1. Introducción
El estudio del aprendizaje vicario contribuye a comprender de mejor manera el por qué ciertas conductas se presentan con mayor frecuencia en el entorno educativo, ya que cada vez más, los infantes desde sus primeros años de vida asisten a centros infantiles. El desconocimiento sobre formas de aprendizaje de las conductas que no sean biológicas, nos permite incidir de forma positiva en cambios que se pueden operar en estas. El aprendizaje vicario, al mostrar que la mayoría de los aprendizajes adquiridos se realiza por medio de la observación de diferentes conductas de sus compañeros/as, de su hogar o incluso por medio de programas televisivos, videos o sitios de internet, es una opción que contribuye a comprender la influencia que tienen sus pares y la sociedad en conjunto con respecto a los comportamientos o conductas en la socialización.
El aprendizaje vicario permite procesar la información sobre la adquisición de conductas que una persona observó en su entorno inmediato, Estas conductas se asimilan previamente y por imitación simbólica pasan a ser como una especie de guía en diferentes momentos y espacios. Por ello, el aprendizaje vicario tiene la necesidad de procesar el conocimiento adquirido mediante la interacción social a partir de los procesos de mediación, es decir, atención, retención, reproducción y motivación, pues son funcionalidades mentales que ayudan a recoger, guardar, retener y reproducir la información de manera casi exacta. Además, estas funciones intervienen en el avance del aprendizaje dependiendo el refuerzo positivo o negativo que reciba para establecer si la conducta visualizada es adquirida o no.
2. Revisión conceptual
Investigaciones sobre el aprendizaje vicario o también denominado aprendizaje por observación, se han realizado desde la pedagogía y la psicología: Reta y Ballesteros (2018) analizan varias estrategias de aprendizaje para implementar en preescolar y básica por medio de la conducta observada entre pares, generando así que los infantes desarrollen el aprendizaje vicario en relación con sus acciones y toma de decisiones que involucra la inserción educativa.
Acosta y Alsina (2022) proponen la enseñanza de patrones mediante la observación y su influencia en el aprendizaje de infantes de cuatro a seis años. Además, trabajaron en situaciones reales para reproducir lo evidenciado y con contextos gráficos que llame la atención del niño. De esta manera tuvieron como resultado que el aprendizaje fue más significativo al realizar situaciones reales frente a los recursos gráficos presentados.
Torres (2021) analiza el aprendizaje vicario o social en la etapa del niño desde el nacimiento hasta los tres años de vida, ya que los infantes desde muy pequeños aprenden observando la conducta de un determinando modelo social. La autora desea implementar la noción de aprendizaje en el proyecto educativo y pedagógico en La Bretaña, Francia, con la finalidad de que los pequeños tengan libre exploración según sus requerimientos y necesidades.
Rodríguez y Cantero (2020) abordan la teoría cognitiva social de Albert Bandura sobre el aprendizaje vicario dentro del espacio educativo. Además, parte con el experimento del muñeco Bobo realizado en 1961 con el objetivo de demostrar el aprendizaje vicario. Para iniciar con el experimento expusieron al primer grupo de niños y niñas a observar agresiones físicas y verbales por parte de un adulto hacia el muñeco Bobo, el segundo grupo de niños y niñas no observaron nada. Posteriormente, el primer grupo se dirigió a una habitación donde se encontraba el muñeco Bobo y se comportaron de igual forma como lo habían observado del adulto, mientras que el segundo grupo manifestó una conducta aceptable.
Mesa (2018) considera que diversas conductas se van implementando de acuerdo con lo evidenciado en su entorno y sugiere varias tácticas que posibiliten aproximarse a diferentes desórdenes emocionales o de personalidad con la finalidad de desarrollar patrones de vínculo emotivo. Además, la autora presenta el modelo cognitivo-conductual de intervención que es usado por un psicólogo infantil con el propósito de que el infante asimile los conocimientos mediante resultados inmediatos y a través del aprendizaje vicario.
Zurita (2018) examina el uso o manejo de los conocimientos por imitación relacionado con el desarrollo del reconocimiento de roles en los infantes de cuatro años. Además, la adquisición de nuevas conductas por medio del aprendizaje por imitación y observación que se da de forma inmediata. Mediante la identificación de roles en los niños/as busca aumentar y fortalecer sus capacidades. Este aprendizaje, desde el punto de vista educativo, es una manera de
Adquirir nuevas conductas en diferentes etapas de la vida del ser humano que se encuentra abierto a incomparables acontecimientos sin recompensas o miedos a posibles castigos, todo se da mediante la observación voluntaria con la finalidad de reproducirlo en un futuro como habilidad propia. (p. 20)
López et al. (2012) abordan el tema considerando a migrantes y nativos relacionados con el acoplamiento de los infantes en el entorno educativo. Este estudio se relaciona entre las prácticas de crianza y los problemas de conducta que se evidencia a lo largo del periodo educativo, en el cual participaron 176 niños de cuatro y cinco años de edad. Mediante el análisis de los resultados se muestra disimilitudes en las prácticas de crianza y los problemas de conducta desarrollada por los niños durante la jornada escolar.
Murillo y Merino (2016) analizan la conducta en el desarrollo integral del niño y lo relacionan con el progreso general del infante, propiciando el mejoramiento de la conducta dentro y fuera del aula. Los niños/as investigados/as demostraron una baja autoestima, déficit de atención, dificultades de adaptación e insuficiente capacitación de las maestras. Los autores de esta investigación buscaron potenciar y alcanzar el progreso total de los párvulos de acuerdo con las etapas correspondientes a la edad y fomentar el desarrollo integral mediante la aplicación de guías estratégicas de conducta adecuadas a la edad de los niños/as.
Illicachy (2017) aborda la discusión sobre las conductas desde una perspectiva muy diferente pues lo hace desde el concepto de poder foucaultiano. Si bien el abordaje es completamente distinto, para la investigación es importante ya que coloca que en muchas escuelas del área indígena de la ciudad de Riobamba utilizan los castigos como formas de conseguir obediencia y que los estudiantes realicen las actividades sin ningún tipo de rechazo. Estas formas de disciplinamiento también son aprendidas ya que los docentes de estas escuelas promueven en los mismos estudiantes que castiguen a sus compañeros y por tanto se convierten en conductas aprendidas.
Los abordajes variados y amplios centran las diferentes aristas de análisis del aprendizaje vicario, de la conducta y los factores que inciden en esta. Sin embargo, en el Ecuador el tema no se relaciona directamente con la conducta y es poco conocido e investigado, más aún en el nivel Inicial. Generalmente, las conductas que los y las pequeñas manifiestan en el espacio escolar las atribuyen a la edad, al género, a la condición socioeconómica o muchas veces como innatas, sin mayores opciones a ser modificadas. Si bien se sabe que muchas de las conductas las aprenden por medio de programas televisivos o a través de internet, las tienden a ver o catalogar como mala influencia, centrándose en el programa como tal y no en el aprendizaje vicario y proceso de mediación. Considerando estos aspectos, la pregunta general que guio la investigación es ¿cómo el aprendizaje vicario contribuye el aparecimiento de diferentes conductas en infantes de Educación Inicial?, y el objetivo general fue analizar los diferentes tipos de conducta que aparecen y se reproducen por medio del aprendizaje vicario en infantes de Educación Inicial.
3. Metodología
En este estudio se utilizó un enfoque cualitativo, que permitió conocer, profundizar e investigar acerca del aprendizaje vicario a través de la observación y recopilación de información sobre las diferentes conductas que manifiestan los sujetos de la educación. Los métodos utilizados fueron tres: el método analítico sintético se usó para la parte teórica al analizar textos encontrados en la base de datos como Scopus, Google Académico Scielo, Microsoft Academic y repositorios digitales que ayudaron a sintetizar minuciosamente conceptos básicos de la investigación. El método etnográfico se utilizó para recopilar información por medio de la observación participante desde el mes de enero hasta julio del 2020 en horario de 7h a 12h30 y así determinar las diversas conductas, enfatizando en las agresivas, que los párvulos manifestaban durante la jornada escolar y como estas se relacionaban con el aprendizaje vicario. Finalmente, para analizar la información se empleó el método hermenéutico porque permitió interpretar los textos e ir relacionando de lo general a lo particular el aprendizaje vicario en el contexto escolar.
Se utilizó dos técnicas: lectura, que ayudó a comprender en profundidad bases conceptuales por medio de autores/as referentes al tema, basándose en fuentes bibliográficas fidedignas, y para la recolección de datos, la observación participante con la intención de registrar información relacionada con el tema. Además, se entrevistó a la docente para conocer su punto de vista sobre los diferentes tipos de conducta observadas durante las actividades pedagógicas. Como instrumento se usó dos: la entrevista y el diario de campo que ayudó a comprender el contexto en el que los infantes están inmersos. La entrevista se aplicó de manera abierta por medio de un diálogo interpersonal, la cual permitió realizar preguntas estructuradas y nuevas interrogantes que iban surgiendo al abordar el tema de investigación con la finalidad de profundizar el tema centrándose en la reproducción de diferentes conductas a través del aprendizaje vicario, estas entrevistas fueron realizadas a dos docentes correspondientes al subnivel 2. El diario de campo (D.C.) permitió recoger y describir a detalle los acontecimientos relevantes evidenciados durante toda la jornada de clase para organizar, analizar e interpretar la información que fue recogida según los tipos de conducta y la relación que existía con el aprendizaje vicario.
3.1 Muestra
La investigación se realizó en una institución educativa privada, situada al norte de la ciudad de Quito. Dicha institución funciona desde hace veinte y cinco años y cuenta con educación inicial, básica y superior. En relación con la Educación Inicial existe dos subniveles: 1 y 2, los cuales trabajaban con una docente titular, una docente auxiliar y la coordinadora pedagógica del área de Inicial. El subnivel 1 está conformado por 18 estudiantes. En cuanto a la población estudiada, estuvo conformada por 19 infantes: diez niñas y nueve niños entre tres a cinco años que cursaban Educación Inicial Subnivel 2 en el año académico 2018-2019 y dos docentes del nivel. El nivel socioeconómico de las familias de los infantes era medio alto. Tres familias del grupo eran extranjeras, se encontraban en el Ecuador por cuestiones de trabajo, el resto eran nacionales. No se tomó una muestra, ya que se trabajó con la totalidad de la población.
4. Resultados
Los resultados de la investigación se presentan en dos momentos: en el primero se muestra mediante una tabla las diferentes conductas que los infantes manifestaban durante el tiempo de la observación. Esta clasificación fue tomada de Castillero (2018) quien afirma que se puede desarrollar diferentes acciones o comportamientos partiendo de varias actividades o situaciones con base en diversos criterios. En el segundo momento, se analiza cómo estas conductas se relacionan con el aprendizaje vicario. Mediante extractos del diario de campo (D.C.) se enfatiza en el tipo de conducta y cómo estas se dan por medio del aprendizaje vicario.
4.1 Tipo de conducta
Durante la investigación se pudo observar diferentes tipos de conductas que los infantes mostraban durante la jornada escolar. Las conductas no eran estáticas, ni siempre fueron las mismas. Sin embargo, la conducta agresiva, 34 % y la adquirida, 34 % se presentaban con mayor frecuencia. Mientras que conductas: pasiva, 4,3 %, conducta voluntaria, 6,4 %, conducta asertiva, 8,5 %, conducta innata 12,8 %.
4.1.1 Conducta pasiva
Conducta pasiva se pudo observar especialmente cuando las docentes utilizan videos para motivar y explicar ciertos temas. En ese momento la mayoría de niños y niñas no se sienten motivados a realizar otra actividad que no sea observar el video. Una ocasión, en una clase de lógica matemática, un niño se levantó de su puesto y trataba de llamar la atención de alguno de sus compañeros para que jueguen con él, pero lo ignoraron. Ante esa actitud el niño se puso a jugar con plastilina. En su rostro se notaba una cierta actitud de sumisión y frustración: si nadie quiere jugar con él, lo hacía solo, sin recurrir a peleas o seguir insistiendo (D.C. 21-10-2019). A pesar de su interés por jugar con sus compañeros, optó por una actividad tranquila y pasiva. De esta manera se demuestra que la conducta pasiva es el cúmulo de comportamientos que van a variar dependiendo las necesidades de su contexto, además, el individuo interrumpe o elimina sus propios intereses (Castillero, 2018).
4.1.2 Conducta asertiva
En el momento de las actividades iniciales es donde se pudo observar mayor cantidad de conductas asertivas. Un día al inicio de la jornada escolar, conforme llegaban los estudiantes, se quedaban de pie y no querían sentarse en sus respectivos puestos para iniciar con la clase. La docente comenzó a contar 1, 2, 3...para que se sienten los niños/as que estaban de pie, pero fueron muy pocos los que se sentaron. Sin embargo, al ver que la mayoría de sus compañeros comenzaban a sentarse, dejaron rápidamente sus mochilas en sus casilleros, se sentaron y continuaron contando con la profe que ya había comenzado con las actividades iniciales (D.C. 06-11-2019). De este modo se desarrolla la conducta asertiva, puesto que aceptan sus límites y presentan habilidades que tienen como objetivo desenvolverse en su entorno e interactuar con los pares (Cuadros, 2018).
4.1.3 Conducta innata
Otro día se observó al momento de finalizar la jornada escolar, cuando la profesora indicó que los niños y niñas que salen por la calle Batallas,1 cojan sus mochilas para bajar y que los demás párvulos se queden en el salón de clase, ya que deben dirigirlos a sus respectivos recorridos. En ese momento un niño se me acercó llorando, me dijo: “profe, tú te vas a quedar porque yo no me quiero quedar aquí, yo quiero ir a mi casa” (D.C. 21-10-2019). De esta manera se pudo observar que la conducta innata, en este caso de miedo e inseguridad, parte de la persona que se manifiesta como un tipo de conducta preestablecida (Castillero, 2018). Es así como el niño demuestra una necesidad biológica afectiva de búsqueda de seguridad como algo innato.
4.1.4 Conducta agresiva
En otra ocasión, al momento de que los estudiantes iban llegando a clases de computación, se sentaron apoyados a la pared mientras la docente cantaba ‘mis deditos’ e iba ubicando a los niños en cada computadora. En ese momento un niño empezó a empujar a su compañero y su compañero le trató de morder la mano mientras la maestra les llamaba, pero no prestaban atención, ya que estaban peleando entre ellos (D.C. 21-10-2019). Así se manifestó conductas agresivas, pues de acuerdo con la investigación de Bandura, se menciona que existe una gran probabilidad de que la conducta agresiva se repita porque aumenta la predisposición agresiva al momento de observarla (García y Ocaña, 2018)
Otro día se observó que los niños salieron a recreo y Nico2 y Alan comenzaron a jugar a los policías, pero le tenían a una niña de los dos brazos y le jalaban de un lado al otro, le empujaron y la niña cayó al suelo, después le comenzaron a presionar la espalda y la niña comenzó a llorar hasta que tuve que retirarles a los niños, ya que la docente no se percató de lo sucedido (D.C. 30-10-2019). De este modo, se demuestra que la conducta agresiva representada por el infante de forma física o verbal es desarrollada con la intención de dominar y alcanzar sus propias necesidades, sin importar el bienestar de los demás (Castillero, 2018).
De acuerdo con Barbero (2018) “la conducta agresiva es inevitable en todos los seres vivos, puesto que dicho comportamiento obedece a uno de los impulsos más primarios, que, además, aparece para asegurar nuestra supervivencia” (p. 41). Además, los niños y niñas manifiestan conductas agresivas por medio del juego, ya que parten de sus impulsos dependiendo el entono o lo que ha causado inconvenientes a sus intereses (Armijos, 2017). Las docentes en cierta medida coinciden con los autores, pero tienen puntos de vista diferentes. La docente 1 mencionó que no existe conducta agresiva en los niños, pero que sí se debe tener cuidado al momento del juego libre, ya que los niños no miden su fuerza y pueden agredir a su compañero sin ninguna intención. Mientras que la Docente 2 expresó que sí existe conducta agresiva más por parte de los niños que de las niñas y estas conductas se presentan con más frecuencia en las horas de clase.
Además, la docente 2 señala que existe un alumno con un nivel de coeficiente intelectual alto, el cual debe adaptarse al nivel y ritmo de aprendizaje de todos sus compañeros, ya que sus padres así lo piden. Sin embargo, el niño se aburre con los temas tratados en clase y demuestra una conducta agresiva ante la falta de atención de alguna docente, argumentando que la conducta agresiva se manifiesta por varios motivos: por sentir frustración al realizar alguna actividad, miedo ante lo desconocido; por falta de atención o porque estos patrones de conducta previamente realizados se van haciendo cada vez más estables (Bouquet et al., 2019).
4.1.5 Conducta adquirida
En uno de los días de clase, mientras los estudiantes iban ingresando al aula, la docente repartía plastilina, rompecabezas, escaleras de plástico o rosetas, Ezequiel3 estaba construyendo aviones con escaleras de plástico y haciéndoles volar, su hermana al verlo también hizo aviones con las escaleras de plástico y comenzó a correr por el aula haciendo volar al avión (D.C. 30-10-2019). Este comportamiento manifiesta que dicha conducta que parte de la propia experiencia, de un ejemplo o de un modelo transmitido de forma directa o indirecta mediante lo observado (Castillero, 2018).
En la entrevista, las docentes 1 y 2 mencionan que la conducta adquirida que los niños y niñas desarrollan puede ser el reflejo de cómo es el ambiente en casa y tratan de expresarlo en el aula de clases, por lo cual se infiere que la conducta de los niños en su gran mayoría puede ser adquirida de familiares o amigos que se encuentran en su entorno cercano o transmitidas por medio de la observación en programas televisivos o videojuegos (Castillero, 2018).
4.1.6 Conducta voluntaria
Un día, al momento de la comida, la docente colocó en las manos de los niños y niñas, gel antibacterial para poder servirse los alimentos. Cuando la docente comenzó a repartir, Joaquín4 se levantó y dijo: “quiero ayudarte a repartir la comida”, entonces la docente le asignó la tarea de ir colocando una cuchara en cada plato y que vaya entregando con cuidado cada plato de comida a sus compañeros (D.C. 06-11-2019). En el acto descrito previamente se afirma dicha conducta al cumplir una acción de manera voluntaria y consciente. Además, deja de lado el bienestar de las demás personas para satisfacer sus propias necesidades (Castillero, 2018).
4.2 Aprendizaje vicario
El aprendizaje vicario significa transportar, pues, una vez obtenida la información de forma simbólica, se transmite diferentes conductas o actitudes del observado al observador. Este tipo de aprendizaje es un procesamiento de indagación acerca de la organización de la conducta y de los sucesos que acontece en el ambiente, por lo que la información se transforma en imitaciones simbólicas que sirve de guía para la ejecución (Bandura,1986). Además, se centra en la observación de diferentes conductas que son tomadas en cuenta por la persona para representar de forma similar, aquí se hace referencia al experimento de Albert Bandura sobre el “muñeco Bobo” (Rodríguez y Cantero, 2020).
El aprendizaje vicario tiene procesos de mediación que influyen en el aprendizaje, los cuales son: atención, retención, reproducción y motivación. Este proceso es necesario y cumplen un papel muy importante, pues ayuda a entender cómo se llega a interiorizar lo observado previamente para que se convierta en aprendizaje significativo. Además, hay que tomar en cuenta que la persona observada debe llamar la atención a los observadores para dicha conducta sea repetida de forma similar (Jara et al., 2018).
En el aprendizaje vicario intervienen tanto el refuerzo positivo como el negativo. El primero tiene el objetivo de ofrecer un estímulo deseable después de realizar una determinada conducta. Por medio de este refuerzo, que se presenta de forma física o verbal y con la demostración de un estímulo, se busca un condicionamiento para que la respuesta emitida logre aumentar la probabilidad de repetirla de manera similar (Megías y Llano, 2019). El refuerzo negativo tiene la finalidad de conseguir que la persona incremente la respuesta de una conducta determinada eliminando el estímulo. Este refuerzo es negativo, ya que no se toma en cuenta alguna actitud, conducta o lo ignora por completo haciendo que se repita la conducta (Herrera, 2019).
A continuación, lo que se pudo observar durante la investigación:
4.2.1 Procesos de mediación
Se observó aprendizajes de conducta por medio de procesos de mediación cuando los estudiantes regresaron cansados del parque y pidieron agua. Un niño comenzó a jugar con el vaso lleno de agua, pues dos de sus compañeros prestaron atención a lo que realizaba su compañero, posteriormente la conducta observada la reproducen los dos compañeros, teniendo como motivación la risa de todos sus compañeros al verlos como juegan con el vaso de agua (D.C. 30-10-2019).
En otro momento, durante las clases de relación con el medio natural cultural se observó procesos de mediación al momento de que un niño comienza a correr por toda el aula y golpear objetos que encuentra en su camino, tiempo después el niño que observó dicha conducta se levantó de su puesto y realizó lo mismo (D.C. 21-10-2019). En lo descrito previamente se evidencia los cuatro procesos de mediación: atención, retención, reproducción y motivación.
De esta manera los infantes realizan los procesos de mediación reconociendo diferentes roles que sus compañeros reproducen en el espacio educativo, así se va incrementando o reforzando las conductas que fueron imitadas (Zurita, 2018).
4.3 Refuerzo positivo
Durante el recreo, la docente indicó que los que terminan de comer pueden ir al rincón de juegos. En ese momento se observó a Romina dirigirse a las canastas que estaban ordenadas y ella comienza a lanzar las piezas de madera al piso hasta encontrar la que ella quería. La docente observa y al ver que deja todas las piezas regadas en el piso realiza el refuerzo positivo ante su acción (D.C. 21-10-2019).
4.4 Refuerzo negativo
En otra ocasión se observó el refuerzo negativo cuando la docente inició dando clases de relación natural y social y Samuel era el único niño que estaba de pie jugando con sus lentes, yendo a los puestos de sus compañeros, preguntándoles que, si quieren jugar con él, por último, se daba vueltas en el aula jugando con sus lentes. Pese a esto, la docente no dijo nada y continuó con sus clases (D.C. 23-10-2019).
5. Discusión y conclusiones
A lo largo de la investigación fue posible identificar el aprendizaje vicario en los infantes mediante la observación de conductas durante el desarrollo de la jornada de clases, muchas de las cuales son mediadas por su entorno familiar. Por el alcance de la investigación no se pudo determinar si estás están mediadas por programas de televisión o el internet. Durante el tiempo que duró la investigación, las conductas que los infantes representan son variadas y no tienen un patrón determinado. Además, influye el momento, lo que esperan, lo que necesitan los y los pequeños e incluso el espacio donde se desarrolla la jornada escolar en las cuales se presentan dichas conductas. Las conductas asertiva, adquirida, voluntaria, pasiva e innata se evidencian mientras están en clases, en actividades más de tranquilas, mientras que la conducta agresiva en reiteradas ocasiones se pone de manifiesto en espacios libres, relacionadas con el juego o cuando hay cambios de actividad. Sin embargo, dependiendo del tipo de conducta, no siempre tienen un refuerzo positivo o negativo por parte del docente. Otro aspecto que llama la atención es que el tipo de conducta agresiva se presenta en un porcentaje bastante alto que el resto de conductas, junto con la conducta adquirida.
En lo que respecta a los procesos del aprendizaje vicario, se pudo observar que existen procesos que se van desarrollando a través de una suma de respuestas que posibilita recordar y manifestar la acción observada, la cual es catalogada como mediación por medio de: la atención al observar una determinada conducta realizada por otra persona; la retención al asimilar lo observado; la reproducción al ejecutar cualquier conducta evidenciada de forma casi exacta y la motivación al recibir cualquier tipo de estímulo después de realizar lo observado. Además, el tipo de refuerzos positivos influye al momento de realizar una recompensa de forma tangible al dar dulces, juguetes o intangible, como una felicitación por alguna conducta asertiva, también se presenta el refuerzo positivo al corregir la conducta agresiva, siempre dando a notar que sus acciones no fueron correctas. En cambio, los refuerzos negativos se presentan al dejar pasar por alto cualquier manifestación agresiva que desarrolle el infante. Lo interesante y la vez preocupante que se pudo determinar en la investigación es que las maestras intervienen ocasionalmente, ya que perciben a la conducta agresiva desarrollada como una expresión normal de su edad o son reacciones ante situaciones incómodas para él o ella, incluso es simplemente un juego de niños, pues no siempre consideran que algunas conductas son agresivas o en otras ocasiones no perciben que dichas conductas sean manifestadas entre compañeros/as.
Si bien el tema del aprendizaje vicario es amplio e interesante y existen varias investigaciones referentes al tema con relación a otros niveles académicos, puesto que de educación básica casi no se habla, no se toma en cuenta de forma pedagógica o no es un tema enfocado que involucre a la educación inicial pese a que es uno de los primeros acercamientos al ámbito educativo donde el niño o la niña van a desarrollar sus destrezas y potenciar sus habilidades. Por estos motivos, las docentes desconocen del tema y atribuyen que las conductas que los infantes manifiestan se deben a otros factores acordes a su edad en relación con el desarrollo e interacción entre pares, por lo que no intervienen al momento de que los niños y niñas manifiestan conductas agresivas mediante procesos más explícitos de mediación o no siempre existen refuerzos positivos que sean apropiados y puedan dar los resultados esperados.
Es imprescindible que los niños y niñas, al inicio de su etapa escolar, observen diversas conductas, sobre todo positivas en el entono que les rodea, incluido el espacio educativo. La maestra debe jugar un papel importante y de esta forma los pequeños desarrollen conductas observadas que, además, de mejorar su conducta, también les ayude significativamente de forma pedagógica a reconocer, identificar y asimilar mejor los conocimientos adquiridos por medio de la observación y con ayuda de materiales didácticos. Muchas veces se afirma que los infantes se asemejan a una esponja que van absorbiendo todo lo observado de su entorno inmediato, como demostró Albert Bandura en su experimento con el Muñeco Bobo, que toda persona aprende por medio de la observación. Estas observaciones deberían permitir generar conductas amplias y variadas, sobre todo cuando los infantes están en espacios más libres y menos controlados. Otro aspecto a tener en cuenta son los procesos de mediación que la docente debe realizar, fomentando sobre todo refuerzos positivos ante conductas agresivas manifestadas por los infantes que generen dificultad en la interrelación entre pares para que dichas conductas sean modificadas y eliminadas e ir aprendiendo diversas formas de resolver conflictos.