Introducción
La historia da cuenta de que los problemas ambientales, así como la comprensión de estos, surgen de la suposición de que la humanidad está por encima de las otras especies y seres vivos de la Tierra (Leff 2000). De esta primera suposición emerge la máquina de producción que comprende el modelo de desarrollo actual, basado en una racionalidad mecanicista, que ha ido desarticulando las relaciones entre el humano y la naturaleza (Rozzi 2001). Se empezó a valorar más la capacidad de producción que la capacidad de reproducción, y de esa forma se ha perdido el valor de generación y regeneración de la vida. Entonces surgen las preguntas: ¿por qué hay algunas personas que son ecológicamente conscientes y otras no?, ¿de dónde surge la necesidad de adquirir un nuevo tipo de conciencia?, ¿cuáles son los significados, valores, percepciones y acciones que una persona con conciencia ecológica tiene en relación con nuestro entorno?
A partir de estos cuestionamientos, la investigación tuvo como objetivo principal el analizar los procesos de construcción de un pensamiento ecológicamente consciente a través de las historias de vida de propietarios de reservas ciudadanas1 en Ecuador. Analizando las historias de vida de tres personas que promueven la conservación a través de distintas prácticas, se profundizó en cómo han sido sus procesos de transformación y resistencia en la construcción de una conciencia ecológica. Antes de plantear una hipótesis es importante reconocer la complejidad y la infinidad de posibilidades en los procesos de construcción subjetiva. Estas construcciones dependen de momentos, sentimientos, relaciones, interacciones, encuentros, memoria, olvido, sueños, creencias, miedos, y de procesos tanto individuales como colectivos. Al estudiar diversos procesos de construcción subjetiva, no se los puede presentar como una sola historia de hechos lineales, sino que la búsqueda de este tipo de construcciones, consiste en sí misma en una reconstrucción de diferentes fragmentos de cada historia de vida. En este sentido, se dejan las posibilidades abiertas para que sean las propias narrativas, a través de las voces, las que cuenten sus propios procesos de construcción subjetiva.
Conciencia ecológica: hacia una base conceptual
Uno de los principales supuestos de la antropología ecológica es la noción de que la naturaleza es socialmente construida, por lo que hay una diversidad de formas de concebirla y de relacionarse con la misma (Descola y Palsson 2001). Actualmente imperan las visiones dualistas de la cultura occidental que conciben a la naturaleza a partir de un referente humano, el cual es tan diverso como la heterogeneidad de lo social. En su libro Más allá de la naturaleza, Descola ((2001)) afirma que la visión depredadora de la naturaleza no es una visión universal, ni forma parte esencial del ser humano, por lo que propone cuatro ontologías para categorizar cómo los humanos se relacionan con la naturaleza, las cuales se detallan en la tabla 1.
Además de identificar los diversos principios que rigen estas construcciones, se hace una revisión de los principales postulados de la Ética Ambiental, enfocándose en la visión de Aldo Leopold (2005), primero en proponer una ética que vaya más allá de lo social, una ética de la Tierra. Durante más de medio siglo se ha debatido sobre la ética ambiental (Leopold (2005; Callicott 1987; Rozzi 2001, 1997; Rozzi 2012); Cuvi 2016, entre otros), que surge como un llamado para repensar la relación entre los seres humanos y su entorno natural. Aldo Leopold fue el primero en hacer este llamado en su libro A Sand County Almanac, en donde cuestiona la relación netamente mercantilista que existe entre los humanos y la naturaleza. Uno de los principios básicos que plantea la ética por la Tierra es el de comunidad. Habla de una transformación del ser humano, “de conquistador de la comunidad terrestre al de simple miembro y ciudadano de ella” (Leopold (2005, 136). Cuando hablamos de ciudadanos, un acercamiento es analizar sus prácticas en la cotidianidad, como una expresión de su conciencia.
Totemismo | Plantea que el orden social se construye a partir del orden animal. Los animales y las plantas tienen cualidades antropomorfas y los humanos tienen una representación animal. |
Animismo | Plantea que tanto humanos como no-humanos están distribuidos en conjuntos sociales, en donde la naturaleza tiene características sociales como el sentir, negociar y conocer. La forma de relacionarse entre humanos y no-humanos es a través de la reciprocidad, la predación y la dependencia. |
Analogismo | Plantea que hay los mismos principios para todos los órdenes de lo natural, humano y no-humano, aquí la relación se basa en la solidaridad o la resonancia involuntaria. |
Naturalismo | Plantea que el mundo de la subjetividad está exclusivamente dentro del ser humano, por lo que genera un referente ajeno a la naturaleza. Es una forma de identificación que divide lo humano y lo no-humano bajo un supuesto de superioridad que justifica la explotación de la naturaleza. |
Fuente: Elaboración propia con datos obtenidos en Descola (2012).
La teoría del actor (Long 2007) y la teoría de la práctica (Schatzki, Knorr Cetina y Von Savigny 2001) son acercamientos teóricos que tienen como propósito estudiar la heterogeneidad social y la diversidad de estrategias prácticas para enfrentar las estructuras de poder en la cotidianidad. La teoría del actor social plantea un acercamiento desde el actor y no desde las estructuras, que analiza las relaciones desde lo micro hacia lo macro (Long 2007). La teoría de la práctica propone un diálogo entre las estructuras sociales y la agencia del actor social (Schatzki, Knorr Cetina y Von Savigny 2001). Estudia lo que se hace más allá de lo que se piensa.
Conciencia ecológica: hacia una transformación del pensamiento
Una nueva comprensión de las relaciones entre los seres humanos y su entorno requiere una nueva comprensión de las interacciones, interdependencia, e intercambio de materia y energía que se genera entre el sistema social y el ecosistema (figura 1).
Entender los principios ecológicos y cómo nos atraviesan como población humana, es fundamental para generar una conciencia ecológica. Empezando con la palabra ecología, su significado viene del griego oikos, que significa casa, y logos que significa estudio ( Odum 1986 ). La ecología es el estudio de la Tierra, nuestro hogar. Sus principios más importantes son: (1) la evolución, (2) la coadaptación, (3) la autorregulación y autoorganización, (4) la sucesión ecológica, y (5) el ciclo de materia y el flujo de energía.
La base de todas las teorías y principios de la ecología es la evolución: que todos tenemos un ancestro universal común de donde originaron todas las especies, y a partir del cual fueron (y fuimos) evolucionando para crear toda la biodiversidad que existe. Asimismo, el principio de coadaptación nos dice que las especies se han ido desarrollando a través de las relaciones que se mantienen en la red alimenticia entre depredadores y presa. Es decir, que los depredadores desarrollan capacidades para mejorar sus formas de obtener alimentos, y la presa desarrolla capacidades para esconderse, camuflarse, o evitar ser alimento (Marten 2001). Este principio es importante cuando consideramos que, a través de la agroindustria y ganadería intensiva, los humanos nos hemos convertido en depredadores que están eliminando las posibilidades de coadaptación, no solo de las otras especies, sino de la propia especie humana.
El principio de autorregulación y autoorganización está muy relacionado con el principio de sucesión ecológica. La sucesión ecológica se refiere a cómo va cambiando un ecosistema a partir de un disturbio. Los disturbios son una constante, ya que el equilibrio se basa en los disturbios, que pueden ser un incendio, una tormenta, diversas actividades humanas, o algo tan pequeño como la caída de un árbol en el bosque. La sucesión ecológica es el desarrollo de nuevos ecosistemas, nuevos hábitats y nuevas especies, a través de procesos de autorregulación y autoorganización, hasta llegar a un estado clímax, que es el estado más alto de desarrollo de la comunidad biológica (Marten 2001).
Los ecosistemas como los sistemas sociales son sistemas complejos y adaptativos. “Complejos porque tienen muchas partes y muchas conexiones entre ellas, y adaptativos porque su estructura de retroalimentación les brinda la habilidad para cambiar en formas que promueven la supervivencia en un medio ambiente fluctuante” (Marten 2001, 47). A través de la contaminación, los monocultivos, el sobrepastoreo, la deforestación, entre otros, los seres humanos están incidiendo en la sucesión de los ecosistemas; transformándolos, reduciendo su capacidad de reorganización y reduciendo su posibilidad de volver a crecer hasta ser un ecosistema maduro.
Finalmente, el último principio fundamental, que es necesario entender para desarrollar conciencia ecológica, es el ciclo de la materia y el flujo de la energía. El ciclo de la materia funciona a través de la producción y consumo de elementos, compuestos, minerales y nutrientes, que se van transformando y reutilizando constantemente. Por el contrario, el flujo de la energía es unidireccional, en el sentido que entra al sistema por la radiación solar, y sale del sistema por el calor generado por la comunidad biótica (Marten 2001). Los ciclos de materia en el sistema social no están siguiendo este principio, especialmente por el sistema de consumo. Se producen materiales con una vida útil corta, que son difíciles de reusar y muchas veces imposibles de reciclar.
Estos son algunos de los principios fundamentales de la ecología y de la vida. Partiendo de estas reflexiones, se define la conciencia ecológica como aquellas percepciones, ideas y prácticas que resignifican la relación entre humano y naturaleza desde una postura biocéntrica. Prácticas que manifiesten un diálogo y un principio de coexistencia con el entorno basado en la búsqueda de un bienestar integral, a través del conocimiento de los procesos y las dinámicas ecológicas de reproducción de la vida.2
Metodología
Durante la investigación se realizaron historias de vida de propietarios de reservas ciudadanas en Ecuador, para así identificar las motivaciones, influencias, e impulsos para la construcción de una conciencia ecológica. Esta investigación tuvo cinco fases.
Fase 1. Revisión bibliográfica
En la primera fase se realizó la revisión bibliográfica, tanto del marco teórico como de la situación del ecologismo, la historia de la conservación y el marco estatal-institucional de Ecuador. A través de esta revisión se identificó las distintas áreas de conservación, a partir de las cuales se definieron las reservas ciudadanas como fundamentales para la protección de las áreas prioritarias de conservación. Asimismo, con el objetivo de profundizar en las realidades de personas que toman decisiones autónomas sobre sus territorios y en los procesos que motivan esas decisiones, se eligieron las reservas ciudadanas como primer elemento de estudio.
Fase 2. Identificación de reservas ciudadanas
Se realizó un trabajo de identificación de reservas ciudadanas3 en Ecuador a través de: (1) entrevistas abiertas con funcionarios de instituciones como la Corporación Nacional de Bosques y Reservas Privadas del Ecuador (CNBPE) y la Dirección Nacional Forestal del Ministerio del Ambiente (MAE); y, (2) la sistematización de datos sobre conservación y áreas protegidas del Mapa Interactivo Ambiental del MAE ( Ministerio del Ambiente 2017 ). Cabe mencionar que existen reservas ciudadanas que no forman parte de ninguna institución u organización, por lo cual no se pudo establecer un contacto, pero se reconoce su existencia.
Fase 3. Selección de reservas ciudadanas para la investigación
Se contactó por correo electrónico a 67 reservas ciudadanas, a las que se envió una encuesta con el objetivo de obtener datos generales, indagar en el tipo de manejo y las actividades que se realizan en la reserva, así como la disposición a participar en esta investigación. A partir de las respuestas se desarrollaron cuatro criterios de selección: (1) disponibilidad, (2) conservación, (3) ubicación, y (4) actividades. Finalmente, basándose en los criterios de selección mencionados, se eligieron tres reservas:
Reserva Río Guaycuyacu, ubicada en Santa Rosa de Pacto.
Reserva Cerro Seco, ubicada en Bahía de Caráquez.
Reserva Yaksinchi, ubicada en la Maná.
Con esta información se elaboró un mapa que incluye las áreas protegidas de Ecuador y las reservas ciudadanas, así como la ubicación de los tres sitios de estudio, que se puede ver en el mapa 1.
Fase 4. Etnografías e historias de vida
La historia de vida fue considerada como la herramienta metodológica más apropiada para esta investigación. Según Chárriez (2012, 52) “de todos los métodos de investigación cualitativa, tal vez éste sea el que mejor permita a un investigador indagar en cómo los individuos crean y reflejan el mundo social que les rodea”, en este caso nos referimos particularmente al mundo natural. Se hicieron tres visitas a cada reserva y se definió una estadía de 4-5 días en cada visita en donde se realizaron las entrevistas para las historias de vida. Cada historia de vida se realizó en un lapso de dos días por su longitud. Asimismo, se utilizaron herramientas etnográficas como la observación participante y el diario de campo para indagar sobre la construcción de subjetividades a través de sus prácticas cotidianas y sus narrativas.
Fase 5. Análisis de la información
Siguiendo el objetivo de identificar los momentos que motivaron la transformación de cada participante hacia una conciencia ecológica, se crearon algunas categorías en relación a las motivaciones y otras en relación a sus prácticas cotidianas, basándose en sus historias de vida y la observación participante durante las visitas.
Fuente: Elaborado por José Schreckinger con datos obtenidos en el Mapa Interactivo Ambiental del Ministerio del Ambiente ( 2017 )
La emergencia de la conciencia ecológica
Una vez definido lo que entendemos por conciencia ecológica, es fundamental identificar las formas de manifestación y significación de este tipo de conciencia. Guha y Martínez-Alier (2000) hacen un recorrido de las diferentes formas en que se manifiestan los ecologismos a partir de discursos y percepciones provenientes del Norte, así como del Sur, mencionando principalmente: (1) la ecología popular, (2) la ecología política, y (3) la ecología profunda; los cuales nacen de tres corrientes filosóficas que se presentan en la tabla 2.
Entre la diversidad de ecologismos también se consideran los movimientos de “conservación de la naturaleza y de la biodiversidad, la lucha contra la contaminación y el acelerado cambio global, los movimientos de justicia ambiental, entre otros” (Cuvi 2016, 394). El conservacionismo se entiende como parte de la corriente del culto a lo silvestre ya que “plantea que la naturaleza debe conservarse porque es una fuente de recursos irremplazables y por tanto no debe agotarse”; sin embargo, sí reconoce “la explotación de los recursos naturales renovables, pero conociendo y adaptándose a las posibilidades de su regeneración” (Tobasura 2006, 73-74).
Corriente | Descripción | Variedades |
---|---|---|
Culto a lo silvestre | Promueven la protección y expansión de las áreas naturales como parques nacionales y el cuidado y conservación de la vida silvestre. | -Ecología profunda, -Ética de la Tierra, -Biología de la conservación, -Conservacionismo. |
Evangelio de la ecoeficiencia | Promueve el crecimiento económico y la protección del medio ambiente por su parte en cuanto a recursos y servicios ambientales. | -Desarrollo sostenible, -Economía ambiental, -Ecología industrial. |
Justicia ambiental | Se caracteriza generalmente por movimientos de lucha de grupos minoritarios por defender sus territorios. | -Ecología popular, -Movimiento de justicia ambiental, -Ecología política, -Agroecología, -Ecofeminismo. |
Fuente: Elaboración propia con datos obtenidos en Guha y Martínez-Alier (2000).
El ecologismo contemporáneo tiene una diversidad de postulados, corrientes filosóficas y manifestaciones. Siguiendo a Rozzi (1997), es fundamental que estos postulados se vayan transformando a junto con las maneras de entender y relacionarse con la naturaleza. Los nuevos paradigmas deberán estar atravesados por una conciencia ecológica que tenga la capacidad de enfrentar los conflictos socioambientales en la actualidad.
En Ecuador, los movimientos sociales ambientalistas surgen en la década de 1980, demandando que el Estado cumpla su papel de ente regulador en cuanto a la conservación de la naturaleza (Varea et al. 1997). El reconocimiento legal de los derechos de la naturaleza ha dado paso a una mayor representación de grupos sociales que se manifiestan por una justicia ambiental. En este sentido, los ecologismos en Ecuador se enmarcan principalmente en el ecologismo popular, que responde a conflictos ecológicos distributivos (Varea et al. 1997; Latorre 2015).
Repensando la conservación en Ecuador
La conservación, tanto estatal como privada, tiene una larga trayectoria en el caso ecuatoriano. La primera reserva fue establecida en el territorio de las islas Galápagos en 1936 (Bustamante 2016). Desde una visión conservacionista, se empieza a pensar en la creación de parques nacionales para la protección de la naturaleza. Así es como se crea el primer Departamento Forestal del Ecuador en 1948 con el objetivo de conservar, proteger, y reforestar los bosques de Ecuador (Acosta-Solís 1991). En la década de 1980 empiezan a articularse las organizaciones no-gubernamentales con un discurso ambientalista, mientras se siguieron creando áreas protegidas estatales.
Actualmente, casi la mitad del territorio ecuatoriano ha sido intervenido, y la deforestación va a un ritmo ascendente. Cada diez años hay una pérdida de aproximadamente un millón de hectáreas de bosques en Ecuador (FAO 2015), y actualmente quedan 11,5 millones de hectáreas de bosques (Varea et al. 1997); por lo que urge el desarrollo de nuevas estrategias de conservación.
Una de las principales estrategias de conservación en Ecuador es el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), que representa el 19,6% de la superficie de Ecuador ( Ministerio del Ambiente 2014 ). El SNAP está compuesto por cuatro subsistemas: estatal, municipal, privado, y comunitario.
A nivel mundial, Myers et al. (2000) han identificado 25 áreas prioritarias para la conservación (hotspots), basándose en la cantidad de especies endémicas en el territorio. En Ecuador se encuentran dos de los principales hotspots: el Chocó y los Andes Tropicales. Con respecto a las áreas prioritarias para la conservación de aves en Ecuador, se reconocen cinco áreas prioritarias: “Chocó, Tumbes, Andes, Amazonía y los valles internos de la cordillera de los Andes, así como los sistemas de ríos y lagunas que nacen en las alturas” (Freile y Santander 2005, 283). Asimismo, Cuesta et al. (2015) identificaron las áreas prioritarias para la conservación en Ecuador continental, así como los vacíos de conservación, que se definen como aquellas áreas que no están representadas por el SNAP. La fusión de la conservación ciudadana y estatal es fundamental para asegurar que el sistema de áreas protegidas en Ecuador cumpla su función.
Historias de vida
En el desarrollo de la conciencia humana, de sus percepciones y de las prácticas que responden a esa conciencia hay aquellas personas que perciben la necesidad de explotar la tierra, y aquellas que deciden cuidarla. En esta investigación me he enfocado en el segundo grupo de personas, aquellas que han logrado construir una conciencia ecológica y que han decidido cuidar el espacio que habitan y el entorno que los acoge. A continuación, se presenta el resultado del trabajo de campo y las historias de vida.
Historia de Mimi en la Reserva Río Guaycuyacu
La Reserva Río Guaycuyacu está ubicada al noroccidente del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ), allí se encuentran dos de las principales áreas prioritarias para la conservación a nivel mundial: el Chocó y los Andes Tropicales. Está ubicada en Santa Rosa de Pacto, con una altura de 600 m.s.n.m., y una distancia aproximada de tres horas desde la capital. Es una reserva familiar de 24 hectáreas dedicada al cultivo y reproducción de frutas tropicales de alrededor del mundo. Tienen bosque primario, bosque secundario, cultivos y dos ríos que atraviesan la reserva: el río Guayllabamba y el río Guaycuyacu. Este es el hogar de Mimi y Jaime, una pareja de estadounidenses que viven en Ecuador por más de 25 años.
Mimi creció en la ciudad de Los Ángeles. Es hija única. Su padre era contador, su madre era educadora. Mimi no tuvo la oportunidad de generar una relación estrecha con la naturaleza a temprana edad, salvo algunas visitas a parques nacionales y salidas a pescar. Se graduó del colegio en 1965 y enseguida entró a la universidad en Santa Bárbara, donde estudió grabado. Mimi fue desarrollando diferentes expresiones del arte a lo largo de su vida, lo cual resultó estar atravesado por la naturaleza.
Después de unos años de haberse graduado se apuntó al Cuerpo de Paz, en donde le asignaron ir a vivir a Colombia para trabajar realizando dibujo científico de aves. Aquí también es donde conoció a Jaime, su pareja. Se compraron un terreno en Colombia donde empezaron a cultivar cacao y una familia. Allí nació su primera hija, Chani.
Cuando la situación económica se puso difícil en Colombia, decidieron ir a trabajar unos meses en Estados Unidos y un año en Hawái, donde nació su segundo hijo Hoku. Pero antes de su viaje pasaron por Ecuador conociendo el bosque subtropical, que en ese momento les hizo un llamado, al que regresaron después de su viaje. Después de un año de búsqueda compraron una finca por Santa Rosa de Pacto. Cuando se pasaron a vivir allá, había que entrar caminando desde Sahuangal durante siete horas. Jaime desarrolló su proyecto de frutas tropicales a través de la pasión y la práctica, y Mimi se dedicó a su arte y a la educación de sus hijos. Ahora tienen más de 600 especies de frutas tropicales, que les dan una diversidad de semillas tanto para sí mismos, como para intercambiar y vender (fotografía 1).
Durante nueve años salieron por Sahuangal, hasta que en el 2002 pusieron la primera carretera. Después, por la hidroeléctrica Manduriacu, en el año 2013 construyeron la nueva carretera hacia Santa Rosa de Pacto, que pasa enfrente de la finca de Mimi y Jaime. “Este sí ha sido un gran, gran reto, la hidroeléctrica. Que después de 25 años nos llegue una vaina de estas”.
La casa de Mimi y Jaime estaba en la zona de amortiguamiento del embalse, por lo que fue expropiado por el gobierno. El piso de la casa, que sostuvo 25 años de experiencias de vida, ahora sostiene una impresora vieja y muebles de madera desarmados (fotografía 2). Pero a pesar de los giros inesperados que dio la vida, Mimi y Jaime se mantienen esperanzados en que los procesos del desarrollo vayan cambiando hacia un cuidado de la naturaleza para el futuro. Siguen caminando hacia adelante, mirando muy poco hacia atrás. “Mi iglesia es esto”, dice Mimi, “el bosque”.
Historia de Jane en la Reserva Yakusinchi
La Reserva Yakusinchi también forma parte de una de las áreas prioritarias para la conservación a nivel mundial: los Andes Tropicales. Está ubicada cerca de La Maná en la comunidad de Puembo Chico, aunque los vecinos del sector también identifican la zona como Cerro del Oso. La reserva se encuentra entre 400-600 m.s.n.m. junto a la Reserva Ecológica Ilinizas. Tiene 200 hectáreas de bosque nublado que están dedicadas principalmente a la conservación del bosque, a la investigación científica, a un centro de rescate de vida silvestre, y es el lugar donde vive Jane Sloan.
Jane nació en Londres. Es la mayor de tres mujeres. Su mamá fue profesora de niños pequeños y su papá trabajaba en la industria hotelera. Creció en la ciudad, soñando con ser bailarina de ballet, guitarrista, y diseñadora de modas. Tuvo dos hijos, y cuando ellos crecieron entró a estudiar homeopatía. Siempre fue muy adaptable al cambio. Así es como después de un viaje por turismo, terminó transformando su vida al quedarse a vivir en Ecuador.
Cuando llegó a Ecuador trabajó para la Fundación Yachana por tres años, en donde conoció a Daniel, su pareja en ese entonces, con quien empezó a buscar terrenos. No fue hasta una visita a La Maná que conocieron el terreno que ahora es la Reserva Yakusinchi, la cual compró hace ocho años (fotografía 3). En el año 2014 empezó el centro de rescate, y a raíz de eso tuvo que construir varios espacios para los animales en diferentes partes de la reserva: para los animales en cuarentena, los que están en recuperación, los que necesitan cuidados constantes, y para los que van a ser liberados. También se está construyendo una pequeña clínica para cuidar mejor de los animales.
Jane siempre fue autodidacta. Actualmente ha adquirido bastantes conocimientos sobre las necesidades y los procesos que necesitan los animales en recuperación y para ser liberados. Uno de sus proyectos pendientes es hacer manuales de cuidado de algunas especies específicas. “Hay muchísimas cosas que hacer aquí” dice Jane. A pesar de que la conservación del bosque es su objetivo principal, sus dinámicas diarias se centran en el cuidado de los animales (fotografía 4).
Jane tiene un compromiso tan fuerte con la naturaleza que le empuja a seguir cuidando el espacio que ha construido con una energía paciente y amorosa. A pesar de algunas complejidades, ella no piensa dejar de luchar por su pedacito de paraíso. “Es que yo nunca voy a parar” dice Jane, “a mí me van a tener que parar”.
Historia de Marcelo en la Reserva Cerro Seco
La Reserva Cerro Seco es parte del área de conservación Cordillera del Bálsamo y se encuentra entre 50-200 m.s.n.m. Asimismo, forma parte de las áreas prioritarias para la conservación de aves en Ecuador, donde se pueden encontrar más de 100 especies de aves ( Reserva Biológica Cerro Seco 2017). Está ubicada junto a la comunidad de Bellavista al suroccidente de la ciudad de Bahía de Caráquez, por lo que se la considera el pulmón de la ciudad. La reserva tiene alrededor de 100 hectáreas de bosque seco tropical, donde habitan una diversidad de especies de fauna y flora. En la reserva tienen bosque primario, bosque secundario y un agroecosistema de plantas medicinales y comestibles. Se dedican principalmente a la conservación, el ecoturismo, la investigación científica, y la educación ambiental; pero Marcelo Luque, el dueño de la reserva, también ha dedicado su vida al desarrollo sostenible de la comunidad de Bellavista y la ciudad de Bahía.
Marcelo nació en Bahía de Caráquez, así como su papá, su abuelo y su bisabuelo. Cuando Marcelo era pequeño, la reserva estaba destinada a la producción agrícola y ganadera. Cuando Marcelo creció, implementó una visión distinta en el manejo y gestión de esta reserva familiar. Desde pequeño, Marcelo fue generando una relación cercana con los animales. Luego de graduarse del colegio, fue el primero en ir a la universidad, estudió la misma carrera que su padre: medicina veterinaria. Antes de graduarse fue a trabajar en Galápagos, lo cual, dice, fue bastante inspirador y transformador.
Al regresar a la reserva, empezó desarrollando un centro de investigación y un proyecto de ecoturismo. “La conservación era de locos. Por ejemplo, dejar de producir vacas para cuidar aves, ¿qué es eso?, ¿quién te va a pagar por eso? Tú tienes que producir, era el mensaje que venía desde la universidad”, dice Marcelo. A nivel local ha trabajado en varias propuestas para un desarrollo más sostenible. Con el apoyo del Programa de Pequeñas Donaciones del PNUD se llegó a conformar el área de conservación de la Cordillera del Bálsamo (fotografía 5).
Actualmente Marcelo enfrenta el gran reto de mantener la reserva como está. Hace unos años compraron terrenos alrededor de la reserva para generar un área de amortiguamiento, ya que la expansión de la ciudad empieza a generar presión sobre el bosque. “Hay mucho por hacer”, dice Marcelo, pero a través de programas de concientización se va transformando la realidad local.
Motivaciones hacia una conciencia ecológica
Estas historias están atravesadas por un sentimiento de amor y respeto no solo por lo que llamamos naturaleza, pero en general, por la vida. Son historias que muestran una cotidianidad particular, que responde a una conciencia ecológica. ¿Cómo construyeron esa conciencia ecológica? ¿Qué les motivó a transformar sus modos de vida? Se identificaron tres motivadores principales como las tres categorías que atraviesan estas historias: (1) relaciones familiares, (2) momentos de cambio, (3) cotidianidad en la naturaleza.
Las relaciones familiares están atravesadas por una serie de creencias y valores que se pasan de generación en generación y se convierten en una de las principales motivaciones para cultivar una conciencia ecológica. En el caso de Jane y Marcelo, sus padres tenían una relación muy cercana con la naturaleza. En el caso de Mimi, sus padres tuvieron una vocación más social, pero de todas formas disfrutaban mucho de salir a los parques nacionales durante los fines de semana. Este motivador está presente desde temprana edad y, generalmente, es el primero que se reconoce, aunque no siempre el que ha tenido la mayor influencia.
Los momentos de cambio identificados fueron vinculados a la educación, al desarrollo profesional y a la relación de pareja. En el caso de Mimi, el cambio se dio cuando se inscribió en el Cuerpo de Paz y tuvo que ir a vivir a Colombia, a sus 26 años de edad. Para Marcelo fue similar, su momento de cambio se dio cuando decidió ir a Galápagos donde tuvo la oportunidad de conocer algunos estudios que manifestaban la importancia de conservar los bosques secos de la costa ecuatoriana. En el caso de Jane, el momento de cambio se dio más adelante, cuando sus dos hijos fueron a estudiar y decide viajar por Ecuador.
Una diversidad de decisiones, encuentros y desencuentros llevaron a que cada uno se encuentre viviendo en un área natural, pero este convivir cotidiano con la naturaleza ha sido el motivante más transformador en los tres casos. En el caso de Jane, a pesar de haberse dedicado al diseño de modas, ahora se dedica al cuidado de vida silvestre. En el caso de Mimi, la cotidianidad con la naturaleza es la que ha ido definiendo su sensibilidad y la manera en que aborda la vida. En el caso de Marcelo se ve un acercamiento a la naturaleza desde pequeño.
Prácticas cotidianas como propiedades emergentes
No hay una sola vía por la cual se construye una conciencia ecológica, asimismo, hay varios factores que llevan a un individuo a ser un practicante específico. “El movimiento ecologista exige otra manera de producir y consumir, otra manera de vivir y trabajar” (Varea y otros 1997, 40). Lo que tienen en común los participantes es que los tres están en la búsqueda de nuevas y mejores maneras de vivir y trabajar en armonía con el entorno natural. Sus prácticas cotidianas son prácticas de cuidado a la naturaleza, que dan cuenta de una comprensión de sus ciclos y funciones (tabla 3).
Prácticas generales | Prácticas específicas |
---|---|
Cooperación con los ciclos naturales | Construcción con materiales naturales. Regeneración de bosques y reforestación. Utilización de baños secos. |
Revalorización de las lógicas de cuidado | Cuidado de los animales. Recuperación de la vida silvestre. Alimentación sana y nutritiva. |
Trabajo desde la praxis | Ecoturismo. Centro de Rescate de Vida Silvestre. Reproducción de frutas tropicales. Procesamiento de frutos del bosque. |
Construcción de espacios de aprendizaje | Talleres. Intercambio de conocimientos. Recorridos por el bosque. Espacios de encuentro. |
Fuente: resultado del trabajo de campo y las historias de vida.
Según Leopold (2005) una relación ética con la naturaleza implica una relación amorosa, de admiración y de respeto. En primera instancia esta investigación muestra la experiencia de personas que han logrado generar estos entornos. Como plantea Boff, “para cuidar el planeta, todos tenemos que pasar por una alfabetización ecológica y revisar nuestros hábitos de consumo. Hay que desarrollar una ética del cuidado” (2002 ,108).
Conclusiones
Los propietarios de las reservas ciudadanas visitadas, más que propietarios son los guardianes de estos espacios, guardianes de la Tierra. En el proceso de cuidado y protección del medio ambiente han logrado abordar los componentes del desarrollo de la vida social, como es la educación, la salud, y la economía desde una postura biocéntrica, la cual reconoce al ser humano como uno de los integrantes de la comunidad más amplia que conforma la Tierra.
La conciencia ecológica está conformada por aquellas percepciones, ideas y prácticas que resignifican la relación entre el ser humano y la naturaleza desde una postura biocéntrica. Propone un diálogo y un principio de coexistencia con el entorno, basado en la búsqueda de un bienestar integral, a través del conocimiento de los procesos y las dinámicas ecológicas de reproducción de la vida.
La ética ambiental se desarrolla por una necesidad de responder ante la desvinculación de la humanidad con su entorno natural. Hay una diversidad de formas de poner en práctica la ética ambiental. Como menciona Rozzi (1997, 87), “una nueva ‘ética de la tierra’ es, a la vez, un deber moral y una actitud de prudencia en pro de la sobrevivencia humana”, y se manifiesta a través de diversas luchas ambientales y movimientos ecologistas.
Como parte de la conservación ciudadana, en esta investigación se ha identificado que las reservas ciudadanas son fundamentales en el proceso de construcción de una conciencia ecológica, principalmente por la decisión autónoma de conservar, restaurar y generar las condiciones para la reproducción de los ecosistemas naturales. Asimismo, se ha identificado su importancia en relación con los sitios prioritarios de conservación. En cuanto a las ontologías que definen la comprensión del mundo de los tres participantes, se puede decir que se acercan a una comprensión de la ontología analogista, en donde se entiende que el mundo natural y el mundo humano están regulados por los mismos principios. Se entienden a sí mismos como parte de la comunidad de la Tierra.
Finalmente, se plantea que la conciencia ecológica, así como cualquier tipo de conciencia se construye a través de una diversidad de factores, motivaciones y elementos que rodean a cada persona o comunidad. Históricamente ha habido diversas percepciones y formas de entender la relación con la naturaleza y, como Ehrlich (2002) plantea, esto no cambiará demasiado en el futuro.