De acuerdo con el Registro Estadístico de Recursos y Actividades de Salud de abril 2022, en el país la tasa de médicos es de 23,3 por cada 10.000 habitantes, por arriba de la media recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), contabilizando un total de 40.230 médicos en el Ecuador ⁽¹⁾. Sin embargo, de ese total, menos de la mitad corresponde a especialistas ⁽²⁾.

Y es que, no siempre más es mejor. En salud, tener personal altamente calificado, como el caso de los especialistas/subespecialistas en medicina, es lo que precisamente fortalece el sistema, permite tomar adecuadas decisiones con los pacientes, y además optimiza el manejo de recursos, especialmente el económico.

En países como España o Inglaterra es impensable terminar la carrera de medicina y empezar el ejercicio profesional sin haber realizado una especialidad. Precisamente en esos países, el número de plazas ofertadas para formación de especialistas es casi equivalente, y a veces mayor, al número de graduados en las escuelas de medicina. Por poner un ejemplo, en España en 2021 se graduaron 6.718 médicos, y ese mismo año hubo 7.989 plazas formativas de Médico Interno Residente ⁽³⁾. La realidad de Ecuador es abismalmente la contraria. En los últimos años, la carrera de medicina ha pasado a ser la segunda con mayor número de títulos registrados, solo después de Administración de Empresas ⁽⁴⁾. Este sobrecrecimiento de medicina en todas las universidades públicas y privadas del país es lo que ha permitido que superemos la media recomendada por la OMS, y a la larga incluso podría llegar a generar una sobreoferta de médicos generales en desempleo.

Pese a esto, para la apertura de un programa formativo de especialidad médica, como puede ser Neurología o Psiquiatría, es necesario cumplir una serie de requisitos académicos-financieros-administrativos por parte de las instituciones de educación superior y las sedes hospitalarias, que posteriormente son revisados por el Consejo de Educación Superior (CES) quien aprueba y emite el número de registro correspondiente. Sin duda, existe una sobrerregulación burocrática en relación con la información que se debe presentar. Por ejemplo, en todos los casos se exige un informe de pertinencia. Es de sobra conocido que existe un déficit de prácticamente todas las especialidades médicas en el país. El Ministerio de Salud Pública (MSP), a través de su dirección de normatización, en su momento ha realizado estudios de brechas, y en algunos casos, como el de Anestesiología, existe un déficit de más de 700 especialistas en el país ⁽⁵⁾. La Asociación de Facultades Ecuatorianas de Ciencias médicas y de la salud (AFEME) presentó este año el libro “La Oferta y la Demanda de Médicos en el Ecuador 2016-2030”, en el que se expone que para las especialidades médicas existe un déficit de 9.063 especialistas ⁽⁶⁾. Estos mismos autores consideran que la tasa de especialistas (incluyendo especialidades quirúrgicas, atención primaria, etc) es de -44%, siendo de -56% en las especialidades médicas ⁽⁶⁾. Finalmente, en esta misma revista, Wong-Ayoub y colaboradores publicaron hace escasos meses un análisis transversal sobre la disponibilidad de Psiquiatras en el Sistema de Salud Público, y Programas de Residencia en Psiquiatría del Ecuador. El resultado fue doloroso: apenas existen 138 psiquiatras en el país, la mayoría en Pichincha y Guayas, y estamos muy por debajo de la relación ideal establecida para suplir la demanda de psiquiatras eficientemente (1747, aproximadamente). Además, es notable la escasez de posgrados para la especialidad ⁽⁷⁾.

Es hora de que se facilite la apertura de posgrados médicos en el país. Es hora de simplificar procesos y enfocarnos en lo que realmente importa: asegurar una formación competente de los médicos, alejada de la burocracia, la mediocridad y el simplismo, que verdaderamente aporte los mejores cuidados para los pacientes y sus familias, y sume al fortalecimiento de la salud del país.