INTRODUCCIÓN
La unión de la acuicultura o cultivo de peces y la hidroponía o cultivo de plantas en agua, donde estas se utilizan circulando entre el área de producción de peces y la zona donde crecen las plantas, forman un sistema de producción conocido como acuaponía (Diver, 2010).
La acuaponía implica una disminución del gasto de agua y menor contaminación ambiental en comparación con otros cultivos de vegetales o producción de peces (Affan, Falah, Khuriyati, Nurulfatia, & Dewi, 2013); (Forsthovel, 2009) y (García-Ulloa, 2010) aunque el principal beneficio directo de esta actividad para la especie humana es el aporte de pescado y vegetales que contribuyen a una alimentación saludable (Lara et al., 2014) y (Bhattarai et al., 2013).
Existen informaciones sobre el uso de la acuaponía tanto en países desarrollados como subdesarrollados y en condiciones climáticas diversas (Pentanella, 2010); (Rakocy, Masser, & Losordo, 2006) ; (Sfez, Van Den Hende, Taelman, De Meester, & Dewulf, 2015) y (Wilson, 2009)). La tilapia parece ser una de las especies de peces más utilizados, mientras que la lechuga, el pepino, pimiento, la albahaca junto con otros vegetales conocidos en horticultura son los que más se cultivan en este tipo de sistema (Ako & Baker, 2009).
En la década de los 80 Ecuador inició el cultivo de Tilapia, en las provincias de Guayas, Manabí, Santa Elena, Esmeraldas. Es en Azuay que se encontró información sobre la combinación de hidroponía y acuaponía demostrándose la utilidad de las relaciones simbióticas entre peces, plantas, bacterias, en donde estas últimas convertirían el amoníaco de las heces de los peces en nitratos, fertilizantes naturales que optimiza recursos a la hidroponía más el cultivo de tilapias requiere de alimento balanceado, incrementando los costos de producción (Coronel, 2014).
Este tipo de producción intensiva de alimentos requiere de cuidados especiales para facilitar el rápido crecimiento de peces y vegetales (Danaher, Shultz, Rakocy, & Bailey, 2013) y (Naylor et al., 2009) al tiempo de garantizar la calidad sanitaria de los productos alimenticios para evitar la transmisión de contaminantes a los consumidores. Esto se puede lograr con el cumplimiento de las Buenas Prácticas de Producción o Manufactura (ISO/TC, 2005).
Los aportes que puede realizar la acuaponía
a la alimentación saludable y los requerimientos para su ejecución exitosa con la garantía de la calidad sanitaria de sus productos motivan la realización de este trabajo para identificar el apoyo de la literatura científica a la relación de la acuaponía con la protección sanitaria de alimentos y la alimentación saludable.
Para cumplir este objetivo se realizó una revisión de la literatura publicada hasta el mes de junio del 2015 que incluyeran como palabras claves “aquoponics” en http://www.ncbi. nlm.nih.gov/pubmed y en http://www.bibliotecacochrane; “acuaponía” en www.bvsalud y en www.scielo.org: “food safety” en www. aquaponicsjournal y en www.aquaponicsmagazine.
También fueron seleccionadas publicaciones sobre alimentación saludable e inocuidad de alimentos en la literatura especializada en temas de salud y artículos científicos sobre el sistema acuapónicos en publicaciones dedicadas a la acuaponía.
DESARROLLO
Aunque los informes científicos sobre la importancia de pescado y vegetales en la alimentación saludable son frecuentes en las revistas de tópicos de salud; no se encontraron publicaciones que incluyeran la integración de temas sobre alimentación saludable e inocuidad de los alimentos en las actividades de acuaponía.
Se encontró una publicación sobre características de personas dedicadas a la acuaponía (Love et al., 2014); pero sin indicar informaciones asociadas a la alimentación saludable.
No se encontraron publicaciones que mencionaran la producción de alimentos en acuaponía como fuentes de pescado o vegetales para mejorar el acceso de alimentos de buena calidad a bajo costo y de la alimentación saludable de la población.
Fue posible consultar, sobre inocuidad de alimentos y alimentación saludable, en centenares de publicaciones de decenas de revistas dedicadas a la salud y se seleccionaron las que se consideraron de mayor utilidad. También se encontraron publicaciones sobre acuaponía que igualmente se identifican en las referencias bibliográficas de este artículo.
En el funcionamiento de un sistema acuopónico, donde la mayor parte del agua perdura circulando para facilitar los cultivos de vegetales y la producción de peces, es necesario aplicar medidas que faciliten las concentraciones de sustancias químicas en cantidades suficientes para el metabolismo de ambos, tanto en el aporte de nutrientes como en la disminución de compuestos tóxicos (Wilson, 2008).
Los desechos de los peces que son descompuestos en el metabolismo microbiano para formar sustancias que requieren las plantas, permiten el funcionamiento de la acuaponía debido, fundamentalmente, a la utilización por las plantas de nitratos formados a partir de nitritos que fueron transformados del amoniaco excretado por los peces (Wahap, Estim, Yong, Kian, & Senoo, 2010).
En este ciclo se requiere suficiente cantidad de nitratos para el crecimiento y desarrollo de las plantas, mientras que la concentración de amoniaco debe ser la menor posible en el agua donde viven los peces. Esto puede ser garantizado en las operaciones del sistema a través de la regulación de la cantidad de agua utilizada y/o el equilibrio entre la siembra de peces y la plantación de los vegetales (Jones, 2002).
En el control de las operaciones se deben cumplir medidas sanitarias para evitar contaminaciones y facilitar el crecimiento de peces y vegetales, según la planificación o programa de trabajo, durante los meses de producción del sistema acuopónico (Arita, Hemanchandra, & Leung, 2014) ;(Arita & Leung, 2014) y (Yamamoto & Brock, 2013).
Los agentes contaminantes que se deben evitar en un sistema acuopónico son los que pueden afectar a las plantas, a los peces y a la especie humana. Para la protección de los consumidores de vegetales y del pescado, que puede brindar la acuaponía son útiles, como para cualquier otro tipo de producción de alimentos, las medidas que contemplan las Buenas Prácticas de Producción o Manufactura (Naganandhini, Kennedy, Uyttendaele, & Balachandar, 2015) y (Orisakwe, Mbagwu, Ajaezi, Edet, & Uwana, 2015) definidas como “etapas y procedimientos generales que mantienen bajo control las condiciones operacionales dentro de un establecimiento y permiten las condiciones para la producción de alimentos inocuos.” (Codex Alimentarius, 1999).
Entre las Buenas Prácticas de Producción (BPP) están las que corresponden con:
-Ubicación, diseño, materiales y construcción de las instalaciones
-Control de las operaciones
-Mantenimiento y saneamiento de las instalaciones
-Higiene del personal
-Capacitación
En el diseño y construcción de las instalaciones se debe considerar de forma especial su ubicación, así como el tipo de material que se emplea. Según las BPP, las instalaciones deben facilitar el proceso productivo y evitar contaminaciones de agentes físicos, químicos y biológicos (Codex, 2013).
Los tanques destinados a la producción de peces, el área de cultivo de vegetales, las tuberías para la circulación del agua y los filtros deberán emplazarse y construirse de manera que reduzcan al mínimo las contaminaciones, permitan el mantenimiento y saneamiento correspondiente, faciliten el control de los procesos y eviten las plagas. Tanto las tuberías y conexiones como los tanques no permitirán la pérdida de agua (Avdalov, 2012) y (OMSA, 2008).
Los materiales de los componentes del sistema de acuaponía, especialmente las superficies que contactarán con el agua, no serán tóxicas y evitarán contaminaciones con agentes que puedan afectar la salud de los peces, las plantas o las personas (Castaño et al., 2015). Los plásticos serán del tipo “calidad alimentaria”, con la garantía del productor de que no ocurrirán migraciones de polímeros al agua en cantidades que afecten la inocuidad o causen enfermedades en peces o plantas (FAO y OMS, 2011).
La ubicación del módulo o sistema de acuaponía, que muchas veces es portátil, se debe realizar en lugares que no faciliten las contaminaciones o infestaciones de plagas, no estar expuesta a inundaciones y que permitan un fácil acceso al personal encargado de sus operaciones. Estas instalaciones facilitarán el funcionamiento del sistema, tanto para la alimentación de los peces como para la circulación del agua y soporte de las plantas. El agua que se utilizará en el sistema acuopónico debe proceder de fuentes confiables y ser de calidad y en cantidad suficiente para las actividades planificadas (SENASICA, 2003).
En estas instalaciones debe existir una ventilación e iluminación que permita el cultivo de las plantas y los peces sin facilitar el desarrollo de microorganismos que puedan afectar la calidad de los productos, especialmente por aquellos que pueden realizar la fotosíntesis con disminución de la calidad del agua para los peces (Codex, 2009).
La selección de los peces o plantas que se utilizarán en la acuaponía debe garantizar que no se incorporen al sistema, individuos enfermos o portadores de agentes patógenos que puedan limitar la producción o causar enfermedades en los consumidores (Lennard, 2010).
Los alimentos de los peces requieren ser seleccionados, almacenados y manipulados de forma que eviten la contaminación o crecimiento de agentes causantes de enfermedades, (CFC/FAO/INFOPESCA, 2014), en tanto que la higiene del personal que labora en el sistema observará las prácticas sanitarias requeridas para las operaciones, especialmente en lo referente a la manipulación de los alimentos de los peces (FAO y OMS, 2011), lo cual implica la capacitación permanente respecto a los principios de funcionamiento, protección sanitaria y el significado de la alimentación saludable (Codex, 2013).
La carne de pescado como fuente de proteínas de alta calidad por su composición aminoacídica entre otros nutrientes sin el acompañamiento de grasas asociadas a enfermedades crónicas no transmisibles y vegetales como lechuga, tomate, pepinos, entre otros, por sus aportes de fibra dietética y antioxidantes, además vitaminas y minerales son alimentos propios de la alimentación saludable (Akande et al., 2015).
En estudios sobre hábitos alimentarios asociados al consumo de carne de pescado y vegetales, se plantea con frecuencia que el acceso a estos tipos de productos es limitado a causa de sus precios elevados (Xiao, Su, Ouyang, & Zhang, 2015) y (Murphy, Stettler, Smith, & Reiss, 2014).
Esta limitante era una causa importante para no incluirlos en la dieta y no enseñar a consumirlos a las nuevas generaciones con lo cual se desarrolló una cultura alimentaria donde la carne de pescado y los vegetales no formaban parte de la preferencia de ningún grupo poblacional en muchos países, especialmente entre lo de escasos recursos financieros (Steingrimsdottir et al., 2014) y (Raine, 2014).
La relación entre la dieta mediterránea y las dietas algunos países asiáticos con una menor prevalencia de obesidad y enfermedades cardiovasculares, según (Abdullah, Jones, & Jones, 2015) y (Hartley et al., 2013) constituye una fuerte información científica que estimula la práctica de buenos hábitos alimentarios, especialmente el consumo de carne de pescado y vegetales (Zhao et al., 2015).
El consumo de pescado se ha desestimulado por informes sobre frecuentes contaminaciones químicas con metales pesados y biológicas a causa de la presencia de varios tipos de agentes microbianos (Barone et al., 2015).
También, la preferencia por los vegetales se ha limitado a causa de publicaciones sobre contaminaciones por plaguicidas y agentes biológicos originados en malas prácticas de producción (Wolfenden et al., 2012) y (Gil et al., 2013).
La respuesta a estas afirmaciones que promocionan o desestimulan el consumo de carne de pescado y vegetales se puede encontrar en la producción acuopónico debido a sus posibilidades para evitar contaminaciones y beneficiar la alimentación saludable (Ravensbergen, Waterlander, Kroeze, & Steenhuis, 2015).
Los actuales niveles de producción de sistemas acuapónicos parecen corresponderse con el poco conocimiento en la población respecto a sus beneficios. Esto coincide con propuestas insuficientes de campañas educativas que tengan como propósito mejorar los hábitos alimentarios de la población (Rhea et al., 2012); (Rogers, 2012) y (Sproesser, Kohlbrenner, Schupp, & Renner, 2015).
La falta de informaciones científicas que se observó en la búsqueda de publicaciones con visiones integradoras sobre acuaponía y alimentación saludable hacen suponer que una parte de los productores de alimentos acuapónicos, nutriólogos, epidemiólogos, higienistas, educadores, promotores de salud y otros profesionales no disponen de fuentes de información suficiente para promover el uso de estos sistemas.
En contraste con esta suposición se puede citar los resultados de otras investigaciones (Arita, Naomasa, & Leung, 2012) y (Tokunaga, Tamaru, Ako, & Leung, 2015) que apoyan el uso de la acuaponía para abastecer mercados locales, por lo que se puede afirmar que a nivel familiar o comunitario es posible integrar la producción de peces y vegetales con costos no elevados.
En muchas viviendas, escuelas y comunidades se pueden encontrar espacios para desarrollar este tipo de producción de alimentos saludables por ser de costos más bajos, mejor acceso a los materiales para construir las instalaciones y mayor seguridad de la calidad sanitaria, entre otras ventajas (Haughton & Stang, 2012).
Un mayor uso de los conocimientos disponibles sobre la acuaponía y más investigaciones son necesarios para comunicar mejor a la población sobre esta alternativa, como una de las soluciones que contribuyan a mejorar la alimentación saludable en la población
CONCLUSIONES
En necesario identificar el costo beneficio de este tipo de cultivos, puesto que su implementación a gran escala garantizaría la accesibilidad de la seguridad alimentaria de la población en riesgo.
Las determinantes sociales de la salud deben ser intervenidas, esta es una oportunidad de hacerlo y contribuir de esta manera a la disminución de las desigualdades socioeconómicas que afectan a la población.
Se deben aumentar las investigaciones y publicaciones científicas sobre la acuaponía para establecer un flujo de información sólida que oriente a la población sobre otras alternativas de fuente de alimentos inocuos y nutritivos, contribuyendo en la decisión de optar por una alimentación saludable que a nivel de la salud pública permitiría disminuir los riesgos de adquirir enfermedades infecciosas transmisibles y crónicas no transmisibles.