Introducción
En el mundo contemporáneo se están desarrollando dinámicas sin precedentes para hacerle frente a las diferentes situaciones caosmáticas propias de las relaciones que se dan en la vida en sociedad. Las organizaciones educativas junto a otros intermediarios proporcionan espacios fundamentales para el aprendizaje integral que incorpora habilidades y destrezas para comenzar a mantener relaciones y colaborar con nuestros congéneres (Camps-Bansel et al., 2019).
Dentro del aprendizaje escolar se habla de varios aspectos que guían la vida ciudadana, promoviendo y fomentando competencias para resolver conflictos ineludibles en los contextos sociales (Aristimuño y Nova, 2015) que permiten encontrar opciones a la violencia y al mantenimiento de la empatía, el respeto, la colaboración, la cooperación, la creatividad para elevar los niveles de comunicación y relaciones interpersonales inteligente (Boqué et al., 2014 ).
La práctica de las habilidades sociales favorece la capacidad autónoma y socializadora del estudiante (Artavia-Granados, 2014). Sin embargo, se presentan sucesos en los seres humanos que implica oponerse o no estar de acuerdo sobre las actuaciones, trayendo agresiones verbales y físicas por defender un punto de vista (Galvis, 2014; Mitsopoulou y Giovazolias, 2015). La solución de los conflictos se basa fundamentalmente en las habilidades que tienen las personas para hacer ver las posibles oportunidades beneficiosas inherentes al conflicto. Para que esto se presente hay que desarrollar competencias en los estudiantes en función de la solución pacífica de los problemas a través del uso de la inteligencia emocional (Villamediana et al., 2015; Hernández et al., 2016).
La preocupación desde el contexto escolar para la solución de conflictos se ha reflejado en numerosas investigaciones como la de Díaz y Sime (2016) y Martínez (2018), al plantear los constantes y progresivos conflictos en los escenarios áulicos que genera inquietud debido a que estas situaciones indican que las actuales estrategias, recursos y técnicas empleadas para su manejo necesitan actualización y revisión. Con motivo del crecimiento de casos de conflictos y las dificultades que trae, los docentes junto a los familiares deben implementar actividades y propuestas que controlen y mejoren el tratamiento de casos que vulneren la tranquilidad psicológica y social de quienes hacen vida en estos espacios (Bernal y Saker, 2013).
Dentro de esta perspectiva, una de las formas más valoradas para la inserción de los estudiantes a una sana convivencia es la colaboración (Aristimuño y Nova, 2015; Martínez, 2018) que puede tomarse como estrategia de enseñanza aprendizaje manteniendo al grupo trabajando en equipo (Bustamante-Pacari, 2017). En este sentido el aprendizaje colaborativo bien conducido facilita la adquisición de habilidades relacionadas al trabajo en conjunto, incide en la interacción, el liderazgo distribuido para asumir roles, el análisis de las situaciones, centrado en el compartir y entendimiento mutuo. Por lo tanto, los docentes deben apuntar a desarrollar el aprendizaje colaborativo para el cambio de las habilidades socio-emocionales (Cassinda et al., 2017) cognitivas, actitudinales, y axiológicas de los estudiantes hacia una convivencia participativa y cooperativa (Estrada et al., 2016).
Con base en lo antes mencionado, se observa con intranquilidad durante el desarrollo de las clases, en la hora de receso y salida que los estudiantes del tercer año de secundaria de la Institución Educativa agropecuario “Santa Cruz” de Pichiu, distrito San Pedro de Chaná, Huari, Ancash. Perú, con frecuencia tienen peleas o agresiones físicas, con sus compañeros de clases ocasionándose lesiones y hasta heridas que no solo marcan su piel sino la parte psicológica, lo que afecta considerablemente al clima escolar, la convivencia saludable, por tanto, el aprendizaje y el desempeño académico repercute de manera negativa tanto dentro y fuera del aula. En ese contexto, la problemática del estudio corresponde a las estrategias de aprendizaje colaborativo, orientadas hacia la promoción de conductas prosociales de autorregulación emocional para la solución de conflictos. Siendo el objetivo determinar el impacto de la aplicación de estrategias de aprendizaje colaborativo en los estilos de solución de conflictos en los estudiantes del tercer año de secundaria.
Metodología
El estudio se muestra bajo un enfoque cuantitativo, de tipo descriptivo, un diseño preexperimental de corte trasversal, de muestra no probabilística intencional representada por 16 estudiantes del tercer año de secundaria de la Institución Educativa agropecuario “Santa Cruz” de Pichiu, 10 chicos y 6 chicas, sin grupo control. A las unidades de estudio se les aplicó un pre test previamente al desarrollo del estímulo para después administrar las estrategias de aprendizaje colaborativo y finalmente aplicar un pos test evaluando el impacto de la misma.
Para la recolección de la información, se les aplicó un pre y post test de Thomas y Kilmann (1978) Conflict Mode Instrument (TKI), el cual fue adaptado por el investigador para adolescentes de secundaria y validado por expertos. Este cuestionario presenta las formas de solución de conflictos que comprende las dimensiones: conciliador, negociador, evitador, colaborador y competitivo, reflejando cuatro opciones de respuestas (En inicio, en proceso, logro previsto y logro destacado). Este instrumento ha sido uno de los más empleados en estudios sobre conductas de los estudiantes en situación de conflicto.
El conciliador, es acomodadizo, persona no asertiva y colaboradora, lo opuesto a la forma competitiva. El negociador, es comprometido, persona con medio rango de asertividad y colaboración. El evitador, no practica de forma activa el alcance de sus propios intereses, ni tampoco el de los demás. Personas no colaboradoras, ni asertivas. El colaborador, es al mismo tiempo asertivo y cooperador, contrario al evitador, por último, el competitivo, personas asertivas y no colaboradoras, personas que buscan sus propias metas a costa del otro (Thomas y Kilmann, 1978 ).
El calculador de la confiabilidad fue el coeficiente Alpha de Cronbach resultando 0, 88. De esta manera, para determinar el impacto de la aplicación de estrategias de aprendizaje colaborativo en los estilos de solución de conflictos en los estudiantes del tercer año de secundaria de la Institución Educativa Agropecuario “Santa Cruz” de Pichiu, distrito San Pedro de Chaná, Huari, Ancash, en el 2018, fue empleada la técnica del estadístico descriptivo para la determinación de la normalidad de Shapiro Wilk, con una distribución normal p>=0.05 de significancia posteriormente se aplicó la estadística inferencial t student.
Resultados
Los resultados estadísticos corresponden a la variable estilos de solución de conflicto en los estudiantes del tercer año de secundaria de la Institución Educativa Agropecuario “Santa Cruz” de Pichiu, al aplicarse el pre test y post test. En el pre test los estudiantes respondieron a 30 preguntas correspondiente a las dimensiones de la variable estilos de solución de conflictos en el cual se muestra que el 69% de los estudiantes están en logro destacado en la dimensión competitivo. El 13% en proceso en la dimensión evitador, el 6% en inicio conciliador, un 6% en proceso negociador y 6% en inicio colaborador. En el post test los estudiantes de tercero de secundaria manifestaron con un 43% logro previsto en colaborador, el 25% logro destacado negociador, el 13% en proceso conciliador, 6% en proceso evitador, finalmente 13% competitivo en logro previsto (Ver tabla 1).
Seguidamente, el porcentaje de estudiantes del sexo femenino según los estilos de solución de conflictos antes de la aplicación del aprendizaje colaborativo fue de 38% en el pre test, 13% en la dimensión competitivo logro previsto, el 6% negociador en proceso, 6% colaborador en inicio, 6% evitador en proceso, y el 6% conciliador en inicio. Mientras que en el post test, se presentó una diferencia de un 38% colaborador en logro previsto.
Con respecto, al porcentaje de estudiantes del sexo masculino según los estilos de solución de conflictos antes de la intervención del aprendizaje colaborativo fue de 62%, en el pre test, 6% dimensión evitador en proceso, 56% en competitivo en logro previsto. No obstante, en el post test, se refleja una diferencia de 25% en la dimensión negociador en logro destacado, 13% competitivo en logro previsto, 13% conciliador en proceso, 6% evitador en proceso y 6% colaborador en logro previsto.
En la comparación de las puntuaciones promedio sobre los estilos de solución de conflictos en los estudiantes del tercero de Secundaria, se reflejó superioridad del promedio en el pos test (14,06) respecto al promedio del pre test (9,50), diferencia justificada mediante la Prueba T - Student tc (calculada) = -4.351 es menor que el valor teórico = tt (tabular)= 1,753, para un nivel de significancia de (α= 0,05). Esto significa que la aplicación del aprendizaje colaborativo generó suficiente evidencia para señalar el impacto en los estilos de solución de conflictos en los estudiantes del tercer año de secundaria de la Institución Educativa Agropecuario “Santa Cruz” de Pichiu, Distrito San Pedro de Chaná, Huari, Ancash, 2018, con el nivel de confianza del 95%. (Ver tabla 2).
Discusión
Al realizar el análisis de los datos antes de realizar la aplicación de las estrategias de aprendizaje colaborativo se tiene un contexto lleno de conflictos escolares que afecta considerablemente el clima y la convivencia escolar. Los resultados del pre test indica que los estilos de solución de conflictos adoptados por los estudiantes es el 69% en logro destacado dimensión competitiva, que para esta dimensión corresponde a personas asertivas y no colaboradoras, personas que buscan sus propias metas a costa de otros (Thomas y Kilmann, 1978). Seguidamente el 13% en proceso en la dimensión evitador, el 6% en inicio conciliador, un 6% en proceso negociador y 6% en inicio colaborador. Estos resultados corroboran que mientras se mantenga el estilo competitivo y evitador propio de las personas que no práctica de forma activa el alcance de sus propios intereses ni tampoco la de los demás. Son individuos no colaboradores, ni asertivos (Thomas y Kilmann (1978), se mantendrán los conflictos, rompiendo las bases de socialización primaria (Aristimuño y Nova, 2015) y se hacen ver como parte de lo cotidiano, del compartir, de la supervivencia ante la lucha (Carreño-Bustamante, 2014), porque es una posible reacción al conflicto mediante la exposición de comportamientos violentos resultado de un proceso aprendido (Parra-Cabrera y Jiménez-Bautista, 2016).
En este sentido, cabe destacar que el 6% de los estudiantes se encuentran en inicio conciliador, un 6% en proceso negociador y 6% en inicio colaborador. A pesar de que el porcentaje es bajo en los estilos antes mencionado, igual se muestra la carencia de habilidades para resolver y mitigar los conflictos (Calderón, 2011; Martínez, 2018). Al carecer de mediación, negociación y colaboración no existe consenso, la comunicación se dificulta y se vulneran los derechos de los actores involucrados, que, de no atenderse se convierte en una situación normal que a la larga produce momentos perjudiciales, es por ello que los estudiantes están llamados a crear climas de construcción colectiva de ambientes armónicos en los venideros años (Castellano et al., 2017).
Por ello, que el docente debe valerse de estrategias para solucionar los conflictos escolares y fortalecer los estilos de solución de conflictos en los estudiantes. Las estrategias de aprendizaje colaborativo son fundamentales para fortalecer las competencias socioemocionales y cognitivas, tienen sus principales bases en el área psicológica y educativa (Strijbos y Fischer, 2007; Cañabate et al., 2014) la cual está asociada al trabajo en grupo, donde el proceso es colectivo, cada estudiante participa en la realización de las actividades y funciones escolares de manera espontánea e interactiva, propio de los aprendizajes activos (Guerra-Santana et al., 2019), situación que debe aprovecharse para el control y eliminación de la violencia en la vida escolar (Bernal y Saker, 2013).
En el post test los estudiantes de tercero de secundaria manifestaron con un 43% logro previsto en colaborador, el 25% logro destacado negociador, el 13% en proceso conciliador, 6% en proceso evitador, finalmente 13% competitivo en logro previsto. Se evidencia un cambio sustancial en los estilos de solución de conflicto una vez aplicado el aprendizaje colaborativo, gracias a propuestas innovadoras que contribuyen al proceso de enseñanza aprendizaje, beneficiando el clima áulico, la pertenencia al grupo, la cooperación, respeto, cohesión y empatía entre los educandos (Pegalajar-Palomino, 2018).
Por otro lado, los resultados de la investigación reflejan diferencias en los estilos de solución de conflicto, en el post test en particular al estilo colaborador. Por su parte, las chicas superan con un 38% logro previsto a los chicos, con un 6% de logro previsto, dato contrario a la investigación realizada por Camps-Bansel et al. (2019) que apuntan que los chicos presentan puntajes más alto al estilo colaborador en comparación con las chicas.
Observándose en los chicos en el pretest, que el 56% en estilo competitivo en logro previsto, alcanzó cambios luego de la aplicación de estrategias de aprendizaje colaborativo de 25% en la dimensión negociador en logro destacado, 13% competitivo en logro previsto, 13% conciliador en proceso, 6% evitador en proceso y 6% colaborador en logro previsto. Diferencias que permiten inferir el impacto de la aplicación de estrategias de aprendizaje colaborativo en los estilos de solución de conflictos en los estudiantes del tercer año de secundaria de la Institución Educativa Agropecuario “Santa Cruz” de Pichiu.
Así mismo, las puntuaciones promedio sobre los estilos de solución de conflictos en los estudiantes del tercero de Secundaria, reflejó superioridad del promedio en el pos test (14,06) respecto al promedio del pre test (9,50), diferencia justificada mediante la prueba t - student tc (calculada) = -4.351 es menor que el valor teórico = tt (tabular)= 1,753. Estos resultados son positivos para el ámbito escolar, se comprueba que la aplicación del aprendizaje colaborativo potencia el trabajo en equipo, la construcción propia del aprendizaje, la adquisición de habilidades personales con ayuda del colectivo, conjugando sus capacidades cognitivas, sociales, emocionales y morales (Imaz, 2015). Estas estrategias de aprendizaje colaborativo dentro de su metodología buscan formar de manera práctica y real para la vida, en un marco de convivencia centrado en el respeto recíproco y en la solución de conflictos de forma pacífica (Pegalajar Palomino, 2018).
Conclusiones
En los últimos años se ha observado los cambios que se han realizado dentro del proceso de educación secundaria, sobre la apuesta hacia la renovación metodológica para dar respuestas a problemas tanto académicos, sociales y emocionales en los estudiantes, los cuales están encaminados al desarrollo de su formación integral. El empleo del aprendizaje colaborativo apunta a favorecer un espacio de interacción con sus compañeros y profesores asumiendo competencias individuales (sentimientos, emociones, la autocrítica) que repercuten al colectivo (habilidad de trabajar en grupo, expresión social y moral).
El aprendizaje colaborativo en la investigación permitió mejorar las relaciones entre los estudiantes del tercer año de secundaria, así mismo fomentar los estilos de solución de conflictos donde imperaba el estilo competitivo que corresponde a personas asertivas y no colaboradoras, personas que buscan sus propias metas a costa de otros y estilo evitador no practica de forma activa el alcance de sus propios intereses ni tampoco el de los demás, personas no colaboradoras, ni asertivas, que afectaban considerablemente al clima escolar, la convivencia saludable tanto dentro y fuera del aula.
Con la aplicación de las estrategias de aprendizaje colaborativo, se dieron cambios que marcaron la diferencia a estilos como el negociador, el conciliador y el colaborador. Mientras que el estilo competitivo en los chicos disminuyó, en las chicas el estilo colaborador aumentó. Resultados que han impactado positivamente el ámbito escolar que demuestra que la aplicación de estrategias de aprendizaje colaborativo permite no solo resolver conflictos sino también fomentar estilos de solución de conflictos que ayudan al cese de enfrentamientos violentos y la puesta en riesgo de acuerdos por puntos de vistas diversos.