo, estudios confirman que en Brasil las empresas consideran que la gestión de tesorería implica conocer el saldo del flujo de caja y de las cuentas que la involucra, así como también de los importes, sus fechas tanto de pago como de cobros, por eso plantean que la información de una buena gestión de los flujos de caja trae consigo tener políticas de cobros y pagos adaptadas a la situación de la empresa (Pizzán y otros, 2021).
Durante la situación de pandemia, estudios indican que los impactos negativos en los estados financieros de las unidades empresariales no tuvieron distinción, debido a la clara tendencia en la disminución de los ingresos y los márgenes brutos, a causa del aumento de los costos durante la emergencia sanitaria, por lo que se aplicaron protocolos que sumergieron al Perú en una recesión económica con saldos rojos de hasta 11% en el producto interno, dicho panorama impacto a las empresas en las expectativas de riesgo crediticio sobre sus cuentas por cobrar, lo que las puso en un entorno preocupante, donde el 50% de las unidades tuvo déficit de liquidez por impago de sus deudas, alimentando el temor de la mayoría de los negocios y afectando significativamente los proyectos a largo plazo que se tenían estimados (Salinas, 2021). Ante la coyuntura económica, investigaciones científicas confirman que las empresas pequeñas y medianas tuvieron la precaución de revisar aquellos gastos necesarios que se deben mantener, además de tener en cuenta las líneas de producción que le aporta mayores ganancias a la compañía, además de proteger el área de tesorería, sus proveedores y clientes, aplicando acciones como la renegociación de los contratos, el flujo de caja proyectado y una constante supervisión y revisión de los precios en el mercado interno (Gestión, 2021).
Del mismo modo, existen revisiones literarias recientes señalan que en situaciones adversas las empresas necesitan de una gama de medidas para hacer frente a contingencias derivada de la mala gestión de tesorería, esto permite un entorno previsible a las decisiones que ejecute la gerencia y al orden que se debe tener frente a los acreedores, con la finalidad de no tener dificultades en la cadena de pagos y no repercuta en la relación con los stakeholders aliados, siendo fundamentales para afrontar dificultades en crisis que tengan que ver con el flujo normal del negocio (Rivera y Erazo, 2021).
Lo anteriormente descrito, aunado con el manejo deficiente de los ingresos, así como la carencia de registro y control en los egresos, justifican la implementación de métodos novedosos que permitan dar orden a las actividades contables de las empresas del sector seguross, brindando análisis puntuales a ciertos indicadores que demuestren la sostenibilidad financiera de las mismas, tal es el caso de la utilización de los indicadores de liquidez y su precisión ante las adversidades financieras. Por esta razón, se plantea en el presente artículo un estudio con enfoque cuantitativo y de tipo descriptivo con alcance correlacional, con el propósito de permitir demostrar la influencia que tiene las acciones de gestión en la tesorería y la liquidez como signo de solvencia de las operaciones en empresas que aglomera el sector seguross en Lima.
Revisión de la Literatura
Gestión
La teoría de la gestión, según Arteta (2019) obedece a una serie de acciones que se llevan a cabo para solventar asuntos de un proyecto, también se puede considerar la dirección o administración de un negocio, en cuanto a las diligencias que conllevan a la ejecución de actividades comerciales o de cualquier acción relacionada con la compra y venta de un bien o servicio.
También existen supuestos que señalan a la gestión como una línea investigativa dentro de las teorías que estudian la administración científica propuestas por Taylor, donde la forma de gestión se resumía en la fabricación en masa, una mano de obra especializada y el aprovechamiento de la maquinaria y equipos que dieron pie a las tareas estandarizadas (Salas y otros, 2020). Luego de varios ensayos y traspiés, aunado a eventos que produjeron rupturas y cambios de paradigmas, surge en la primera mitad del siglo XX la administración clásica de la mano de Fayol, exponiendo un modelo que integra la planificación, dirección, organización y control, amalgamando características propias de la demanda especializada, la oferta diversa y la necesidad de satisfacción de los consumidores (Picado y Golovina, 2021).
Ante ello, el enfoque heurístico de Fuenmayor y Ferrer (2020) señala que los procesos de gestión eficiente en las empresas traen consigo mayor rendimiento y productividad en sus procesos internos, por medio de varias herramientas como la automatización de las tareas, las cuales requieren de un mayor esfuerzo del ser humano. En este sentido, Silva y Escalona (2018) realizan aportaciones significativas a la gestión empresarial, determinándola como el conjunto de acciones que realiza un especialista que permite organizar, dirigir y controlar el grupo de trabajo en la dirección de los objetivos de la empresa, así como a la evidencia empírica que señala que son los directivos, la gerencia y los consultores, todos con vínculos de negocios, los que tienen la capacidad de manejar las actividades empresariales y de aplicar los métodos teóricos prácticos necesarios que busquen la máxima eficiencia en las operaciones comerciales.
Por ello, existen cuatro pilares esenciales que actúan como engranajes en el accionar del responsable de llevar a cabo la gestión empresarial: La planificación, la organización, la dirección y control (ver Figura 1).
Los planteamientos teóricos de Suárez (2019) señalan que la Planificación se considera una fase en la que las empresas deben focalizarse en las metas a corto plazo y mediano plazo, lo que hace redirigir sus esfuerzos a las actividades claves que son esenciales en los procesos internos. En cuanto a la Organización, los aportes de Larrosa, Cruz y Sayay (2020) dan cuenta de una fase donde se designan las funciones de los colaboradores y su papel en el proceso interno, esto hace que las estrategias se focalicen en las áreas neurálgicas del negocio, en respuesta a los objetivos empresariales en el tiempo estipulado. Por su parte Larrosa y otros (2020) demuestra que la Dirección empresarial, se erige desde los preceptos teóricos como un proceso donde los colaboradores asumen la responsabilidad y sus funciones con pleno conocimiento de sus acciones y compromiso por lograr los objetivos de la empresa y los directivos, aunado a las evidencias que señalan al control, como una herramienta de seguimiento que sirve como base a las acciones de los colaboradores, ofreciendo un informe detallado de las acciones y las responsabilidades como parte del proceso de gestión que aplica la empresa en el tiempo (Martínez y Blanco, 2017).
Gestión de Tesorería
La gestión de tesorería es un enfoque que integra la teoría de la administración financiera, la cual se encarga en la práctica de generar una liquidez inmediata y que la misma se pueda constatar en las cuentas que se tienen en los entes financieros, ya sea por medio de depósitos o financiamientos, también en la caja de la compañía (Maseda y otros, 2019).
Desde el enfoque cuantitativo de las técnicas contables, Talavera (2017) demostró que la gestión de tesorería trata de la posibilidad de contar con la cantidad de dinero necesaria y oportuna en que lo necesite la empresa, teniendo en cuenta que, a lo interno se poseen fondos que circulan en base a determinadas normas contables, buscando la forma de equilibrar dichos fondos entre la disponibilidad y necesidad para que se pueda incrementar la eficiencia.
Desde los métodos multidisciplinario, la gestión de tesorería es tratada como parte de la ejecución de ingresos, los egresos y la conciliación bancaria, los cuales son elementos importantes que se tienen que tomar en cuenta en el manejo eficiente del efectivo dentro de la empresa, cuya metodología busca que los gestores centren su atención en los procesos operativos, por medio del uso de sistemas informáticos que visualicen los términos del efectivo que se encuentra en caja, con la finalidad de generar informes que contenga información que se pueda analizar con respecto a los riesgos latentes del mercado (Fuenmayor y Ferrer, 2020).
Por su parte, Cardoso (2020) comprueba la existencia de varios modelos financieros que son utilizados para determinar el nivel óptimo de tesorería, los cuales van desde el modelo de Baumol, que se aplica en la administración de inventarios para resolver los problemas de efectivo, viendo este como un producto representado en dinero, así como el modelo Beranek que se enfoca en los valores negociables a partir de los fondos disponibles, hasta el modelo Miller Orr, representando una opción alternativa a empresas pequeñas que mantienen flujos de dinero constantes, todos ellos buscan apoyar al gestor financiero en la determinación de los saldos óptimos de dinero en las empresas.
Liquidez
En términos económicos, los preceptos de la teoría de la liquidez se remontan del keynesianismo, escuela del pensamiento económico que consideraba el comportamiento humano y racional a la preferencia por contar con activos que fuesen accesibles y líquidos en medio de otras alternativas, estando asociada directamente con las tasas de interés y las preferencias de las personas por liquidez, es decir, de mantenerlo o no de manera efectiva implicaría acarrear ciertos costos por alguna de ellas. En términos básicos, ahorrar el dinero se podría traducir en futuras ganancias financieras (Missaglia y Sánchez, 2020).
Asimismo, Andrade (2017) evidenció que la teoría de la administración financiera, considera a la liquidez como un indicador que mide la facultad que posee la compañía para dar cumplimiento a cada compromiso en un periodo corto y considerando la fecha de vencimiento, es decir, es la solvencia económica de la misma, siendo factible cancelar las deudas que tiene pendiente con los proveedores, teniendo en cuenta que si la compañía llega a presentar un déficit en la liquidez, es un riesgo y en el peor de los casos pueden irse a la quiebra, ya que se observan problemas en el flujo de caja y una elevada cantidad de pérdidas que no se pueden evitar.
Desde el enfoque sistemático, Arroba y otros (2018) sostiene que la liquidez resulta de uso frecuente como indicador financiero, el cual representa un dato crucial para que las compañías analicen la información de sus estados financieros, teniendo la posibilidad de ejecutar actividades cotidianas y a la vez cumplan puntualmente con sus pagos, pero hay ocasiones en que los propietarios no están de acuerdo de invertir en la liquidez, debido a que se tiene conocimiento de que el activo líquido no posee un rendimiento elevado al pasar el tiempo.
Luego de revisar la literatura, se obtienen elementos que se consideran en un análisis de la liquidez, esto dependerá de la información financiera disponible y el tamaño de la empresa que se examina. Es por ello que Cuesta y Vásconez (2021) toman al Flujo de Caja, como el primer indicador importante de la liquidez, el cual genera una fuerte influencia en la toma de decisiones financieras de las empresas, logrando integrar las fases de financiamiento, inversión y operación. También se expone desde el enfoque tecnicista, que el flujo de caja, apoya los procesos de evaluación y análisis en las compañías que son capaces de generar ingreso siguiendo una planificación detallada y sistémica basada en los objetivos empresariales; permitiendo al analista financiero realizar la identificación de la necesidad o requerimiento de la compañía para solicitar una financiación externa, teniendo en cuenta cada diferencia que hay entre el flujo e ingreso neto en la actividad productiva (Mavila y Polar, 2019).
Otro de los indicadores es el Riesgo Financiero, que desde una visión sistemática Orellano (2022) descubre que se conoce bajo el concepto de riesgo operativo, debido a que guarda relación con la información financiera que se genera en todas las unidades operativas de la organización, dado su importancia en el negocio y epicentro de las acciones decisivas que podrían poner en riesgo el cumplimiento de los objetivos de la empresa, inclusive el propósito fundamental de generar utilidades. Por ese motivo Montoya y Benjumea (2019) consideran otros tipos de riesgos que amenazan a las empresas y son objeto de análisis por los analistas financieros, uno de ellos es el Riesgo Crediticio, el cual se fundamenta en aquella pérdida que es originada porque los usuarios que no pagan las deudas que contraen.
Asimismo Rojas y otros (2020) propone la descripción del Riesgo de liquidez, el cual es un indicador que refleja la pérdida que se origina porque no hay la posibilidad de que se renueven los saldos, a la vez puede ser ocasionado cuando una de las partes que aparecen en el contrato posee una cantidad de activos, pero no tiene la liquidez necesaria para cumplir con los compromisos que contrajo. Por su parte Quispe y Ayaviri (2021) coinciden en la conceptualización del Riesgo de mercado, haciendo referencia a la posibilidad de pérdida que se origina cuando ocurre un movimiento en el precio del mercado, lo cual se ha comprobado que afecta la tasa de interés y el tipo de cambio, ambos son indicativos del comportamiento de los agentes en los mercados financieros (ver Tabla 1).
Riesgos | Modo de Calcular |
De crédito | Se toma en cuenta la pérdida esperada (PE) y el capital económico (CE), el primero es un valor medio esperado sobre el monto. |
De Liquidez | Toma la liquidez general (Lg) con respecto al activo corriente (AC) sobre el pasivo corriente (PC), multiplicado por 100. |
De Mercado | Considera el riesgo precio (Rp) más el riesgo cambiario (Rc). |
Por otro lado, las ratios de Liquidez tienen sustento teórico desde las finanzas, donde se utilizan métodos predictivos para estimar los escenarios adversos de las grandes compañías, según Freire y otros (2019) las ratios tienen la facultad de medir cuantitativamente los fenómenos que reflejan una situación puntual de rentabilidad, trayendo a Weston y Copelans, dos estudiosos de los fenómenos financieros, quienes sostienen que la teoría financiera explica el porque los agentes toman decisiones y a su vez eligen entre diferentes flujos o títulos bursátiles, teniendo en cuenta indicadores o ratios que generen confianza en la alternativa a tomar, lo que sigue vigente en el actual mundo de las finanzas corporativas.
Por su parte Jiménez y otros (2018) obtiene similares hallazgos cuando señala que los ratios no solo se encargan de predecir los acontecimientos que pueden afectar la estabilidad de la empresa, sino que permiten conocer como la gerencia hace la conversión de ciertos activos y pasivos corrientes en efectivo, para lo cual describe algunos ratios como el de liquidez general, que permite saber cuáles son aquellas deudas que cubre el activo y que cuota corresponde cuando se vence el compromiso, teniendo en cuenta que cuando más elevada sea la liquidez corriente, la compañía tiene una mayor posibilidad de cumplir con sus obligaciones.
Lo anterior coincide con Román (2017) y Zambrano y otros (2021) quienes proponen otras ratios como la prueba ácida, la prueba defensiva y el capital de trabajo. El primero se considera un indicador que descarta aquellas cuentas que no se pueden realizar de una manera distinta al tratamiento de los activos corrientes, el segundo mide la capacidad efectiva que posee la empresa en un periodo corto; tomando aquellos valores que se pueden negociar y el dinero que se encuentra en caja; y el tercero busca conocer la cantidad de recursos que tiene la compañía disponible para seguir con las actividades una vez cubiertas sus obligaciones con terceros.
Metodología
El estudio se desarrolló bajo el enfoque cuantitativo, aplicando la lógica deductiva por medio de la utilización del método hipotético-deductivo, dicho procedimiento parte de la observación del fenómeno, esto da paso a la hipótesis que explica el fenómeno, para luego proceder a su demostración o refutación, dando consigo deducciones que originan conclusiones que se contrastan con la realidad de los hechos (Fernández y otros, 2014). Cabe resaltar, que el estudio se enmarca en un diseño no experimental de corte transversal, debido a que la recolección de los datos se realizó en un momento y tiempo específico (Hernández y Mendoza, 2018). Además, es de alcance correlacional, porque consiste en realizar la evaluación de dos variables, tratando de descubrir cuanto varía una con respecto a la otra, es decir, el grado de correlación entre ambas (Plaza y otros, 2019).
La población que se abordó en el estudio fueron los trabajadores que laboran en la empresa de seguros ubicada en el distrito de San Isidro, Lima. Las empresas que conforman el sector asegurador en Perú han experimentado un crecimiento considerable hasta el año 2021, debido a la estabilidad económica del mercado interno y el impulso de productos particulares en el segmento potencial de asegurados vivos, sin embargo, el panorama de inestabilidad y expectativas negativas, conlleva a dichas empresas a tomar en cuenta la falta de liquidez, que se genera principalmente en el área de tesorería, debido a la deficiencia en el registro de los ingresos y egresos en forma oportuna (Sánchez y otros, 2021).
Por esta razón, la muestra se conforma por 15 trabajadores fijos, ambos sexos, con diferencias en edades y todos profesionales, de los cuales el 27% corresponden al área administrativa, 40% al área contable y 33% al área de finanzas, quienes se encargan de registrar las actividades de compra-venta en la empresa.
Se diseñó el cuestionario compuesto por 21 ítems que permiten medir la Gestión de Tesorería y la Liquidez, empleando una escala de Likert de cinco categorías (nunca, casi nunca, a veces, casi siempre y siempre). Luego el instrumento fue sometido a un proceso de validación por juicio de expertos (3 especialistas), y finalmente se aplicó a la muestra objeto de estudio. El procesamiento de la información se realizó por medio del Software SPSS versión 26 para la obtención de los resultados de la investigación.
Resultados
En general la variable gestión de tesorería fue evaluada positivamente, teniendo en cuenta la opinión favorable en la ejecución de ingresos del 73% de los trabajadores del área administrativa y contable, coincidiendo en que las funciones contables de las empresas se deben llevar de manera rigurosa para que no haya percances en el registro de las entradas de dinero (Arteta, 2020). Así también el 87% afirmó que la ejecución de los egresos realizada por el área responsable se lleva bajos los estándares contables internos, lo que garantiza un mejor control en la medición de los gastos que se realizan a corto plazo, evitando posibles desajustes presupuestarios (Panchana y otros, 2020). A su vez, el 80% de los entrevistados tiene una impresión positiva de las conciliaciones bancarias que se registran en el área siguiendo las normativas internas de la empresa, lo que permite tener una visión panorámica de la situación financiera de la empresa y el estado de sus ingresos y egresos, orientado a mejorar las acciones empresariales (Cruz y otros, 2021).
En el mismo orden de ideas, se pudo observar que la mayoría de los que laboran en el área contable (73%) consideran que los registros en el flujo de caja se llevan de manera ordenada y tienen una opinión favorable, lo que facilita el mejor control de la empresa, garantizando su liquidez a corto plazo (Chávez y López, 2021). De igual forma pasa con el 73% que tiene una opinión positiva con respecto al riesgo financiero y la manera en que el área responsable lo maneja para el bien de la empresa, debido a que, sin un análisis de riesgo adecuado, la empresa no podría enfrentar amenazas ni anticipar impactos que puedan afectar la sostenibilidad de las actividades productivas (Rivera y Villanueva, 2020). Por otro lado, se constató que el 73% del personal tiene una buena percepción del manejo de las ratios de liquidez, esto a su vez representa indicadores positivos de la solvencia y liquidez de la empresa, ya que, si la supervisión se realiza de manera constante, se pueden mantener los niveles de sostenibilidad acorde a su buena gestión (Castilla y otros, 2018). Del mismo modo, la correlación Rho de Spearman entre las variables de estudio, gestión de tesorería y la liquidez de la empresa del sector seguros, es positiva, alta, y significativa al 1% (0,787), lo cual constata que existe una relación entre la manera que las empresas gestionan el área de tesorería y el manejo de la liquidez por medio de una serie de indicadores (Zúñiga y otros, 2020). En ciertas situaciones se encuentran con fallas en el registro de las entradas de los ingresos, además de no contar con un sistema automatizado que agilice la comprobación de los documentos que sustentan dichos ingresos (Mosquera, 2020). También existen empresas que carecen de objetivos gerenciales propios de la unidad contable, que perjudican el manejo de los activos líquidos, los cuales no cuentan con una supervisión eficiente que minimice los riesgos financieros, debido a que la mayoría se registran por fuera de los libros contables, lo que no lo hace elegible para la contabilidad general (Vargas y otros, 2019). Lo anterior desestima la medición de la liquidez disponible con la que cuentan las empresas en momentos difíciles, crea desorganización y problemas de gerencia desde la dirección (Solórzano y Vásconez, 2021).
Los resultados también demuestran que la gestión de tesorería, en cuanto al manejo de los ingresos, su registro y control de los egresos, sumado al tratamiento de las conciliaciones bancarias, tiene una influencia significativa con la liquidez de la empresa de seguros. En consecuencia, estudios similares respaldan la afirmación, debido a que una gestión deficiente del área de tesorería, refleja las deficiencias en el registro y organización de las entradas de ingreso y el escaso uso de indicadores de gestión que midan la eficiencia de las acciones de la dirección y control de las cuentas financieras, lo que genera retrasos en las cobranzas, al tiempo que aumenta las deudas y los niveles de morosidad, acciones que impactan directamente en la liquidez del negocio, afectando el pago a proveedores y perturbando las actividades contables que realiza el área responsable de su gestión (Sáenz y Sáenz, 2019). Sumado a las empresas que no cuentan con manuales de procedimiento contables que garanticen las actividades de la gerencia y el cumplimiento de las funciones de cada unidad, más la falta de información actualizada sobre el registro de los ingresos y gastos, balance y conciliaciones sin reporte bancario que afectan el rendimiento financiero del negocio, lo que se refleja en ratios de liquidez que aplica, comprometiendo la estabilidad financiera a corto plazo (Vásquez y otros, 2021).
Conclusiones
La investigación permitió inferir la manera en que la gestión de tesorería influye en la liquidez de la empresa del sector seguros, debido a la percepción de los trabajadores del área contable, en la cual se verificó el óptimo manejo de los ingresos, su registro y control de los egresos, además del tratamiento de las conciliaciones bancarias, haciendo de las actividades contables una base esencial para la sostenibilidad de los ratios de liquidez que utiliza la empresa para monitorear su desarrollo empresarial.
Además, se concluye que existe una influencia positiva alta entre la gestión de tesorería y la liquidez de la empresa de seguros, lo que permite inferir que a medida que los trabajadores encargados del área realicen una buena gestión de tesorería con respecto al registro contable de los ingresos, egresos y conciliaciones bancarias, siguiendo las normas administrativas internas, en esa misma medida se mantienen los niveles de liquidez en el tiempo de la empresa estudiada. Por ese motivo, se infiere que el buen manejo de la gestión de tesorería, permite mantener el desempeño óptimo de la liquidez por parte de los que laboran en el área contable de la empresa de seguros ubicada en San Isidro.
En este sentido, se realizaron recomendaciones para lograr mejorar la gestión de tesorería, por medio de la identificación de puntos débiles en la toma de decisiones del departamento de Contabilidad. Asimismo, se exhorta a generar un plan de supervisión cuando se ejecuten los ingresos, de esa manera se lleva registro oportuno de todo el efectivo que entra en la unidad, además de optimizar la ejecución de los gastos, con la finalidad de que sean lo más trasparentes posible y se puedan relacionar con los documentos que los sustentan. En cuanto a las técnicas de registro y control del flujo de caja, la mejora se centra en la incorporación de un sistema de cobro óptimo que vaya con la situación de la empresa, haciendo una administración eficiente del inventario, el control eficaz de los gastos, la negociación efectiva de los términos de pagos con los proveedores y llevando un presupuesto que tenga en cuenta los cambios dinámicos del mercado, y de esa manera no se afecten de forma drástica los niveles de liquidez de la empresa.
La investigación provee nuevos conocimientos en las ciencias contables sobre las relaciones entre la gestión de tesorería y la liquidez, siendo limitado únicamente a un distrito de la ciudad de Lima, extrapolando la situación a las empresas del sector seguros. Por ello se sugiere que, a partir de los hallazgos presentados, se desarrollen estudios futuros que aborden en un primer acercamiento, otras ciudades y sectores del entramado productivo de Lima y en otros países latinos. De igual manera, incorporar nuevas líneas de estudio que abarquen la gestión empresarial y la incorporación de las tecnologías en las actividades contables, aportando novedades en las áreas del saber.
Contribución de autores
Y. H. D. F.: Idea, conceptualización, revisión de literatura, y redacción del manuscrito.
E. D. R. C.: Análisis e interpretación de datos, redacción y revisión del manuscrito.