Introducción
La educación en la actualidad constituye todo un desafío para el docente debido a que necesita actualizarse constantemente. Adicional a ello, las planificaciones curriculares que se elaboren deben estar enmarcadas en un contexto que considere una serie de aspectos sin que se descuide el elemento de la innovación. La innovación es y será un tema recurrente en capacitaciones y en planes de estudio, la práctica pedagógica actual requiere de procedimientos que dejaron de lado la teoría y se aplicaron en el aula de clases. Independientemente de la asignatura o temática tratada, el profesor debió elaborar estrategias que generaran un aprendizaje significativo en el alumnado y plasmarlos por escrito en las planificaciones curriculares (Carigga, 2018).
Sin embargo, el modelo educativo que se ha llevado a cabo en la educación del país y por qué no decir en la provincia, el cantón y en la unidad educativa donde se llevó a cabo esta investigación ha sido el tradicional, obteniendo estudiantes en el Ecuador sin capacidades lógicas de pensamiento: solo una minoría de alumnos de los últimos años y graduados poseen pensamiento lógico formal. Con deficientes capacidades para aprender de manera autónoma: muchos educandos tienen dificultades para enfrentar las responsabilidades que la sociedad les exige. Conocimientos sin aplicación en la vida diaria: su formación se fundamenta en una cultura memorística y repetitiva. Incapacidad para trabajar autónomamente y en grupo: las prácticas educativas en las instituciones han dado como resultado un estudiante dependiente, obediente y no competente ni emprendedor (Vallejo & Salinas, 2019).
Uno de los aspectos que pesa en este contexto es la inclusión de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Su incorporación debió ser pertinente para encarar la realidad en la que cotidianamente se desenvuelven los estudiantes.
Además, la planificación es uno de los elementos indispensables de la práctica docente, que influye en los resultados del aprendizaje de los estudiantes, la cual se basan por su dinamismo y versatilidad, los maestros ya no pueden centrar sus prácticas en la enseñanza de contenidos, ni pueden improvisar y carecer de organización de las actividades. Por ello, la planificación debe incluir una programación flexible, contextual y abierta, centrada en la realidad social y cultural de los alumnos, con el fin de favorecer el aprendizaje significativo a partir de las experiencias (Limay, 2018).
Las estrategias de innovación en la planificación toman su importancia cuando la vemos como una oportunidad de plantear situaciones desafiantes que sirvan como detonante para el logro de los aprendizajes esperados, el desarrollo de las destrezas con criterios de desempeño y la obtención de los estándares curriculares (Hernández, 2018).
Estas estrategias exigen al docente una reflexión a la luz del paradigma constructivista, desde la forma de agrupar contenidos programáticos con valores hasta la construcción de ambientes pedagógicos y didácticos que posibiliten experiencias que favorezcan el desarrollo endógeno, mediante la resolución de problemas y elaboración de proyectos de corto, mediano y largo plazo, produciendo e innovando de acuerdo a las exigencias del sector productivo y tecnológico actual (Ministerio de Educación , 2013).
Existe la necesidad de elaborar una planificación curricular con secuencia lógica e interdisciplinaria entre el pénsum de estudio, los contenidos programáticos y el logro de un aprendizaje significativo, con unos docentes actualizados que desarrollen la planificación en los cinco momentos vinculantes importantes: diagnóstico, propósito, selección de estrategias metodológicas, herramientas y evaluación de la planificación. Estos momentos permitirán la estructuración de una planificación curricular de aula bajo la enseñanza por competencias, en cinco fases importantes: contextualización, teorización, desarrollo, problematización y demostración de la competencia (Sacta, 2017).
El estudio que se presenta a continuación determinó las estrategias innovadoras para fundamentar la planificación curricular en la Unidad Educativa Ena Alí Guillém Vélez del cantón Portoviejo, provincia de Manabí, Ecuador. Se logró concretar cambios estructurales en este tipo de planificación, y el trabajo profundizó en las prácticas pedagógicas organizadas por los docentes que se enmarcaron en el ámbito de la innovación educativa.
Metodología
Esta investigación tiene un enfoque cualitativo porque pretende mejorar el aprendizaje significativo a partir de la incorporación de estrategias innovadoras en la planificación curricular; bibliográfica o documental, porque se utilizaron diferentes recursos como: libros, artículos de revistas, tesis y otros documentos que contribuyeron a ampliar la información para el desarrollo de este trabajo.
El nivel de investigación que se implementó es descriptivo y explicativo, que permitieron determinar mecanismos que mejoren tendencias curriculares y el rendimiento en los estudiantes; cuantitativo porque se aplicó la técnica de encuesta a 18 docentes, y a través de ella se obtienen los resultados que permiten verificar si sus conocimientos están actualizados, y con qué incidencia utilizan estrategias innovadoras en el proceso de enseñanza- aprendizaje.
Resultados
Hay que definir la concepción que tienen los maestros sobre la innovación, lo cual se demuestra en la figura 1. Pese a que teóricamente se pueden conocer muchos aspectos de lo que significa este tipo de prácticas pedagógicas, es preciso resaltar que menos de la mitad de los encuestados relacionan la innovación con la planificación de estrategias metodológicas. Precisamente, este trabajo trató de indagar en los procedimientos y prácticas pedagógicas que propician un aprendizaje significativo en los estudiantes
Los 18 profesores consultados respondieron de acuerdo con la tabla anterior a la pregunta expuesta. En ella se puede determinar que en un gran porcentaje como lo es el 44% sostuvo que la innovación se trata de planificar y elaborar estrategias metodológicas que generen un aprendizaje significativo en su alumnado; mientras que apenas un 6% señaló que no posee conocimientos al respecto.
Los temas relacionados con la capacitación se encuentran vinculados con la planificación de estrategias metodológicas, además con temáticas orientadas a los procesos tecnológicos. Es evidente que el profesor necesita actualizarse de forma constante como lo demuestra la Figura 2. La innovación es clave en los procesos formativos. En todos los casos es necesario avanzar en el perfeccionamiento de las diferentes estrategias curriculares para la integración y puesta en práctica de los contenidos.
Las capacitaciones a los docentes implican la constante actualización de conocimientos que tienen sobre temáticas específicas. Últimamente la innovación ha sido una temática frecuente en los aspectos formativos. En la pregunta formulada se refleja que un 39% de maestros ha señalado que siempre se capacita en innovación curricular para conocer las nuevas técnicas y métodos en la enseñanza - aprendizaje de los estudiantes, y el 28% manifestó que casi siempre lo hace.
Los profesores están conscientes de la diversidad de estrategias metodológicas que se pueden aplicar, lo cual se demuestra en la tabla 1. La práctica pedagógica se enriquece con el ejercicio de este tipo de procedimientos. Sin embargo, también importa la actitud que tengan los docentes para que sus clases salgan de la cotidianidad y lo rutinario para que los estudiantes se sientan más motivados en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Las estrategias empleadas en lo concerniente a la innovación curricular son múltiples. Se han escogido varias de ellas para sistematizar las respuestas de los profesores. Un 33% de los docentes manifestó que aplica la estrategia del aula invertida para fomentar la autonomía del estudiante y así cambiar el orden en el proceso de aprendizaje. Mientras que apenas un 11% señaló que realiza dinámicas relacionadas con las temáticas abordadas en clases para mantener la atención de sus alumnos.
En la actualidad resulta imposible deslindar las prácticas pedagógicas y los procedes de innovación curricular con las nuevas tecnologías, los cual se demuestra en la figura 3. Los recursos tecnológicos ofrecen una variedad e infinita gama de posibilidades. Lo esencial es que los profesores utilicen estos aspectos y los relacionen con los contenidos y temáticas abordadas.
Es necesario conocer si los docentes consideran que los recursos tecnológicos inciden en las prácticas pedagógicas innovadoras. Una gran mayoría, un 78%, señaló que siempre ya que les permite a los educadores potenciar y extender los intercambios comunicativos y de aprendizajes. Apenas un 11% manifestó que casi siempre y otros a veces en un mismo porcentaje.
Discusión
Las estrategias innovadoras en la planificación curricular
Actualmente resulta imprescindible un cambio de actitud por parte de los docentes, porque el ámbito educativo ha variado de forma considerable y requiere profesores preparados en la aplicación de estrategias innovadoras que enriquezcan la planificación curricular. Es por ello que se requieren prácticas innovadoras de integración educativa que posibilitan el desarrollo profesional docente.
El término innovación es común en el discurso educativo, ya sea en política educativa, práctica profesional o formación de formadores y gestión institucional, entre otros. En un amplio estudio sobre el tema señala que las bases conceptuales permiten ubicar el espacio de la innovación educativa. Y asegura que existen diferentes enfoques para comprender el concepto de innovación. Si se acude a la definición del término nuevo, se hablaría de algo que no había sido hecho o fabricado, en este sentido las innovaciones serían en realidad escasas o raras, sin embargo, si se amplía su definición hacia la renovación, se daría paso a la mejora de las prácticas tradicionales y/o ya existentes (Cortés, 2016).
La innovación se puede entender en esas dos vertientes. Por un lado, lo nuevo, y por el otro, lo concerniente a la renovación. No se trata, en ningún caso, de término contrapuestos, sino vinculantes. Al respecto, las prácticas pedagógicas innovadoras son esenciales en el quehacer educativo a nivel latinoamericano, porque se requiere mejoran el desenvolvimiento docente y la calidad de los profesores se ve comprometida por un pobre manejo de los contenidos académicos y por prácticas ineficaces en el aula (Bruns & Luque, 2014). A su vez estos autores ponen de manifiesto la necesidad de transformar los objetivos de los sistemas educativos nacionales, centrándose en el desarrollo de competencias para el siglo XXI y dejando de lado la simple transmisión de datos y la memorización.
La innovación debe ser un eje transversal en las prácticas pedagógicas. El discurso en este sentido no debe ser desgastante, sino aplicable a realidades académicas particulares, teniendo en consideración el contexto de los estudiantes. En el plano de la formación docente, se le solicita al maestro que innove su práctica y que transforme los procesos de aprendizaje en sus alumnos, pero desafortunadamente no se le dan los elementos necesarios para ello (Salazar & Tobón, 2018).
De acuerdo con lo anterior, resulta imprescindible que se actualicen los programas formativos de los maestros, encaminados a su profesionalización, implementando nuevos modelos que les permita alcanzar la excelencia y calidad en la educación. Por ello, es oportuno incluir las tecnologías de la información y la comunicación como factor clave en la transformación y en los procesos de enseñanza-aprendizaje para lograr una calidad académica (Cabero & Marín, 2014).
En el proceso innovador surge de forma inevitable las competencias profesionales docentes para la transformación pedagógica y educativa, conllevando automáticamente a nuevos planteamientos en el diseño, desarrollo y evaluación de los procesos formativos (Tejada, & Ruiz, 2013). Para lograr una verdadera transformación social y educativa, se requiere desarrollar y ofrecer herramientas para el aprendizaje de nuevas formas de comunicación y búsqueda de la información, mismas que constituyan el instrumento principal para desenvolverse en el mundo: si el contexto y las formas de aprender cambian, resulta lógico pensar que la educación debe experimentar modificaciones (Pozuelo, 2014).
El docente debe innovar desde la cotidianidad del aula de clases y propiciar en el estudiante un aprendizaje alejado de lo memorístico (Moreno, 2015). Es pertinente una planificación curricular que haga énfasis en cambiar prácticas pedagógicas tradicionales que permitan transformar su propio proceso de formación en un espacio de indagación, que utilice estrategias y recursos apropiados para la promoción de aprendizajes significativos en sus estudiantes.
Se plantea que el factor innovador radica en el enfoque que el profesor realice del contexto y traduzca a su vez ese entorno social en sus planificaciones de clases. Asegura que uno de los problemas es que la sociedad avanza a un ritmo vertiginoso, muchas prácticas académicas también lo están haciendo y el profesor debe seguir este trayecto, porque de lo contrario se anquilosará en procedimientos que no resultan atractivos para sus estudiantes (Imbernón, 2016). El docente requiere formarse para la sociedad del conocimiento, que implica la apropiación crítica y selectiva de la información y además saber qué se quiere y cómo aprovechar el conocimiento en la solución de los problemas que aquejan al mundo contemporáneo. Se requiere que la planificación curricular mejore el nivel educativo de los estudiantes, y contribuya a motivarlos con el propósito de que superen los problemas que la realidad les presenta (Martínez, 2014).
Los procederes metodológicos constituyen la vía para implementar estrategias curriculares innovadoras y consideran que el aprendizaje humano está relacionado con la educación y el desarrollo personal. El alumno debe estar orientado adecuadamente y motivado de forma constante (Matos y Sánchez, 2016). Es evidente que la planificación curricular no es una camisa de fuerza que deba seguirse al pie de la letra, pero constituye una guía que todo docente elabora para mejorar sus clases independientemente de los contenidos o temáticas que se aborden.
En las prácticas innovadoras es pertinente destacar la concepción que los profesores tengan de este tipo de procesos. En la Unidad Educativa Ena Ali Guillén Vélez del cantón Portoviejo, provincia de Manabí, Ecuador, los maestros señalaron diversas alternativas. Los criterios van relacionados con aquellos que se destacan como, a saber: elaboración de dinámicas con los estudiantes, aplicar técnicas motivadoras en las clases, planificar y elaborar estrategias metodológicas que generen un aprendizaje significativo (Aguilar, 2015). Este mismo autor en su texto señala que la formación del profesorado exige un cambio en la organización de los procesos educativos que permita pasar a estructuras más flexibles y cercanas a los contextos escolares y aboga por la promoción de la formación integral de los maestros y los estudiantes.
Las perspectivas anteriores sobre lo que significa la innovación en educación también van de la mano con la formación de un ciudadano inserto en la sociedad del conocimiento. El docente debe desarrollar competencias académicas necesarias para que, a su vez, las propicie en sus alumnos; esto se convierte en un verdadero desafío para los profesores. Al resistirse a tocar la estructura curricular del plan y programa de cada nivel, la realidad educativa se mantendrá sin cambios (Canto, 2016). La innovación, dice este autor, implica vencer varios obstáculos, entre ellos, el diseño y operación de una reforma educativa que deje de lado el antiguo paradigma que no presenta cambios sustanciales y de profundidad, operando con diseños y programas curriculares desactualizados y lejanos a las necesidades de aprendizaje de los estudiantes.
Como en todo proceso académico, la metodología ocupa un lugar preponderante para lograr los objetivos de los programas formativos; el diseño de estrategias curriculares, innovadoras y acordes con la sociedad del conocimiento es esencial en la transformación de los procesos de aprendizaje y formación, ya que contribuye a asegurar la comprensión de los estudiantes del mundo en que viven. En la sociedad contemporánea resulta preponderante que los profesores adquieran competencias en el ámbito de las nuevas tecnologías de la información para poder emprender un aprendizaje significativo tanto dentro como fuera de las aulas de clases (Olmedo & Farrerons, 2014).
Sobre las estrategias innovadoras, existe una serie de textos académico que contemplan su utilización. Este tipo de estrategias metodológicas deben ser contextualizadas y diseñadas de acuerdo con las necesidades de aprendizaje de los futuros docentes para que puedan aumentar las posibilidades de un mejor aprendizaje en los alumnos (Espinosa, 2016). Sin embargo, en muchas ocasiones, estas herramientas y estrategias no son bien utilizadas, ya que en ningún momento son acercadas al contexto propio, lo cual no favorece la construcción del conocimiento y el aprendizaje.
El cambio necesario de los paradigmas obliga a encontrar alternativas de formación que atiendan a la diversidad. Los adolescentes requieren encontrar en el contexto educativo orientaciones prácticas que les permitan guiarse en su vida cotidiana. En la actualidad los estudiantes desean consolidar desde la institución educativa el emprendimiento y el desarrollo de las competencias necesarias para afrontar los retos del contexto en el que se desenvuelven (Torres & Sánchez, 2016).
Otra de las estrategias necesarias e importantes en la formación docente es la introducción de la inteligencia emocional; la tendencia de la educación actual se inclina hacia el desarrollo de la habilidad de percibir, valorar y expresar emociones, y la capacidad de regularlas (Cejudo & López, 2017). Las emociones son fundamentales en el desarrollo de los procesos de enseñanza-aprendizaje, porque implican la interacción entre personas; por otro lado, la identidad personal y profesional de los docentes se proyecta en el aula, convirtiéndose en un factor de influencia en la autoestima y el bienestar personal y social.
Desde esta perspectiva, se involucra la realidad a partir de los contextos con el propósito de problematizarla y analizarla desde los saberes y reflexiones, mismas que emanen de las lecturas y teorías abordadas en los programas de formación (Estrada, Castro, Rejas & Urías, 2016).
Uno de los problemas que el docente enfrenta, desde su formación inicial, es la vinculación de la práctica y las disciplinas epistemológicas, que le permitirían construir y orientar su práctica desde una postura determinada y no convertirse en un simple ejecutor de programas curriculares educativos.
En la transformación de los programas y modelos de formación, los docentes tienen que convertirse en aprendices al identificar debilidades y al proponer estrategias para la superación de las dificultades que se le presenten en su práctica profesional (Moriya, Schlünzen & Nascimento, 2016).
Conclusiones
A lo largo de este estudio se ha logrado determinar que los docentes de la Unidad Educativa “Ena Alí Guillem Vélez” si aplican estrategias innovadoras en sus planificaciones curriculares, ayudando a los estudiantes a adaptarse a los requerimientos de la sociedad actual formándolos como personas críticas, creativas y capaces de poder construir una sociedad justa.
La sistematización de las experiencias de aprendizaje y la lectura crítica de textos contribuyó para que el docente tenga sentido de pertinencia y adquiera conciencia de las diversas maneras y procedimientos con los cuales él puede innovar en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Hoy más que nunca, la sociedad le exige mucho al docente ya que los mismos deben prepararse cada día más para que su alumnado esté mejor preparado en el desarrollo académico, social y cultural, consiguiendo de esa manera conocimientos científicos, técnicos donde contribuyan a la sociedad, es por ello que, fue preciso referir que las estrategias innovadoras en la planificación curricular constituyen todo un reto de la educación contemporánea.