Introducción
La dependencia emocional es un problema que afecta a las personas, entre ellas estudiantes universitarios. Según Castelló (2012), es una necesidad de demandas afectivas insatisfechas durante la niñez y que se intentan satisfacer con la pareja; del mismo modo para (Camarillo et al., 2020) la dependencia emocional de la pareja implica una vinculación afectiva permanente excesiva de la otra persona, que resulta disfuncional, que se asocia con una baja autoestima y que encubre las carencias afectivas. La dependencia emocional se presenta en personas que tienen menor capacidad de resiliencia frente a la agresión y que la dependencia puede dañar aún más la capacidad de recuperarse de la víctima si no recibe atención oportuna (Momeñe y Estévez, 2019).
La dependencia emocional obedece a un patrón que involucra los procesos sicológicos, cognitivos, emocionales, motivacionales y comportamentales que permiten aceptar una relación asimétrica, focalizado excesivamente en la pareja asumiendo una posición de subordinación en una creencia errónea a cerca de la pareja y el amor (Cuetos, 2017). Además, el amor es considerado como fuente de inclinación emocional hacia una persona; sin embargo, cuando estas necesidades no son correspondidas con plenitud, la dependencia emocional se puede confundir con el afecto a la pareja (Martínez, et al., 2021). Son características básicas de dependencia emocional: el miedo e intolerancia a la soledad, historia de relaciones de pareja gravemente desequilibradas, o una única relación que por su duración ha ocupado la mayor parte de la vida del sujeto y tiene una baja autoestima (Pradas y Perles, 2012).
Para Rodríguez et al. (2019) las vivencias tempranas del sujeto, como la violencia en la infancia, abuso infantil, abandono de los padres y la pobreza son causas de la dependencia emocional. Además, la formación educativa y la religión que profesa la familia generan la baja autoestima, miedo a la soledad o al abandono y el estado de ánimo negativo que induce a la dependencia emocional hacia la pareja.
Los niños con carencia de amor, maltratados, abusados y con padres autoritarios que no están seguros que lo amen de verdad buscan afecto de pareja con el modelo de amor que recibieron en la infancia (Gonzales-Castro, et al., 2021). Las parejas con dependencia emocional carecen de habilidades para una gestión emocional saludable (Castelló, 2005). La dependencia emocional genera un intercambio de sentimientos asimétricos situando a la pareja en el centro de su existencia, corriendo el riesgo de mantener una relación malsana, unilateral, de malos tratos, vejaciones y desprecios (Sophia et al., 2007).
En palabras de Castelló (2005) los dependientes emocionales con relación tormentosa pueden llegar a límites extremos según el carácter de su pareja con el riesgo permanente de vivir en violencia física y sicológica. Las personas con dependencia emocional severa aceptarán las agresiones, infidelidades, humillaciones, burlas, menosprecios con tal de no romper la relación de pareja, por temor a perderlo, por lo que necesitan ayuda profesional para mejorar sus habilidades sociales saludables.
Los estudiantes no dependientes son los que tuvieron un apego seguro con el amor de sus progenitores; tienen mayor capacidad de mantener una relación de amor serena, cálida y gratificante; tienen menores problemas de dependencia emocional durante el tiempo que dure la unión de pareja; no tienen temor al abandono; y, tienen la misma confianza que tuvieron de sus padres y practican una relación horizontal con su pareja (Bosch, 2009).
De la Villa et al. (2017) afirman que los jóvenes victimizados presentan mayor dependencia emocional y menor autoestima que los no victimizados. Así mismo, en relación al género, afirman que las adolescentes víctimas de violencia presentan menor autoestima y los varones ejercen con más frecuencia procesos de acomodación y de manipulación.
Por otro lado, de acuerdo con Cuetos (2017), estadísticamente, la dependencia emocional se muestra proporcional en varones y mujeres, es decir tienen la misma posibilidad de padecer este trastorno. En las mujeres puede aparentar mayor dependencia emocional hacia la pareja que en los varones, debido a que las mujeres tienen otras razones para no abandonar una relación negativa con la pareja, el tener hijos del agresor, dependencia económica y amenazas (Camarillo et al., 2020).
La dependencia emocional genera consecuencias emocionales negativas: síntomas ansioso-depresivos, pensamientos obsesivos, alteraciones del sueño, abandono de relaciones sociales, de ocio, aislamiento de la familia (Camarillo et al., 2020), tolerancia a actitudes y conductas violentas, y justificando el amor incondicional a la pareja (Aiquipa, 2015).
El confinamiento y el aislamiento social obligatorio en los jóvenes universitarios incrementaron los factores de violencia física, sicológica y sexual (Lorente, 2020). El confinamiento domiciliar está asociado a emociones negativas como el estrés, ansiedad, depresión, así como la dependencia emocional y erosión de las relaciones familiares (Orellana y Orellana, 2020). Sumándose al estrés el sedentarismo en las universidades (Arce et al., 2020).
El objetivo del estudio fue determinar el nivel de dependencia emocional hacia la pareja en los estudiantes de la Universidad Nacional de Huancavelica durante el aislamiento social obligatorio por Covid-19. La pandemia obligó al confinamiento de la población, aislando a los estudiantes de sus actividades académicas, relación de parejas y amistades, siendo necesario conocer los niveles de dependencia emocional en los estudiantes universitarios.
Metodología
Para determinar el nivel de dependencia emocional en los estudiantes de la Universidad Nacional de Huancavelica durante el aislamiento social obligatorio por Covid-19, se utilizó el método descriptivo de corte transversal (Hernández-Sampieri y Mendoza, 2018; Sánchez y Reyes, 2017) en el segundo semestre del año 2021.
La población estuvo constituida por 1202 de estudiantes del II, IV, VI y VIII ciclo de seis carreras profesionales de una universidad pública de Huancavelica, Perú. De ellos el 62% mujeres y el 38% hombres tienen un rango de edad de entre 17 y 48 años. Fueron parte del estudio 198 (26%) de estudiantes de Educación Inicial Intercultural Bilingüe, 130 (11%) de Educación Primaria Intercultural Bilingüe, 180 (15%) de Ciencias Sociales y Desarrollo Rural, 121 (10%) de Matemática Computación e Informática, 316 (26%) de Derecho y Ciencias Políticas; y, 257 (21%) de Obstetricia.
Se utilizó la técnica de encuesta y como instrumento el cuestionario diseñado en Google Forms con 23 ítems (Tabla 1), se administró a toda la población por correo electrónico institucional debido al aislamiento social obligatorio por Covid-19 al que respondieron 627 estudiantes. El cuestionario empleado fue el formulado por Lemos y Londoño (2006), ya validado en su investigación.
Nota: La baremación se definió en tres niveles, leve ≤ 53 puntos de la sumatoria total; moderado ≤ 84; y severo ≤ 115. El procesamiento de los datos se realizó en Excel y SPSS v. 24.
Resultados y discusión
El estudio muestra que el 69% de mujeres y 50% de hombres tienen dependencia emocional leve o normal; 31% de mujeres y 50% de hombres tienen dependencia emocional moderada o severa. Es decir, uno de cada tres estudiantes mujeres y la mitad de los hombres presentan dependencia emocional moderada o severa.
En las dimensiones, ansiedad de separación, expresión afectiva de la pareja y modificación de planes se observa que una de cada tres estudiantes mujeres y uno de cada dos hombres están entre el nivel moderado o severo de dependencia emocional; mientras que, en la dimensión miedo a la soledad, el 47% de mujeres y el 56% de hombres están entre los rangos moderado o severo; respecto de la expresión límite, 19% de mujeres y 38% de hombres se encuentran en el nivel moderado o severo, en otras palabras, hacen lo posible arriesgando su integridad para no perder a la pareja; y, en la dimensión búsqueda de atención, el 65% de mujeres y el 41% de hombres presentan dependencia leve; y, 31% de mujeres frente al 44% de los hombres tienen dependencia emocional moderada, vale decir, tratan de ser el centro de atención para sus parejas (Tabla 2).
Sin que existan diferencias significativas los resultados evidencian una ligera prevalencia de dependencia emocional leve en las estudiantes mujeres de la Universidad Nacional de Huancavelica, ligeramente mayor cantidad de hombres que mujeres manifestaron dependencia emocional moderada. Sin embrago, tanto hombres como mujeres, aunque en porcentajes mínimos que no dejan de ser preocupantes, demostraron dependencia emocional severa, en este último caso, se requiere de asistencia especializada a fin de mitigar consecuencias futuras.
La dependencia emocional en los estudiantes obedecería a múltiples situaciones a las que están expuestos, tales como presión académica, presión de los padres y presión de la pareja, estos datos son similares a los encontrados por Castelló (2012) y Quiroz et al., (2021) cuando afirman que existe dependencia emocional a causa de las demandas afectivas insatisfechas en la niñez y que intenta satisfacer de manera reprimida con la pareja. Entre otros factores se identifica, también la, necesidad profunda de afecto (Gonzales et al., 2021) las vivencias tempranas del sujeto, como la violencia en la infancia, abuso infantil, abandono de los padres, la pobreza, la formación educativa y la religión que profesa la familia. Además, se identifican causas secundarias como la baja autoestima, el miedo a la soledad o al abandono y el estado de ánimo negativo que profundizan la dependencia emocional hacia la pareja (Rodríguez et al., 2019). Las personas con dependencia emocional severa consentirán agresiones, adulterios, degradaciones, burlas, por mantener la relación de pareja, son los que requieren de asistencia profesional (Castelló, 2005).
De modo idéntico, el estudio reveló que la ansiedad de separación obedece a la preocupación y temores excesivos de no estar junto a los integrantes de la familia; en los casos estudiados, la mayoría provienen de la zona rural del departamento de Huancavelica y genera signos excesivos de angustia o aflicción, angustias al no estar cerca de los padres y hermanos, el temor de perder algún familiar cercano o el miedo a ser víctima de violencia física o secuestro.
De la Villa et al. (2017), mencionaron que los jóvenes victimizados tienen mayor dependencia emocional y menor autoestima frente a los no victimizados, siendo las mujeres adolescentes quienes presentan menor autoestima y los hombres despliegan prontamente procesos de acomodación y de manipulación. El aislamiento domiciliario se asocia a emociones negativas como el estrés, ansiedad, depresión, así como la dependencia emocional y erosión de las relaciones familiares (De la Villa et al., 2018; Orellana y Orellana, 2020). La dependencia emocional trae consecuencias emocionales negativas como señales ansioso-depresivos, pensamientos obsesivos, alteraciones del sueño y abandono de relaciones sociales y de ocio (Camarillo et al., 2020), así como la tolerancia a actitudes y conductas violentas, justificando el amor incondicional a la pareja (Aiquipa, 2015).
Sobre la expresión afectiva de la pareja que se imprime como seguridad emocional que se demuestra ante algunas situaciones fundadas en aparente protección, se manifiesta en los estudiantes el temor a estar solo o sola, la falta de proyecciones a futuro, a la priorización de la pareja y la necesidad de contemplación. En línea con los descubrimientos de Bosch (2009), las personas que tuvieron un apego seguro con el amor de sus progenitores presentan relaciones estables y en armonía, con escasos problemas de dependencia emocional en el tiempo, no les preocupa un futuro abandono, manifiestan confianza como el de sus padres y asumen responsabilidades compartidas. La dependencia emocional de la pareja involucra la relación afectiva permanente y predominante de la otra persona, frecuentemente disfuncional, asociada a baja autoestima y disimula carencias afectivas (Camarillo et al., 2020).
Sobre la modificación de planes que se expresa en la postergación de actividades preestablecidas por el simple hecho de complacer a la pareja, los estudiantes demuestran incumplimiento de tareas, escasa participación en grupos de trabajo, abandono personal. Resultados idénticos con los demostrados por Castelló (2005) indican que las relaciones tormentosas pueden llegar a límites extremos según el carácter de su pareja con el riesgo permanente de vivir con violencia física o sicológica.
Respecto del miedo a la soledad que se manifiesta como no ser querido o amado por alguien, se ha encontrado que los estudiantes presentan desequilibrio e inseguridad, desasosiego por estar solo, ansiedad por compañía, miedo a la separación y autoagresión. El amor se muestra como la inclinación emocional hacia una persona, si estas no son correspondidas con plenitud, la dependencia emocional se puede engañar con el afecto a la pareja (Martínez et al., 2021), también el miedo e intolerancia a la soledad, relaciones de pareja desequilibradas, baja autoestima (Pradas y Perles, 2012).
Sobre la expresión límite vistas como situaciones peligrosas que puedan cometer las personas, los resultados mostraron que los estudiantes tienen expresiones de manipulación a la pareja con amenazas de autolesiones o suicidios o chantajes. Afirman Momeñe y Estévez (2019) que la dependencia emocional se expresa en personas con capacidades mínimas de resiliencia a causa de agresiones, llegando a daños irrecuperables si la víctima no tiene asistencia profesional especializada.
Finalmente, sobre la búsqueda de atención, entendida como el foco principal en la relación de pareja, el estudio demostró que los estudiantes adoptan actitudes sumisas, pasividad y esfuerzos por hacer feliz a la pareja. Actitudes que se asemejan a los descubrimientos de Cuetos (2017), al evidenciar que la dependencia emocional es un patrón que involucra procesos sicológicos, cognitivos, emocionales, motivacionales y comportamentales que consienten una relación asimétrica, priorizando a la pareja y adoptando una posición de sometimiento en una visión equivocada respecto de la pareja y el amor.
Conclusiones
El estudio determinó que uno de cada tres mujeres y uno de cada dos hombres estudiantes de la Universidad Nacional de Huancavelica se encuentran en el nivel moderado o severo de dependencia emocional. Asimismo, no existe diferencia significativa de dependencia emocional hacia la pareja entre hombres y mujeres durante el periodo de aislamiento social obligatorio por Covid-19.
Se recomienda profundizar el estudio en el ámbito rural con la finalidad de mejorar las habilidades sociales y vivencias saludables, así como, implementar programas de salud emocional en estudiantes universitarios y asistencia profesional especializada en casos de dependencia severa.