1. Introducción
La inundación del ejido Juan de Grijalva, originada por el derrumbe de un cerro el 4 de noviembre de 2007, mantuvo bajo el agua por más de tres meses a 404 casas de 33 pueblos y 960 mil hectáreas productivas (Morales 2011). Por el riesgo que prevalecía, esta zona y varias localidades fueron declaradas por el gobierno del estado en situación de emergencia mediante publicación número 606A2007, de 16 de noviembre de 2007 en el Periódico Oficial del Estado.1
El derrumbe ocasionó la desaparición de 25 personas y en las labores de búsqueda se recuperaron 20 cuerpos. Se evacuaron preventivamente 11 comunidades al Municipio de Ostuacán (ejido Juan de Grijalva; ejido Salomón González Blanco; ejido Playa Larga Tercera Sección; ejido La Laja; ejido Pichucalco, antes Muspac; comunidad Playa Larga Primera Sección; comunidad Peñitas el Mico; comunidad Antonio León; ranchería Antonio León; ranchería Loma Bonita; ranchería Nuevo Sayula), con una población de 2149 personas (Subsecretaría de Protección Civil 2009, 3), las cuales fueron albergadas en un principio en escuelas y posteriormente en un campamento construido en una cancha de juego en la cabecera del Municipio de Ostuacán. Algunos pobladores del ejido Loma Bonita fueron albergados en la localidad de Herradura, perteneciente al mismo Municipio. La construcción de la Ciudad Rural Sustentable (CRS) fue la respuesta del gobierno ante estos acontecimientos.
El estudio realizado por el geólogo Gustavo Arvizu en 2009 expresa que:
Dos tipos de fenómenos causaron el deslizamiento de Juan de Grijalva, uno de carácter geológico-geotécnico, que tiene que ver con aspectos litológicos, estructurales y propiedades geomecánicas de la roca y otro meteorológico, relacionado con una precipitación intensa que alcanzó alrededor de 1000 mm, entre los días 28 de octubre al 3 de noviembre de 2007, lo que provocó variaciones en el nivel freático de la masa rocosa y con ello, subpresiones (presiones ascendentes que contrarrestan el efecto gravitatorio del macizo) (Arvizu 2009, 9).
En otro estudio (Hinojosa et al. 2011), se afirma que:
El deslizamiento no lo podemos atribuir a una sola causa. Consideramos que fue una suma de factores, donde la intensa precipitación de días antes tuvo una importante contribución, al lubricar el plano de debilidad en la superficie de ruptura y por generar un extraordinario caudal que erosionó la base del cerro. Tampoco se puede descartar el efecto del sismo de magnitud 4,5 a 20 km de distancia cinco días antes (Hinojosa et al. 2011).
Durante los últimos 25 años, se siguen realizando estudios -como los del ingeniero geofísico Marco Antonio Penagos Villar- sobre la sismicidad en la región norte de Chiapas, que ratifican estos resultados, los cuales fueron publicados a 10 años del evento en el Diario Ultimátum de Chiapas. Es importante mencionar que en este artículo se expone que:
Pocos ciudadanos conocen que gran parte del territorio del estado de Chiapas presenta las mismas condiciones geológicas que Juan de Grijalva, lo que, aunado a la deforestación, falta de planeación y desarrollo urbano hacia zonas no aptas para ello, ineficientes políticas públicas preventivas, desarmonización de las leyes que rigen la Protección Civil y Obra Pública, así como la creciente vulnerabilidad de las poblaciones del estado de Chiapas, someten a alto riesgo geológico a sus pobladores (Villar 2017).
Lo anterior evidencia que no son situaciones insólitas las que han ocurrido, hace falta infraestructura y preparación ante posibles sucesos, urgen medidas preventivas sobre el territorio chiapaneco por su condición vulnerable, así como investigación sobre riesgos, educación acerca de estos temas dirigida a la población, funcionarios y gobernantes, y la implantación de políticas públicas más preventivas que curativas. Para atender a las familias afectadas por el deslave, el gobierno del Estado estableció albergues temporales, además la búsqueda y rescate de las personas reportadas como desaparecidas. En ese momento, la comunidad Juan de Grijalva estaba habitada por 217 personas.
El Programa Institucional del Instituto de Población y Ciudades Rurales (IPCR) expone que la justificación para proponer la construcción de las CRS es que “la pobreza extrema y las condiciones de exclusión de vida digna de miles de familias chiapanecas, se originan básicamente, por la dispersión poblacional” (IPCR 2012). Este argumento aparece en la página principal IPCR, el cual es creado el 10 de febrero de 2009 por medio del Decreto 163 y publicado en el Periódico Oficial 144. Su propósito es impulsar el desarrollo regional y el ordenamiento territorial para enfrentar los problemas de marginación, pobreza y dispersión poblacional, así como atender a la población afectada por fenómenos climáticos, desarrollando ciudades y villas rurales sustentables con servicios de calidad, equipamiento y oportunidades económicas y de desarrollo social y humano (Secretaría de Hacienda 2010). En otras palabras, se expone que las CRS son planeadas y construidas con la finalidad de erradicar la dispersión de los asentamientos humanos y de acercar los servicios básicos a un mayor número de chiapanecos, así como instrumentar y ejecutar mecanismos para alcanzar el desarrollo integral y las condiciones necesarias para dotar a los centros de población de servicios urbanos básicos y saludables, que fortalezcan los asentamientos humanos de manera ordenada, segura y con viabilidad para su desarrollo e integración total.
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en México, se define que una persona se encuentra en situación de pobreza cuando:
Tiene al menos una carencia social (en los seis indicadores de rezago educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación) y su ingreso es insuficiente para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias (CONEVAL s/f).
2. Reubicación
La decisión del estado de construir la CRS se originó después de varios acontecimientos, ya que en un primer momento solo se pensaba en la reubicación de Juan de Grijalva, el ejido afectado, así que la planeación de la reubicación tuvo en cuenta sus opiniones y decisiones. En ningún momento recibieron recomendaciones o asesoría, tampoco hubo conexión entre el equipo interdisciplinario de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) y los pobladores para analizar las mejores opciones. El lugar elegido no era el más adecuado para la construcción de una CRS debido a su topografía accidentada. A partir de la decisión de los pobladores, el gobierno del estado adquirió “un terreno de 50 hectáreas, localizado a 8,8 kilómetros aproximadamente, de la cabecera municipal del municipio de Ostuacán, en un predio denominado El Cinco” (CEDES 2008, 12). En cuanto a la opinión de pobladores de otros ejidos quienes no fueron consultados, afirman que no tenían otra opción sino aceptar puesto que tendrían una serie de beneficios entre ellos vivienda, centro de salud, centro educativo y ser parte de un proyecto comercial y/o productivo.
En relación con el tema de la vivienda, la decisión del modelo estuvo bajo la responsabilidad de los pobladores del ejido Juan de Grijalva, afectado por el deslave, y la decisión final fue de las mujeres pertenecientes a este poblado ya que, según el IPCR, ellas serían quienes permanecerían la mayor parte del tiempo en la vivienda; tomaron la decisión influenciadas por éste, con la promesa de que las escrituras quedarían a su nombre si aceptaban los materiales constructivos y el modelo de vivienda. Hoy se sabe que, en la mayoría de los casos, la promesa ha sido incumplida y la participación de la comunidad se limitó a esta situación.
Al reubicarse los pobladores enfrentan un proceso de desterritorialización porque deben abandonar su territorio donde desarrollaban sus actividades cotidianas que les permitía mantener un proyecto de vida. Según Haesbaert, la desterritorialización
nunca puede disociarse de la reterritorialización, y puede tener tanto un sentido positivo cuanto negativo. Entendida como fragilización o pérdida de control territorial, ella tiene un sentido negativo más estricto -como precarización social-; pero el término puede tener también un sentido potencialmente positivo, porque en su acepción más general, la desterritorialización significa que todo proceso y toda relación social implican siempre simultáneamente una destrucción y una reconstrucción territorial. Por lo tanto, para construir un nuevo territorio hay que salir del territorio en que se está, o construir allí mismo otro distinto. Para autores como Deleuze y Guattari (1995, 1996, 1997), quienes utilizan mucho el concepto de desterritorialización en su filosofía, éste tiene especialmente un sentido positivo: la apertura para lo nuevo, la “línea de fuga” como momento de salida de una antigua territorialidad y de construcción de un territorio nuevo. La desterritorialización, entonces, puede ser tanto positiva como negativa, pero no es esto lo que particularmente está en juego, sino una cuestión más analítica, conceptual (Haesbaert 2011, 13).
Con la reubicación deben empezar procesos de apropiación y desarraigo en el nuevo territorio, así se origina el afianzamiento de lo que se quiere mantener y construir en el territorio, y el abandono de lo que se quiere desprender o desenraizar. Hay que perder para reconocer lo que se quiere conservar o lo que se quiere olvidar:
Del mismo modo que algunos movimientos transformaron espacios en territorios, también se territorializan y son desterritorializados y se reterritorializan y cargan consigo sus territorialidades, sus identidades territoriales, constituyendo una pluriterritorialidad. La transformación del espacio en territorio se da por medio de la conflictualidad, definida por el estado permanente de conflictos en el enfrentamiento entre las fuerzas políticas que intentan crear, conquistar y controlar sus territorios. La creación o conquista de un territorio puede ocurrir con la desterritorialización y con la reterritorialización. Los territorios se movilizan también por la conflictualidad. El territorio es espacio de vida y muerte, de libertad y de resistencia. Por esta razón carga en sí, su identidad, que expresa su territorialidad (Mançano s/f).
La desterritorialización conlleva unas consecuencias socioculturales políticas y económicas, por tal razón, se busca vivir un proceso de restablecimiento (reterritorialización) y construcción de un lugar para volver a sentir identificación, un arraigo cultural que permita llevar a cabo los proyectos vitales del ser humano. Aunado a esto, así como existe una desterritorialización también existe una territorialización y reterritorialización, conceptos que se definen desde varios enfoques.
Para Haesbaert (2011), la territorialización es el proceso de dominio (político-económico) o de la apropiación (simbólico-cultural) del espacio por los grupos humanos, en un complejo y variado ejercicio de poder(es). Cada uno de nosotros necesita, como recurso básico, territorializarse. En el Diccionario de relaciones interculturales, diversidad y globalización:
La territorialización es la estrategia que se utiliza, y el efecto que causa delimitar un territorio […] La territorialización sugiere un control determinado por una persona, grupo social o étnico (Barañano et al. 2007, 342).
También como proceso de identificación, definición y producción de un espacio como territorio, realizado por un actor geográfico sea individual o colectivo (Monnet 1999). Con respecto a la territorialización:
Implica un vínculo entre sujeto, comunidad o grupo social con su tierra, con una porción de la superficie terrestre que le es suya en algún sentido; sin embargo, como todos los vínculos, es dinámico y está en constante generación, regeneración, transformación y desaparición. Se trata de una relación dialéctica entre desterritorialización y reterritorialización. No puede haber el uno sin el otro, porque no se trata de absolutos (López y Figueroa 2013, 15).
Territorialización es la producción del territorio por medio de la apropiación, es inmaterial, pero se hace presente cuando hay un reconocimiento de pertenencia del ser humano, es decir, cuando se identifica con el territorio. El territorio, la territorialidad y la territorialización se dan de forma simultánea cuando existe un espacio físico con una dimensión simbólica.
Para obtener la información sobre lo que ha sucedido con los pobladores reubicados durante el período 2011-2016, se utilizan los métodos de investigación cualitativa, en particular, el método etnográfico apoyado en la observación participante, el diario de campo y la entrevista; en ella se formulan preguntas sobre la vida cotidiana en el ejido y en la CRS, sobre sus actividades y los cambios que perciben tanto en la CRS como en su ejido etc.; se habla sobre la inundación y cómo lo vivieron, así como el proceso de reubicación, el tema de la construcción de la CRS, su opinión acerca del funcionamiento del proyecto y de su experiencia en él. Este proceso se registra por grabación de voz y fotografías. Las personas entrevistadas fueron aquellas que experimentaron el proceso de reubicación; se incluyeron los habitantes que llegaron a la CRS por otras razones y desde otros territorios. También se utiliza el método comparativo,2 ya que en el transcurso de cinco años se pueden apreciar los procesos de territorialización de los habitantes de la CRS. A partir de la información obtenida, se exponen a continuación algunos resultados. Los habitantes expresan algunas experiencias en el momento de la reubicación:
De hecho, la invitación cuando la hizo el gobierno era sacar a todos porque supuestamente ya lo habían manejado como zona de desastre, la cosa es que nadie estábamos adaptados a la otra vida nuestra vida es la de campo, pero aquí ya se cambia. Algunos no se vinieron porque no querían estar en el albergue, son 12 comunidades las que hay aquí somos muchos, ya en los campamentos ya hubo más privacidad, de hecho nos hicieron cocina, su cuartito pues, entonces mucha gente no quisieron adaptarse a eso pues […] Si de hecho la mayoría de ahí de Salomón, claro que algunos tienen ganado, otros rentan pastura la cosa es que ahí seguían trabajando (entrevista a José, ejido Salomón González Blanco, 2016, 63 años).
La experiencia de haber estado en albergues hizo una transición entre su vida tradicional de campo y la que estaba por venir, personas que no estaban acostumbradas a ocupar el mismo territorio y su vida cotidiana tuvieron que afrontar esta situación durante un año. Así lo relata una madre de familia quien vivió en el campamento con sus dos hijos: “En el campamento mal y triste todos acá que hicieron esos cuadritos le digo esas casitas, vivía con mis hijos. En el día no hacían nada… Durante un año y nos alegramos cuando nos trajeron, ya teníamos dónde estar (entrevista a Blanca, ejido Juan de Grijalva, 2016, 52 años).
Aunque había una situación de prevención, lo que hizo que estas personas permanecieran fue la promesa de reubicación con el otorgamiento de una vivienda y fuentes de empleo, es decir, una vida nueva con mejores condiciones. A este llamado no solo atendieron y permanecieron quienes estaban en el albergue porque perdieron su vivienda y su terreno, también quienes no habían afrontado ninguna pérdida tanto de Juan de Grijalva como de los otros ejidos, a ellos se sumaron familiares que vivían en otros municipios de Chiapas y de otros estados. Algunas personas que se sumaron al albergue hacía mucho tiempo se habían ido y vendido sus tierras, pero al escuchar entre sus familiares sobre el proyecto que el estado propuso, se sumaron a la espera de éste. La forma como se hizo la difusión sobre este proyecto influyó en el interés de estas personas ya que se construyó un imaginario de progreso y felicidad, el cual muestra una forma de vivir que ofrece vivienda y empresa propia con las mejores condiciones, además de tener a pocos pasos de todos los equipamientos e infraestructura para una vida plena.
Para Haesbaert (2011), la territorialización implica que se generen nuevos lazos sociales y puntos de encuentro en la convivencia. Cuando vivían en el ejido, no era frecuente la socialización con personas de otros ejidos ya que eran muy escasas las oportunidades para interactuar, salvo algunas fiestas, jornadas de salud o días de votaciones; lo común era que cada 15 días se realizara un viaje a la cabecera municipal el día domingo para dotarse de despensa, vestuario o pasear. Algunos consideran a la CRS como “lugar dormitorio” porque solo la utilizan para dormir, puesto que el trabajo está en sus ejidos; otros permanecen por la cercanía al centro educativo y de salud; para otros representa un gran cambio en su forma de vida, también la oportunidad de tener una vivienda propia, para muchos de gran valor, quienes aseguran que no la venderían o abandonarían.
Un cambio importante de los habitantes de la CRS fue la dieta alimentaria y las actividades cotidianas. A su alcance ya no estaba la milpa, por ello, empezaron a sembrar en los terrenos que hacen parte de las hectáreas adquiridas como zona de reserva. En este proceso, se manifestaron sentimientos de egoísmo al querer posesionarse de una gran cantidad de tierra, pero también de compañerismo al realizar esta labor apoyándose unos a otros. La CRS tuvo su propio presupuesto y dependía del IPCR mientras duró el gobierno que la construyó; hoy en día es una localidad que depende del Municipio de Ostuacán.
3. Funcionamiento de los proyectos productivos y comerciales
Los habitantes hablan sobre los proyectos productivos y comerciales, los cuales son parte de la propuesta de la CRS y fueron creados para: “Garantizar los espacios para el desarrollo de actividades comerciales, turísticas y prestación de servicios que permitan el crecimiento de la economía regional” (CEDES 2008, 67). El siguiente cuadro resume los equipamientos construidos en la CRS y su funcionamiento actual:
Sobre estos equipamientos se exponen vivencias y opiniones:
Mucha de la gente en esa época fue como un sueño, como algo que le vino de sorpresa, nada más lo vemos en el asunto en los Súper Chiapas, eran cinco Súper Chiapas, de los cinco, uno solamente se administra bien, le va bien tal vez porque está en buen lugar o no sé, tal vez porque era comerciante o tenía conocimiento […] en el caso de aquí se lo dan a un campesino que puede saber qué es administrar un centro comercial […] lo dejaron adaptado con su computadora, en eso bueno será que le da miedo tocarlo no sabía que, no fue tan fácil. En todo negocio hay que reinvertirle, en el caso de los compañeros no supieron, les dieron un capital, pero ya se comieron la ganancia con todo y capital de la casa (entrevista a Francisco, ejido Muspac, 2016, 47 años).
Con respecto a los proyectos productivos y comerciales, tienen muy diversas opiniones, pero un gran porcentaje de la población hace referencia a la “falta de empleo”:
Pues yo percibo que no hemos avanzado mucho con respecto a lo que es el desarrollo, con respecto a los empleos y todo eso casi no, mucha gente se ha salido porque se van a otros lados a trabajar porque no hay aquí empleo y si le preguntas a quien le preguntes, te va a decir lo mismo (entrevista a Samuel, ejido Juan de Grijalva, 2016, 50 años).
La falta de oferta de empleo ha sido uno de los factores más importantes para la producción y reproducción de la pobreza en la CRS, lo que se ve representado en las dificultades para cubrir las necesidades básicas. Esta situación repercute en la comunidad ya que, al no haber una capacidad de compra hacia el comercio existente, tampoco existe prosperidad para quienes ofrecen productos.
Durante el trabajo de campo, se encontró que las instalaciones de la posada están en mal estado: goteras, humedad, falta de renovación y/o arreglo de elementos constructivos y del servicio como sábanas, almohadas, muebles, entre otros. Desde su inauguración, no se ha realizado ningún tipo de inversión ya que sus administradoras expresan que no han tenido la posibilidad económica para hacerlo ni tampoco han recibido apoyo del gobierno. Acerca de los invernaderos, se puede afirmar que únicamente hay uno en funcionamiento a cargo de una persona, quien contrata a otros para el trabajo que se requiere. Esta persona ha permanecido desde que se iniciaron los proyectos productivos; por esta razón expresa que:
Los invernaderos quizá no estábamos adaptados a ese tipo de trabajo […] Yo lo ejercí un poco […] El gobierno hizo las instalaciones, las dejó en condiciones y sí hubo producción pero donde se vendía, tener un invernadero que produzca que no se lo venden, que lo paguen a bajo precio, usted qué hace pues; ocho invernaderos cuando estuvo el gobierno que lo administraba iba regular iba bien apenas lo soltó […] a veces la misma gente que trabaja no lo trabaja bien (entrevista a Guadalupe, ejido Salomón González Blanco, 2016, 43 años).
En cuanto a la procesadora de lácteos, un hombre narró que después que terminó el gobierno de Juan Sabines, ya no hubo ninguna posibilidad de seguir con el proyecto, que la realidad era que todo era un montaje porque nunca les enseñaron a hacer quesos; cuando había que mostrar resultados, los técnicos los elaboraban, había una buena producción, pero nunca pudieron comercializar, entonces lo tenían que tirar a las afueras de la CRS porque no se les permitía sacarlo para consumirlo o venderlo por cuenta propia:
El queso no lo daban […] ahí lo íbamos a tirar a ese barranco […] se aparentaba de que, si se producía, como no ayudaron a conseguir un comprador entonces no había otra opción […] duró un año ese negocio así (entrevista a Antonio, ejido Sayula, 2016, 50 años).
Llegamos a botar costaladas de queso porque no se vendía […] se compraban litros de leche (entrevista a Mercedes, ejido Sayula, 2016, 32 años).
Aunado a los inconvenientes que relatan los socios de la quesería, las máquinas se dañaron y decidieron vender uno de los vehículos y repartir el dinero entre ellos. Otro camión permanece estacionado en una de las viviendas de los socios del proyecto productivo “Planta procesadora de lácteos. ¡Quesos no palabras!”
La herrería es otro de los proyectos que ha permanecido en funcionamiento; del equipo original, solo permanece una persona que además de este oficio tiene otro trabajo. Actualmente tiene un socio quien es el que mantiene abierto el local. Relata sus circunstancias de vida:
Yo llegué cuando ellos ya tenían el taller y estaban iniciando a hacer las puertas y ventanas aquí de las casitas, entonces ya me quedé aquí trabajando desde el comienzo desde cuando empezaron a hacer las puertas de las casitas […] El taller nunca ha estado cerrado, siempre, poco, porque el pedido de unas puertas o ventanas, luego lo llevan, no permanece mucha chamba aquí porque es poca la chamba que hay, pero ahora sí aquí estamos aguantando. Pues la verdad yo diría que no me siento tan bien al no tener nada que hacer, al no tener trabajito, mejor aquí trabajo yo […] El taller es del otro señor, nada más que cuando él sale, yo me quedo solo, él sí está desde un principio (entrevista a Samuel, ejido Juan de Grijalva, 2016, 25 años).
Los habitantes mencionan que los funcionarios de gobierno han realizado reuniones para reactivar la ensambladora, pero no han llegado a ningún acuerdo. Ocurre que aunque los habitantes de la CRS apoyan la reactivación, exponen condiciones como es el mantenimiento de la nómina de empleados y cargos que existían antes del cierre, argumentan que ya lo habían ganado; por su parte, desde la inversión privada se afirma que se traerá a sus propios empleados para la parte administrativa y se escogerá a los empleados según su capacidad, argumentos que no son satisfactorios para los habitantes de la CRS.
La granja avícola ya no funciona como proyecto colectivo, el hijo de una de las socias se apropió de la infraestructura como fuente de trabajo y vivienda. Esta situación se produjo porque su mamá perdió la casa a causa de adquirir una deuda con el Banco Compartamos, entidad con la cual varios habitantes perdieron la vivienda debido a que no pudieron pagar el préstamo y tuvieron que irse a otros lugares; la mujer ahora vive en la casa de su hija. Una de las socias explica lo que sucedía:
No había ganancia, lo que se vendía el huevo se juntaba el dinero para comprar el alimento y como que ahí no había mucha producción, a veces había poco y a veces no daba para sustentar las gallinas pa’ comprar el alimento y mejor decidimos terminar (entrevista a María, ejido Playa Larga, 2016, 30 años).
Estas situaciones evidencian la reproducción de la pobreza. A raíz del endeudamiento con una entidad prestamista, ya sea porque no es posible para las personas cubrir los gastos básicos de su vida cotidiana o porque hay un consumo superfluo y facilidades de tener un crédito, pero dificultades para pagarlo.
La carpintería, por su parte, es el proyecto comercial que se ha mantenido y ha aumentado tanto su capacidad productiva como la cantidad de personas trabajando en él. Actualmente cuenta con un local en el corredor comercial donde se exhiben y venden diseños. Además, se trabaja por encargo para personas que vienen de diversos lugares cercanos como Ostuacán, Xochimilco y a los mismos habitantes de la CRS.
4. Transformaciones de los habitantes durante los procesos de territorialización
Existen dos tipos de transformaciones importantes en las personas. Una está relacionada con el aspecto psicológico, con la carga emocional que conlleva la reubicación y otra con el aspecto físico debido a los cambios territoriales que conllevan diferentes desplazamientos, manejo de otros tiempos, el uso y adaptación a la nueva vivienda, aspectos que se relacionan directamente con el cuerpo. Muchos lo expresan en sus relatos, como lo hace una habitante proveniente del ejido La Laja a quien no le otorgaron vivienda en la CRS, pero la adquirió en 2011 pagando 50 mil pesos. Narra que ha tenido problemas para adaptarse porque ha estado enferma y por la convivencia difícil con los demás habitantes:
Con todos no muy poco, me tienen envidia y empiezan a echarme, le digo yo he sido buenamente […] donde quiera que he estado he tenido un negocito y ya como la gente a veces le agarra la confianza a uno, gente que se gasta el sueldo cuando vienen a ver si les hago. Me dan para 15 días, pasan los 15 días que no me dieron, no me pagaron y uno se va confiando cuando va a ver ya tienen una gran cantidad […] He tenido más problemas con mujeres porque son las que vienen a poner la cara (entrevista a Lucrecia, ejido La Laja, 2016, 45 años).
Las conversaciones y respuestas de los habitantes poseen una fuerte carga hacia sus sentimientos de incertidumbre en cuanto a la adquisición de dinero, lo cual está ligado con la seguridad alimentaria, la transformación de la casa a su gusto, el futuro de sus hijos y la posibilidad de tener un trabajo adecuado que satisfaga las necesidades que la CRS les exige. La situación de pobreza se ve representada en la dificultad de las familias y/o personas en la adquisición de elementos básicos para sobrevivir, en el endeudamiento para conseguirlos, afectando especialmente a las mujeres, quienes dan el sustento diario a sus hijos y a estos porque están vulnerables ante cualquier situación.
En los mapas 1 y 2 se muestra la actividad comercial en la CRS; con color fucsia se muestra los diferentes negocios en 2011 y con color rojo los de 2016, estos corresponden a venta de pollo, paletas, chicharrines, agua, refresco, bolis, tacos, hielo, arreglo de calzado, peluquería, tiendas de abarrotes, entre otras que los habitantes han adaptado en sus viviendas como medio de subsistencia. Las figuras muestran que la actividad comercial disminuyó, pues en un principio muchos habitantes optaron por este tipo de comercio como opción para tener ingresos, a algunos les dio resultado y se han fortalecido, pero un gran porcentaje desistió.
El cambio más fuerte es la preocupación por tener un empleo que les permita vivir en la CRS. Actualmente la única fuente de ingreso para muchas personas es una empresa estadounidense que comercia con pescado. Los habitantes de la CRS que trabajan allí cuentan con una ruta que la empresa dispone para transportarlos a su sitio de trabajo y los regresa a casa. Para muchos, es una gran oportunidad:
Aquí el único sostén que hay es que hay un grupo como de que oscila entre los 80 o 100 que están trabajando con los gringos esos de acuagranja, en los pescaditos que se llaman, esos son los únicos pues que están ganando, pues otros se van a Playa del Carmen a Cancún a buscar trabajo, dejan a su familia aquí y les mandan el dinero, hay muchos así (entrevista a Andrés, ejido Juan de Grijalva, 2016, 65 años).
La búsqueda de empleo es una prioridad, pero permanece el descontento sobre el dinero obtenido en la mayoría de trabajos:
Pues no es suficiente lo que se trabaja y se gana para vivir adecuadamente en la CRS. Se necesita más dinero ya que son muchas las necesidades que surgen; si se tienen hijos estudiando es normal que deben trasladarse a Ostuacán para hacer tareas o comprar elementos necesarios para el colegio, ya que en la CRS es normal que no haya internet y no existe un comercio abundante (entrevista a Rafael, ejido Salomón González Blanco, 2016, 34 años).
Se permanece en la CRS porque el imaginario de la mayoría de familias es que la educación dará las oportunidades a sus hijos para progresar; por tal razón, los padres hacen todo lo posible para que sus hijos reciban educación.
Quienes han optado por regresar a su ejido, lo deben en gran parte a que no han encontrado un empleo: si lo encuentran, este no es adecuado para poder sustentarse económicamente. Por otra parte, los proyectos que han emprendido no han funcionado; sumado a esto, tampoco han podido trabajar sus tierras porque llegar a ellas implica varias horas de camino y sus condiciones económicas no permiten tener facilidad para viajar diariamente tanto por tiempo, distancia y economía.
Hay niños y niñas que permanecen en sus ejidos y no tienen acceso a la educación debido a que no pueden pagar transporte para trasladarse diariamente a la CRS porque la escuela que tenían en su ejido está cerrada, así como el centro de salud. Una familia que quiere permanecer trabajando la tierra en su ejido no tiene los servicios de salud y educación que tenían antes, pues las instalaciones fueron cerradas y abandonadas. Por el contrario, en la CRS el Centro de Educación Básica Fundación Bancomer Gobierno de Chiapas (CEBECH) y el centro de salud son los equipamientos más importantes; puede afirmarse que son el corazón que da vida y la razón para que la población la habite.
Unos se han ido pero nuevos habitantes han llegado a la CRS procedentes de Ostuacán, Nuevo Xochimilco, Herradura, Jitotol, Catedral, Pichucalco y del estado de Tabasco Villahermosa y Huimanguillo, como también ejidatarios que no fueron beneficiarios, pero han sido atraídos por la posibilidad de adquirir una vivienda económica en comparación con otros territorios. Otro aspecto que motiva la llegada de nuevos habitantes son los servicios de salud y educación. Estas personas han podido acceder a la compra de una vivienda pagando de 40 mil hasta 120 mil pesos mexicanos, cantidad relativamente poca para el costo de una vivienda. Además, que poseen otras condiciones favorables como son tener empleo o tierras para trabajo a las que pueden acceder fácilmente.
Para algunas personas, aumentaron los esfuerzos para obtener beneficios alimentarios, económicos, educativos, de salud, empleo, entre otros. Esta situación les representa pobreza porque ahora tienen que dedicar más tiempo y dinero para obtener en la CRS lo que antes tenían en sus territorios de origen.
Las mujeres son quienes permanecen la mayor parte del tiempo en la vivienda. Al entablar una conversación sobre su vida cotidiana en la CRS, expresan: “No ha cambiado, hago lo mismo que hacía en el ejido, solo que ahora es acá” (entrevista a Rosa, ejido Playa Larga, 2016, 24 años), sus actividades son propias de una ama de casa tales como cuidar a su esposo e hijos, cocinar, lavar y demás quehaceres del hogar; otras por su parte expresan que se dedican a actividades del campo y ahora que están lejos de él, son amas de casa y no han regresado a sus ejidos. Las opiniones están divididas: algunas dicen que en un principio lo extrañaron, pero ahora expresan que ya están acostumbradas a su vida en la CRS; otras no renuncian a la idea de regresar pero su familia y en especial sus hijos no quieren. Para otras aumentó el trabajo porque ahora tienen un empleo y además tienen que realizar las actividades como amas de casa y otro porcentaje dice que es más fácil vivir en la CRS porque ya pueden comprar la tortilla, las calles están pavimentadas, tiene el centro de salud y la escuela cerca, así como las tiendas de abarrotes.
En los jóvenes, se produce un gran cambio en sus gustos y formas de comportamiento. En primer lugar, es importante destacar que el amor por la tierra ha cambiado; su prioridad ya no es regresar al ejido o tener una tierra para trabajarla, manifiestan que al terminar sus estudios piensan irse de la CRS para seguir estudiando o encontrar un trabajo que les permita vivir bien.
5. La religión en los procesos de territorialización
Sobre la permanencia en la casa de la CRS, los hombres no son habitantes permanentes en las horas de la mañana porque están en el trabajo o están resolviendo diversos asuntos. Llegan a su casa a la hora de la comida y duermen allí, otros viajan para trabajar en las tierras del ejido y permanecen allí toda la semana, solo habitan en la CRS los fines de semana. Un habitante de la CRS y que asiste a la iglesia adventista relata que:
Si porque allá si querían tomarse una cerveza, una copa de aguardiente, se tenían que venir para acá, era más difícil, lo pensaban más y sí llegaron a haber ventas allá pero no ventas que digamos les va a tardar más de dos meses se les acababa, ya se lo tomaban hasta cuando volvían ya a comprar y el que venía tenía sus dos tres las guardaba y ya se las tomaba, pero aquí ya no ya vienen aquí. Antes no eran así, antes no tenían ese acceso y desgraciadamente todos los seres humanos nosotros somos así, somos pocos los que valoramos el trabajo, el esfuerzo, la dedicación lo que tú les pones o te dan un empleo que gracias a Dios lo tenga y que sabes que cuesta, lo valoras y vas ahorrando y lo vas a dejar para tu familia pero la mayoría […] vamos a suponer un ejemplo de 100 gentes, 30 serán los que son responsables y 70% ya cuando llegan a pasan la quincena andan pidiendo fiado en las tiendas, andan prestando dinero, su quincena ya la gastaron en puro vicio y la familia pues cómo vivir, entonces así somos desgraciadamente (entrevista a Andrés, ejido Juan de Grijalva, 2016, 65 años).
Tradicionalmente se profesa la religión adventista en Juan de Grijalva, poblado que sufrió el deslave y tuvo pérdidas físicas y humanas. La gran mayoría de la población fue reubicada en la CRS, la cual fue dotada con un templo adventista en la parte sur. Desde los comienzos de su vida en la CRS, sus habitantes procuraron arreglar sus viviendas y transformarlas para su comodidad, también tuvieron la ventaja de ser quienes escogieron el lugar de ubicación del proyecto, por lo cual, aunque debieron cambiar aspectos de su vida cotidiana como horarios, traslados y actividades pudieron seguir trabajando en sus tierras; es notorio que muchos hayan prosperado por esta razón. Los pobladores originarios de este ejido además han sobresalido en la CRS, tanto en la política porque los agentes municipales han sido de este ejido, así como los líderes de la comunidad quienes también son los pastores del templo adventista. Por otra parte, las actividades deportivas también son parte de las iniciativas de esta comunidad, ya que se organizan encuentros y campeonatos deportivos tanto de béisbol, fútbol y baloncesto.
La presencia y el liderazgo de los dirigentes del templo adventista en la CRS han propiciado el aumento de sus miembros, a diferencia de las prácticas católicas las cuales se limitan a una misa cada 15 días ya que el sacerdote reside en Ostuacán. Vivir en la CRS conlleva cambios que, en muchas ocasiones, pueden ser difíciles, por lo que muchos habitantes han encontrado apoyo espiritual en los dirigentes adventistas para afrontar las situaciones que en la CRS se les han presentado. Para muchos, el cambio de territorio ha ido de la mano de una transformación social y la búsqueda de un estilo urbano donde el capitalismo es el protagonista:
El miembro, para demostrar su valor en ese círculo, debía probar reiteradamente que poseía esas cualidades. Estas le eran infundidas constantemente. Efectivamente, lo mismo que su beatitud en el más allá, toda su vida social en este mundo dependía de que se “probara” a sí mismo. En cambio, la confesión católica de pecados fue una manera de olvidar al creyente de la presión interna a que estaba continuamente sometido el comportamiento del miembro de la secta (Weber 1999, 118).
La reubicación a la CRS ha implicado un ajuste interno en los modos de conducirse en la vida puesto que ha transformado la libertad de una construcción integral de la personalidad en un estilo de vida de deseo y necesidad. A pesar de tener más acceso a la tecnología, medios de comunicación y los servicios que el programa de CRS prometía como solución a la pobreza, paralelo a esto crecen las expectativas de tener más de todo. El común denominador es que son consumidores, el deseo de adquirir crece y de mejorar las condiciones de vida, lo cual no ha sido cumplido, aumentando las frustraciones.
Lo que nos caracterizaba era solamente la religión, Salomón González católico Sayula también católico hay una iglesia adventista, pero son pocos. Ya no hicieron la iglesia pentecostés, esos terrenos los están pidiendo el grupo que va para allá […] lo que distinguía en la religión y el modo de expresarnos nosotros porque son mal hablados, toman, fuman, nosotros no, no malgastan su dinero (entrevista a Andrés, ejido Juan de Grijalva, 2016, 65 años).
Existen nuevas construcciones destinadas a las prácticas religiosas del templo adventista y pentecostés. Ambos grupos de creyentes solicitaron al IPCR un apoyo para que les fuera otorgado un terreno para construir lugares de oración y a ambos se los concedieron. El proceso de reterritorialización es claro, los practicantes están en aumento y esta actividad es parte importante en la vida cotidiana de los habitantes.
Estas comunidades, debido a la situación que sufrieron por el deslave y el peligro de que ocurriera otro evento, han tenido miedo a enfrentar la realidad de lo que ocurre y el interés del estado por su territorio, han optado por ser beneficiarias y aceptar lo que el gobierno les otorgue ya que, para muchos, es un privilegio ser propietarios de una vivienda que antes no tenían; ahora lo que esperan es que el gobierno les otorgue un buen empleo.
6. Los procesos de territorialización en la vivienda
La intervención más común en toda la CRS es la construcción de una cocina. El modelo original proponía que se utilizara en la cocina la estufa Patzari, de alta eficiencia, para el ahorro de energía y “con la idea de generar la cultura del cultivo de leña y/o la integración paulatina del consumo de gas a la comunidad” (CEDES 2008, 58). La estufa propuesta actualmente no es utilizada. La gran mayoría adecuó un fogón y/o construyeron una nueva cocina.
Se construye un fogón similar al que tenían en sus ejidos porque afirman que les gusta cocinar con leña por el sabor que imprime a los alimentos. Sin embargo, son conscientes de que para su salud no es recomendable: “Mi comida no sabe igual si no es cocinada con leña, aunque el médico nos prohíbe […] mi estufita la tengo adentro pero casi no la uso […] ahí está” (entrevista a Rosa, ejido Salomón González Blanco, 65 años). Según el director del centro de salud:
La mayor problemática son las infecciones respiratorias agudas, puede deberse al clima tan húmedo que hay aquí, aunque no es frío es muy húmedo y hay cambios muy repentinos de temperatura y afecta mucho lo que son las vías respiratorias, pero también puede deberse al uso de la leña por estar respirando el humo. Niegan cocinar con leña las veces que los visitamos porque se supone que les dieron su cocinita (entrevista a director del centro de salud de la CRS Nuevo Juan del Grijalva, 21 de julio de 2016).
La construcción de la cocina, dormitorios u otra unidad habitacional hacen parte de las ampliaciones realizadas a las viviendas. En los mapas se observan las ampliaciones en 2011 y 2016, se aprecia un aumento y también es muestra de un proceso de territorialización en la vivienda en el transcurso del tiempo.
Los que resolvieron quedarse en la CRS experimentaron un proceso de apropiación de la vivienda que fue evidente con las modificaciones realizadas, lo cual originó un sentimiento de pertenencia:
Porque por ejemplo si, platicando nosotros no decidimos dejar la casa rosada digamos nos vamos a ir a vivir a la parcelita no es grande es pequeñita, por lo mismo algunos se van pues nosotros también no pensamos tampoco abandonar la casa porque ya lo sentimos propio de ella porque ya es de nosotros, ya lo estamos viviendo, ya no es lícito que lo dejemos tirado y venga otro o no sé. Yo claro a decir verdad porque fue una ayuda que nos dieron (entrevista a Clemente, ejido Juan de Grijalva, 2016, 28 años).
El proceso de apropiación también se evidencia en las actividades diarias de los habitantes, ya sean producto de la costumbre o generadas por las nuevas condiciones de vida. Ocurre que las personas deben responder a las circunstancias que la reubicación les presenta y sobre todo a las actividades económicas o de otro tipo que deben realizar para lograr su permanencia y sustentabilidad, implicando aumento en su carga de trabajo, separación de su familia o adaptación a trabajos y/o tiempos a los que no estaban acostumbrados.
7. Conclusiones
Este documento muestra la experiencia de cómo la CRS no ha sido una solución para disminuir la pobreza, por el contrario, las personas han tenido que afrontar dificultades como desempleo, inestabilidad, escasas posibilidades de mejorar sus condiciones de vida y desilusión con respecto a las expectativas que tenían de esta política pública.
El colegio y el centro de salud son los servicios que los habitantes valoran y son el principal motivo para permanecer en la CRS. Desafortunadamente para quienes se quedaron en los ejidos y no tienen la posibilidad de traslado a la CRS no hay acceso a estos, aumentando así su pobreza y disminuyendo sus posibilidades de bienestar.
Existe un constante proceso de desterritorialización y reterritorialización en la vida cotidiana de los habitantes porque han tenido que adaptarse a la CRS y lo que ha implicado vivir en ella. Las viviendas son una muestra de estos procesos porque permiten analizar la adaptación de una vivienda que no cumple sus expectativas y las modificaciones para hacerla propia, así como el abandono de su territorio de origen que está ligado con la reubicación y lo que implican los cambios y las situaciones para sustentarse económicamente.
Los proyectos productivos y comerciales no lograron ser el sustento económico de las poblaciones, estos planteamientos caben dentro de una lógica institucional, pero al momento de llevarlos a cabo, el elemento más importante, en este caso la población y su territorio, nunca fue tenida en cuenta para la planeación. La razón es que estos proyectos no siguen la lógica de la producción campesina y no procuran su participación en la formulación de las propuestas.
Existe un desconocimiento por parte del gobierno y sus funcionarios sobre el territorio y su población; proyectos como el de las CRS evidencia esta situación. Además, en su diseño y planeación no hubo participación de la población evidenciando un desinterés por conocer las necesidades y formas de vidas de las personas de un territorio determinado.
Es importante hacer un seguimiento a lo que se ha ejecutado y analizar si realmente ha logrado erradicar la pobreza. Si las políticas públicas se convierten en un medio para transformar a la sociedad, debe existir participación de ésta y compromiso por parte de quienes planean, diseñan y ejecutan de hacerla partícipe para que las buenas intenciones no se queden en el discurso sino que puedan convertirse en realidad.