Introducción
En un reporte de la Unesco titulado ¿Qué se espera que aprendan los estudiantes de América Latina y el Caribe? Análisis curricular del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE 2019), se destaca, en materia de comprensión lectora, la relevancia de trabajar con una tipología textual variada en dos niveles: el literal y el inferencial. Si bien el estudio, realizado en los contenidos curriculares de 19 países, manifiesta que hay un avance en cuanto a ambos niveles, puntualiza que es necesario que se trabaje estrategias para que los estudiantes puedan decodificar también textos digitales con contenidos de disímil calidad. Asimismo, pone énfasis en que se debe mejorar la decodificación, reflexión y evaluación en materia textual.
A pesar de los múltiples intentos para contrarrestar la problemática de la falta de comprensión lectora en el nivel requerido, lo cual es materia de preocupación de las políticas educativas y de las diversas instituciones educativas públicas y privadas, el problema se sigue evidenciando en la educación básica y superior. Es decir, los estudiantes presentan una deficiencia en la interpretación textual, esto es, muchas veces solo leen y logran decodificar la información en el nivel literal; pero presentan dificultades cuando se les pide una interpretación en el nivel inferencial o valorativo, y el problema más se complica con la comprensión de textos argumentativos, dado que no tienen un bagaje cultural que les permita interrelacionar los datos en el aspecto macrotextual y microtextual. Para Morales Carrero (2020), la lectura en el ámbito universitario debe darse adecuadamente, ya que guía al estudiante para que asimile nuevas teorías, pensamientos, enfoques y posturas para poder enfrentarse a situaciones científicas.
Sobre la problemática de la comprensión lectora en los estudiantes, se han desarrollado múltiples estudios, no obstante, pocos de ellos abarcan el binomio lectura y argumentación. Akbari et al. (2021) consideran que, actualmente, hay un deficiente rendimiento en la comprensión lectora en estudiantes universitarios. Por su parte, Aprianto y Heriyawati (2020), afirman que la lectura es también el principal recurso para adquirir la ciencia y la tecnología. Por lo tanto, es importante mejorar la comprensión lectora de textos argumentativos en los estudiantes mediante el uso de múltiples medios de comunicación y la creación de un proceso de enseñanza-aprendizaje eficaz para la decodificación e interpretación de argumentos.
Por su parte, Klimova y Zamborova (2020) manifiestan que la lectura es una habilidad fundamental para el éxito académico porque los estudiantes necesitan comprender una gran cantidad de información en poco tiempo para alcanzar sus objetivos académicos. Sin embargo, la irrupción de las nuevas tecnologías en la educación ha puesto en entredicho la enseñanza de la competencia lectora sobre todo en textos argumentativos. Asimismo, para Hattab Alali (2020) todavía son escasos los estudios referentes a la comprensión lectora que consideran el aspecto contextual y cultural. Por lo tanto, es esencial proporcionar a los alumnos conocimientos culturales relacionados con el tema de los textos argumentativos, ya que la familiaridad cultural afecta positivamente a la comprensión de los alumnos. En ese sentido, para Del Puerto et al. (2018), la universidad necesita una adecuada competencia lectora y comunicativa por parte de los estudiantes, dado que es el objetivo principal de la educación formal. Para Von der Mühlen et al. (2019), las habilidades de comprensión de argumentos son esenciales para el aprendizaje y la toma de decisiones a lo largo de la vida.
Considerando todo ello, el presente artículo de revisión considera como objetivo primordial identificar y analizar las estrategias que permitan mejorar la comprensión lectora en estudiantes respecto a la interpretación de textos argumentativos a través de una revisión sistemática, dado que estos tipos de textos son frecuentes en el ámbito educativo, ya que se abordan temas polémicos que se enmarcan en una determinado campo a través de ensayos, artículos de opinión, entre otros. Para lograr el objetivo trazado, se plantearon las siguientes interrogantes: ¿Qué estrategias pueden mejorar la comprensión de textos argumentativos en los estudiantes?, ¿el uso de las herramientas digitales posibilitan la optimización interpretativa de los textos argumentativos en estudiantes?, ¿cuáles son las principales deficiencias que se evidencian en la comprensión de textos argumentativos en los estudiantes? Según los expertos en comprensión lectora, hay muchos factores o elementos que pueden condicionar el proceso lector. Por lo tanto, es importante conocer los elementos que pueden viabilizar la comprensión lectora cuando los estudiantes se enfrentan a textos argumentativos propios de un determinado campo del saber o especialidad.
Metodología
La metodología empleada en el presente estudio fue la revisión sistemática correspondiente al nivel descriptivo. Según Moreno et al. (2018), la revisión sistemática se define como un resumen, que goza de claridad y estructura, de un conjunto de información. En ese sentido, para este estudio, se consideró una síntesis de los artículos internacionales, tanto en inglés como español, referente a las estrategias para mejorar la comprensión lectora de textos argumentativos en estudiantes. Para tal efecto, se realizó una búsqueda sistemática de artículos de investigación publicados desde inicios del 2018 hasta junio del 2022. Las bases de datos consultadas fueron Scopus, Web of Science, Scielo y Dialnet. Para la búsqueda y revisión, se emplearon palabras clave como “reading comprehension of argumentative texts”, “comprehension of argumentative texts in university students”, “comprehension and argumentation in university students”, “comprehension and argumentation in students”, “comprensión lectora en universitarios”, “comprensión lectora y argumentación”, “comprensión lectora en textos argumentativos”, “textos argumentativos”. Con esta búsqueda, se obtuvo 215 artículos de investigación en las bases de datos aludidas líneas arriba.
Asimismo, es importante considerar que se aplicaron criterios de inclusión para la búsqueda de información (publicaciones): primero, estudios de comprensión lectora referente a la tipología argumentativa; segundo, investigaciones de comprensión argumentativa centrada en estudiantes del nivel básico y universitario; tercero, estudios que correlacionan la comprensión lectora con la escritura argumentativa y, cuarto, publicaciones en inglés y en español. En cuanto a los criterios de exclusión, se consideró la duplicidad de artículos, la temporalidad (se excluyó artículos fuera del rango 2018 a 2022) la digresión o alejamiento de la temática o estudios que solo abordaban el proceso de escritura argumentativa sin entrar al nivel de la comprensión (razones justificadas), también, se excluyeron tesis, artículo de libro y libro. Finalmente, considerando los criterios de inclusión y exclusión detallados, se seleccionó 26 artículos científicos, tal como se describe, siguiendo el modelo de Moher et al. (2009), en el siguiente diagrama de flujo Prisma (figura 1):
Resultados
Como resultado de la revisión sistemática de las fuentes, en primera instancia, se obtuvo 215 artículos de investigación cuya fecha de publicación comprende los últimos cinco años. En segunda instancia, se seleccionaron 26 artículos de 4 base de datos. Finalmente, es importante precisar que, por su relevancia con el tema central y su temporalidad, se incluyó un artículo encontrado en otra base de datos (Google Académico), lo cual se sumó a los ya seleccionados para este estudio: 7 artículos de Scopus, 4 de Web of Science, 5 de la base de datos Scielo y 9 de Dialnet.
Cuantificando la información sobre la base de datos revisados, se observa que en la figura 2, el 27% pertenece a Scopus, el 15% a Web of Science, el 19% a Scielo, el 35% a Dialnet y el 4% a una base de dato adicional. En cuanto a la figura 3, que alude al idioma de los artículos seleccionados, se observa que el 35% pertenece al inglés y el 65% al español. En este punto, es importante aclarar que las revistas corresponden a países de los siguientes continentes: América, Europa y Asia.
En referencia a la temporalidad de la publicación de los artículos, estos pertenecen a los últimos 5 años, esto es, el 15.5% corresponde al 2018 (integra 4 artículos); el 15.5%, al 2019 (también 4 artículos), el 19% al 2020 (engloba 5 artículos), el 42% al 2021 (incluye 11 artículos) y 8% al 2022 (corresponde 2 artículos). Como puede observarse en la figura 4, estos porcentajes están en función a un total de 26 artículos y se distribuyen en un rango de 5 años.
Discusión
El presente estudio de revisión sistemática ha permitido determinar que si los estudiantes poseen las estrategias de identificación de la estructura textual argumentativa, tendrán una mejor comprensión lectora que se fortalece cuando el docente desarrolla prácticas de reconocimiento de la superestructura textual. Al respecto, Von der Mühlen et al. (2019) consideran que es importante que el estudiante se familiarice con la estructura de los argumentos, dado que ello permite reconocer y comprender argumentos más complejos y menos típicos. También es relevante la intervención formativa, es decir, los estudiantes que obtuvieron altas notas fueron aquellos que se beneficiaron de los elementos del entorno de aprendizaje constructivista: videos tutoriales, momentos de práctica, retroalimentación. Todo ello permitió que comprendieran mejor el texto argumentativo y tuvieran una mejora significativa en el procesamiento de la información. Asimismo, Ávila Vásquez y López (2021) sostienen que la lectura es un proceso complejo en donde se combinan no solo aspectos personales, sino socioculturales e históricos. Por ello, es importante que se empleen estrategias motivacionales y de análisis crítico que enfaticen el pensamiento lógico-inferencial, dado que los textos argumentativos presentan una mayor complejidad discursiva con fines persuasivos. Por tanto, la comprensión lectora implica reconocer la estructura textual en función a tipo de texto. Por su parte, Pinchao Benavides (2020) afirma que es relevante que se implemente estrategias didácticas que favorezcan el desarrollo de la lectura en el nivel universitario. Una de esas estrategias puede ser el empleo de la ficha de lectura crítica lo cual propicia que el lector adopte una postura madura y comprometida con el proceso de comprensión textual, sobre todo con la estructura argumental y jerarquía de ideas del texto. También Mora-Monroy et al. (2021) aluden a la superestructura textual cuando manifiesta que comprender lo que realmente significa argumentar no solo está determinado por la lectura de textos argumentativos. Por ello, es importante que los estudiantes, sepan identificar la estructura argumentativa y el carácter persuasivo de este tipo de texto. Ello lo reafirma Lobato-Osorio (2019) cuando sostiene que es importante que el estudiante reconozca la organización y la jerarquía de ideas para cumplir el objetivo del autor del texto argumentativo: persuadir. Por su parte, Galeano-Sánchez y Ochoa-Angrino (2022) coinciden con los autores anteriores cuando aseveran que los estudios demuestran que si el estudiante sabe identificar la superestructura de un texto argumentativo, mejora su comprensión lectora. Evidentemente, para reconocer dicha estructura se pueden aplicar estrategias, durante la lectura, como el subrayado y el sumillado (resumen). Subrayar implica reconocer la estructura y jerarquía de ideas lo cual sirve para resumir. Estas estrategias también se pueden acompañar con las macrorreglas textuales. Para Villalonga Penna et al. (2019), reconocer los elementos de la estructura textual posibilita que los estudiantes comprendan el contexto de producción del texto, lo cual implica que activan ciertos conocimientos para comprender mejor la situación discursiva. En esa misma línea, Pulgarín Rodríguez (2018) coincide con los autores precedentes, dado que considera que el desconocimiento de la estructura textual (superestructura) repercute en el nivel de comprensión lectora para sistematizar información más allá del nivel literal, ello implica que tienen dificultades para realizar inferencias e incluso para identificar la intención comunicativa del autor.
Otro aspecto importante, en donde coinciden varios autores seleccionados en esta revisión sistemática, concierne a la relación entre comprensión lectora argumentativa y desarrollo del pensamiento crítico. Así, para Christodoulou y Diakidoy (2020), es relevante considerar el potencial de los textos argumentativos para proporcionar un contexto idóneo para promover objetivos de comprensión y pensamiento crítico. Al familiarizar a los estudiantes con estructuras argumentativas cada vez más complejas y de calidad variable en el texto, se puede perfeccionar sus habilidades de comprensión y evaluación crítica, habilidades que les servirán en la escuela y en otros contextos comunicativos. En esa misma línea, Meneses Alba et al. (2018) consideran que los textos argumentativos son importantes porque ayudan al estudiante a desarrollar su capacidad analítica y su razonamiento crítico. Una adecuada lectura consiste en relacionar la información argumentativa explícita a través de inferencias que les permitan comprender el contexto o la realidad. Los resultados demuestran que hay un avance importante en la comprensión lectora del alumnado cuando se emplea estrategias como iniciar con los saberes previos, plantear hipótesis, incluir los paratextos, generar inferencias, aplicar el sumillado así como evaluar el contenido del texto para adoptar una postura y una opinión crítica. Por su parte, Vallejos Carrasco et al. (2021) se aleja un tanto de la relación comprensión y pensamiento crítico, y plantea la correspondencia entre comprensión y producción. Para este autor, si hay un adecuado nivel de comprensión lectora, habrá mejor calidad interpretativa y escritural de los textos argumentativos. Es decir, toda producción textual debe tener una base lectora como un recurso necesario lo cual va a determinar la calidad del ensayo. Por lo tanto, el binomio lectura y escritura deben promoverse desde el nivel escolar.
A partir de este estudio, también se llegó a determinar que el uso de las herramientas digitales posibilita la optimización interpretativa de los textos argumentativos en los estudiantes. Para Kiili et al. (2021), la capacidad de comprender y utilizar múltiples recursos de información presentados a través de diferentes medios es una característica importante de un lector moderno competente. Ello es enfatizado por Mohseni et al. (2020) cuando afirma que es necesario reajustar los métodos tradicionales de enseñanza de la lectura, esto es, se debe incorporar procedimientos metodológicos que provoquen operaciones de pensamiento de orden superior de análisis, síntesis y explicación evaluativa. Para Valencia Morocho (2021), la educación impartida a través de la plataforma Blackboard mejora el pensamiento crítico a partir del análisis de textos argumentativos que plantean temas controversiales de diferentes contextos geográficos. De esta forma, se sistematiza la relación entre inferencia de significados textuales, argumentación de puntos de vista y formulación de la solución. Un recurso digital para procesar información son los organizadores gráficos que se pueden elaborar a través de aplicativos. Al respecto, Munayco Medina (2018) asevera que el empleo de los organizadores o sintetizadores gráficos de la información mejoran la comprensión de lectura en el alumnado. Organizadores como el mapa semántico posibilitan la sección y sistematización informativa en el nivel literal de los textos expositivos y argumentativos. Por su parte, la red semántica contribuye en la mejora del nivel inferencial durante el proceso lector. Asimismo, Vargas Vásquez y Zuñiga Coudin (2018) coinciden con los autores mencionados cuando sostienen que hay todo un reto al que se enfrentan los estudiantes cuando intentan comprender la cadena argumentativa de un texto con la ayuda de organizadores gráficos. La identificación correcta de los argumentos y contraargumentos del texto fueron las dos funciones que parecieron más fáciles de realizar desde el principio. De forma algo inesperada, la identificación del apoyo específico a los argumentos del autor, de las refutaciones al contraargumento y de la pretensión general del autor parecían plantear una mayor dificultad en la fase inicial. Sin embargo, el rendimiento de los alumnos en la identificación de estas funciones mejoró a lo largo del ciclo, lo que sugiere que la aplicación repetida de organizadores gráficos puede, en efecto, ayudar a los alumnos a aprender a abordar un texto de forma más estratégica y a mejorar gradualmente sus habilidades de comprensión lectora. Por su parte, Reznitskaya y Wilkinson (2021) consideran que la Herramienta de Calificación de la Argumentación (ART) tiene el potencial de ayudar a los profesores a aprender sobre la orientación de la argumentación. Una de las características únicas del ART es que la calificación de la orientación del profesor depende de la calidad de la argumentación de los alumnos. Se asume que a medida que los estudiantes mejoran sus habilidades de argumentación, el apoyo del profesor debería desvanecerse y la responsabilidad del control del discurso debería ser gradualmente transferida a los estudiantes.
En cuanto a las principales deficiencias que se evidencian en la comprensión de textos argumentativos en los estudiantes, los autores llegan a un consenso que tal problemática obedece a diferentes factores. Así, para Tarchi y Villalón (2021), los estudiantes tienen problemas para relacionar posturas opuestas sobre un tema controvertido. También la longitud del texto argumentativo (ensayo) y la calidad de los ensayos argumentativos dificultan la comprensión. Ello puede explicarse porque exige en los estudiantes un mayor esfuerzo generalizado, el conocimiento del tema y la conciencia de la complejidad estructural del texto. Por tanto, el uso más frecuente de estrategias de integración de ponderación y estrategias de integración sintetizadora conducen a una mayor interpretación textual. Asimismo, Sehlström et al. (2022) manifiestan que la deficiencia en la comprensión lingüística puede generar problemas de comprensión lectora en el género argumentativo. Este género es cognitivamente más exigente y presenta un lenguaje variado. Por su parte, Ávila Vásquez y López (2021) consideran que la lectura es un proceso complejo en donde se combinan no solo aspectos personales, sino socioculturales e históricos. Asimismo, Ramos Vera (2020) plantea que el lector (estudiante) “dialogue” con el autor para entender su contexto social, sus conceptos y sus intenciones comunicativas. Por ello, es importante que se empleen estrategias motivacionales y de análisis crítico que enfaticen el pensamiento inferencial, dado que los textos argumentativos presentan una mayor complejidad discursiva en términos de comunicación persuasiva. En consonancia con lo expuesto por los autores precedentes, López Trujillo et al. (2021) aseveran que la problemática de la comprensión lectora se relaciona con factores como la motivación, el repertorio léxico-semántico y la concentración adecuada para sistematizar adecuadamente los conceptos e interpretarlos. Además, la deficiencia de la comprensión de lectura en los estudiantes universitarios genera inadecuadas expectativas lectoras respecto a los textos argumentativos. Ello, a su vez, repercute en la producción escrita de comentarios argumentativos. Una de las formas de reforzar las competencias comunicativas implica un trabajo en conjunto, esto es, debe impulsarse desde los primeros ciclos hasta los siguientes ciclos en las diferentes asignaturas o áreas, dado que el desarrollo de la capacidad escrita y lectora es progresivo. En suma, como bien lo plantean García-Sánchez y García-Martín (2021), se evidencian diferencias significativas en la enseñanza y comprensión de los textos argumentativos, a diferencia de otros géneros textuales como los literarios, expositivos, entre otros.
Conclusiones
La comprensión textual de argumentos y posturas argumentales persuasivas son tareas exigentes que pueden influir en el aprendizaje, la formación de ideologías y la toma de decisiones en la escuela, las universidades y en otros ámbitos. La revisión sistemática realizada indica que los estudiantes tienen problemas para identificar el propósito del autor sobre el tema controversial, la postura argumentativa y la jerarquía de ideas que fundamentan la tesis argumentativa. Por lo tanto, uno de los objetivos de la intervención educativa debe consistir en enseñar al estudiante la superestructura del texto argumentativo y familiarizarlo con el carácter persuasivo de este tipo de texto.
Existen patrones diferenciales en el uso de estrategias cognitivas entre el texto argumentativo y otros tipos de textos. En ese sentido, queda demostrado que, debido a su naturaleza persuasiva y su estructura, el texto argumentativo se relaciona con el desarrollo del pensamiento crítico y la sistematización de la información para relacionar ideas en función a una jerarquía interpretativa. Para este último, los estudios realizados con estudiantes de educación básica y del nivel superior, consideran que los organizadores gráficos y el empleo de recursos digitales promueven el desarrollo lector argumentativo tanto en el nivel literal como inferencial.
En cuanto a las deficiencias del proceso lector, se evidencia que la problemática se relaciona con varios factores, eso es, abarca el aspecto personal o motivacional, los datos socioculturales y el repertorio léxico. Todo ello incide para que los estudiantes tengan dificultades para determinar la tesis argumentativa y las partes de la superestructura textual. Evidentemente, la comprensión lectora requiere desplazarse del nivel literal al inferencial y valorativo. Por tanto, la argumentación debe acompañarse de una lectura crítica en donde el docente sea el mediador para orientar al estudiante con estrategias de comprensión y análisis crítico según los contextos comunicativos que sistematizan los temas polémicos de la argumentación.