Forma sugerida de citar:
López, R. (2018). Propuesta de internacionalización desde las estrategias didácticas universitarias. Alteridad, 13(2), 239-250. https://doi.org/10.17163/alt.v13n2.2018.07.
1. Introducción
Indudablemente, el avance de la tecnología hace que las fronteras entre los países disminuyan, permitiendo así un intercambio constante de información entre los habitantes del planeta de una manera más ágil, evidenciando así la globalización de la que somos parte y los cambios que experimentamos como miembros de ella. Pues bien, la educación no es ajena a esta transformación. De hecho, “la educación superior tiene retos trascendentales en el actual mundo globalizado” (León, 2004, p. 345), para González (2007) “son precisamente las instituciones de educación superior uno de los ámbitos principales en los cuales se genera, se difunde y se transfiere el conocimiento” (p. 1).
Es en este sentido que el visualizar una formación académica como algo limitado al contexto de la realidad inmediata, es negar la trascendencia de la sociedad globalizada de nuestros días. Así las cosas, las nuevas generaciones de profesionales, se encuentran con la exigencia de una formación más amplia y acorde con las demandas de la actualidad, las cuales no se limitan al contexto local sino que toman en cuenta tendencias y valores alrededor del mundo; de ahí, la internacionalización de la educación superior.
La internacionalización puede ser abordada desde perspectivas muy amplias, para Sittenfeld y Muñoz (2012), desde la internacionalización “se rescatan las múltiples formas de intercambio y las oportunidades que promueven y propician las universidades del mundo para compartir” (p. 2).
Pero para hablar de este concepto, es importante tener en cuenta que la internacionalización puede abordarse desde tantas otras perspectivas, inclusive dentro del aula, incorporándola como parte de las estrategias didácticas que desarrollan los docentes, acercando así el estudiantado al resto del mundo. Precisamente, según Knight (2004) una de las perspectivas de la internacionalización adoptada por muchos tiene que ver con la inclusión de una dimensión internacional, intercultural y/o global en el currículo y el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Pues bien, el propósito de este trabajo es dar a conocer algunas maneras de integrar la internacionalización en las estrategias didácticas en las clases universitarias por medio de actividades que no impliquen la movilización de estudiantes a otros países pero que sí permita el acercamiento a otras naciones y culturas, fomentando la tolerancia y la destrucción de estereotipos desde las aulas para llevar la visión global hasta no unos pocos, sino, todos los discentes universitarios.
2. Fundamentación teórica
2.1. Definición de la internacionalización
Según la Asociación Internacional de Universidades (2012), la internacionalización es un proceso evolutivo que cambia de acuerdo con el contexto social actual y es, precisamente, la globalización, el factor contextual más importante que rige el proceso de internacionalización hoy día, ya que se caracteriza por la interdependencia entre las naciones y se manifiesta en las esferas culturales, políticas, económicas, sociales y de conocimiento. Así también, apunta dicha asociación, se encuentran la acelerada movilidad de personas, bienes y servicios así como el uso de tecnologías de información y comunicación.
De acuerdo con la definición proporcionada por el Diccionario de la Real Academia Española, internacional es perteneciente o relativo o dos o más naciones, o perteneciente o relativo a países distintos del propio. Por lo tanto, la internacionalización puede aplicarse a distintas esferas: empresas, leyes, arte o educación, por citar algunos; en este caso, se enfocará en la internacionalización de la educación superior desde el trabajo en las aulas, pues “una mirada integradora de la internacionalización incluye otras estrategias que se pueden incorporar al currículo y que no implican necesariamente la movilidad entre países”. (Trigos, 2016, p. 13).
2.2 Internacionalización de la educación superior
Según Theodoridis (2015), en tiempos de crecientes cambios tecnológicos y tendencias intensas de globalización, sería innatural no perseguir cambios en la educación superior. No obstante, la internacionalización en el quehacer universitario no es algo resultante de la realidad de nuestros días. Para Cantu (2013) una de las primeras visiones de la educación internacional se da con el Premio Nobel de la Paz Rabindranath Tagore (1861-1941), para quien era justamente por medio de esta que se hacía posible desarrollar la mutua comprensión entre pueblos y culturas. Esta autora comenta que la internacionalización se da como un esfuerzo por crear competencias globales en respuesta a la diversidad y el multiculturalismo.
De acuerdo con la definición de Knight, 2006, proporcionada en Zolfaghari, Sabran y Zolfaghari (2009), la internacionalización de la educación superior es el proceso de integrar una dimensión internacional e intercultural en la docencia, la investigación y el servicio de una institución, se requiere que sea un proceso dinámico y no actividades aisladas. (p. 2). Es decir, se emplea con el fin de mejorar todos los elementos que constituyen una universidad.
No obstante, vale tener presente que la globalización y la internacionalización se relacionan mas no quieren decir lo mismo ya que:
La internacionalización de la educación superior puede ser definida como un eje transversal de política institucional, desde el que se generan proyectos y estrategias cuya articulación programática y de gestión se dirige a contribuir con una mejor visualización de lo que, en el presente, constituye el proyecto de desarrollo académico en la educación superior (Muñoz, 2005, p.17).
O sea, la internacionalización adquiere valor a partir de la globalización pero no van en líneas paralelas necesariamente, sino, más bien, la internacionalización funciona como un componente transversal dentro de la educación, con el fin de responder a las demandas de la sociedad globalizada de nuestros tiempos.
Sin duda, este proceso de internacionalización es conocido para las casas de enseñanza universitarias, existen diversas instancias en las Instituciones de Educación Superior (IES) que generan políticas en torno a la internacionalización en todas sus áreas sustantivas que permiten el desarrollo de convenios de cooperación, los que a su vez, promueven la formación de redes académicas (Moctezuma y Navarro, 2011).
Específicamente, en el ámbito de la docencia, esto contribuye al propósito de la universidad de formar profesionales con la capacidad de “atender los cambios a los que están expuestos en el ámbito regional e internacional” (Aguilar y Riveros, 2015, p. 100). Entonces, la internacionalización puede emplearse con el fin de mejorar los procesos didácticos, incluyendo así al ámbito educativo en las nuevas exigencias de la sociedad moderna.
Son distintos los motivos que justifican la internacionalización para el mejoramiento en las IES. Según Guido y Guzmán (2012), entre estas razones destacan las políticas, económicas, académicas y las culturales y sociales. En cuanto a razones políticas, Guido y Guzmán (2012) apuntan al rol del país en el mundo, “donde la educación superior desempeña un papel importante en el posicionamiento mundial del país” (p. 6). Es desde esta perspectiva que las becas ofrecidas a estudiantes son consideradas como una “inversión política” ya que se invierte en su formación y mejoramiento académico, lo que a su vez enriquece la institución al regresar el estudiantado becado con un mayor conocimiento de otras culturas así como una mayor empatía hacia el país que les acogió. Esto, sin menospreciar el país de origen ni otorgar una posición de privilegio al país anfitrión sino más bien desarrollando una atmósfera de tolerancia entre distintas naciones y culturas.
Por otra parte, existen las razones económicas. La internacionalización en las universidades puede significar beneficios económicos si se reciben estudiantes de países extranjeros que financien su matrícula, dicha generación económica permite que se inyecte capital a otros proyectos importantes. Asimismo, las razones académicas “que se refieren a la consecución de estándares académicos internacionales para la docencia, la investigación y la acción social, que además son importantes en los procesos de acreditación y reconocimiento nacional e internacional” (Guido y Guzmán, 2012, p. 6) constituyen una de las más importantes, al tratar de incluir estrategias que fortalezcan el proceso de enseñanza y aprendizaje a través de un componente que aumente la calidad de la educación.
Finalmente, los motivos culturales y sociales tienen que ver con el respeto y aprecio por la cultura propia así como para con las culturas e idiomas extranjeros. De hecho, uno de los puntos que constituye mayor cuidado al proponer la internacionalización como eje transversal de un currículo, es que en el deseo de comprender nuevos idiomas y valores, no se descuiden los valores propios ni la cultura nacional sino, más bien, fortalecerlos y proyectarlos así ante los demás países del mundo. Al respecto, Qiang (2003) apunta como elemento clave la noción entre identidades nacionales y culturales, esto es que la historia única de un país, su cultura indígena, recursos y prioridades moldean su respuesta y relaciones con otros países, por lo cual, prosigue Quiang, la cultura e identidad nacional son elementos clave en la internacionalización de la educación superior.
Trigos (2016) hace referencia a las cuatro perspectivas de la internacionalización sobre educación superior expuestas en Qiang (2003): la perspectiva de la actividad, la de competencias, la del ethos y la del proceso. La primera consiste en el intercambio estudiantil y docente y el recibimiento de estudiantes internacionales, es la más popular. La segunda, como su nombre lo indica, insta el desarrollo de competencias en el cuerpo de egresados para que cuenten con conocimientos, habilidades, actitudes y valores para que sean diestros en dinámicas internacionales e interculturales.
Por otra parte, la perspectiva del ethos tiene como énfasis la instauración de una cultura de apoyo a iniciativas internacionales e interculturales. Como afirma Trigos: “Este enfoque implica considerar la internacionalización mucho más allá de la movilidad o del uso del inglés como segunda lengua para generar un cambio en las prácticas culturales institucionales” (2016, p. 8). Finalmente, la perspectiva del proceso, “tiene énfasis en la integración de la dimensión internacional en la enseñanza, la investigación y el servicio a través de la combinación de diferentes actividades, políticas y procedimientos que forman parte de un proceso” (Trigos, 2016, p. 8).
Específicamente, esta propuesta didáctica se inclina más hacia una perspectiva de las competencias. Lo anterior, mediante la implementación de metodologías que favorezcan el tratamiento de los temas desde esta perspectiva más global y a la vez tolerante, para formar un profesional más acorde a las demandas actuales. Entiéndase competencias como la “combinación de destrezas, conocimientos, aptitudes y actitudes, y a la inclusión de la disposición para aprender además del saber cómo” tal como lo define la Dirección General de Educación y Cultura de la Comisión Europea (2004) citada por García (2011, p. 4). Así también, se pretende que mediante las prácticas propuestas, el profesorado mejore a través de la incorporación de elementos internacionales que no emplee actualmente en sus clases y que sistematice aquellos que sí, lo que contribuirá a la transformación del objeto de estudio de las carreras en sus distintos espacios. Lo propuesto en estas líneas es una visión de la internacionalización desde el trabajo áulico diario pero que podría materializarse en otros proyectos en el futuro.
2.3. Estrategias didácticas
La docencia universitaria se encuentra viviendo un proceso de transformación constante, sobre todo a partir de la entrada en este nuevo milenio, los cambios deben ser contemplados en el quehacer del docente universitario pues son de gran importancia al ser producto de la dinámica de la realidad social en la que se encuentra inmerso. Desde esta perspectiva, se deben contemplar nuevas visiones de mundo, el avance de la tecnología, por ejemplo, hace que la generación de conocimiento que se produce desde las universidades, tenga que darse a un ritmo más acelerado, conforme a la aparición de nuevos avances tecnológicos así como otra serie de retos en los distintos ámbitos de la academia, todos diversos entre sí pero complementarios. En una línea similar, habla Ferreiro (2006) al referirse a los estudiantes de las nuevas generaciones, específicamente la generación N, también conocidos como la generación milenio o digital, la cual representa a las personas nacidas a partir de la década de los 80, que se encuentran influenciadas por el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) en su proceso de crecimiento y formación. Sus características tienen peculiares implicaciones pedagógicas en tanto que “es imposible mantenerlos atentos en un salón de clase tradicional, con un maestro sentado exponiendo un contenido que pueden perfectamente consultar en internet” (Ferreiro, 2006, p. 78). Bajo este marco, se desprenden las estrategias didácticas que correspondan a tal transformación.
De la Torre y Violant (2013) definen la estrategia didáctica como un concepto dinámico, como un “procedimiento adaptativo o conjunto de ellos por el que organizamos secuenciadamente la acción para lograr el propósito o meta deseado” (p. 6). Tal proceso es dinámico en tanto que admite cambios y se adapta a los diversos contextos, las estrategias didácticas son flexibles, “nos acompañan siempre haciendo de puente entre metas o intenciones y acciones para conseguirlos” (de la Torre y Violant, 2013, p. 6), de allí la importancia de su buen planeamiento.
Asimismo, para Tobón (2006) representan un conjunto de técnicas y actividades que facilitan el alcance de una meta de aprendizaje; pues, las estrategias didácticas son de gran importancia en la persecución de objetivos en el aula debido a que por medio de estrategias bien pensadas se contribuye a que el estudiantado tenga resultados exitosos en su aprendizaje.
Al respecto, Delgado y Solano (2009), destacan que una estrategia didáctica se encuentra compuesta por: docente, alumnado, contenido y contexto de aprendizaje. Es necesario tomar en cuenta todos estos elementos a la hora de planear una determinada estrategia y no perder de vista que “estos componentes son liderados por un objetivo académico planteado cuidadosamente tomando en cuenta esta distinción” (López, 2012, p. 6), cada actividad, técnica y estrategia debe tener un objetivo académico claro.
Específicamente, en la enseñanza universitaria:
Es fundamental la preparación y el desarrollo de líderes educativos, no solo a través de programas para suministrar conocimientos y habilidades que permitan funcionar efectiva y eficientemente sino proveer visión, actitudes y perspectivas que brinden una sólida base para transformar la práctica cotidiana (Prieto, 2007, p.11).
Es en este sentido que las estrategias didácticas bien elaboradas a nivel universitario particularmente, cumplen una función vital, ya que “la tarea docente universitaria es tan compleja que exige al profesor el dominio de unas estrategias pedagógicas que faciliten su situación didáctica” (Sánchez, s.f, p. 1). Además, “los estudiantes universitarios de todo el mundo demandan de sus profesores una formación pedagógica que les permita orientar y conducir de la mejor manera la enseñanza” (Mata, 1999, p. 160), por lo que la creación de estrategias didácticas cumplen funciones que van en persecución de una formación integral, que incluyan aspectos conforme el cambio de los tiempos, para una enseñanza innovadora, en tanto “La innovación se empieza a considerar ligada no sólo a los procesos de aprendizaje de los alumnos sino también a los procesos de desarrollo personal y profesional de los profesores” (García-Varcárcel, 2003, p. 42).
3. Propuesta
3.1. La incorporación de la internacionalización en las estrategias didácticas universitarias
Esta incorporación se da mediante actividades con algún componente internacional; en este sentido, la internacionalización se visualiza más allá del hecho aislado del intercambio de algunos discentes y docentes, pues si bien, este es un esfuerzo importante, se limita a un número restringido de individuos. Por medio de la internacionalización en las estrategias didácticas, se pretende alcanzar un mayor número de personas, independientemente de su condición económica, generando así un impacto mayor. Para esto, el profesorado no debe cumplir con ningún requisito en particular pues todo docente puede desarrollarlo, cualquiera que sea su área; más bien, se propone un proceso de auto-reflexión compuesto por tres fases: diagnóstico, planeamiento y evaluación.
Con este panorama, Trigos (2016) menciona que “la internacionalización como estrategia de enseñanza y aprendizaje no se trata de una actividad aislada sino de un conjunto de estrategias para fomentar la comprensión internacional y local, así como el desarrollo de competencias interculturales” (p. 15) y, precisamente, ese es el objetivo; aunado a esto, Fernández (2004) apunta que “La participación en los procesos de enseñanza-aprendizaje necesitan que tengamos en cuenta algunas cuestiones como la cultura, generadora de formas de conocimiento” (p. 1) y no solamente la cultura en la cual nuestra sociedad está inmersa sino las culturas ajenas a la propia.
En este sentido, las TIC cumplen un papel vital ya que si se emplean los recursos que vienen de las TIC, no hace falta necesariamente de la creación de convenios o reformas de leyes institucionales para incluir la internacionalidad desde las aulas ya que las TIC “como efecto trasversal están contribuyendo a la internacionalización de la educación, permitiendo acortar las distancias, expandir la educación más allá de las fronteras y la educación en red y viabilizar nuevas prácticas pedagógicas” (Siufi, 2009, p. 138). Por lo tanto, el aporte que se puede obtener desde las tecnologías es sumamente valioso para estos propósitos.
A continuación, las fases de auto-reflexión para incorporar la internacionalización en casa:
3.1.1. Diagnóstico
Una evaluación diagnóstica debería iniciar por el docente, sobre su propio conocimiento no solamente de su materia sino sobre los métodos para llevarla a sus pupilos y los valores o temas transversales a incluirse en un currículo. Si a como afirman Avolio de Cols e Iacolutti (2006, p. 137), el propósito de la evaluación diagnóstica es “la obtención de información sobre la situación de partida de los sujetos, en cuanto a saberes y capacidades que se consideran necesarios para iniciar con éxito nuevos procesos de aprendizaje”, parece óptimo aplicar este razonamiento al profesorado de modo que analice cuáles saberes y capacidades le ayudarán a iniciar en su proceso de inclusión de la internacionalización desde el quehacer dentro del aula.
Entonces, el presente diagnóstico se propone como una etapa de autoevaluación docente sobre su conocimiento en la materia de internacionalización en el currículo como eje transversal. Se apunta como eje transversal en el sentido en el que no se tratará de manera explícita en sus lecciones, ni modificará el objetivo perseguido en su materia sino, más bien, lo ampliará con miras de lo que sucede en otros ámbitos culturales.
Un diagnóstico puede o no tomar mucho tiempo pues puede implicar un replanteamiento del conocimiento; empero, el tiempo de esta reflexión será de gran provecho en el fin deseado. Bien apunta Rodríguez (2009) que “a los docentes universitarios se les plantea el reto de convertirse en investigadores de su propia tarea docente” (p. 3) y esto requiere una actualización de su conocimiento y reflexión sobre sus prácticas según las demandas sociales y tecnológicas.
En lo que se refiere a internacionalización, Mestenhauser (2000) menciona que la literatura existente pareciera contestar preguntas entorno a qué programas o proyectos internacionales tienen las universidades mientras que la pregunta debería dirigirse a si se educa al estudiantado para enfrentar los retos del siglo XXI y es en esta dirección en que debería ir esta autoevaluación diagnóstica.
3.1.2. Planeamiento y ejecución
En este caso específico se detallan distintas actividades que pueden formar parte de las estrategias didácticas de cursos universitarios con el componente de internacionalización. No se trata de impartir clases magistrales en las que se hable sobre la internacionalización, sino que esta se aborde como un eje transversal para la consecución de objetivos de clase, curso y carrera. De modo que la transversalidad se refiere a “una estrategia curricular mediante la cual algunos ejes o temas considerados prioritarios en la formación de nuestros estudiantes, permean todo el currículo, es decir, están presentes en todos los programas, proyectos, actividades y planes de estudio” (Velásquez, 2009, p. 36). Precisamente, eso es lo que se propone en este trabajo, que la internacionalización sea concebida como tema de interés y por lo tanto se permee en todos los cursos universitarios independientemente de su área del saber, lo anterior, de cara a los futuros retos profesionales. En todo caso, afirma Rodríguez (2014) que “La institución universitaria ha sido y será inherentemente internacional; por consiguiente, en cada etapa y proceso académico, la internacionalización será transversal” (p. 149).
En primera instancia, es importante que este componente se visualice desde el planteamiento de los objetivos de clase. Rodríguez (2009) apunta que este objetivo debe clarificar lo que el docente quiere que ocurra en el aula y “se considera que esta fase de planeación didáctica es fundamental para el resto de las acciones por emprender” (Rodríguez, 2009, p. 6). Claramente, al ser la estrategia didáctica un conjunto de pasos a seguir para alcanzar un objetivo, el planeamiento se vuelve vital.
Por supuesto, en los cursos de lengua extranjera, es mucho más común desarrollar estrategias que incluyan un componente internacional, iniciando por el enseñar una lengua de un país foráneo, lo cual implica el conocimiento de otros bagajes culturales. En estos casos el reto consiste en que el docente aplique actividades distintas a las que emplea usualmente.
Particularmente el rol de las tecnologías es vital en este sentido, “no podemos dejar de mencionar la importancia de las tecnologías de la información y la comunicación como recursos complementarios y de apoyo para la puesta en marcha de una didáctica para la educación superior” (Moreno, 2011, p. 43), de la mano de la tecnología se pueden alcanzar distintos sitios del mundo sin necesidad de salir de casa, los avances tecnológicos se convierten en recursos muy valiosos para internacionalizar las estrategias didácticas; de hecho:
Una de las estrategias que se ha modificado en los últimos años por el incremento del uso de las tecnologías en información y comunicación es la movilidad, que ha pasado de ser mayoritariamente presencial a modalidades virtuales, o “internacionalización en casa (Verdejo y Valdés, 2016, p. 24)
3.1.2.1. Actividades con componente internacional
A continuación se detallan algunas actividades que podrían incorporarse a las estrategias didácticas, como una manera de llevar a cabo esa “internacionalización en casa” a la que hacen referencia Verdejo y Valdés (2106):
Utilización de material didáctico en otros idiomas, de acuerdo con el nivel de los estudiantes.
Exposición y análisis de documentales extranjeros.
Intercambio con estudiantes extranjeros que sean parte de distintos programas académicos disponibles en el país o región.
Intercambio con grupos culturales comunitarios.
Video conferencias con estudiantes/profesionales en otros países.
Giras académicas a compañías foráneas que tengan plantas en el país.
Producción de material por parte de los estudiantes en el que proyecten su realidad propia y se divulgue en alguna plataforma en internet, preferiblemente internacional.
Conversatorios sobre costumbres de distintos países de América Latina y su aplicabilidad en su campo.
Trabajar a partir de noticias de otros países: ensayos, estudios de caso, resolución de problemas a través de las cuales se lleva también a cabo la evaluación de pares y trabajo colaborativo.
Interacción con estudiantes de su carrera en otras universidades a través de páginas web o redes sociales.
Análisis de programas de estudio de universidades extranjeras, equivalentes a su curso o carrera.
Invitación de profesores o profesionales extranjeros que habiten en el país ya sea de forma permanente o limitada, para dictar una lección o charla específica sobre el tema en estudio.
Discusión y análisis de artículos científicos.
Estudio de tesis de grado en el campo, correspondientes a carreras afines en universidades extranjeras.
Participación en congresos o simposios internacionales realizados en el país.
Motivación para publicar trabajos de investigación en niveles avanzados y en idioma nativo o extranjero, según sea el caso.
Este último punto es especialmente importante y requiere de una motivación y guía particular por parte del profesorado, que idealmente debería darle apoyo al estudiante para que concluya su trabajo hasta llegar a ser apto para una publicación “con la finalidad de lograr la comunicación especializada con la comunidad profesional internacional a la que pertenece o desea pertenecer” (Verdejo y Valdés, 2016. p. 26).
En fin, está demostrado que la internacionalización puede darse desde distintas ramas del saber (Priego, 2016; Trigos, 2016; Farfán y Durán, 2016; Verdejo y Valdés, 2016; Barbosa-Chacón et al., 2016) empleando diversas estrategias para incorporar dicho elemento según la disciplina. Por supuesto, al tratarse del desarrollo de estrategias didácticas, las actividades no pueden darse de manera aislada, de ahí la importancia del planeamiento concienzudo por parte del docente, pues al tratarse la estrategia didáctica de una serie de pasos para lograr un propósito académico, cada actividad debe ser cuidadosamente pensada para que se convierta en un paso hacia al alcance de dicho propósito, por lo que también debería de darse en compañía de otra serie de acciones para que cumpla los requisitos del curso y los propósitos propios de la clase.
3.1.3 Evaluación
Una vez ejecutada la estrategia didáctica, es significativo conocer la percepción del estudiantado mediante una actividad de evaluación; como bien apuntan Forés y Trinidad (s.f) “Toda acción formativa que se precie contiene un elemento que la legitima. Ese elemento es la evaluación” (p.1). Tal evaluación debe realizarse considerando que los efectos de la ejecución de las estrategias no necesariamente sucederán de manera inmediata, sino que se desarrollarán con el tiempo, pero este proceso puede servir como una reflexión para mejorar lo que hacemos los docentes en nuestra experiencia áulica. Esto pues:
La participación no es suficiente sino va acompañada de un proceso de introspección y reflexión sobre la experiencia e incorporación de los elementos internacionales en la práctica profesional y personal de los estudiantes (Verdejo y Valdés, 2016, p. 28).
En otros términos, los esfuerzos que se realicen para la mejora de la docencia universitaria a través de la introducción de la internacionalización, serían insuficientes si este no se visualiza desde un proceso integral y reflexivo.
También, una actividad evaluativa puede realizarse de distintas maneras, según creatividad y practicidad del docente, lo relevante es contar con información que provenga del estudiantado para que el docente mida de algún modo, y analice, el grado de efectividad de la estrategia. No obstante, en búsqueda de contar con información más rigurosa y con fines de una eventual divulgación, es importante utilizar un instrumento estructurado que permita documentar la experiencia pedagógica, en vista que “La Evaluación es un proceso que hace posible decisiones fundamentales en el sector educacional” (Neuser, 1989, p. 245), de ahí la importancia de la inclusión de una etapa evaluativa en el proceso.
Además de la importancia de conocer el efecto de estas estrategias en el alumnado, el profesor también debe autoevaluarse para conocer los resultados de este proceso en su quehacer docente. Según Fraile (2010), la autoevaluación es “la evaluación que una persona realiza sobre sí misma o sobre un proceso y/o resultado personal” pero, prosigue este autor, en educación “la mayoría de las veces que se utiliza este término es para referirse a la autoevaluación del alumnado. Pero no debemos olvidar que el profesorado también puede y debe autoevaluarse” (p. 7), sin duda algo válido y necesario tras este proceso. Naturalmente, los efectos en educación no son inmediatos, pero una reflexión en cuanto a cada estrategia empleada, es indispensable.
En general, el planeamiento de estrategias cuidadosamente elaboradas, que correspondan a las exigencias que la sociedad actual demanda a los nuevos profesionales, es una tarea del docente universitario.
4. Conclusiones
La incorporación de un componente internacional en el desarrollo de las estrategias didácticas universitarias permite el acercamiento del alumnado al resto del mundo desde su salón de clase y, como parte de las actividades que de este escenario se desprenden, permite la inclusión de todos en este proceso.
El aumento de la tolerancia, la disminución de estereotipos, el desarrollo de competencias más acordes a la realidad de la sociedad de hoy, el reconocimiento del valor por lo propio, son algunos de los beneficios de tal incorporación para el mejoramiento de la docencia universitaria.
Tal y como afirma Steiner (2000), si se toma en cuenta que las universidades son agentes de cambio para individuos y sociedades, una institución de educación superior internacionalizada tiene gran responsabilidad con las distintas partes involucradas así como con ciudadanos a nivel local, internacional y global.
Además, el tener contacto constante con otras lenguas y/o culturas, siembra en los estudiantes la curiosidad de participar en procesos que involucren la movilización, como becas o pasantías, algo que en ocasiones, no es aprovechado al máximo en algunos centros universitarios, a veces por desconocimiento del alumnado o hasta por falta de motivación. El contacto constante desde el salón de clase al conocimiento de lo que pasa fuera del país, desde una perspectiva académica y humanista, contribuiría al deseo de participar de oportunidades internacionales “fuera de casa”.
En este sentido, lo que aquí se propone no se trata de impartir un determinado curso con un enfoque meramente internacional, sino contemplar este componente como parte del curso en alguna de las estrategias didácticas; es determinar qué actividad permite ese acercamiento internacional o intercultural y que a la vez corresponda al propósito educativo pretendido con la estrategia didáctica puesta en práctica.
La responsabilidad del docente universitario es vital en la sociedad, y así también lo es el papel que juegan los profesionales de hoy en las diversas disciplinas, cada vez con mayor competencia laboral pero al mismo tiempo con un compromiso de estar al día en sus conocimientos y habilidades con un tono tolerante, respetuosos de la visión de mundo de todas las personas.