Introducción
Los seres humanos son gregarios por naturaleza debido a que pasan mucho tiempo relacionándose con los demás, lo cual promueve su bienestar personal, especialmente durante la adolescencia, pues, es en esta etapa donde experimentan cambios de actitud y de conducta (Betina y Contini, 2011; Contini, 2015). En ese sentido, necesitan desarrollar aquellas habilidades que les permitan interactuar eficazmente con los demás, las cuales se denominan habilidades sociales. De acuerdo a Sartori y López (2016) es necesario que las personas desarrollen dichas habilidades para que puedan comprender a los demás, controlen sus emociones y sentimientos, y tomen decisiones en situaciones de presión por parte de sus compañeros, y fomenten así las interacciones que se generen en diversos contextos y las demandas que la vida les plantee.
Las habilidades sociales fueron analizadas por la Psicología Positiva, siendo definida posteriormente por Caballo (1998) como aquel comportamiento que manifiestan las personas frente a los demás, donde expresan sus emociones, sentimientos, deseos, puntos de vista o derechos de forma pertinente a la situación, respetando y valorando el mencionado comportamiento en los demás, lo cual promueve la resolución de divergencias y conflictos que puedan generarse, disminuyendo la probabilidad de que vuelvan a ocurrir. Del mismo modo, una definición bastante clara es la que realizó Del Prette y Del Prette (2008), quienes señalan que las habilidades sociales son conductas sociales que están disponibles en el repertorio de las personas y fomentan su competencia social, optimizando la interrelación que ella establezca con otros. Por otra parte, Betancourth et al. (2017) señala que “
” (p.133). Sabiendo que la adolescencia es un periodo donde las relaciones interpersonales se amplían como característica importante de su desarrollo psicosocial, “las habilidades sociales son repertorios de comportamientos que los seres humanos utilizan para enfrentar diferentes situaciones de su vida, así como para establecer relaciones interpersonales de calidad
” (Ministerio de Salud, 2007, p.36). En ese sentido, el ambiente escolar puede ser potencialmente favorable para el desarrollo de un repertorio habilidoso en los estudiantes ya que en este contexto experimentan una integración social con sus compañeros, pudiendo desarrollar o afinar nuevas habilidades (Días et al., 2019). Ahora bien, algunos estudios que resaltan la necesidad de desarrollar las habilidades sociales han trascendido, dándole un giro al paradigma educativo tradicional. Por ejemplo, Delors (1996) estableció como uno de los pilares de la educación el “aprender a convivir juntos”, para lo cual es necesario interrelacionarse adecuadamente con sus pares, respetando sus derechos y haciendo respetar los propios. Asimismo, Gardner (1983), quien identificó como una de las 8 inteligencias múltiples la inteligencia interpersonal, la cual nos permite entender a los demás y vivir en armonía.se hace indispensable que ellos desarrollen las habilidades necesarias, a fin de que estas relaciones con los demás tengan resultados óptimos, contribuyendo de esta manera con su desarrollo integral
Del mismo modo, en el Perú existen políticas que promueven su desarrollo desde aristas educativas, tal es el caso de la Ley General de Educación 28044, la cual señala que uno de los objetivos de la educación es:
Formar personas capaces de lograr su realización ética, intelectual, artística, cultural, afectiva, física, espiritual y religiosa, promoviendo la formación y consolidación de su identidad y autoestima y su integración adecuada y crítica a la sociedad para el ejercicio de su ciudadanía en armonía con su entorno, así como el desarrollo de sus capacidades y habilidades para vincular su vida con el mundo del trabajo y para afrontar los incesantes cambios en la sociedad y el conocimiento (p.2).
Lo expuesto implica que es necesario formar holísticamente a los estudiantes, a partir de sus particularidades, y prepararlos para que establezcan relaciones de calidad para un adecuado ejercicio de la ciudadanía, dentro del respeto, solidaridad y asertividad. Finalmente, en el Currículo Nacional de Educación Básica Regular (Ministerio de Educación, 2016) está establecida la competencia “convive y participa democráticamente ” la cual busca que “
(p.104).el estudiante actúe en la sociedad relacionándose con los demás de manera justa y equitativa, reconociendo que todas las personas tienen los mismos derechos y deberes”
Ahora bien, en el Perú y en la región Madre de Dios se realizaron con anterioridad investigaciones en adolescentes, las cuales concluyeron que existen deficiencias en su repertorio de habilidades sociales por lo cual era necesario entrenarlas y desarrollarlas (Estrada y Mamani, 2018 ; Estrada, 2019; Galarza, 2012; Madueño et al., 2020; Ministerio de Salud, 2005). Frente a esta problemática es necesario realizar programas de intervención que busquen entrenar y desarrollar las habilidades sociales de los estudiantes, los cuales según la literatura revisada tienen como resultado un impacto positivo (Betina y Contini, 2011 ; Del Prette y Del Prette, 2013; López y Guaimaro, 2014).
Dichos programas consisten en un conjunto de actividades planificadas que estructuran procesos de aprendizaje, mediados por un docente o especialista, para ampliar la frecuencia y mejorar el desempeño social que los estudiantes presentan, enseñar nuevas habilidades sociales y significativas, y disminuir los comportamientos asociados a la violencia o agresividad (Del Prette y Del Prette, 2010).
En función a lo expuesto, la hipótesis de investigación indica que la aplicación de estrategias psicoeducativas tiene un impacto favorable en el desarrollo de las habilidades sociales de los estudiantes del quinto grado educación secundaria de una institución educativa rural de Mad re de Dios, Perú.
Finalmente, la presente investigación tuvo como objetivo principal determinar el impacto de la aplicación de estrategias psicoeducativas para desarrollar las habilidades sociales de los estudiantes del quinto grado educación secundaria de una institución educativa rural de Madre de Dios, Perú.
Metodología
El enfoque de investigación fue cuantitativo ya que se recolectaron datos para contrastar hipótesis en base a la medición numérica, así como el análisis estadístico para comprobar teorías; el diseño fue experimental porque hubo una manipulación deliberada de la variable habilidades sociales a través de la aplicación de estrategias psicoeducativas y tuvo un tipo de diseño pre-experimental ya que se trabajó con un solo grupo al cual se le aplicó un pretest y un postest (Hernández et al., 2014).
La muestra se halló a través de un muestreo no probabilístico de tipo intencional y fue integrada por 25 estudiantes del quinto grado del nivel de educación secundaria de una institución educativa rural de Madre de Dios, Perú. Del total de estudiantes participantes de la investigación, un mayor porcentaje fueron varones (52%) y el (48%) mujeres, y en cuanto a sus edades, hubo una mayor participación de adolescentes de 16 años (60%), de 17 años (24%) y de 15 años (16%). La técnica utilizada para recoger datos fue la encuesta y el instrumento fue la Lista de Evaluación de Habilidades Sociales, elaborado por el Ministerio de Salud (2005), conformada por 42 ítems estructurados bajo una escala de Likert (nunca, raras veces, a veces, a menudo y siempre), que evalúa 4 factores:
- La asertividad (ítems del 1 al 12), que se refiere a la capacidad de reconocer nuestros derechos y defenderlos, respetando el de los demás.
- La comunicación (ítems del 13 al 21), que implica intercambiar eficazmente ideas y pensamientos entre dos o más personas.
- La autoestima (ítems del 22 al 33), entendida como la valoración que una persona tiene sobre sí misma.
- La toma de decisiones (ítems del 34 al 42), que es una habilidad para selecciona r entre varias alternativas la que nos cause mayor bienestar.
Para determinar sus propiedades psicométricas fueron realizados los procesos de validación y confiabilidad. La validación de contenido fue determinada mediante la técnica de juicio de expertos, para ello se recurrió a 3 reconocidos especialistas en psicología quienes luego de evaluar al instrumento determinaron que tiene validez (V de Aiken= 0,868). Por otro lado, la confiabilidad fue determinada mediante una prueba piloto realizada a 12 estudiantes que no participaron de la investigación, donde se obtuvo un coeficiente Alfa de Cronbach de 0,818 lo cual significa que el instrumento presenta una alta confiabilidad.
La investigación fue realizada en 4 etapas: en la primera etapa se gestionaron las autorizaciones a la institución educativa y a los padres de familia a través de una carta de consentimiento informado, en la segunda etapa se aplicó el pretest, en la tercera etapa se aplicaron las estrategias psicoeducativas durante 5 meses (abril, mayo, junio, julio y agosto) en los cuales se desarrollaron 16 sesiones cuyos tópicos fueron la comunicación, la autoestima, control de la ira, la práctica de valores y la toma de decisiones, y finalmente en la cuarta etapa se aplicó el postest con la finalidad de ver el impacto de la aplicación de las estrategias psicoeducativas. Para analizar los datos se utilizó el software SPSS® versión 22 con el cual se pudo realizar el análisis descriptivo mediante tablas de frecuencia, así como el contraste de hipótesis a través de la prueba paramétrica t de Student ya que el estadístico Shapiro-Wilk (N<30) demostró que la muestra no seguía una distribución. Cabe mencionar que el nivel de significancia fue de 0,05. Finalmente, en cuanto a las consideraciones éticas, la aplicación de las estrategias psicoeducativas y del instrumento estuvo avalado por el comité de ética de la institución educativa donde se realizó la intervención. Asimismo, se contó con el consentimiento informado de los padres de familia y la aceptación de los estudiantes.
Resultados y discusión
Los datos expuestos en la tabla 1 muestran el contraste entre los niveles de desarrollo de las habilidades sociales antes y después de haber aplicado las estrategias psicoeducativas. En ese sentido, antes de la aplicación, el 48% del total de estudiantes presentaban un nivel medio de desarrollo de sus habilidades sociales, el 36% presentaba un nivel bajo y el 16% tenía un nivel alto. Estos resultados indican que la mayoría de los estudiantes se caracterizaban p or tener algunas dificultades para expresar sus sentimientos y emociones, pocas veces consiguen transmitir lo que desean expresar, toman decisiones influenciados por sus pares sin medir las consecuencias que puedan acarrear.
No obstante, los hallazgos encontrados en el postest (tabla 1) indican que el 44% del total de estudiantes tienen un nivel medio de desarrollo de sus habilidades sociales y el 56% presentan un alto nivel de desarrollo. Ello pone de manifiesto que los estudiantes luego de la aplicación de las estrategias psicoeducativas eran capaces de expresar asertivamente sus necesidades frente a los demás, actuaban autónomamente teniendo en cuenta las consecuencias que podrían desencadenar sus acciones y respetaban las decisiones y sentimientos de sus compañeros.
En la tabla 2 podemos observar el contraste de las medias de las puntuaciones totales de la variable habilidades sociales. En esa línea, en el pretest la media era de 132,56 mientras que en el postest la media fue de 161,68 por lo que se puede afirmar que hubo un incremento de las puntuaciones a partir de la aplicación de estrategias psicoeducativas.
En la tabla 3 se puede ver que el p-valor de la prueba t de Student para muestras relacionadas es inferior al nivel de significancia previamente establecido (p=0,000<0,05), lo cual implica rechazar la hipótesis nula y aceptar la hipótesis alterna, la cual señala que existe una diferencia significativa entre las medias del pretest y el postest. Por lo expuesto, se puede afirmar que la aplicación de estrategias psicoeducativas tiene un impacto favorable en el desarrollo de las habilidades sociales de los estudiantes del quinto grado educación secundaria de una institución educativa rural de Madre de Dios, Perú.
En las sociedades actuales el desarrollo de las habilidades sociales en los estudiantes se ha convertido en una necesidad puesto que garantiza una adecuada interacción con los demás, que fomenta una convivencia armoniosa y se convierte en un factor protector en su proceso de desarrollo, por ende, para concretar el objetivo previamente mencionado se aplicó un conjunto de estrategias psicoeducativas enfocadas en el desarrollo de la comunicación y la autoestima, estrategias para el control de la ira, el conocimiento y la práctica de valores, así como estrategias para una correcta toma de decisiones; todas ellas con la finalidad de entrenar y desarrollar las habilidades sociales en los estudiantes y su puesta en práctica en diversos contextos (familiar, escolar, amical, etc.).
Los hallazgos encontrados indican que antes de la aplicación, la media aritmética de las puntuaciones totales de la variable habilidades sociales era de 132,56, lo cual indica que los estudiantes tenían ciertas deficiencias en el desarrollo de sus habilidades sociales, lo cual sería explicado por el bajo nivel sociocultural de sus padres así como la priorización del desarrollo de habilidades cognitivas, dejando de lado el entrenamiento de sus habilidades blandas, sin embargo, tras la aplicación de las estrategias psicoeducativas antes mencionadas, la media aritmética se incrementó, llegando a 161,68, lo cual indica que hubo un incremento notable. Ahora bien, luego se realizó la prueba de hipótesis donde se evidenció que dicha diferencia de medias entre el pretest y el postest era significativa, puesto que el p-valor resultó ser inferior al nivel de significancia planteado previamente (p=0,000<0,05). Ello nos permitió determinar el impacto positivo de las estrategias psicoeducativas en el desarrollo de las habilidades sociales de los estudiantes.
Los resultados expuestos fortalecen el rol que desempeñan los programas de intervención y aplicación de estrategias encaminados a entrenar y desarrollar las habilidades sociales en escolares del nivel de educación primaria y secundaria. En ese entender, los hallazgos a los que llegamos corroboran los resultados de Rosales et al. (2020) quienes aplicaron un programa de desarrollo personal para el desarrollo de habilidades sociales en 636 estudiantes de secundaria del primer, segundo y tercer grado de secundaria, cuyas edades oscilaban entre los 12 y 17 años, llegando a concluir que existe diferencias entre las puntuaciones obtenidas entre el pretest y postest en el desarrollo de habilidades sociales, siendo significativa la aplicación del programa. Del mismo modo, el índice de Cohen indicó que el programa presentó un efecto medio.
De igual manera, los resultados de la presente investigación coindicen con los hallazgos de Rivera et al. (2019) quienes desarrollaron un programa de entrenamiento y desarrollo de las habilidades sociales a 25 estudiantes varones y mujeres del nivel universitario y concluyeron que el programa fue efectivo debido a que, previo a su aplicación, los jóvenes presentaban deficiencias en algunas habilidades sociales y posterior a la aplicación del programa, fueron adquiridas y descubiertas por ellos mismos. Bajo esa premisa, fue posible promover las habilidades sociales mediante un continuo proceso de alfabetización emocional, haciendo posible que las personas sean socialmente competentes y tengan un mayor control emocional. Asimismo, los hallazgos encontrados guardan relación con los resultados reportados por Días et al. (2019) quienes desarrollaron una intervención de entrenamiento de las habilidades sociales en estudiantes del tercer grado de primaria, concluyendo que las actividades ejecutadas crearon cambios favorables en los participantes como es la creación de normas elaboradas por los propios estudiantes para una convivencia armoniosa, la práctica de técnicas de relajación así como la constante práctica de las habilidades sociales que fueron trabajadas durante todo el programa.
Como se puede ver, durante los últimos años se han desarrollado diversas investigaciones con la finalidad de entrenar y desarrollar las habilidades sociales de los estudiantes (niños, púberes, adolescentes y jóvenes) los cuales resultaron ser efectivos ya que se obtuvieron efectos favorables en el incremento de su nivel de competencia social (Del Prette y Del Prette, 2013 ; Betina y Contini, 2011; López y Guaimaro, 2014) no obstante, dichas intervenciones fueron aún más favorecedoras cuando fueron aplicadas en edades tempranas (January et al., 2011) por lo que se colige que es necesario trabajar las habilidades sociales básicas desde la infancia hasta las habilidades sociales avanzadas en los niveles superiores (primaria, secundaria, superior).
Lo expuesto es corroborado y complementado por Velásquez (2015) quien planteó que la forma más efectiva de desarrollar habilidades sociales es mediante el aprendizaje y, por ende, la infancia y la niñez son etapas críticas para su enseñanza, siendo la institución educativa un entorno óptimo para ello, sin obviar que la participación de la familia es de mucha relevancia para poder consolidar los aprendizajes y trasladarlos a diferentes contextos y situaciones.
En esa línea, Schneider et al. (2016) señalan que la adquisición de habilidades sociales es esencial en el proceso de desarrollo de las personas, ya que es una de las condiciones para ser socialmente competentes y puedan afrontar exitosamente los desafíos, adversidades y dificultades propias de la constante interacción (Núñez et al., 2018), sin embargo, sus bajos niveles de desarrollo inciden en la disminución de situaciones negativas que se presentan en el aula, tales como problemas de socialización entre pares, la falta de solidaridad, la violencia y agresividad escolar, comportamiento disruptivos, el aislamiento así como la inseguridad (Betancourth et al., 2017). La presente investigación logró demostrar que la aplicación de estrategias psicopedagógicas tiene un impacto favorable en el desarrollo de las habilidades sociales, por cuanto hubo una mejora significativa. Por ello, se sugiere a los docentes de todos los niveles educativos, principalmente de educación básica, aplicar dichas estrategias para mejorar las relaciones interpersonales que se den en el aula y fuera de ella, así como mejorar el clima escolar puesto que son condiciones básicas para el desarrollo de aprendizajes. De igual manera, se debe priorizar la concreción de políticas educativas nacionales y regionales enfocadas en la enseñanza de habilidades blandas de los estudiantes puesto que son necesarias y se complementan con las habilidades cognit ivas y afectivas, las cuales promueven su desarrollo holístico.
La principal limitación fue que no se pudo trabajar a la par con los padres de familia, puesto que su condición económica los obliga a trabajar durante largas jornadas y ausentarse de sus hogares. Asimismo, debido a las actividades propias de la institución educativa, no se pudo trabajar con más estudiantes por lo que la muestra se redujo a un solo salón.
Conclusiones
Las habilidades sociales son un conjunto de conductas que manifiestan las personas para enfrentarse a diferentes circunstancias que se les presente, así como para interactuar eficazmente con los demás. Además, permite a las personas integrarse y fomentar así un adecuado entorno basado en la expresividad, el respeto y la asertividad, por lo que es responsabilidad de la familia y la institución educativa fomentar su entrenamiento y desarrollo. Los hallazgos encontrados indican que la aplicación de estrategias psicoeducativas enfocadas en la comunicación, la autoestima, el control de la ira, la práctica de valores y la toma de decisiones tuvo un impacto favorable en el desarrollo de las habilidades sociales de los estudiantes del quinto grado educación secundaria de una institución educativa rural de Madre de Dios, Perú, por lo que su práctica resulta necesaria desde la infancia pues además se convierte en un factor protector en su proceso de desarrollo.