Introducción
Se vive una era de grandes y dinámicos cambios tecnológicos, socioeconómicos y culturales, en el que la educación sigue siendo el motor principal del crecimiento y desarrollo personal y social del ser humano (García 2011; Grácia et al., 2018). Solo en la educación y socialización se puede promover aprendizajes que faciliten y ayuden al estudiante, a tener independencia y competencia comunicativa a través de una serie de estrategias que permita el desarrollo del vocabulario, en el cual el educando se apropie de lexemas cuando lee, articule y escriba palabras bien estructuradas producto de su pensamiento y la necesidad de este, de interaccionar socialmente (Cervera, 2012; Del Valle-Núñez, 2015), con la finalidad de trasmitir un mensaje que permita expresar vivencias, describir historias, dialogar mediante la exploración de situaciones propias de su contexto.
En este sentido, las instituciones escolares es uno de los lugares donde se expresa lo que se piensa y siente por medio de la comunicación (Vega, 2006) por eso, la educación cumple un rol importante debido a que es un instrumento de cambio y transformación en la manera de expresarse y comunicarse en los estudiantes que comienzan a darle significativa importancia a la variedad de palabras, como las comunes y las no comunes que enriquece el vocabulario (Pizarro et al., 2019). El vocabulario se puede presentar en dos formas el activo que es el que se emplea para hablar y escribir y el receptivo aquel que comprendemos al escuchar o al leer (Galarza, 2018).
Al respecto el docente de secundaria debe de aprovechar las valiosas oportunidades para introducir al estudiante en la lectura como un proceso dialéctico, placentero y significativo, al no fortalecer la lectura (Del Pino-Sepúlveda et al., 2016; Llamazares et al., 2013) el educando no comprende el valor práctico de la lectura, sino que lo observa como una actividad memorística y de preguntas estructuradas, desmotivándolo y limitando su expresión oral y escrita.
Esta desmotivación y despreocupación se refleja en los resultados del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA, 2015), el Perú se posiciona como el tercer país con bajo nivel comunicativo, de los sesenta y cinco participantes a nivel mundial y el último en comparación con ocho de la región. Además, aproximadamente el 80% de los estudiantes no llegaron al tercer nivel en comprensión de lectura de un total de seis, cifras ofrecidas por el Ministerio de Educación del Perú (2015) y Thorne et al. (2013) en sus estudios.
En el país desde hace varios años los estudiantes de secundaria enfrentan el problema de la deficiencia del lenguaje oral, en cuanto a la pronunciación de palabras que solo conocen, producto del entorno en el que viven, cuando debiera ser diferente por la variada y amplia serie de palabras presente en los diccionarios, pero que son enseñadas las más utilizadas, lo que empobrece el lenguaje. De esta manera (Santiago, 2000 ) señala que son “utilizadas un número pequeño de palabras que son repetidas con frecuencia al momento de expresarnos, de tal forma que las cuatro mil unidades léxicas del habla abarca el 97,5% de un texto, no son tomadas en cuenta” (p.155).
Resulta evidente que la mayoría de los estudiantes de secundaria tienen debilidades en su expresión poca fluidez y espontaneidad, que muestran expresiones vacilantes, abstractas, que les impiden muchas veces expresar coherentemente sus ideas y exponerse en público. Unido a esto, los docentes deben redefinir su accionar pedagógico (García, 2011) gestionar ambientes de aprendizaje de manera innovadora (Adunola, 2011; Viray, 2016) con estrategias lúdicas verbales como las rimas, trabalenguas, anagramas, frases, retahílas, poesía, las cuales tienen una intencionalidad e importancia, para fortalecer la capacidad de ampliar el vocabulario y comunicarse con claridad, fluidez y coherencia trasmitiendo un mensaje cargado de vivencias con un abanico de palabras que sea directo y comprensible.
Ante la situación, es necesario precisar la metodología empleada por el docente que es más estructuralista y tradicionalista que comunicativa, donde el estudio del vocabulario no está relacionado con la contextualización, sino hacia la repetición, memorización, cubrimiento de espacios y construcción de frases y oraciones no relacionadas a su entorno. Es por ello que hay que ser conscientes de que no solo dependerá de la motivación recibida y de la capacidad del estudiante en cuanto a la abstracción de las palabras, sino de la metodología de interacción utilizada (Reyes,1999).
Por tales razones, el objetivo de la investigación es proponer un plan de juegos verbales para el fortalecimiento del vocabulario en los estudiantes del 2 año de la U.E. Ricardo Palma, de la ciudad de Lima.
Metodología
El estudio se enfocó en la metodología cuantitativa. Tipo de investigación proyectiva (Hurtado de Barrera, 2012) puesto que se diseñó un plan que permitió plantear posibles soluciones. El estudio es de campo donde se obtuvo los datos en el lugar de los hechos, con un diseño no experimental y trasversal.
Contando con una población de 120 estudiantes (70 chicas y 50 chicos) y 4 docentes, el muestreo fue no probabilístico, muestra intencional, representada por los 120 estudiantes del 2 año de secundaria (Aulas: A y B), escogidas por su disponibilidad y facilidad de acceder a ellos, se les aplicó a los estudiantes un Test para Vocabulario receptivo PEABODY PPVT-III (Williams y Wang, 1997) bajo la escala dicotómica, con dos opciones Correcto ( Nivel Alto 50-99), incorrecto (Nivel Bajo 1-49), se utilizaron y adaptaron los reactivos (imágenes) del test, dirigido a las edades de 13-15 años, con un total de 10, se validó por juicio de expertos, cuya formula de confiabilidad fue el KR 20.
Para los docentes se diseñó un cuestionario de 19 ítems, cuya escala fue la de Likert con cuatro opciones (Siempre, Casi Siempre, Algunas Veces y Nunca), se validó por juicio de expertos, la fórmula empleada de confiabilidad fue el Alpha de Cronbach, resultando (0,90) altamente confiable, el análisis se realizó en tablas para posteriormente ser analizadas a través de la estadística descriptiva.
Resultados
El test aplicado a los estudiantes de 2 año de secundaria que reciben educación en U.E Ricardo Palma, desde la dimensión receptivo, los porcentajes alcanzados en el Test Peabody PPVT III, mostrados en la Figura 1, presentan que el 60% de la muestra, la cual se ubica en el nivel 1 al 49, apuntan un nivel de vocabulario receptivo bajo, lo que demuestra la no comprensión de lo que observa, escucha y lee durante las actividades pedagógicas, mediante una serie de imágenes, de las cuales tenían que contar una historia aportando lógica y coherencia con la imagen plasmada en la ficha, y se les dificultó su expresión, repitiendo con frecuencia las mismas palabras. Mientras que el 40% se ubicó en el nivel 50 al 99, nivel alto lo que significa que, si comprenden lo que observaron, expresaron, escucharon y leyeron una vez presentada las imágenes en la ficha, con una fluidez y variedad de palabras con relación al resto de los estudiantes.
En la figura 2, los docentes de 2do año (A y B), señalan a través de la variable estrategias lúdicas, bajo sus dimensiones juegos didácticos, roles y verbales se obtuvo que un 16% siempre planifican estrategias lúdicas como memorias, juegos de construcción, seguidamente el 42% algunas veces planifican juegos verbales como rimas, trabalenguas, anagramas, frases, retahílas y poesía, el 25% casi siempre planifica juegos de roles, dramatización, el 17% casi siempre planifica juegos de memoria y de roles, lo que evidencia que las estrategias lúdicas casi siempre son desarrolladas y orientadas a la parte recreativa y cognitivas hacia determinados cursos, y no al desarrollo y enriquecimiento del vocabulario.
Discusión
Seguidamente el análisis de los resultados mostró que la mayoría de los estudiantes, tienen un nivel de vocabulario receptivo bajo, donde un alto porcentaje no comprenden a lo que escucha y lee durante las actividades pedagógicas dentro del aula de clase. Por lo que en la investigación de Menti y Rosemberg (2013) refieren que es necesario fortalecer las situaciones en las que se da las interacciones comunicativas frecuentes. Que direccionan y gestionan estrategias de ejemplificación que permiten alcanzar la comprensión de palabras poco familiares por los estudiantes. Por lo que las autoras manifiestan que el vocabulario receptivo se desarrolla mediante la escucha activa y la lectura de múltiples materiales literarios que permite la frondosidad de las palabras en los estudiantes de educación secundaria, etapa en la que los jóvenes están dispuestos a aprender debido al proceso lector oportuno.
Es por ello, que cuando el docente narra y expresa historias dentro de la cotidianidad en el aula muestra palabras comunes y no comunes, y el estudiante se apropia también de ellas, aumentando su nivel discursivo (Rosenberg et al., 2016) porque está integrado al mundo cotidiano y al de los libros. En este sentido, los entornos donde se desenvuelvan los estudiantes, influenciaran en la estimulación de la expresión oral dado a la asociación de situaciones comunicativas reales de lo que escucha y lee, producto del continuo progreso de lo aprendido, lo que permite desarrollar un vocabulario fluido y enriquecido (Polo et al., 2017).
Al respecto, en su estudio Palapanidi (2013) señala que es importante reconocer el nivel de vocabulario receptivo mediante las formas escrita y oral; para convertirlo en conocimiento productivo la cual tiene la facultad de que el estudiante pronuncie y escriba correctamente las palabras, estas dos maneras se dan de manera secuencial, que con el tiempo el conocimiento del vocabulario receptivo se convierte en productivo y se desarrolla continuamente. Desde esta perspectiva, el docente debe darles continuidad a las estrategias enfocadas al desarrollo y fortalecimiento del vocabulario, implementando actividades que promuevan la lectura para la comprensión de la expresión oral de los sujetos involucrados (Riffo et al., 2014).
En cuanto a las estrategias lúdicas los docentes encuestados señalaron que algunas veces planifican juegos verbales como rimas, trabalenguas, anagramas, frases, retahílas y poesía, mostrando que no promueven la adquisición y el fortalecimiento del vocabulario, prueba de ello es el bajo nivel que poseen los estudiantes en la comprensión de lo que escuchan y leen dado que son muy pocas las palabras que conocen y expresan, por tal motivo, hay debilidades y empobrecimiento del léxico que les perjudicará en diversos papeles que les toque desempeñar, en lo personal, académico y laboral. Esto concuerda con la investigación efectuada por Tejera et al. (2012) al plantear que es primordial el desarrollo de actividades estratégicas que potencien las habilidades comunicativas, como la expresión, fluidez y seguridad al momento de comunicarse con los demás.
Así mismo, Esteban y Zapata (2016) señalan que la noción básica de una estrategia de aprendizaje está implícita en su intencionalidad y finalidad; de esa forma, los docentes al desarrollar competencias comunicativas que devienen de una planificación para la ejecución de tareas pondrán en actividad mental el aprendizaje activo y creativo del estudiante (Rojas, 2006). A partir de los resultados es necesario elaborar y aplicar un plan de juegos verbales diseñado por el docente, para ofrecer la posibilidad a los estudiantes de ampliar su vocabulario, desarrollar una variada serie de palabras, dominar los registros escritos y fonológicos formales, para que estos se expresen sin dificultad y seguridad.
Propuesta
Plan de juegos verbales para el fortalecimiento del vocabulario en los estudiantes de 2 año de secundaria la U.E. Ricardo Palma, ciudad de Lima
Los juegos verbales como estrategia pedagógica orientan y promueven la participación de los estudiantes en la sociedad, que cada día es más exigente y muestra constantes cambios a medida que trascurre el tiempo, a partir de estas actividades se promoverá y fortalecerá un saber dialogar, fluido, enriquecido y variado que lo dirigirá al mundo del conocimiento, tan importante para el desarrollo personal y social.
La propuesta aborda un conjunto de juegos verbales que busca el desarrollo y fortalecimiento del vocabulario en los estudiantes, que requieren de herramientas como los diccionarios de la lengua española, diccionario de sinónimos y antónimos, recursos principales para el enriquecimiento del vocabulario dado que son los depositarios del idioma. En la Tabla 1, se encuentra el plan de juegos verbales, que está estructurado con contenidos, los cuales pueden variar, las actividades de aprendizaje, que indica qué y cómo llevar a cabo las actividades, así mismo los recursos que nos ayudarán y facilitarán el alcance del objetivo y la evaluación, que nos indicará los logros esperados. Cabe destacar que si queremos que los estudiantes posean un lenguaje amplio los juegos verbales deben se continuos, mantenerlos en el tiempo mientras dure el período escolar, para no solo observar sus cambios en su expresión oral sino también en su seguridad personal al hablar.
El plan propone el logro de insignias para que los estudiantes se animen a realizar las actividades de la mejor manera posible, el grupo que mayor número de insignias tenga al final del año escolar tendrán reconocimiento público ante todos sus compañeros del colegio. Cabe destacar que los juegos verbales presentados en el plan son propuestas que pueden ser adaptadas o sustituidas por otras actividades lúdicas que tengan la finalidad de fortalecer el vocabulario, dado que es una guía flexible que se les facilita a los docentes para el trabajo en aula y el desarrollo de habilidades comunicativas en los educandos.
Estructura del plan
La estructura del plan de juegos verbales para el fortalecimiento del vocabulario en los estudiantes comprende:
Competencia esperada
-Contenido
-Actividades de aprendizaje (Proceso: Inicio, Desarrollo y Cierre)
-Recursos: Materiales Recursos Humanos: Docentes, estudiantes y Tutores.
-Evaluación e indicadores
- Tiempo: 2 horas, cada semana
Actores socioeducativos participantes del plan:
-
Conclusiones
En síntesis, la propuesta de un plan de juegos verbales para el fortalecimiento del vocabulario en los estudiantes busca mejorar las condiciones léxicas en los educandos, una expresión enriquecida y fluida, solo esto se logra mediante herramientas, recursos y actividades que los motiven a aprender y desarrollar sus competencias comunicativas. De esta manera, el docente de educación secundaria especialista en lenguaje y comunicación debe aplicar continuamente estrategias lúdicas que posibilite la adquisición de ciertas técnicas que haga que el estudiante sea un comunicador competente.
En este sentido, el plan de juegos verbales tiene la finalidad de fortalecer y promover el vocabulario de manera divertida, creativa, fomentando el trabajo en equipo, la competencia sana para el logro de las insignias, poniendo en énfasis que mientras se juega se aprende a consolidar la manera de hablar fluidamente, con seguridad y apropiación de las palabras porque se ha indagado su significado. Hoy más que nunca se requiere que los estudiantes posean habilidades comunicativas que conecte con los demás, para que interaccionen efectivamente, trasmitiendo confianza al expresar correctamente palabras que motive la transformación del vocabulario de otros.