Introducción
Las élites políticas parlamentarias constituyen un actor central en los sistemas políticos, debido a su relevancia para la formulación de políticas, configuración de gobiernos y producción legislativa. Su relevancia se incrementa cuando se trata de sistemas fragmentados y proporcionales como el de Israel, donde es necesario el consenso con la oposición pero también con otros partidos para poder formar gobiernos en mayoría. Además de la fragmentación partidista, las políticas de Seguridad, Defensa y Exteriores resultan centrales en la gestión de sus gobiernos. Esta centralidad conduce a incrementar la relevancia sobre la forma en que se producen las interacciones entre decisores políticos y militares en el marco de las denominadas relaciones civiles-militares.
Respecto a las relaciones civiles-militares, Israel supone también un caso de estudio atípico. Algunos autores apuntan a la ausencia de relaciones civiles-militares por la centralidad de la Defensa en la política estatal (Ben-Eliezer, 1997), mientras que otros han justificado sus afirmaciones por la presencia de los militares en los procesos de decisión política (Kobi, 2007) o el alto grado de autonomía de los decisores militares respecto al nivel político (Kuperman, 2005). Sin embargo, perspectivas más sociológicas han basado sus argumentos en la centralidad de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) para la extracción de élites políticas, los decisores se comportan y legislan en materia de Defensa como militares (Etzioni-Halevy, 1993). Esta argumentación supone un incentivo para analizar los perfiles de los miembros de la Comisión de Defensa y Asuntos Exteriores como una muestra sectorial para el análisis.
Esta investigación persigue los objetivos de analizar las principales características de los perfiles de las élites parlamentarias en Israel, así como estudiar su evolución desde los inicios del Estado de Israel. Para ello, este artículo se centra en el análisis de los perfiles de los diputados que pertenecen al Comité de Defensa y Asuntos Exteriores de la Knesset entre 1949 y 2021. La Comisión seleccionada está encargada de los asuntos relativos a la Administración militar, su personal y presupuesto, la industria militar y, en definitiva, todos aquellos asuntos de la esfera de la defensa nacional. Su análisis resulta interesante al constituir un actor en el proceso de relaciones cívico-militares en Israel (Huntington, 1957; Janowitz, 1960; Posen, 1984). El análisis elaborado no busca tanto testar la validez de modelos teóricos como el de aglutinación (Putnam, 1976) o independencia (Norris y Lovenduski, 1995), en función de si los perfiles reflejan o no los de los ciudadanos. Al tratarse de un análisis sectorial, supone una oportunidad para apreciar relaciones entre una materia específica como es la Defensa y los perfiles de los diputados responsables de su control y tramitación.
El documento realiza una aproximación teórica al estudio de las élites políticas vinculándolas con las relaciones civiles militares en Israel. El segundo epígrafe establece una articulación metodológica basada en el análisis cuantitativo de las variables principales que componen los perfiles de los diputados. La discusión de resultados refleja las características sociodemográficas de los parlamentarios, profundizando posteriormente en la dimensión formativa y de extracción de los diputados, así como en su actividad profesional. Finalmente, se exponen las conclusiones y recomendaciones, exponiendo las futuras líneas de investigación que pueden tener lugar a partir de los datos recopilados.
La profesionalización de las élites parlamentarias
La élite política es uno de los conceptos con mayor complejidad y controversia en su definición (Etzioni-Halevy, 1993; Uriarte, 1997).Se debe a que teóricamente se parte de la existencia de dos estratos poblacionales, uno de carácter selecto que gobierna y otro carente de capacidad de decisión (Pareto, 1980). Se considera que esta élite es una minoría que influye sobre la dirección de la vida política tras haberle sido otorgada esta capacidad con mayor o menor voluntad por la mayoría (Mosca, 1984). A partir de la misma, los debates teóricos y conceptuales han orbitado alrededor de si este colectivo está cohesionado y posee un poder efectivo (Mosca, 1939; Mills, 1978), o si por el contrario si encuentra fragmentado en múltiples élites en continua competición (Uriarte, 1997), llegando a planteamientos como los conflictos de poder intra-élite (Dahl, 1961) o la propia democracia procedimental (Schumpeter, 1983).
La composición de las élites se encuentra condicionada por el contexto social y político al que pertenecen. Mientras que en algunos países priman factores como la adscripción religiosa o étnica, en otros se vincula con el nivel cultural, económico, la adscripción política o incluso militar (Maman, 1997). En el marco de los sistemas democráticos, este último sector suele quedar excluido de la élite política al considerar su subordinación al poder político (Uriarte, 1997). A pesar de ello, algunos de sus estratos superiores sí se consideran como parte de la élite burocrática, dependiendo su inclusión de la estrategia de identificación de las mismas y los criterios de selección establecidos (Mills, 1978; Putnam, 1976). Los estudios de élites realizados por Putnam (1976), señalaban la posibilidad de establecer un análisis posicional, tomando las instituciones formales como una referencia de las relaciones de poder. Otra perspectiva adoptada por el autor se centraba en el enfoque reputacional, focalizado en relaciones informales para detectar quién ostenta realmente la capacidad de decisión y los elementos subjetivos que condicionan el proceso político. En relación con esta última, planteaba una tercera estrategia basada en la identificación de los procesos de toma de decisiones, introduciéndose en la caja negra del sistema para estudiar fundamentalmente la retroalimentación política (Easton, 1953).
Desde hace décadas, las investigaciones sobre sistemas democráticos occidentales han conducido a señalar la existencia de un proceso simultáneo de profesionalización y burocratización de la actividad política (Panebianco, 1990). Esto no ha implicado únicamente una racionalización operativa y organizativa de los partidos, sino que ha contribuido a concebir la actividad política como una profesión en sí misma (Uriarte, 1997). Además de introducir cambios en la calidad de la actividad política, ha generado una transformación cultural que ha afectado negativamente a la sociedad, incrementando los niveles de desafección y provocando su respaldo a partidos de carácter populista que a menudo cuestionan los parámetros del sistema democrático (Férnandez-García y García-Luengo, 2018).
A nivel discursivo y electoral, se aprecia cómo estos nuevos partidos instrumentalizaron las credenciales profesionales y formativas de sus componentes con fines electorales (Domínguez Benavente, 2017). Este hecho ha contribuido a concebir la procedencia de sectores privados o académicos como una credencial cualificada antes el electorado (Delgado, 1997). En el caso español, quedó patente en las primeras etapas de partidos emergentes como Podemos o Ciudadanos, donde parte de sus componentes procedían del entorno empresarial o universitario (Domínguez Benavente, 2017). Lo que en un principio se planteaba como una alternativa a la “vieja política”, con la institucionalización de los partidos terminó diluyéndose y adaptándose a las dinámicas imperantes, lo que ha reforzado planteamientos relativos a la independencia de las élites con respecto a la sociedad a la que pertenecen (Norris y Lovenduski, 1995).
Profundizando en el nivel teórico-político, los diputados no son únicamente actores responsables de la gestión legislativa, sino que representan la voluntad popular de la sociedad a la que pertenecen. Según lo apuntado por Pitkin (1967), la representación posee una dimensión descriptiva, donde los diputados han de poseer una correspondencia formativa o sociodemográfica con sus representados. Por otro lado, tiene una dimensión simbólica, fundamentada en los vínculos emocionales entre ambos sectores, siendo equivalente al liderazgo efectivo. Por último, destaca la dimensión sustantiva, según la cual se remarca el análisis de la propia representación, según si se actúa por el interés propio o de terceros. Respecto a las dimensiones planteadas, se ha producido una reducción progresiva de la dimensión descriptiva, no considerando los electores que los representantes procedan del mismo entorno social o posean un nivel formativo equivalente (Domínguez Benavente, 2017).
Relaciones civiles-militares en Israel
Uno de los retos de la gobernanza democrática es el ejercicio del control civil en asuntos de Defensa, al mismo tiempo que provee necesidades legítimas de los militares (Michael, 2007). Este ejercicio del poder político sobre el militar ha sido ampliamente estudiado en el área de relaciones civiles-militares, especialmente relevante para comprender las dinámicos de cooperación y conflicto (Albright, 1980). Esta concepción de separación entre esferas únicamente es aplicable a países occidentales, ya que durante el siglo XX no estuvo presente ni en la URSS, ni en países socialistas, así como tampoco en estados que habían alcanzado la independencia tras el colonialismo (Albright, 1980; Valenzuela, 1985; Welch, 1985).
En algunos casos de estudio en los que los militares tienen un rol central en el sistema político, se hace referencia al pretorianismo. Cuando se analiza esta posibilidad, no se tiene en cuenta el paradigma de relaciones civiles-militares, aunque se menciona que conforme se profesionalizan las fuerzas militares, suele existir una menor tendencia al pretorianismo (Huntington, 1953). Estos cambios en el estilo organizativo proporcionan a las fuerzas armadas un carácter civil que reduce las posibilidades de un golpe interno (Janowitz, 1957; 1960). Esta concepción es opuesta al pretorianismo, ya que el tipo de cultura política y los roles que asumen los militares mejoran los niveles de democracia y reducen las tendencias pretorianistas (Finer, 1962). Sin embargo, en regímenes militares esta cooperación entre civiles y militares es una condición necesaria para que los militares mantengan el poder (Finer, 1982; Maniruzzman, 1987; Nordlinger, 1977; Zagorski, 1988). Otros autores también hacen referencia al “militarismo civil”, que no se asocia exclusivamente a los militares, sino que algunos sectores de la élite política pueden tener una tendencia al fomento del militarismo en la sociedad (Vagts, 1959; Ben-Eliezer, 1997).
Esta separación entre poder militar y político tampoco se ve presente en el caso de Israel (Ben-Eliezer, 1997). Supone una excepción respecto a las relaciones civiles-militares, ya que en muchas ocasiones los militares se encuentran presentes en la toma de decisiones políticas, posicionándose mucho más allá de los límites estipulados por la doctrina militar (Kobi, 2007). No se trata de un fenómeno reciente, sino que desde la conformación del Estado, la interacción entre niveles es permeable, siendo habitual que los oficiales senior entren en política tras licenciarse, dificultando su ubicación en el panorama político. Del mismo modo las relaciones entre poder político y militar se han encontrado profundamente condicionadas por el carácter personal de sus componentes. Analizando el modelo de relaciones civiles-militares en Israel, se apreciaba una tendencia de Ben Gurion a dotar de independencia al Jefe del Estado Mayor para procedimiento operativos, así como Dayan rechazaba la necesidad de reunir a todo el gabinete para los planeamientos primando el elemento sorpresa y sincrético (Kuperman, 2005).
A diferencia de otros países, en Israel el Ejército se considera no solo una organización para la defensa del país sino un espacio de socialización para la conformación del espíritu ciudadano (Lomsky-Feder y Sasson-Levy, 2018). A pesar de los retos económicos y políticos que esto supone, sigue siendo la institución central que define socialmente a los ciudadanos en Israel. Las fuerzas armadas pueden confluir personas con diferentes antecedentes étnicos, religiosos y socio-económicos en una causa común, y en un espíritu colaborativo, proveyendo un entorno en el que romper barreras comunales, como la hipótesis del contacto sugeriría. Si mediante la socialización o el intenso contacto los militares pueden alterar las visiones de los futuros líderes que después utilizan sus posiciones de poder e influencia para difundir su visión revisada de la definición de nación. Los tres mecanismos sugieren que, bajo ciertas condiciones, el servicio militar lleva a los sujetos a reconsiderar su identidad, sus compromisos y la definición de su comunidad política, llevándolos acorde a sus experiencias personales (Krebs, 2004).
Se trata de un poderoso agente de socialización porque a menudo es una institución total, que aliena al individuo de la sociedad, contra la información a la que se exponen los sujetos, monitoriza su comportamiento y ofrece recompensas materiales para guiarles hacia el comportamiento deseado. Estas instituciones totales son casas para cambiar a las personas. Los efectos de la socialización pueden ser particularmente intensos en el caso militar porque los sujetos entran en sus años impresionables, y la definición de la nación parecería ser el tipo de actitud simbólica que algunos han señalado como estable a lo largo de su vida (Krebs, 2004). Los que proponen el mecanismo de socialización concluyen que lo militar puede, mediante una variedad de técnicas, traer las creencias de sus miembros con respecto a los límites de la comunidad nacional de acuerdo con las normas de la institución. Estas políticas respecto al personal implícitamente declaran ciertas actitudes y comportamientos como aceptables, y aquellas son reforzadas mediante expresiones explícitas y prácticas informales (Krebs, 2004).
Materiales y método
Esta investigación realiza un análisis basado en modelos metodológicos utilizados para el estudio de casos españoles (Coller, 2008; Coller y Santana, 2009; Sánchez-Herrera, 2004), no europeos (Cobertt y Wood, 2013), y en perspectiva comparada entre diversos países del sur de Europa (Kakepakiet al., 2018). El análisis se realiza a partir de una base de datos doble generada con información procedente de la página web de la Knesset. El primer conjunto de datos recopila información individual para analizar la composición global de la comisión a lo largo de todo el periodo temporal (n=849). El segundo conjunto de datos permite estudiar la evolución en tramos temporales por legislaturas (n=850).
Debido a la falta de algunos datos biográficos y profesionales, para algunas cuestiones relativas tanto a la edad como a los lugares en que habían cursado estudios se ha recurrido a fuentes abiertas disponibles en línea. En aquellos casos en los que no se encontró información, los datos se clasificaron como “No consta” para evitar incurrir en la introducción de datos sesgados basados en presunciones del investigador. Una vez que se conformó la base de datos, esta se operacionalizó en categorías generales con el fin de realizar los análisis relativos a los perfiles profesionales. La investigación analiza características sociodemográficas (género, edad, aliyah, regiones de origen, entorno geográfico en Israel y Distrito en Israel), perfiles formativos (nivel de estudios, centros de formación y ramas de conocimiento, servicio militar), profesionales (actividad profesional no relacionada con la política) y organizativos (número de legislaturas, número de legislaturas presentes en la comisión de defensa).
Las categorías principales de análisis se orientan a articular los epígrafes de análisis. Los datos demográficos son sexo (hombre/mujer), y edad de incorporación (tramos de edad calculados mediante la diferencia entre el año de alta y la fecha de nacimiento), si han realizado la Aliyah o no, así como las regiones de las que proceden. Respecto a aquellos nacidos en Israel, se han clasificado en función del distrito de origen. Mediante estas características se pretende ver los perfiles predominantes, así como comprobar si se ha producido una variación en los mismos, o si por lo contrario existe una continuidad. Los datos formativos resultan especialmente interesantes, ya que se analiza el nivel de Estudios (Universitario BA, Universitario MA, doctorado, estudios primarios, estudios religiosos o estudios secundarios). Por su parte, los centros de formación se han clasificado en función de su naturaleza (universidades israelíes, universidades extranjeras, Yeshivas extranjeras, Yeshivasisraelíes o centros especializados). Buscando determinar la experiencia profesional de los diputados, se ha seleccionado únicamente aquellos datos relativos a la experiencia previa a la entrada en política, buscando determinar la relación de su experiencia con una materia tan sectorial como la Defensa. Las observaciones se han agrupado según su sector profesional desagregados en función del empleo concreto desarrollado por el diputado. A nivel organizativo, se reflejan el número de legislaturas y la permanencia o no de los mismos en la Comisión, para determinar el grado de continuidad del diputado en la misma.
Resultados
Los partidos políticos poseen un rol central en el sistema político de Israel, al concentrar el poder efectivo en diversas áreas (Akzin, 1955, Gutmann, 1977; Galnoor, 1982; Arian, 1985). Se trata de instituciones que actualmente proporcionan representación parlamentaria de la voluntad de su sociedad, pero que tradicionalmente han proporcionado servicios sociales a la población (Etzioni, 1962) y al mismo tiempo han constituido agentes de movilización social (Yishai, 1991). Sin embargo, al igual que en otros casos de estudio se aprecia un aislamiento tradicional de la élite política (Elon, 1971). Este análisis refleja las características de una comisión sectorial de la Knesset, profundizando en los perfiles de los diputados analizando tanto la estabilidad de la comisión, como las características personales y profesionales de los diputados que la componen.
Estabilidad en la composición de la Comisión
Una de las primeras dimensiones analizadas ha sido el grado de permanencia en la Comisión de Defensa y Exteriores. Se han cruzado datos relativos a las legislaturas que han sido diputados junto con las legislaturas que han permanecido en la Comisión como representantes. La mayoría de diputados han sido representantes durante una legislatura (26,6 %), dos (21,9 %) o tres (22 %). A partir de aquellos que han sido representantes durante más de cuatro legislaturas, el porcentaje sobre el total de datos se reduce progresivamente. Entre esta distribución, se aprecia cómo aquellos que han estado cuatro (14,3 %), cinco (7,8 %), seis (4,9 %) se van reduciendo hasta llegar a aquellos que han permanecido ocho legislaturas (0,9 %).
La estabilidad de la comisión solo ha podido ser comprobada a nivel inter-comisiones, debido a una ausencia de las fechas de alta y baja de los componentes de cada una de ellas. Resulta interesante apreciar cómo el porcentaje de aquellos que han sido diputados en una ocasión y han sido asignados como representantes en la Comisión de Defensa es especialmente reducido sobre el total de diputados (10,5 %). La mayoría de diputados han permanecido entre cuatro (14 %) y seis legislaturas (12,7 %). Eso implica una alta estabilidad en la composición inter-comisiones, permaneciendo una gran mayoría de los diputados entre tres y siete legislaturas (61 %). Es especialmente llamativa la alta permanencia de diputados en Knesset, ya que el análisis sectorial permite apreciar que, sobre un total de 24 legislaturas, un 17,5 % han permanecido entre 7 y 14 legislaturas.
Dimensiones sociodemográficas
La dimensión sociodemográfica cobra especial relevancia en este caso, ya que el Estado de Israel ha tenido un rol de provisión de refugio a las poblaciones judías de todo el mundo como uno de sus valores colectivos centrales (Yishai, 1991). A pesar de ello, se aprecia cómo la escena política ha estado compuesta principalmente por varones de origen europeo, con una menor presencia de sefardíes, mizrajíes y árabes musulmanes (Brichta, 2001). Al mismo tiempo, la cuestión de la representación por género resulta un elemento que marca una división entre progresistas y tradicionalistas, quienes han tenido diferentes perspectivas con respecto al rol de las mujeres en la esfera política.
Género
La brecha de género es patente en la composición total de la Knesset a lo largo de sus legislaturas (Shapira et al., 2016). Se apreciaba una presencia superior de mujeres entre 1949 y 1959 en comparación con otros países occidentales, pero posteriormente se daba una reducción drástica. Con respecto a la participación de mujeres, se apreciaba cómo las mujeres se encontraban más presentes en comités como Educación y Cultura o Trabajo y Bienestar, siendo su presencia mucho menos habitual en Asuntos exteriores y Defensa (Yishai, 1997; Shapira et al., 2016). Los datos sobre la composición total de la Comisión muestran una mayor presencia de los hombres (90,6 %) frente a las mujeres (9,4 %).
La evolución en tramos temporales permite apreciar cómo existe una brecha de género en la composición de la Comisión de la Knesset, siendo durante la mayor parte de legislaturas con una composición de mujeres inferior al 30 %. Análisis previos mostraban cómo el punto máximo de mujeres en Knesset había sido del 22,5 % en 2013. En el caso de la Comisión de Defensa el punto máximo es 2015, cuando se incorpora un mayor número de mujeres. Se aprecia en el gráfico un incremento progresivo de la participación de mujeres en la Comisión, aumentando lentamente a partir de la legislatura de 1999. Resulta interesante analizar la composición en relación con la composición total de la Knesset, donde existe una presencia similar al reflejado en el análisis sectorial realizado (Shapira et al., 2016). A pesar de ello, se aprecia una diferencia sustancial entre la presencia de hombres, entre 1949 y 1999 siempre fue superior al 90 %, reduciéndose progresivamente hasta el 70 %.
Edad
Otra dimensión sociodemográfica interesante son los tramos de edad en los que se accede a la Comisión. Esta variable fue calculada a partir de la fecha de nacimiento y el año de composición, siendo agrupadas en tramos de diez años. La edad mínima de los perfiles únicos han sido los 23 años, siendo la mayor 82. Los tramos de edad mayoritarios han sido los 43-52 (31,7 %) y 53-62 (35,9 %), siendo inferior aunque homogénea en los tramos adyacentes de 33-42 (15,1%) y 63-72 (14,5%) y mucho más minoritaria la presencia de diputados de 23-32 (1,4 %) y 73-82 (1,2 %). La distribución de datos resulta simétrica, encontrándose más representados los valores centrales de la escala, y en menor medida conforme se acerca a los dos extremos. El análisis en tramos temporales permite apreciar cómo en el periodo 1949-2021 hay una presencia reducida de los más ancianos y los más jóvenes, al mismo tiempo que en el resto de valores sí que se producen mayores oscilaciones.
Aliyah
La composición de la sociedad israelí tiene su traducción en la composición de la comisión de Defensa. Se aprecia una distribución muy similar entre aquellos nacidos en Israel (53%) y los que emigraron desde países extranjeros (47 %). La representación gráfica de la distribución en tramos temporales permite aprecia cómo hasta 1977, más del 50 % de la Comisión estaba compuesto por israelíes que habían practicado la Aliyah. A partir de 1984, la tendencia se revierte, superando entonces los nacidos en Israel a los nacidos en el extranjero. El carácter de Israel como Estado receptor de migrantes, implica que durante las primeras tres décadas de existencia como ente político, exista una mayor presencia de diputados nacidos en el extranjero, y que esta se vaya reduciendo progresivamente. Resulta un caso de estudio especialmente interesante, ya que al tratarse de un país de reciente conformación, permite apreciar en sus élites políticas la incorporación progresiva de nacidos en el país.
Países de origen
La multiplicidad de países de origen llevó a aglutinar los datos en categorías regionales, mostrando una preeminencia de Europa Oriental (27,9 %), siendo el resto de regiones mucho más minoritarias. El análisis por países de origen muestra la preeminencia de polacos (11,5 %), rusos (6,6 %) ucranianos (5,8 %). Entre los de Europa Occidental (3,4 %) destacan los alemanes (2,5 %), siendo el resto de porcentajes muy minoritarios. Por otro lado, existe una presencia relevante de origen norteafricano (5,3 %), siendo Marruecos el país de origen mayoritario (4,8 %). Los israelíes emigrados desde países de Oriente Medio ascienden a 4,9 %, siendo el país mayoritario Iraq (3,3 %) y minoritarios Siria (0,6 %), Yemen (0,6 %), Irán (0,4 %) y Egipto (0,4 %). El resto de regiones ofrece una distribución minoritaria entre África (0,4 %), América (1,3 %), Asia Central (1,2 %) y Sudáfrica (0,6 %).
El análisis en tramos temporales muestra una preeminencia de los diputados nacidos en Europa, siendo superior al 50 % hasta 1974. La distribución porcentual de diputados nacidos en Magreb u Oriente Medio ha sido inferior al 20 %, siendo el punto máximo 2006. Al igual que sucede al comparar los nacidos en Israel con los emigrados, se aprecia una tendencia reversible, que evidencia cómo el número de diputados nacidos en Israel supera a aquellos nacidos en el extranjero. Analizando el género en relación con el origen geográfico, las tablas de contingencias determinan que la mayoría de mujeres en la Comisión de Defensa eran nacidas en Israel (63,7 %), frente a aquellas de origen extranjero (36,2 %). Por su parte, en el caso de los hombres, se aprecia una distribución homogénea entre aquellos nacidos en Israel (52 %) y los emigrados en la Aliyah (48 %).
Entorno y distrito
Dentro de aquellos nacidos en Israel, se aprecia una brecha entre el entorno rural (7,5 %) y el urbano (43,8 %), siendo similar a la distribución poblacional en Israel, con una mayoría de población concentrada en las áreas de Tel Aviv y Jerusalén. El análisis en tramos temporales muestra una presencia mayoritaria de diputados procedentes de zonas urbanas israelíes, siendo el número continuo e incremental conforme se van integrando más nacidos en Israel en la Knesset. El entorno rural tiene menor representatividad, incrementándose hasta el 30 % en la Knesset 21 (abril, 2019) pero posteriormente reduciéndose de nuevo. Los datos por distritos llevan a indicar una preeminencia de diputados nacidos en Tel Aviv (15,1 %) y Jerusalén (12,6 %) sobre los demás distritos, siendo minoritarios aquellos del Norte (6,4 %), Centro (9,2 %) o Haifa (5,2 %). Por su parte, se aprecian reducidos porcentajes de aquellos originarios del Sur (2,5 %) y de Judea-Samaria (0,2 %). Los datos relativos al lugar de nacimiento de los diputados oscilan en mayor medida en que en otras variables sociodemográficas. Se aprecia una mayoría de diputados nacidos en Jerusalén en 1988 y 1999, existiendo una preeminencia de los nacidos en Tel Aviv entre 2003 y 2020. Al mismo tiempo, resulta interesante analizar la evolución del distrito Central, que entre 2013 y 2019 aumenta, así como en la Knesset actual la principal ciudad de origen ha sido Jerusalén, superando a Tel Aviv.
Dimensiones formativas
La dimensión formativa ofrece unos resultados interesantes con convergencias y divergencias con otras investigaciones sobre élites políticas. Este epígrafe analiza cómo los diputados israelíes han cursado mayoritariamente estudios superiores en universidades israelíes, así como a nivel profesional la mayoría proceden del derecho, los negocios y la educación. El último apartado del análisis permite apreciar cómo han evolucionado a lo largo del tiempo los perfiles de formación militar de los diputados.
Nivel formativo
El estudio de la dimensión formativa de los perfiles de los parlamentarios fue dividido en dos variables. Se analizó por un parte el primer nivel de estudios con el que contaban los parlamentarios y posteriormente, la segunda titulación de mayor nivel que hubiesen cursado. La primera aproximación a los perfiles totales evidenció una preeminencia de los estudios superiores en la comisión. Destacaban aquellos con titulación universitaria de BA (48,2 %) y de Máster (23,6 %), con distribuciones muy superiores a los que tenían estudios secundarios (11,1 %) o primarios (0,8 %), así como con respecto a los que poseían estudios religiosos (9,4 %) o titulaciones profesionales específicas (3,3 %). Cuando se analizó el segundo nivel de estudios con el que contaban, los resultados mostraron que un 37 % de los diputados poseían un segundo nivel de estudios. Entre ellos, destacaban los que habían cursado una segunda titulación BA (19,3 %) y los que habían obtenido un PhD (14,1 %), resultando minoritarias otros niveles de estudios como las titulaciones específicas (2,2 %), estudios técnicos (0,5 %), musicales (0,8 %) o MA (0,6 %).
El análisis en tramos temporales proporciona una visión de la evolución de las titulaciones. Se aprecia cómo aquellos con estudios de BA se mantienen desde 1949 a 2009 por encima del 40 %, siendo superados entre 2009 y 2021 por los que poseían un MA, llegando a alcanzar cerca del 70 % en 2019. Se aprecia una presencia constante aunque minoritaria de aquellos con estudios religiosos durante todas las legislaturas, así como los que poseen estudios secundarios, encontrándose en todos los casos siempre por debajo del umbral del 20 %. Por su parte, analizando las segundas titulaciones, los porcentajes oscilan más que en el caso anterior. Se aprecia una evolución irregular de la presencia de PhD, siendo las legislaturas de 1961, 1996 y 2009 aquellas con mayor número de diputados con un doctorado. Igualmente, se aprecia el aumento progresivo de aquellos que cursan un segundo BA, siendo el punto máximo 2019, cuando supera al 50 % de la composición de esa comisión en concreto.
Centros de formación
Los componentes de la Comisión de Defensa de la Knesset han cursado estudios tanto en centros extranjeros como israelíes. El análisis de los primeros centros de formación muestra una preeminencia de los titulados por universidades israelíes (53,4 %), seguidos por los que los han cursado en universidades extranjeras (21,8 %). Al igual que sucede con el nivel formativo, los demás estudios representan un porcentaje inferior, destacando el estudio en yeshivas israelíes (5,3 %), en yeshivas extranjeras (1,4 %) y en Centros Especializados (1,5 %). Analizándolo sobre el total de datos, el porcentaje de diputados que han cursado segundos estudios muestra que los han realizado en universidades israelíes (22 %), seguidos de universidades extranjeras (12,5 %), siendo minoritarios los que los han cursado en centros especializados (0,4 %) o en Yeshivas extranjeras (0,6 %).
El análisis de los tramos temporales permite apreciar cómo entre 1949 y 1969 existe una preeminencia de los que han cursado estudios en universidades extranjeras (entre el 30 y el 50 %) de los componentes. La realización de estudios en universidades extranjeras va reduciéndose a favor de los que han estudiado en universidades israelíes, quienes suponen desde 1969 a 2021 una distribución entre el 40 y el 70 %. Se aprecian dos aumentos considerables de aquellos titulados por universidades extranjeras, uno en 1992 y el siguiente en 2019. Con respecto a las segundas titulaciones, se aprecia un aumento progresivo de los que cursan sus segundos estudios en universidades israelíes, que desde 1981 supera a los que los cursan en el exterior. Analizando comparativamente los tramos temporales, podemos ver cómo en abril de 2019, aumenta sustancialmente el nivel de estudios de los parlamentarios. Se aprecia cómo es la legislatura en la que mayor número de titulados con MA hay (67,7 %) y con un segundo BA cursado (47,4 %). En cambio, se reduce el número de doctores y se produce un ligero incremento de aquellos que han cursado los primeros estudios en el exterior y los segundos estudios en Israel.
Sectores profesionales
El análisis de los sectores profesionales previos a la entrada en política, muestra resultados especialmente interesantes. Se aprecian dos niveles, el primero de ello con sectores homogéneos como el personal educativo (18,6 %), el sector negocios (16,4 %), profesionales del derecho (14,8 %) y seguridad nacional (14,3 %). Por su parte, los altos funcionarios del Estado ocupan una posición intermedia (10,8 %), seguida del segundo nivel que aglutina datos con menor distribución porcentual. Entre ellos destacan los trabajadores no cualificados (6,7 %), especialmente presentes al inicio de la construcción del Estado de Israel. Les sigue el personal del entorno político (5,4 %), como asesores o directivos públicos. Son también minoritarios los ingenieros (3,7 %), el personal sanitario (1,2 %), las profesiones religiosas (2,7 %) y se registra un número relevante de “No Consta” (5,4 %), a los que se ha asignado esa categoría ante la falta de información al respecto.
Unidades militares donde se realiza el servicio militar
No todos los perfiles de los parlamentarios presentaban información completa respecto al servicio militar. Algunos de ellos especificaban exenciones médicas, mientras que otros aportaban pocos datos al respecto, indicando únicamente el empleo o la rama en la que habían estado destinados. Sin embargo, otros aportaban información más detallada respecto a su experiencia militar. Dada la porosidad de las relaciones civiles-militares en Israel y siendo las FDI un centro de extracción de élites políticas (Cohen y Cohen, 2020), resulta relevante conocer dónde realizaron su servicio militar. Los datos obtenidos permiten apreciar la importancia de las organizaciones paramilitares en el periodo del Mandato Británico de Palestina, siendo centrales la Haganah y otros grupos como Irgún o Leji para la conformación del Estado. Los tramos temporales permiten apreciar una presencia incremental entre 1949 y 1974 de antiguos miembros de la Haganah, siendo 1974 el momento de mayor presencia (60 %), que desciende progresivamente hasta desaparecer. Al igual que sucedía con el origen geográfico, donde se sustituían progresivamente los olim de origen europeo por israelíes, en el caso de las unidades, Haganah se ve sustituida por las Brigadas de Infantería, que evoluciona desde 1965 a 2019, alcanzando este año su punto máximo en el 50 % de componentes.
Conclusiones
Esta investigación supone una aportación al estudio de las relaciones civiles-militares en Israel, analizando los perfiles de aquellos representantes de la Knesset responsables del control al gobierno en materia de Defensa. Conocer sus perfiles permite establecer una primera aproximación a este fenómeno, para a partir de los mismos comprender cómo un tipo de perfil puede condicionar las acciones que desarrollan. Los resultados obtenidos en esta investigación permiten identificar los principales rasgos de los componentes de la Comisión de Defensa y Exteriores de la Knesset. El análisis de los resultados evidencia características similares en otras investigaciones. Los datos muestran una baja permanencia de los diputados en la Comisión, no extendiéndose más de dos legislaturas.
Con respecto a los perfiles sociodemográficos, se aprecia una marcada brecha de género desde 1949 hasta 2021, no existiendo una amplia presencia de mujeres en esta comisión. Del mismo modo, los orígenes de los parlamentarios son acordes a la evolución del Estado de Israel, siendo emigrados de terceros países, mientras que esta tendencia se revierte a partir de los años 80. Con respecto a los países de origen se puede apreciar una preeminencia de Europa de Central como región con respecto a otras zonas como Norte de África, Oriente Próximo o Asia. Del mismo modo, entre aquellos nacidos en Israel proceden mayoritariamente de las dos ciudades principales del país, Tel Aviv y Jerusalén. El resto de distritos se encuentran infrarrepresentados en este análisis sectorial, lo que concuerda con otros estudios en los que se señala que las élites políticas suelen proceder de las principales ciudades. Con respecto a la formación, un elevado porcentaje de los diputados poseen estudios superiores, tanto al nivel de Grado, Máster o incluso Doctorado. La mayoría de titulaciones han sido obtenidas en universidades israelíes, a pesar de que en un principio hubiesen cursado sus estudios en centros extranjeros.
La investigación presenta limitaciones debido al acceso a información especialmente en relación con el servicio militar, así como con los orígenes sociales y geográficos de aquellos diputados nacidos en Israel. A pesar de ello, los resultados obtenidos facilitan futuras investigaciones en materia de estudios de seguridad. Es de especial interés comprender los perfiles formativos y profesionales de los parlamentarios para analizar las dinámicas que ocurren entre el poder legislativo y el gobierno, así como los procedimientos de control, consulta o propuesta que se activan. Esta futura línea permitiría apreciar correlaciones entre el perfil parlamentario y su forma de afrontar las actuaciones políticas en la arena parlamentaria. Además, sería interesante desarrollar análisis comparativos con élites políticas de otros países en los que la Defensa constituya un elemento central, o que cuenten con elevados niveles de percepción de amenaza que puedan suponer un condicionante para los perfiles de los representantes parlamentarios.